La ubicación de Roma desde el principio propició una situación ideal para
una ciudad, que llegaría a ser la capital de un gran imperio. Los dos primeros grandes pueblos que dominaron este territorio fueron los etruscos por el norte y los griegos por el sur de Italia y en Sicilia. Existió gran influencia de la cultura griega sobre la Etrusca.
Los etruscos ya practicaban un sistema de implantación de nuevas ciudades, sin duda
influenciado por los griegos. En ellas dividían el territorio en grandes manzanas, que median 728 metros por lado llamadas Centurias, ya que estaban destinadas a contener 100 lotes. Los romanos adaptaron también de etruscos y griegos la idea de situar las ciudades en un cruce de vías importantes, norte-sur y este-oeste que llamaron respectivamente cardo y decúmano. La práctica de localizar el foro y los principales edificios también fue heredado de los griegos. Sin embargo los romanos prefirieron las manzanas cuadradas por sobre las rectangulares de los griegos. Todo esto se aplicó muy bien en las colonias romanas. La arquitectura para los romanos, fue un medio de “civilizar” un territorio, de esta forma, además, llevaban consigo la imagen del imperio a todas partes. (Es interesante mencionar que a través del tiempo las diferentes sociedades han utilizado diferentes maneras de “civilizar” un territorio, así por ejemplo, en la colonización española de América, junto con la trama de las ciudades se traía también la religión). Para el imperio era importantísimo llevar este sello romano a todas las conquistas, y para ello era necesario inventar tipologías de edificios, que se pudieran realizar en cualquier parte .Lo que se buscaba en el fondo era tener una imagen homogénea a través de todo el imperio. (Extracto de: KOSTOF, Spiro. Historia de la Arquitectura, tomo I. Editorial Alianza. Madrid, 1996.)
La fundación de ciudades les permitió a los romanos dominar a distintos pueblos,
ofreciéndoles una situación ventajosa: participar del gobierno local, acceder a una red de caminos que unía a todas las ciudades lo que permitía ampliar las perspectivas comerciales, nivel de vida superior, edificio de entretención, etc., en resumen el “Arte de vivir en Ciudad”. Así evitaban el empleo de fuerza militar, mediante esta dominación de tipo “pasivo”, pudiendo enviar a la fuerza militar, las famosas legiones romanas, a las fronteras conflictivas, con el fin de acrecentar el imperio. E cuanto a las vías de circulación, las había de tres tipos, cuyo uso estaba determinado por su ancho:
• Itinera: las más angosta, solo permitía el transito de peatones.
• Actus: de una sola vía, permitía el tránsito solo de un carro. • Viae: la más ancha, permitía el tránsito de dos carros, doble vía. Eran las más inusuales, en la ciudad de Roma solo habían dos, Sacra y Nova, ambas corrían por los costados del foro.