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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA

ASIGNATURA: SOCIOLOGÍA POLÍTICA

EDISSON AGUILAR TORRES

CÓDIGO: 423609

SOCIOLOGÍA POLÍTICA: INTENTO DE UNA DELIMITACIÓN


CONCEPTUAL

La reflexión política ha estado presente en la sociedad occidental desde los


griegos, pasando por la escolástica, los filósofos del “contrato” como
Hobbes y Rousseau, hasta llegar a los teóricos del liberalismo más refinado,
como Stuart Mill, aunque más ligada a la filosofía política, que a una
“ciencia política” propiamente dicha, ahora bien, el afirmar la diferencia
entre estas dos disciplinas nos plantea varias preguntas que son
importantes a nivel teórico y práctico, tales como ¿Qué es lo que diferencia
a la filosofía política de la llamada ciencia política?, ¿Qué tan débiles o
fuertes son las fronteras que las separan? ¿Qué problemas epistemológicos
y metodológicos genera la pretensión de oponerlas de forma radical?
Planteo estas preguntas no por que tenga la intención de responderlas en el
presente ensayo, sino porque tienen conexión directa con el surgimiento de
ese campo heterogéneo de la Sociología Política, en el sentido de que este
se encuentra estrechamente relacionado con el proceso de constitución de
la politología como campo científico autónomo, lo cual, por supuesto, pasa
por todas las problemáticas que implica dicha separación, y a las cuales
hacen referencia las preguntas.

Contrario a lo que podría pensarse, la sociología no siempre ha tenido lo


político como uno de los puntos centrales de su reflexión, esto se encarga
de mostrarlo en una breve pero concisa conferencia, el sociólogo francés
Daniel Pécaut1, al señalar que en sus inicios la sociología vivía bajo una
“negación de lo político”, que ya sea en la forma positivista de gobierno
social de Comte, en las pretensiones de cohesión de la moral social de
Durkheim, o en las explicaciones sistémicas de Parsons y Merton, que
pretenden “definir las conductas con relación a su grado de conformidad
con valores culturales”, se empeña en formular las bases de un orden
social, en el cual lo político, se encuentra excluido; sobre este punto
volveremos más adelante cuando hablemos específicamente de la

1
Sociología y Política. Texto de la Conferencia pronunciada el 17 de noviembre de
1986 por el autor dentro del ciclo "Perspectivas de Análisis Político", organizado por
estudiantes del Departamento de Sociología, de la Universidad Nacional.
“Sociología Política”, ahora bien, ¿Qué entendemos por política y por lo
político? ¿Cuáles son sus diferencias?

Básicamente puede decirse que la política, en su sentido tradicional, hace


referencia a ciertas instituciones, formas de gobierno, mecanismos de
elección, de intermediación (como los partidos), así como en general al
estado y su manejo, ahora bien, hablar de lo político tiene, según Pécaut,
tres proposiciones, con las cuales coincido en buena parte, la primera que
“lo político aparece como el principio de visibilidad que permite descifrar las
divisiones sociales y constituir lo "real" social”(Pécaut; 1986), es decir, que
a diferencia del marxismo, en el cual lo político es un nivel estructural que
se superpone al nivel “real” de lo material/económico, aquí de lo que se
trata es de una visión constructiva, por decirlo de alguna manera, en la que
lo político se presenta como el principio de un “régimen de visibilidad”(el
termino es de Deleuze) que nos permite pensar que existe una sociedad, y
como esta representación de unidad no puede cubrir las divisiones sociales
existentes, siempre habrá conflictos y luchas, pero lo que destaca Pécaut,
es que estas se piensan desde la presunción de lo “político”. La segunda
proposición hace referencia a que el poder no puede pensarse sin referencia
a la “fuerza”, y no a cualquier tipo de fuerza, sino a esa “legitima”, de la
que habla Max Weber, ya que esto implica que lo político es específico,
autónomo(en cierta medida), tal como lo señalaba con tanta lucidez Carl
Schmitt en su ensayo El concepto de lo Político, en el cual ligaba la
especificidad de este concepto a un conflicto, a una lucha de poder, o más
específicamente a la diferenciación amigo-enemigo, que aunque es un
planteamiento susceptible de muchas críticas, tiene el merito de romper con
la idea del contrato, del positivismo jurídico y del consenso social como
bases del poder. La tercera proposición de la que nos habla Pécaut, “es que
es que en toda sociedad actúan divisiones que no se hallan del todo
institucionalizadas” (Pécaut; 1986), es decir, que lo político no hace
referencia únicamente a poderes institucionales o estatales, y por lo tanto,
un estudio de lo político, que se pretenda científico, no puede quedarse
únicamente en el nivel de lo estatal/institucional.

Esta breve síntesis de los planteamientos de Pécaut, para introducir el tema


de cómo los conceptos y los métodos de la sociología, entraron en
convergencia, con los estudios políticos, lo cual permite realizar una
aproximación a lo que conocemos como “Sociología Política”. En primer
lugar podemos decir que hay tres vertientes que en su convergencia,
contribuyeron a fundar ese particular campo de estudio, y son, cierto tipo de
marxismo del estilo de Gramsci, que por no estar ligado directamente a la
ortodoxia soviética, y por darse en un país que en ese momento histórico
atravesaba profundos cambios y conflictos- como lo es Italia durante el
ascenso del fascismo y la dictadura de Mussolini-se ve obligado a
replantearse tanto a nivel teórico, como de las estrategias políticas, los
conceptos que el marxismo ortodoxo no se atrevió a revisar, y es por eso
que Gramsci, un comunista derrotado y encarcelado, puede pensar la
ciencia política como algo autónomo, y darse cuenta de que el poder no
dependía únicamente de la economía, sino que también estaba ligado a
otras estrategias, de tipo más cultural y discursivo, lo que lo lleva a formular
su definición de “hegemonía”, que si miramos, tiene ciertas conexiones con
la noción de legitimidad, y para mostrarlo veamos su definición del estado,
“Es todo el complejo de actividades prácticas y teóricas con las cuales la
clase dirigente no solo justifica y mantiene su dominio, sino también logra
obtener el consenso activo de los gobernados” 2, como vemos, no solo se
trata de una imposición de clase, sino de estrategias que permiten obtener
un consenso o una “creencia en la legitimidad”, como diría Weber, aunque
en este caso la diferencia es que para el, la legitimidad en el estado
moderno se funda en la legalidad, mientras que la definición de Gramsci
deja abierta la consideración a otro tipo de estrategias, que están
conectadas con el papel de los mass media, del nacionalismo exacerbado, y
por supuesto del uso de estrategias no legales, como la detención arbitraria,
la tortura, la persecución política, entre otras, que fueron usadas por
Mussolini en Italia, y de las cuales el propio Gramsci fue víctima; además de
eso, Gramsci posiblemente sea de los primeros marxistas que le da
importancia a una ciencia como la sociología, y que no la considera
simplemente una artimaña de la burguesía, por el contrario el reconoce su
importancia, y esto es lo importante para nuestro tema, dice que las
cuestiones esenciales de la sociología no son otras que las de la ciencia
política, ya que la primera no solo se dedica a estudiar las condiciones
sociales y su desarrollo, debido a que “no puede prescindirse de la iniciativa
o voluntad de los hombres”, y en este punto es donde entran todos los
problemas de la hegemonía, que no usa solamente los medios de la
coacción violenta, sino que apela a esa voluntad, a ese margen de libertad,
y que es para Gramsci, según entiendo, una especie de intersticio entre la
“filosofía de la praxis” y la ciencia política, donde puede desarrollarse una
sociología de la política.

La segunda vertiente es un desarrollo teórico de los postulados de Max


Weber a propósito del poder, del estado moderno, de la burocracia, el
capitalismo, pero especialmente de su famoso concepto de legitimidad, y
específicamente de tipo legal, del que si bien pueden verse ciertos visos en
algunas de sus obras publicadas en vida, aparece claramente como “tipo
ideal” en el primer tomo de su obra póstuma, titulada Economía y Sociedad,
y que siendo una definición compleja, puede resumirse en una idea, y es
que la legitimidad moderna es de tipo legal, y por ende se basa en la
creencia en la legalidad de la dominación que se ejerce, ya que está se
funda en unas presunciones ligadas a la teoría del estado moderno(filosofía
ilustrada) y del positivismo jurídico, tales como que “el derecho puede ser
estatuido de forma racional(...) con la pretensión de ser respetado por lo
menos por los miembros de la asociación”, y que “todo derecho es en
esencia un conjunto de reglas abstractas por lo general estatuidas
intencionalmente”, entre otras, que llevarían a pensar que mediante ciertos
2
Gramsci, Antonio. (1980) “Sociología y Ciencia Política”, en Notas sobre
Maquiavelo, sobre la política y sobre el estado moderno. Madrid: Ediciones Nueva
Visión, pp. 95.
mecanismos la gente acepta y cree en la legalidad de una dominación, y
esto es lo que la hace legitima, ahora bien, posteriormente a Weber sus
discípulos desarrollaron este pensamiento, en parte debido a los retos que
implican los profundos cambios socio-políticos del siglo XX, y llegaron a
planteamientos muy interesantes, tales como los de Carl Schmitt quien nos
remite al conflicto, a la fuerza como instancia mediante la cual se funda el
derecho, y por ende a un cuestionamiento de la legitimidad-legal, tal como
la planteo Weber, quien por cierto ejerció una gran influencia en sus
desarrollos teóricos. Por el otro lado tenemos a un filósofo como Habermas,
quien ha trabajado en el concepto de “legitimación”, al concebir la
legitimidad no como algo dado, como algo implícito en la creación de una
constitución, o de un sistema de leyes, sino como un proceso, que involucra
otras dimensiones, y que pasa por la relación entre la concepción del estado
moderno con el sistema capitalista, que como señala en su artículo, La
legitimidad hoy, es uno de los mayores problemas de legitimación, pues
aunque tiene unas tareas básicas que son, organizar una política coyuntural
que asegure el crecimiento, intervenir en la estructura de la producción
orientada a necesidades colectivas, y realizar correcciones en las muestras
de desigualdad social, tiene que enfrentarse al reto de llevarlas a cabo sin
“dañar las condiciones funcionales de una economía capitalista”, es decir,
“no dañar la relación complementaria que excluye al estado del sistema
económico y al mismo tiempo también les hace dependiente de su
dinámica”(por ser un estado de impuestos).

La tercera vertiente, y quizá la más influyente a nivel académico (aunque


bastante revaluada hoy día), es la que se desarrolla en el ámbito académico
estadounidense, después de la II Guerra Mundial, ligada a la llamada
“revolución teórica” de la que habla David Easton en la introducción de
Enfoques Sobre Teoría Política, una recopilación de artículos que a su juicio
son muestra de dicha revolución. Esta corriente de pensamiento tiene
relaciones teóricas con el estructural-funcionalismo de Talcott Parsons, y en
general con la denominada Teoría de Sistemas, que emerge en el campo de
la biología y de la teoría de la información, y luego es adaptada a los
estudios sociales, por lo cual posee un carácter de empirismo positivista,
ahora bien, esta no es la única razón de su enfoque metodológico, a esto
también está ligado el hecho de que intenta dos cosas, una, constituirse
como un campo científico autónomo, y a que en virtud de este pretendido
carácter de ciencia, quiere ser no solamente explicativa, sino también
predictiva, entendiendo esto como que la ciencia política debía ser capaz de
ayudar en la toma de decisiones de los gobiernos, además de eso, estos
teóricos establecen una relación entre teoría y práctica, que intenta separar
la filosofía política, de la llamada ciencia política, y es por eso que piensan
en que dicha ciencia, solo debe analizar hechos observables, y evitar el
emitir juicios de valor, lo cual tiene relación con un planteamiento de Pécaut
que mencionábamos al principio, y que tiene que ver con cierta tendencia
de los sociólogos “a asimilar lo político a estrategias de influencia en el
interior de un subsistema específico y cerrado”. Cuando Easton reflexiona
sobre la situación de la ciencia política, en la década de los sesenta, y dice
que las consecuencias de la II Guerra Mundial, hicieron posible el
surgimiento de esa ciencia “teórico-empírica”, que se alejaba de la filosofía
moral, y que por tanto marcaba una importante ruptura, justificaba el hecho
de que otras ciencias hicieron aportes teóricos y metodológicos a la
constitución de esta ciencia política, y entre estas otras ciencias, es
importante decir que la más destacada era la sociología, con la influyente
figura de Talcott Parsons, entre otros, es decir, que este movimiento
académico, en estas circunstancias particulares, fue una vía para el
encuentro de ciencias, en un trabajo que hoy denominaríamos
interdisciplinar, y que es precisamente lo que permite que hablemos de algo
como la sociología política.

Habiendo hecho este breve recorrido por las vertientes fundadoras de la


sociología política, debemos pensar en que es eso que tienen en común y
que posibilito el surgimiento y consolidación de este campo de estudio
particular. En primer lugar podemos decir que este tipo de estudios
interdisciplinarios, por lo general se ubican en tiempos de profundos
cambios y rupturas, sociales, culturales y políticas, y para nuestro caso
específico, esto se encuentra ligado a tres fenómenos, primero, al auge del
fascismo y el nazismo en Europa, que tuvo sus impactos teóricos en Carl
Schmitt y en Gramsci, llevándolos a reformular muchas de las concepciones
aceptadas en su tiempo, pero que ya no eran explicativas de la realidad
cambiante de sus respectivos contextos, segundo, a las consecuencias de la
II Guerra Mundial, que hicieron visible nuevamente el problema del orden,
de la sostenibilidad del sistema político, y tercero, a los cambios operados a
nivel de la estructura del capitalismo contemporáneo, con todos los
conflictos sociales y políticos que esto conlleva, y que es lo filósofos que se
encuentran bastante cercanos a la sociología, como Habermas, o sociólogos
como Bourdieu, analizan en sus respectivos trabajos.

Además de que la sociología política surge en un contexto cambiante, que


no podía ser explicado totalmente con los planteamientos teóricos
existentes en el momento, también podemos decir que se ubica en el
momento en que una ciencia naciente, como la ciencia política, se estaba
consolidando como campo científico autónomo, y de tal suerte, necesitó,
como toda ciencia en constitución, apropiarse de elementos metodológicos
y teóricos de otras ciencias, en este caso de la teoría de sistemas y de la
sociología propiamente dicha, lo cual no solo influyó en su destino, sino en
el de la propia sociología, que adquirió elementos para analizar el problema
de lo político, y para ir superando, creo yo, esa “repugnancia para pensar lo
político” que según Pécaut caracteriza a los sociólogos, y para comprender
con mayor acierto las cambiantes formas de la vida social y política, ya que
permitió, según lo veo, introducir el poder, entendido como lucha, es decir,
en el campo del análisis del conflicto, a la comprensión de los problemas
políticos, lo cual también fue posible por la existencia de una tradición de
pensamiento, ligada a Marx, que si bien no concebía la autonomía de lo
político, si hizo énfasis en sus trabajos, en la dimensión conflictiva de lo
social.
Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, podemos decir que la sociología
política es un campo interdisciplinar de estudios, que surge como producto
de la convergencia de desarrollos teóricos, de distintas ciencias y corrientes
de pensamiento, que se dieron en momentos de profundos
cambios/rupturas a nivel social, cultural, político y económico, que
resquebrajaron teorías tradicionalmente aceptadas-pero que ya no eran
explicativas de la realidad socio-política-y que tienen en común el concebir
la autonomía de la política, el problema de la legitimación del poder y la
necesidad de un tratamiento científico de dichas problemáticas, pero que
han conformado un campo científico que no tiene una unicidad teórica ni
metodológica, pues el objeto de su estudio, es plural, conflictivo, indisoluble
de las luchas de poder, y difícil de delimitar de forma definitiva, ya que hace
referencia a esas dimensiones que conectan al estado, la economía, las
clases sociales, las formas de poder institucionalizadas y no
institucionalizadas, y a los diferentes tipos de conflictos que las atraviesan3,
y que es susceptible de ser analizado con diversas herramientas teóricas y
metodológicas, que están en conexión directa con la filosofía política, pero
que tienen el status de científicas.

3
Esto lo demuestra las fuertes críticas que el propio Easton ha realizado a su obra,
y la de sus copartidarios intelectuales, especialmente en su pretensión de fundar
una ciencia positiva de la política.

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