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A lo largo de toda la historia, muchos han sido los hombres que han favorecido el
progreso y el avance de la ciencia educativa, a través de su participación y propuestas
en los procesos de enseñanza – aprendizaje estos han logrado fortalecer la reflexión y la
praxis educativa, proponiendo sistemas procedimientos estrategias, métodos, que han
marcado distintos hitos en la propuesta educativa, bien dentro de este sentido se
enmarca PAULO FREIRE quien es señalado a menudo como entre los últimos
pedagogos que han analizado la problemática educativa desde un punto de vista
integral.
El punto de partida en el cual se inicia la liberación del oprimido, viene dada en primer
lugar en su alfabetización. En la cual comienza un camino de conocimiento crítico de la
realidad y a asumir posturas frente a ella.
Freire convida a los analfabetos a salir de su apatía y del conformismo de su "estilo de
vida" en el que siempre han estado inmersos, propiciándoles un desafío en comprender
que ellos también son hacedores de cultura.
Cuando un hombre o mujer se percibe como hacedor de cultura, está venciendo, o
dando el primer paso para sentirse importante, y surge la necesidad de apropiarse de la
lectura y la escritura.
Los participantes del "círculo de cultura", entran en diálogo sobre un objeto o ser
conocido o sobre la representación de la realidad a ser decodificada, responden a los
cuestionamientos provocados por el coordinador del grupo, profundizando en sus
lecturas del mundo.
El Método de Alfabetización:
Desventajas:
En resumen, el trabajo de Paulo Freire es más que un método que alfabetiza, es una
amplia comprensión de la educación que tiene como una de sus preocupaciones la
naturaleza política que le corresponde.
El primer punto explicita las condiciones que requiere un maestro que va más allá del
simple conocimiento de lo que debe enseñar. Implica un profundo conocimiento de la
realidad, pero en el marco de la capacidad crítica sobre la realidad social, política y
económica en la que se inserta. A su vez, su práctica exige respeto a los saberes de los
educandos como punto de partida, así como el reconocimiento y asunción de su
identidad cultural y lingüística basada en la investigación; exige crítica y creatividad,
pero desde la práctica social con todas sus implicaciones. Los postulados de Freire no
conciben la disociación entre acción y reflexión para posibilitar que la construcción de
la pedagogía del oprimido se transforme en una auténtica pedagogía liberadora.
En este marco, ser un auténtico profesor no pasa únicamente por ser un profesional de la
educación en el sentido pleno del término, sobre todo en cuanto a su formación
académica, sino por una formación política ideológica que le posibilite la construcción
de una mística profesional que lo comprometa con su profesión, con el desarrollo de su
pueblo y, especialmente, con los menos favorecidos. La formación del docente pasa
tanto por la conciencia ética como política; mientras no exista este tipo de formación
que deconstruya y construya las raíces profundas del ser del sujeto, sólo se mejoran los
métodos, los contenidos, a lo mejor los procesos de aprendizaje, pero no la problemática
social que los oprime.