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EN LA ANTIGUEDAD NO EXISTIAN RELOJES

Sí, para eso las civilizaciones de la antigüedad se las ingeniaron de alguna manera para
medir el tiempo. Para esos tiempos las personas Vivian con más contacto con la
naturaleza, es por eso que buscaron una solución en la Naturaleza.

¿Como medían el tiempo? El conocimiento de las estrellas y del resto de los objetos
celestes (Sol, Luna, etc.) era esencial para medir el tiempo. Para averiguar la hora se
basaban en el movimiento del Sol.

Pero… ¿y los trasnochadores? ¿Cómo sabían la hora? De noche, utilizaban a la Luna y


a las estrellas para saber qué hora era (en este tema ellos también averiguaron cómo se
movían las estrellas y se dieron cuenta de que dan una vuelta completa alrededor de los
polos celestes en un día).

A la hora de inventar el calendario, se valieron (nuevamente) de la observación del cielo


nocturno. Advirtieron que en cada estación del año las estrellas que aparecían en un
lugar del cielo y a una hora específica cambiaban.

Por ejemplo, imagínense a un griego que tenía una casa con un pequeño agujero en el
techo que le permitía ver un pedacito de cielo. Todas las noches después de comer (era
muy puntual y comía siempre a la misma hora), se sentaba en su sillón agotado y
observaba el cielo de noche a través de ese pequeño orificio. ¿Y qué ocurría? A lo largo
del año las estrellas que aparecían en su ventana estelar cambiaban.

Siguiendo con la historia, el griego logró identificar estrellas características de cada


momento del año. Como le pareció lo suficientemente importante, lo comentó con los
sabios de la civilización. Entre todos intentaron explicar por qué ocurría ello, pero la
respuesta correcta no se supo sino hasta siglos más tarde.

Para reconocer mejor las estrellas de cada época del año, los antiguos inventaron las
constelaciones. Agruparon la estrellas y, uniéndolas con líneas imaginarias, dibujaron
figuras. Representaron animales, héroes, objetos religiosos y de uso cotidiano. Pero
además eran muy astutos: muchas veces los dibujos que trazaban los ayudaban a
recordar las tareas que debían hacer en esa estación del año, como arar, pescar o cazar.
Por ejemplo, si era época de caza aparecía la constelación de Orión, el cazador, (del cual
las Tres Marías son el cinturón) acompañado por sus perros, el can mayor y el can
menor (constelaciones can major y can minor), y su presa el conejo (Lepus).

Pero, como imaginarás, no todos los pueblos formaron las mismas imágenes: las
estrellas que para los griegos formaban un fénix (un ave mística) para los chinos
formaban un barco. Además cada constelación tenía una leyenda asociada que se
trasmitía de boca en boca y de generación en generación, llegaron hasta el día de hoy.

Actualmente se establecieron 88 constelaciones para facilitar el trabajo de los


astrónomos a la hora de ubicar la estrellas. Pero siempre se puede inventar nuevas, sólo
es cuestión de mirar el cielo y empezar a imaginar figuras.

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