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FÉLIX.LUIS.VIERA
La que se fue es la noche de relámpagos distantes,
casi susurros visibles, que enceguecen por su belleza
inmarcesible.
Como si los poemas se convirtieran en la
amada, avanzamos sonámbulos, descubriendo una
naturaleza virgen, inocente, a través de la niebla, que
termina rendida en nuestros brazos.
La poesía de Félix Luis Viera se convierte en el
baño frío caliente que nos seduce en la penumbra, hasta
alumbrar, con el rosicler del aliento, la soltura de una
flor en el abismo. Una lluvia sensible floreciendo
en un bosque que huele a manzanas, a hierbas y
tierra mojada, mientras el horizonte es el contorno,
a lo menos la sombra, de una mujer; la feminidad
poseída, comprendida desde siempre.
Antonio Machado
Lluvia de verano
(Mayo de 1967)
ese cuadro de pinos, botes y arco iris Marianela
y alcantarillas asfixiadas (Agosto de 1968)
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un aguacero de ladrillos Clara
una espada autómata en busca de tu (Enero de 1969)
sangre.
Clara siempre tuvo deseos de morir de amor,
Pero siempre al final, cuando huían probablemente desde que era simple semen.
los dos círculos del trópico, Fue –¿es todavía?– un híbrido de
se metía la calma, la soledad recíproca Lope de Vega, bufo y circo.
(la real verdad como una bofetada de agua Pero sus mejores actuaciones eran sin duda
fría). las de despedida y las de los toques
Y después de rebato: cuanto entraba
te observaba disminuir a través de la como una fiera poseída jurándole por las
ventana estrellas, el eslabón perdido y los
y verifico que de pies a cabeza todo tibores mágicos
se moría que lo amaba más que Dios a su Séptimo Día.
para renacer en el próximo encuentro. Eso decididamente lo defraudaba, lo
deprimía como una flor de papel
y le bajaba la mirada y continuaba como un
sordo
bajando el ron con agua mineral
que por entonces era su gran descubrimiento.
Pero al fin él se dijo ésta es la última vez:
y la miró fijo a su mirada negra,
le dio tres segundos para que se hiciera humo,
para que se hiciera nada en el recuerdo.
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un casi traidor por no haberle gritado eso Poema a la despedida
mismito (Enero de 1971)
Y yo como al desgaire
aferrado a que éste era uno más de sus
teatros.
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Esta mujer esta compañera,
(Febrero de 1974) que llevo siempre prendida en mis costillas,
aprehendiéndome el corazón, palpitando
Parece haber decidido no ser una mujer gafas en la memoria,
último grito en dondequiera que me encuentre.
(pero la siento clásicamente sencilla como el
agua)
parece no entender los más novedosos afeites:
sombra en sus ojos, color en sus mejillas
(pero la siento incalculable y bella como la
luz)
parece decidida a no ceñirse telas estelares,
sedas, pañuelos, trapos a colores que ubiquen
la atención.
Les hablo de esta
mujer que se me incrusta en el costado
con palpitaciones de labriega, de fábrica
perfumada,
que me bifurca el aliento con una palabra
más grande que yo mismo,
que se escurre entre mis tenazas
y parece volar a motor apagado cuando anda.
Les hablo de esta mujer que tiene algo de poema
social,
de poema tinto en sangre.
De esta mujer,
esta muchacha,
esta dama,
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b
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Dama de la noche
(Noviembre de 1979)
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De noche a punto de llover La lluvia inició su percusión en los tejados.
(Abril de 1977)
Ahí tienen
que el aguacero se cerraba sobre nuestras cabezas
y yo ansioso de devorarla entre todas las lluvias.
Y al fin
como para poner los documentos en regla
lloró a todo fragor como un verso romántico
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Casa Romántico número 9
(Mayo de 1977) (Octubre de 1977)
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mis ojos Descubrimiento
Muchacha (Septiembre de 1980)
te amo
por la aproximación de un decreto histórico y Y harto y extenuado y empolvado por tan extenso
fantástico recorrido
por eso buscando la tierra indescubierta
nadie o quién sabe si la ruta más cercana
podrá quebrar nuestros sueños ni nuestros entre las manos y al exactitud del sueño
vestidos he aquí que de pronto alguien desde mi propio
ni habrá bomba capaz de detener nuestros palo mayor
relojes grita “tierra” y sucede que enquillo
al menos hasta que hayamos escanciado todas las –cuando ya no quedaba ni siquiera hambre en
vasijas las bodegas–
violenta, inesperada, sorpresivamente en tus
Muchacha arenas
y véote y créote efectivamente como la tierra que
ven buscaba
y dígome es ella al fin después de tanta ruta
salta y te desembarco y jamás ojos humanos
dentro de mí tocaron tanto trino
antes de que la brisa doble tus tallos más sensibles ni jamás antes que yo, el descubridor,
y ponme sintió tanto recorrido
los ojos por primera vez de flauta en su mirada
y ponte tus ojos y tu carne por primea vez ni vio nunca tanto pájaro suelto cantador
y pon tus ojos y tu carne por primera vez dulcemente enfurecidos de colores
donde por primera vez llevo los ojos. y toqué tu tierra, tus minerales,
y las ramificaciones inalcanzables de tus árboles
y había y vi que los nidos y las colmenas
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se multiplicaban a cada toque del sol en tus laderas
y fue así cuando ya cansado de la boga
más bien esperaba el arrullo mortal de la
última tormenta
alguien desde mi propio palo mayor dijo
“tierra”
y sobrevolé tus nidos y bebí de tus colmenas
y a días de andar alelado
como descubridor y descubierto
comprobé que tu cielo si acaso tronaba c
era con amorosos relámpagos
y fue así que decidí e hice zozobrar mi
embarcación y clavé mi tronco CADA DÍA MUERO 24 HORAS
eternamente en tu subsuelo (1989)
y para que no ocurriese como en otras ocasiones
no dije a Reyes ni Reinas ni cortesanos el hallazgo
no hice poner en latitudes exactas tu presencia
sino que enterré mi tronco eternamente en tu
subsuelo
y ellos que me den por náufrago totalmente
digerido,
yo mejor cierro bien los bloques del secreto
y así ningún libro te dará por existente,
ningún mapa dibujará tus formas, tus puntos
interiores y exteriores
y así ningún sediento excepto yo, el descubridor,
podrá beber en tu tierra la vida hasta la muerte.
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Nunca al fin
(Febrero de 1981)
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ni lo habrá. Como si volviera después de tanto tiempo y nos
Afirmo que es mentira, encontrara llorando
yo nunca regresaré al atardecer A Rafael Altuna
y tú nunca me esperarás en puerta alguna. (Diciembre de 1980)
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los gorriones asustados de tanto amor bajo sus alas Cuento para niños
y otra vez dedo con dedo nuestras manos para Luis y Trilce
como si cantaran una canción febril, indetenible, a toda (Noviembre de 1980)
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dose en los ojos. Desnuda
Es que era, les repito, (Noviembre de 1980)
el amor.
Ustedes dos: Desnuda sugieres enormes bocanadas,
no lo olviden: torreones humeantes, impactos
el amor. de mayúsculos ejércitos.
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dentro del mundo, Leyenda
desnuda como el agua. para A.M.
(Diciembre de 1980)
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deseos de morderlo, machacarlo, hacerlo
jugo.
Y así estos hombres que parecían anatemas
–pero, aun sin ternura, indiscutiblemente nobles si
atendemos a la sublime divisa que los guía– partieron
hace milenios en su busca
sin saber adónde estaba y mucho menos cómo era,
pero firmemente esperanzados.
Y así continuaron según los historiadores
(o los rapsodas o d
nosotros los fabricantes de mitos)
varios milenios más en pos de la ternura,
de manera Y ME HAN DOLIDO LOS CUCHILLOS
que quienes, al fin, la encontraron, eran (1991)
remotos descendientes
de aquellos los primeros que fueron a buscarla.
De eso del hallazgo también hace milenios, pero
menos, claro. Y me han dolido los
Y estos los halladores les contaron a los de más acá cuchillos
(a los rapsodas, los historiadores, los poetas, los de esta mesa en todo el paladar.
locos de más acá) César Vallejo
que la ternura estaba sentada, hacía milenios, en una
piedra alta, visible
desde todas las esquinas de la Tierra. O
sea, que tú,
estabas sentada sobre esa piedra,
hacía milenios.
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Claro que necesito algo
(Diciembre de 1982)
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la recoge y parten en la moto fieramente Dejadla así
acelerada, aunque, claro, (Octubre de 1988)
no escucho el ruido.
Suelto la cortina. Él sigue Dejadla así, allá, en el tiempo,
alternando el coñac con la cerveza, ella como una copa
bebe un vino casi transparente y cada vez que a medida que resplandece va
se dejan caer más uno contra el otro. En eso ascendiendo.
se acerca la camarera No la llamen
y me pregunta, nada menos, que siquiera
si necesito algo. con el pensamiento, con
un verso,
con la brisa más leve.
Allá, en el tiempo, dejadla
para siempre
como una copa
mínima y brillante
hacia el cielo de todas las tardes.
Dejadla así, hermanos,
para siempre,
allá,
en el tiempo.
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Despedida un aire que se pierde en el aire
(Noviembre de 1982) un corazón que grita en busca de su cuerpo
un ala que se parte entre dos vientos
Nada Nada
barco que se hunde con el puerto a la vista nada
peldaños que caen por cuenta propia nada
casa vacía telarañas que desmotan el piso
calles que de pronto son callejones sin salida
noche
noche
noche concreta como un abismo bajo la
techumbre
Nada
Estrictamente nada
un hombre solo orinándose en la oscuridad de un
vacío
una vía donde de pronto se desploman los
semáforos donde
un animal casi humano con su dolor se arrastra
solitario
donde los carros y la gente de pronto se diluyen
por la vía las calles la noche la tierra
de nadie
Nada
Estrictamente nada
un techo
un piso
que se aflojan y se buscan
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Distancia la Poesía, no:
(Noviembre de 1980) pregúntenle a sus ojos cuando le regalo una
mariposa,
Esta mujer que no sabe nada de Poesía, pregúntenle a sus entumecimientos cuando se
que tomaría símil por un nombre clínico, asoma un arco iris,
que daría serventesio por una anguila prehistórica. pregúntenle a mi porción de la cama cuando
Esta mujer que duerme mientras yo me fumo falto, a sus manos
el último cigarro cuando le envío un papelito desde lejos;
convencido de que no he encontrado la palabra aunque ella piense que eso –eso que siente–
virgen, no tiene nada que ver
mientras yo me pierdo en connotaciones, en con un poema, con una imagen que demore tres
matices, años en acostarse con nosotros; más bien
en la telilla de sangre que cubre cada una de las lo que ocurre, amigos, es que así de distante
infinitas posibilidades de un vocablo, están a veces el poema y la Poesía.
mientras yo bebo lentamente un litro de sangre
con azúcar y
sigo desafiando a la madrugada, llenándola
de amenazas, estropeándole el sueño a la
madrugada
con el fuego en mis papeles,
esta mujer que encima de eso no se preocupa
por leer los
poemas de mis amigos, ni los míos, y
y desconoce por tanto la llamada o mal llamada
moribundez endecasílaba, la perruna
vida de perro de un verso libre cojo, la
amenazante casicrisis coloquial; pues
no vayan a creer, por eso, que no va con ella
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Última canción del caminante tu cuerpo es como la bujía solitaria en una
(Mayo de 1990) pared solitaria
de cierto pueblito solitario,
Haría falta llegar hasta ti tu cuerpo es también solitariamente una bujía
y me siguieras. y se parece al agua que corre por las tejas.
He visto los pececillos de luz ardiendo en tu Cuando pregunto por mí todo desaparece, no
vientre hay mí
cuando la noche apenas alcanza para el fragor ni nadie que responda,
de mi mano. he perdido la Rosa de los Vientos, el sentido de
Dulce es tu boca, dulce quilla,
como un solo compás que llena por completo las aves de la costa.
el pentagrama. Haría falta que las aves volaran y piaran
En el camino perdí el sombrero, anunciando una costa que es la tuya.
se me cuarteó la piel, también me creció la Desde un balcón te miro pasar desnuda en una
ponzoña y también carroza de girasoles
la perdí; qué recia brega. en la que vas sola y mis manos son el único
En tus ojos vi que quedaba una curva en el aplauso
camino, y el mundo está solo y sigue solo.
haría falta llegar hasta ti Hay un silencio como de pájaro que está
y consumirla. naciendo
Alguna vez tuve suerte y se me fue en una cuando abrevo en tu piel,
baraja marcada, cuando en ella me lavo los ojos y las rajaduras
me quedé sin suerte y sin metal y con una del cansancio
pizquita de alma y sé que debajo hay una campana que es mía
y una amargura tan parecida al resquemor, que y que no es,
augura espanto. que se va y se empequeñece tocando a rebato
Tu cuerpo es hermoso y perfecto porque tiene en una breve
el justo alcance de mi lengua, nube que está naciendo allá en lo alto
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y que se va. haría falta hacer del ahora todo el tiempo,
El jugo de tu entraña tiene un sabor agridulce, el minuto eterno que ni el tiempo podría detener.
un sabor
a despedida que llega, a bienvenida que parte.
He de lamerte y te lamo como a un sueño cierto
del que me alejo,
me alejan.
Tus seno son la alcancía donde ya no hay nada
que depositar,
o quizás algo: la moneda que se diluye entre los
dedos,
tus senos son la sincronía que el pincel no puede
componer
y también la dinamita que sólo mi boca rectifica.
El vaivén de tu figura es la hoja que el viento
mueve después
de hacerse humano y sabio y lascivo
y por eso las perforaciones que me quedan
luego del Encuentro.
Cuando te penetro sé que hay un cometa que
se va,
y un cometa que nace y que yo nunca veré.
La levadura que me depositas es de un pan que
se cocerá a destiempo.
Mas ya sin suerte, sin sombrero,
sin metal, sin costa ni quilla ni Rosa de los Vientos
haría falta llegar hasta ti
y me siguieras,
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e
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Quiero que se haga leyenda
(Noviembre de 1980)
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No todo lo que brilla es cuando, de pronto, apareció un príncipe azul
(Febrero de 1984) con un auto, un salario paradisiaco, una casa
que merecía una postal
Ella te traía flores todas las mañanas, y otras menudencias
decía que las robaba de los jardines callejeros y enseguida olvidara
y parecía cierto porque eran rosas múltiples, las cuestiones del alma, del espíritu,
margaritas, mariposas, aun olvidara tu poesía, tus poemas, la Poesía.
una vez te trajo una vicaria,
aun una vez te trajo una orquídea. Entonces cómo no as a asombrarte, hermano,
y de paso aprender
Tu mesa de trabajo cada día tenía alguna de que no todo lo que brilla es.
estas flores.
Ahhh, entonces,
cómo no vas a asombrarte, hermano,
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El tiempo, la vida, ah, la vida, el tiempo y con el que consiga varios hijos
(Mayo de 1985) que luego buscarán muy paternal y
maternalmente
Buscando en una gaveta me di cuenta de que ya no me al jardín infantil.
escribe.
Me olvidó y yo no me acordaba. Repito que sólo teníamos presente y el amor se
Han sido meses y meses de tantos contratiempos y hace de futuro.
además
–cada día lo compruebo mejor– mi memoria Ruego porque mi recuerdo la proteja.
mi memoria aumenta su falla de hora en hora. Ruego porque me olvide para siempre.
En realidad lo nuestro era algo sólo Ruego porque no tengamos que llorar
con presente, eso lo sabíamos y a veces cada cual por su parte
lo conversábamos –sin hablarlo a las claras– en una tarde por venir.
en los hoteles y buhardillas, malecones, parques, bares
que fuimos desangrando en el camino.
En fin, ha hecho bien en olvidarme, o por lo
menos
en expresarme con su silencio epistolar
que está dispuesta a olvidarme.
También hago bien yo en no exigirle
que me escriba, en dejarla que
–aun con cierta amargura– que vuele –o que ya
esté volando o posada en otros ojos, en otro
corazón.
Que busque y halle un hombre
con el que compre una lámpara de noche, un
mantel,
copitas, platos, cubiertos, sofás, etcétera,
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Para Elisa Cuando mi espalda por fin termine de encorvarse
(Agosto de 1983) y mis piernas –estas piernas de peatón
inclaudicable– comiencen a fallar en las largas
Cuando mis ojos necesiten cristales de +225 o tal vez más, tiradas, tu espalda todavía y por mucho tiempo
tus ojos aún y por mucho tiempo será esa especie de relámpago fijo y tus piernas
seguirán perforando a otros con esa luz que yo todavía y por mucho tiempo ese dúo de compases
vi en ellos la primera vez que te vi. por el que rige el mundo o al menos por el que
Cuando mis carnes comiencen a caer debería regirse.
–ineluctablemente hacia abajo– y mis músculos Cuando estas arrugas que vienen avanzando sobre
ya no respondan en uno de esos momentos en que sobre todo en la periferia del ojo derecho sean
hace falta un salto ágil para esquivar cualquier grietas que no soportarían la foto, la TV, el
obstáculo, espejo en primer plano,
tus carnes y tus músculos estarán aptos tu cara aún y por mucho tiempo serán esa que
–flamantemente aptos– para crear esa sensación comparé con el agua ardientemente congelada
de invencibilidad que yo sentí en tus carnes y la la primera tarde que te vi.
de resorte finísimo en tus músculos la primera Cuando mis dientes –estos dientes que he
vez que los tuve. defendido por más de 30 años salvando el
cuando mis huesos comiencen a sonar digamos insalvable miedo a la silla del odontólogo–
herrumbrosamente en una de esas paradas comiencen a abandonarme
intempestivas necesarias o en uno de esos tus dientes –ah, tus dientes, propios para una
esfuerzo imprescindibles de la vida, tus huesos exposición del género– serán aún y por mucho tiempo
todavía tendrán ese viso de elástico dulcemente los dientes de una dulce tigresa.
azogado que les otorgué la primera vez que
estuvieron bajo de mí. Y así hasta que
Cuando mi cabello sea mi cabello sólo en las fotografías cuando quizás mis poemas no me importen,
lejanas, tu cabello aún y por mucho tiempo tendrá cuando mis poemas sean por fin anatemizados
esa rispidez hermosa de espiga naciente de maíz mortalmente, cuando ya esté abatido y cansado
que le metaforicé la primer tarde que lo vi. y la poesía me interese lo que hoy me importa
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un juego de fútbol, tú aún y por mucho tiempo Imposible, poeta, imposible
verás en mis poemas lo que yo ya he dejado (Mayo de 1988)
en la distancia,
tú verás en ellos quizás el único valor Buscándote escribí cientos de cuartillas,
de mí, en mí, creyéndote posible le conté a mis amigos
el único valor para amar a ese señor que ya se de tus virtudes y defectos, les hablé de tus dones
te hace como una piedra de agua marina, como de tu amor por la poesía y por los niños.
un collar de cuatro vueltas, como un sostén, un Creyendo que te había encontrado proclamé
brasier imposibles de llevar a esas alturas. tu nombre y te llevé a reuniones y conciertos,
envié cartas donde daba fe del hallazgo.
Y entonces… entonces lo más probable es que… Pensando que eras Tú me acosté contigo
y sentí que copular era precisamente eso:
la consecución de una verdadera religión para los
hombres.
Como estaba seguro que existías me emborraché
contigo,
bebí contigo en cantinas y bares peseteros,
canté para ti boleros, tangos y baladas, te leí
poemas de Vallejo.
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Hoy te digo adiós
sé que nunca llegaste
que nunca te tuve
que nunca has estado en ninguna parte.
Hoy sé que era imposible que existieras así como
quería.
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