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Andrea Garay Almada

Tendencias y Problemáticas de la danza actual


10 de febrero del 2011

Danza moderna
Reconstrucción estructural del movimiento

El surgimiento de la danza moderna fue el resultado de una serie de condiciones y factores que a finales
del siglo XIX propiciaron una reestructuración en la manera tanto de concebir a la danza como al
cuerpo. Después de un muy largo periodo de tiempo dentro del cual el Ballet clásico fue la máxima
expresión estética del cuerpo en movimiento, las necesidades que exigía la sociedad ya no lograban ser
satisfechas por esta disciplina; el ballet no logró transformarse de acuerdo a la realidad que en ese
tiempo se vivió generando inconformidad con respecto a la supresión tanto física como sexual que ésta
técnica requería y comenzó una revolución corporal, en donde el desacuerdo con la imagen idealizada
de la mujer y el deseo por una liberación y un aterrizamiento corporal a la realidad derivó en el
comienzo de una nueva danza.

Dentro del periodo comprendido entre los finales de 1800 y principios de 1900, el mundo de occidente
propició la atmósfera indicada para que la sociedad comenzara a exigir un cambio en la estructura del
pensamiento artístico. Tanto el proceso de industrialización como la entrada de la primera guerra
mundial generaron un panorama de crisis social, en donde el individuo sufrió una deshumanización y la
necesidad por retomar las raíces de la naturaleza humana impulsaron en el campo de la danza una
forma de expresión de acuerdo a su realidad. Estados Unidos fue la cuna de los que más adelante se
volverían los pilares de este movimiento y posteriormente Europa permitió la consolidación de la danza
moderna propiamente dicha. Esta nació como una necesidad expresiva de comunicar y como una
crítica al ballet clásico y a su función de entretener, generando una concepción distinta sobre el genero
de la mujer dentro de las artes y la sociedad, plasmando tanto individualidad como estilo dentro de la
danza y representando tanto al mundo como a la naturaleza humana.

La primera mujer que se atrevió a desafiar las reglas formales del ballet fue Lois Fuller (1862 – 1928)
ella recontextualizo su término de danza como el reflejo natural del cuerpo en ideas, las cuales fueron
principalmente pictóricas y consistían en imitar a la naturaleza por medio de movimientos generados a
partir de la observación de la misma; flores, fuego e insectos fueron representados en su danza. Ella
recurrió a efectos técnicos, y plásticos, no se concentro específicamente en la técnica física, utilizando
grandes telas y efectos de luz. Eliminó el uso del corsé y las zapatillas, lo que fue un gran símbolo de
liberación femenina, trabajando con un cuerpo libre y natural sin la fuerza ejercida por las imposiciones
de la vestimenta, sin embargo sus preferencias sexuales disminuyeron su gran aportación y de cierta
forma fue minimizada su aportación al campo.
Contemporáneas a ella fueron Ruth St. Denis e Isadora Duncan (1878 - 1927). La primera generó su
motor de movimiento a partir del manejo del torso alto, el pecho y los brazos, desarrollando el
conocimiento de danzas orientales, basándose en el deseo como su principal inspiración.

Por otro lado, Duncan vivió la danza como un reto en busca de la plenitud y vio al cuerpo como un
foco de energía. Su visión se concentro en el desarrollo de una danza social, moral y sexual por medio
del desarrollo del cuerpo en busca de su plenitud, basó su definición de cultura física en el método de
Delsarte para que por medio del cuerpo en movimiento se pudiera expresar el interior de éste, de igual
forma su manifestación en contra del ballet estuvo presente todo el tiempo, sugiriendo la idea de un
equilibrio entre el cuerpo, la mente y el alma, plasmando el instinto y la sensibilidad personal del
individuo. La eliminación del uso de zapatillas lo justifico como el contacto necesario con la tierra
como fuente de vida y conceptualizó a la mujer como autónoma y creativa. Ella basó su filosofía de
movimiento en los estudios de Nietzche y apoyó su estructura en la Gracia clásica, a diferencia de St.
Denis no planteó la forma específica de una técnica, sino de una actitud de aproximación al
movimiento, para el cual utilizó como motor impulsor el manejo del plexo solar con un flujo de energía
que va de adentro hacia afuera y en ningún momento pretendió que sus movimientos fueran imitados
sino lo contrario, esperaba encontrar en sus alumnos la actitud más que la forma. Planteó a la danza
como un elemento de superación y desarrollo del ser humano y buscaba una coherencia tanto en sus
movimientos como en su forma de pensar; el nacionalismo, el feminismo y la lucha de clases
estuvieron presentes en sus obras, sin embargo estas no fueron bien recibidas en E.U.A., lo que la llevó
al igual que las bailarinas anteriormente mencionadas, a viajar a Europa, en donde sus ideas fueron
mejor recibidas y su certeza como bailarina tomó peso. Se han propuesto 7 principios para pensar la
danza de Isadora, según Ann Daly1, los cuales son: 1. El cuerpo como centro de su estética, 2.
Naturaleza como fuente de la danza, 3. Danza como lenguaje natural del alma, en contra de ver al
cuerpo como cuna de pecados, 4. Voluntad individual expresada por medio de la gravedad, 5.
Coherencia entre forma, movimiento e individuo, 6. Danza como sucesión permanente de movimientos
en evolución, 7. Danza en expresión de las ideas de muerte, belleza y salud humana. Estos puntos
tienen presente todo el tiempo la idea de una concordancia mental y física, en donde la naturaleza de lo
humano y su preocupación por éste, generan la constante innovación de la danza misma.

Estas tres impulsoras de la danza moderna generaron a su manera una nueva concepción de danza, sin
embargo el periodo que se vivió posteriormente llegó con una gran necesidad de aterrizar más el acto
de danzar a los problemas sociales y cotidianos de su contemporaneidad, buscando un nacionalismo
concreto y un acercamiento más fiel a la situación social. St. Denis y Duncan propusieron un modelo
dancístico con un punto de partida extranjero, Denis oriental y Duncan griego, fue de esta forma en la
que más tarde de la compañía Denishawn creada por Ted Shawn y Ruth emergieron tres distintas
personas que consolidaron posteriormente a la danza moderna como tal. Martha Graham, Doris
Humphrey y Charles Wiedman . A continuación hablaré de la colaboración específica de Humphrey,
puesto que el estudio que realiza en cuanto al cuerpo y su filosofía en relación a la danza me parecen
muy sinceros en cuanto a la necesidad humana de bailar y la necesidad de encontrar un arelación
estrecha entre danza y ser.

Doris Humphrey (1895 – 1958) manifestó una constante preocupación por expresarse en relación a su
época y país, su interés se basó en expresar el dinamismo del mundo y contribuir a su humanización,
debido a la crisis que tanto la industrialización como las guerras generaron en su país. Mostró también
un constante interés en el papel que jugaban las personas dentro de su sociedad, y se dispuso a
comunicar al individuo un estado emocional relacionado con sus experiencias. A diferencia de Graham
quien desarrollo su trabajo en base al ser humano, ella se enfocó al desarrollo del mismo dentro de su
medio. Realizó su fundamento filosófico en base a un auto conocimiento corporal, en donde estableció
que el cuerpo esta compuesto por una perdida de equilibrio, lo que denominó como un arco entre dos
muertes o situaciones de inmovilidad: el equilibrio y la caída como movimiento natural del cuerpo en el
mundo. Definió al arco como “La trayectoria que traza el movimiento del cuerpo durante su caída y
suelo mientras se levanta de nuevo hacia la posición de estabilidad inicial”2 El principio fundamental
de su danza, fue la unidad entre la danza y la ley de la vida, en la cual se expresa la tensión del ser
humano (la resistencia y el riesgo de caer) como motor y la constancia en el movimiento que nunca se
detiene. En otras palabras puso en evidencia la fragilidad de la vida y como es que estamos
encaminados a una muerte segura, a la cual nos vamos dirigiendo a través de una constante
1 Ann Daly “Isadora Duncan's dance theory”, en Dance research journal, Congress on research in dance, 26/2, Brockport,
otoño 1994, pp 24-31.
2 Jaques Baril.
incertidumbre en donde el riesgo a la caída es inminente. No me sorprende que después de haber vivido
dos guerras y un periodo sumamente importante de crisis en donde su identidad como ciudadana estuvo
marcada por un periodo entre guerras, que su manera de ver al mundo fuera completamente apegada a
una constante presencia de muerte y a una lucha irremediable en contra de ésta en forma de
inestabilidad, diferenciando la vida y la muerte como un instante. Tomo al cuerpo en relación con el
espacio y lo vio como producto generado por el esfuerzo de resistencia al peso de la gravedad y fue de
ésta manera en que estableció la dualidad entre la caída y recuperación y al peso del cuerpo como una
hlucha constante y siguió con el hilo de darle un sentido dramático a la danza, el cual apoyó en las
ideas de Nietzche y su lucha de contrarios como principio de oposición. Basando, al igual que Isadora,
su filosofía en principios mitológicos griegos. Retoma de este filosofo que, entre el equilibrio apolíneo
y el fervor dionisiaco contra toda regla y todo límite, la danza, como la vida, es el lugar del
enfrentamiento entre Dionisio y Apolo. La danza para crear precisamente un núcleo de vida más denso,
nos da una más clara conciencia de esta tensión y de la inminencia de su ruptura, nos da un sentimiento
más agudo de la vida y su constante lucha.3 De esta forma la inestabilidad del ser en la tierra y el arco
que se crea en el intento de supervivencia es la base para entender al movimiento de Humphrey dentro
de la danza, buscando momentums o momentos de alcance de equilibrio en donde por un instante se
siente el roce con un punto máximo de equilibrio entre estas dos muertes.

La idea de esta danza sigue siendo impartida y hasta la fecha, prevalece. A pesar de que la sociedad en
su constante cambio se ha transformado enormemente, el factor constante del asecho de la muerte no
cambia, lo que sigue relacionándonos directamente a esta filosofía y aunque en cada sitio es diferente,
la lucha constante en busqueda del equilibrio y la tendencia a siempre caer se hace presente en el día a
día del individuo. Me gusta la reiteración del pensar a la danza como una lucha, ya que ésta desde sus
principios a luchado y seguirá luchando en contra de muchos obstáculos tanto físicos como
emocionales, mentales y temporales. Los principios que rigen entonces a la filosofía de la danza
moderna tienen como núcleo al cuerpo y al ser, envueltos en la sociedad en la que les tocó vivir y una
búsqueda insaciable por recuperar el lado humano del individuo, el cual se ha visto seriamente
fragmentado y manipulado por las necesidades e imposiciones que con los años se han construido.
Dejar de pensar a la danza como una sucesión de pasos y un aprendizaje de secuencias y ritmos, abre
un panorama enorme en donde las posibilidades de ejecución y desarrollo son inmensas, dándole un
peso y antes que nada un sentido. Lo que nos queda ahora es no perder este sentido que a nuestro
beneficio ya nos han encaminado, para así poder seguir encontrando y generando teorías y filosofías en
cuanto a esta disciplina, cambiando y evolucionando junto con la época, pero manteniendo esta
conciencia humana del ser y de su naturaleza apriori al mundo.

3 Roger Garaudy.

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