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ATAQUE POR “SORPRESA”

PARTE 6
(Feb. 27 – 2011)

INTRODUCCIÓN
Hemos estado hablando en los mensajes anteriores de uno de los ataques más
crueles de Satanás que consiste en dividir una iglesia que era antes unida y llena de
amor, en dos grupos o iglesias, que se aborrecen, que no quieren saber nada del perdón
y la reconciliación; una situación que perdura por muy largo tiempo, tanto, que después
las dos iglesias ya no están formadas por las mismas personas.
Hemos mencionado como herramientas que usa el diablo para dividir a: el
orgullo, la envidia, la falta de contentamiento o disciplina, un mal consejo, la ambición,
etc. Hoy hablaremos de aquello que quizás provoca más incendios en los ánimos de las
personas para ponerlas a unas en contra de las otras: la lengua. La Biblia nos dice sobre
este pequeño miembro lo siguiente:
Stg. 3:5 “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de
grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!”
Debe quedarnos claro que, todos corremos el riesgo de encender un fuego con
nuestra lengua, ¡nadie está exento! Solamente los que son perfectos:
Stg. 3:2 “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en
palabra, éste es varón perfecto, capaz de refrenar todo el cuerpo”
De modo que todos debemos tener sumo cuidado cuando usamos nuestra lengua
para no ofender queriendo o sin querer a nuestro prójimo, y también debemos
desarrollar más tolerancia cuando somos ofendidos por otro, porque nosotros hacemos
lo mismo muchas veces.

I.- UNO DE USTEDES ES CHISMOSO Y CALUMNIADOR


¿Alguno de ustedes se siente incómodo por este título? ¿Les parece que es falta
de amor? Bueno, no se enojen conmigo, vamos a ver quién dijo esta frase y a quienes se
las dijo. Supongan que ustedes son alguno de los doce apóstoles que andaban con Jesús
para todas partes. Él acababa de alimentar milagrosamente a cinco mil personas con
solo cinco panes y dos pececillos; después de esto, mucha gente comenzó a seguirle,
esto le hubiera encantado a algunos predicadores el día de hoy, pero Jesús no quería
multitudes sin arrepentimiento y fe, que solo le seguían por la comida gratis y por ver
más y más señales como quien va al circo a ver a un mago hacer trucos de magia; así
que, comenzó a predicarles con dureza, y entonces:
Jn. 6:66 “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no
andaban con él”
Enseguida, se vuelve y también a sus doce discípulos los confronta:
Jn. 6:67,68 “Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también
vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabra de
vida eterna”
Y de pronto Jesús les dice:
Jn. 6:70 “Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno
de vosotros es diablo?”
¿Qué quiso decir Jesús con esta declaración: uno de vosotros es diablo? Por
supuesto, como lo aclara el mismo pasaje más adelante, se estaba refiriendo a Judas
Iscariote, pero mi pregunta no es a quién se refería, sino, ¿qué quiso decir? ¿Estaba
hablando literalmente? Es decir, ¿uno de ellos era literalmente o realmente el diablo?
Creo que no. Más bien se estaba refiriendo a que uno de ellos estaba siendo
influenciado o controlado por el diablo, o bien, siguiendo la misma conducta del
diablo. Personalmente creo que era esta última explicación. Es interesante hacer notar
que, la misma palabra griega:
Diabolos (δ ι α β ο λ ο ζ ) = calumniador, falso acusador, chismoso
Esta palabra que en el pasaje de Juan 6:70 se traduce como “diablo”, esta misma
palabra se traduce como falso acusador, calumniador, o chismoso, en pasajes como:
1Timoteo 3:11; 2Timoteo 3:3; y Tito 2:3. Esto quiere decir que, el pasaje de Juan,
podría traducirse así:
Jn. 6:70 “...uno de vosotros es un chismoso y calumniador”
¿Y qué fue lo que hizo Judas? R = Fue ante las autoridades religiosas judías, de
chismoso, para decirles dónde podrían encontrar a Jesús aquella noche para que lo
arrestaran.
Me pregunto, ¿si Jesús se manifestara entre nosotros hoy, nos diría lo mismo:
Uno de vosotros es chismoso y calumniador, o una de vosotras es una chismosa y
calumniadora? R = Sí. Pero no solo uno, si en doce había uno, en trescientos debe haber
veinticinco chismosos y chismosas, calumniadores y calumniadoras. Pero no te ofendas
conmigo por decir esto, yo solo repito lo que enseña la Biblia. Mejor examínate a ti
mismo, no sea que tú seas uno de ellos o una de ellas. Veamos a continuación este
punto:

II.- HABRÁ DIABLOS ENTRE NOSOTROS


La Biblia nos narra que el primer problema serio que se presentó en la iglesia
primitiva, fue precisamente a consecuencia de hermanos que comenzaron a dar rienda
suelta a su lengua para criticar la manera en que se distribuía la ayuda a los miembros
más necesitados de la iglesia:
Hch. 6:1 “En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo
murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran
desatendidas en la distribución diaria”
Este problema provocado, con o sin razón, por los murmuradores, pudo haber
dividido a la iglesia de no ser por la sabia decisión de los apóstoles de dejar en manos
de personas de reconocida reputación entre ambos grupos, para que se encargaran de la
administración de los recursos:
Hch. 6:3 “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen
testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos este
trabajo”
Ahora bien, estos problemas de habladurías que causan conflictos y divisiones,
¿solamente habría de suceder en el pasado y en el futuro ya no?
El apóstol Pablo, escribiendo a su discípulo Timoteo, nos dice que este problema
del chisme y la calumnia, es decir, de “hermanos” que se comportan siguiendo una
conducta como la del diablo, iba a continuar hasta los últimos tiempos. Leamos
cuidadosamente lo que le escribió acerca de esto:
2Tim. 3:1-3 “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán
tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros,
vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin
afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de
lo bueno”
Este es uno de los textos que yo les decía antes, en donde la misma palabra en
griego “diabolos”, que en Juan 6:70 se traduce como diablo, aquí se traduce como
“calumniadores”. Así que aquí Pablo está diciendo que en los postreros días (y ya
pasaron dos mil años desde que lo dijo) habrá diablos entre nosotros, es decir, está
desenmascarando a falsos hermanos que se reconocerán por una conducta como la del
diablo: ambiciosos, blasfemos, chismosos, calumniadores.
Quizá alguno de ustedes conoce algún “hermano” o “hermana” que es así; que
siempre tiene algo negativo qué decir en contra de otros, que siempre en su
conversación intercalan información negativa de otras personas; especialmente,
información que sabe va a crear un conflicto al enterarse la persona a la que se lo está
diciendo. Dicen cosas como: “Hermano, usted sabe que yo lo estimo mucho, y por eso
no me puedo callar lo que el hermano Fulano anda diciendo de usted, es necesario que
usted lo sepa....” Estos “hermanos” o “hermanas”, son los diablos que Pablo dijo habría
entre nosotros. Ahora, sería bueno que te preguntaras como se preguntaron los doce
discípulos de Jesús: ¿Seré yo Maestro?
Si después de examinarte a ti mismo con honestidad, estás seguro de que tú no
eres un chismoso o calumniador, entonces debes evitar el tener compañerismo con
quienes sí lo son, porque este mal es contagioso. Pablo advierte en dos de sus cartas y
por algo será, hablando de personas que son una mala influencia al creyente:
1Cor. 5:6 “No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura
leuda toda la masa?
Ga. 5:9 “Un poco de levadura leuda toda la masa”
Por ello, Salomón, con la sabiduría que Dios le dio, escribió este principio que es
bueno recordarlo ahora:
Pr. 13:20 “El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios
será quebrantado”
Si abres tu corazón a chismosos y calumniadores, serás como uno de ellos.

CONCLUSIÓN

¿Mora Jesús en tu corazón?


Compruébalo examinando las palabras que salen de tu boca: ¿Edifican o
destruyen? ¿Traen paz o conflictos? ¿Resaltan lo bueno o lo malo? ¿Contribuyen al
amor y la unidad, o al odio y la división?
“Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mt. 12:34)

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