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BIENES CULTURALES

Revista del Instituto del Patrimonio Histórico Español Número 6 • 2005

PATRIMONIO RECUPERADO

DIRECCIÓN GENERAL
DE BELLAS ARTES
Y BIENES CULTURALES

MINISTERIO
DE CULTURA SUBDIRECCIÓN GENERAL
DEL INSTITUTO DEL PATRIMONIO
HISTÓRICO ESPAÑOL
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I NSTITUTO DEL PATRIMONIO H ISTÓRICO E SPAÑOL
D IRECCIÓN G ENERAL DE B ELLAS A RTES Y B IENES C ULTURALES
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Reconstrucción virtual del desaparecido claustro gótico Gastos de envío:
de los Jerónimos de Madrid (CORESAL) • España: 6 €
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Restauración y estudio geométrico
y compositivo del claustro gótico del
monasterio de los Jerónimos de Madrid
CONCHA CIRUJANO
Instituto del Patrimonio Histórico Español 1

Introducción excavación. En la memoria redactada al fi-


nalizar ésta se recoge que:
Durante las obras de desmontaje del claustro
clasicista de San Jerónimo el Real y al proce- «El Claustro isabelino estaría formado, a te-
der a retirar las pilastras del piso inferior apa- nor de los restos encontrados, por el patio,
recieron, como relleno de las mismas, una se- rodeado por el corredor, cerrado por los mu-
ros oeste y sur, los cuales presentan una serie
rie de elementos labrados que por su
de vanos alternos, y finalmente en la parte
tipología parecían pertenecer a un edificio
exterior de estos muros, se situaban las de-
anterior levantado durante la etapa gótica.
pendencias anejas del Claustro. Una entrada
Una vez finalizado el desmontaje se inició en la parte norte y al sur una serie de depen-
la excavación arqueológica que permitió re- dencias relacionadas con la zona de servicio. 35
cuperar en dos de las pandas (norte y este) En la esquina suroeste, aparece una habita-
un elevado número de piezas que formaban ción que posiblemente sirviera como cocina
parte del relleno de cal y canto utilizado co- y en el lado sureste una estructura aboveda-
mo cimentación. En las pandas sur y oeste da relacionada con el sistema hidráulico».
no se conservaban los cimientos originales,
ya que se recalzaron con hormigón durante Figura 1.
la intervención efectuada por Rodríguez
Valcárcel en el año 1964.
Dada la importancia del hallazgo, y con-
siderando que del estudio de estos restos se
podían extraer datos que permitieran una
aproximación al conocimiento del antiguo
edificio, se decidió trasladar las piezas a 1
En este artículo, la autora ha trata-
unas dependencias del Ministerio de Edu- do de recoger y exponer de forma
cación en donde se procedería a su restaura- concisa el trabajo realizado a partir
ción y estudio para determinar a qué ele- del material pétreo recuperado du-
mentos constructivos correspondían y si rante el desmontaje del claustro de
San Jerónimo el Real y en la poste-
pertenecían al claustro o a otras dependen-
rior excavación arqueológica. En el
cias del antiguo monasterio (fig. 1).
trabajo, realizado a lo largo de doce
Los únicos datos con que se contaba so- meses, ha participado un nutrido
bre el edificio gótico eran los aportados por grupo de profesionales de diferentes
el estudio de los restos hallados durante la disciplinas.
podían utilizarse en las distintas fases de es-
tudio y restauración. Una vez clasificadas,
se comprobó que el número final de ele-
mentos ascendía a 494; el avanzado estado
RESTAURACIÓN Y ESTUDIO GEOMÉTRICO Y COMPOSITIVO DEL CLAUSTRO GÓTICO

de deterioro de algunos hacía inviable su


recuperación, aunque sí podían aportar da-
tos interesantes para el conocimiento del
edificio.
DEL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS DE MADRID

Composición y estado
de conservación del material pétreo

El estado de conservación que presentaban


los elementos pétreos era la consecuencia
lógica de los avatares que habían sufrido a lo
largo de la historia y de las condiciones en
que se habían mantenido. El que muchos
de ellos pudieran haber sido trasladados
desde el monasterio del Paso, y reutilizados
para la construcción del nuevo edificio, po-
36 Figura 2. día ser la causa de que algunos se encontra-
Puesto que la primera clasificación de las ran relabrados con objeto de poder encajar-
piezas se había hecho teniendo en cuenta el los en la nueva construcción. Por otra parte,
lugar en el que habían sido encontradas, era por el hecho de haber servido como relleno
necesario establecer un sistema de cataloga- de cal y canto para la cimentación del claus-
ción que permitiera agruparlas según unos tro clasicista, se encontraban recubiertos
criterios preestablecidos que nos facilitaran por capas más o menos compactas y adheri-
su estudio. Por ello, la primera medida fue das de tierras y restos de mortero de cal.
diseñar una base de datos en la que se pu- Además, la humedad y la composición del
diera recoger, además de la fotografía de la terreno habían favorecido la aparición de
pieza y la planimetría, el número de identi- distintas alteraciones (figs. 3 y 4).
ficación, su ubicación en el taller, medidas, Las piezas encontradas están labradas en
naturaleza del material pétreo, descripción, cuatro tipos de roca:
estado de conservación y tratamiento reali-
zado, así como todos los detalles caracterís- • Piedra de color blanco, compuesta funda-
ticos desde el punto de vista compositivo. mentalmente por yeso y cemento carbo-
Esta base de datos facilitaba la distribución natado. Esta roca es homogénea, compac-
de las piezas en diferentes grupos tipológi- ta y bastante porosa. Presenta fracturas,
cos. En la figura 2 se presentan dos de los fisuras, grietas y erosión, además de dis-
registros a modo de ejemplo. gregación superficial originada por la pre-
Para unificar el léxico, se elaboró un glo- sencia de minerales arcillosos entre sus
sario que recogía todos los términos que materiales constituyentes.
Figura 3. Figura 4.

• Granito con una cohesión intergranular y similares a las rocas del Cretácico Superior
una resistencia mecánica aceptable, aun- que afloran al norte de la provincia de Ma-
que muy erosionados y con algunas grie- drid. En cuanto a las dolomías, podrían co-
tas y desplacaciones. rresponder a la banda carbonatada, también
• Piedra de color ocre muy uniforme, co- del Cretácico Superior, que aflora desde el
herente y homogénea, de porosidad me- Corredor de Lozoya hasta Segovia. La pie-
dia. Los minerales que la componen son dra de yeso podría proceder de algunos ni-
dolomita, dolomita ferrosa y calcita, veles yesíferos intercalados en la formación
por lo que se clasifica como una dolo- carbonatada ya citada, o bien de los depósi-
37
mía cristalina en la que se observan pro- tos evaporíticos que existen al sur de Ma-
cesos de desdolomitización. Los ele- drid capital.
mentos labrados en esta roca estaban
recubiertos por una capa compacta y
dura de carbonatos y son los que mejor Proceso de restauración
se han conservado.
• Piedra rosada muy similar en textura a la Antes de comenzar la restauración era pre-
anterior, aunque su composición es simi- ciso conocer las posibilidades de efectuar un
lar a la de la piedra yesífera. Los minera- tratamiento de consolidación en estos dife-
les presentes son calcita, hidromagnesita rentes tipos de roca, con el fin de aumentar
y, en menor porcentaje, yeso y óxidos de su resistencia mecánica y facilitar su mani-
hierro. Se clasifica como desdolomía. En- pulación.
tre este grupo se encontraban numerosos Se prepararon y consolidaron varias
elementos que no se han podido recupe- muestras de material pétreo con silicato de
rar por estar recorridos por grandes grie- etilo, aplicado por impregnación. Pasado
tas y sufrir una avanzada deformación un mes se procedió a su estudio con mi-
plástica (fig. 3), causada por los ciclos de croscopio electrónico de barrido (SEM) y
expansión y contracción hídrica que pro- difracción dispersiva de rayos X (EDX),
voca la presencia de hidromagnesita. constatándose que, si bien se obtenía una
penetración de casi 4 cm, la consolidación
Las características macroscópicas y mi- podía considerarse pobre por el tipo de po-
croscópicas de la caliza desdolomitizada son limerización que se producía.
RESTAURACIÓN Y ESTUDIO GEOMÉTRICO Y COMPOSITIVO DEL CLAUSTRO GÓTICO
DEL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS DE MADRID

Figura 5. Figura 6.

Ante los malos resultados se decidió efec- que las piezas puedan conservarse en un
tuar otras pruebas en el taller de restaura- recinto cerrado, con condiciones ambien-
ción sobre las muestras de piedra yesífera. tales controladas, garantiza su conserva-
Se eligieron para ello materiales compati- ción, puesto que los procesos de deterioro
bles con la roca. pueden frenarse.
En primer lugar se prepararon varias le- La restauración comenzó con la realiza-
chadas de yeso por el procedimiento de ción de pruebas de limpieza con diferentes
decantación. La proporción de agua y ye- procedimientos dependiendo de los distin-
so osciló entre 3:1 y 1:1. En todos los ca- tos grados de deterioro, de la composición
38
sos se obtuvieron resultados negativos, ya de la roca y de la compacidad de los depó-
que, al reducir el aporte de agua, las le- sitos que debían retirarse. Se utilizaron
chadas se quedaban en superficie y cuan- medios mecánicos en seco. En algunos ca-
do se incrementaban existía el riesgo de
desmoronamiento de las muestras, ya que
la humedad volvía más friable la piedra
yesífera, aun después del secado. En el
mejor de los casos, el grado de consolida-
ción era inapreciable.
Como último recurso se intentó la con-
solidación con agua de cal, lograda igual-
mente por decantación. El resultado fue si-
milar al obtenido con el agua de yeso.
Una vez comprobado el hecho de que
ninguno de los productos mejoraba sensi-
blemente la cohesión y la resistencia me-
cánica de las piezas y evaluado el riesgo
que siempre supone proceder a un trata-
miento de consolidación sin las garantías
precisas, se decidió no aplicar ningún con-
solidante y utilizar sistemas de limpieza
suaves y fáciles de controlar. El hecho de Figura 7.
Figura 8. Figura 9.

sos fue suficiente proceder al aspirado de la elementos es la presencia de cajas de anclaje


suciedad, pero cuando las concreciones para unir piezas fracturadas (fig. 8). Final-
presentaban mayor dureza se rebajaron con mente hay que reseñar la multitud de hue-
un microtorno con fresas de carborundo llas de labra que se aprecian a pesar de las
(fig. 5). Para la retirada de los morteros de condiciones en que se han conservado estas
cal y canto, muy adheridos en algunas de piezas (fig. 9).
las piezas, se usaron cinceles de pequeño
tamaño.
Las piezas fracturadas se unieron con va- Estudio geométrico y dimensional
39
rillas de fibra de vidrio de diámetro varia-
ble, en función de la entidad de los frag- Una vez clasificadas las piezas se observó
mentos. Para fijarlas se utilizó resina epoxi y que todas ellas están labradas y presentan
se sellaron las uniones en superficie con decoración y molduras definidas, a excep-
mortero de cal y arena, de textura y tono se- ción de aquellas que se encuentran total-
mejante a cada uno de los tipos de piedra mente erosionadas.
existentes. Con este mismo tipo de mortero Así mismo se advirtió que entre las piezas
se rellenaron las grietas y fisuras. realizadas en piedra yesífera y en granito pa-
Gracias a la limpieza quedaron en evi- recían existir dos tipos de molduras con sec-
dencia una serie de características interesan- ciones diferentes. Se confeccionaron planti-
tes en algunas piezas. Se descubrieron nu- llas de cada una de ellas y se comprobó que
merosas marcas de aparejo cuyo fin era todos los elementos, ya fueran piezas ente-
señalar la posición de la pieza en la fábrica. ras o fragmentadas, se adaptaban perfecta-
Estas marcas aparecen fundamentalmente mente a una u otra sección. Se denomina-
en las dovelas y existen tres tipos: una cruz, ron estas molduras «perfil A» y «perfil B» y
un círculo y una L (fig. 6). También en mu- se catalogaron los elementos según su perte-
chas dovelas se pudo comprobar la presen- nencia a estos grupos (figs. 10 y 11). De es-
cia de bebederos o hendiduras convergentes ta clasificación quedaron excluidas algunas
utilizadas para introducir el mortero una piezas que no respondían a estas tipologías
vez colocadas las dovelas en su ubicación y cuya ubicación parecía clara (fragmentos
definitiva (fig. 7). Un dato interesante que de cornisa, zócalo, pasamanos, antepechos y
avala la tesis de la reutilización de muchos el escudo de la figura 12).
RESTAURACIÓN Y ESTUDIO GEOMÉTRICO Y COMPOSITIVO DEL CLAUSTRO GÓTICO

53,18

60,88
11,8

96,25
DEL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS DE MADRID

Figura 10. Figura 11.


40

A continuación se procedió a una nueva puesto que en todas ellas el trasdós presenta
clasificación en virtud de sus características una superficie irregular y no están labradas
constructivas: dovelas, tambores, capiteles, de forma que puedan recibir una pieza su-
basas, plintos, salmer de brochal, baqueto- perior (figs. 14 y 15).
nes, piezas de pasamanos, de zócalo, ante- La presencia de elementos sustentantes
pechos y cornisas, como se observa en la ta- con sección completa (plintos, basas y tam-
bla de la figura 13. bores) demostró el hecho de que se trataba
Del estudio de las dovelas se pudo con- de restos de arquerías y que, por tanto, los
cluir que no existirían sillares en las enjutas, elementos pétreos recuperados debían per-
tenecer al antiguo claustro gótico trasladado
desde el monasterio del Paso durante el rei-
nado de Isabel la Católica.
Los fragmentos catalogados como restos
de celosía se clasificaron según la naturaleza
del material pétreo. La mayor parte de ellos
están labrados en dolomía cristalina y en
desdolomía, son de pequeño tamaño y con
variadas geometrías caladas, por lo que era
evidente que las decoraciones de estas celo-
sías respondían a diseños diferentes. Había
Figura 12. también otro grupo de piezas labradas en
Figura 13
Perfil A (Piso inferior) Perfil B (Piso superior)
Dolomía Des- Dolomía Des-
P. yeso Granito P. yeso Granito
cristalina dolomía cristalina dolomía
Dovelas 71 30
Dovelas con inflexión 13
Tambores 65 66
Capiteles 12
Basas 5 16
Plintos 16
Jarjamento o salmer de brochal 1
Baquetones 10
Pasamanos 2 10 1 1
Zócalo 9 1
Celosía calada 76 43
Celosía ciega 23
Cornisa 13
Escudo 1

41

Figura 14. Figura 15.


RESTAURACIÓN Y ESTUDIO GEOMÉTRICO Y COMPOSITIVO DEL CLAUSTRO GÓTICO
DEL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS DE MADRID

Figura 16.
granito de tamaño variable, restos de una Seguidamente se efectuó un estudio di-
celosía ciega. mensional de las piezas más representativas
A partir de un primer estudio compara- pertenecientes a ambos grupos tipológicos:
tivo con otros claustros de la misma época perfil A y perfil B. Se comprobó que las per-
se pensó en la posibilidad de que los frag- tenecientes al perfil A tenían unas dimensio-
mentos de celosía labrados en granito pu- nes sensiblemente mayores que las pertene-
42 dieran pertenecer al antepecho de una ar- cientes al perfil B, lo que avalaba la tesis de
quería inferior, hecho bastante habitual, que las primeras corresponderían a un nivel
puesto que en las zonas en contacto con el inferior, y las segundas a una arquería situa-
terreno se solían utilizar materiales consi- da en un piso superior (figs. 16 y 17). Para
derados más resistentes. Por su parte, los completar el estudio geométrico se procedió
fragmentos labrados en dolomía cristalina a escanear en tres dimensiones, con un equi-
y desdolomía debían pertenecer a los ante- po 3d láser Minolta, un total de 78 piezas
pechos de una arquería situada en un piso que se consideraban suficientemente repre-
superior. sentativas del conjunto (figs. 18 y 19).
Figura 17.
Figura 18. Figura 19.

Estudio constructivo que en este caso no se ha conservado nin-


gún elemento de este tipo.
43
Una vez finalizado el estudio geométrico y Sobre ellos irían las basas compuestas
dimensional de las piezas, y clasificadas és- por dos hiladas de granito con geometría
tas según su tipología, se podía proceder a diferente, aunque con la misma sección,
clasificarlas por elementos constructivos. de las que se conservan algunos elementos
(figs. 17 y 18). En ellas se puede ver clara-
Perfil A (piso inferior)
mente el encuentro con un pasamanos que
Los datos extraídos del estudio de otros se corresponde con el perfil de las piezas de
claustros llevan a pensar que el claustro este tipo que se han podido recuperar. Por
arrancaría de unos plintos sencillos que re- debajo de este pasamanos correría la celosía
posarían directamente sobre el solado, aun- ciega (figs. 20 y 21) que junto con un pe-

Figura 20. Figura 21.


el baquetón que remata en el capitel conti-
núa por encima de él. Por tanto, se puede
pensar que no existió un elemento interme-
dio (fig. 22).
RESTAURACIÓN Y ESTUDIO GEOMÉTRICO Y COMPOSITIVO DEL CLAUSTRO GÓTICO

Al estudiar las dovelas pertenecientes a


esta planta, se observó que podían corres-
ponder a arcos carpaneles de varios centros.
El mal estado de los lechos de estas piezas
dificultaba la obtención de las medidas
exactas de sus radios. Después de numero-
DEL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS DE MADRID

Figura 22.
sas mediciones se llegó a dos hipótesis. En la
primera de ellas se obtenía un arco con una
queño zócalo constituiría el antepecho. Los luz de 262 cm, una flecha de 84,15 cm y
fragmentos existentes de esta celosía no per- una distancia entre ejes de 358,25 cm; en la
miten conocer su altura real, aunque por las segunda hipótesis, la luz resultante del arco
huellas encontradas se puede calcular que era de 285 cm con una flecha de 104 cm y
sería de unos 100 cm aproximadamente, a una distancia entre ejes de 381,25 cm. No
lo que habría que añadir alrededor de se descartó ninguna posibilidad, a la espera
22 cm correspondientes al zócalo. de poder cotejar los datos con los arcos de
Sobre estas primeras hiladas se levantarían perfil B y con el estudio compositivo del
los tambores labrados en piedra de yeso, y claustro (figs. 23 y 24).
44
rematando la jamba iría una pieza decorada Como se ha mencionado con anteriori-
con pequeños capiteles adosados. No se con- dad, el trasdós de las dovelas no está prepa-
serva ningún elemento que pudiera servir de rado para recibir otra pieza de sillería; esto,
transición entre la jamba y la primera dove- unido al hecho de que no se haya encontra-
la del arco (salmer), pero al estudiar la geo- do ningún sillar simple con forma de para-
metría de estos elementos se comprueba que lelepípedo y a la rapidez con la que se le-
104,07
84,15
262

285
108,52

118,05

262
358,25
285
381,25

Figura 23. Figura 24.


vantó el claustro, induce a pensar que las diferentes geometrías (figs. 26, 27 y 28).
enjutas y machones de esquina podían ha- Se pudo trazar el dibujo de una de las de-
ber sido de mampuesto. coraciones, que se articula en paneles de
73,8 cm de altura y cuya longitud, al dupli-
Perfil B (piso superior) car el módulo, encajaba en las dimensiones
de la luz obtenida para el arco de perfil B
Dentro de este grupo existen varios plintos (figs. 29 y 30).
ochavados que coinciden en sus dimensio- El perfil del fragmento de pasamanos la-
nes con piezas compuestas por baquetones y brado en desdolomía coincidía con las cajas
basas cilíndricas que encajan perfectamente realizadas en los baquetones laterales de los
una encima de la otra. Esto induce a pensar tambores de soporte de esta arquería y la zo-
que en este caso la jamba estaría constituida na superior de asiento de los fragmentos de
por un plinto, una basa formada por dos hi- zócalo tiene una medida que se corresponde
ladas y sobre ellas una serie de tambores, to- con la sección de estas celosías. Al contar
do ello labrado en piedra de yeso (fig. 25). con restos de todos los elementos que con-
El estudio de los fragmentos de celosía formaban el antepecho, se pudo calcular la
calada confirmó la existencia de paneles con medida real del mismo.

45

Figura 25. Figura 26.

Figura 27. Figura 28.


RESTAURACIÓN Y ESTUDIO GEOMÉTRICO Y COMPOSITIVO DEL CLAUSTRO GÓTICO

Figura 29. Figura 30.


DEL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS DE MADRID

doble curvatura o punto de inflexión en la


misma, lo que nos llevó a pensar en la posi-
bilidad de que en esta arquería los arcos fue-
ran mixtos (fig. 31).
Después de sacar los radios de numerosas
dovelas, se pudo comprobar que estábamos
ante un arco carpanel trilobulado de muy
poca flecha, con una luz de 283,09 cm y
una distancia entre ejes de soportes de
358,25 cm, lo que coincide con la primera
Figura 31. hipótesis sobre las medidas del arco inferior
46
(figs. 32 y 33).
No se ha conservado ningún capitel cuya A dicha arquería pertenece también un
sección se corresponda con esta tipología. Se elemento de forma cúbica con dos arran-
consideró que bien podría no haber existido, ques de arcos de perfil B en dos caras adya-
ya que hay varios ejemplos de la misma épo- centes, clasificado como salmer de brochal
ca en los que el arco arranca directamente de (fig. 34). Por su geometría sólo puede ser
una pieza de tambor, sin capitel intermedio. una pieza de esquina, perteneciente a la
Entre las dovelas con sección B hay, ade- arista del machón donde se cruzan dos gale-
más de las piezas curvas, 13 elementos con rías. El ángulo que forman estos arranques

Figura 32. Figura 33.


Figura 34.

con la vertical del sillar es de 45°, por lo que


se trataría de un arco rebajado de aproxima-
damente 282 cm, que resolvería el apoyo de
la techumbre de armadura en los extremos
de las galerías.
Aunque aún no se tenía ningún dato que
permitiera conocer cuál sería la altura de las
arquerías, se decidió trazar un alzado hipo-
47
tético sobre el que se fueron superponiendo
las imágenes escaneadas en 3d. El resultado
de esta prueba fue totalmente satisfactorio,
puesto que, salvo pequeños desajustes, las
piezas encajaban en esa geometría (fig. 35).
Se completó el estudio con un montaje
real en la nave donde se encuentran almace-
nadas todas las piezas. Ante la imposibili-
dad de reconstruir la altura real de las ar-
querías, porque ello habría supuesto
recibirlas con mortero o anclarlas a una es-
tructura externa, se superpusieron elemen-
Figura 35.
tos de cada tipología, y con un programa de niveles. Sorprende, sin embargo, el hecho
tratamiento de imágenes se completó hasta de que el arranque de la arquería superior
una altura que permitía recrear la imagen sea un soporte prismático que más bien pa-
que pudo tener el claustro (figs. 36 a 39). rece concebido para arrancar directamente
del suelo. Partiendo del hecho de que el
claustro original ubicado en el monasterio
Estudio estructural y compositivo
del Paso fue trasladado, podría pensarse en
En primer lugar hay que señalar que todo una reutilización de estos elementos.
indica que nos encontramos ante un claus- Para aproximarnos a las medidas que pu-
tro de dos alturas, con antepechos en ambos do tener el claustro gótico debíamos partir
RESTAURACIÓN Y ESTUDIO GEOMÉTRICO Y COMPOSITIVO DEL CLAUSTRO GÓTICO

48
DEL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS DE MADRID

Figura 38.
Figura 36.

Figura 39.
Figura 37.
2.418,35

2.312

262 358,25
2.418,35

Figura 40. Figura 41.

de los datos que habíamos extraído a lo lar-


go del proceso, ya que no hay ningún docu-
mento que aporte información al respecto.
Por un lado, teníamos las dos posibles me-
49
didas entre ejes del módulo de la arquería
inferior, su relación con la medida que se
había obtenido para la arquería superior y el
estudio de los restos de cimentación apare-
379,7

cidos durante la excavación arqueológica.


283,09

Además, se podían conocer otros pormeno-


res estudiando las proporciones de claustros
111,9

estilísticamente similares.
Los arquitectos góticos basaban su arte
en la geometría y utilizaban habitualmen-
te el sistema de modulación ad quadratum
o «conforme a la medida cierta», denomi-
nado así por Mateo Roriczer, maestro de
la catedral de Ratisbona2. Este sistema
465,7

partía de una forma geométrica básica,


381,55

normalmente el cuadrado, a partir del


cual por multiplicación o división de su
119,55

área se obtenían todas las medidas de una


edificación. Para el trazado de un claustro,
262
358,25
la relación que se establecía entre el muro
de la arquería (de rincón a rincón por el 2
OTTO VON SIMSON (2000): La ca-
lado del patio) y el muro de cierre de la Figura 42. tedral gótica, Alianza Forma, Madrid.
Tomando, por tanto, como referencia la
longitud de los muros exteriores de la gale-
ría del claustro clasicista (32,70 m), y apli-
cando la relación ad quadratum, se obtiene
RESTAURACIÓN Y ESTUDIO GEOMÉTRICO Y COMPOSITIVO DEL CLAUSTRO GÓTICO

una arquería de 23,12 m. Según esta medi-


da, la hipótesis por la cual la luz de los arcos
sería de 3,58 m permitía construir una ar-
quería con seis módulos, quedando espacio
suficiente para levantar los machones de las
esquinas (fig. 40).
DEL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS DE MADRID

Figura 43. Faltaba por conocer cuál sería la altura de


los alzados. Se creyó conveniente estudiar
un claustro de tipología análoga que pudie-
ra servir de referencia para calcular las me-
didas que nos faltaban. Se eligió el claustro
del convento de San Francisco de Segovia
(fig. 41) –actualmente Academia de Artille-
ría3– y, una vez comprobado que las pro-
porciones eran «conforme a la medida cier-
ta», se decidió aplicar este sistema de
modulación para levantar las fachadas del
50
claustro gótico de San Jerónimo.
Basándose en ello y en el diseño construc-
tivo de las piezas conservadas, se ha calculado
que la altura para la arquería inferior, desde el
pie de la basa hasta el arranque del salmer, se-
ría igual a la luz del arco, es decir, 381,55 cm.
Esta misma distancia sería de 283,09 cm en
la arquería superior (figs. 42 y 43).
Figura 44.
Existen dudas acerca de la distancia entre
galería (de rincón a rincón del muro exte- la clave de los arcos inferiores y la cornisa in-
rior) es de 1/v2. termedia, así como entre las claves de la ar-
Con la construcción del claustro clasicis- quería superior y el alero. Por ello, las di-
ta desapareció gran parte de la cimentación mensiones obtenidas no pueden considerarse
del claustro gótico, sin embargo durante la indiscutibles, aunque se ajustan perfecta-
excavación arqueológica aparecieron restos mente al sistema ad quadratum y compositi-
de los cimientos de los muros oeste y sur de vamente son viables.
3
Para la realización de este estudio cerramiento de la galería que presentaban Otro aspecto que no ha podido precisar-
contamos con la colaboración de
una serie de vanos por los que se accedía a se es la ubicación en la edificación de los
don Félix Herrera Díez, coronel de
las dependencias anejas. Estos muros coin- fragmentos catalogados como cornisa. Geo-
Artillería y director de la Academia
de Artillería de Segovia, quien nos ciden con los del cerramiento del claustro métricamente se ajustan al diseño de estos
brindó su ayuda y nos permitió acce- clasicista, por lo que podemos deducir que elementos y, además, presentan una degra-
der al claustro para la toma de datos. ambos ocuparon el mismo espacio. dación en el vierteaguas que coincide con
Figura 45. Figura 46.

Figura 47. Figura 48. 51

Figura 49. Figura 50.

las acanaladuras que produce la lluvia. Sin conservado tambores con la sección com-
embargo, su escaso tizón plantea problemas pleta, lo que indica que las pilastras eran
constructivos, ya que el asiento de un ante- exentas. Este sistema de construcción impli-
pecho o una alero sobre estas piezas sería in- caría necesariamente que los forjados no
correcto. Se decidió situarlos entre los dos fueran abovedados, por lo que estaríamos
pisos, a pesar de la imposibilidad de confir- ante unas galerías con alfarjes.
mar esta hipótesis. Las imágenes digitalizadas de alzados y
Lo que sí es irrefutable es el hecho de que planta se trataron mediante un programa
no existían contrafuertes, puesto que se han informático que recrea virtualmente en tres
FICHA TÉCNICA DEL ESTUDIO Y RESTAURACIÓN DEL MATERIAL PÉTREO Actas del 2.º Congreso de Historia de la Construc-
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