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Este tipo de contratos fueron comunes en la ciudad a lo largo del siglo XVIII.
Tanto padres como madres de familia, e incluso benevolentes dueños de esclavos,
dejaban en manos de los maestros artesanos a su hijos, protegidos, o esclavos,
para que aprendieran algún oficio. Por medio de este tipo de instrumentos
notariales es posible que el historiador se aproxime a temas relacionados con la
transmisión de saberes en el mundo novohispano, más allá de la educación
escolarizada impartida en colegios o instituciones educativas establecidas para tal
fin.
Cuadro 1. Castas existentes en la ciudad de Zacatecas por sexo y grupo de edad. 1794
Castas: H M H M H M H M H M H M
Europeo 31 3 46 8 7 3 97 8 36 5 28 0
Español 397 369 489 518 645 680 821 676 305 346 218 34
Indio 499 507 497 938 698 915 805 779 501 350 307 333
mulato 388 545 816 560 299 482 712 1074 347 348 588 461
Otras castas 848 783 911 912 699 770 698 888 482 401 248 311
Cuadro 2
Aparentemente los oficios que requerían mayor tiempo para que el aprendiz
alcanzara los conocimientos y destrezas que lo equipararan concualquier oficial,
eran el de platero y el de herrero (cinco años), aunque el lapso era relativo, ya que
dependía de factores como la habilidad para el aprendizje, la edad, y otros. En
los casos analizados, la mayor parte de los contratos (80%) fue signada por el
padre del niño, y el restante por la madre. Parece ser que, dependiendo de quien
firmara el contrato, se incorporaban en su contenido algunas aclaraciones
interesantes, aspecto que analizaremos más adelante. Los oficios que más atraían
a los padres de los niños eran los de platero, carpintero y sastre (véase gráfica 2).
El interés por el oficio de platero era resultado obvio del carácter que como
centro productor de este metal tenía la ciudad, prácticamente desde el
establecimiento de los primeros conquistadores. También los carpinteros eran
artesanos que tenían gran demanda y de los mejor remunerados, tanto porque se
requería de sus servicios para las construcciones civiles y religiosas, como -y
posiblemente esto era lo más importante- para la elaboración de instrumentos de
madera utilizados en la minería, particulanuente en los procesos de beneficio del
mineral, construcción de carretas, carros y puentes.
Sin embargo, el oficio de mayor demanda era la sastrería; esto porque los
zacatecanos, sobre todo de las clases medias y altas, consideraban a la ropa y al
vestido entre sus bienes más apreciados, por lo que los servicios de un buen
sastre siempre eran requeridos.
Los contratos celebrados entre los maestros y los padres nos sugieren la
hipótesis de que existían diferentes actitudes hacia el niño por parte de estos
últimos. Así, hemos podido detectar que, cuando el padre firmaba el contrato, las
condiciones expresadas en el mismo eran muy simples y prácticas, lo que denota
su interés por que el muchacho aprendiera el oficio. En este sentido, los contratos
signados por hombres generalmente centraban su atención en que la enseñanza
del oficio debería ser teórica y práctica, que al final del entrenamiento el joven
debería dominar con destreza el oficio, y que llegado el caso de que éste no
hubiera aprendido, el maestro se responzabilizaría de "acabar de enseñar al
muchacho" pagándole lo que ganaba un maestro del oficio. De hecho, la mayoría
de los contratos que hemos revisado y que, insistimos, fueron firmados por el
padre o tutor del niño o adolescente, se caracterizan por su brevedad y
pragmatismo. Un ejemplo de ello es el siguiente:
Notorio sea a los que la presente vieren como yo, Nicolás de Torres, mulato
libre y de esta ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas, otorgo, pongo al
oficio con José del Villar maestro de dicho arte y así mismo de esta ciudad
con muchacho nombrado Juan de Torres que será de diez años poco más o
menos a quien ha criado desde edad de un año y tenido en la compañía en
lugar de hijo por no habérsele conocido padre y para que logra tener oficio lo
pongo al rederido con el dicho maestro para que le enseñe el de platero en
todas las cosas y otras del derecho para que me compelan y apremien como
por sentencia pasada en cosa juzgada, fecha en Zacatecas en veinte y cinco
de octubre de mil setecientos años.