You are on page 1of 6

SIMPOSIO DE TRASTORNOS DEL DESARROLLO

Procesos atencionales y trastornos


por déficit de atención en el autismo
V.L. Ruggieri

ATTENTIONAL PROCESSES AND ATTENTION DEFICIT DISORDERS IN AUTISM


Summary. Introduction. Autism is recognised as being a behavioural syndrome characterised by impaired language development,
restricted interests and compromised socialisation. It is accepted that persons with autism react in an inappropriate way to
socially relevant information and that they are unable to benefit from important stimuli from their surroundings. A number of
disorders affecting different attention processes (with the ensuing difficulty involved in selecting and hierarchising stimuli) have
been put forward as probable hypotheses to account for the genesis of these problems. Development. In this work we analyse
some of the attentional processes reported as being due to deficits in autism (disorders affecting alertness, orientation, gaze,
sustained attention and changes in focus of attention). We also examine the high rate of comorbidity of attention deficit disorders
with or without hyperactivity (ADHD) with pervasive developmental disorders (PDD) and the importance of identifying them.
Conclusions. Although many disorders affecting the components of attention have been reported, the findings and their
importance are controversial and it is likely that their association to other cognitive disorders plays an important role in the
development of autism. With regard to the association between ADHD and PDD, it is an acknowledged fact that up to 70% of the
persons with PDD meet ADHD criteria; whether we are before a situation of comorbidity, it is part of the spectrum or forms a
specific subtype is an interesting issue for debate. Nevertheless, what is essential is for this association to be acknowledged to
allow therapy to be undertaken using the correct approach. [REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S51-6]
Key words. ADHD. Attention. Attention disorders. Autism. DAMP.

INTRODUCCIÓN ATENCIÓN
Descrito por Kanner en 1994 [1] y por Asperger en 1945 [2], el La atención está integralmente relacionada con los procesos de
autismo puede definirse como un síndrome conductual de base selección. El concepto de ‘selectividad’ se refiere a los procesos
biológica asociado a diversas entidades. que modulan la respuesta a una constelación de estímulos espe-
Desde el punto de vista clínico, la tríada característica se cíficos y dan prioridad a uno en especial. Esto permitirá identi-
podría resumir en una afectación en el desarrollo del lenguaje, ficar y separar la información relevante de la inútil de un estí-
conductas estereotipadas asociadas a intereses restringidos y mulo del entorno [5].
trastorno en la integración social. Según lo descrito por Plude et al en 1994 [6], podemos divi-
Las bases neuropsicológicas vinculadas a la génesis del es- dir los procesos de selección en diversas dimensiones de la se-
pectro autista están relacionadas con afectación en las funciones lectividad donde encontramos una fuente (visual, auditiva, tác-
ejecutivas, débil coherencia central y trastornos en la cognición til, memoria) que, a través de conductas o funciones (orienta-
social. ción, mirada, filtrado y búsqueda), permitirá distribuir la selec-
Muchas de las características de los niños con trastornos ge- ción de estímulos en focalizado y dividido.
neralizados del desarrollo (TGD) y autismo podrían explicarse A continuación analizaremos los diversos componentes aten-
por defectos en sus procesos atencionales. cionales (alerta, orientación, mirada, filtrado, atención sosteni-
Los autistas actúan de forma inapropiada con los estímulos da y cambios de atención) para, posteriormente, relacionar éstos
que ven y son incapaces de beneficiarse de aquellas cosas del con los trastornos observados en las personas con autismo.
entorno de la misma manera que las otras personas [3].
Las personas con autismo parecen ser particularmente defi- Alerta-vigilia
cientes en atender la información socialmente relevante, lo cual Es la línea de base que determina los niveles necesarios de inten-
es fundamental para el comportamiento adaptativo [4]. sidad para generar procesos atencionales. A mayor nivel de alerta,
El propósito de este trabajo es analizar procesos atenciona- menor intensidad del estímulo necesario para generar atención.
les normales, compararlos con los trastornos descritos en el au-
tismo y finalmente revisar la presencia de trastornos por déficit Trastorno del estado de alerta en el autismo
de atención asociados al autismo jerarquizando la importancia Respecto al estado de alerta, se han propuesto situaciones de hi-
de su reconocimiento y su abordaje terapéutico. peralerta, hipoalerta o incluso trastornos en la modulación de éste
como causas posibles en la génesis de las conductas autistas.
Un estado de hiperalerta podría generar una situación en la
Aceptado: 13.03.06. cual el niño recibe una altísima información sensorial que no es
Servicio de Neurología. Hospital Nacional de Pediatría Dr. J.P. Garrahan.
capaz de filtrar adecuadamente [3,7]. Otros autores han consi-
Buenos Aires, Argentina. derado la posibilidad de que se trate de estados de hipoalerta [8]
Correspondencia: Dr. Víctor L. Ruggieri. Servicio de Neurología. Hospital la tendencia a fijar la atención sólo en una cosa.
Nacional de Pediatría Dr. J.P. Garrahan. Combate de los Pozos, 1881. 1245 Trastornos en la modulación de la alerta podrían generar
Buenos Aires, Argentina. E-mail: vruggieri@intramed.net.ar una tendencia a conductas repetitivas, movimientos estereotipa-
© 2006, REVISTA DE NEUROLOGÍA dos y escasa socialización [9].

REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S51-S56 51


V.L. RUGGIERI

Las hipótesis de la afectación del estado de alerta en la gé- Podemos dividir dos componentes de la mirada: la egocén-
nesis de conductas autistas no han demostrado consistencia y trica y la halocéntrica [15]. La mirada egocéntrica, presente des-
han perdido valor en los últimos años. de el nacimiento [16], tiene gran importancia, permite percibir
la primera mirada de la madre y va ganando precisión con el
Orientación tiempo, permite percibir la mirada de los otros y saber cuándo
Se trata de focalizar el estímulo a través del alineamiento de los se es mirado [17]; incluso su aumento en complejidad permite
receptores sensoriales (visuales y auditivos). Esta función per- el reconocimiento de sonrisas y la posibilidad de conectarse con
mite adaptarse a los campos visuales particulares y socializarlos. los actos faciales permitiéndole la interacción [18].
Frente a estímulos exógenos se generará, de forma involun- La mirada halocéntrica se va desarrollando a lo largo de los
taria, orientación visual ante estímulos visuales o auditivos; por primeros años de vida, se enriquece con la experiencia [19], nos
ejemplo, la dirección de la mirada de un niño ante un estímulo permite reconocer el entorno, ubicarnos socialmente, compren-
sonoro o lumínico a la fuente, al ser ésta una respuesta de selec- der la mirada intencional del otro y el desarrollo de la atención
ción primitiva. conjunta [20].
Otra forma de orientación es la que responde a estímulos Como vemos, una afectación de la mirada podrá generar un
endógenos; esta conducta, denominada ‘orientadora abierta’, es inadecuado ajuste social.
voluntaria y permite el seguimiento de la mirada, el seguimien-
to de la dirección de los ojos, y no es sólo por el hecho de seguir Afectación de la mirada en el autismo: teoría del
la mirada sino por darle valor simbólico a ésta, leyendo el estí- déficit de reconocimiento facial-teoría de la amígdala
mulo e interpretándolo. Las expresiones faciales nos permiten dar a conocer nuestras
Podemos encontrar dos tipos de orientación abierta: emociones; una afectación del reconocimiento de caras (parte
– Voluntaria descubierta: cuando se selecciona el estímulo y importante en la expresión de las emociones) generará una per-
se dirige la mirada a éste. cepción defectuosa de las expresiones faciales y, por ende, de la
– Voluntaria encubierta: cuando el alineamiento es mental sin percepción de las emociones.
dirigir los ojos al estímulo; consiste en la capacidad de diso- Esto, por otra parte, generará la imposibilidad de inferir se-
ciar la mirada de la atención. gundas intenciones, comprender las miradas, los deseos de los
otros, afectando el desarrollo de la teoría de la mente.
Propuestas de trastornos de la orientación en el autismo Los circuitos neurales que envuelven la amígdala, la corteza
La tendencia a perseverar ante un estímulo, por ejemplo la mi- orbitofrontal y el surco temporal superior constituyen la base
rada de un objeto y la imposibilidad de cambiar de foco de aten- probable para el desarrollo del control de la mirada y facilitan el
ción frente a otros estímulos, ha inducido a la hipótesis de que procesamiento perceptual de las conductas sociales [21]. Estas
esto sea consecuencia de un trastorno en los cambios volunta- redes están preferentemente activadas ante la observación de
rios de la atención, secundario a una afectación en la orienta- caras y, en especial, en la región de los ojos [22].
ción visual reflexiva abierta e incluso mental encubierta. Fenómenos destructivos bilaterales de las amígdalas afectan
Si bien esta teoría resulta muy atractiva, los resultados de al control de la mirada [23]; este fallo en la mirada compartida
diversos autores han sido contradictorios; así, Casey et al [10] afecta la comunicación diádica y altera la interpretación de acti-
compararon a un grupo de pacientes autistas de alto rendimien- tudes sociales.
to y personas normales, no discriminados a nivel cognitivo, y en- Diversos trabajos han puesto en evidencia la afectación del
contraron déficit en la atención reflexiva, en su desconexión y reconocimiento facial en individuos autistas. Dawson et al, en
en los cambios de foco atencional, mientras que Burak et al [11] 2002 [24], analizaron a niños entre 3 y 5 años de edad con tras-
no encontraron estas alteraciones en 12 niños autistas de bajo torno del espectro autista y observaron que éstos no tenían dife-
rendimiento en relación a otros con alteraciones cognitivas sin rencias en la actividad eléctrica en los potenciales evocados
autismo. relacionados con eventos cuando miraban la cara de su madre y
Minshew et al [12] compararon aspectos voluntarios y refle- una cara no familiar, lo que permitiría inferir que presentan
xivos de la atención y no encontraron afectación en la orienta- déficit en la memoria de reconocimiento facial.
ción reflexiva, aunque sí documentaron déficit en las pruebas Si bien desde hace años se propone que los autistas sufren
voluntarias de los lóbulos frontales. afectación en el reconocimiento de emociones [25], se discute
Finalmente, en 1996, Wainwrigth y Bryson compararon en si esto es el producto de una falta de reconocimiento o un défi-
un trabajo [13] a un grupo de adolescentes y adultos de alto ren- cit en nombrar las emociones faciales. Lo que parece claro es
dimiento con controles normales y encontraron deficiencias en que los individuos autistas tienen una percepción reducida del
los cambios de atención y desconexión en los autistas, aunque reconocimiento de las expresiones faciales de temor [26].
se trataba de un grupo pequeño. Algunos de los déficit que se han relacionado con la afecta-
ción de la amígdala son: déficit en el reconocimiento facial
Mirada [24], déficit en la detección de la emoción –en especial, el mie-
La mirada nos permite percibir el primer contacto social. A tra- do [27]–, afectación en la mirada egocéntrica y lectura expresi-
vés de la mirada percibimos las emociones, el afecto, las situa- va de los ojos [22].
ciones de peligro, el rechazo, el temor, la alegría, es decir, las Morris et al [28], en 1996, por medio de tomografía por
emociones, lo cual nos permite un adecuado ajuste social. emisión de positrones (PET) en personas normales, demostra-
La capacidad de mirar a las otras personas, en especial a los ron, ante la observación de un estímulo facial de temor, una
ojos, seguir su mirada, etc., se desarrolla tempranamente duran- gran activación de la amígdala izquierda; a mayor expresión,
te los primeros años de vida y es lo que permitirá una adecuada mayor activación; y ante expresión de alegría, menor activación
apreciación social del mundo que nos rodea [14]. de ésta.

52 REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S51-S56


SIMPOSIO DE TRASTORNOS DEL DESARROLLO

En 1998, Morris et al [29], también a través de PET, estu- Cambios de atención


diaron a adultos normales y defendieron el papel neuromodula- La imposibilidad de cambiar el foco de atención también ha
dor de la amígdala, ya que ante la observación de caras con sido propuesta como causa del autismo: incapacidad para des-
expresión de temor, primero se activaba la amígdala izquierda, conectar un foco de atención y pasar a otro, déficit en la habili-
y luego, la corteza extraestriada. dad de cambiar el propio foco personal a un espacio extraperso-
Kawashima et al, en 1999 [30], al analizar el control de la nal, ‘interés del otro’ [36]...
mirada y su expresión en el cerebro a través de PET, observaron No obstante, trabajos posteriores demostraron que estos dé-
que cuando los controles miraban una cara con ojos abiertos sin ficit en los cambios de atención no estaban relacionados con
dirigir la mirada hacia el observador, se activaba la amígdala trastornos en habilidades atencionales, sino con dificultades en
izquierda, pero cuando la mirada se dirigía al observador y esta- funciones ejecutivas, originadas en los lóbulos frontales [35].
blecía contacto visual con éste, se activaba también la derecha, Dichos hallazgos fueron confirmados por Minshew et al [12],
lo que permite inferir la importancia de la amígdala en la per- quienes detectaron debilidades sólo en los movimientos sacádi-
cepción de la mirada y la direccionalidad de ésta. cos voluntarios y no en las pruebas que analizaban las habilida-
Baron-Cohen et al, en 1999 [31], en un estudio comparativo des atencionales reflexivas.
entre autistas y personas normales con resonancia magnética Si bien pueden ser múltiples los trastornos de los compo-
funcional, observaron falta de activación de la amígdala dere- nentes de la atención que pueden estar implicados en el autis-
cha, con relación a la percepción de la mirada de la cara, en es- mo, Goldstein et al [37], en un interesante trabajo, concluyen
pecial de los ojos en los individuos autistas. que los déficit cognitivos y las conductas anormales observadas
Pierce et al, en 2001 [32], detectaron falta de activación del en el autismo no son el resultado de un fallo en incorporar la
giro fusiforme, menor activación de la amígdala y del giro occi- información, en la atención sostenida o en la resistencia a la dis-
pital, y procesamiento de la imagen en áreas diferentes, sumado tracción.
a un menor tamaño de la amígdala en sujetos autistas. Los individuos autistas parecen tener debilidades atenciona-
Como vemos, la afectación de la mirada y la denominada les que podrían encontrarse a nivel conceptual en las funciones
‘teoría de la amígdala’ parecen constituir una hipótesis intere- ejecutivas y en el control de la información nueva [11,38] e in-
sante en la génesis de algunas conductas autistas. cluso tener una afectación en organizar la información y en con-
trolar los eventos que están sucediendo para poder realizar los
Filtrado ajustes adecuados [11].
Es la capacidad de limpiar el campo de los estímulos no signifi- Las personas con autismo parecen ser particularmente defi-
cativos, generando la elección de una cosa y desechando la otra cientes en atender la información socialmente relevante, lo cual
[11]. El filtrado es un complemento fundamental del estado de es fundamental para el comportamiento adaptativo [4].
alerta, la orientación y la mirada para la selección. La atención en el autista debería estudiarse con la mirada de
El mecanismo de filtrado se realiza seleccionando un atribu- la naturaleza social del estímulo; debe tenerse en cuenta que las
to o estatus único de un objeto desechando otros (por ejemplo, pruebas de atención habitualmente utilizadas en autistas no son
por color, tamaño, etc.) de localización en el campo visual. sociales, por lo cual será fundamental en el futuro desarrollar
Muchas de las conductas de los niños autistas, como las per- técnicas de evaluación de la atención que tengan en cuenta la
severaciones, podrían estar relacionadas con la imposibilidad de naturaleza social del estímulo.
desechar un estímulo irrelevante, lo que podría explicarse por
afectación del filtrado.
Los trabajos de Burack, en 1994 [33], consideraron que tras- TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON
tornos en el filtrado podrían estar presentes en autistas de bajo O SIN HIPERACTIVIDAD (TDAH) Y AUTISMO (TGD)
nivel cognitivo, aunque dicho hallazgo no se confirmó en un es- Es común que niños con trastornos generalizados del desarrollo
tudio realizado en adolescentes con autismo de alto rendimien- no especificado (TGD/NOS) sean diagnosticados originalmente
to por el mismo autor [34]. como TDAH [39]. Jensen et al, en 1997 [40], describieron que
el 74% de niños con TGD/NOS fue originalmente catalogado
Atención sostenida como TDAH. Esto puede generar varios interrogantes:
Se denomina ‘atención sostenida’ a la situación en la cual los re- – ¿Fueron diagnósticos equivocadamente?
cursos sensoriales y cognitivos se mantienen tan exclusivamente – ¿El TGD con hiperactividad, inatención e impulsividad de-
como es posible en una situación o prueba en particular [11]. be considerarse como TDAH?
Las conductas perseverativas podrían generarse en una capa- – En niños con TGD, ¿el TDAH debe considerarse una co-
cidad exagerada de atención sostenida, al menos en situaciones morbilidad?
autodeterminadas [11]. No obstante, estudios recientes de aten- – ¿TGD y TDAH deben considerarse un subgrupo específico?
ción visual sostenida, realizados con el CPT II, no mostraron dé- – ¿Debe excluirse el diagnóstico de TDAH en un niño con
ficit consistentes en la atención sostenida en autistas [35]. TGD?
La atención visual sostenida parece intacta en individuos
autistas de alto rendimiento y su afectación se relacionaría con Diversos autores tuvieron en cuenta estos interrogantes [41,42]
el nivel cognitivo, en especial en niños entre 3 y 10 años aproxi- y se propusieron investigar cuál era la incidencia de TDAH en
madamente, mientras que la atención auditiva sostenida podría niños con TGD y qué tipos de TDAH presentan los niños con
ser deficiente [10]. TGD. Compararon cuál era la gravedad de los síntomas y la
De lo analizado podría especularse que la eficiencia de la afectación en la calidad de vida entre niños con TGD puro y
atención sostenida dependería de diversos factores como el ni- TGD + TDAH, así como la intensidad de los síntomas de TDAH
vel de desarrollo, la modalidad y la motivación. entre niños con TGD + TDAH y TDAH puro [41,42].

REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S51-S56 53


V.L. RUGGIERI

Entre los hallazgos más significativos descritos por Frazier Es interesante tener en cuenta que los diagnósticos presunti-
et al en 2001 [41] y Goldstein et al en 2004 [42] encontramos: vos en niños con este síndrome varían desde el TDAH y el tras-
– Entre el 60 y el 80% de los niños con TGD cumple con cri- torno de conducta hasta el trastorno del espectro autista.
terios de TDAH. Desde el punto de vista evolutivo, en el estudio epidemiológi-
– Los síntomas de TDAH en pacientes con TGD son similares co de Gillberg et al en 1989 [49], por lo menos dos tercios de los
en intensidad a aquellos que padecen TDAH puro. casos cumplieron con el diagnóstico de trastorno del espectro
– Los pacientes con TGD + TDAH tienen más dificultades en autista, más específicamente síndrome de Asperger [49].
las actividades de la vida diaria que los que padecen TGD A diferencia de lo que sucede con el TDAH puro o trastorno
puro. del desarrollo de la coordinación puro, el DAMP es fuertemen-
– Quienes padecen TGD + TDAH presentan más hospitaliza- te predictivo de padecer trastornos del espectro autista [50].
ciones y tienen mayor necesidad de medicamentos. Gillberg, en 2003 [50], analiza la mayor incidencia de des-
cripciones de trastorno del espectro autista en los años setenta
Con relación al tipo de TDAH presente en los niños con TGD, en Suecia en relación con EE. UU. y Gran Bretaña, y sugiere
aproximadamente el 55% fue desatento, y el 45%, combinado. que probablemente en estos países era menor porque no se tenía
Respecto al nivel de impedimento atencional exhibido en ni- en cuenta este síndrome conductual, y se incluirían probable-
ños con TGD + TDAH, éste fue similar que en aquellos que pa- mente en TDAH cuadros como el DAMP. Esto también podría
decían TDAH puro. explicar que el hecho de incluir, en los últimos años, más fre-
El hecho de que no todos los pacientes con TGD padezcan cuentemente el reconocimiento de conductas autistas genere un
TDAH hace pensar que éste no es parte del autismo [41,42], falso concepto de una epidemia autista [50].
aunque nos preguntamos si su alta incidencia no se debe a que En resumen, podríamos definir el DAMP como la suma de
forma parte del espectro. TDAH más trastornos en el desarrollo de la coordinación y tras-
Si analizáramos los aspectos básicos disfuncionales en cada tornos preceptuales; probablemente, la mayor frecuencia de
una de estas entidades, podríamos simplificar el TDAH como la conductas autistas en las formas más graves permita generar un
consecuencia de un impedimento del autocontrol [43], mientras vínculo entre TDAH y autismo, el cual eventualmente podría
que los TGD son la expresión de una discapacidad del aprendi- ser un eslabón dentro de un continuo entre ambos. Esto podría
zaje social [42,44]; justamente un niño con TGD + TDAH aso- explicar la alta incidencia de TDAH en personas con TGD.
ciará un trastorno de la socialización con dificultades en el apren- Respecto a la importancia del reconocimiento de trastornos
dizaje, la atención y el autocontrol. por déficit de atención con o sin hiperactividad en niños con
Un síndrome interesante a considerar es el DAMP (trastor- TGD, como hemos observado, esta asociación parece tener ma-
no de atención, déficit del control motor y de la percepción, en yor afectación social, cognitiva y conductual, por lo cual será
ausencia de retraso mental o parálisis cerebral), considerado fundamental su identificación para que el abordaje terapéutico
originalmente por Hagberg en 1975 [45]; éste debe ser evocado sea el adecuado. Deben tratarse ambas condiciones teniendo en
frente a todo niño con TDAH y trastorno del desarrollo de la cuenta lo social, el lenguaje, la atención, la conducta, el auto-
coordinación. En sus formas graves pueden presentar trastornos control, la planificación y los aspectos cognitivos. No tratar uno
del lenguaje e incluso conductas autistas, lo cual probablemen- de ellos impactará negativamente en la evolución del niño.
te sea el motivo por el cual muchos niños con TGD son origi- Dada la alta incidencia de TDAH en niños con TGD y el
nalmente diagnosticados como TDAH. alto número de pacientes con TGD inicialmente diagnosticados
Este cuadro se caracteriza por presentar un espectro de dis- como TDAH, será fundamental, ante todo niño desatento, in-
funciones, las cuales, partiendo del TDAH y el trastorno en el quieto e impulsivo, tener en cuenta otros aspectos cognitivos y
desarrollo de la coordinación motora gruesa y fina, pueden aso- conductuales; se analizarán el lenguaje, la atención compartida,
ciar dificultades en la percepción, el lenguaje y la fonoarticula- la socialización, la comunicación, la presencia de intereses res-
ción [46]. tringidos, las estereotipias, la coordinación motora, etc., ya que
Justamente los casos más graves son aquellos que suman la presencia de afectación en estas áreas será orientadora de un
todas estas dificultades, las cuales será importante reconocer y TGD probablemente asociado a TDAH.
no sólo limitarse el diagnóstico al TDAH, para de esa manera Podríamos preguntarnos si se trata de una comorbilidad aso-
realizar un correcto abordaje terapéutico [46]. ciada al TGD o simplemente un punto en el espectro de los tras-
La incidencia de esta entidad es del 1,5% entre los niños de tornos del desarrollo. No obstante, independientemente de las
7 años [46-47] y llega al 6% si se incluyen todas las edades [48]; hipótesis, lo importante será el reconocimiento del cuadro cog-
se considera que ésta ocupa el 50% de los casos de TDAH. nitivo y conductual para su correcto abordaje.

BIBLIOGRAFÍA

1. Kanner L. Autistic diturbances of affective contact. Nerv Child 1943; The development of attention: research and theory. Amsterdam: Else-
2: 217-50. vier North Holland; 1990. p. 139-58.
2. Asperger H. Die Autistichen Psychopaten in kindeslter. Archiv für Psy- 6. Plude DJ, Enns JT, Brodeur D. The development of selective attention:
chiatrie und Nevenkrankhelten 1944; 117: 76-136. a life-span overview. Acta Psychol (Amst) 1994; 86: 227-72.
3. Gold MS, Gold JR. Autism and attention: theoretical considerations 7. Ornitz EM. Disorders of perception common to early infantile autism
and a pilot study using set reaction time. Child Psychiatry Hum Dev and schyzophrenia. Compr Psychiatry 1969; 259-74.
1975; 6: 68-80. 8. Rimland B. Infantile autism: the syndrome and its implications for a
4. Dawson G, Meltzoff A, Osterling J, Rinaldi J, Brown E. Children with neural theory of behavior. New York: Appleton; 1964. p. 282.
autism fail to orient to naturally occurring social stimuli. J Autism Dev 9. Dawson G, Levy A. Arousal, attention, and the socio-emotional impair-
Disord 1998; 6: 479-85. ments of individuals with autism. In Dawson G, ed. Autism: nature,
5. Enns JT. Relations between components of attention. In Enns JT, ed. diagnosis, and treatment. New York: Guilford Press; 1989. p. 144-73.

54 REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S51-S56


SIMPOSIO DE TRASTORNOS DEL DESARROLLO

10. Casey BJ, Gordon CT, Mannhein GB, Rumsey JM. Dysfunctional The human amygdala plays an important role in gaze monitoring: a
attention in autistic savants. J Clin Exp. Neuropsychol 1993; 15: 933-46. PET study. Brain 1999; 122: 779-83.
11. Burak JA, Enns JT, Johannes EA, Stauder JE, Mottron JN, Randolph 31. Baron-Cohen S, Ring HA, Wheelwright S, Bullmore ET, Williams SE.
B. Attention and autism: behavioral and electrophysiological evidence. Social intelligence in the normal and autistic brain: a functional MRI.
In Cohen D, Volkmar F, eds. Handbook of autism and pervasive devel- Eur J Neurosci 1999; 11: 1891-8.
opmental disorders. 2 ed. New York: John Wiley; 1997. p. 226-47. 32. Pierce RA, Ambrose J, Allen G, Courchesne E. Face processing occurs
12. Minshew NJ, Luna B, Sweeney JA. Oculomotor evidence of neocorti- outside the fusiforme ‘face area’ in autism: evidence from functional
cal systems but not cerebellar dysfunction in autism. Neurology 1999; MRI. Brain 2001; 124: 2059-73.
52: 917-22. 33. Burack JA. Selective attention deficits in persons with autism: prelimi-
13. Wainwrigth-Sharp JW, Bryson SE. Visual-spatial orienting in autism. J nary evidence of an inefficient attentional lens. J Abnorm Psychol 1994;
Autism Dev Disord 1996; 26: 423-8. 103: 535-43.
14. Allison T, Puce A, McCarthy G. Social perception from visual cues: 34. Burack JA, Iarocci P, Mottron L, Stauder J, Robaey P, Brennan JM.
role of the STS region. Trends Cogn Sci 2000; 4: 267-78. Visual filtering in persons with autism: a developmental perspective.
15. Elgar K, Campbell R, Skuse D. Are you looking at me? Accuracy in 26th International Congress of Psychology. Montreal, Canadá, 1996.
processing line-of-sight in Turner syndrome. Proc R Soc Lond B Biol 35. Pascualvaca DM, Fantie BD, Papageorgiu M, Mirsky AF. Attentional
Sci 2002; 269: 2415-22. capacities in children with autism: is there a general deficit in shifting
16. Batki A, Baron-Cohen S, Wheelwrigth S, Connellan J, Ahuwalia J. Is focus. J Autism Dev Disord 1998; 28: 467-78.
there an innate gaze module? Evidence from human neonates. Infant 36. Courchesne E, Townsend JP, Akshoomoff NA. A new finding: impair-
Behav Dev 2000; 23: 223-9. ment in shifting attention in autistic and cerebellar patients. In Broman
17. Lee K, Eskritt M, Symons LA, Muir D. Children’s use of triadic eye SH, Grafman J, eds. Atypical cognitive deficits in developmental disor-
gaze information for ‘mind reading’. Dev Psychol 1998; 34: 525-39. ders: implications for brain function. Hillsdale: Erlbaum; 1994. p. 101-37.
18. Aitken KJ, Trevarthen C. Self/other organization in human psycholog- 37. Goldstein G, Johnson CR, Minshew NJ. Attentional processes in au-
ical development. Dev Psychopathol 1997; 9: 653-77. tism. J Autism Dev Disord 2001; 31: 433-40.
19. Langton SR, Watt RJ, Bruce I. Do the eyes have it? Cues to the direc- 38. Ozonoff S. Executive functions in autism. New York: Plenum Press; 1995.
tion of social attention. Trends Cogn Sci 2000; 4: 50-9. 39. Barkley R. Attention deficit hiperactivity disorder: handbook for diag-
20. Leekam S, Moore C. The development of attention and joint attention nosis and treatment of ADHD. New York: Guilford Press; 1998.
in children with autism. In Burack JA, Charman C, Yirmiya N, Zelazo 40. Jensen PS, Martin D, Cantwell DP. Comorbidity in ADHD: implica-
PR, eds. The development of autism: perspectives from theory and tions for research, practice and DSM-IV. J Am Acad Child Adolesc
research. New York: Earlbaum; 2000. p. 105-30. Psychiatry 1997; 36: 1065-79.
21. Brothers L. The social brain: a project for integrating primate behaviour 41. Frazier JA, Biederman J, Bellordre CA. Should the diagnosis of atten-
and neurophysiology in a new domain. Concepts Neurosci 1990; 1: 27-51. tion deficit/hiperactivity disorder be considered in children with perva-
22. Calder AJ, Lawrence AD, Keane J, Scott SK, Owen AM, Christoffels I, sive developmental disorder? J Atten Disord 2001; 4: 203-11.
et al. Reading the mind from the eye gaze. Neuropsychologia 2002; 40: 42. Goldstein S, Schwebach AJ. The comorbidity of pervasive develop-
1129-38. mental disorder and attention deficit hyperactivity disorder: results of a
23. Young AW, Aggleton JP, Hellawell DJ, Johnson M, Broks P, Hanley R. retrospective chart review. J Autism Dev Disord 2004; 34: 329-39.
Face processing impairments after amygdalotomia. Brain 1995; 118: 43. Barkley R. ADHD and the nature of selfcontrol. New York: Guilford
15-24. Press; 1997.
24. Dawson G, Carver L, Meltzoff AN, Pangioitides H, McPartland J, 44. Klin A, Volkmar FR. Autism and other pervasive developmental disor-
Webb SJ. Neural correlates of face and object recognition in young ders. In Goldstein S, Reynolds S, eds. Handbook of neurodevelopmen-
with autism spectrum disorder, developmental delay, and typical devel- tal and genetic disorders in children. New York: Guilford Press; 1999.
opment. Child Dev 2002; 73: 700-17. 45. Hagberg B. Minimal brain dysfunction. Lakartidningen 1975; 72: 3296-
25. Hobson RP, Ouston J, Lee A. What’s in a face? The case of autism. Br 300.
J Psychol 1988; 79: 441-53. 46. Gillberg C, Rasmussen P, Carlström G, Svenson B, Waldenstrom E.
26. Pelphrey KA, Sasson NJ, Reznick JS, Paul G, Goldman BD, Piven J. Perceptual, motor and attentional deficits in six-year-old children. Epi-
Visual scanning of faces in autism. J Autism Dev Disord 2002; 32: demiological aspects. J Child Psychol Psychiatry 1982; 23: 131-144.
249-61. 47. Kadesjö B, Gillberg C. Attention deficit and clumsiness in Swedish
27. Howard MA, Cowell PE, Boucher J, Broks P, Mayes A, Farrant A, et 7-year-old children. Dev Med Child Neurol 1998; 40: 796-811.
al. Convergent neuroanatomical and behavioural evidence of an amyg- 48. Landgren M, Pettersson R, Kjellman B, Gillberg C. ADHD, DAMP
dala hypothesis of autism. Neuroreport 2000; 11: 2931-5. and other neurodevelopmental/neuropsychiatric disorders in six-year-
28. Morris JS, Frith CD, Perret DI, Rowland D, Young AW, Calder AJ, et old children. Epidemiology and comorbidity. Dev Med Child Neurol
al. A differential neural response in the human amygdala to fearful and 1996; 38: 891-906.
happy facial expressions. Nature 1996; 383: 812-5. 49. Gillberg IC, Gillberg C. Asperger syndrome –some epidemiological
29. Morris JS, Friston KJ, Buchel C. A neuromodulatory role for the hu- considerations: a research note. J Child Psychol Psychiatry 1989; 30:
man amygdala in processing emotional facial expressions. Brain 1998; 631-8.
121: 47-57. 50. Gillberg C. Deficits in attention, motor control, and perception: a brief
30. Kawashima R, Sugiura M, Kato T, Nakamura A, Hatano K, Ito K, et al. review. Arch Dis Child 2003; 88: 904-10.

PROCESOS ATENCIONALES Y TRASTORNOS PROCESSOS ATENCIONAIS E PERTURBAÇÕES


POR DÉFICIT DE ATENCIÓN EN EL AUTISMO POR DÉFICE DE ATENÇÃO NO AUTISMO
Resumen. Introducción. El autismo se reconoce como un síndrome Resumo. Introdução. O autismo é reconhecido como uma síndroma
conductual caracterizado por trastorno en el desarrollo del len- comportamental caracterizada pela perturbação no desenvolvimen-
guaje, intereses restringidos y afectación en la socialización. Se to da linguagem, interesses restringidos e compromisso na socia-
acepta que las personas con autismo reaccionan de forma inapro- lização. É aceite que as pessoas com autismo reagem de forma
piada a información socialmente relevante y que son incapaces de inapropriada a informação socialmente relevante e que são incapa-
beneficiarse de los estímulos importantes del entorno. Se han pro- zes de tirar partido dos estímulos importantes do meio envolvente.
puesto trastornos en diversos procesos de atención, con la conse- Foram propostas perturbações em diversos processos de atenção,
cuente dificultad para jerarquizar los estímulos y seleccionarlos, com a consequente dificuldade para hierarquizar os estímulos e
como hipótesis probables en la génesis de estas dificultades. Desa- seleccioná-los, como hipóteses prováveis na génese destas dificul-
rrollo. En este trabajo se analizan algunos de los procesos atencio- dades. Desenvolvimento. Neste trabalho analisam-se alguns dos
nales descritos como deficitarios en el autismo (trastornos en el processos atencionais descritos como deficitários no autismo (per-
estado de alerta, en la orientación, en la mirada, en la atención turbações no estado de alerta, na orientação, no olhar, em manter a
sostenida y en los cambios de foco de atención), y la alta comorbi- atenção e nas mudanças de foco de atenção), e a alta comorbilida-
lidad de trastornos por déficit de atención con o sin hiperactividad de das perturbações por défice de atenção com ou sem hiperactivi-

REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S51-S56 55


V.L. RUGGIERI

(TDAH) con los trastornos generalizados del desarrollo (TGD) y la dade (PDAH) com as perturbações generalizadas do desenvolvi-
importancia de su identificación. Conclusiones. Si bien son muchos mento (PGD) e a importância da sua identificação. Conclusões. Se
los trastornos en los componentes de la atención descritos, los bem que sejam muitas as perturbações nas componentes da atenção
hallazgos y su importancia son controvertidos y es probable que su descritas, as descobertas e a sua importância são controvertidas e é
asociación a otros trastornos cognitivos desempeñe un papel im- provável que a sua associação a outras perturbações cognitivas
portante en el desarrollo del autismo. En relación con la asocia- desempenhe um papel importante no desenvolvimento do autismo.
ción entre TDAH y TGD, se ha reconocido que hasta el 70% de las Em relação à associação entre PDAH e PGD, é reconhecido que até
personas con TGD cumple con los criterios de TDAH; si se trata de 70% das pessoas com PGD se enquadram nos critérios de PDAH;
una situación comórbida, forma parte del espectro o configura un se se trata de uma situação comórbida, é parte do espectro ou con-
subtipo específico, es un tema interesante de debate. No obstan- figura um subtipo específico, é um tema interessante de debate. Não
te, lo fundamental es el reconocimiento de esta asociación para el obstante, o que é fundamental é o reconhecimento desta associação
correcto abordaje terapéutico. [REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): para a correcta abordagem terapêutica. [REV NEUROL 2006; 42
S51-6] (Supl 3): S51-6]
Palabras clave. Atención. Autismo. DAMP. TDAH. Trastornos de Palavras chave. Atenção. Autismo. DAMP. PDAH. Perturbações da
atención. atenção.

56 REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S51-S56

You might also like