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Fragmentos extraídos del diario de Frank Bartleman, publicado en el año de 1925, titulado “Cómo llegó a Los Ángeles el
Pentecostés”. Frank Bartleman fue uno de los principales instrumentos de Dios para que el avivamiento llegara a California,
Estados Unidos, a principios del siglo XX (1906). Fue motivado al escuchar noticias del avivamiento que se estaba
experimentando en el país de Gales, en donde Evan Roberts desempeñó un papel importante. Frank Bartleman fue guiado a la
Intercesión hasta alcanzar la victoria y ser parte de uno de los mayores avivamientos del siglo XX. Azuza era el nombre de la
calle, en Los Ángeles, donde comenzó el despertamiento espiritual.
Surgió en mi corazón un enorme deseo de que hubiese un gran avivamiento. Sin embargo,
éste sólo podría acontecer cuando hubiera en mi corazón un anhelo más profundo de Dios
y en mi alma un verdadero dolor de parto por las almas.
Algunas personas se van a sorprender cuando Dios las abandone y utilice a otros canales
que se consagren a Él. Es necesario humillarnos para que Él venga. Estamos rogando,
¡Pasadena para Dios! Muchos cristianos están satisfechos consigo mismos y tienen poca fe
y poco interés por la salvación de las almas. Dios los humillará dejándolas a un lado. El
Espíritu Santo nos ha guiado a la oración por un gran avivamiento. Grandes cosas van a
acontecer. Estamos pidiendo cosas tremendas para que nuestro gozo sea completo. Dios se
está moviendo. Estamos orando por las iglesias y sus pastores. El Señor visitará a aquellos
que quieran rendirse a Él.
Había escrito una carta a Evan Roberts pidiendo que, en Gales, orasen por nosotros, aquí
en California. Recibí respuesta de que ellos estaban orando y que nos ligaba al
avivamiento que se vivía en aquel lugar. La carta decía:
“Mi querido hermano en la fe, muy agradecido por su gentil correspondencia. Quedé
impresionado con sus intenciones tan sinceras y honestas. Reúna al pueblo que esté
dispuesto a hacer una entrega total. Ore y espere. Crea en las promesas de Dios. Haga
reuniones diarias. Dios lo bendiga, ésta es mi oración”.
Nos sentimos muy animados al saber que estaban orando por nosotros en Gales.
Un trabajo maravilloso del Espíritu Santo irrumpió en Los Ángeles, California, precedido
por un trabajo preparatorio de oración y expectativa. La convicción se está dispersando
entre el pueblo, y las personas están llegando de diferentes partes de la ciudad para las
reuniones. Estas reuniones se llevan a cabo por sí mismas. Personas son salvas por todo el
auditorio, mientras la reunión continúa sin ser guiada por manos humanas. La marea está
subiendo rápidamente y estamos anticipando cosas maravillosas… Los Ángeles es una
verdadera Jerusalén. Justamente el lugar cierto para que se comience una gran obra. He
esperado exactamente este tipo de demostración de poder divino. Siento que en cualquier
momento esto surgirá. Pienso que vendrá de donde menos se espera, para que solamente
Dios reciba la gloria. Oremos por un Pentecostés.
Las reuniones continuaban con o sin predicador. Las personas venían a encontrarse con
Dios y el Señor venía a encontrarse con ellas.
Nosotros seguimos orando. Las súplicas no eran oraciones formales. Eran sopladas por el
Espíritu de Dios. Venían sobre nosotros y nos dominaban enteramente. No nos
esforzábamos por intensificarlas. Éramos llevados a una verdadera angustia por el Espíritu,
que no podía ser interrumpida. Así como es imposible que una mujer en trabajo de parto
evite los dolores, no se puede huir de la angustia de la intercesión sin agraviar fuertemente
al Espíritu Santo.
Había mucha gente que se acercaba sólo por curiosidad, algunos con incredulidad, pero
otros, tenían hambre de la presencia de Dios. Los periódicos y noticieros comenzaron a
ridiculizar y escarnecer nuestros cultos, ofreciéndonos, de esta manera, mucha publicidad
gratuita. Esto trajo mayores multitudes. El diablo volvió a ser avergonzado. Persecuciones
externas nunca hacen daño a la obra. Teníamos que preocuparnos más con corazones
malignos que trabajaban dentro de la obra. Inclusive aparecieron los religiosos
descontentos y charlatanes buscando un lugar para trabajar. Esto es lo que nos causaba
más temor, por cuanto constituyen siempre un peligro para todos los trabajos que están
siendo iniciados. Varias personas fueron derribadas en esta batalla espiritual, temieron
buscar a Dios, pensando que el diablo podría dañarlas.
Procurábamos no llamar mucho la atención de lo que el diablo intentaba realizar, pues esto
podría generar un efecto negativo en el pueblo. Sólo podíamos buscar y depender de Dios.
Encontrábamos a Dios en la comunión, su presencia estaba con nosotros. Entonces Dios
nos daba la victoria. Fue maravilloso ver como la obra sobrevivió contra poderosos
adversarios. Pero era Dios. Y este era el secreto.
¡ALELUYA!
Malaquías 3:1 He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá
súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis
vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. 2 ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su
venida? ¿O quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y
como jabón de lavadores. 3 Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de
Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.