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Sin miedo al cambio
Cristina Braschi
La arquitectura, como se entiende de mane-
ra general, siempre ha sido lenta. Lenta en
dar respuesta a una realidad cambiante,
mutable. Los procesos de concepción, per-
misos y construcción son tan extensos que
no tienen la capacidad de reaccionar ante
estímulos de cambio rápidamente. Pero en
todas las épocas se ha venido intentando
cambiar este concepto: la arquitectura efí-
mera, desmontable, cambiante no es nue-
va, pero vuelve de forma precisa a la actua-
lidad en momentos de inestabilidad.
Arquitectura efímera
Los períodos de crisis económica, política,
social, son el ecosistema perfecto para el
desarrollo de nuevos híbridos arquitectóni-
cos, nuevas concepciones de la arquitectu-
ra, que se aproximan de otras disciplinas,
intentando aprender de ellas su capacidad
de respuesta rápida. El arte, con su manera
de provocar nuevas percepciones y su rápi-
da ejecución, se perfila como referente para
la arquitectura táctica. Una arquitectura que
actúa en puntos determinados, contaminan-
do el espacio urbano de intervenciones ca-
paces de revertir la caducidad de los espa-
cios existentes. No es que la crisis sea el
origen de arquitecturas cambiantes, sino
que éstas pueden ser un modo de prueba
para actuar en contextos difíciles. Pero, si la
arquitectura efímera es la respuesta, cuál
era la pregunta? cuál es el contexto en que
estas arquitecturas tienen lugar? El urbanis-
mo, al contrario de como venimos enten-
diendo desde hace siglos, no puede ser só-
lo la disciplina que regula lo inmueble:
infraestructuras y edificios. Éste debe ser el
tejido que hila lo inerte con lo vivo, lo muta-
ble con lo inmanente. Teorías como la de
Post it City de Giovanni la Varra, anuncian
una vuelta de la mirada arquitectónica hacia
los fenómenos impredecibles de lo urbano.
La arquitectura toma así como referente lo
menos arquitectónico, lo más inestable, im-
permanente, sin huella, de la vida cotidiana
de una ciudad: las acciones de los ciuda-
danos. Post it City es un dispositivo en que
se tienen en cuenta distintas actividades
que se desarrollan en el espacio público
Cristina Braschi comenzó sus estudios en Madrid y
terminó en Bruselas, donde hizo su tesis sobre
apropiaciones urbanas. Ha trabajado en Madrid,
Bruselas, Granada y Londres, participando además
en varios talleres sobre intervenciones en el espacio
público, reciclaje y sostenibilidad. Hoy vive en
Bruselas y organiza talleres para jóvenes en torno a
la ciudad.
(lúdicas, comerciales, sexuales) que no de-
jan rastro visible en la matriz urbana, pero
existen y como tales, ejercen influencia so-
bre las maneras de utilizar la ciudad. Estas
actividades-fisura rompen la regularidad de
la planificación urbana, injertando una capa
más en el palimpsesto de la ciudad. La ar-
quitectura toma entonces una forma borro-
sa, fluida, sin huellas.
Sistemas evolutivos
Toyo Ito ya anunciaba en los años noventa
una arquitectura borrosa, que eliminaba los
límites de los edificios públicos, para fundir-
los en un magma urbano complejo, en el
que la diferenciación dentro/fuera era difícil
de determinar. Sus pequeñas cápsulas de
vivienda permiten a los usuarios insertarse
sin huellas en un mundo cambiante. Me-
diante pequeñas modificaciones de la cáp-
sula base, ésta se adapta a su entorno: es
una arquitectura de kits, de módulos, de
partes ensambladas. Este tipo de arquitec-
tura constituye la base de un modo de prue-
ba y error que puede ayudar a testar proce-
sos actuales, como un método de chequeo
de problemas del sistema. Este sistema de
chequeo urbano, se inspira en los métodos
informáticos de diagnóstico, pero también
en los medicinales. La “acupuntura urbana”
utilizada por Jaime Lerner ha servido de re-
ferente mundial, aunque forme parte de un
programa local. La ciudad de Curitiba, don-
de Lerner aplica su acupuntura, es caracte-
rística por su caos de transportes, comuni-
caciones, aparcamientos, pero quizá no
difiera tanto de otras ciudades desarrolla-
das; por ello, su ejemplo ha podido ser ex-
trapolado a otras partes del mundo. Harto
de la burocracia interminable necesaria pa-
ra realizar cambios en la ciudad, Lerner
propone y realiza mejoras del transporte pú-
blico, ajardina plazas, construye teatros o
museos para activar un barrio, siempre de
manera rápida y económica. Ha llegado a
peatonalizar una calle en 72 horas. Es el
momento de la acción, de las ideas claras y
la intervención rápida. No importa que las
intervenciones sean perfectas o no, la res-
puesta irá adaptándose, evolucionando se-
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1 Stickers, Granada. Acción efímera de colocación
de pegatinas de protesta, en clave de humor,
contra la infravivienda en Granada.
2 Jardin partagé, París.“Charmante petite
campagne urbaine” realizado y cuidado por veci-
nos con la asociación Espace 19, en 2008.
3 Village underground, Londres. Estudios de
artistas, diseñadores y cineastas en vagones de
metro reciclados y adaptados, rehabilitados por
Auro Foxcroft en 2002.
4 Container City, Londres. Barrio de artistas diseña-
do por Urban Space Management Ltd en Trinity
Buoy Wharf. Concebido en 5 meses e instalado
en 4 días.
gún avancen los condicionantes. En esta lí-
nea, Cedric Price es un referente para
arquitecturas evolutivas, con fecha de ca-
ducidad, considerando que la arquitectura
debe permanecer sólo hasta que siga sien-
do útil, para desmontarse en el momento
que deje de “hacer preguntas”. En estos
momentos de incertidumbre, titubeo y cam-
bio, las teorías de Price vuelven sobre el ta-
blero de juego, quizá por moda, pero segu-
ramente porque lo que él plantea se aplica
perfectamente al contexto actual. La arqui-
tectura de Price, concebida a modo de kit
que cada usuario puede ir readaptando,
habla de acciones subversivas, tácticas, in-
quisitivas que van conformando el espacio
urbano complejo que nos rodea. La arqui-
tectura táctica de Santiago Cirugeda, toma
prestadas muchas cosas de las teorías de
Price. Su lucha contra la congelación de la
imagen histórica de los centros urbanos, le
lleva a plantear ocupaciones temporales de
azoteas, de manera a resolver, al menos
temporalmente, un problema de falta de es-
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pacio de vivienda. Con su profusa actividad ning y el plug-in unen a los artistas, diseña-
alegal, pretende poner de manifiesto una lu- dores y arquitectos en torno a los paisajes
cha existente entre la voluntad de personali- urbanos contemporáneos. Grafitis, stickers
zación de la ciudad y el control de las mani- y plantillas, siempre han tenido como lienzo
festaciones individuales. Las acciones de lo urbano. Pero ahora, diversos artistas
Cirugeda, casan bien con las teorías de contemporáneos reflexionan sobre el mis-
Lerner de acupuntura: mediante pequeñas mo medio: la falta de espacios verdes, la
pero eficaces micro-actuaciones multiplica- generación de residuos, la calidad del mo-
das, se activan mecanismos de respuesta biliario urbano, solares y medianeras que
del sistema-ciudad frente a problemas de quedan vacías durante años... sobre el es-
falta de espacios de juego, de vivienda, de pacio público en general. Temas tan de ac-
relación. De esta manera, no debe enten- tualidad urbana como la sostenibilidad,
derse la arquitectura como solucionadora que permite utilizar los recursos existentes
de problemas, como respuesta definitiva, dentro del límite que permita su renova-
sino como una pregunta más. Así, la arqui- ción, son tocados desde hace años por
tectura se aproxima al arte, incita, provoca Basurama, con acciones tan simples como
y cuestiona al mismo tiempo sobre temas poner de manifiesto en un gran cubo trans-
de actualidad. parente la basura generada por un festival
como el de Benicassim. La sostenibilidad
Sostenibilidad urbana urbana debe entenderse entonces como la
Hoy en día, con el arte urbano en boca de utilización de los recursos existentes en la
todos, estamos asistiendo a una mezcla de ciudad, sin necesidad de inventar barrios
disciplinas en la que todas beben de las nuevos, al igual que la reducción del con-
mismas fuentes. La customización, el tu- sumo es necesaria para la reducción de los
residuos producidos.
Nuevos espacios públicos
En los últimos años, se ha podido consta-
tar que los espacios públicos están siendo
planificados como lugares neutros donde
todo y nada puede pasar. Pero, lejos de
posibilitar una vida informal, una post-it ci-
ty, se permite sólo la colocación de ele-
mentos institucionalizados, diseñados, y
concebidos por y para el comercio. Así,
nuestras plazas se vacían de lo verde y
blando, seres vivos, y se llenan de casetas
y artefactos, seres inanimados. El arte ur-
bano cuestiona sobre estos espacios, fa-
voreciendo las reuniones informales para
disfrutar del espacio público y repensando
sobre éste. Reuniones como la de Perma-
nent Breakfast, para desayunar en la calle,
se han extendido rápidamente gracias a
las redes sociales, creando lazos de unión
barrial, que se han ido perdiendo desde la
masificación de las ciudades. Es increíble
cómo, hoy en día, se puede llegar a nece-
sitar una red virtual para conocer al vecino
4 del quinto. La falta de espacios verdes en
Debate 139
las ciudades contemporáneas ha genera-
do todo tipo de reflexiones al respecto.
Los huertos urbanos de Nueva York revita-
lizados por la artista Liz Christy en los
años setenta, han dado la vuelta al mundo
y creado corrientes similares de guerrillas
verdes, para colocar plantas por doquier
en la ciudad. Existen todo tipo de ejemplos
de “verdificación”, desde plantas coloca-
das con nocturnidad en huecos de aceras,
bordes y rotondas, hasta solares con huer-
tos temporales. Estos últimos, han prolife-
rado en Francia desde el año 2001, con la
creación del convenio Main Verte para la
creación de huertos urbanos temporales
en solares vacíos. Frente a esta interven-
ción institucionalizada, la acción del Par-
king day que empezó en San Francisco y
se ha ido extendiendo, parece un juego,
pero es realidad fruto de una picaresca
que empieza a extenderse en el arte ac-
tual. Pagando la hora correspondiente del
servicio de estacionamiento regulado, se
instala un rollo de césped en tepes y se
crea un jardín instantáneo por unas horas,
donde leer, tomar el sol o dormir una sies-
ta. Para facilitar la creación de estas salas
de estar urbanas, y frente a la situación de
minorías discriminadas en la ciudad, Paulo
Aillapán desarrolla proyectos como la pla-
za pública móvil, pensada para adaptar
las plazas al gusto y comodidad de indi-
gentes obligados a dormir en la calle.
Mediante un kit compuesto por cojines, al-
fombra y asientos, pretende que los usua-
rios configuren el espacio a su manera.
Otros artistas como Michael Rakowitz, de-
dican su obra a la situación de los sin te-
cho en el medio urbano, construyendo pa-
rásitos hinchables que se conectan a las
salidas de aire caliente de los edificios pa-
ra aprovechar el calor. Al final, nos queda
renovarse o morir. Existe una paradoja por
la que el arte se encuentra entre la posibi-
lidad de adaptarse y reinventarse a cada
paso, para seguir vigente, o aceptar su
temporalidad como estrategia de acción,
aceptar desaparecer. Es entender que el
morir de una obra no es un final, sino una
mutación enriquecedora.