You are on page 1of 6

Área III: Diplomacia y Relaciones Internacionales.

Qué es la Diplomacia. Su función como instrumento central de las relaciones


internacionales. Evolución. Diplomacia tradicional y Nueva Diplomacia. Su inserción
en la política exterior. Diplomacia multilateral

Hoy vamos a hablar sobre un aspecto central de las Relaciones Internacionales, que
podríamos decir ha sido un gran contribuyente a través de la historia para la marcha
armónica o al menos, estable, de la comunidad internacional. Aunque en algunas
ocasiones, su rol se ha invertido y sus efectos han sido contraproducentes y
perjudiciales.

La diplomacia es un término que puede entenderse de múltiples maneras dependiendo


del contexto en el que se la sitúe. Puede hablarse de historia diplomática, de la
diplomacia de los superpoderes, de la diplomacia en situaciones de crisis, así como
también de la diplomacia británica o de la diplomacia china, cuando se hace referencia
no tanto al actuar diplomático concreto, si no a la política exterior de uno u otro país. Si
nosotros enmarcamos la diplomacia como formando parte del proceso político
internacional, podríamos decir que con ella se buscan implementar acciones o posturas
que contribuyan a la paz y seguridad internacionales.

¿Qué queremos decir con esto? Que la diplomacia es un proceso de intercambio


comunicacional entre estados y entre estos y las organizaciones internacionales, que se
establece a través de la negociación y el diálogo, y las variables que de estos se
desprenden. En otras palabras, estamos hablando de un instrumento que los estados
generalmente utilizan dentro del marco de su política exterior y que por su forma directa
y en no pocas ocasiones, discreta y secreta, facilita la fluidez de las relaciones
internacionales entre países.

No vamos a entrar en el desarrollo histórico de la diplomacia. Pero en términos


generales podemos decir que lo que hoy se conoce como la diplomacia clásica, es la que
comienza alrededor del siglo XV, en que hace su aparición el concepto de una misión
permanente o embajada, pues anteriormente eran ocasionales. Aquí podría encontrarse
el punto de deslinde entre la diplomacia medieval y la moderna. Si queremos ir muy
atrás en el tiempo, se tiene conocimiento de un documento diplomático, ya desde el año

1
2.500 antes de Cristo, el cual fue enviado desde un reino llamado Ebla, (en la costa
mediterránea, en lo que hoy sería el Medio Oriente, hasta el Reino de Hamazi, que es
hoy el norte de Irán. Consistía en una pequeña tabla o tableta, contenía un mensaje, el
cual fue llevado por un mensajero que cubrió una distancia aproximada de dos mil
kilómetros entre la ida y la vuelta.

Ahora bien, continuando con la diplomacia clásica, esta se va a ir configurando con más
precisión a partir de la Paz de Westphalia (1648) y se va a extender hasta el Tratado de
Versalles en 1919. Durante los primeros tiempos las formas diplomáticas eran
estrictamente cubiertas, y ameritaban el conocimiento de un ceremonial intrincado.. A
medida que las relaciones entre estado se tornaron más complejas, creció la necesidad
de un intercambio más fluido de negociaciones. Ya no bastaban los emisarios ad hoc,
sino que comenzó a requerirse la presencia permanente de un enviado o jefe de
delegación de un país, que ejerciera sus funciones en forma continua en el país ante el
que se acreditare. No había en esos tiempos tampoco una organización internacional
como la ONU que sirviera de centro de debate de los problemas internacionales entre la
comunidad mundial. Fueron las ciudades-estado italianas quienes primero establecieron
las misiones permanentes, ejemplo que fue seguido por los demás países europeos. Mas
tarde van a surgir los ministerios específicamente destinados a la política exterior e
igualmente la preparación de personal especializado a tales fines.

Sin embargo, no es sino hasta el Congreso de Viena de 1815 que la profesión


diplomática recibe su reconocimiento y se reviste de sus reglas y formas propias. Se
aprueba un Reglamento en Marzo de 1815, el cual conjuntamente con la normativa que
surge del Congreso de Aquisgran (Aix la Chapelle, Achen) posteriormente, establece las
bases de la diplomacia como una rama especial del servicio público de cada estado. Es
en este último Congreso donde se definió la categoría en cuatro tipos: 1) Embajadores,
legados y Nuncios papales, 2) Enviados extraordinarios y Ministros Plenipotenmciarios,
3) Ministros residentes, 4) Encargado de Negocios. La prelación en cuanto a quién
sería el Decano del cuerpo diplomático se estableció sobre la antigüedad. Sin embargo
en nuestros países de profunda raigambre católica, el Decano siempre es el Nuncio de
Su Santidad.
Va a surgir posteriormente, con el advenimiento de la Sociedad de Naciones, y más
fuertemente con la creación de las Naciones Unidas, la diplomacia de los Organismos

2
Internacionales. A partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, y con el
crecimiento de la Comunidad Internacional, por el nacimiento de nuevos países a raíz
del proceso de descolonización, se va extender el número de misiones diplomáticas en
el mundo, y va a surgir la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, de
1961, para codificar en un solo cuerpo la normativa que regulará las relaciones
diplomáticas, adecuándola a los nuevos tiempos. Aquí se trata todo lo referente a
inviolabilidad de la correspondencia, inmunidad diplomática, clases de diplomáticos,
privilegios, ruptura de relaciones, etc.

De la normativa contenida en la Convención de Viena mencionada, hay una que es


particularmente importante, pues constituye una disposición fundamental del Derecho
Internacional, para que la Diplomacia pueda ejercerse sin constreñimientos: la
Inmunidad Diplomática. Esta consiste básicamente en la imposibilidad por parte del
estado donde está acreditado el funcionario diplomático, de obligarlo a responder por
ante los tribunales ordinarios de ese país por contravenciones a su ordenamiento legal.
Si esta normativa no existiera, al diplomático podría dificultársele seriamente el
ejercicio cabal de sus funciones, por temor a interferencias o represalias del país ante el
que está acreditado, por causa de una actuación contraria a los intereses de ese país o
para forzarlo a tomar una determinada actitud. Esta inmunidad diplomática la recibe no
solamente el Embajador sino todos los funcionarios diplomáticos acreditados.

El representante que lleva sobre sus hombros la función de mayor responsabilidad es


obviamente el Embajador, quien, desde el momento de su acreditación se convierte en
el representante directo y máximo del Jefe de Gobierno de su país y de su país, en el
país ante el cual está acreditado, y es, en consecuencia, el canal de comunicación más
directo e importante entre ambos países. Ahora bien ¿de que se ocupa un Embajador,
cuales son sus funciones? Estas ocupan un rango muy variado de actuaciones, que
pueden ir desde una simple presentación de candidaturas para un foro internacional y la
solicitud de apoyo de las mismas, hasta la participación en intrincadas negociaciones de
carácter político o comercial. Dada la complejidad que en no pocas ocasiones se
presenta en las funciones de un Embajador y en los campos que debe cubrir para atender
las necesidades y el interés de su país, es que las Embajadas se estructuran con equipos
idóneos que atiendan a tales necesidades. Hay Embajadas como la de Estados Unidos,
que pueden llegar a tener un personal de más de 300 personas en algunas sedes de

3
misión, en atención a la importancia y problemática de la misma. El personal tiende a
ser especializado. Hoy día, en las embajadas de los distintos países, se encuentran
laborando profesionales de las más diversas profesiones en un trabajo conjunto,
interdisciplinario, que puede ir desde la elaboración de informes políticos, económicos y
comerciales, hasta promoción de inversiones, discusión de posibles tratados,
planificación de visitas de personalidades políticas y empresariales, problemas de
seguridad, etc.

Es importante no confundir las actividades que son propias de una Embajada y del
Embajador, con aquellas que son competencia de los Consulados. Estos se ocupan más
concretamente de todo aquello que ataña a los nacionales del país de la Misión
correspondiente, y a todo lo relacionado con el otorgamiento de visas y requisitos de
viaje para los extranjeros que quieran conocer el país, así como de la problemática
distintiva de esa área. Igualmente tiene competencia en el área de promoción
publicitaria del país. En ocasiones ambas sedes son independientes, pero en no pocos
casos, por razones de costos, los diferentes departamentos funcionan dentro de la Sede
de la Embajada.

Englobando todos los aspectos anteriores podemos decir que las principales áreas de
funcionamiento de una Representación diplomática son: 1) Recopilación y envío de
información, 2) Asesoría y análisis para la formulación de políticas, 3) La
Representación propiamente dicha; 4) La Negociación en su acepción amplia, que es un
aspecto medular de la función diplomática; y 5) La materia consular, que aunque
corresponde concretamente a los Consulados, éstos, aunque actúan en sedes distintas,
están sujetos a las directrices del Embajador.

Cuando se utiliza la Negociación como medio diplomático para tratar de alcanzar una
solución o, al menos, sentar las bases para ésta, generalmente comienza en una forma
discreta, y exploratoria. Se realizan conversaciones informales, tratando de llegar a
puntos básicos de acuerdo sobre los temas que se discutirán formalmente en el futuro.
Una vez acordados estos, y cuando se trata de una controversia que atañe a la
comunidad internacional, y hay un interés en ella por su solución, se tiende a formalizar
públicamente el proceso de negociación y a informar, sea por una rueda de prensa, sea
por un documento que se hace del conocimiento público por parte de los representantes

4
oficiales de los países involucrados, la temática que se está tratando y los objetivos que
quieren obtenerse por medio de un eventual acuerdo.
En toda negociación siempre deben existir concesiones por ambas partes. Lo contrario
sería la búsqueda de un resultado por medio de la coerción. En ocasiones, hay
representantes de terceros países envueltos en el proceso, que son buscados por las
partes en conflicto como buenos oficiantes o mediadores. Las conversaciones casi
siempre se llevan a cabo e un país neutral a ambas posiciones, que se ofrece a tales
fines. Tanto los negociadores como los buenos oficiantes o mediadores, son personas
que conocen a fondo la problemática en discusión, y al mismo tiempo, experimentados
diplomáticos especialistas en el arte de la negociación.

La información que proporcionan las Embajadas sobre el país donde la Representación


se encuentra, es generalmente de alta importancia, pues es un conocimiento no tanto
basado en la informaciones de naturaleza oficial o periodística, sino en la visión propia
del diplomático, producto de un detenido análisis y reflexión.. De hecho la información
obtenida tanto de fuentes oficiales como extraoficiales y del contacto directo con la
realidad, constituyen material valioso para la formulación de estrategias y políticas de
un país. De esa manera puede preverse la evolución política y económica y, en caso de
que la misma pueda llegar a afectar, elaborarse las estrategias y planes consiguientes.

En el caso de Venezuela, la información que llega al país, procedente de las sedes


diplomáticas, se procesa en las distintas direcciones del área política y económica, se
analiza, y, se elabora un informe sobre la misma con recomendaciones a seguir, las
cuales son estudiadas por las autoridades encargadas de la toma de decisiones al mas
alto nivel. Así mismo, todas estas informaciones, sirven de base para la elaboración de
los informes país que se presenta al Ministro de Relaciones Exteriores y al Presidente de
la República, cuando estos viajan al exterior en visita oficial o de trabajo.

Con la complejidad y globalización del mundo contemporáneo, la llamada Agenda


Diplomática, cada día se torna más amplia. Hay temas que antes no formaban parte de
la misma, y si lo hacían era tangencialmente. Pero hoy, toman cada vez más relevancia.
Entre esos temas, podemos nombrar la importancia cada vez más creciente del campo
económico. Hay un ensamblaje cada vez mas estrecho de este campo con el campo
político, llegando a tornarse no pocas veces, inseparables. Los problemas del Medio

5
Ambiente, por ejemplo, cada día se vuelven más acuciantes y de preocupación mundial.
Los Foros internacionales cada vez más frecuentes en la materia, son una prueba
palpable. El terrorismo es un tema álgido, angustiante y que reclama soluciones claras a
nivel internacional. Aquí la diplomacia juega igualmente un papel significativo. Se han
perpetrado atentados contra las Sedes de Embajadas de algunos países, con trágicos
resultados. También en lo que concierne a acuerdos en materia de educación, de salud,
científicos, las embajadas pueden desempeñar un papel significativo.

De manera que hoy día nos encontramos con una diplomacia que sin dejar de tener su
carácter general, está compenetrándose y ocupándose de temas muy especializados.

Durante la segunda mitad del Siglo XX, surgieron términos diplomáticos para significar
una faceta determinada de la actividad diplomática, y que en algunos casos, engloba,
una perspectiva histórica. La llamada “Cold War Diplomacy”, o Diplomacia de la
Guerra Fría, sirve para enmarcar unas relaciones internacionales en las que el aspecto
ideológico fue un factor clave para entenderlas, y cuyo fondo estaba destinado a evitar
una conflagración mundial que borraría de la faz de la tierra, prácticamente todo el
mapa geopolítico. También se ha hablado de Diplomacia Nuclear, que consistía en la
utilización de la amenaza nuclear como arma disuasiva. La llamada Crisis Diplomacy
o Diplomacia de Crisis. El ejemplo más dramático en este sentido puede verse en la
Crisis de los misiles en Cuba durante el mes de Octubre de 1962, en que durante 13 días
el mundo entero vivió horas angustiosas, ante la posibilidad de una confrontación
nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
En los últimos años, hay dos formas de la diplomacia que se han tornado más
frecuentes: La llamada “Summit Diplomacy” y la Shuttle Diplomacy”.. La primera
consiste en la comunicación directa entre jefes de estado o de gobierno, que fue bastante
comun durante el periodo de la Guerra Fría. Se ha utilizado con con cierta frecuencia
entre los jefes de gobierno del Continente europeo. La segunda se realiza a través de los
viajes de enviados especiales de alto nivel, que actúan como mediadores en situaciones
de conflicto. Lo que también en el lenguaje gerencial internacional se conoce como
trouble shooter. Este estilo de diplomacia ha sido muy utilizado en la problemática
árabe –israelí. También, en los días previos a la guerra de las Malvinas, Estados Unidos
utilizó a su entonces Secretario de Estado Alexander Haig, para tratar de llegar a un
arreglo que impidiera esa confrontación. Su intento no tuvo conclusión exitosa.

You might also like