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Literato popular
Su misma importancia literaria y la carencia de formación profesional de Rousseau me
convencen del acento poético de sus obras teóricas. Me parece que predomina el ánimo
retórico sobre la decisión de una meditación objetiva y radical (equilibrada entre la audacia y
la prueba) sobre el fenómeno político. Si nos guiamos por apariencias también su
radicalismo político está más guiado por momentos de ánimo (aunque sí los estimo muy
sinceros) que por una convicción sistemática. Así, sus escritos políticos democráticos al
estilo moderno contrastan con las intenciones de Rousseau de triunfar en la corte de
Versallles como músico al servicio de la monarquía. Esos estados de ánimo variables son
tan agudos, que de acuerdo a una anécdota, en cierta ocasión el ginebrino quedó a punto de
morir de hambre en París y muchas veces sufrió las mayores privaciones, obligado desde
niño a ejecutar los trabajos más penosos, padeciendo humillaciones por su condición de
pobre y sin arraigo. Por su misma vida plagada de venturas y desventuras, de trabajos y
penalidades, de triunfos y tropiezos, tuvo una gran sensibilidad ante las cambiantes
circunstancias humanas; en alguna medida, eso explica su posición política tan plebeya, que
anunció el siguiente ascenso del “Estado llano” de la Revolución Francesa, es decir, anuncio
el protagonismo del pueblo en la modernidad.
El mito romántico
El mito romántico de la naturaleza y de los salvajes buenos y solitarios que deambulan entre
la selva, conviviendo bajo sencillas normas de moral representa una creación ideal, de la
cual él es uno de los principales promotores. Ese mito del buen salvaje dibuja un espejo
extraño, porque surge de una polarización imaginativa entre lo contrario de esa sociedad
europea del s. XVIII cada vez más urbana y artificial, mezclado con la repetición del sentido
individualista de la misma sociedad mercantil. El individualismo imaginado en el carácter
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IMPRESIONES EN TORNO A ROUSSEAU
moral del buen salvaje es una simple proyección de su presente, pero se mezcla con una
contraproyección, con un invento sobre lo contrario a la civilización, pues se inventa una
barbarie alegre, entonces adorada como el paraíso perdido y la fuente de toda honestidad
moral. Y la aceptación de tales criterios en el público lector de la clase media urbana del
siglo XVIII indica un sentido de condena sobre la propia sociedad, un sentido moral
paradójico2. Este mito romántico participaba con una amplia corriente cultural de la época,
incluso con antecedentes renacentistas3, donde se pensaba encontrar la regeneración moral
en la vida sencilla y rural. Independientemente de que inventara un mito, ahí mismo se
perfila una nueva sensibilidad: el romanticismo. La relación de las emociones personales
ante la vista de la naturaleza misma se trastoca, y donde antes el caballero medieval veía
una campiña como su coto de caza, ahora se empiezan a dotar de emotividad. La literatura
y pintura romántica dan emotividad y sentimiento a los paisajes. La nueva sensibilidad
romántica crea un gusto en el reencuentro con la naturaleza al respirar un aire diferente, al
beber agua en arroyos claros, al recibir el frío de la montaña...
Paranoia justificada
Un rasgo interesante durante la edad madura de Rousseau es una caída en una paranoia
cada vez más definida. Su caso semeja a lo que Artaud llamaba "el suicidado de la
sociedad"4, pues una persecución real se mezcla con el miedo, cada vez más enfermizo del
personaje. Las tensiones espirituales insoportables de la vejez de Rousseau se calientan
con las verdaderas persecuciones que sufre. En efecto, pierde su empleo por falta de
reverencia ante el embajador francés en Venecia, y es perseguido del Rey de Francia.
Durante un tiempo obtiene la benevolencia del Rey de Prusia, pero luego debe de temerle.
En cierto momento, los desencuentros con monarcas extranjeros penetran al interior de
Suiza y Rousseau parece quedarse sin ningún refugio en toda la extensión de Europa. La
misma tolerante ciudad de Ginebra, que la podríamos catalogar como un oasis de libertad
de su época, organiza una persecución por las ideas religiosas y políticas de Rousseau.
Algunos de los importantes intelectuales del periodo se convierten en sus enemigos
personales, entre los que destaca su antagonismo con Voltaire, y donde se cumple el adagio
de que el más parecido es enemigo, porque ambos eran los puntales ideológicos de la
Ilustración. En fin, Rousseau se convierte en un atormentado tanto de sí, por una psicología
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IMPRESIONES EN TORNO A ROUSSEAU
Rousseau músico
Me sorprendió el enorme interés por la música de un autor tan reconocido como "serio".
Según la información disponible él quiso ser músico profesional y hasta presentó dos óperas
en público; este tipo de composiciones son una gran obra, por la pretensión y las
dimensiones. El adivino del pueblo se estrenó en 1752 y fue presenciada por el mismo rey
de Francia. Sin embargo, sus mismas opiniones de escándalo público le cerraron muy
pronto las puertas de la carrera musical, por ejemplo, poco después escribió "La música
francesa es un continuo ladrido"5, argumentando la mala calidad de la música del país. Su
comentario causó escándalo en el medio musical, a tal grado que la orquesta de la Opera de
París le prohibiría la entrada en la Opera. Además intentó trascender en el mundo de la
música innovando la notación musical, mediante un proyecto que presentó para un
concurso, que no fue aceptado como original, porque ya años antes alguien había
presentado un escrito con propuestas en el mismo sentido.
La bondad de la memoria
La memoria histórica ha sido benévola con Rousseau, olvidando sus escándalos personales
y exaltando sus aciertos intelectuales. En su época, su comportamiento amoroso alejado de
la moral cristiana escandalizó como cuando fue el amante de una mujer mayor, su patrona
madame Viecens. También resultó un escándalo, y ahora lo seguiría siendo, el abandonar a
todos sus hijos ante las puertas de un monasterio. Los defectos personales quedan fuera del
foco de la mirada histórica, solamente queda la memoria del autor romántico y del político
demócrata. También quedan fuera del interés de la posteridad (el hoy mismo) sus
debilidades políticas en la disposición como secretario de un embajador o su intención de
ganar, en ciertas situaciones, el favor de la monarquía. Queda fuera del interés del recuerdo
las debilidades morales de un moralista, como las mentiras de juventud o las mentiras
descaradas para obtener un puesto como músico en una ciudad suiza. Mucho menos
interesa su enfermedad de la vejiga que le obligaba a presionar el abdomen para poder
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IMPRESIONES EN TORNO A ROUSSEAU
orinar. Podemos sentir la satisfacción del olvido, la victoria de la memoria selectiva, que se
contenta con lo agradable para dibujar el perfil medido de un personaje entusiasta, de un
carismático literato y ensayista político. ¡Bendita sea la memoria selectiva para Rousseau!
En contra de la bondadosa memoria selectiva se levanta la voz de un biógrafo, Gavin de
Beer, quien se esmera en mostrar los muchos vicios morales y defectos de Rousseau.
Aunque el efecto de esa crítica moralizante resulta ameno, no deja de representar un
recurso a los defectos secundarios y hasta insignificantes; como si las fallas personales
pudieran anular el sentido de la obra, para personajes que han dejado una obra perdurable
en este mundo desde hace siglos. Una óptica que hurga demasiado en la vida personal y el
otorga una importancia superior a los acontecimientos de magnitud, concuerda con el
ejemplo de Hegel cuando recuerda que para el mayordomo no existe el gran hombre pues
observa sus defectos personales, pero esto no significa que el ayuda de cámara sea un
crítico acertado, sino que siempre se mantiene en el punto de vista de un mayordomo7.
NOTAS:
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1
DE BEER, Gavin, Rousseau.
2
De Beer cree que se trata de una contradicción personal insoluble de un Rousseau que ataca al mundo que lo sustente,
como un malagradecido, pero se trata de una parábola social, donde hay complicidad entre autor y público.
3
Las raíces del buen salvaje las ha rastreado Roger Bartra en La jaula de la melancolía.
4
SINELNIKOFF, Constantine, Wilhelm Reich, una biografía.
5
Carta sobre la música francesa, publicada en 1753.
6
ROUSSEAU, Juan Jacobo, El contrato social.
7
HEGEL, G.W.F., Fenomenología del espíritu.