GRACIAS, TEJON
Susan Varley
Traduccién de Juan R. Azaola
CA AlteaTejon era un amigo de verdad. Alguien en quien se podia confiar, siempre
dispuesto a echarle una mano a uno. Era también muy viejo, y lo sabia casi todo.
Tején era tan viejo que sabia que pronto tendria que morirse.‘A Tejon no le asustaba la muerte. Para él, morirse s6lo significaba que tendria que
abandonar su cuerpo, y como su cuerpo ya no funcionaba tan bien como en otros
tiempos, a Tején eso no le preocupaba demasiado. Su iinica preocupacién era como se
sentirian sus amigos cuando él se hubiera ido. Con la esperanza de irles preparando,
Tején les habia dicho que algim dia no muy lejano tendria que irse por la Gran
Madriguera abajo, y que esperaba que no se pusieran muy tristes cuando esto
sucediera.
Un dia en que estaba observando cémo Topo y Rana corrian al pie de la colina,
Tejon se sintié especialmente viejo y cansado. Desed mas que cualquier otra cosa
poder correr con ellos pero sabia que sus viejas piernas no se lo permitirian. Mird a
Topo y a Rana durante un largo rato, disfrutando al ver a sus amigos pasarlo bien.Era ya tarde cuando Hlegé a su casa. Dio las buenas noches a la luna y se ocultd
del frio mundo exterior echando la cortina. Luego se dirigid lentamente hacia el calor
del fuego, que le esperaba alld al fondo de su hogar subterraneo.
Cené y se sent6 luego ante la mesa para escribir una carta. Cuando la hubo
acabado, volvié a instalarse en su mecedora junto al fuego. Se mecid a si mismo con
tun suave vaivén y no tardé en quedarse dormido. Entonces tuvo el mas extrafio y
maravilloso sueio que habia tenido nunca.‘Al dia siguiente los amigos de Tején se reunieron inquietos ante la puerta de su
casa. Estaban preocupados porque aiin no habia salido a dar los buenos dias, como
siempre hacia.
Zorro les comunicé la triste noticia de que Tején habia muerto y les leyé la nota
que habia dejado. Decia simplemente: «Me he ido por la Gran Madriguera abajo.
Adiés. Tejon.»
Todos los animales querian’a Tején y estaban muy tristes. En especial Topo se
sintié como perdido, solo y desconsoladamente infeliz.Aquella noche, cuando se hubo acostado, Topo no podia dejar de pensar en Tején.
Las Ligrimas le rodaban por su hocico de terciopelo, empapando Ia manta a la que
solia abrazarse para dormir.
Fuera empezé a nevar. El invierno habia comenzado y una capa de nieve pronto
cocultd los hogares, en los que los animales habrian de permanecer comodos y calientes
durante los meses frios.
La nieve cubrié los campos, pero no pudo ocultar Ia tristeza que sentian los amigos
de Tején.nn siempre habia estado alli cuando alguien le habia necesitado. Todos los
animales se preguntaban qué harian ahora que él se habia ido. Tején les habia dicho
que no dejaran de ser felices, pero eso no era tan facil.
Cuando Ia primavera ya estuvo cerca, los animales empezaron a hacerse visitas y
hablaron de los dias en que Tején aun vivia.Topo manejaba muy bien las tijeras y hablé de cuando Tején le enseiié a recortar
una cadena de topos en un papel plegado. Aquel dia el suelo habia quedado
alfombrado de topos de papel. Topo recordaba la alegria que habia sentido cuando
finalmente consiguié hacer una cadena entera de topos, todos unidos por las patas.Rana era un patinador excelente. Recordé cémo Tején le habia ayudado a dar sus
primeros pasos deslizantes sobre el hielo. Tején Ie levé con cuidado a través de la
superficie helada hasta que él tuvo la suficiente confianza como para empezar a
patinar solo.Zorro se acordaba de que cuando era un muchachito era incapaz de hacerse bien el
nudo de la corbata hasta que Tején le ensefié cémo debia hacerlo. «Tomando el
extremo més ancho de la corbata, lo cruzas por delante del otro, de derecha
izquierda, das una vuelta completa y cuando estés detris otra ver lo levantas, lo pasas
de arriba abajo por en medio del lazo que acabas de hacer y, sujetando el exirome
estrecho, tiras del nudo hacia arriba hasta que te cierre el cuello»»
Ahora Zorro sabia hacer cualquier tipo de nudo e incluso habia inventado él mismo
algunos nuevos. Y, por supuesto, llevaba siempre la corbata perfectamente anudada,ANS
A‘Tején le habia suministrado a la sefiora Conejo su receta especial para el pastel de
enjibre en forma de conejitos. La sefiora Conejo era conocida en todo el campo como
luna excelente cocinera. Cuando conto su primera leccién de cocina con Tején, ya tan
lejana, casi le parecié olfatear la maravillosa fragancia del pastel de jenjibre recien
sacado del horno,
Cada animal tenia un recuerdo especial de Tején, algo que él les habia ensefiado y
que ahora ellos sabian hacer extraordinariamente bien Les habia dado a cada uno un
regalo de despedida que podian guardar para siempre. Utilizando aquellos regalos
serfan capaces de ayudarse entre ellos,Cuando se derritié la altima porcién de nieve, también lo hizo la tristeza de los
animales. En adelante, cuando se mencionaba el nombre de Tején, siempre habia
alguien que recordaba alguna historia que hacia sonreir a todos.
Un cilido dia de primavera, mientras caminaba al pie de la colina donde habia
visto por iiltima vez a Tej6n, Topo quiso dar las gracias a su amigo por su regalo de
despedida.
«Gracias, Tején...», dijo con suavidad, creyendo que Tején le oitia.
Y, en cierto modo, Tején le oy6.