You are on page 1of 3

Manual de Socorrismo

Miedo al agua

El miedo es considerado como un sentimiento producido por un


peligro presente e inminente. Se trata de una señal
emocional de advertencia de que se aproxima un daño físico o
psicológico. El miedo también implica una inseguridad
respecto de la propia capacidad para soportar o manejar una
situación de amenaza.

Cuando el miedo a ciertas cosas o situaciones es demasiado


intenso, desproporcionado, persistente y además es
irracional, podemos hablar de una fobia, y en este caso una fobia
especifica.

¿Qué es una Fobia Específica?

Cuando la fobia se desarrolla en relación a un objeto o situación determinadas se llama Fobia Específica. Estas se
pueden clasificar en cuatro grandes grupos según el objeto fobígeno:

• A los animales.
• Al medio ambiente, alturas (vértigo), agua, tormentas.
• A la sangre, inyecciones y heridas.
• Situacionales como por ejemplo lugares cerrados, conducir vehículos, viajar en avión, atravesar túneles,
ascensores, escaleras mecánicas, etc.

En el caso de las fobias específicas es muy difícil determinar con porcentajes de frecuencia dado que aún hoy en día
la gente soporta estos padecimientos pensando que no tienen solución o que no merecen ser tratados. Sin embargo
la práctica clínica indica que es un trastorno que afecta a un alto porcentaje de la población.

A pesar de que el miedo es reconocido por el propio sujeto como irracional, su control escapa a la voluntad. La
exposición al objeto provoca, casi invariablemente, ansiedad. Con el fin de evitar la ansiedad, aparece una
conducta caracterizada por la evitación del estímulo o situación temida.

Cuando se produce la percepción del peligro se desencadenan un serie de efectos sobre la persona que padece la
fobia; los más importantes se muestran en la siguiente tabla.

EFECTOS SUBJETIVOS EFECTOS FISIOLÓGICOS AFRONTAMIENTO


Tensión Incremento de la frecuencia Escape
Desasosiego cardíaca Evitación
Malestar Incremento presión arterial Focalización atención
Incremento salida cardíaca
Incremento fuerza de contracción
Incremento conductancia piel
Incremento frecuencia respiratoria
Incremento tensión muscular
Reducción volumen sanguíneo
Reducción temperatura periférica
Reducción amplitud respiratoria

Causas originarias del miedo al agua o hidrofobia:

Calamia (1993) agrupa en dos bloques los aspectos que podían ser considerados como las causas originarias del
miedo al agua:

• El sujeto ha recibido una educación hidrofóbica, sin poseer un experiencia acuática. Esto se debe
generalmente a que el adulto proyecta su propio miedo sobre el niño que lo integra en su sistema de
funcionamiento. En este caso, el miedo es producto de la huella educativa, el sujeto desarrolla unos
pensamientos irracionales y ansiógenos en relación al medio acuático.
• El sujeto ha memorizado una o varias situaciones acuáticas provocadas por un choque emocional
estresante como puede ser el inicio de un ahogamiento o una inmersión provocada. En este caso el miedo
resulta de un traumatismo vivido a través de prácticas pedagógicas inapropiadas. Esto puede derivar en
que el contacto de un sujeto con el agua, o el simple pensamiento de este contacto provoque una
reminiscencia emocional que perturba su homeostasis (mecanismo de autorregulación interno del
organismo). La alteración del sujeto respecto a su entorno altera o aniquila los procesos por los cuales

Fuerteventura 2000 1
Manual de Socorrismo

adquiere informaciones sobre este entorno y las elabora con el objetivo de ajustar su comportamiento.

Bajo mi punto de vista, como profesional docente de la natación, la causa de origen traumático no es tan frecuente
como el de origen educativo. Estas últimas causas se dan más en adultos y las primera en niños.

Según el doctor Jiménez Planas (psicoterapeuta infantil), el temor al agua no es de los más frecuentes, pero que
éste puede presentarse, aunque en realidad se trate de un miedo a lo desconocido, a lo que puede haber bajo la
superficie, o esté causado por el movimiento de las olas. "A veces, lo que asusta no es directamente el agua, sino
la existencia de peces o monstruos que puedan salir de ella y morderlos. En otras ocasiones puede ocurrir que la
fobia sea pánico a morir ahogado por alguna historia que el chaval haya visto, oído, o simplemente, imaginado o
soñado", añade. En cualquier caso, el "respeto" al mar y a las piscinas nunca debe desaparecer en el niño. Otra
cosa muy distinta es que éste dé lugar a un temor que incapacite al chiquillo para disfrutar de un buen chapuzón,
una situación ciertamente preocupante.

Tratamiento:

Según los expertos, la primera norma para ayudar a un chaval a superar este tipo de temores es no forzarle a que
lo afronte directamente, ya que podríamos provocarle mucho más miedo. Para Jiménez Planas, "la clave de todo es
demostrar y transmitir al niño la sensación de que estamos junto a él, de que nosotros no nos sentimos asustados
y jugamos y disfrutamos. De esta forma, puede llegar a calmarse. Por el contrario, si su temor angustia a los
adultos que están cerca, el pequeño puede entender que a los mayores también les da miedo, y posiblemente le
entrará el pánico". Por este motivo, este profesional asegura que lo más conveniente es proponernos como
"modelos a imitar" y, tranquilamente, con paciencia, transmitir seguridad. "Hay que dejar que el agua suba hasta
una altura del cuerpo del niño que normalmente no tolera, incluso dejarle solo poco a poco, siempre bajo
supervisión profesional, para que el miedo vaya desapareciendo". Otro método para evitar que un chiquillo sienta
fobia al agua es animarnos a asistir junto a él a los cursillos que organizan las piscinas durante todo el año.

Cuando las fobias interfieren con la vida de una persona, el tratamiento puede servir de ayuda. Un tratamiento
efectivo generalmente involucra cierto tipo de terapia cognitivo-conductual llamada desensibilización o terapia de
exposición, en la cual los pacientes se exponen gradualmente a lo que los asusta hasta que el miedo comienza a
desaparecer. Tres cuartas partes de pacientes se benefician grandemente con este tratamiento. Los ejercicios de
relajación y respiración también contribuyen a reducir los síntomas de ansiedad.

Este tipo de tratamiento, también denominado modificación de la conducta consta de unas técnicas determinadas,
las cuales se muestran en el siguiente cuadro:

técnicas de modificación de conducta


Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y de las fobias en
particular: mecanismos básicos, procesos de condicionamiento, explicación sobre los síntomas y su
alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.
Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados por el
paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al
mantenimiento del problema.
Respiración diafragmática lenta y relajación muscular progresiva.
Exposición controlada y progresiva a situaciones temidas
Desensibilización sistemática:combinación de técnicas de relajación con el enfrentamiento
gradual a estímulos fóbicos.
Prevención de respuesta o inundación: consiste básicamente en impedir las respuestas de
evitación
Modelado operante: Inicialmente el paciente observa a un modelo, otra persona, que se enfrenta
a las situaciones que él teme sin sufrir consecuencias desagradables. Después el paciente,
progresivamente, con ayuda del terapeuta trata de emitir respuestas adaptativas a la situación, a
pesar de que persista cierto grado de ansiedad.
Materieles de autoayuda, como complemento de la terapia, y/o soporte de las "tareas para casa".

Estos son algunos de los recursos terapéuticos más conocidos y probados en el tratamiento de las fobias simples.
Se ha de tener en cuenta no obstante, que estos trastornos pueden venir asociados a otros problemas, que
requieren también un abordaje, en el contexto de un tratamiento integrado y convenientemente articulado. El
tratamiento, en rigor, no lo es de la fobia, sino de la persona que lo padece, en relación, naturalmente, con la
demanda que efectúa.

Los tratamientos suelen desarrollarse individualmente, aunque en algunos en ocasiones, en función del caso y del
momento, está indicado el tratamiento grupal, o la participación de algún acompañante. Los tratamientos suelen
durar entre tres y seis meses.
No existe hasta ahora un tratamiento comprobado a base de medicamentos, para fobias específicas, pero en
ocasiones ciertas medicinas pueden recetarse para ayudar a reducir los síntomas de ansiedad antes de que la
persona se enfrente a una situación de fobia.

NOTA IMPORTANTE

Fuerteventura 2000 2
Manual de Socorrismo

No obstante, usted no puede, ni debe, auto-diagnosticarse. Sólo un


profesional de la salud experto está en condiciones de hacerlo con rigor y
fiabilidad. Cuando una persona está preocupada por su salud o
normalidad suele identificarse con síntomas o enfermedades que no
tiene, o confundirlos con otras posibles. Si tiene dudas acuda en primer
lugar a su médico de cabecera, él le orientará al respecto.

Fuerteventura 2000 3

You might also like