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A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.

Carl Jung y su aporte al


conocimiento Moderno

Autor: Cámara de Compañeros.

Lector: Q:.H:. Luis Garrido

Grado: Compañero Mason.

Resp:.Log:. “Galileo Galilei” N°174.

Valle de Santiago.
Introducción

Reseña bibliográfica
Carl Gustav Jung nació el 26 de julio de 1875 en una pequeña localidad de Suiza llamada Kessewil.
Su padre, Paul Jung, fue un clérigo rural y su madre fue Emilie Preiswerk Jung. El niño Carl creció
rodeado de una familia muy educada y extensa que incluía a unos cuantos clérigos y algunos
excéntricos también.

El padre inició a Carl en el latín a la edad de 6 años, lo que desde el principio aceptó con gran
interés, en especial por el lenguaje y la literatura antigua. Además de leer la mayoría de las
lenguas modernas del occidente europeo, Jung también leía alternativamente varias otras lenguas
antiguas como el sánscrito (el lenguaje original de los libros sagrados hindúes).

Carl era más bien un chico solitario en su adolescencia, no le importaba mucho el colegio y no
soportaba la competición. Acudió a un colegio interno en Basel, Suiza, donde se encontró
frontalmente con los celos de sus compañeros. Empezó a utilizar la enfermedad como excusa,
desarrollando una tendencia a desmayarse cuando estaba sometido a una gran presión.

Aunque su primera elección de carrera fue la arqueología, se decidió por la medicina en la


Universidad de Basel. Allí conoció al famoso neurólogo Kraft-Ebing, y llegó a trabajar para él. Bajo
su influencia, estudió psiquiatría.

Poco después de su licenciatura, se estableció en el Hospital Mental de Burghoeltzli en Zurich bajo


la tutela de Eugene Bleuler, padre y conocedor más importante de la esquizofrenia. En 1903, se
casa con Emma Rauschenbach. En aquel tiempo, también dedicó parte de su tiempo a dar clases
en la Universidad de Zurich y mantenía una consulta privada. Fue aquí donde inventó la asociación
de palabras.

Siendo un gran admirador de Freud, por fin le conoció en Viena en 1907. Dice la historia que
después de conocerle, Freud canceló todas sus citas del día, para continuar una conversación que
duraría 13 horas continuas. ¡Tal fue el impacto de este encuentro entre estas dos mentes
privilegiadas!. Eventualmente, Freud consideró a Jung como el príncipe de la corona del
psicoanálisis y su mano derecha.
Pero Jung nunca se apoyó en su totalidad a la teoría freudiana. Su relación empezó a enfriarse en
1909, durante un viaje a América. En este viaje, ambos se entretenían analizándose los sueños de
cada uno (aparentemente de manera más desenfadada que seria), cuando en un momento
determinado Freud demostró una excesiva resistencia a los esfuerzos de análisis de Jung.
Finalmente, Freud le dijo que debían parar, ya que él se sentía con temor a perder su autoridad.
Evidentemente, Jung se sintió insultado.

La Primera Guerra Mundial fue un periodo especialmente doloroso de auto-examen para Jung. Sin
embargo, era solo el principio de una de las teorías de la personalidad más interesantes que el
mundo haya visto.

Después de la guerra, Jung viajó mucho; desde tribus de África hasta poblaciones de América y la
India. Se jubiló en 1946, retrayéndose de la vida pública a partir de este momento hasta la muerte
de su esposa en 1955. Murió el 6 de junio de 1961 en Zurich.

Desarrollo
Un poco de historia

La coincidencia histórica de tener a Sigmund Freud como inspirador de sus primeros estudios de
psicoanálisis le permitió profundizar en ellos, especialmente a través del estudio de los sueños.
Jung al inicio adhirió y defendió a Freud en algunos congresos de la especialidad, pero más
adelante mostraría su oposición a algunas de las explicaciones que Freud daba a ciertos
fenómenos, en particular el “trauma sexual” como única causa de la represión.

Según Jung, “La función general de los sueños es intentar restablecer nuestro equilibrio
psicológico… El sueño compensa las deficiencias de su personalidad y, al mismo tiempo, le
advierte los peligros de su vida presente”. Bajo este lineamiento, los sueños se nos presentan
como consejeros que entregan sus mensajes a través de imágenes simbólicas.

Para Jung, durante nuestro proceso de desarrollo como especie hacia la racionalidad, el hombre
ha debido dominarse, separando gradual y progresivamente nuestra consciencia de los estratos
instintivos de la mente; sin perderlos del todo: continúan siendo parte del inconsciente, pero sólo
se expresan a través de imágenes soñadas. La apropiada interpretación de estas imágenes
enriquece la consciencia, incorporando elementos del olvidado lenguaje de los instintos.
Según Jung, una correcta estabilidad mental, e incluso fisiológica, se obtiene cuando ambos
elementos (consciente e inconsciente) están integralmente conectados y se mueven en líneas
paralelas. Si están separados o “disociados”, sobrevendrá una alteración psicológica.

Para Freud, el objetivo de su trabajo terapéutico consiste en hacer el Inconsciente consciente. El


inconsciente sería un resumidero de los más ardientes deseos, un pozo de los más incestuosos y
perversos antojos, un cementerio de experiencias aterradoras, listas para venir a atormentarnos.

Tanto para Freud como Jung, la interpretación adecuada de los sueños era un camino necesario a
recorrer para comprender íntegramente la psiquis; sin embargo Jung considera “una simple
bobada” creer en guías sistemáticas para su interpretación; para él “ningún símbolo onírico puede
separarse del individuo que lo sueña y no hay interpretación definida o sencilla a todo sueño”.

Los Símb olos y los Arquetipos

Para Jung, la diferencia estructural entre Signo y Símbolo consiste en que el signo tiene una
relación unívoca con lo que representa, como puede ser un logotipo o marca. Por otro lado, el
símbolo siempre representa más que su significado evidente y son productos naturales y
espontáneos; no es posible tomar un pensamiento racional y luego darle una forma “simbólica”.
En los sueños los símbolos se producen en forma espontánea y son la fuente principal de todo lo
que se sabe acerca del simbolismo; aunque no es la única fuente generadora de símbolos.

Con frecuencia los sueños obsesivos o muy emotivos contienen elementos que no son derivables
de la experiencia del soñante. Freud los llamó “remanentes arcaicos”, formas mentales no
explicables por la propia vida del individuo y parecen ser formas heredadas por la mente humana.
Al igual que el cuerpo humano arrastra estructuras que fueron útiles en etapas anteriores de su
evolución, es de esperar que la mente esté organizada de forma similar. Toda creatura viviente
necesita una carga elemental que le permita a su cerebro tomar el control al nacer.
Necesariamente estos elementos han de ser heredados desde esas etapas tempranas del hombre
arcaico y aun forma parte de nuestra mente. Para Jung, estos “remanentes arcaicos”
corresponden a los “Arquetipos” o “Imágenes Primordiales”.

Es importante aclarar que un arquetipo NO corresponde a motivos o imágenes mitológicas


específicas. Obviamente estas son representaciones conscientes y no podrían ser hereditarias. El
arquetipo es una Tendencia a formar tales representaciones de un motivo, las que pueden
presentar grandes variaciones en sus detalles, sin perder su modelo básico; por ejemplo, hay
muchas representaciones del motivo de hostilidad entre hermanos, pero el motivo en sí sigue
siendo el mismo.

Para Jung, las reacciones e impulsos están basados en un sistema instintivo preformado y siempre
dispuesto, característico del hombre. Incluso considera que posible que los orígenes de la
capacidad para reflexionar procedan de dolorosas experiencias emotivas.

Entre otros arquetipos, Jung identifica principalmente los siguientes:

- El Ánima es una personificación de las tendencias psicológicas femeninas de la psique para


los hombres, tales como captación de lo irracional, sensibilidad para la naturaleza,
sospechas proféticas, etc. Simboliza el eterno femenino que habita en los hombres.
- EL Ánimus, equivalente al anterior para las mujeres: personificación masculina en el
inconsciente
- La Sombra, referida como la totalidad del inconsciente o al aspecto inconsciente de la
personalidad, que el consciente no reconoce como propios. Normalmente está
relacionada con aspectos negativos de nosotros mismos; aspectos que podemos
identificar en las conductas de otros pero que rechazamos cuando nos las enrostran
- La Máscara, es la parte de la personalidad que se relaciona con la el mundo exterior,
particularmente en nuestras relaciones sociales. "constituye un compromiso entre el
individuo y la sociedad, referente al papel que ha de desempeñar por el hecho de tener un
nombre, adquirir un título o desempeñar un cargo siendo tal o cual personaje"

Para Jung sólo se puede hablar de Arquetipos cuando conjugan imágenes y emociones.

La Individuación

Según la psicología Jungiana, los sueños parecen seguir cierta ordenación o modelo, lo que llama
“proceso de individuación” y que corresponde a un proceso lento e imperceptible de desarrollo
psíquico donde emerge una personalidad más amplia y madura del individuo. Para Jung, el centro
regulador, organizador y fuente de las imágenes oníricas sería el “si-mismo”: arquetipo
fundamental del inconsciente colectivo que corresponde al propio centro interior o “núcleo
psíquico”.
La INDIVIDUACIÓN corresponde al balance entre el pensamiento Consciente y el Inconsciente y
toma toda la vida en su desarrollo. Consiste en el acuerdo consciente en el que se hace las paces
con el “sí-mismo”.

Este proceso se inicia generalmente con una especie de llamada, a la que la consciencia asocia
muchas veces con situaciones externas como Dios, el cónyuge, las situación económica, etc. con
signos de desgano o abulia. Esta situación se ha mitificado muchas veces en cuentos donde, por
ejemplo, un monstruo roba los niños, o que los vientos impiden la partida de las naves. Al parecer
el primer encuentro con el “sí-mismo” anticipara algún grado de dolor.

Este proceso inicial es definido pos Jung como “Percepción de la Sombra” y corresponde a hacer
conscientes los elementos desconocidos de nuestro ser. Para ello, la interpretación apropiada de
los sueños se transforma en una herramienta fundamental ya que los arquetipos se expresan por
símbolos a través de los sueños; según palabras de Jung: "el sueño describe la situación interior
del que sueña, cuya verdad y realidad no reconoce la consciencia o sólo reconoce a disgusto".

El proceso de individuación exitoso no consiste en combatir las expresiones de los arquetipos, sino
que integrarlos a un nuevo “si-mismo” en forma armónica.

Críticas a las teorías Jungianas

Jung es considerado un outsider en el campo psicológico y su obra tiene mejor consideración en


ámbitos de filosofía y literatura en lugar de académico e institucional.

Hergenhahn menospreciaba el trabajo de Jung indicando que ocultismo, espiritualidad, misticismo


y religión son todos irracionales y sus teorías eran “incomprensibles, poco claras, inconsistentes e
incluso contradictoras”.

Otra crítica importante al trabajo de Jung es la falta de investigación empírica, lo que la hace no-
científica. Jung no es capaz de hacer predicciones en el marco de su teoría, liberándola de la
posibilidad de ser rebatida o demostrarse errónea.

En su libro “What is Wrong with Jung”, Don McGowan rebate la totalidad de la teoría Jungiana:
“¿Cuáles son las contribuciones valiosas de Jung? ¿Son verdaderas? ¿Arrojan luz sobre los
llamados Misterios de la Mente Humana? Y ¿Cómo se aprecia el trabajo de Jung a la luz de los
actuales estudios de la ciencia y el humanismo?”.
La nostalgia el hombre

Iniciamos este trabajo mencionando los avances de la ciencia: se ha logrado dilucidar la forma
como funciona nuestro mundo cotidiano y, aunque aún hay grandes preguntas por contestar, la
gran mayoría de ellas se relacionan con aspectos que están fuera de la percepción humana. Esto
ha hecho del mundo un lugar sin cabida para lo sagrado. Y ha dejado en el alma del hombre
moderno, un espacio vacío con forma de Dios.

El hombre moderno aun añora esa conexión con un mundo donde lo inexplicable tenía una
respuesta en un mundo onírico. Esa nostalgia se nos representa, según Jung, a través de nuestros
sueños. Su simbolismo nos indica un camino para comprender el rico mundo de la mente
inconsciente que, nos guste o no, rige buena parte de nuestra vida consciente.

El pensamiento de Jung y la letra “G”.

El pensamiento de Jung esta cargado de simbolismo y de una intensa similitud con nuestro razonar
masónico. Manifiesta evidencia de esta coincidencia esta en que tanto este filósofo como nuestra
orden parten de la premisa de que el lenguaje simbólico va más allá de la simple representación
grafica de un significado efímero. El símbolo es en gran medida lo que el observador, considerando
su bagaje cultural, religioso, político, moral, ético y socia, encuentra en el. El símbolo es un
elemento con significación abierta, flexible pero que no por eso pierde su certeza, lo que lo
convierte en un elemento idóneo para la búsqueda ordenada, sistemática y efectiva de un saber
que satisfaga en manera integral a aquel que se ha puesto en la labor de descubrirse a si mismo.
De esta forma es inevitable encontrar el valor profundo de la letra “G”, que en cualquiera de sus
significados (God, gnosis, Geomtria, GADU) es una síntesis filosófica del fin ultimo del masón, que
es buscarse a si mismo, en la realidad que le ha tocado estar, pero sin perder de vista, que su
búsqueda apunta a los mas sublimes y altruistas fines: como el conocimiento de uno mismo, el
perfeccionamiento personal, pero con el solo objeto de poder ser útil a los demás. El no solo tener
la intención de ayudar, sino que saber como y de que forma ser eficiente y certero en la
concreción de ese fin. Jung sistematizo un sistema de conocimiento personal partiendo del
simbolismo, dio gran relevancia al tarot, al igual que la masonería sistematiza sus conocimientos
en ritos, signos, toques y palabras.
Conclusiones
Los masones trabajamos para pulir nuestra piedra bruta. Deseamos convertirnos en piedras
cúbicas que formen parte de un edificio inmaterial y universal, donde reina la Libertad, la igualdad
y la Fraternidad entre sus miembros.

Al leer el trabajo de Jung surge, QQ:.HH:. La siguiente pregunta: ¿Y si este edificio existía ya antes
que nosotros y fue demolido y sus piedras lanzadas por todo el Universo?

¿Qué tal si cada una de esas piedras aun recuerda su origen y está llamada a pulirse y unirse
nuevamente? ¿No podría ser el caso que nuestro más caro anhelo sea VOLVER a formar parte de
esta unión universal?

¿Acaso este “Remanente Arcaico” que mencionaba Jung, y que se nos manifiesta a través de estas
imágenes simbólicas en nuestros sueños, no es sino este irrefrenable instinto que nos conduce a la
unidad de la que alguna vez formamos parte?

Una pregunta fundamental que Jung realizaba es “¿Estás o no relacionado con algo infinito?”. Creo
que el trabajo masónico nos permitiría responderle al viejo Jung con un claro “SI, trabajo para
volver a ser parte de él”.

S:.F:.U:.

Bibliografía
Carl C. Jung: “El hombre y sus símbolos”. Caralt
http://www.textetc.com/theory/jung.html
http://www.criminology.fsu.edu/crimtheory/jung/jung.html
http://www.apsique.com/articulo/inconsciente_colectivo_y_arquetipos_en_relacion_proceso_ind
ividuacion_segun_psicologi_profu#id2473495
“Diccionario Filosófico”, Grijalbo, Barcelona, España.
“Historia de la Francmasonería en Chile”, Rene García Valenzuela, Ediciones de la Gran Logia de
Chile.

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