You are on page 1of 205

MONTERÍA

DE ESPALDAS AL SINÚ

ANTONIO SOFÁN SÁNCHEZ


MARIO GIRALDO GARCÍA

RELATORES
AEROFOTOGRAFÍA DE MONTERÍA
FUENTE: IGAC
ESCALA 1:51600
FEBRERO 20 DE 1989
PLANO DE MONTERÍA
FUENTE
INSTITUTO GEOGRÁFICO AGUSTÍN CODAZZI
1988
MONTERÍA

El Taller ¿Cómo es Montería al final del


siglo XX? fue convocado por el Observa-
torio del Caribe Colombiano y se realizó
el 12 de julio de 1999. La relatoría del
Taller, el cual estuvo moderado por el
director del Observatorio del Caribe
Colombiano, Alberto Abello Vives, fue
compartida entre Antonio Sofán y Mario
Giraldo. Participaron como expositores:

Juan Albánchez, La planeación urbana


de la ciudad. Álvaro López, Estructura
física de la ciudad. Víctor Negrete, Los
asentamientos subnormales de Montería,
su proceso de crecimiento y transforma-
ción. Colaboraciones de María Josefina
Yances y Aáron Espinosa Espinosa, Al-
gunas consideraciones sobre la organiza-
ción socio-espacial de Montería. Edgar
Vergara Figueredo, La ciudad y su go-
bierno municipal. Carlos Arturo Escobar,
La ciudad y el medio ambiente.

276 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


DE ESPALDAS AL SINÚ

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

I HISTORIA DE LA REGIÓN Y FUNDACIÓN DE LA CIUDAD 282

II ORGANIZACIÓN SOCIO-ESPACIAL 285


EL CRECIMIENTO URBANO ORDENADO 286
EL CRECIMIENTO URBANO DESORDENADO 288

III LOS ASENTAMIENTOS URBANOS, CRECIMIENTO INFORMAL


Y TRANSFORMACIÓN DE LA CIUDAD 290
DIVERSIDAD CULTURAL E IDENTIDAD 292
ORGANIZACIÓN Y LIDERAZGO POPULAR 293
PARTICIPACIÓN DE LA MUJER 294
LO PRIVADO, LO COLECTIVO Y LAS ALIANZAS PARA LA SUPERACIÓN 295

IV LOS SERVICIOS PÚBLICOS 296


LA SITUACIÓN ACTUAL 296
CAUSAS DEL DETERIORO DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS 298

V LA CIUDAD Y EL MEDIO AMBIENTE 300

VI POBLACIÓN, EMPLEO Y DESEMPLEO 302

VII EL GOBIERNO MUNICIPAL Y EL DESARROLLO DE MONTERÍA 305

VIII LOS RETOS DE LA PLANEACIÓN URBANA 307

IX CONCLUSIONES 309

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 277


DE ESPALDAS AL SINÚ

INTRODUCCIÓN

Fundada San Jerónimo de Buenavista, la ciudad actual deriva su nombre de la


faena de la cacería o la ‘montería’, denominación adquirida por la abundante caza
encontrada en la zona, sitio ideal para montear. Y, en efecto, el territorio ocupado
por Montería era un sitio repleto de animales y de suelo cenagoso que se extendía
a ambos lados del río Sinú hasta sierra Chiquita, el final de las estribaciones de la
serranía de San Jerónimo sobre la margen derecha, lugar alto, último sitio de
habitación indígena en la zona. Estos primeros pobladores, al igual que los espa-
ñoles más tarde, vinieron en busca de sustento y suministro para las zonas más
pobladas y, por tanto, se dedicaron a la caza, la pesca y la agricultura.

La atracción de la extensa sabana y exuberancia del medio natural, siguen siendo,


hasta nuestros días, las ventajas competitivas que la región posee y despliega para
desarrollar sus principales actividades productivas. Además, su ubicación estra-
tégica en la esquina noroccidental colombiana, le da posición de cara al Caribe y
al mundo en el nuevo escenario del mercado internacional del siglo XXI.

El río, sin duda alguna, constituyó la primera determinante geométrica de emplaza-


miento, lo que degeneró en un agolpamiento fortuito de población que posteriormen-
te tuvo que ser estructurado mediante normativa urbana. La ordenanza del gobernador
de Cartagena, que, en ese entonces, era don Juan de Torrezar Díaz Pimienta, encargó
al recién llegado de España, ingeniero Antonio De la Torre y Miranda, la reubicación
del conglomerado, siguiendo los clásicos parámetros planimétricos.

La localización de Montería como vecina de la provincia de Cartagena de Indias,


permitió a ambos emplazamientos aprovechar los beneficios de la cuenca, ventajas
que se incrementaron cuando se descubrió el verdadero potencial navegable del río,
el cual ofrecía innumerables posibilidades de comunicación fluvial con los pueblos
vecinos. Se estableció un gran intercambio comercial con el puerto de Cartagena,
distante 330 kilómetros, que enlazaba todos los asentamientos ribereños, desde lo
alto del río, en Tierralta, con su abundante producción de aceite, madera, frutas y
raíces medicinales, pasando por Cereté y Lorica, hasta llegar a Cartagena.

Primero fueron los españoles; pero luego, desde mediados del siglo XIX, el po-
tencial de la región atrajo a extranjeros a comerciar por el Sinú; entre ellos figura-
ban familias de franceses que se radicaron en la zona y aportaron sustancialmente
al desarrollo económico de la ciudad y la región y quienes, individualmente o
asociados con empresarios locales, abrieron nuevos tipos de negocios tales como
una planta de energía eléctrica, una fábrica de hielo, un acueducto, la navegación
fluvial, negocios de tipografía y venta de vehículos, además de fincas ganaderas y
comercio de maderas, al otro lado del mar.

El desarrollo económico, trajo consigo planteamientos arquitectónicos nuevos


que se plasmaron en edificaciones que hoy conforman gran parte del patrimonio

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 279


de la ciudad. En un medio ambiente inclemente de clima agobiante y lluvioso, se
MONTERÍA
planteó en el Sinú una casa de cielorasos altos, ventilada superiormente, de techos
muy inclinados con alares sobresalientes y espacios transparentes hacia el patio,
en plena comunicación con el medio natural circundante.

La ciudad creció de acuerdo con las proyecciones demográficas realizadas por


sus ordenadores; las ordenanzas y disposiciones locales mantuvieron su vigencia
durante largo tiempo y el crecimiento físico de la ciudad respetó los límites
establecidos en los primeros trazados. Todavía, en 1971, cuando se edita por
primera vez el libro Historia de Montería, estaban vigentes las palabras de su autor
con respecto a la bien desarrollada capital: «Montería tiene una excelente urbani-
zación y está dividida en avenidas, que corren de sur a norte, calles que van de
oeste a este llevando en cada cruce sus respectivas placas indicadoras, y ostentan-
do cada casa una numeración que permite una orientación rápida».1

En 1952, con la creación del departamento de Córdoba, bajo el dictamen


«favoritista» del general Gustavo Rojas Pinilla, el gobierno nacional, situó inver-
siones representativas para obras de infraestructura, de extrema importancia para
el desarrollo de la región y de la ciudad capital, Montería. Se construyeron la vía
al alto Sinú (Tierralta), los puentes sobre el río Sinú (en Montería y Lorica) y
sobre el caño de Bugre (en Cereté). También se erigieron los edificios de la gober-
nación, la alcaldía de Montería y el palacio nacional, así como el aeropuerto; este
último fue construido en la finca del General Rojas, en Berástegui (municipio de
Cereté), y, al cerrarse el campo aéreo de Montería, a principios de los setenta se
convierte en el terminal aéreo de toda región.

Con la apertura de vías de comunicación, lentamente se fue fortaleciendo la red de


conexión terrestre. En consecuencia, se replantearon los sitios de interés comercial
que habían congregado, hasta ese momento, las actividades a lo largo del río.

La imagen actual de la ciudad, conformada a partir de hechos urbanos contundentes,


unos favorables y otros devastadores, se aparta considerablemente de la tipología con
la que fue concebida. El río, dejó de ser borde para convertirse en muro de división
estratigráfica entre el casco original y los asentamientos ubicados en las tierras de la
margen izquierda, cuya utilidad agrícola pesaba más que cualquier excusa construc-
tiva. Igualmente, la arteria fluvial dejó de ser el eje orientador del crecimiento lineal
de la ciudad y se volvió su traspatio, al cual se arrojan todos los desechos urbanos e
industriales. Sus dos riberas, totalmente urbanizadas, le dan la espalda al río.
1 Exbrayat Boncompain, Jaime. Historia
La histórica migración campo-ciudad se ha desbocado en los últimos quince de Montería, Tercera edición, Editorial
años. Por otro lado, los estragos provocados por la violencia rural han convertido Domus Libri, 1996.

el casco urbano en el refugio intensivo y desmesurado de la abatida población 2 Montería presentó un crecimiento es-
pectacular de su población de 5,86%
campesina, en adición a los desplazados por las recurrentes inundaciones, quie- entre 1992 y 1998. De acuerdo con el
nes abandonan sus antiguas estancias para asentarse en zonas inadecuadas, au- Dane, en diciembre de 1992, la ciudad
contaba con 183.607 habitantes, y en
mentando el fenómeno de la marginalidad en la ciudad. 1998 ya alojaba más de 300.000 perso-
nas, proyectadas a 346.000 habitantes
En parte, el crecimiento explosivo de la población,2 resultado de las fuertes pre- en el año 2000. El crecimiento de Mon-
tería es considerable, si se tiene en cuen-
siones migratorias, de oleadas de desplazados rurales y del simultáneo deterioro ta que casi duplica la tasa de crecimiento
de la base productiva de la ciudad y municipios vecinos, como Cereté, Lorica y de otras ciudades, como Cartagena, con
gran recepción de población desplaza-
Tierralta, con los que se mantienen lazos económicos, explica la existencia de da, cuya tasa fue de 3,42% en el mismo
grandes sectores de población en estado de pobreza y miseria. período.

280 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


En los años recientes (1997-1999), Montería registra un notable deterioro econó-
DE ESPALDAS AL SINÚ
mico y social, como resultado de un cúmulo de factores históricos que, sumados
a los efectos de la apertura económica, han deteriorado su aparato productivo.
Éste se ve imposibilitado de brindar oportunidades de empleo a una población
creciente, cada vez más desarticulada y que no satisface sus necesidades básicas.

Frente a estos fenómenos, difusores del crecimiento desmesurado y poco planifi-


cado de la ciudad, la débil capacidad institucional de la administración munici-
pal, la facilista y particular gestión política y, por consiguiente, la permanente
desatención del gobierno nacional, han contribuido a que Montería se presente,
al finalizar el siglo XX, como una ciudad deteriorada económica y socialmente
con una situación fiscal difícil y con un balance muy desalentador en materia de
cobertura de los servicios públicos, de planeación urbana y, sobre todo, en lo
relacionado con la provisión de empleo para la población.

Montería, el municipio capital del departamento, abarca un área de 3.141 km2,


extensión similar a la del departamento del Atlántico e igual a la de los municipios
de Cereté, San Pelayo, Puerto Escondido, Moñitos, San Bernardo del Viento, San
Antero y Lorica, juntos. El gran tamaño del municipio, implica limitaciones y
demanda racionalidad en su administración; pero la concentración de población
en la cabecera (77%) no ha permitido lograr equidad en las ejecuciones, con lo cual
se ha agravado, aún más, la situación de la inmensa zona rural del municipio.

Hoy, en las puertas del siglo XXI, la imagen de Montería como principal centro
de acopio de la costa Caribe y del país, con la agricultura y la ganadería fortaleci-
das como fuentes de empleo de su población, es todavía una aspiración sin reali-
zar de su gente y de sus dirigentes económicos y políticos.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 281


MONTERÍA

HISTORIA DE LA REGIÓN Y FUNDACIÓN DE LA CIUDAD3

En un relato de la primera expedición a la parte alta del valle del Sinú, Castellanos
describe, en 1534, la llegada a Cenú (Finzenú):

Al Cenú las cristianas compañías


Donde paró la gente castellana
Algunos días para su reparo
A causa de tener larga zavana

Los indígenas Zenúes habitaron originalmente en las planicies y los valles más
allá y más abajo del límite norte del territorio de los chocoes, hacia el mar Caribe
y su gentilicio se recuerda y se conserva gracias al nombre del río Sinú. Tribus
parientes de los Zenúes vivieron en la región comprendida entre el golfo de Urabá
y el bajo Valle del Cauca, hacia el oriente. En su libro, El Sinú, geografía humana
y ecología, B. Le Roy Gordon evidencia las relaciones de la región al citar a
Herrera y Tordesillas: «En el Zenú, que es la misma tierra, i la gente de las
mismas costumbres [...] [que los indígenas de Urabá]» (1601-1615).

El golfo de Urabá se llamaba así por un famoso cacique que allí reinaba cuando
llegaron los conquistadores. Los indígenas de la costa entre el río Darién (Atrato)
y la región que riega el río Sinú, también fueron llamados Urabaes, aunque sólo
una parte de la costa estaba bajo el dominio de dicho cacique. Es posible que los
españoles oyeran a los Urabes utilizar el nombre de Finzenú para referirse a los
habitantes del oriente y a los lugares en que vivían.

Finzenú se levantaba en una planicie carente de árboles que se extendía más allá del
horizonte, cerca de la ciénaga de Betancí y constituía la capital del populoso valle del
Sinú. Ciudad famosa, parece que disfrutaba de cierta importancia religiosa y, antes de
la conquista, era la más grande y la de mayor número de habitantes en la región.

Según Le Roy Gordon, las ciudades necesitaban suministro continuo de agua,


pero el peligro de las inundaciones y el agua estancada les quitaban todo atractivo
a las orillas de los ríos principales. La mejor ubicación estaba alrededor de las
ciénagas que se encontraban justo sobre el límite de la mayor altura del agua,
quizás sobre una breve elevación de arenisca, para que hubiera más drenaje.

Detrás de las ciénagas, allí donde se erradicó la selva con el fin de habilitar la
tierra para la labranza y suministrar combustible para los hogares y la alfarería,
los pastos invadieron los campos y ocuparon las tierras barbechadas. Una vez 3 Giraldo García, Mario. Plan de Desa-
fueron establecidos, es posible que los pastos se hayan mantenido selectivamente rrollo de Montería 1998-2000.

282 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


para evitar el retorno de la vegetación selvática por medio del fuego que se espar-
DE ESPALDAS AL SINÚ
cía rápidamente y que quizás se originaba en el desmonte y la caza.

La presencia del pasto, habría evitado la labranza y así los pastizales se convirtie-
ron en sabana permanente habitada por la fauna típica de este medio natural. Los
agricultores que abastecían a Finzenú y Ayapel, se habrían movilizado hacia
aquellos lugares, donde el suelo selvático recién desbrozado posibilitaba labran-
zas más fáciles y mejores cosechas, en lugar de cultivar continuamente las tierras
altas (Le Roy Gordon).

En 1537, el oidor Vadillo, jefe de una expedición a Betancí, afirmó que la región,
por sus características de sabana, se prestaba para la ganadería: «Porque traídas
las vacas, pocos podrán criarlas por la mala disposición de la tierra, sino se llevan
al Cenú a Urabá» (Le Roy Gordon).

A finales del siglo XVI, las naciones indígenas de la región del Sinú-San Jorge y
de la costa de Urabá, se habían desintegrado y sobrevino la despoblación y la
deforestación. En una descripción de la provincia de Cartagena, escrita en 1678,
se afirma: «es esta tierra [...] mas montuosa que llana, y aunque no es serranía, es
de muchos y muy continuos montes y valles, y montañas de árboles muy crecidos
y valles profundos llenos de arcabucos y ciénagas [...].»

En el siglo XVII, el terreno fue perdiendo su identidad, a medida que se extendía la


deforestación; se olvidaron los nombres de los lugares en que no había ningún asen-
tamiento. Sin embargo, la extensión de la sabana no aumentó a causa del incremento
de la población, sino debido a la introducción y al crecimiento de la ganadería.

En 1759, un grupo de indios propuso al gobernador de Cartagena, fundar una


población para ser localizada en el sitio de «las Monterías que llaman de
Buenavista». El cacique Molleda, expresó que «en el sitio de Barro Colorado hay
agua buena, tierras aparentes para labrar o sembrar, rozas, montes, buenas entra-
das y salidas, ejido de distancia de legua de largo para sus ganados».4

En 1777, Juan Torrezar Díaz Pimienta, gobernador de Cartagena, comisionó al oficial


Antonio De la Torre y Miranda, para que fundara el pueblo de San Jerónimo de Buenavista,
que sería construido el 1o. de mayo a la orilla izquierda del Sinú. En 1783, fue elevada
a parroquia, con derecho a cura. En ese mismo año, la población sufrió un violento
ataque, por parte de los indios del Darién, reforzados por los del Sinú. 5

Luego de ocurrido el incendio y destrucción de San Jerónimo de Buenavista, sus


antiguos habitantes decidieron trasladarse al mismo sitio en donde inicialmente
se había levantado el rancherío original.

En 1844, Luis Striffler, quien navegó por el Sinú, llegó a la población y escribió
sobre los cambios que habían sufrido los límites selváticos, especialmente al
compararlos con las descripciones procedentes de anotaciones anteriores sobre
la localización de la selva durante la Conquista. Striffler anota:

De Cereté nos trasladamos a Montería, último punto habitado. Este


4 B. Le Roy Gordon. El Sinú, geografía
humana y ecología. pueblo igualmente abrigado por una albarrada artificial, presenta una
5 Ibíd. vista más pintoresca que los demás pueblos de la costa, que en general

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 283


no se revelan al viajero más que por una aglomeración confusa de
MONTERÍA
techos pajizos en que ninguna verdura alegra la pinta blanquizca o
cenizosa. En Montería a lo menos, cada cosa se encuentra colocada a
la sombra de un bosque de naranjos. Existen tantos de estos últimos,
que las frutas de ellos sólo abastecen el mercado de Cartagena.

A partir del Siglo XIX, hasta nuestros días, la deforestación continúa y se expande la
ganadería. La región, a lo largo de los siglos, ha sido centro de producción y abasteci-
miento agrícola y ganadero y la calidad de sus tierras evidencia ese potencial.

La historia de la gran región indígena se esfuma y la subdivisión político-adminis-


trativa Antioquia-Córdoba en Urabá, tajantemente repliega la homogeneidad
geográfica y hechos poblacionales de otros tiempos. Hoy, moverse de Urabá al
Sinú, se denomina desplazamiento por violencia.

284 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


DE ESPALDAS AL SINÚ

II

ORGANIZACIÓN SOCIO-ESPACIAL6

Montería es una ciudad que crece históricamente alrededor de cuatro ejes viales
que se integran posteriormente, para bien y para mal.

El primero es el eje del río, el eje del contacto con el mundo del comercio y la
cultura que es Cartagena de Indias y parte del Caribe. «Montería se comunica por
la vía del Sinú bajando hasta el puerto de Cispatá y de ahí hasta Cartagena y demás
puertos marítimos de las costas del Atlántico hasta Colón y hacia arriba del Sinú
hasta Morrocoquiel. Por tierra, y aprovechando los caminos carreteables, con
todas las poblaciones del departamento de Bolívar en la época de verano». 7

El segundo eje es la carretera transversal de Bolívar, «que partiendo del puerto


fluvial de Magangué, conecta con la troncal de occidente o Santander en el paraje
denominado El Bongo, hasta la población de Sahagún, en que vuelve a dirigirse
en busca de una orilla fértil del Sinú hasta llegar a Montería».8

El tercer eje es la carretera Montería-Medellín, eje que se abre para conectar al


centro industrial y comercial que es Medellín con su gran proveedor de productos
pecuarios y agrícolas.

El cuarto eje es vislumbrado por el mismo autor cuando escribe: «Con la impres-
cindible construcción de una carretera hasta el golfo de Urabá, que empalme con
la gran carretera Panamericana, florecerá para el hermoso valle del Sinú la verda-
dera edad de oro con que soñaron las imaginaciones de los primeros intrépidos
que descuajaron sus selvas. La propiedad raíz llegará al límite más alto de su valor
adquisitivo, como en ninguna parte del país, redundando esto en un positivo
beneficio para todos y para el fisco. Para ese entonces, las transacciones y la
industria misma tendrán la temperatura más alta del movimiento incesante, for-
mando lógicamente las bases más sólidas de una riqueza cierta que servirá de
orgullo y sostén a la economía bolivarense y con ella a la colombiana.» El eje
6 La mayor parte de este capítulo está to- nuevo, construido recientemente, comunica al Urabá antioqueño con Montería
mada del escrito Algunas consideracio-
nes sobre la organización espacial de y, a su vez; vincula, parcialmente, a la región costanera de Córdoba.
Montería de María Josefina Yances.
Otra parte fue tomada del Plan de De-
Los efectos previstos por el autor corozalero, no se produjeron. Con el nuevo eje,
sarrollo de Montería 1998-2000 . El es-
crito de fondo lo hace el relator. Montería queda convertida en lugar de acopio de productos que se transportan
7 Badel, Dimas. Diccionario Histórico – desde Córdoba hacia el centro del país, en este caso, Medellín. Actualmente,
geográfico de Bolívar, 1943. Re-edición
del Fondo Cultural del Bolívar Grande.
existen localizaciones industriales desplazadas del centro tradicional, pero que,
Gobernación de Bolívar, 1999 en términos de las relaciones inter-regionales, continúa jugando el papel de cen-
8 Ibíd. tro principal del intercambio entre Córdoba y Antioquia.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 285


A partir del primer eje, se construye la ciudad que gravita alrededor de la albarrada
MONTERÍA
sobre el río; se conecta el puerto de Montería con otros puertos de su término muni-
cipal, Los Garzones y Belén. Recibe del sur, maderas preciosas, ganado y un producto
agrícola de extracción del bosque natural que es el corozo. Este producto transforma-
do, es llevado a Cartagena de Indias como aceite para alumbrado doméstico. La
región produce, además, manteca de cerdo en cantidades sorprendentes, según la
fuente citada y, más tarde, se empieza a cultivar un producto clave: el arroz.

El centro o núcleo de la ciudad, parte del río, se cierra a la altura de la carrera 6 ó


7, entre los años 20 y 30; no llega más allá de las calles 23 y 32; allí conviven
todos; el gobierno, la Iglesia, los comerciantes, los ganaderos y los productores
agrícolas y los empleados, en fin, los ciudadanos de la época. Esa ciudad mostraba
una trama urbana ordenada, en donde convivían holgadamente los habitantes de
un centro urbano dimensionado en función del centro administrativo subregional,
del Bolívar Grande y como punto de acopio para los intercambios con el centro
regional que era Cartagena de Indias.

Montería crece y se desarrolla sobre la margen derecha del río Sinú, el mismo río
que condiciona su forma y su tendencia de crecimiento hacia el norte. En un infor-
me fechado en Montería el 1º de septiembtre de 1926, escrito por José M. Montoya
R., tomado de Datos históricos del departamento de Bolívar, Archivo Histórico de
Cartagena de Indias, se percibe la influencia de las obras adelantadas por el muni-
cipio tales como: la iglesia, el colegio de la Sagrada Familia, el parque «donde sus
bellas mujeres van a amenizar los ratos y a contemplar las odoríferas flores que la
adornan. Tiene también dos deliciosos paseos llamados Cavalongas y Acacias; en
este último se halla la primera piedra donde se construirá el monumento a la ban-
dera nacional, iniciado por el eminente general y doctor Jorge Ramírez Arjona,
para que perdure el amor al pabellón, en las generaciones venideras, gloria del
pasado, símbolo del presente y promesa del futuro».

Para ese entonces, el número de habitantes de la ciudad de 12.804. Éstos se alojan


en 1.718 edificaciones, de acuerdo con los censos levantados en abril y julio de
1938, según lo cuenta Dimas Badel en su citada obra.

De un informe rendido por el doctor M. Gamarra López al Instituto Geográfico,


Militar y Catastral en la década de 1930, se obtiene información de este orden: la
superficie del municipio era de 9.500 km2 y el autor asegura que eso lo convertía
en uno de los municipios de más extensa área ya que contaba con 10 grandes
corregimientos, 20 caceríos de regular importancia y 116 pequeños. Además,
poseía multitud de ranchos diseminados en las haciendas y en las cuencas de los
ríos Verde y Manso, formando con esto uno de los municipios de mayor densidad
de población rural del departamento.

EL CRECIMIENTO URBANO ORDENADO


Gran parte del equipamiento urbano de Montería, se construyó hacia el norte.
Forman parte de él, el mercado público, el matadero y el recinto ferial, instalacio-
nes que provocan una aglomeración comercial entre los años 30 y 40, la cual se

286 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


consolida entre los cincuenta y sesenta, se descontrola en los años setenta y se
DE ESPALDAS AL SINÚ
deteriora sorprendentemente en las décadas de 1980 y 1990.

Los elementos originales establecidos en la fundación del poblado, definieron el


emplazamiento y desarrollo de la trama urbana, la cual se ha mantenido hasta hoy
en el área central de la ciudad. «Los elementos de la traza y la distribución de la
población en el centro de Montería conformaron el conjunto básico cuyas rela-
ciones internas, específicas, tópicas y formales generaron en esta zona la estructu-
ra más homogénea de la ciudad.9 «Las reservas que se dieron en la estructura
primigenia de solares, iglesia, mercado y ejidos, enriquecieron, complementaron
y consolidaron la ciudad, hasta topar con la circunvalar».10 El tipo de traza regu-
lar, de manzana cuadrada, se deriva de la trama granadina de los españoles.

«La estructura predial, que tiene que ver con la división de los predios con respec-
to a la manzana, determinó el uso y las actividades urbanas, condicionando que el
volumen edificado no ocupara sino una cuarta parte del predio».11 Ello hizo de
Montería una ciudad solariega, al término de la década de 1960.

Hacia el sur, se localizaron los establecimientos comerciales, de la industria y de


otros usos que han venido surgiendo en distintos períodos, tales como la fábrica
de hielo y las empresas de energía y agua, instaladas a medio kilómetro del centro
urbano; la fábrica de Kola Román; las bodegas del Instituto de Fomento
Agropecuario IFA; el hospital San Jerónimo y el club Montería. Tales estableci-
mientos, en este período de crecimiento ordenado, se convierten en los bordes de
la ciudad. El campo, sobre la margen derecha del río, dominaba el horizonte.

Hacia el oriente, la ciudad encuentra su límite en el cementerio y, de otro lado, el


río Sinú se constituye en su límite natural, hacia el occidente, sector que al expan-
dirse se puebla de «buenos edificios, los cuales se encuentran defendidos de las
avenidas traidoras del río con poderosas obras de concreto».12

La conexión de la ciudad con la margen izquierda del río, se establece a partir de


la construcción del puente sobre el Sinú, desde donde parte la vía circunvalar, que
se convierte en delimitación de la ciudad (por el sur y el oriente) y, al mismo
tiempo, hace las veces de eje articulador con el sistema vial nacional. Por primera
vez, se definen amojonamientos sutiles para la ciudad: la universidad de Córdoba
(por el norte) y la orilla del Sinú (por el occidente). La avenida circunvalar (ele-
mento clásico del urbanismo de la época), la vía más importante hasta ahora
construida en la ciudad, se convirtió en el eje organizador del crecimiento de
Montería, gracias a las propuestas del Plan de Desarrollo, elaborado por el arqui-
tecto y urbanista caucano Jaime Coronel Arroyo.

La transformación que sufrió la ciudad con la construcción del puente sobre el río
y el desarrollo de los barrios La Granja y P-5, introdujo el debate de nuevas
realidades sociales y urbanas. Las primeras migraciones hacia Montería, exhorta-
9 Plan de Desarrollo de Montería 1998- ron la respuesta del Estado por intermedio del Instituto de Crédito Territorial,
2000.
ICT, el cual al proponer el primer programa masivo de vivienda, dio a la ciudad el
10 Ibíd.
impulso que la convertiría en centro de atracción. La ejecución de los proyectos
11 Ibíd
mencionados, planteó una nueva propuesta de manzanas y calles y racionalizó la
12 Gamarra López. Informe al Instituto
Geográfico Militar y Catastral. estructura predial y la acción urbanizadora, como complementos de la industria-

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 287


lización del sector de la construcción. Estos desarrollos concluyeron la etapa de
MONTERÍA
crecimiento ordenado de la ciudad. Durante la década de 1960, la población de la
ciudad aumenta y su territorio se expande. Para entonces, Montería contaba gente
en cifras grandes. Ya no bastaba el tamaño de la ciudad.

EL CRECIMIENTO URBANO DESORDENADO


En la década de 1970, se inicia en Montería un proceso de crecimiento de su
población, producto de las migraciones del campo y de otros municipios vecinos,
cuyos habitantes fueron atraídos por el crecimiento del municipio y la participa-
ción en la política local de personajes de fuera de la capital. Las ciudades cercanas
de Cereté y Lorica, frenan su crecimiento urbano y su oferta de servicios; lo
mismo que Tierralta, Planeta Rica y Ciénaga de Oro, cuya comunicación con
Montería, a raíz de la apertura de vías de interconexión, facilitó el desplazamien-
to de su población hacia la capital del departamento.

La cuestión urbana dio un viraje significativo al incorporarse la planificación.


Aparecieron nuevos componentes urbanos en manos de la iniciativa particular,
los cuales plantearon nuevos esquemas de vivienda para las clases con mejores
posibilidades. Con una visión moderna de espacios públicos confortables, apare-
cieron los barrios de El Recreo, Urbina y Costa de Oro.

El crecimiento urbano se desborda, sin que las administraciones municipales de la


época hubieran implementado el primer y único plan regulador con que la ciudad
ha contado en toda su historia. La población se desparrama sobre los humedales
que la circundan y crece en sentido inverso al propuesto por el urbanista Coronel
Arroyo. La invasión es el método utilizado por los recién llegados a la vida urbana
y por los recién aparecidos en la política local para encauzar las soluciones de
vivienda. Éste es otro momento de inmenso desacierto, porque la problemática
socio-espacial de la ciudad se incrementa al abordar el asunto de la vivienda urbana
con la estrategia de «defiéndase como pueda», para luego sacarle partido a la pobre-
za. Las olas posteriores de crecimiento urbano traen consigo las invasiones al cerro
(Sierra Chiquita), con lo cual se agrava la situación ambiental y el saneamiento de
la ciudad y se causa la conformación de un cinturón de marginalidad.

En la década de 1980, se presenta un nuevo panorama; Montería se desarrolla hacia


la margen izquierda del río y en tal zona se concentra la tendencia de crecimiento de
la ciudad. «Se profundizan las desigualdades socio-espaciales por la carencia de la
aplicación de una política de suelos por parte de la administración que garantice el
desarrollo y la no tugurización y lumpenización de la ciudad».13

En esa época, en la margen izquierda, se desarrolló el plan de vivienda social de La


Rivera promovido por el ICT, en el cual se plantearon nuevos y desacertados esque-
mas urbanos; se pierde, entonces, el concepto de manzana, se reduce el predio y el
entorno se escapa en un laberinto de recorridos importados sin legitimidad alguna.

Montería se queda rezagada en la instalación y prestación de servicios básicos y la


administración municipal se sume en la incapacidad propia de las urbes de pro-
vincia, cuando éstas deben enfrentar situaciones urbanas cada vez más complejas. 13 Plan de Desarrollo 1998 - 2000.

288 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


En la última década del siglo XX, «se delinean sectores en el sur de la ciudad
DE ESPALDAS AL SINÚ
como fenómenos formales donde no se interpreta el volumen edificado y los
espacios libres (espacio público, de uso vehicular, peatonal, zonas verdes o vacíos
urbanos) colapsándose el uso y la ocupación del suelo».14

La problemática del crecimiento desordenado, con casi el 80% de la población


concentrada en el casco urbano, con ingresos fiscales insuficientes y los habitantes
en condiciones paupérrimas, hace cada vez más difícil la situación para aquellos
que, hacia el futuro, pretendan montarse en la «vaca loca» de gobernar la ciudad.
Por ello, el futuro socio-económico de la región, debe defenderse como única alter-
nativa para que esta ciudad logre reorganizar su crecimiento desordenado.

14 Ibíd.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 289


MONTERÍA

III

LOS ASENTAMIENTOS URBANOS, CRECIMIENTO INFORMAL


Y TRANSFORMACIÓN DE LA CIUDAD15

Montería se convierte en la capital del departamento de Córdoba, en 1952. En ese


entonces, la vida bucólica del pueblo se desarrollaba en los barrios del Centro,
Chuchurubí, La Ceiba, Montería Moderno, Sucre, Pica Pica o Pringamosa, Ospina
Pérez, Colón, Nariño y El Carmen.

El crecimiento permanente de la población urbana, por razones naturales e inmi-


graciones, determinó un déficit creciente de viviendas para los estratos bajo y
medio bajo. De allí, que, cuando el Instituto de Crédito Territorial (ICT), entidad
oficial encargada de los asuntos de la vivienda, hace presencia en Montería, en
1950, la presión de los sectores medios y populares era constante hasta lograr la
ejecución de los primeros planes de vivienda: los conocidos barrios Obrero,
Coquera y Buenavista.

Cuando las nuevas casas estuvieron listas, la población bautizó el primer barrio y
sus casas con los nombres de Barrio de Los Enanos y las Cajitas de Fósforo. En
diciembre de 1951, se hizo la entrega formal, y con reparos o disgustos, las vivien-
das fueron ocupadas por los primeros beneficiarios. Aquellas fueron entregadas
sin agua, sin energía eléctrica, sin calles pavimentadas y rodeadas de monte. El
malestar creció entre los moradores, cuando sintieron que se ahogaban con el
techo tan bajo y las habitaciones tan cerradas.

Por fortuna, esta primera experiencia del ICT fue tenida en cuenta para el diseño
de los planes como la Coquera y Buenavista. Años más tarde, se volvería a come-
ter este tipo de errores en otros programas de vivienda popular o de interés social.

Montería como capital, sin embargo, seguía atrayendo dos clases de inmigrantes
pobres: los forzados y los voluntarios. Por un lado, se encuentran los forzados, o
los obligados a salir por el conflicto armado; son los despojados o los engañados
o amenazados por los actores armados del estado de violencia que vive el país. Y
lo anterior se suma al completo abandono del campo, en todos los sentidos, a la
ausencia de políticas y programas para la población rural y a la orfandad en que
han quedado, después de las calamidades naturales, como han sido las inundacio-
nes y las avalanchas de los ríos.

Por el otro, los voluntarios deciden por su cuenta y riesgo salir de sus pueblos con
la intención de mejorar sus condiciones de vida. Algunos cuentan con apoyo 15 Información tomada del texto original
familiar de amigos o paisanos mientras se instalan. Otros, sencillamente se aven- basado en el de Víctor Negrete.

290 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


turan a emigrar por su cuenta y riesgo para seguir sobreviviendo, aunque sea del
DE ESPALDAS AL SINÚ
rebusque, en cualquier barrio popular o asentamiento subnormal de la ciudad.

En todo caso, durante su existencia como capital, Montería ha recibido una gran
presión por la vivienda en todos los estratos y, lo que hasta el momento se ha
construido, ha resultado insuficiente para cubrir el déficit de alojamiento y lograr
la satisfacción de los servicios públicos elementales.

El ICT, en cumplimiento de sus funciones, construyó y legalizó invasiones, adju-


dicó predios, otorgó créditos y adelantó, en terrenos cedidos, programas de vi-
vienda para sectores pobres y medios. Fuera de los ya mencionados, se
establecieron los barrios La Granja, P5, Los Laureles, Santa Fe, Pastrana Borrero,
Santander, Mogambito, Mogambo, Robinson Pitalúa, La Candelaria, Primero de
Mayo, República de Panamá, Santa Rosa, Paz del Río, San Martín, Policarpa,
Santa Lucía, Los Araújos primera etapa, Panzenú, Villa Margarita, El Tambo,
Rancho Grande, Brisas del Sinú, La Ribera y La Pradera, hasta la etapa 16 de las
20 programadas. Sus programas, se desarrollaron hasta 1991, cuando la ley 3ª
cambió la razón social de la entidad y creó el Instituto Nacional de Vivienda de
Interés Social y Reforma Urbana (Inurbe).

Un buen número de programas ejecutados por el ICT, adoleció de fallas en el diseño,


construcción o calidad de los materiales y algunos fueron realizados en terrenos
bajos, en viejos cauces de ciénagas de la margen izquierda del río Sinú. Los dirigentes
políticos de los diferentes grupos liberales y conservadores, directamente y/o por
medio de sus líderes en las comunidades, promovieron, respaldaron o llevaron a cabo
invasiones en diferentes lugares y, mediante previo acuerdo con los directivos del ICT
e incluso sin él, lograron construcciones, adjudicaciones o legalizaciones.

Las realizaciones del Instituto dependieron, en gran parte, de las actividades y


gestiones de los dirigentes políticos, quienes se veían presionados por muche-
dumbres de destechados y no por un plan de ordenamiento urbano, elaborado en
asocio con la administración municipal. Además del ICT, actuaron los dirigentes
y líderes de grupos políticos, que como el urbanizador José María Taboada, divi-
dieron en solares algunas fincas ubicadas en la periferia oriental, dando origen al
barrio Galilea. A la alcaldía le correspondió la construcción de las etapas II y III,
e igualmente adelantar las reubicaciones de las invasiones de la orilla del río por
los lados de la Coquera a Mocarí; de Pueblo Pescado y las colinas de Robinson
Pitalúa, a terrenos del sur y de El Campano. Para ello, se celebraron convenios
con el Inurbe y el Minuto de Dios.

Durante cuatro años (1995-1998), el Inurbe otorgó 2.126 soluciones para el me-
joramiento de vivienda (80%); en vivienda nueva, éstas fueron el 10% del total,
porcentaje que fue igual al correspondiente a los lotes con servicio para familias
de estratos más bajos.

Montería cuenta actualmente con varios asentamientos subnormales, como pro-


ducto de las invasiones, del proselitismo político, de la labor del ICT y de la
administración municipal. Estos son: La Esperanza, Casita Nueva, El Dorado,
Rancho Grande, La Palma, El Campano, Brisas del Sinú, Granada, Pastrana
Borrero, El Cerro , 2 de Septiembre, Villa Margarita, Colina Real, 1 de Mayo,

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 291


Robinson Pitalúa, La Candelaria, Santa Rosa, Paz del Río, Mogambo, P-5, Paraí-
MONTERÍA
so, Edmundo López, Villa Rocío, Mogambito, San Cristóbal, Damasco,
Cantaclaro, 25 de Agosto, Ranchos de Inat, 20 de Julio, 7 de Mayo, Camilo
Torres, Sucre (invasión), Bolsillo Largo, Ganem Buelvas, La Campiña, La Unión,
Media Tapa, Mi Ranchito, Casa Finca y Sarabanda.

Estos asentamientos cuentan con 115.000 habitantes aproximadamente, de un


total de 346.000 y el área que ocupan es de 1.500 hectáreas, de un total de casi
4.500 hectáreas ocupadas por 67.285 predios. Estos últimos se distribuyen en
cerca de 90 barrios de la ciudad.

Las carencias principales de la población residente en los barrios subnormales,


no sólo son de carácter material, de infraestructura y de servicios; también son de
tipo social, cultural, ambiental y político.

La vida en los asentamientos es compleja y difícil, pero también dinámica y creativa.


Por lo regular, la gente del centro urbano y de otros barrios consolidados los
consideran peligrosos, llenos de malandros, refugio de delincuentes y desplaza-
dos, los catalogan como de ambiente sórdido y como semilleros de malhechores
o subversivos. Sin embargo, la experiencia vivida en este conjunto de asentamientos,
señala varios aspectos relevantes dignos de ser considerados en las futuras políti-
cas de vivienda social.

DIVERSIDAD CULTURAL E IDENTIDAD

En los asentamientos subnormales, se establecen personas provenientes de los dis-


tintos corregimientos y caseríos del municipio de Montería; del alto Sinú, del Urabá
cordobés y de otras zonas del departamento; de casi todos los municipios del Urabá
antioqueño; del sur de Bolívar; del departamento del Magdalena y del Magdalena
Medio y, en los últimos tiempos, de los Montes de María. Es decir, allí se ha confor-
mado un mosaico cultural importante, un conjunto grande de experiencias, conoci-
mientos, creencias y costumbres que deberían emplearse para mejorar la situación
que viven quienes los habitan. Pero las circunstancias del desplazamiento y su
misma pobreza, obligan a que esta diversidad cultural la viva cada familia aislada-
mente, y no de manera plena, sino reducida a una mínima expresión, ya sea para
evitar peligros de persecución o bien porque sus moradores prefieren mantener en
el anonimato la condición de desplazados o de pobres absolutos.

De este conjunto de manifestaciones culturales, sólo se aprovecha el ingenio y la


creatividad para continuar sobreviviendo. Lo demás, todas las expresiones cultu-
rales así como el potencial laboral, se han mantenido ocultos, sin que hasta el
momento ningún programa oficial o privado los haya tenido en cuenta.

En la medida en que se divulguen las distintas manifestaciones culturales que


están presentes en tales asentamientos, o se proyecte su fuerza laboral, así mismo
empezará a romperse el aislamiento entre las familias, se conocerán las habilida-
des y oficios, sucederán intercambios y, es también probable, que la convivencia,
la solidaridad y la subsistencia salgan favorecidas.

292 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


La población en este tipo de asentamientos, desconoce o no reconoce quiénes
DE ESPALDAS AL SINÚ
son las personas o qué tipos de obras, aspectos culturales y cualidades las mue-
ven a trabajar juntas para beneficio de todos. En los asentamientos urbanos
marginales de Montería, la identidad es precaria, débil, no hay obras ni servi-
cios de qué enorgullecerse, la historia es ignorada o no está escrita, los hombres
y mujeres que han trabajado duro y parejo por el bienestar de la comunidad son
olvidados con facilidad y no quedan como ejemplos para los demás; las cualida-
des, los valores y la creatividad que poseen como grupo no se han mostrado ni
desarrollado.

Algunas de las razones de este comportamiento, el cual, a su vez, expresa serias


dificultades en el proceso de identidad, fueron señaladas en el Taller ¿Cómo es
Montería al final del siglo XX?, por el investigador Víctor Negrete, quien expresó
lo siguiente:

o La mayoría son habitantes que fueron sacados a la fuerza de sus pueblos,


por la violencia o la pobreza. Viven en Montería obligados, en contra de su
voluntad.

o Los otros, los nacidos en la ciudad, no han recibido nada de ella. Por lo tanto,
consideran que no le deben nada. Hay resentimiento e indiferencia.

o Un alto porcentaje es de origen campesino, apegado a ideas y hábitos que no


concuerdan con lo urbano; por lo tanto le es más difícil formar o entender
identidades de este tipo.

o Muchos guardan la esperanza de volver a los lugares de origen, o de ser


reubicados en sitios distintos a Montería. Son habitantes en tránsito. Sus
ilusiones están en otras partes; por lo tanto, no se comprometen con nada
definitivo o duradero.

o Los oficios de rebusque que les permiten sobrevivir, son desempeñados en


jornadas largas, agotadoras y tediosas y el poco tiempo libre que les queda, lo
destinan al descanso o a la diversión. Los que no trabajan, van creando senti-
mientos de vergüenza o inutilidad.

o No existen programas que generen o fortalezcan identidades.

A pesar de todo, la cultura campesina cordobesa expresada en el trabajo, la humil-


dad, la hospitalidad, el respeto a los mayores y a las autoridades, la preservación
de costumbres y creencias y el poco apego a las actividades delictivas, ha frenado,
en parte, el consumo de drogas, la prostitución y la delincuencia.

ORGANIZACIÓN Y LIDERAZGO POPULAR

Sobresalen como característica de los asentamientos populares, un gran número


de acciones comunales. Estas perpetúan a sus presidentes y directivos, rotándolos
entre sí. De otro lado, los beneficios de las obras y los servicios que se obtienen

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 293


responden a motivos partidistas; los directivos controlan la información y las
MONTERÍA
gestiones y no cuentan con planes de capacitación y renovación de cuadros. Este
tipo de organización, aglutina personas adultas, sobre todo hombres, para la con-
secución de obras viales, alumbrado eléctrico, recolección de basura, obtención
de títulos de propiedad, construcción de cunetas y mejoramiento de puestos de
salud, entre otros asuntos.

Nuevas organizaciones han venido apareciendo en los últimos años, con el propó-
sito de atender diferentes grupos humanos y de dar respuesta a necesidades sentidas
de los asentamientos. Éstas, no sólo trabajan con hombres adultos, sino que tam-
bién lo hacen con mujeres, ancianos, jóvenes y niños, en programas de nutrición,
saneamiento ambiental, producción agropecuaria, generación de ingresos, ecología,
deportes, capacitación, gestión y generación de valores, entre otros. Reconocen,
además, la importancia de la participación del mayor número de miembros en las
deliberaciones y toma de decisiones. Dentro de estas organizaciones, hay que men-
cionar las de cooperación internacional como Acción contra el Hambre (francesa),
Médicos sin Fronteras (holandesa), Benposta (española), Visión Mundial (norte-
americana) y Plan Internacional (inglesa). También vale nombrar a las locales
como Revivir, María Cano, Prodesal, Asonoriente, Codepaz e instituciones como
Cruz Roja, el Sena y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

La relación entre los líderes de las juntas de acción comunal y estas organizacio-
nes no gubernamentales internacionales y locales, es de mutua indiferencia. De
acuerdo con el criterio predominate, hay que buscar acercamientos con las juntas
y tratar de armar planes de trabajo conjunto, ya que éstos no existen. Los contactos
y convenios con las instituciones oficiales y privadas, los gremios y similares son
permanentes y las acciones no obedecen a planes concertados y articulados a
programas gubernamentales.

PARTICIPACIÓN DE LA MUJER

En general, la presencia y participación de la mujer es muy significativa y ha sido


notoria en el trabajo comunitario. En casi todos los asentamientos, se observa esta
realidad. Son las mujeres las que están presentes en las reuniones de padres en las
escuelas, en los hogares del ICBF, en los restaurantes y ollas comunitarias de las
ONG; así como en todas las actividades que se refieren a programas de nutrición,
salud, saneamiento, empleo, generación de ingresos, vivienda, recreación, danzas,
deportes, alfabetización y validaciones académicas. Son las que se afligen por las
deudas, la comida, la ropa, la presentación de la casa, los hijos, el uso del tiempo libre
y muchas tareas más. Son más puntuales, responsables y equitativas y resuelven de
manera menos violenta las controversias. Así pues, buena parte de los trabajos que se
ejecutan en los asentamientos, se debe a la gestión y al trabajo femenino. Sin su
importante participación, no sería posible concebir proyectos y programas. Además,
para asegurar la culminación de planes con algún éxito es fundamental contar con
ellas en las estrategias de desarrollo social, tanto públicas como privadas.

294 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


DE ESPALDAS AL SINÚ
LO PRIVADO, LO COLECTIVO Y LAS ALIANZAS PARA LA SUPERACIÓN.

Teniendo presente las condiciones de vida imperantes en los asentamientos


subnormales y barrios informales, donde se libra una lucha diaria por la subsis-
tencia individual o familiar, es normal que la mayoría de las personas dediquen
todo su tiempo o la mayor parte de él al rebusque o a la manera de sobrevivir. Lo
colectivo para ellos no es importante y muchas veces no se le encuentra relación
con lo privado. Sin embargo, crece el número de personas en los asentamientos
con la convicción y el conocimiento para entender que las soluciones de sus
propias necesidades o problemas, pasa necesariamente por la solución de las
necesidades colectivas.

La superación de la pobreza no es fácil. Demanda la intervención planeada y


coordinada de los organismos oficiales y privados, las ONG y las propias comu-
nidades en los aspectos económicos, sociales, culturales, ambientales y políticos.
Sin embargo, la alcaldía, a quien compete la mayor responsabilidad, ha demostra-
do poco interés en este asunto, tal como lo prueban los vacíos en el Plan de
Desarrollo vigente. Éste carece de políticas y programas para estas comunidades
y posee un presupuesto cada vez más deficitario, por la irresponsabilidad de la
dirigencia política. Para la alcaldía, los asentamientos marginales sencillamente
no existen. Y algo más, en los planos de Montería muchos de ellos ni siquiera
aparecen por falta de actualización.

Algunas de las ONG locales e internacionales, han ofrecido servicios, programas


y gestiones y no han sido atendidas por la administración seccional. Han propues-
to frecuentemente la coordinación de trabajos, pero éstos escasamente funcionan,
debido a la falta de interés de los gobernantes. De allí, que las alianzas para la
superación de la pobreza se reducen a las mismas ONG, uno que otro instituto
descentralizado del orden nacional y los grupos interesados de la comunidad. Sin
embargo, estas alianzas son muy recientes y ameritan mayor atención en el proce-
so de definir soluciones comunitarias para los problemas colectivos. Sin la parti-
cipación decidida del gobierno, en la frágil relación entre las ONG y los institutos
nacionales con los grupos locales, aún débiles y sin cohesión suficiente, será
imposible hablar de alianzas para superar la pobreza.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 295


MONTERÍA

IV

LOS SERVICIOS PÚBLICOS16

LA SITUACIÓN ACTUAL
Al evaluar los logros obtenidos en el campo de los servicios públicos en Monte-
ría, resulta un balance desolador. La población es, sin duda, la principal afectada.

El servicio de acueducto, merece una de las más bajas calificaciones. La cobertura


alcanza sólo el 70% y en situación de racionamiento permanente. Las restriccio-
nes son estratificadas o sectorizadas; se realizan cada dos días y pueden durar
hasta cuatro horas, dependiendo de la producción diaria de la planta. El 80% de
la población monteriana está categorizada en los estratos más bajos (1, 2 y 3); la
mitad de ella, en el estrato 1. Por su condición social, estos grupos, son los que
más sufren, ya que no cuentan con la capacidad económica ni con la calificación
para construir cisternas o tanques de almacenamiento.

En contraste, esta situación, obviamente no se presenta en los estratos 5 y 6,


donde el problema cada quien lo resuelve individualmente. Es así como allí
instalan sofisticados sistemas de almacenamiento y bombeo, que les permiten
superar la baja presión y demás irregularidades del servicio general de acueducto.

Estudios realizados afirman que, en sólo veinte años (entre 1975 y 1995), la ciudad
duplicó sus cifras demográficas y, por ende, el espacio físico ocupado. Sin embargo,
desde hace cuarenta años, Montería sigue tratando el agua en la vieja planta de Sierra
Chiquita, que produce 450 litros aproximadamente, los cuales sólo alcanzan a atender
el 50 % de la población actual; es decir, que la tecnología para producir agua potable
presenta un rezago de veinte años. Las autoridades municipales, con los brazos cruza-
dos, han venido observando lo sucedido; vieron crecer la ciudad e incrementar de
manera desordenada las necesidades de la población, sin actualizar los sistemas.

En los últimos cinco años, tanto las estructuras de suministro y de tratamiento de las
aguas como las instalaciones físicas, los equipos electromecánicos y las instalaciones
eléctricas, han mejorado considerablemente. No obstante, en el mismo período, se
acumuló una cartera de unos $3.500 millones, con lo cual se han menguado las
posibilidades de inversión en el manejo de la infraestructura y la calidad del servicio.

La cobertura del alcantarillado sanitario, sólo alcanza el 25% y es la peor entre las
ciudades capitales de la costa Caribe. Esta situación implica que, al finalizar el 16 Este aparte está basado en la interven-
ción del doctor Álvaro López, ex-geren-
siglo XX, alrededor del 75% de la población se encuentra sin este servicio y, por te de la liquidada Saam, S.A.

296 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


DE ESPALDAS AL SINÚ
CUADRO 1
ESTRUCTURA DE USUARIOS POR ESTRATO ACUEDUCTO DE MONTERÍA
Acueducto No. %
Bajo-bajo 1 23,7
Bajo 2 26,0
Medio-bajo 3 24,7
Medio 4 7,8
Medio-alto 5 4,2
Alto 6 3,6
Total residencial 90,0
Comercial 9,6
Industrial 0,1
Institucional 0,3
Total 1000

CUADRO 2
SERVICIOS PÚBLICOS DOMICILIARIOS EN MONTERÍA

Servicio Suscriptores Cobertura Calidad

Acueducto 36.153 70,0% M


Alcantarillado 13.397 25,0% M
Aseo 36.153 80,0%* M
Energía 55.000 90,0% R
Telefonía 34.000 63,0% R
Gas 33.000 61,0% B

M= Mala, R= Regular, B= Buena

lo tanto, en situación de insalubridad. Lamentablemente, esta es una situación


que produce notorias repercusiones en el desarrollo de la ciudad.

El servicio de energía eléctrica, también se cataloga como deficiente, a pesar de tener


una cobertura del 98%. Éste se ha deteriorado aún más durante el último año. Si bien
es cierto que no existen mayores problemas en la generación, debido a la interco-
nexión con el sistema nacional, se registran grandes dificultades en la transmisión,
subtransmisión y distribución, lo cual explica los constantes apagones en la ciudad.

La telefonía de igual forma es muy precaria con una cobertura de sólo el 17%,
cifra que tiende al crecimiento, pues Telecom, la empresa que poseía el monopo-
lio del sector, enfrenta la competencia de Escarsa, una nueva firma del sector
privado. Las dificultades de lograr la instalación de una línea telefónica que se
experimentaban hace diez años, se han ido superando.

El servicio de aseo presenta deficiencias, a pesar de las expectativas creadas por


Aseo Total, una empresa privada que inició operaciones en 1996. Si bien los
vehículos recolectores, cubren entre el 80% y el 90% del área de la ciudad con sus
recorridos para recoger alrededor del 85% de las 200 toneladas de basuras gene-

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 297


radas diariamente en Montería, no lo hacen con la frecuencia requerida, lo que
MONTERÍA
obliga a los habitantes a depositar sus desechos domésticos e incluso industriales
en los lotes y zonas baldías contiguas a sus propios predios, y con ello se crea un
problema ambiental. Además, el botadero de basuras opera sin licencia ambien-
tal por parte de la empresa, la cual debería previamente adecuar el sitio como
relleno sanitario y dar así cumplimiento a las pautas establecidas en las normas y
requisitos de la CVS, que es la entidad ambiental reguladora competente.

De todos los servicios, el de gas domiciliario es el único que realmente ha cumpli-


do con las expectativas; en efecto, sus cifras de cubrimiento, (cercano al 82%) y
de eficiencia reales, se acercan a un nivel satisfactorio. La empresa privada que
presta el servicio de gas domiciliario (Surtigás), lleva apenas cuatro años en la
ciudad, cuenta con un sistema bien diseñado de redes, puede ofrecer tarifas razo-
nables y goza de buenas reservas, todo lo cual ayuda considerablemente a que el
servicio sea más eficiente.

CAUSAS DEL DETERIORO DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS


En un rápido análisis del estado crítico en que se encuentran los servicios públi-
cos domiciliarios en Montería, se puede determinar la sumatoria de los varios
factores negativos que han provocado su evidente degradación:17

o El primero de ellos, tiene que ver con el crecimiento urbano de Montería.


Ante la carencia de un plan de ordenamiento y por ende de la falta de prospec-
ción en el crecimiento tanto de la ciudad como de su población, se hace casi
imposible la proyección de los servicios públicos. Los estudios y proyectos de
servicios públicos quedaron rezagados frente al crecimiento espontáneo y
desordenado de la ciudad.

o Otro factor que, en gran parte, ha contribuido a desmejorar la calidad en la


prestación de los servicios públicos domiciliarios en Montería es el mal ma-
nejo institucional que se le ha dado a las empresas que los prestan, situación
generalizada en muchos municipios del país. Antes de la expedición de la Ley
142/93 que regula la prestación de los servicios públicos, éstos eran prestados
directamente por el Estado; monopolio que por mucho tiempo fue manipu-
lado políticamente, dándole siempre un manejo burocrático a las institucio-
nes. Tal situación, impidió crear una cultura empresarial, a la vez que permitió
la incorporación exagerada de grupos de personal y la inestabilidad de los
directivos. Este fenómeno trajo como consecuencia la escasez de recursos e
impidió acometer los proyectos requeridos por la ciudad.

o Los sistemas de redes de distribución, no han obedecido a criterios de diseño


o a estudios técnicos. Estos se fueron prolongando y extendiendo bajo los
intereses de dirigentes políticos, quienes para multiplicar su caudal electoral
inauguraban barrios nuevos e intercambiaban metros de tubería e incluso, en 17 Si bien, Álvaro López concibe princi-
palmente estos factores desde su expe-
oportunidades, los mismos habitantes al encontrarse sin agua improvisaban riencia en el sector de agua y
sus propias conexiones. alcantarillado, son perfectamente apli-
cables al resto de los servicios públicos.

298 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


o Para el caso del alcantarillado, hace 12 años aproximadamente, se instaló el
DE ESPALDAS AL SINÚ
30% de la tubería en el sur de la ciudad, la cual hoy no funciona, pues queda-
ron algunos tramos de colectores sin construir; lo mismo que sucedió con las
estaciones de bombeo y las lagunas de oxidación. En efecto, la planificación
de los trabajos fue hecha al revés; se tendieron las redes antes de programar
las lagunas de oxidación, las cuales nunca se construyeron, por lo cual el
proyecto quedó inconcluso.

o La intervención de los dirigentes políticos en los parámetros tarifarios. Se


cambiaron los criterios de liquidación al acomodo de muchos, con nefastas
repercusiones en el deterioro del sistema, causado por el mantenimiento defi-
ciente de la infraestructura. Como resultado, la calidad del servicio se vino al
suelo irremediablemente y las empresas públicas se convirtieron en el primer
foco de corrupción. La crisis tocó fondo cuando los recursos que ingresaban a
las empresas de servicios públicos no alcanzaron ni siquiera para pagar las
nóminas de personal, por lo cual se acumularon atrasos hasta de seis meses. Si
los recaudos no cubrían el sostenimiento empresarial básico, hay que decir que
mucho menos se disponía de presupuesto para pagar a los proveedores o para
mantener la infraestructura en condiciones aceptables. Este círculo vicioso se
expandió a todas las empresas de servicios públicos y el Estado fue incapaz de
elevar las coberturas a los niveles requeridos o de mantener una calidad de los
servicios, acorde con los parámetros internacionales.

Para el caso específico del acueducto y el alcantarillado de Montería, el Departamen-


to Nacional de Planeación, enmarcándose en las normas de la descentralización
administrativa y financiera de los municipios en Colombia, emitió un diagnóstico en
el cual se sugería al alcalde de ese entonces la liquidación total de la empresa.

Desde el momento de la liquidación final de la Empresa Pública Municipal de


Montería (1992), Planeación Nacional y el Ministerio de Desarrollo autorizaron
significativos aportes que permitieron la creación de la Sociedad de Acueducto y
Alcantarillado de Montería, Saam, S.A. Esta nueva empresa de servicios públi-
cos, realizó varias acciones cuyos resultados difícilmente podrían apreciarse, dada
la magnitud de las necesidades propias de la ciudad. Al demostrarse insuficiente
para cumplir con tan inmensas exigencias, la Saam, S.A. se liquidó el 31 de di-
ciembre de 1999.

El 1º. de enero de 2000, nació en Montería una de las primeras concesiones de


agua en el país. Se trata de la nueva empresa Proactiva, firma que enfrenta el
inmenso reto de elevar las coberturas de agua al 85% y las del alcantarillado al
70%, en los próximos 20 años.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 299


MONTERÍA

LA CIUDAD Y EL MEDIO AMBIENTE18

La relación de la ciudad con el medio ambiente y la naturaleza que la rodea, ha


sido desconocida, por falta de cultura ambiental. Los ciudadanos de Montería,
afirman, en mayor o menor grado, sus ataduras al río Sinú, como lo están las
ciudades que poseen un contacto similar o menor con su cuenca hidrográfica. Por
desconocimiento, por debilidad institucional o también por intereses particula-
res, se le ha restado espacio tanto a los asuntos ambientales como al papel que
juega el río en la calidad de vida en la ciudad.

Es la costumbre que los problemas ambientales, a pesar de que se intuyen o se


analizan, cuando se da el primer paso para alcanzar las soluciones son postergados
o subestimados, por el afán de construir asentamientos humanos o bien obras de
infraestructura en zonas no apropiadas. Es necesario, hoy más que nunca, alcanzar
un mayor grado de responsabilidad ambiental para analizar el área hídrica de la
cuenca del río, ya que se han eliminado ciénagas, cauces viejos (como los de la calle
34 en el centro de la ciudad) y muchos otros cuerpos de agua, con el pretexto de que
el agua «sigue inundándonos». Todo lo contraio, el agua es el elemento natural más
importante en el que están inmersos tanto la ciudad como los habitantes de la
cuenca del Sinú y, sin embargo, todavía no existe la plena comprensión ni de su
valor ni de las repercusiones ambientales del desecamiento de los cuerpos de agua.

Una de las preguntas que con mayor frecuencia se formulan los monterianos es:
«¿Por qué las inundaciones se presentan periódicamente?» La respuesta se en-
cuentra en una sucesión de hechos.

Río Sinú arriba, en el área de Las Palomas, municipio de Montería, se produjo


una situación de deterioro ambiental, generada por políticas gubernamentales
mal dirigidas y, consecuentemente, por la ejecución de proyectos erróneamente
concebidos para resolver problemas de emergencia en las bajas y extensas, pero
inundables, tierras de los hacendados de la margen izquierda del río. Con su
implementación, se cerraron diferentes bocas del río Sinú que nutrían y daban
vida a una serie de caños que existían en la zona. De otro lado, aguas abajo, en
Montería, con algunos argumentos de carácter social para justificar las obras, se
trascendió a un problema ambiental, de gran impacto urbano. Por alto riesgo de
inundaciones, se deberían reubicar más de mil familias asentadas en 10 zonas
inundables, tanto del municipio como de la ciudad.

Las inundaciones del río y sus caños no deben considerarse un problema exclusi- 18 Este aparte está basado en la interven-
vamente ambiental. La cuenca baja del río Sinú se inunda, ahora más que algunos ción de Carlos Arturo Escobar.

300 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


años atrás, por la irrespetuosa acción ejercida sobre los humedales y áreas de
DE ESPALDAS AL SINÚ
riberas para que las aguas rieguen sin problemas. Esta actitud tiene que ver con la
falsa concepción de considerar a los humedales como criaderos de mosquitos y
otro tipo de animales. Esta idea equivocada, ha sido determinante de los procesos
de sedimentación y de rellenos de tales cuerpos de agua para otros usos urbanos.
Una vez producidos los problemas de inundaciones, resulta extremamente compli-
cado atenderlos, ya que la única y económica forma de hacerlo, sin sacrificar el
medio ambiente, sería la de la reapertura de las bocas que conectan al río. De esta
manera, se recuperarían, de paso, los humedales reguladores del cauce de los ríos y
caños.

El persistente y creciente deterioro ambiental, radica en la inexistencia de entidad


alguna, gubernamental o privada, con suficiente autoridad para enfrentar la múltiple
problemática social y ambiental y que, además, se orientara al control permanente de
mantenimiento de las zonas verdes, de la tala de árboles, la explotación de canteras, la
extracción de arenas y otras actividades con impacto en el medio ambiente.

Desde la perspectiva ambiental existe también la gran preocupación por los servi-
cios públicos domiciliarios en el perímetro urbano ocupado por los asentamientos
humanos de la ciudad de Montería. Hace mucho tiempo que el crecimiento de la
ciudad traspasó su frontera, más concretamente, el borde demarcado por la aveni-
da circunvalar.

Igualmente, en el área rural del municipio se han desconocido, por completo, los
requerimientos de servicios públicos, con lo cual ha quedado demostrada la inca-
pacidad de las autoridades en el manejo espacial de esta zona, en donde los índi-
ces de cobertura son o muy bajos o nulos. De hecho, sería necesario establecer
consideraciones sobre la proyección de los servicios públicos en los planes de
desarrollo para atender a las poblaciones rurales aledañas conurbadas a las áreas
que originalmente se habían delimitado como casco urbano. Es absolutamente
conveniente para el sostenimiento de un ambiente sano que todos los
asentamientos de las márgenes derecha e izquierda del río Sinú dispongan de una
solución con pozos sépticos para manejar sus aguas residuales, hasta cuando pue-
da disponerse de un alcantarillado.

Otro aspecto importante es el que se refiere al manejo adecuado de los indicado-


res de gestión ambiental. Actualmente, se copian los indicadores y se establece un
modelo de desarrollo urbano, adaptado a los índices de gestión previamente esta-
blecidos por Planeación Nacional. Sin embargo, en una ciudad como Montería,
cada barrio y cada institución ambiental, deberían definir un conjunto de indica-
dores de gestión, considerando su situación particular, mediciones que deberán
someterse a ciertas pruebas de calidad, con el fin de discutirlas, homologarlas y
compararlas tanto para su aplicación como para el seguimiento del estado del
medio ambiente urbano.

Se deben construir tantos indicadores como cuantos sean necesarios para poder
planear el desarrollo de la ciudad que se quiere. Lastimosamente, en el caso de
Montería, casi nunca se ha trabajado sobre estas mediciones y cuando se han
empleado, no han sido las adecuadas.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 301


MONTERÍA

VI

POBLACIÓN, EMPLEO Y DESEMPLEO

Montería consta de 27 corregimientos y alberga 346.000 habitantes. De ese total, el


77% vive en su área urbana y el 23% restante reside en sus corregimientos, o sea, en su
área rural. Las principales características de su población son:

o La población femenina representa el 52% del total, frente al 48% de la pobla-


ción masculina.

o La población de mayores ingresos no supera el 3% y la clase media llega al


11%, mientras que la clase baja asciende al 76% del total de los habitantes.

o La terciarización de la economía monteriana es un hecho protuberante. El


«sector servicios» representado en las actividades comerciales y financieras,
genera más del 60% de los puestos de trabajo.

Hasta el año de 1998, la construcción aportaba el 15% de las ocupaciones; ahora


se encuentra en franca recesión.

Un gran número de empleos proviene del sector informal o sea, que se genera en
las ventas callejeras y el trabajo doméstico.

Paradójicamente, la agricultura, la pesca y la ganadería sólo emplean el 1,8% de los


trabajadores de Montería, debido al decrecimiento de dichos sectores productivos.

La ciudad ha recibido alrededor de 46.000 desplazados durante los últimos años,


con lo cual se ha incrementado el déficit de vivienda y de servicios.

Debido a la combinación de los anteriores elementos y a las manifestaciones de la


crisis económica nacional, la tasa de desempleo superó el 23%.

El crecimiento desbordado de la población y la incapacidad del aparato productivo


para generar oportunidades de trabajo, se reflejan en el deterioro de las condiciones
del mercado laboral, uno de los más importantes indicadores de desempeño econó-
mico y de bienestar social de la ciudad. Hoy por hoy, la desocupación constituye uno
de los más apremiantes retos para las autoridades, el sector productivo y la sociedad
monteriana, en general, especialmente por la necesidad de formar una mano de obra
más calificada que genere mayores ingresos y más altos niveles de productividad.

19 Información recopilada por Aarón Es-


Según el Dane, 19 la tasa de desempleo muestra resultados inquietantes en los pinosa, investigador del Observatorio del
primeros años de la década de 1990; pero mucho más, durante su segunda mitad. Caribe Colombiano.

302 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


En general, se puede anotar que Montería ha mantenido en los noventa altos
DE ESPALDAS AL SINÚ
niveles de desempleo que son mayores que los promedios nacionales. En prome-
dio, entre 1992 y 1998, la tasa de desempleo de Montería fue del 12,4%; o sea,
más alta que el total nacional que fue del 10,5%.

Además de la existencia de altas tasas de desempleo, el deterioro del mercado


laboral de Montería se manifiesta tanto en la brecha, cada vez más amplia y aguda,
entre la oferta de mano de obra y la demanda de los empresarios como en la
«destrucción» de puestos de trabajo, como consecuencia de los efectos adversos
de la recesión económica.

En efecto, si se comparan los niveles de desempleo más recientes con los de


principios de la década se tiene que el número de desocupados, que anteriormen-
te nunca pasaba de las 10.000 personas y que, más aún, registró niveles bajos
como el de 1993 (con 6.943 personas en esta situación), en 1998 se elevó sustan-
cialmente a 15.430 personas, esto es, más del doble de los desempleados que
registró la ciudad cinco años atrás. En este sentido, en 1995, se registra el quiebre
de la historia del desempleo en Montería. En efecto, en tal año el número de
desocupados creció un 70% en relación con el número registrado el año anterior
y, desde entonces, la ciudad no muestra disminuciones en la tasa de desempleo.

CUADRO 3
SITUACIÓN LABORAL EN MONTERÍA:
UNA MIRADA AL MERCADO LABORAL 1992-1998

Indicador 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998


%Población en
edad de trabajar 72,2 72,8 73,0 74,1 74,1 74,1 74,6
Tasa global
de participación 57,6 54,9 55,9 61,4 56,5 60,3 57,5
Tasa de ocupación 51,0 49,8 49,3 52,9 49,0 52,5 49,6
Población total 183.607 185.946 188.356 245.437 249.977 255.037 259.023
Población en
edad de trabajar 132.491 135.342 137.519 181.799 185.233 188.873 193.309
Población
económicamente activa 76.316 74.311 76.901 111.645 104.657 113.907 11.249
Desocupados 8.732 6.943 9.129 15.442 13.919 14.694 15.430
Ocupados 67.584 67.368 67.772 96.212 90.738 99.213 95.819
Tasa de desempleo 11,4 9,3 12,1 13,8 13,2 12,9 13,9

El divorcio entre la oferta y la demanda de mano de obra en Montería, se observa


en la simultánea reducción de la tasa de ocupados (porcentaje de la población en
edad de trabajar que tiene empleo) y el aumento relativo20 de la tasa global de
participación (relación porcentual entre la población económicamente activa y
la población en edad de trabajar). La persistente divergencia entre la primera, que
constituye la demanda de trabajo y la segunda, que expresa la oferta de mano de
obra, configura una delicada situación laboral en Montería. Esto es, cada vez más
gente quiere trabajar pero también cada vez más una proporción menor de ella
encuentra la oportunidad de hacerlo.
20 Aunque muestra una tendencia decre-
ciente, en 1998, la tasa global de partici- Los problemas existentes son el resultado de la carencia de políticas de desarrollo
pación (TGP) de Montería es superior
de la administración local, pero principalmente el subdesarrollo actual es atri-
en más de cinco puntos a TGP de la costa
Caribe (52,30%). buible al conjunto de políticas desacertadas, del orden nacional, en materia de

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 303


apertura económica y a la gestión agropecuaria, con su negativo impacto en la
MONTERÍA
economía de Montería.

Es cierto que todas las regiones de Colombia cuentan con determinadas vocacio-
nes para desarrollar sus principales actividades económicas o sociales y que ellas
son generalmente facilitadas por la dotación de recursos naturales, por las venta-
jas competitivas y por factores de carácter cultural. Pues bien, por mucho tiempo,
se catalogó a la agricultura y a la ganadería como las principales fuentes de em-
pleo en Montería. Sin embargo, en los últimos años la situación ha sido muy
diferente. Muchos tenían la idea de que al inaugurarse el siglo XXI, Montería
estaría convertida en el principal centro de acopio de la Costa Caribe; pero no
tuvieron en cuenta los estragos provocados por la violencia rural y que han obli-
gado a la golpeada población campesina a refugiarse dentro del casco urbano y
tampoco pudieron prever el gran número de víctimas desplazadas por las inunda-
ciones, quienes han tenido que abandonar sus antiguas estancias para reubicarse
en zonas inadecuadas, donde son evidentes la desatención por parte del gobierno
nacional a las necesidades locales de inversión pública y la ausencia de ayuda
humanitaria.

Complementariamente, siguen pendiente las acciones de responsabilidad de las


autoridades locales para ejecutar eficientemente los presupuestos de inversión en
beneficio de la comunidad.

304 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


DE ESPALDAS AL SINÚ

VII

EL GOBIERNO MUNICIPAL Y EL DESARROLLO


DE MONTERÍA21

Montería experimenta serios conflictos entre el gobierno municipal y la ciudad. Los


participantes en el Taller22 afirman, que a pesar de las directrices legales promulgadas
en Colombia (Ley 9/89, de reforma urbana, que introdujo los planes de desarrollo
para poblaciones mayores de 100.000 habitantes; Ley 152/94 o ley orgánica del plan
de desarrollo; Ley 139 de 1994, sobre el voto programático y últimamente la Ley 388/
97, sobre los planes de ordenamiento territorial), es evidente el bajo perfil de la
administración municipal en el proceso de desarrollo urbano.

A partir de la vigencia de tales leyes, se ubica el primer plan que se puso a operar
en el año de 1993, mediante acuerdo municipal. Posteriormente, se han elabora-
do dos planes de desarrollo: el aprobado por el gobierno municipal para el
período 1995-1997 y luego el de 1998-2000. Ambos fueron planes de gobierno,
no planes de ordenamiento urbano.

Por otro lado, la administración pública de la ciudad no involucra la participación


ciudadana. Esta última, se ha elevado a la calidad de ley y norma constitucional;
pero por factores de tipo político, no se han podido lograr niveles aceptables de
participación comunitaria. Sólo en años recientes, se ha constituido una veeduría
ciudadana que ha mostrado algunos resultados en el campo de la participación.

El problema fiscal de Montería realmente empieza a sentirse desde el año 1980,


cuando aparece un desfase entre los ingresos propios del municipio y los gastos
ejecutados. Los sucesivos recaudos representados por los tres impuestos funda-
mentales: industria y comercio, circulación y tránsito y predial, han tendido a la
baja en los últimos años, con lo cual se ha venido acumulando un déficit fiscal que
cada día es de mayor cuantía. Complementariamente, por la falta de un mayor
control del gasto público municipal, ese déficit llegaba a $ 15.109 millones en
1999, equivalente al valor del presupuesto municipal. Dentro del déficit, se incor-
pora el pasivo laboral adeudado por la municipalidad a los funcionarios que han
sido despedidos sin habérseles pagado su sueldo con su respectiva liquidación. A
junio de 1999, se adeudaban 13 sueldos a los pensionados y 14 a los empleados,
más la indemnización de 367 personas que salieron de la administración.

En la situación presupuestal de los cuatro últimos años se presentan errores de


21 Este aparte se basa en la intervención del contabilidad entre lo presupuestado y lo recaudado. Se encontraron partidas do-
investigador Édgar Vergara.
bles, especialmente las carteras de los morosos que fueron duplicadas. Además,
22 Taller de trabajo ¿Cómo es Montería al
final del siglo XX? el presupuesto fue programado ambiciosamente y se utilizaron los recaudos de

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 305


los impuestos para incrementar el mismo. En los presupuestos de los años 1997
MONTERÍA
y 1998, cuyas cifras fueron analizadas con mayor rigor, se confrontan los sistemas de
información suministrados por el Departamento Nacional de Planeación con los de
la Contraloría municipal y la información recopilada por el municipio de Montería.

Las tendencias principales de las finanzas municipales requeridas para atender la


superación del déficit fiscal y cubrir los futuros requerimientos de inversión en
beneficio del desarrollo de la ciudad están dadas por un crecimiento bajo de los
ingresos tributarios con un nivel cercano al índice de inflación; los mayores ingre-
sos provienen tanto de los impuestos del predial unificado, de industria y comercio
y de la sobretasa a la gasolina como de la participación del municipio en los ingre-
sos corrientes de la nación. Existe, sin embargo, una cartera por cobrar cercana a los
$10.000.000.000, que debe ser recuperada con una política amplia de estímulos. Es
lamentable constatar que, durante 1997 y 1998, los ingresos tributarios y no tribu-
tarios fueron insuficientes para cubrir los gastos de administración.

Dentro de muy poco tiempo, los recursos provenientes de la participación de los


municipios en los ingresos corrientes de la nación se deberán orientar exclusiva-
mente a inversión. Sería, entonces, conveniente encontrar nuevos sistemas de
financiación de la deuda, basados en un serio compromiso de disminuir el gasto
para renegociar el plazo, sus intereses y el cambio de los acreedores. Para lograr
ese propósito, se requiere encontrar nuevas fuentes de ingreso para impulsar el
desarrollo socio-económico del municipio.

306 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


DE ESPALDAS AL SINÚ

VIII

LOS RETOS DE LA PLANEACIÓN URBANA23

Es común afirmar que en los procesos de planeación urbana, la dirección de las


ciudades es asaltada por intereses particulares con predominio sobre los intereses
públicos. El caso de Montería, no dista de tal situación; en efecto, son los intere-
ses individuales los que han guiado fundamentalmente su desarrollo urbano
concomitantemente con su crecimiento económico y social.

Más allá de la zona central, entre los principales ejes de la ciudad, la trama urbana
se ha tejido en medio de un juego de intereses particulares: (i) el eje definido por
la vía a Arboletes que atraviesa la ciudad, conectándola, por un lado, con Cereté
hacia Lorica y Sincelejo y, por el otro, con Planeta Rica hacia Medellín; (ii) el eje
presentado por el río Sinú y sus riberas que direcciona la ciudad en los costados
del río; (iii) el eje conformado por la circunvalar y (iv) el eje vial que comunica a
Montería con el Urabá antioqueño.24 Tales ejes, marcaron el crecimiento de la
ciudad y su propia infraestructura con las limitaciones y los retos que implicará
reconstruir una tierra urbana ambientalmente sostenible para sus habitantes.

Las cifras señalan una desigual dotación de los servicios públicos. Así, mientras
en el centro de la ciudad se cuenta con una total cobertura, en el resto del casco
urbano el cubrimiento es de tres cuartas partes, y los suburbios, sumados a mu-
chos asentamientos subnormales, definitivamente carecen de los mismos. Se pue-
de incluso conocer con exactitud el número de suscriptores; pero, obviando los
datos estadísticos, se sabe que en general, la problemática de los servicios públi-
cos de Montería se refiere a la mala calidad y a la escasa cobertura. Es evidente el
cuantioso daño que estos servicios insuficientes provocan a la población, entre
los cuales se cuentan los problemas ambientales generados con el vertimiento de
todos los desechos sanitarios y las basuras al río Sinú.

Según lo expresa Juan Albánchez, es prioritario centrarse en los análisis que


establecen las tendencias de crecimiento poblacional, ya que por medio de ellos
se podrían determinar con mayor exactitud las causas del crecimiento desordena-
23 Este aparte se basa en la intervención del
doctor Juan Albánchez, decano de la do, la frecuencia con que se producen los impactos sobre los ejes viales; las nece-
facultad de Arquitectura de la Universi- sidades de transporte y la consecuente demanda de servicios públicos, aspectos
dad del Sinú.
todos ellos sobre los cuales se debe dar inmediatas respuestas de planificación
24 Sesenta años después, esta visión de las
urbanística. Es además, la manera de conocer mejor el fenómeno de los desplaza-
guías de crecimiento de la ciudad es exac- dos por la violencia y de los inmigrantes amontonados en la periferia urbana.
tamente igual a la planteada por Dimas
Badel en su Diccionario Histórico - Geo-
gráfico de Bolívar, Op. cit., (Nota del Montería es una ciudad con múltiples problemas. Pero, a pesar de su acelerado
relator). crecimiento, todavía maneja distancias físicas que pueden recorrerse a pie. A

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 307


diferencia de algunas metrópolis colombianas, esta ciudad todavía es reconoci-
MONTERÍA
ble, transitable y entendible por el ciudadano.

Montería tiene grandes posibilidades de crecer, de ser inmensa, de volverse una


ciudad de 2, 3 ó 4 millones de habitantes; es una ciudad pobre, pero también rica;
es polémica, pero igualmente es una ciudad que permite la concertación hacia
una convivencia pacífica de sus ciudadanos.

Montería, al decir de sus arquitectos, es una ciudad que ha copiado los modelos
de otras y donde no se ha logrado concertar un modelo propio. Es una ciudad que,
en este momento, está inconclusa, presenta muchos problemas y es insegura.
Tiene un gran río y un patrimonio arquitectónico importante, pero que no han
sido manejados adecuadamente, al expandirse la ciudad. Tiene posibilidades de
contar con espacios públicos, áreas verdes y de recreación que deben ser tenidas
en cuenta para ordenar el desarrollo futuro.

La ciudad crece sin alcanzar un verdadero desarrollo social, económico y urbano.


Presenta usos inadecuados del suelo, desarticulación espacial y un alto deterioro
de la ecología urbana. Montería no ofrece claridad morfológica y no es eficiente,
aspectos que la apartan de ser una ciudad atractiva para la inversión local, nacio-
nal e internacional.

Es indispensable poner en marcha el nuevo plan de ordenamiento territorial


(POT). Éste debe ser asumido como un conjunto de alternativas para administrar
los conflictos de intereses y como instrumento básico para la negociación. Los
criterios generales, deben conducir al reconocimiento de las relaciones público –
privadas, al ejercicio articulado entre participación y representación, a la apertu-
ra de espacios para la gestión, al consenso sobre normas y procedimientos, a la
liberación de los espacios públicos y a la definición de alcances e instancias para
establecer una cultura política de pluralidad y consenso.

También deben existir los principios de función social y ecológica de la comuni-


dad, el de la solidaridad en el desarrollo urbano, el predominio del interés general
sobre el particular, el principio de la justicia social, el de distribución equitativa
de cargas y beneficios o el de la igualdad ante las normas, aspectos todos que se
desconocen en la ciudad de hoy.

308 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


DE ESPALDAS AL SINÚ

IX

CONCLUSIONES25

Al igual de lo que ha sucedido en la mayoría de las ciudades intermedias colom-


bianas, en los últimos treinta años, Montería presenta un resultado considerable-
mente distinto del que han pretendido impulsar las leyes de desarrollo urbano en
Colombia. Desde la década de 1970, cuando se realizaron en los centros urbanos
intervenciones estatales decididas y ejecutadas desde el centro, las administracio-
nes municipales fueron cediendo su capacidad de planificar y orientar, y, como
consecuencia de ello, el desarrollo urbano se dejó totalmente en manos de los
urbanizadores particulares.

Se llegó así a un estado en el cual la norma empezó a ser más importante que el
desarrollo. Las administraciones municipales, de planes de desarrollo, pasando
por planes ordenadores o reguladores, se relegaron a los códigos de urbanismo.
La oficina de planeación municipal se limitó a vigilar el cumplimiento de la
norma. Hasta nuestros días, la ciudad «legal» se construyó lote a lote; «se cum-
ple», pero con la pauta individual. La ciudad en grande, en su conjunto, se dejó de
planificar y se dejó de pensar.

En este momento, el Plan de ordenamiento territorial, POT, cuya elaboración ha sido


pospuesta una y otra vez, posee las herramientas para plantear una visión organizada
de ciudad, posible de realizar. Pero asalta la duda sobre el resultado del Plan y su
implementación; aunque la norma implica un alto compromiso de participación
comunitaria y gremial, el proceso de su elaboración no ha demandado con rigurosi-
dad este escenario. A la inversa, tampoco ha existido motivación: ni los ciudadanos ni
los gremios se han organizado para participar. Hasta el momento, no se conoce la
propuesta de la dirigencia monteriana. ¿Qué legitimidad tendría el POT?

Dentro de los Talleres que se realizaron en el estudio, ¿Qué ciudades estamos


construyendo en el Caribe colombiano? que adelanta el Observatorio del Caribe
Colombiano, para el caso de Montería, no fue fácil encontrar personas indepen-
dientes, de diversas disciplinas que profundizaran sobre la ciudad en un área espe-
cífica, dada la carencia absoluta, pública o particular, de un grupo que investigue, de
manera permanente y sistemática, a la capital cordobesa. Es notable en este trabajo,
la ausencia de estudios sobre la economía de Montería. Además de estrictas cifras
estadísticas del DANE y de la Cámara de Comercio, no se encontraron sino artícu-
los aislados, en libros no actualizados, sobre el departamento de Córdoba.

25 Mario Giraldo García, miembro del Con- Queda, sin embargo, en el ambiente una gran pregunta: con todas las dificultades,
sejo Directivo del Observatorio del Cari-
be Colombiano. debilidades y limitantes que padece la ciudad ¿por qué la gente quiere seguir

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 309


viniendo a Montería? En el momento, en el desbarajuste e inseguridad de la
MONTERÍA
guerra en Colombia, tal móvil podría ser la «paz» que se vive en la región; pero,
la inspiración fundamental que históricamente ha motivado al visitante a asentar-
se en el centro de la región Sinú, ha sido el extenso y fértil suelo, capaz de «hacer
germinar» lo que lo toque. Lo extraño es que, ante tanta bondad de la tierra y a
pesar de la estratégica ubicación geográfica, cerca del Caribe mirando al mundo,
los dirigentes monterianos todavía no hayan logrado concretar, con firmeza y
decisión, el trazo y la identidad de su desarrollo, sobre la base de la larga vocación
de trabajadores de la tierra que exhiben los pobladores de la región.

El tiempo ha pasado, la urbe ha crecido y pareciera que su gente no se da cuenta


de que la ciudad se hunde y a veces flota. Montería yace en el mismo sitio cenago-
so en que se fundó, conviviendo y defendiéndose contra el agua, abriendo y tapan-
do bocas, calzando con tierra y también basura, librando con la naturaleza una
guerra perdida y costosa, donde la sensatez y la creatividad, con toda seguridad,
cuestan menos que la fuerza. Aunque buena, amable y pacífica, la gente monteriana
duerme el letargo de su húmedo calor y el fresco del barro cuando llueve. Urge
desempantanar el espíritu y direccionar el desarrollo. Urge estudiar la ciudad y su
gente para tomar decisiones trascendentales y efectivas y convertir a Montería en
el centro agro - industrial que siempre ha querido ser.

310 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


RIOHACHA

CIUDAD INCONCLUSA

WEILDLER GUERRA CURVELLO

RELATOR
AEROFOTOGRAFÍA DE RIOHACHA
FUENTE: IGAC
ESCALA 1:37270
FEBRERO 17 DE 1987
PLANO DE RIOHACHA
FUENTE
INSTITUTO GEOGRÁFICO AGUSTÍN CODAZZI
1987
RIOHACHA

El Taller ¿Cómo es Riohacha al final


del siglo XX?, fue convocado por el Ban-
co de la República y el Observatorio
del Caribe Colombiano y se realizó en
la sede del Banco de la República, du-
rante los días 13 y 14 de octubre de
1999. La relatoría del Taller, el cual fue
moderado por la investigadora del Ob-
servatorio del Caribe Colombiano,
Silvana Giaimo, fue preparada por
Weildler Guerra Curvello.

Participaron como expositores:


Weildler Guerra Curvello, Orígenes y
evolución histórica de la ciudad. Dolila
Deluque Gómez, Estructura económi-
ca del municipio de Riohacha. Martha
Ligia Castellanos y Víctor Pinedo Gue-
rra, Riohacha y el medio ambiente.
Mauricio Ropain, La actividad turísti-
ca en la ciudad de Riohacha. Mauricio
Henríquez, La ciudad y la región.
Yolima Carrillo, La Riohacha que que-
remos transformar. Isaac Iguarán, Or-
ganización socio espacial y estructura
física de la ciudad. Francisco Justo
Pérez, Adela Fonseca y Reynaldo Melo,
La ciudad como expresión cultural. Par-
ticiparon también en el conversatorio,
María Eugenia Olano, gerente del Ban-
co de la República, Ivonne Gómez, en-
cargada del área cultural de esa entidad
y Silvana Giaimo y Ariel Castillo, en
representación del Observatorio del
Caribe Colombiano.

314 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD INCONCLUSA

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

I ORÍGENES Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA 318


LA CIUDAD DE LAS PERLAS 318
LA CIUDAD FRONTERIZA 320
LA CIUDAD REPUBLICANA 322
LA COLOMBIANIZACIÓN DE LA CIUDAD 323

II LA CIUDAD Y LA REGIÓN 326

III ORGANIZACIÓN SOCIO-ESPACIAL Y ESTRUCTURA FÍSICA DE LA CIUDAD 328


NORMATIVIDAD Y PLANEACIÓN 328
LA ESTRUCTURA FÍSICA 329
EL PATRIMONIO HISTÓRICO 330

IV EL GOBIERNO DE LA CIUDAD 332


LA ELECCIÓN POPULAR DE ALCALDES 333

V LA ECONOMÍA DE LA CIUDAD 335

VI LA CIUDAD Y EL MEDIO AMBIENTE 337

VII LA CIUDAD COMO EXPRESIÓN CULTURAL 339

VIII REFLEXIONES FINALES 341


LA CIUDAD POSIBLE 341

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 315


CIUDAD INCONCLUSA

INTRODUCCIÓN

La ciudad de Riohacha, capital del departamento de La Guajira, está situada a


orillas del mar Caribe, en la margen occidental del río Ranchería. Con sus 97.394
habitantes,1 14 corregimientos, 6 inspecciones de policía, 6 comunas y aproxima-
damente 56 barrios, es considerada como un centro regional de tipo intermedio2
y como un polo de mediano desarrollo. Del total de su población, 93,4% es
urbana y 6,6% se halla en el área rural,3 unas 14.758 personas que representan
15,2%, son indígenas pertenecientes al grupo étnico Wayuu.

En los últimos 25 años, la ciudad ha registrado un importante flujo migratorio


desde las zonas rurales del municipio hacia su cabecera y en proporción más
significativa, desde otros departamentos de la costa Caribe y del interior del país.
Aunque se carece de estudios específicos sobre el comportamiento de las migra-
ciones, este proceso demográfico se manifiesta tanto en la acelerada expansión
urbana, especialmente evidente en el surgimiento de asentamientos subnormales,
como en aspectos económicos y de convivencia social de la ciudad. Un estudio de
la Universidad de La Guajira4 sobre el estado de la mano de obra calificada y no
calificada en el municipio, reveló que el 55,1% de la población económicamente
activa no es oriunda de Riohacha; que un 31,5% proviene de los departamentos
de Magdalena, Bolívar, Cesar, Córdoba, Sucre y Atlántico; que un 17,2% procede
de otros municipios del departamento de La Guajira y que un 6% es oriundo del
interior del país.

En materia de cobertura de servicios, en 1997, el 59,8% de las viviendas del


área urbana de Riohacha tenía acceso al servicio de acueducto, en tanto que el
52,2% de éstas contaba con el servicio de alcantarillado; la cobertura del servi-
cio de energía eléctrica era del 79% en la cabecera municipal; la cobertura del
servicio de gas domiciliario en las viviendas del área urbana alcanzaba el 49,4%,
1 Dane, proyecciones para 1997. mientras que la de servicios telefónicos y de recolección de basuras era de 0,4%
2 Álvarez, María E. Municipios y regiones y 56,9% de la población, respectivamente.5 El examen de algunos indicadores
en Colombia. Una mirada desde la so- sociales permite confirmar que el 51,8% de la población del municipio se halla
ciedad civil, Fundación Social.
3 Departamento de La Guajira,. Munici-
bajo la línea de pobreza medida por NBI y el porcentaje de población en miseria
pio de Riohacha, Ficha básica munici- es de 20%.
pal, Programa mejor gestión de los
departamentos. GTZ-DNP.
4 Citado por Martha Ligia Castellanos en su
ponencia Riohacha y el medio ambiente.
5 Departamento de La Guajira,. munici-
pio de Riohacha, Ficha básica munici-
pal, Programa mejor gestión de los
Departamentos. GTZ-DNP.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 317


RIOHACHA

ORÍGENES DE LA CIUDAD Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA6

LA CIUDAD DE LAS PERLAS


El poblamiento de las costas guajiras estuvo ligado a la búsqueda y localización
de bancos perleros, iniciadas ambas, en el ámbito del Caribe, desde la primera
década del siglo XVI. El descubrimiento de los ostrales se dio fundamentalmente
en tres áreas geográficas: el grupo insular Margariteño, la península de La Guajira
y el istmo de Panamá. Esta atracción económica dio origen a un singular proceso
demográfico que trajo consigo el surgimiento de una ciudad con peculiares carac-
terísticas espaciales, económicas y sociales porque estuvo dotada, a su vez, de un
estatuto político similar al de otros asentamientos perleros tales como el de Nue-
va Cádiz de Cubagua.

El descubrimiento de bancos de perlas en las costas del cabo de la Vela que tuvo
lugar hacia 1538, por parte de comerciantes de perlas de la isleta de Cubagua,
cercana a Margarita, provocó el traslado de la mayoría de los habitantes de aque-
lla con sus autoridades, sus esclavos africanos, sus indígenas, canoas y casas move-
dizas. El fundamento jurídico para su movilización consistió en una licencia real
de exploración de bancos perlíferos; pero, a partir de ella, lograron conservar en
sus nuevos asentamientos la autonomía política local, hecho que les permitió
mantenerse a salvo de los abusos de los gobernadores. Así, en los primeros años
de establecidos en las costas guajiras, en un territorio disputado por las
gobernaciones de Santa Marta y Venezuela, fundaron la ciudad de Nuestra Señora
de los Remedios del cabo de la Vela, por lo cual pidieron que se confirmasen para
aquella las ordenanzas municipales y cédulas reales que conformaban el estatuto
político de la ciudad autónoma de Nueva Cádiz de Cubagua «por ser ambas
poblaciones una misma cosa».

El municipio fue el eje de la vida política de los pescadores de perlas. La ciudad


era gobernada por alcaldes cadañeros, elegidos por el Cabildo, el cual se hallaba
conformado por miembros de la elite económica de la ciudad. Cuando las
gobernaciones vecinas les requirieron el pago de tributos por hallarse en sus
territorios, éstos respondieron que la nueva población y sus riquezas eran «fruto
y renta de la mar» y argumentaron, además, que los gastos que ella generó en su
poblamiento y conquista, nada le habían costado a ningún gobernador, puesto
que las casas y edificaciones habían sido construidas mediante el esfuerzo de sus 6 Weildler Guerra, relator del Taller ¿Cómo
vecinos y de las autoridades municipales. Nuestra Señora de los Remedios obtu- es Riohacha al final del siglo XX?, y au-
tor de la ponencia Origen y evolución
vo el título de ciudad en 1543 y fue trasladada a orillas del Río de la Hacha en histórica de la ciudad.

318 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


1545, mediante un proceso iniciado ante el Consejo de Indias que indagó sobre
CIUDAD INCONCLUSA
las características generales y particulares del nuevo emplazamiento. Durante
gran parte del siglo XVI, continuó siendo un enclave político entre las
gobernaciones de Santa Marta y Venezuela, que dependía, en lo judicial, de la
Real Audiencia de Santo Domingo, por hallarse, la de Santa Fe, muy lejos de las
costas guajiras.

Además de los vecinos hispanos, habitaban en Nuestra Señora de los Remedios


del Río de la Hacha y sus campamentos de perlas, centenares de esclavos africa-
nos e indígenas. Estos últimos, provenían de diversos lugares del Caribe, especial-
mente de las islas de los Gigantes, las Bahamas, el oriente de Venezuela, Cuba,
Santo Domingo, Brasil y Trinidad. Kaplan (1986) ha considerado a los
asentamientos perleros como una sociedad cerrada, en la cual se encontraban
varios grupos sociales y raciales integrados en una jerarquía de poder y llama la
atención sobre la singularidad de ese conglomerado humano cuya rareza para
dicha época (1538-1570) es un ejemplo más de la diversidad de estructuras socia-
les que se formaron durante la conquista española. El fracaso en la incorporación
masiva de la población indígena local a las pesqueras, determinó que la ciudad y
sus campamentos actuasen como un enclave cultural en las costas donde se halla-
ban asentados.

Riohacha no pudo contar, por tanto, desde sus inicios con una base agrícola que
permitiese su abastecimiento y, mucho menos, con un contorno indígena pacifi-
cado, requisitos éstos fundamentales para la supervivencia de los asentamientos
hispanos en América. Debido a ello, así como al predominio de la explotación
perlera sobre otras actividades económicas, la mayor parte de su avituallamiento
procedía de Venezuela, Santa Marta, Cuba, Santo Domingo y Andalucía, lugares
en donde tenían su sede las casas comerciales dedicadas al negocio de las perlas.
La organización económica de los vecinos, se daba alrededor de las llamadas
«haciendas de perlas», las cuales comprendían el conjunto de personas, animales,
edificaciones, canoas y aparejos, necesarios para la extracción y comercialización
de los bancos de perlas. La hacienda era la empresa de explotación cuya propie-
dad correspondía a un solo dueño o a una sociedad comercial, la cual, a su vez,
usualmente estaba a cargo de un mayordomo o administrador. A pesar de las
múltiples disposiciones de la Corona que buscaban controlar la evasión del quin-
to real, numerosas perlas salían hacia otras provincias, especialmente hacia el
Nuevo Reino, sin ser reportadas ante los oficiales reales. Los vecinos de Nuestra
Señora de los Remedios, también introdujeron esclavos africanos, desde 1544,
sin la correspondiente licencia oficial. El obispo de Coro, protestó ante la Corona
por la complacencia de las autoridades del Río de la Hacha frente al comercio
ilegal de esclavos.

Un conjunto de cédulas reales y de ordenanzas municipales, expedidas principal-


mente desde 1538 hasta 1549, conformaron el estatuto político de la ciudad.
Ellas confirman la categoría administrativa de ciudad que tempranamente reco-
noció la Corona a Nuestra Señora de los Remedios y contienen, además, disposi-
ciones dirigidas a reglamentar la pesca y la comercialización de las perlas, el uso
de balanzas y la importación de mercancías, así como otras dirigidas a evitar las
defraudaciones al fisco real y salvaguardar la salubridad y la moral públicas. La
Corona concedió a la ciudad, «sin perjuicio de los indios», términos territoriales

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 319


de cinco leguas de extensión que iban por cada parte de la costa como de la tierra
RIOHACHA
adentro. La búsqueda de minas de oro y plata en los ríos y faldas de la Sierra
Nevada, llevó, en 1548, a los vecinos del Río de la Hacha a fundar el pueblo de
Buritaca e incorporarlo a su territorio, situado muy cerca de la ciudad de
Santa Marta.

Debido a la deserción de esclavos africanos de Santa Marta y Maracaibo, se for-


maron palenques de negros en su área de influencia que no entraron en choque
con las autoridades del Río de la Hacha. Situados en la provincia de la Ramada,
sobre la vertiente nororiental de la Sierra Nevada y en el camino a Maracaibo,
sus habitantes se dedicaron al asalto de estancias y poblados de indios pacíficos
encomendados a los vecinos del Valle de Upar y Santa Marta para venderlos
como esclavos a los propietarios de las haciendas de perlas. Los encomenderos
de esas ciudades, protestaron reiteradamente ante la Corona por la permisivi-
dad de las autoridades del Río de la Hacha, frente a las actuaciones de los
negros cimarrones.

En 1593, debido a los constantes ataques de corsarios y a las intermitentes rebe-


liones indígenas, la ciudad es anexada a la gobernación de Santa Marta.

LA CIUDAD FRONTERIZA
A principios del siglo XVII, el panorama social y económico había cambiado
considerablemente en la península de La Guajira. La producción de los ostrales
había iniciado paulatinamente su descenso, desde la segunda mitad del siglo ante-
rior. Parte de los 1.200 habitantes de la ciudad, había marchado hacia Panamá y
la Margarita, en búsqueda de nuevos bancos perleros. La esclavitud indígena en
las haciendas de perlas, había sido finalizada, hacia 1570, por expresas instruccio-
nes de la Corona y el buceo continuó realizándose con esclavos negros, hasta que
la población aborigen asumió su control mediante acciones armadas. Muchos de
los vecinos, habían diversificado sus actividades al dedicarse a la cría de ganado,
creando así nuevos espacios de contacto y de conflicto con la población nativa.

La transición de una economía extractiva a una economía pecuaria, llevó a fuertes


enfrentamientos con los indígenas por el control de las tierras del interior. Éstos,
a su vez, habían hecho la transición de formas pre - hispánicas de subsistencia
como la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres al pastoreo integral.
Las descripciones de las fuentes históricas de la época, se refieren a los indíge-
nas cercanos al Río de la Hacha, los cuales poseían ya una vasta ganadería, con
el apelativo de Guajiros. El dominio de los ostrales, les permitió entrar en
contacto y establecer alianza política con grupos foráneos de ingleses, franceses
y holandeses hostiles a la Corona española. Por otra parte, las perlas, utilizadas
como valor de cambio, les permitieron acceder a las armas de fuego y a otros
elementos occidentales. A su vez, el intercambio comercial y la adquisición de
caballos, fortalecieron su autonomía política y cultural y facilitaron la defensa
del territorio ancestral, frente a las aspiraciones territoriales de los vecinos del
Río de la Hacha.

320 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


La caída de Curazao en manos de los holandeses, ocurrida hacia 1634, permitió a
CIUDAD INCONCLUSA
éstos tener una base permanente para el comercio con la tierra firme. La penínsu-
la de La Guajira fue uno de los principales puntos de salida y entrada de mercade-
rías ilegales hacia el interior del continente. Estas últimas se llevaban tierra adentro
hacia la provincia de Mompox por el llamado camino de Jerusalén. Del contra-
bando, no sólo se beneficiaban los indígenas Guajiros, sino también algunos de
los vecinos hispanos del Río de la Hacha, los cuales mantenían buenas relaciones
con los indígenas y con los grupos foráneos, lo que ponía en evidencia fisuras en
el modelo de dominación colonial.

La Iglesia Católica, intentó desarrollar diversas campañas de evangelización, con


el fin de convertir a los indígenas al cristianismo, facilitar el pago de tributos a la
Corona y asentar a los nativos en pueblos gobernados por curas doctrineros. La
conversión de los naturales al cristianismo, fracasó en repetidas ocasiones a lo
largo de los siglos XVII y XVIII. Pueblos como La Cruz, Orino, Menores, El
Toco, Carrizal, Camacho, Boronata, Pedraza y Santa Ana, fueron destruidos du-
rante los alzamientos de los nativos, quienes dieron muerte a varios misioneros.
Al propender por formas de evangelización pacífica de los aborígenes, la Iglesia
entró en pugna, en algunas ocasiones, con los propietarios de estancias que eran
partidarios de campañas de pacificación militar. Estas eran estimuladas por algu-
nos habitantes del Río de la Hacha, como una forma de aprovechar los enfrenta-
mientos para despojar a los guajiros de grandes cantidades de ganado.

Aunque nominalmente tenía jurisdicción sobre la península, la Corona conside-


ró este territorio como neutro, vacuo e inconquistado. Debido a ello, otorgó, a
mediados del siglo XVIII, una capitulación de conquista a Fernando Ruiz de
Noriega, similar a las que se entregaron, a principios del siglo XVI, a los primeros
expedicionarios hispanos. La ciudad de Riohacha era considerada, entonces, una
ciudad fronteriza, no por su cercanía a la vecina capitanía general de Venezuela
sino por encontrarse en los confines de la irreductible nación de los Guajiros.

En mayo de 1769, los indígenas guajiros se alzaron contra la presencia española


en su territorio ancestral, quemaron varios pueblos y haciendas y dieron muerte a
mas de 80 vecinos hispanos. La rebelión alcanzó tal magnitud, que obligó al
traslado de tropas desde Cartagena, Maracaibo, Santa Marta y el Valle de Upar,
además de emplear a las milicias locales. Antonio de Arévalo, coronel de ingenie-
ros y restaurador de las murallas de Cartagena, fue designado comandante de la
campaña de pacificación. Éste diseñó planes de poblamiento, dirigidos a sujetar a
los nativos, por medio de la fundación de pueblos de españoles y de indios, en
puntos estratégicos de la península, los cuales reflejaban ejes longitudinales en los
mapas del territorio guajiro. Entre ellos se encontraban: (i) los constituidos por la
línea Bahía Honda.-Cocinetas, dirigidos a controlar los puertos y el contrabando
con los ingleses; (ii) el eje transversal Pedraza – Sinamaica, cuyo fin era proteger
el vital camino a Maracaibo y (iii) la línea Orino – Macuira, que desde 1594
sirvió para controlar las tierras del interior, al erigir pueblos en el extremo norte
y en la base de la península.

El alzamiento indígena puso de manifiesto la vulnerabilidad de la ciudad de


Riohacha frente a la capacidad bélica de la nación Guajira. Los costos sufra-
gados por la Corona en las sucesivas campañas de pacificación, superaban

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 321


en mucho los ingresos que ella misma percibía por los tributos de la ciudad.
RIOHACHA
El mantenimiento de este asentamiento hispánico se justificaba principal-
mente por sus funciones de contención a los indios guajiros para evitar su
expansión a las tierras cercanas a Santa Marta, así como para aislarles de los
contactos con sus aliados ingleses e impedir, en consecuencia, el contraban-
do por los puertos guajiros.

LA CIUDAD REPUBLICANA
El inicio de las luchas de los habitantes de las colonias americanas por su inde-
pendencia de España, no significó que los indígenas guajiros adoptasen actitudes
menos hostiles con respecto a los republicanos. No obstante, éstos concibieron
nuevos proyectos pobladores en la península, previendo que su triunfo podría im-
plicar la reorganización territorial de entidades políticas hispanas como el virreinato
de la Nueva Granada y la capitanía general de Venezuela. De esta manera, Bolívar
concibió en 1815 que la capital de la futura república de la Gran Colombia debería
construirse en territorio Guajiro y pensó, por tanto, en una nueva ciudad que con el
nombre de Las Casas, en honor de ese héroe de la filantropía se funde en los confi-
nes de ambos países en el soberbio puerto de Bahía Honda. Esta posición, aunque
desconocida, es más ventajosa por todos respectos; su acceso es fácil y su situación
tan fuerte que puede hacerse inexpugnable. Posee un clima puro y saludable, un
terreno tan propio para la agricultura como para la cría de ganado y una grande
abundancia de maderas de construcción. Los salvajes que la habitan serían civiliza-
dos y nuestras posesiones aumentarían con la adquisición de La Guajira.

El fin del dominio español, significó para el nuevo gobierno republicano enfren-
tar todo un legado de problemas pendientes en el territorio guajiro. El primero,
era la pacificación, empresa en la que la Corona había fracasado continuamente.
En segundo lugar, se hallaba la persistencia del contrabando, del cual no sólo se
beneficiaban los indígenas, puesto que en dicha actividad también participaban
los criollos de Riohacha. Por último, era en extremo preocupante la presencia de
los ingleses en las costas de la península, quienes proveían de armamentos a los
naturales y cuyas acciones parecían ir más allá del intercambio comercial con
éstos y podrían crear un protectorado inglés en ese territorio al apoyar la efectiva
autonomía de la cual gozaban los guajiros.

De la Pedraja (1981), ha señalado que los esfuerzos del gobierno republicano


buscaban atraer a los naturales a la civilización, mediante el aislamiento del
territorio guajiro y la reducción de los indígenas en pueblos fijos para facilitar la
labor misionera. Con tal fin, se creó, en 1846, el Territorio Guajiro, en el cual
actuaría como prefecto el gobernador de Riohacha, quien tendría facultades para
dirimir los conflictos que pudieran surgir entre los indígenas y los criollos. Dicha
entidad territorial, sólo funcionó, en la práctica, a partir de 1866.

El estancamiento en el comercio con los ingleses y el crecimiento demográfico de


Riohacha –la cual pasó de 3.966 habitantes en 1778 a 16.734 en 1843–, obligó a
la población criolla a buscar nuevas áreas para las actividades agropecuarias,

322 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


empresa que culminó con el desplazamiento de los indígenas hacia la banda norte
CIUDAD INCONCLUSA
del río Ranchería, cuyo curso sirvió, durante muchos años, de frontera entre la
población criolla y los indígenas.

Los años comprendidos entre 1830 y 1850, se van a caracterizar por enconados
enfrentamientos entre riohacheros y guajiros. En el año de 1846, se establecieron
las poblaciones de Dibulla, Camarones, El Paso y Soldado, situadas en territorio
indígena. Como consecuencia de ello, los nativos perdieron las fértiles llanuras
del litoral en la vertiente nororiental de la Sierra Nevada, así como gran parte de
las tierras ubicadas en el curso del Medio Ranchería. Sin embargo, en 1850, fue
destruido por los guajiros el poblado de El Paso, junto con las fundaciones colo-
niales de Menores y Moreno, en un proceso de reflujo de la resistencia indígena
que se cierra en 1882, con el arrasamiento de Soldado.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, algunos colonos de Riohacha se


establecen en territorio guajiro, donde se dedican al comercio de dividivi, aguar-
diente y ganado, así como a la explotación de sal y perlas. El dividivi, un producto
natural recolectado por los nativos, se utilizaba en las labores de curtiembres
como colorante y su demanda en el mercado había sido iniciada en 1850 por una
casa comercial de Curazao. Como resultado de este proceso, surgen en la segunda
mitad del siglo XIX, los poblados de Puerto Estrella, Taroa, Chimare y Punta
Espada, en la parte norte de la península y son repoblados, también, antiguos
asentamientos coloniales como el Portete, el Cardón de los Remedios y Carrizal.
En 1884, el gobierno central declaró el monopolio nacional sobre las salinas, al
vencerse la concesión otorgada al estado del Magdalena veinte años atrás. Utili-
zando a los indígenas como mano de obra principal, se beneficiaban entonces las
salinas de Manaure, Navío Quebrado y Chimare.

Las misiones coloniales, que habían fracasado durante el período colonial, se


reanudaron en el siglo XIX, aunque en forma discontinua, puesto que la escasez
de recursos para la evangelización y las luchas entre la Iglesia y el Estado, afecta-
ron su desarrollo. En 1864, los capuchinos españoles lograron establecer la mi-
sión de Marauyen en la provincia de Orino y realizaron centenares de bautismos
entre los indígenas, misión que fue abandonada en 1873. Bajo el liderazgo del
obispo Atanasio Soler y Royo, se inició una segunda etapa misional dirigida
especialmente a la población infantil de los guajiros, la cual buscaba la integra-
ción de éstos a la «civilización», por medio de su encerramiento en internados
indígenas. Alrededor de estos centros educativos, se fueron consolidando
asentamientos de criollos e indígenas. Es así como en 1915 se fundó, a pocos
kilómetros de Riohacha, en la población de San Antonio de Padua, el internado
indígena del mismo nombre, situado en la antigua provincia de Orino y, en 1916,
se creó el internado de Nazareth en la septentrional provincia de Macuira.

LA COLOMBIANIZACIÓN DE LA CIUDAD
A principios del siglo XX, los territorios de las comunidades indígenas como la
península de La Guajira o la Sierra Nevada eran vistos como regiones exóticas,

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 323


lejanas en el espacio y en el tiempo del resto de Colombia. Por lo cual, en muchos
RIOHACHA
sectores oficiales y religiosos se imponía una visión que propugnaba por su efec-
tiva incorporación a la vida nacional. El colombianismo de la época pretendía la
unificación política, religiosa y cultural del país, aunque carecía de claridad en
cuanto al modelo cultural que prevalecería en una nación caracterizada por el
vigor de sus identidades regionales.

Riohacha había optado por mantener sus nexos mercantiles y culturales con el
Caribe en la clandestinidad y las actividades comerciales, consideradas ilícitas
por el gobierno central, se desarrollaban por la vía de los puertos de la alta Gua-
jira. La ciudad era la sede de organismos administrativos que representaban al
gobierno central. La presencia de los cuerpos coercitivos nacionales como la
policía y la aduana, crearon situaciones de tensión entre la población criolla, que
vio menoscabada la autonomía «de hecho», de la cual había gozado durante
siglos. Así, en junio de 1935, la tensión social acumulada explotó en la asonada de
la población hacia el cuartel de la policía colombiana de San Antonio, suceso
conocido en la tradición oral de la ciudad como la Guerra de Pancho, en la cual
murieron cinco riohacheros y un agente de esa institución.

Hacia 1927, sobre el eje Pedraza-Sinamaica, surgió la población de Maicao,


que evolucionó a partir de un puesto de aduanas situado en el camino que
conduce a Maracaibo. En 1935, se fundó la población de Uribia sobre la línea
Orino – Macuira, en pleno centro del territorio Guajiro, lo cual permitió un
mayor control del interior de la península y de sus puertos. Con estas escisiones
demográficas, Riohacha perdió su liderazgo en el intercambio comercial con el
resto del Caribe y Venezuela, así como su condición de sede del gobierno en el
territorio guajiro, la cual sólo recuperó en 1954, con la creación de la intenden-
cia de La Guajira para afianzarla luego con su elevación a la categoría de depar-
tamento en 1964.

En los últimos veinte años, la apertura de vías de comunicación con el resto del
país, como la troncal del Caribe, permitió importantes procesos migratorios ha-
cia las principales poblaciones de la península, especialmente la procedente de
otros departamentos de la costa Atlántica, hecho que reforzó la homogeneización
cultural con el resto de la población nacional. Este proceso migratorio, ha contri-
buido significativamente a producir un cambio en la correlación demográfica de
los grupos étnicos, lo que lleva a que la población indígena actual represente tan
sólo el 35% del total de los habitantes del departamento.

Los momentos de auge económico derivados del tráfico ilegal de mercancías,


especialmente los derivados de la llamada «bonanza marimbera», contribuyeron
a divulgar un estereotipo violento de los habitantes de la ciudad en el resto de la
costa Caribe y en el interior del país. De alguna manera, el territorio guajiro, en
general y Riohacha, en particular, fueron asociados durante las décadas del
setenta y el ochenta a las actividades comerciales ilícitas y a la práctica de la
justicia privada.

Como sucediera en el siglo XVI, la ciudad mantiene sus conflictos territoriales


con la población indígena situada en su contorno y concibe su desarrollo físico a
expensas de aquella. Los nativos deben, por tanto, abandonar rápidamente sus

324 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


cementerios, áreas de cultivo, de pastoreo y de viviendas, para dar paso al acelera-
CIUDAD INCONCLUSA
do desarrollo de la ciudad y para suplir las demandas de habitación de la pobla-
ción migrante.

El descubrimiento de nuevos atractivos económicos, relacionados con la explota-


ción de recursos naturales como el gas y el carbón, aceleraron el proceso de
expropiación de tierras de los indígenas, mediante la creación de reservas legales
creadas por el Estado colombiano a favor de distintas entidades gubernamentales
(Carbocol, Corturismo, IFI), y se consideran oficialmente a las tierras indígenas
como baldíos nacionales. Sólo hasta 1984, se creó el resguardo indígena de la alta
y media Guajira.

La explotación de los recursos naturales, conllevó la aparición de enclaves econó-


micos y culturales en territorio guajiro como lo es el proyecto carbonífero de El
Cerrejón. En contraste, el contrabando persiste como actividad económica prin-
cipal para miles de habitantes de La Guajira. Finalizado el siglo XX, la colombia-
nización de la ciudad y del territorio guajiro promovida por los gobiernos centrales,
sigue siendo un proceso inconcluso.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 325


RIOHACHA

II

LA CIUDAD Y LA REGIÓN

Siguiendo lo afirmado por Mauricio Henríquez,7 la ciudad de Riohacha, ha sido


históricamente la columna central del desarrollo económico, social, político y cul-
tural del territorio Guajiro. Sin embargo, actualmente su influencia urbana cubre
fundamentalmente el norte del departamento, en donde se encuentran los munici-
pios de Uribia, Manaure, Dibulla y Maicao, los cuales comprenden las zonas deno-
minadas alta y media Guajira. Las poblaciones situadas en el extremo norte de la
península, presentan también una gran dependencia de Maracaibo; en tanto que el
sur de La Guajira se encuentra básicamente influenciado por Valledupar.

Riohacha es considerado un centro regional intermedio, junto con Santa Marta,


Sincelejo, Soledad, Magangué, Ciénaga, Aguachica, Maicao, Lorica, Cereté, Tolú
y El Banco. La ciudad ha sido, a la vez, clasificada como un polo de mediano
desarrollo, al lado de Santa Marta, Valledupar, Soledad, Sincelejo y San Andrés.

Durante varios siglos, su mejor forma de comunicación con las otras ciudades
costeras de Colombia fue por vía marítima, hasta la apertura de la carretera de la
troncal del Caribe en los años setenta, hecho que favoreció un importante flujo
migratorio desde otros departamentos de la costa Caribe hacia la ciudad y, al
mismo tiempo, facilitó la circulación, no registrada, de mercancías desde Maicao
hacia otras áreas de la costa Caribe y del interior del país.

La presencia, en el departamento de La Guajira, de un importante proyecto mine-


ro de tipo nacional como lo es El Cerrejón, ha jugado un papel destacado en el
fortalecimiento de los ingresos del departamento y de algunos municipios, en
materia de regalías que se destinan a la inversión pública y a la generación de
empleo; también ha permitido el desarrollo de algunos renglones de soporte,
especialmente de servicios para los trabajadores. No obstante, es al mismo tiem-
po, dada su condición de enclave, un factor que distorsiona las estadísticas regio-
nales. Prueba de ello es que La Guajira es presentado como departamento minero,
con amplia participación en el PIB regional y nacional; lo muestran, además, en
cifras brutas exportadas, como el de mayor volumen de la región, por encima,
incluso en número de toneladas, de puertos tan importantes como Cartagena,
Barranquilla y Santa Marta. Sin embargo, también La Guajira posee la población
con el mayor índice de NBI de la región y las menores coberturas de servicios
públicos, en toda la zona de la costa Caribe.
7 Gerente de la lotería de La Guajira, au-
tor de la ponencia Ciudad y Región,
De acuerdo con las cifras del DANE, el único departamento de la costa Caribe presentada en el Taller ¿Cómo es Rioha-
que aumentó su participación en la producción nacional entre 1980 y 1996, fue cha al final del siglo XX?

326 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


La Guajira, que pasó de 0,65% a 1,2% en este período, debido precisamente al
CIUDAD INCONCLUSA
proyecto minero de El Cerrejón. Con respecto al PIB regional, la participación
de La Guajira fue de 9,12%, en 1996.8

8 Estadísticas regionales del Banco de la


República, 1999.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 327


RIOHACHA

III

ORGANIZACIÓN SOCIO-ESPACIAL Y ESTRUCTURA FÍSICA


DE LA CIUDAD

NORMATIVIDAD Y PLANEACIÓN
La aproximación al estudio de la organización socio-espacial y de la estructura
física de la ciudad, parte de la identificación de los planes de desarrollo que han
sido adoptados en el municipio de Riohacha en el último cuarto del siglo XX. De
igual manera, se considera necesario describir a los actores sociales que han
influenciado la morfología de la ciudad, cuyas construcciones dan formas arqui-
tectónicas y espaciales al paisaje urbano en una estética visual concreta.

Uno de los instrumentos de planeación con que se ha contado en el ámbito munici-


pal se encuentra en el Plan elaborado en 1972, con vigencia hasta 1988. El proceso
de elección popular de los alcades municipales, trajo consigo un conjunto de nor-
mas derivadas de la llamada reforma municipal, iniciada desde 1986, por medio de
las cuales los alcaldes debían implementar un concepto de descentralización admi-
nistrativa, participativo y local. Iguarán y Ávila9 consideran al período comprendi-
do entre 1988 y 1993 como un espacio vacío en el proceso de planeación municipal.
En 1995, mediante el acuerdo 028 del Concejo Municipal, fueron aprobados, por
un lado, el Plan de Desarrollo, con un horizonte de nueve años y, por el otro, el
Código de Urbanismo de la ciudad de Riohacha. El municipio cuenta con una junta
y un consejo consultivo de Planeación. Actualmente, se encuentra en proceso de
elaboración el Plan de Ordenamiento Territorial del municipio.

Sin embargo, surgen interrogantes relacionados con el conocimiento que la ciu-


dadanía de Riohacha pueda tener acerca del Plan de Desarrollo y del Código
Urbanístico de la ciudad. Es evidente que el municipio no los aplica; pero se
ignora si ello se debe a falta de voluntad política, a deficiencias en el recurso
humano, a la insuficiencia de recursos técnicos y económicos, o a la baja capaci-
dad de desempeño como producto de estas debilidades. La comunidad no percibe
las medidas correctivas que se toman para con los infractores del Código Urba-
nístico, ni la regulación que éste debe ejercer sobre áreas de desarrollo residen-
cial, industrial, comercial, institucional y de servicios. Así mismo los riohacheros
se preguntan por qué las soluciones arquitectónicas de su ciudad se desarrollan 9 El presente capítulo se basa en la ponen-
cia de Isaac Iguarán y Carmenza Ávila
por debajo del nivel topográfico de la cota de rodamiento vial y pluvial. Chassaigne, miembros de la Seccional de
la Sociedad Colombiana de Arquitec-
tos, presentada en el Taller ¿Cómo es
Las prácticas de intervención tradicional, por medio de la expedición de ordenan-
Riohacha al final del siglo XX? Rioha-
zas, acuerdos u otras medidas puntuales que son impulsadas para satisfacer inte- cha, octubre 13 y 14 de 1999.

328 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


reses particulares o de grupo, se han constituido, a su vez, en otra forma de planear
CIUDAD INCONCLUSA
y de ejecutar presupuestos, lo cual termina acentuando la deformidad urbanística
que presenta Riohacha al finalizar el siglo XX.

LA ESTRUCTURA FÍSICA
La ciudad se estructura a partir de un trazado vial irregular; de unidades disper-
sas, con calles y sendas que tienden a formar, en algunos sitios, una cuadrícula que
trata de definir las calles en las direcciones este-oeste y las carreras en el sentido
norte-sur. Riohacha, se caracteriza, además, por poseer cuatro jerarquías viales
entre las que se distinguen: (i) una vía arteria de tipo regional (Troncal del Cari-
be) que atraviesa el casco urbano con un flujo vehicular de gran peso; (ii) la
llamada carrera séptima, en sentido norte- sur, la cual funciona como una arteria
que comunica a Riohacha con el sur del departamento y con Valledupar, a partir
de la calle 15; (iii) las llamadas semi-arterias, como la avenida al aeropuerto o
carrera 15 y algunas calles, como la calle primera, en donde se concentra gran
parte de la actividad turística. Hacia el oriente, la ciudad tiene un colector vial
representado en la avenida circunvalar; otros colectores están representados en la
calle 7 o ancha, en la calle 13 y en la carrera 6, esta última llamada tradicional-
mente la calle del Comercio.

Los hitos geográficos y culturales de Riohacha son: (i) el delta del río Ranchería,
conocido históricamente como río Yaro, Hermo o de la Hacha, que le dio su nombre
a la ciudad; (ii) el mar Caribe que la definió durante siglos como ciudad portuaria,
contrabandista y perlera. A través de éste, se seguían las rutas hacia el resto del conti-
nente, las Antillas y Europa; (iii) la calle primera, paralela al mar; allí se desarrolla
hoy gran parte de la actividad turística y también se encuentra el muelle, el cual se ha
reducido a las actividades de abastecimiento de la Texas Petroleum Company, y a
servir de paseo recreacional. Entre los lugares de importancia histórica y ambiental,
se hallan también la laguna Salada y el valle de los Cangrejos.

Durante la primera fase de planeación ya señalada, comprendida entre 1972 y


1988, se realizaron obras urbanísticas. Entre ellas, aparece la avenida de Los
Remedios que se extiende desde la calle 21 hasta la 23, cuya construcción se
efectuó bajo el modelo de autogestión comunitaria y en la cual participaron el
SENA, el ejército nacional, el departamento de La Guajira y el municipio, debido
a lo cuantioso de la inversión.

Conjuntamente con estas acciones oficiales, aparecen en el campo de la solución


de vivienda barrios como Entre Ríos y Marbella, levantados en desarrollo de los
programas del Instituto de Crédito Territorial. Otro barrio, como lo es el Coope-
rativo, surge como resultado de la invasión a territorios de las comunidades indí-
genas y, paralelamente, aparecen nuevas formas y conjuntos urbanos que
desarrollaron nuevas áreas y marcaron formas diferentes de acción en el espacio
público y privado. Tal es el caso de los conjuntos habitacionales Mediterráneo I y
II, Sol Tropical y Sol Caribe, Eurare, El Faro, Herzel y Villa del Mar.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 329


En el segundo período, aparecen multifamiliares como el Warekay, Mar Azul y el
RIOHACHA
edificio Don Migue. Con participación del ejército nacional, el departamento de
la Guajira efectúo la prolongación de la avenida La Marina y del Centro de Con-
venciones de la ciudad llamado Anas Mai. En la silueta de la ciudad, aparecen los
tanques de compensación del nuevo acueducto Se detecta un leve esfuerzo del
municipio por la recuperación del espacio público y especialmente del área de las
playas de la ciudad, en conjunto con la Corporación departamental de Turismo.

Sumándose a lo anterior, crecen los asentamientos subnormales hacia el sur y el


occidente de la ciudad. Éstos no obedecen a procesos planificados de soluciones
de vivienda y son habitados principalmente por migrantes de otros departamen-
tos de la región Caribe, fundamentalmente por desplazados de la violencia; esta
situación incrementa la deformación urbanística y genera, además, áreas de po-
breza que desbordan las cifras previstas en materia de cobertura de los servicios
públicos.

Las formas arquitectónicas desarrolladas en el período correspondiente al actual


Código de Urbanismo, son los conjuntos residenciales Techos Verdes, Villa Orca,
Don Tuto, Villa Saida, Portal de Comfamiliar y el edificio La Majayura, entre
otros. La construcción tanto de las nuevas sedes de las universidades de La Gua-
jira, Antonio Nariño y San Martín en la vía hacia la ciudad de Maicao, como de El
Portal de Comfamiliar sobre la ribera del río Ranchería, consolida el proceso de
expansión urbana sobre su margen izquierda, especialmente sobre los bosques de
mangles, las lagunas conexas y las zonas de inundación estacional, que forman
parte de este ecosistema altamente intervenido por la ciudad.

EL PATRIMONIO HISTÓRICO
Hasta hoy, la expansión territorial de la ciudad ha arrasado las edificaciones que
formaron parte de su patrimonio cultural. Los cementerios, los asentamientos
indígenas y los ecosistemas que integran su entorno, no han sido considerados
como elementos estructurantes del espacio, la memoria y la identidad urbanas.

A pesar de su condición de antiguo emplazamiento hispánico y de puerto maríti-


mo abierto hacia el Caribe y Europa, hasta principios del presente siglo, la ciudad
niega su pasado histórico. Esta actitud se refleja en la poca valoración de su
patrimonio cultural, en la indiferencia hacia las medidas oficiales que lo afectan,
y aún, en la paupérrima toponimia de la ciudad que sólo se reduce a una reiterada
mención de su héroe de la Independencia, agotando en ello todo el fértil pasado
de Riohacha. No existe una sola calle o lugar que lleve el nombre de los pescado-
res de perlas de Cubagua, verdaderos fundadores de la ciudad. Durante las pri-
meras décadas del siglo XX, fueron destruidos, por parte de las autoridades
municipales, los restos del castillo de San Jorge, que durante cientos de años fue
el símbolo arquitectónico que identificaba la ciudad. Años más tarde, fue arra-
sado el edificio de los Portales, suerte que también corrió la antigua cárcel,
situada a orillas del mar y que fuera descrita por Henri Charriere en su famoso
Papillón.

330 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


La histórica nomenclatura hispánica asociada a la vieja Riohacha, con sus calles
CIUDAD INCONCLUSA
llamadas de los Tres Infantes, la Reventazón, del Carmen y del Alambique , entre
otras, fue reemplazada por una anodina nomenclatura de tipo catastral. Los
antiguos callejones peatonales fueron tomados por particulares para ampliar
sus propiedades. La vivienda vernácula caribeña, que predominó durante siglos
en los viejos barrios de la ciudad y también la vivienda indígena urbana, como la
del barrio Villa Fátima, fueron arrasadas por los programas etnocidas del
INURBE.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 331


RIOHACHA

IV

EL GOBIERNO DE LA CIUDAD

Para analizar la situación del gobierno local, Yolima Carrillo10 presentó cifras de
un informe de la Contraloría, según el cual, en 1998, los gastos de funcionamiento
del municipio reflejaron una desproporción frente a los recursos propios con los
cuales éste debía sostenerse. Así, mientras los primeros alcanzaron $ 5.706 millo-
nes, los ingresos propios, sin incluir el recaudo por concepto del impuesto predial,
sólo llegaron a $ 1.145 millones. El déficit de los ingresos recaudados, menos los
gastos ejecutados se incrementó, en el año de 1998, en 2,51% sobre la base del año
anterior, agravando considerablemente el estado de las finanzas municipales. La
situación fiscal se torna aún más crítica, en 1999, pues para ese año se esperaba un
déficit de $ 20.636.286.137.11

La precariedad de la situación administrativa y fiscal del gobierno municipal


sumada a su débil capacidad de dar respuestas a las demandas sociales y políticas
de sus gobernados, ha contribuido a que la administración haya perdido legitimi-
dad frente a aquellos, hecho que se refleja en las frecuentes protestas que se reali-
zan en la ciudad. Como ejemplo de ello, puede mencionarse la situación que se
presenta para los empleados del municipio en el momento de realizar el Taller,12
a quienes el gobierno municipal adeuda salarios desde administraciones anterio-
res.13 En demanda de sus derechos laborales, los trabajadores han protestado
ocupando, por períodos prolongados, la sede del gobierno local. En el ejercicio
del gobierno son notorios tanto un evidente divorcio entre conocimiento y poder,
como las políticas de exclusión, la presencia de la corrupción y la poca
representatividad de los sectores populares en la toma de decisiones sobre el
rumbo de la ciudad.

Riohacha llega al final del siglo XX, en medio de una de las peores crisis admi-
nistrativas, a lo largo de la centuria. En la entrada del edificio de estilo republi-
cano, donde funciona el gobierno municipal, el día en que se realizó el Taller ya
10 Autora de la ponencia La ciudad y su
mencionado, se encontraba un letrero que decía: «Se vende este inmueble» y de gobierno municipal, presentada en el
sus balcones pendían muñecos que representan la imagen de la alcaldesa y de Taller ¿Cómo es Riohacha al final del
siglo XX?
los nueve concejales que apoyaban la coalición de gobierno. Luego de 454 años
11 Contraloría General del municipio de
de vida municipal, este lánguido epílogo obliga a sus ciudadanos a reflexionar Riohacha. Análisis del presupuesto del
sobre la necesidad de construir no sólo una nueva dirección política sino sobre municipio de Riohacha, año 1998.

la urgencia de cambiar los hábitos de la población en la forma de relacionarse 12 Se hace referencia al Taller: Cómo es
Riohacha al final del siglo XX? (N.d. E.).
con la cosa pública.
13 Deluque Gómez, Dolila. Estructura
económica del municipio de Riohacha,
ponencia presentada en el Taller ¿Cómo
es Riohacha al final del siglo XX? Rio-
hacha, octubre 13 y 14 de 1999.

332 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD INCONCLUSA
LA ELECCIÓN POPULAR DE ALCALDES

La elección popular de alcaldes, iniciada en la década de 1980, ha llevado al


gobierno local a tres mandatarios vinculados a los partidos tradicionales y a uno
perteneciente a la Alianza Democrática M-19 (1995-1997).

La gestión de las dos primeras administraciones locales fue ampliamente debatida


por la ciudadanía. La protuberante deficiencia en la prestación de los servicios
públicos, especialmente por la precariedad del servicio de agua potable, había
incrementado, desde 1989, las protestas en la ciudad. La lucha por el acueducto
llevó a una serie de marchas, paros, foros y otros mecanismos de expresión de
inconformidad popular, generó un profundo cuestionamiento a la dirigencia polí-
tica tradicional y puso en evidencia un cúmulo de tensiones sociales existentes
dentro de Riohacha. Los habitantes de los nuevos barrios, provenientes de otras
zonas de la Costa y del país, así como de las áreas rurales del municipio, comenza-
ron a reclamar injerencia en las decisiones gubernamentales que les afectaban y
participación en los espacios de poder, acorde con su peso demográfico relativo, en
el conjunto de la población del municipio. Esta irrupción de una especie de nueva
Riohacha, encontró un clima político propicio en la preparación de la Asamblea
Constituyente de 1991 y en la aparición de nuevas fuerzas políticas como la AD- M-
19, la cual canalizó gran parte de la inconformidad popular. En contraste, los diri-
gentes de los partidos políticos tradicionales se hallaban asociados a una especie de
vieja Riohacha, que había demostrado su corta visión en el manejo de la cosa públi-
ca, limitada en parte al centro histórico y a antiguos barrios de la ciudad y que había
sido incapaz de prever las transformaciones sociales que se daban en el entorno
local y mucho menos, de proponer soluciones frente a una realidad cambiante.

Esta movilización de nuevas fuerzas políticas y sociales, les permitió obtener el


gobierno municipal en 1995, en medio de un amplio respaldo electoral. Esa admi-
nistración centró sus esfuerzos en un ambicioso programa de vivienda popular, así
como en las áreas de la salud, la educación, la recreación y los deportes. Mejoraron
sensiblemente los indicadores sociales, con respecto a administraciones anteriores
y también se hicieron esfuerzos de tipo fiscal, especialmente en el recaudo del
impuesto predial. No obstante, dicho movimiento terminó su gestión en medio de
una extendida controversia ciudadana y fue derrotado, de manera aplastante, en las
elecciones locales de 1997, dando paso a la restauración de los poderes tradicionales.

A pesar del apoyo de los ciudadanos a los procesos de elección popular de alcal-
des y a algunos intentos de renovación política durante los últimos 13 años, se
tienen como resultado las siguientes situaciones:

 No se registraron cambios fundamentales ni en la vida ni en la gestión públi-


cas. Tampoco se ganó en modernización estatal que pudiera traducirse en
racionalización de recursos o en la recuperación de las finanzas del munici-
pio. No se produjeron dinámicas de transparencia o de verdadera participa-
ción ciudadana, entendida ésta no como mera información, sino como
desarrollo de capacidad de gestión, de planeación, de decisión y de control.

 La colectividad se congrega alrededor de apuestas mesiánicas, en las que se


considera a un individuo el representante legítimo de los intereses de la

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 333


comunidad y, en consecuencia, quien puede salvar a los ciudadanos de la
RIOHACHA
situación de desespero.

 Persisten las formas tradicionales de hacer política y se mantienen las mis-


mas demandas clientelistas en las corporaciones de elección popular, lo que
restringe la capacidad de maniobra de los gobernantes.

No se evidenciaron cambios sustanciales de las administraciones locales, en el


sentido de contar con un equipo de trabajo capacitado para realizar sus labores.
Así mismo, muchos nombramientos no correspondieron a las calidades requeri-
das por el cargo, con lo cual se maximizaron los impactos de las demandas
clientelistas.

La ciudad no es asumida por sus habitantes y ello se manifiesta, entre otras actitu-
des, en la cultura del no pago de los impuestos, lo cual, a su vez, genera apatía
hacia los asuntos públicos, especialmente hacia la fiscalización de los recursos.

Los gobernantes son evaluados con base en la simple realización de obras físicas,
a la vez que, casi siempre, se subvaloran los logros en materia social, económica,
ambiental y cultural.

Es evidente que Riohacha necesita involucrar a todos los actores sociales intere-
sados en el destino de la ciudad: indígenas, criollos y migrantes de otras partes de
Colombia, que producen y trabajan por Riohacha y a los habitantes de las zonas
rurales. Se requiere buscar el equilibrio entre crecimiento y desarrollo, ya que el
primero no es consustancial con el segundo. Se debe propiciar la participación
efectiva de amplios sectores de la ciudadanía y reorganizar las finanzas de la
ciudad, especialmente mediante la realización de esfuerzos en materia fiscal y la
racionalización del gasto público. Igualmente, es urgente iniciar un proceso de
educación ciudadana que permita construir ciudad y le dé a la administración la
oportunidad de rodearse de un equipo humano idóneo para realizar sus labores y
mejorar la capacidad de negociación del gobierno local con los niveles departa-
mental y nacional. Ello implica mejorar la educación superior para disponer de
dirigentes capacitados, pues existe una evidente relación entre la calidad de la
educación y la de la gestión pública.

334 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD INCONCLUSA

LA ECONOMÍA DE LA CIUDAD

Mauricio Henríquez14 afirma que la informalidad que caracterizó temprana-


mente al comercio de Riohacha y al territorio guajiro, en general, no permitió un
desarrollo organizacional de otras actividades económicas. Entre éstas se en-
cuentra la transformación del sector primario de la economía, que, para la época
republicana, presentaba algunas ventajas comparativas en la región.

De otro lado y de acuerdo con lo afirmado por Dolila Deluque15 aunque el núme-
ro de cabezas se ha visto reducido, la ganadería continúa siendo una de las activi-
dades económicas más importantes del municipio. A principios de la década del
90, en Riohacha se contaban 91.325 cabezas de ganado vacuno, que representa-
ban el 24,8% del total departamental. Adicionalmente, en el territorio del muni-
cipio existían más de 150.000 cabezas de ganado caprino; esta actividad pastoril
realizada por la población indígena.

En esa época, no se había constituido aún el municipio de Dibulla, cuya separa-


ción de Riohacha redujo, en gran parte, la producción municipal. Los sectores del
comercio y de servicios se han concentrado básicamente en la actividad
microempresarial y en la pequeña empresa. Riohacha es la segunda ciudad co-
mercial del departamento, después de Maicao. De acuerdo con la información
obtenida en la Cámara de Comercio de Riohacha, durante el primer semestre de
1999 se constituyeron 84 pequeñas sociedades distribuidas por sectores así: ser-
vicios, 33,3%; comercio; 32,2%; construcción, 25,0%; transporte 8,3% y agri-
cultura 1,2%. De otra parte, en el mismo período, la Cámara de Comercio reportó
como liquidadas o disueltas 8 sociedades, con un capital del orden de $ 37.7 millo-
nes; aunque es práctica común no reportar las disoluciones de entidades a tiempo.

La ciudad de Riohacha, cuenta con 13 entidades del sector financiero. Al finalizar el


primer semestre de 1999, afirma Dolila Deluque, los bancos de la ciudad con excep-
ción de la Caja Agraria, liquidada recientemente para dar origen al Banco Agrario,
mostraron un saldo en sus operaciones pasivas (captaciones) del orden de los $ 56.880.
millones, cifra que decreció 3,8% con respecto a los registros de marzo de ese mismo
año, que fueron de $ 59.157 millones. Las operaciones activas (colocaciones), revelan
que la cartera vigente también presentó un descenso de 8,8%; en marzo de 1999, su
saldo fue de $ 59.259 millones, mientras que en junio fue de $ 54.066 millones.
14 Autor de la ponencia La ciudad y la re-
gión. Gerente de la Lotería de La Guajira. La cartera vencida del sistema financiero creció en un 81,7%, en igual período, al
15 Autora de la ponencia La economía de pasar de $ 7.892 millones a $ 14.338 millones, cifras que reflejan la difícil situa-
la ciudad. Funcionaria del Banco de la
República. ción de la economía local.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 335


Se considera que las potencialidades de la actividad turística en La Guajira, espe-
RIOHACHA
cialmente en el norte de la península, donde las peculiares atracciones geográfi-
cas, históricas y culturales que posee, sumadas a la ausencia de situaciones de
conflicto armado que afectan a otras zonas del país, la hacen una zona propicia
para el desarrollo futuro de esta actividad que actualmente beneficia, de manera
directa e indirecta, a centenares de familias guajiras.16 No obstante, el desarrollo
de la actividad turística enfrenta serios obstáculos derivados de los desaciertos de
las decisiones de los entes gubernamentales. Como ejemplo de ello, se señalan, en
primer lugar, la supresión de la Corporación departamental de Turismo, por
parte del gobierno departamental y, en segundo lugar, la escasa importancia dada
a los proyectos de este sector en el Plan de Desarrollo Municipal.

16 Los datos aportados por Dolila Deluque


en su ponencia permiten establecer que,
durante el año de 1997, la ciudad fue
visitada por 63.181 turistas, de los cua-
les 61.140 eran nacionales y 2.041 ex-
tranjeros.

336 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD INCONCLUSA

VI

LA CIUDAD Y EL MEDIO AMBIENTE17

Riohacha se encuentra localizada en la vertiente norte de la Sierra Nevada de


Santa Marta, a orillas del río que le dio su nombre, el cual constituye además,
junto con el mar Caribe, su máximo referente geográfico e histórico, dado que,
durante siglos, sirvió de frontera con la nación indígena que circunda la ciudad.
Su área urbana limita al este y al sudeste con los resguardos indígenas Wayuu de
la alta y media Guajira y el recién constituido de Las Delicias. La ciudad se
levantó sobre el brazo izquierdo del delta que forma el río Ranchería en su des-
embocadura y su expansión alcanzó en tiempos recientes algunas lagunas como la
Salada y de la Jarajiramana, que forman parte de dicho ecosistema.

Entre sus zonas naturales, se distingue la planicie central que es un área en donde
predomina el bosque tropical seco, enmarcado por los ríos Camarones y Ranche-
ría, así como por el mar Caribe y la zona del arroyo de El Soldado. La zona de vida
predominante es el bosque seco subtropical. La temperatura promedio es de 28,3
grados centígrados. Tiene un régimen de lluvias de tipo bimodal. El primer perío-
do, con mayor cantidad de ellas, entre agosto y noviembre y el segundo, con
menores precipitaciones entre abril y mayo. El promedio anual registrado de
humedad relativa es de 73%. El brillo solar alcanza altos valores, pues en el mes
de junio de 1994 hubo 294 horas de brillo solar. En esta zona predominan los
vientos alisios, los cuales modifican los altos niveles de temperatura.

La falta de una planeación sólida, ha dado origen a diversos problemas ambientales


que afectan a los habitantes de este municipio, en general. Algunas áreas críticas
son: (i) el delta del río Ranchería, especialmente en sus bosques de manglares, sus
bocas y lagunas, sometidos todos a una alta intervención humana; (ii) la laguna
salada; (iii) el mercado público; (iv) el matadero municipal; (v) el relleno sanita-
rio, (vi) los botaderos de basuras y (vii) las playas de la ciudad, entre otras. La
expansión urbana no planificada sobre estas áreas, ha provocado respuestas natura-
les como las inundaciones periódicas o el levantamiento del pavimento en sitios
como la avenida de Los Remedios y las zonas cercanas a la margen izquierda del río
Ranchería, así como sobre las lagunas que se han rellenado en tiempos recientes.

17 El presente capítulo se basa en la ponen- Utilizando la matriz de Leopold como instrumento de estudio de impacto am-
cia Riohacha y el medio ambiente, pre-
sentada por Martha Ligia Castellanos biental, la investigadora Martha Castellanos ha identificado los siguientes proble-
profesora de la Universidad de La Gua- mas de tipo ambiental en la ciudad de Riohacha:
jira y en la exposición realizada sobre el
mismo tema por Víctor Pinedo Guerra,
en representación de Corpoguajra en el  Afloramiento de aguas negras en las principales calles de la ciudad.
Taller ¿Cómo es Riohacha al final del
siglo XX?  Deterioro del paisaje.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 337


 Alteración de las condiciones estéticas.
RIOHACHA
 Grandes cantidades de residuos sólidos y líquidos, de origen orgánico e inor-
gánico, no dispuestos adecuadamente.
 Contaminación del suelo por efluentes y desechos sólidos.

 Exceso de vallas y de carteleras gigantes que son causa de contaminación visual.

 Ruido, generado por vehículos, actividades y estrategias comerciales, tran-


seúntes, etc. El ruido supera, en algunos lugares, los 70 decibelios.
 Desorganización en el manejo del espacio público.

 Atracción de fauna indeseable como ratas, moscas, cucarachas que son


vectores de enfermedades.
 Lotes desocupados que se convierten en botaderos de basuras.

Actualmente, se desarrollan programas de educación ambiental en distintos sec-


tores comunitarios de la ciudad. Por ejemplo, el colegio Livio Reginaldo Fishione
cuenta con un programa educativo institucional que hace énfasis en los temas
ambientales. Existe un programa de pregrado de ingeniería del medio ambiente
en la Universidad de La Guajira y una especialización en ingeniería sanitaria y
ambiental, realizada en convenio con la Universidad de Cartagena.

 Algunas propuestas hacia el futuro, presentadas para dar respuesta a los pro-
blemas ambientales, son:
 Comprometer a las autoridades locales y regionales, con respecto al tema
ambiental, como un componente del mejoramiento del nivel de vida.
 Desarrollar actividades tendientes a actuar sobre las condiciones ambienta-
les problemáticas.
 Promover valores que generen cambios de actitudes en la relación entre el ser
humano y su entorno, comenzando en las instituciones educativas.
 Planificar, reglamentar y recuperar el espacio público.

 Aplicar el Plan de Ordenamiento Territorial del municipio.

338 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD INCONCLUSA

VII

LA CIUDAD COMO EXPRESIÓN CULTURAL18

Francisco Justo Pérez, señala que los habitantes de Riohacha han llegado al fin
del siglo XX sin un imaginario coherente acerca de su propia ciudad. En el trans-
curso de la segunda mitad del siglo XX, las transformaciones físicas, demográfi-
cas, económicas políticas y sociales, han sido tan aceleradas que numerosos
elementos característicos de las manifestaciones culturales de la Riohacha tradi-
cional han sido enajenados, en tanto que otros, provenientes de otras regiones de
la sociedad nacional colombiana, han sido apropiados por la población criolla.

La débil presencia estatal, que caracterizó durante siglos a la ciudad, había traído
consigo el predominio de los grupos familiares extensos sobre la familia de tipo
nuclear, ya que la primera proveía los lazos de solidaridad política, económica y
social, necesarios para brindar seguridad a los miembros del grupo, sin necesidad
de recurrir a las instituciones de tipo estatal, cuya presencia menoscababa la
autonomía de la cual la población de la ciudad había gozado, de hecho, durante
siglos. Actualmente, la familia nuclear tiende a predominar sobre la familia ex-
tensa y el papel del Estado como regulador de conflictos, por medio de sus insti-
tuciones, se ha consolidado en las ultimas décadas. Por otro lado, la presencia de
otros cultos religiosos, va disputando a la Iglesia Católica su predominio de si-
glos. De hecho, ello se pone en evidencia en que la fiesta más importante de la
ciudad, junto con el antiguo carnaval, es la celebración de la virgen de los Reme-
dios, patrona de la ciudad. A estos cambios, han seguido otros de tipo tecnológico
relacionados con la cultura material, los patrones culinarios, la medicina tradi-
cional y la tradición oral, entre otros.

En los últimos cincuenta años, la ciudad ha pasado por distintas bonanzas,


algodonera, marimbera, carbonera y política. La segunda de ellas, fue la de mayor
impacto social y cultural tanto en Riohacha como en la región caribeña en gene-
ral. Fue la más democrática, en la medida en que llegó a todos los estratos sociales
y más que arrasar los valores culturales vigentes, puso de manifiesto la tendencia
al facilismo. Ella trajo consigo un mecenazgo folclórico y una reorientación del
liderazgo social, el cual terminó extendiéndose a la actividad política. La última
de las bonanzas se halla, en consecuencia, asociada a la corrupción administrativa
18 El presente capítulo se basa en la expo-
sición conjunta realizada por el etnolin- que ha generado el enriquecimiento de algunos miembros de sectores políticos
güista Francisco Justo Pérez, antiguo en el poder.
rector de la Universidad de La Guajira,
la socióloga Adela Fonseca y el econo-
mista y gestor cultural Reynaldo Melo Las corrientes migratorias hacia la cabecera municipal, provenientes de otras
Guerrero durante el Taller ¿Cómo es áreas de la costa Caribe, de otras regiones del país y de las áreas rurales de La
Riohacha al final del siglo XX? Rioha-
cha, octubre 13 y 14 de 1999. Guajira, se han dado tan rápidamente que el escenario social y cultural se ha

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 339


tornado más heterogéneo, más mediterráneo y más rural. Los migrantes que provie-
RIOHACHA
nen de distintas zonas rurales de la región Caribe colombiana, poseen fuertes
identidades culturales de tipo subregional. Ya se trate de los llamados negritos de
María la Baja, de los sabaneros de Córdoba y Sucre, los palenqueros de Bolívar o
personas oriundas de las riberas del Magdalena, todos tratan de resistir, al máxi-
mo, la asimilación por parte de la cultura nativa y la convivencia no está exenta, en
algunas ocasiones, de tensiones sociales. La relación entre criollos, indígenas y
migrantes puede expresarse, como ya lo ha señalado Mirta Buelvas, en casos
similares, «en una fragmentación intensa de los imaginarios colectivos, debida al
poco tiempo para la consolidación de un sentido de pertenencia».19 Sin embargo,
la posibilidad de una ciudad bilingüe y pluricultural caracterizada por identida-
des culturales complejas, es más cercana a la realidad de las ciudades latinoame-
ricanas de hoy, inmersas también, por medio de las comunicaciones, en la era de
la globalización.

19 Buelvas, Mirta. «Cultura, el giro cultural


de las ciudades» Cuadernos de Borra-
dor No 3. Observatorio del Caribe Co-
lombiano, Cartagena, febrero de 1999,
p. 79.

340 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD INCONCLUSA

VIII

REFLEXIONES FINALES

Los siguientes son algunos de los aspectos que se identifican como los de mayor
relevancia para que en Riohacha, el proceso de construcción de ciudad, aún in-
concluso, avance hacia un mejoramiento de las condiciones urbanas, sociales y
económicas, en el marco del reconocimiento y del fortalecimiento de su identi-
dad y de sus valores culturales:

 Los indicadores sociales actuales, que evidencian bajas cobertura de servicios


básicos y altos índices de miseria y de pobreza.

 Las deficiencias en la infraestructura de conectividad, fundamentalmente en


lo que tiene que ver con las vías de acceso a las transversales y troncales, cuya
situación dificulta a los productores agropecuarios el transporte adecuado de
sus productos. De igual manera, debe abordarse el problema de la conexión
con los actuales puertos, hoy desvinculados de las zonas productoras con lo
cual se les resta capacidad exportadora al municipio y al departamento.

 Las deficiencias en la capacidad de gestión, en especial las del sector público


que evidencian un débil nivel de desarrollo institucional, unido a una baja
capacidad financiera, factores que limitan el rol de los gobiernos locales para
proveer la plataforma regional que estimule su propio desarrollo.

 La falta de liderazgo gremial.

 La débil preparación del capital humano.

 La calidad de la educación superior, debida a la proliferación de universida-


des en la ciudad cuyos programas no están en consonancia con las necesida-
des del departamento.

 La imagen de inseguridad y hostilidad que se tiene acerca de La Guajira en


otras zonas del país.

LA CIUDAD POSIBLE
Como factor de desarrollo, como elemento dinamizador, la ciudad desempeña
un papel particularmente activo en el proceso de desarrollo regional, puesto que

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 341


su evolución no es un simple reflejo del crecimiento económico, sino que ella lo
RIOHACHA
condiciona, lo activa o lo obstaculiza. Desde un enfoque geométrico, la ciudad es
una poligonal abierta en permanente cambio que refleja los conflictos sociales
nacionales, los regionales y los que ella misma genera. En ella también se mani-
fiestan las tensiones existentes entre unidad y diversidad y entre centro y periferia,
las cuales influyen en sus dinámicas y transformaciones. A finales del siglo XX,
Riohacha comporta esos postulados.

Se propone un nuevo pacto urbano que sirva de referencia y de espacio de recon-


ciliación, en el cual la ciudadanía, junto con el gobierno, establezcan un espacio
propicio para una visión más amplia, para la concertación del desarrollo y para la
construcción del proyecto de ciudad que se anhela. Es, por tanto, una responsabi-
lidad colectiva, en la cual caben diversas propuestas para ser discutidas, concerta-
das y perfeccionadas entre todos. Esas propuestas deberán:

 Revalorizar los instrumentos de la planeación en el desarrollo de la ciudad, al


elevar los planes de desarrollo a una necesidad real y sentida, asimilándolos
culturalmente en su contexto humano y en su dimensión práctica.
 Activar la aplicación del Plan de Desarrollo y de la normatividad en materia urba-
na, a partir de un proceso de educación y difusión cultural entre la ciudadanía.
 Reconocer el territorio de la ciudad como pluriétnico y pluricultural, en el
cual pueden existir intereses diversos entre los distintos grupos sociales y
diferentes concepciones sobre el mismo desarrollo de la urbe.
 Reidentificar la presencia de las formas urbanas Wayuu, como un valor y
adoptarla como una expresión original y legítima que diferencia a Riohacha
de otras ciudades, facilitando en el tejido urbanístico su identidad.
 Establecer unas claras funciones a la Oficina de Planeación municipal.

 Crear la primera curaduría urbana de la ciudad de Riohacha.

 Superar la etapa de los proyectos impuestos, hecho que fue una constante a lo
largo del siglo XX.
 Seleccionar a los funcionarios sobre la base de la responsabilidad y el liderazgo
en la administración de estos procesos
 Aplicar tanto el proyecto ciudad educadora como los demás proyectos del
pensum escolar, dirigidos a la formación para el uso y disfrute de los espacios
urbanos, tal como se contempla en la nueva reforma urbana.

342 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


SAN ANDRÉS

CIUDAD INSULAR

FRANCISCO AVELLA ESQUIVEL

RELATOR
AEROFOTOGRAFÍA DE SAN ANDRÉS
FUENTE: IGAC
ESCALA 1:29800
MARZO 18 DE 1990
SAN ANDRÉS

El Taller ¿Cómo es San Andrés al final


del siglo XX?, fue convocado por la Uni-
versidad Nacional de Colombia, sede de
San Andrés, Coralina, el Banco de la Re-
pública y el Observatorio del Caribe Co-
lombiano, y se realizó en la sede del
Banco de la República durante los días
23 y 24 de septiembre de 1999. Fue mo-
derado por el director del Observatorio
del Caribe, Alberto AbelloVives y la
relatoría fue preparada por el profesor
de la Universidad Nacional de Colom-
bia, sede de San Andrés, Francisco
Avella. Participaron como expositores:

June Marie Mow, Medio ambiente y ciu-


dad, Ivón Castillo de León, Cambios en
la calidad de vida de la población de San
Andrés. Jazmín Dau, La historia de mi
sector. Elizabeth Mera, Riesgos epide-
miológicos en los sectores urbanos de la
isla de San Andrés. Sandra Howard, La
cultura en San Andrés. Wenceslao
Muñoz Caballero, Inés Ochoa y Gladis
Cortés, Asentamientos normales y
subnormales de la isla de San Andrés. Luis
Parra Granados, El proceso de urbaniza-
ción en la isla de San Andrés. Anselmo
Stephens Forbes, Los servicios públicos
domiciliarios: su estado actual. Francis-
co Avella, La ciudad insular: pasado,
presente y futuro de San Andrés, isla.
Roberto Basmagui y Jairo Peralta. La
visión económica de la ciudad insular.

Asistieron también al Taller Adriana


Santos, Carlos Flórez y Silvana Giaimo.

346 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD INSULAR

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

I BREVE HISTORIA 351


EL PASADO 351
LA HISTORIA RECIENTE 352
EL PANORAMA ACTUAL 352

II LA CIUDAD INSULAR 354


EL MODELO DE PLATAFORMA CONTINENTAL 354
LA CONDICIÓN DE ISLA 355
CARACTERÍSTICAS DE LAS ISLAS 356
EL POBLAMIENTO LINEAL 357
EL POBLAMIENTO CONCENTRADO 357
LA DENSIDAD Y EL POBLAMIENTO 358
LA CONFIGURACIÓN URBANA 359
EN EL PASADO 359
EN EL PRESENTE 361
LA CIUDAD FUTURA 362

IV LA CIUDAD CONSTRUIDA 363


ASENTAMIENTOS HUMANOS PLANIFICADOS 363
ASENTAMIENTOS HUMANOS SUBNORMALES 364
MORFOLOGÍA ESPACIAL 367
TÉCNICAS Y TIPOLOGÍAS DE LA CONSTRUCCIÓN 368

V LA CIUDAD VIVIDA 370


LA SITUACIÓN AMBIENTAL 371
LA SITUACIÓN SOCIAL 373
LA DINÁMICA DEMOGRÁFICA 373
LA CALIDAD DE VIDA 374
LA SALUD 376
CAUSAS DE MORTALIDAD 377
LA MORBILIDAD 377
LA SITUACIÓN CULTURAL 378
LA MEMORIA URBANA 378
LAS CONTRADICCIONES DE LA MULTIPLICIDAD CULTURAL 379
DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA EDUCACIÓN 379

VI LA CIUDAD PRODUCTIVA 380

BIBLIOGRAFÍA 383

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 347


CIUDAD INSULAR

INTRODUCCIÓN*

En abril de 1927, un grupo de notables de la isla de San Andrés enviaba un informe


al gobierno central en el que denunciaba, entre otras cosas, «…los problemas de
salud, las dificultades de las comunicaciones y el saqueo a la riqueza pesquera por
los no isleños; y exigían que la urbanización de los principales centros de las islas
estuviera precedida por estudios especiales» (Eastman,1988: 34).

Tanto los notables como el intendente de la misma época, Jorge Tadeo Lozano,
señalaban, a su vez y como respuesta, en gran parte, al contraste que se registraba
entre la vida de las islas y el continente, «…que tenían la certeza de que las
condiciones de paz y convivencia existentes hasta ese momento iban a desapare-
cer progresivamente, si las autoridades centrales no escuchaban a los habitantes
de las islas, si no lograban gobernar y administrar con inteligencia», lo que el
mismo intendente había llamado «La Arcadia feliz y deseada» (Ibíd).

Setenta años después, en septiembre de 1999, el Taller ¿Cómo es San Andrés al


final del siglo XX?, analizaba las serias dificultades para superar los problemas de
salud; el hospital se encontraba al borde del cierre, médicos especialistas hacían
huelga y el Seguro Social hacía levantar a los enfermos a las 6 de la mañana para
pedir una simple cita médica para el día siguiente. Las asociaciones de hoteleros
solicitaban a la compañía aérea Avianca-Sam y al gobierno nacional restablecer
el servicio aéreo internacional y cumplir con los compromisos adquiridos con el
departamento administrativo de la Aeronáutica Civil de servir las ciudades de la
costa Caribe, Medellín y Cali sin la penosa espera de pasar por Bogotá. La Cámara
de Comercio pedía el desarrollo de la pesca en el archipiélago para evitar que la
riqueza pesquera se la llevaran barcos de bandera extranjera. Los asistentes de-
mandaban la presencia de la directora del Departamento Administrativo de Pla-
neación, para informar sobre el Plan de Ordenamiento Territorial, con el fin de
conocer las soluciones que el gobierno departamental proponía para el desarro-
llo urbano, sin haber sido escuchados.

A la anterior situación, se debía agregar que las condiciones de gobernabilidad


se venían deteriorando desde el mes de junio, cuando un movimiento social
había paralizado la isla. Grupos de isleños habían desfilado con banderas ame-
ricanas y solicitado su anexión a los Estados Unidos. Los funcionarios de la
gobernación no habían sido pagados desde hacía 12 meses y una asamblea per-
manente de la mayor parte de empleados había paralizado la administración
prácticamente todo el año. El gobierno nacional había, a su vez, respondido con
el despido de unos 700 trabajadores de la gobernación, el principal empleador
de la isla y culpado de los malos manejos de los dineros asignados por el Estado,
* Francisco Avella, relator del Taller ¿Cómo al gobierno departamental. Dos gobernadores se encontraban detenidos y, en el
es San Andrés al final del siglo XX? Pro- lapso de 4 meses, hubo 4 gobernadores encargados de los destinos del departa-
fesor de la Universidad Nacional de Co-
lombia, sede San Andrés.
mento (Horizontes, No. 6, 8 y 9).

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 349


La imagen de San Andrés, a final del siglo XX, era paradójica. Por una parte, la
SAN ANDRÉS
isla paradisíaca del Caribe que las agencias de turismo buscaban vender a los
turistas nacionales, y por la otra, una isla a la que parecían haberle caído todos los
males del mundo: desintegración moral, decadencia, corrupción, crisis institu-
cional, egoísmo, masacre laboral, etc. (Horizontes No. 11, p. 5).

Teniendo como fondo el paisaje tropical, aparecía en primer plano un conflicto


latente entre «pañas» y «raizales», entre invasores e invadidos, entre colonialistas
y colonizados, los primeros por ocupar un territorio que no les correspondía y los
segundos en una lucha tenaz por la recuperación de un territorio «colombianiza-
do». En un segundo plano, y como fuera de la escena, el grupo de comerciantes
«siriolibaneses» comúnmente llamados «turcos», que teniendo el control econó-
mico de la isla, se mantenían a distancia de esta contienda entre «colombianos»
(Ruiz, 1986).

Sin embargo, al contrario de lo que sucedía en el continente y aun cuando desde


1927 se venía anunciando el deterioro de la «paz y la convivencia», no se había
producido ni un solo hecho de sangre imputable a este conflicto latente. La ciu-
dad, a pesar de la fuerte carga emocional, parecía haber sobrellevado sus pasiones
por más de 70 años. Aun en medio de una situación en donde la institucionalidad
prácticamente había desaparecido, y soportando el duelo de haber perdido su
relación privilegiada con el Estado central, seguía dando el mismo ejemplo de
tolerancia que ha venido dando desde 1823, fecha en que las islas adhirieron
voluntariamente a la Nación.

350 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD INSULAR

BREVE HISTORIA

EL PASADO
Sin embargo, la historia de las islas no ha sido siempre de tolerancia. Los isleños
han aprendido esta virtud a lo largo de siglos de colonización y esclavitud durante
los cuales las potencias europeas hicieron del Caribe un campo de batalla.

A pesar de haberse conocido la existencia de las islas desde 1527, sólo se pobló
Old Providence en permanencia hacia 1629, por parte tanto de colonos puritanos
que venían de Inglaterra huyendo de las guerras de religión como de cultivadores
y leñadores jamaiquinos que, con mano de obra esclava, se dedicaron a la agricul-
tura y a la ganadería. Este primer asentamiento no tuvo mucho éxito, pero hizo
evidente para la Corona inglesa la importancia de su posición estratégica, cerca
del paso de los galeones españoles que transportaban el oro y la plata.

San Andrés comienza a poblarse hacia 1677, con algunas familias de colonos.
Pero en la pugna entre España e Inglaterra se registraron varios episodios de
abandonos y desalojos hasta 1786, cuando se encuentra un asentamiento definiti-
vo conformado por colonos ingleses que no quisieron volver a Inglaterra, a pesar
de que las islas volvieron a dominio español. También se quedaron algunos holan-
deses y otros leñadores cimarrones jamaiquinos y la tierra se repartió en franjas
transversales a cada una de las 10 familias importantes. En este tiempo, se empe-
zó a formar un pequeño núcleo en el costado oriental de la isla, entre lo que hoy
es San Luis y el Barrack.

Hacia 1840, se sembraba algodón en pequeños terrenos, el cual se exportaba con


relativo éxito a Jamaica. Estas parcelas, en los comienzos de la abolición de la
esclavitud en las islas, hacia 1832, diseminadas por todas partes, se adjudicaron a
los antiguos esclavos. Cuando el algodón entró en crisis, se inició el cultivo del
coco, el cual operó una completa transformación hacia 1860, no sólo económica,
sino ecológica, pues la mayor parte de la vegetación natural fue reemplazada por
este cultivo y prácticamente toda la isla fue sembrada en coco, según indican los
informes de la época.

El coco le permitió a San Andrés tener un producto de intercambio, de tal modo


que las goletas venían a llevar este producto y dejaban mercancías que se negocia-
ban en monedas propias de los comerciantes locales. Las islas llegaron a ser los
principales proveedores de coco para la naciente industria de la dulcería en Esta-

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 351


dos Unidos. Pero, por razones sanitarias y ataques de roedores sobreviene la
SAN ANDRÉS
crisis del coco hacia 1930 y se pierde así la posibilidad de generar carga de com-
pensación de ida y de regreso.

En 1953, la isla se encontraba en crisis a pesar de haber ensayado, con relativo éxito,
la producción de cítricos y cochinilla que nuevamente decae por razones sanitarias.

LA HISTORIA RECIENTE
La historia de San Andrés de los últimos 50 años es la historia del Puerto Libre.
Para algunos, es en esta época cuando se agravan los problemas. Según la Directo-
ra de Coralina, June Marie Mow, la Declaratoria del Puerto Libre en 1953, pro-
dujo una inmigración masiva alimentada por la idea de hacer fortuna rápida, lo
que no sólo generó una confrontación entre nativos (de origen anglo-africano), e
inmigrantes del continente colombiano, con modos de vida diferentes, sino que
también trajo consigo cambios culturales y ecológicos, «…así como conflictos
hacia adentro de la sociedad insular, cuyas consecuencias no pueden pasarse por
alto en la actualidad… hasta el punto que el raizal ha asimilado la lengua, la
música y las costumbres de la población inmigrante…» (Mow, 1999: 71).

Para Roberto Basmagui, director de la Cámara de Comercio de San Andrés, ésta es


la época, desde el punto de vista económico, de las vacas gordas y, desde el punto de
vista ambiental, social y cultural, la época de las vacas flacas, la cual termina en
1991 con la apertura económica en el país y la generación del contrabando.

Así, la ciudad actual no es sino el resultado físico y tangible del Puerto Libre, que
dejó de ser funcional económicamente y sigue constituyendo un problema am-
biental. Tal como lo señala June Marie Mow «los asentamientos humanos actua-
les… son el resultado de la implantación de un nuevo modelo de desarrollo
económico que ha producido la pérdida de competitividad de las islas, por la
disminución de atractivos ambientales para el turismo… debido a la prolifera-
ción de barrios marginales». Esta situación indica también que el problema am-
biental, que actualmente es el más importante en la isla, se explica porque las
actividades turística y comercial que atrajeron a la población inmigrante, se han
adelantado sobre un ecosistema frágil en donde los recursos naturales son esca-
sos. «La ocupación indebida del litoral para ubicar hoteles, la utilización de
arenas de las playas para su construcción, la fabricación de espolones en forma
indebida, han causado un gran deterioro paisajístico y ambiental» (Mow).

EL PANORAMA ACTUAL
A finales del siglo XX, San Andrés es, después de Colón, la principal ciudad del
Caribe occidental, con un total de 53.159 habitantes, en sólo 26,98 km2 de
extensión. Es, además, la isla más densamente poblada del Gran Caribe, con
1.976 hab/km2.

352 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


Está situada a 619 km. de Cartagena, la parte continental más próxima de Colom-
CIUDAD INSULAR
bia; la isla se ubica más cerca de Colón en Panamá (273 km), de Puerto Limón en
Costa Rica, (241 km) y de Blueffields en Nicaragua, (136 km). Esta situación, le
permitió, desde el siglo XVIII hasta mediados del XX, ser junto con Old
Providence y Jamaica uno de los centros de dispersión de la diáspora
angloparlante y de la religión protestante, hacia las demás islas y hacia el Caribe
centroamericano.

San Andrés guarda aún fuertes nexos culturales con la costa centroamericana,
desde Colón en Panamá hasta Roatán en Honduras, pues buena parte de los
primeros pobladores de las costas Caribes de Centroamérica venían del archipié-
lago, cuando estos territorios aún hacían parte de Colombia (Parsons, 1985).

Actualmente, con la nueva Ley del Mar (Unclos III), con una posición tan alejada
del continente y su situación en medio del Caribe occidental, le da derechos a
Colombia sobre una extensión de unos 350.000 km2 de mar patrimonial o de
zona económica exclusiva (ZEE), entre los 12°,10’ norte y los 16°,10’,10’’ norte,
y como límite oeste el meridiano 82°.

Situada sobre la ruta aérea y marítima del canal de Panamá y New Orleans y
Miami, aún tiene importantes relaciones con el entorno internacional centro-
americano, norteamericano y de las Antillas, pues es la plataforma insular de
Colombia en el Caribe y su fachada noreste.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 353


SAN ANDRÉS

II

LA CIUDAD INSULAR

La característica central de San Andrés es la de ser una ciudad insular. Su situación


como isla oceánica, la más densamente poblada de todo el Caribe, centro adminis-
trativo de un archipiélago de más de 350.000 km. de extensión y punto de referencia
de una diáspora que pobló el Caribe occidental, le da una posición privilegiada.
Ello no sólo por el hecho de ser la fachada colombiana en Centro y Norteamérica,
sino por su importancia estratégica frente a un proceso de globalización creciente
de las economías, el cual la coloca en posición de ser más rápidamente integrada a
los Estados Unidos o a Panamá, más por las fuerzas del mercado, que por los
intereses estratégicos de los que hablaban Mahan (1898) en el siglo pasado.

Hay dos modelos que ilustran muy bien la forma como ha vivido la isla su situación
de aislamiento relativo, característica central de San Andrés como ciudad estratégica.

EL MODELO DE PLATAFORMA CONTINENTAL


La isla se encuentra unida por medio de un puente aéreo o marítimo al continente
y esta visión corresponde al modelo de desarrollo llamado de «Puerto Libre».
Este modelo, más por facilidad que por precisión, se ha llamado «continental» y
parece ser la visión del continente hacia la isla, por cuyo intermedio se buscaba
dar soluciones a los problemas de «atraso relativo» del archipiélago, haciendo de
las islas, especialmente de San Andrés, una plataforma comercial (estilo Colón
en Panamá), pero sin un estatuto de zona franca.

En este modelo, todas las actividades se centraban en el comercio de una serie de


productos que no pagaban impuestos de aduana, (sobre todo electrodomésticos)
por lo cual los colombianos podían viajar a comprarlos a las islas. Como ganan-
cia, tomaban unas vacaciones gratis, pues el viaje se pagaba con la diferencia de
precios de los productos que se compraban en las islas.

El de puerto libre fue el modelo que atrajo una gran cantidad de mano de obra del
continente, para la construcción de hoteles y para el trabajo en el comercio y que
conllevó un aumento de la población, que, como se ha señalado, tuvo como efec-
to, entre otros problemas, la crisis ambiental de la isla,

Como descripción de la crisis atribuida a este modelo, se puede decir que, a partir
de las crecientes demandas de los recursos de la isla, se agravaron los problemas

354 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


del agua, (tanto en su oferta, como en su calidad y sobre todo, en su capacidad de
CIUDAD INSULAR
depuración), hasta el punto de que buena parte del agua potable (al igual que las
bebidas, las gaseosas y hasta el agua para la cocina) es traída del continente, con
consecuencias catastróficas, tales como la acumulación de basuras, la degrada-
ción de los ecosistemas naturales y, sobretodo, la pérdida de la calidad del paisaje
que es el recurso fundamental con que la isla puede atraer otro tipo de turismo.

La construcción de una serie de edificios con muy poco valor arquitectónico en la


zona norte (North End), el área más densamente poblada, privatizó la vista en el
sitio de más alto valor paisajístico y rompió la línea de mira de la playa, del borde
litoral sobre el lago interior de la cadena de arrecifes que es una de las mejores
vistas que pueden disfrutarse en toda la isla.

Desde la perspectiva de este modelo, el problema ambiental lo constituye un


efecto causado por el «Puerto Libre», cuyas externalidades serían resueltas con el
rápido crecimiento de la isla, además de la transferencia presupuestal a la que el
crecimiento de la ciudad obligó al gobierno nacional. Sin embargo, las soluciones
propuestas no funcionaron, pues a pesar de haberse iniciado la construcción tanto
de grandes plantas para el tratamiento de aguas servidas y de basuras así como de
desalinizadoras, los únicos servicios que actualmente funcionan relativamente
bien son el de energía eléctrica y el de la recolección de basuras. (Dane, 1999: 31).

Pero en vez de solucionar la crisis de las islas, el modelo del «puerto libre»
pareciera haberla agravado aún más. Así se tiene que los combustibles usados por
las plantas generadoras de energía, contaminaron e incendiaron la bahía, afecta-
ron gravemente los manglares y, sobretodo, las zonas turísticas. Peor aún, nunca
pudieron generar una energía de bajo costo para poner a funcionar los grandes
proyectos de depuración ni de desalinización, con lo cual se agravó el problema
ambiental al máximo. Esta difícil situación, coincidió con el proceso de
globalización de la economía mundial de finales de los años 80, el cual afectó aún
más al archipiélago, pues el «coto cerrado» de su comercio turístico tuvo que
entrar a competir no sólo con el mercado colombiano sino también con el inter-
nacional.

En esta situación, el modelo de plataforma off shore entró en crisis rápidamente


en el momento en que precisamente se creaba Coralina y la entidad tomaba en sus
manos un problema con dimensiones de catástrofe.

LA CONDICIÓN DE ISLA
De esta manera, el modelo de «plataforma» con el que se había buscado superar
las condiciones de atraso del Archipiélago y especialmente de San Andrés, em-
pieza a competir con otro que apenas comienza a ser esbozado, cual es el de mirar
las islas como lo que efectivamente son: islas.

Este nuevo modelo propuesto viene siendo implementado por Coralina y busca,
por medio de acciones, generar un modelo de desarrollo sostenible, razón esta
última que constituye el principal motivo para la creación de la Corporación.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 355


Entre estas acciones, se encuentran el llevar un estricto control de las normas
SAN ANDRÉS
ambientales vigentes en el país, preparar y aprobar el Plan de Manejo Ambiental
actualmente vigente y hacerlo parte del Plan de Ordenamiento Territorial (POT)
y presentar la candidatura a la Unesco para que el archipiélago, por sus valores
naturales y culturales excepcionales, sea elevado a la categoría mundial de Reser-
va de la Biosfera

El modelo de «isla» no busca cerrarlas sobre sí mismas, tal como lo plantean sus
opositores, al contrario del modelo de «plataforma» que pretendía abrirlas al
mundo, aunque sólo logró abrirlas al turismo nacional. Las islas no son esos
lugares cerrados que Robinson Crusoe pensó encontrar, como se puede leer en
las primeras páginas del libro de Defoe. Sin lazos con las otras tierras, las islas son
impensables; sin intercambios entre individuos y especies jamás hubiera podido
existir ni el conocimiento ni las creaciones originales de las cuales son capaces.

Por ello, en este modelo es importante que, como fachada que son del país, las
islas del archipiélago se abran a sus similares del Caribe occidental y especial-
mente a Centroamérica, sobre la base de que San Andrés es la segunda ciudad del
Caribe occidental. A partir de allí, se podría implementar un modelo de desarro-
llo específico para las islas oceánicas colombianas basado en la experiencia cultu-
ral de los isleños como la que se mantiene aún en Providencia por ejemplo, y en la
idea del desarrollo sostenible que a pesar de todas las discusiones a las que pueda
ser sometida es tal vez la única utopía disponible actualmente.

CARACTERÍSTICAS DE LAS ISLAS


¿Por qué un nuevo modelo de desarrollo? Porque las islas son muy vulnerables a
las presiones externas y porque al disponer de poca superficie y de poca población
nativa, las transformaciones inducidas desde el exterior se propagan más rápido y
más globalmente (Bonniol, 1997: 75).

Las sociedades insulares son más fáciles de cambiar y los cambios adquieren
dimensiones catastróficas, pues rompen fácilmente los patrones culturales pro-
pios de las islas, para adoptar nuevos valores procedentes del continente que
rápidamente entran en contradicción con los propios, dificultando la superviven-
cia de las poblaciones y obligando a la emigración. Y como se ha constatado en
otras islas, las poblaciones migran más por la inestabilidad de los procesos indu-
cidos desde el continente que por el exceso de población.

La guía de la exposición «Islas: entre el cielo y el mar», del Museo Nacional de


Historia Natural de París (1997) señala que ellas parecen evolucionar «…en otra
dimensión del espacio-tiempo, diferente del de las tierras continentales, la isla
tiene su especificidad, que varía según que sea mediterránea, caribe, atlántica u
oceánica» (p. 3). La especificidad de la insularidad, en el caso de las islas oceánicas
colombianas, forma parte de lo que es necesario considerar para el análisis del
tipo de ciudad que se ha venido construyendo las formas del poblamiento están
determinadas en la isla por el proceso de densificación de los asentamientos de la
tradicional ciudad Caribe y de la nueva ciudad en el North End.

356 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


EL POBLAMIENTO LINEAL
CIUDAD INSULAR
El tipo de poblamiento de San Andrés fue lineal hasta 1960. Las casas se cons-
truían sobre los caminos y a corta distancia una de otra. A comienzos del siglo
XIX, eran simplemente las mismas fincas que se iban ordenando sobre un cami-
no principal. Con la liberación de los esclavos, a mediados del mismo siglo, con
el aumento de la población y el auge del cultivo del coco, las casas se siguieron
construyendo sobre los caminos, pero las fincas, por el proceso de repartición de
las tierras, quedaron más alejadas del lugar de residencia y allí sólo se construían
unas pequeñas cabañas para vigilar los cultivos. Pero como en casi todas las islas
del Caribe, las viviendas principales se levantaban en grandes patios, donde las
casas guardaban contacto visual una con otra y eran ocupadas por personas del
mismo núcleo familiar.

A comienzos del siglo XX, se había conformado un pequeño poblado (San Luis),
desde donde se exportaba el coco y en donde estaban situados los principales
almacenes que vendían los productos importados. Se podría decir que éste fue el
primer núcleo o centro comercial de la ciudad insular.

EL POBLAMIENTO CONCENTRADO

El proceso de crecimiento del North End, se desarrolla en forma de «mancha de


aceite» entre el aeropuerto y el nuevo puerto departamental, a partir de 1970.

La red vial primaria se conforma a partir de los rellenos del área central (Black
Dog y Rock Hole), de la bahía de San Andrés y del área del nuevo muelle depar-
tamental, construidos con las arenas del dragado del canal de acceso al puerto,
que actualmente tiene una profundidad promedio de 7 metros (Carta Col 200,
Puerto de San Andrés).

Es a partir de esta red vial como se empieza a apreciar el crecimiento de la ciudad


en forma de mancha. O sea, cuando las casas comienzan a estar pegadas unas a
otras, especialmente en lo que hoy es el sector comercial de la ciudad y cuando
desaparece el poblamiento en casas aisladas con amplios patios, elemento éste
que fue una característica del poblamiento insular.

Además, en los barrios de inmigrantes se empieza a formar una serie de construc-


ciones precarias (barrios subnormales), a partir de patios que eran arrendados
(rent yard) a los recién llegados, con la condición de que se construyera en mate-
riales que no fueran duraderos (madera, bidones, tejas de zinc, etc.). Sobra decir
que, a excepción del alumbrado público, a veces tomado en forma clandestina y
precaria, no existía ningún otro servicio.

Con el tiempo, se observa la progresión de la mancha, localizada exclusivamente


en la parte norte de la isla, aunque los otros centros poblados (San Luis y La
Loma), siguen creciendo linealmente, pero con una tendencia a la concentración.
Esta concentración ha tenido dos formas. Por un lado, la del patio isleño tradicio-
nal y, por el otro, la de la malla en forma de espina de pescado. En la primera, en
toda el área de una antigua finca pequeña se empiezan a construir viviendas, hasta
ocupar prácticamente todo el espacio sin trazado de calles, sólo caminos peatona-

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 357


les en donde a veces no cabe ni siquiera una motocicleta. En la segunda forma, a
SAN ANDRÉS
partir de vías precarias sin afirmar y con algún trazado preliminar, se establecen
viviendas conectadas por una sola ruta de acceso a la calle principal. En el resto de
la isla, el crecimiento sigue siendo lineal, aunque ya comienzan a observarse
pequeñas áreas que conforman un «parche», pero que todavía no constituyen una
«mancha». Precisamente, porque no existe urbanización, es decir vías definidas y
trazadas con servicios y proyectos concretos para construir.

Esta situación diferencia muy bien a San Andrés de las ciudades del Caribe con-
tinental, que, en su mayoría, tienen un crecimiento tentacular que abarca grandes
áreas o manchas, especialmente de barrios (algunas veces de invasión) que se
alejan cada vez más del Centro, como en el caso de Cartagena (Ortiz De Cevallos,
1993), Barranquilla (Observatorio del Caribe, 1999) Montería y Santa Marta.
Los terrenos que quedan en medio de ese crecimiento tentacular, se valorizan,
una vez los dirigentes políticos locales consiguen dotar de servicios a los barrios
más alejados.

LA DENSIDAD Y EL POBLAMIENTO
La densidad define cuatro áreas principales de poblamiento:

La más densa es la del centro (North End), situada en el extremo norte de la isla.
Es densa, a pesar de que las construcciones son relativamente bajas, pues sólo hay
edificios que, en promedio, son de 4 pisos, en la parte comercial. Existen algunos
hoteles de más de 4 pisos, construidos sobre el borde de la playa en Spratt Bay, los
cuales rompen la continuidad de la línea de mira sobre el paisaje de la bahía y el
resto lo constituyen casas de uno y dos pisos. En este sector, vive el 72,5% del total
de la población de San Andrés (Dane, 1999: 23) y se aloja el 90% de los turistas.

Esta zona concentra los servicios de alcantarillado de que dispone la isla, los cuales
tienen una cobertura de sólo el 6%; también el 23% de los usuarios que reciben agua
potable del acueducto se ubica en este sector (aunque la mayor parte de los grandes
hoteles la «purifican» a partir de pozos profundos). Aquí también se localiza la
totalidad de los servicios especializados (bancos, comercio, clínicas y hospitales).

El área de San Luis está situada en la parte oriental de la isla, sobre la platafor-
ma costera oeste y se encuentra protegida por la laguna arrecifal, en la parte baja
de la isla. Este sector fue el comienzo del asentamiento exportador de coco, en
los primeros años del siglo XIX y está clasificado por la Oficina de Planeación
Departamental como área suburbana de baja densidad. No tiene ningún servi-
cio de alcantarillado y el de agua potable domiciliaria cubre un porcentaje muy
bajo de la población, con una frecuencia en la prestación del servicio de sólo 2
a 3 días al mes.

El área de La Loma, situada en la parte elevada, se extiende desde el North End


hasta el Cove y Harmony Hall Hill, limitando con San Luis. Este sector es de una
mediana densidad también, aunque en los últimos años ha crecido notablemente,
pues el terreno para construir era el del filo de la colina en los patios isleños

358 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


tradicionales. Pero, actualmente hay asentamientos en forma de espina de pesca-
CIUDAD INSULAR
do en las partes medias que se comunican por medio de una trama de caminos
transversales a la vía principal. Es en estos dos últimos sectores, en donde habita
la mayor parte de la población nativa de la isla y en donde se conservan aún los
rasgos de ciudad Caribe propios de San Andrés.

El resto de la isla es poco poblado; el poblamiento es disperso, sin generar peque-


ños centros alrededor de los cuales se pueda nuclear la población y según el Dane
(Carta 2, 1999) posee menos de 2.000 hab./km2, en su gran mayoría, en el área
rural. Pero la realidad es que, en promedio, en buena parte de esta área, no se llega
a los 500 hab./km2.

LA CONFIGURACIÓN URBANA
Comparando el pasado de la ciudad y su situación actual, es posible analizar cada
una de las etapas de su configuración urbana.

EN EL PASADO

La de San Andrés fue una ciudad típicamente Caribe, donde el tipo tradicional
propuesto por Segre (1991), se da casi en una forma pura. Según este autor, la
ciudad tradicional Caribe se caracteriza por el vínculo estrecho con los elemen-
tos naturales, especialmente con el mar y la vegetación. También se caracteriza
por el predominante carácter portuario y de centro de almacenamiento de pro-
ductos provenientes de las plantaciones. La vivienda se distingue por ser aislada,
de baja densidad y porque se integra en un conjunto de alturas homogéneas. La
ligereza y transparencia de los materiales y las estructuras utilizados para la cons-
trucción de las edificaciones son una manifestación de la adecuación de los mis-
mos a las condiciones del clima tropical y se daban en el pasado en San Andrés
como un tipo puro.

A lo anterior, habría que agregar los detalles constructivos típicos del Caribbean
Style, –especialmente en las construcciones de madera– tales como las ventanas
basculantes el porche la proliferación de aberturas (puertas y ventanas) en las
paredes exteriores la galería o verandah y, en general, el diseño de conjunto que
favorece la vida puertas afuera. Todo ello, permitía mejorar la ventilación de los
espacios interiores y realizar una mejor integración orgánica intramuros-extra-
muros. De la misma forma, el manejo de la luz proveniente del exterior, la cual es
filtrada sin llegar a la eliminación total, constituye un factor fundamental en el
diseño bioclimático tropical.

Un análisis detallado de la ciudad tradicional se puede realizar por medio de las


colecciones de fotografías del San Andrés del pasado, que son propiedad del
SENA y del Banco de la República. En ellas sólo hay contadas excepciones de
casas que no corresponden al patrón casi puro de la ciudad Caribe y que, en
general, forman parte de los edificios de corte republicano que comenzaron a
construirse en los años treinta.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 359


SAN ANDRÉS

Mapa de San Andres -


poblamiento

360 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


EN EL PRESENTE
CIUDAD INSULAR
La ciudad de hoy, es el resultado de una evolución iniciada con el puerto libre y
con el proceso de conformación de la isla como una plataforma conectada por vía
aérea y marítima a los centros de consumo y de suministro de mercancías como a
una especie de doble cordón umbilical.

Fue en este período cuando se inició el proceso de segmentación de la ciudad en


una serie de etapas.

En un primer momento, se densifican algunos puntos del sector norte (North


End), pero las viviendas, en general, guardaron hasta los años setenta las caracte-
rísticas típicamente Caribes. Esto se puede deducir de los trabajos de la Universi-
dad Libre de Bruselas (1972).

A partir de los nuevos desarrollos viales propuestos en el North End, se presenta


una densificación de tipo turístico en el sector de Hansa, con la construcción de
edificios de más de 4 pisos en los sectores comerciales y frente a la bahía, empieza
un «boom» de la construcción que cambia la fisonomía de la ciudad:

En 1976, aparece una serie de áreas de construcciones en concreto, de densidades


elevadas para hoteles y comercios, sobre la línea de mira de la bahía que rompen
completamente el contacto con el mar y aíslan las zonas turísticas con vías que
dan preferencia a la circulación de carros en las áreas de mayor valor paisajístico,
en vez de hacer posible la circulación de peatones. Así, la nueva configuración
urbana, rompe en este sector norte con las características señaladas para la ciudad
Caribe. Empero, aún se mantienen los rasgos fundamentales de la ciudad Caribe
fuera del sector comercial y turístico del North End, especialmente en San Luis y
La Loma.

En 1982, se inicia un «boom» de la construcción en la forma de grandes hoteles


en el sector comercial y de residencias privadas en el sector de Sarie Bay y en la
costa oeste, que poco tienen que ver con la ciudad Caribe y que comienzan a
parecerse a la de la «ciudad global» que señala De Lisio (1991).

El North End, empieza a tener una alta densidad habitacional, las áreas naturales
(ciénagas, áreas de inundación, arenales), rápidamente son apropiadas para usos
privados y se pierde la oportunidad de aprovechar las tierras de la nación en áreas
verdes. Se trata de un crecimiento completamente anárquico, sin control de la
gobernación, que fuera denunciado por Arenas y Gómez, (1993) y que dificulta
la dotación de servicios de infraestructura básica, pues lo que prevalece es el
interés privado sobre el público.

De ahí en adelante, lo que sigue es un intenso crecimiento poblacional, hecho que


se produce a pesar de las restricciones impuestas a la inmigración iniciadas a
finales de la década del 80. De todos modos, la afluencia incontrolada de gente
había permitido el aumento de la contaminación terrestre y marina, la destruc-
ción de ecosistemas importantes (manglares y corales especialmente) y la pérdi-
da de los valores culturales del pueblo isleño, como lo señalaba la directora de
Coralina en el Taller ¿Cómo es San Andrés al finalizar el siglo XX?

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 361


En 1990, se agudiza el período de auge de la construcción, el cual logra su máxi-
SAN ANDRÉS
ma intensidad hacia 1992, año en que es interpuesta la tutela que impide levantar
edificaciones hasta no disponer de los servicios públicos domiciliarios. Poste-
riormente, la actividad edificadora empieza a declinar, hasta adquirir el ritmo
lento que hoy presenta, a pesar de que la tutela mencionada ha sido suspendida.

Sin embargo, aún se mantienen en los sectores de la Loma y San Luis algunas
viviendas que recuerdan la ciudad Caribe tradicional. Ello, a pesar del empeño de
la población, inclusive de la población nativa, de construir en materiales duros,
más resistentes al clima, pero mucho menos confortables, pues la madera que era
el material más utilizado empezó a escasear y a volverse más costosa.

LA CIUDAD FUTURA

La futura configuración de la ciudad, parece dibujarse a partir de dos fuerzas en


pugna. De un lado, la de los inversionistas que habiendo comprado una gran parte
de la isla a precios altos, apuntan a obtener rentabilidad de sus inversiones por
medio de la construcción de hoteles, (rentabilidad que resulta dudosa, vista la
crisis por la que atraviesa el turismo nacional actualmente); del otro, los movimien-
tos raizales, que buscan volver a una ciudad tradicional, a una especie de «tierra
prometida» que el tiempo ha transformado y que desafortunadamente ya no existe.

Para hacer posible esta segunda opción, se espera desarrollar una serie de difíciles
operaciones de «cirugía social», que cambiaría la configuración actual, como por
ejemplo, facilitar el traslado de población al continente, para lo cual el gobierno
nacional asignó $3.606 millones de pesos en el presupuesto del 2000 (Conpes,
1999). Con estos «Programas Retorno» y de «Relocalización de Familias de
Inmigrantes» se espera aliviar la presión sobre los recursos y llegar a una capaci-
dad de carga aceptable. Además, se busca congelar la construcción, erradicar las
zonas tuguriales, cumplir con las normas del aeropuerto, donde se ha construido
sobre el área de seguridad de la pista, recuperar las tierras para la comunidad
nativa, etc., propuestas presentes en los diferentes modelos de Estatuto Raizal,
hasta ahora conocidos.

Entre estas dos fuerzas, la acción del Estado parece más bien encaminada a supe-
rar la difícil crisis de gobernabilidad que viven las islas. Sin embargo, es posible
esperar que su intervención contribuya a moderar los embates del capital sobre
frágiles ecosistemas, para ayudar a definir una ciudad adaptada a sus condiciones
insulares, sin negar su vocación de meta turística, dotada con servicios públicos
modernos y que cuente como mayor fortaleza de su desarrollo, la ciudad hasta
ahora abandonada y olvidada de la cultura autóctona, o sea, aquella que aún
permanece en sectores como La Loma y San Luis.

Ello debe ser posible, a partir de planes definidos y concertados interinstitucio-


nalmente, que permitan remodelar el North End y adelantar un ambicioso pro-
grama de protección y reconstrucción del patrimonio arquitectónico. Sólo así, se
evitaría la tendencia al afianzamiento de la ciudad global y se facilitaría la recupe-
ración de las características que hicieron de la ciudad tradicional isleña el mejor
ejemplo de ciudad Caribe.

362 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD INSULAR

IV

LA CIUDAD CONSTRUIDA

La ciudad construida, desde el punto de vista urbanístico y arquitectónico, no es


sólo el soporte de las actividades que la población realiza. Es también un espacio
cargado de signos, de símbolos y especialmente de identidades que hacen que una
ciudad sea muy distinta de cualquier otra. Es la malla urbana construida, la que le
imprime un carácter individual a la ciudad. Y es ese carácter, lo que permite
establecer comparaciones para saber a qué patrones de desarrollo corresponde
cada uno de sus períodos históricos.

ASENTAMIENTOS HUMANOS PLANIFICADOS


La historia de los asentamientos planificados o barrios «normales», se inicia con
la acción del Instituto de Crédito Territorial, en el año de 1960, cuando se cons-
truyeron 18 viviendas en el sector de Cabañas de Altamar. Posteriormente, en
1972, se inicia el estudio para la construcción de las viviendas en el sector de Los
Almendros, el cual contó con la participación de la oficina de Planeación
Intendencial. En el año 1976, se da comienzo a la construcción de esta urbaniza-
ción para 132 familias, junto con sus obras de infraestructura. En ella, las vivien-
das se entregan a la comunidad en arriendo y, sólo en 1978, se gestiona su
adjudicación.

Entre 1980 y 1981, se construye la urbanización del Bight con servicios de infra-
estructura, vías pavimentadas y alcantarillado, por el sistema alternativo (tanque
Inhoff y campo de infiltración en su etapa final) y se inicia su adjudicación a 193
familias. En 1982, tomaron auge los créditos individuales supervisados para la
construcción y el mejoramiento de la vivienda, ya que las construcciones de con-
juntos exigían altas inversiones en infraestructura y servicios públicos.

En 1983, a partir de la organización de varias juntas de acción comunal y de su


interés por adquirir viviendas financiadas para los miembros de escasos recursos
económicos, se lleva a cabo un programa piloto de auto-construcción de 55 solu-
ciones de vivienda con la junta de acción comunal de la Sagrada Familia. El valor
de cada vivienda fue de $ 812.00 y su entrega se realizó, en 1987, mediante crédi-
tos supervisados. El programa incluía vías, servicios de alcantarillado y red de
energía con alumbrado público. Para el ICT, regional de San Andrés, ésta ha sido
una de sus mejores experiencias por la calidad de las viviendas y sus bajos costos.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 363


En 1985, en un lote adquirido en el sector de Harmony Hall Hill, se propone
SAN ANDRÉS
desarrollar un plan masivo de 156 viviendas, pero la resistencia de la comunidad
raizal para construir en áreas de reserva forestal, impidió la realización de este
proyecto. Este lote está destinado a un jardín botánico, proyecto que adelanta la
Universidad Nacional.

En 1989, se llevó a cabo un estudio exploratorio sobre las condiciones


socioeconómicas de las familias de los habitantes del Cliff,1 cuyos resultados
dieron origen al programa de reubicación de una parte de ellos en el sector de las
Tablitas. Esta nueva urbanización, denominada César Gaviria, se diseñó con 32
viviendas, las cuales fueron levantadas por el sistema de autoconstrucción, bajo la
modalidad de créditos individuales supervisados. Sin embargo, no se logró el
objetivo de descongestionar el Cliff, pues, cuando en 1991, se realizó el traslado
de las 32 familias del sector subnormal, las vivienda precarias no fueron destrui-
das, sino que por el contrario se volvieron a arrendar y con ello se contribuyó a
agravar la situación, hasta el punto de que hoy en día es una de las áreas subnormales
más complejas de la isla.

También en 1989, se inicia la construcción de 18 apartamentos de propiedad


horizontal ubicados en el sector del Back Road para ser asignados a los miembros
de la Asociación de Institutores de San Andrés y Providencia (ASISAP).

En el mismo año, la Ley 3ª crea el Sistema Nacional de Vivienda de Interés Social


y la política de adjudicación de viviendas por el sistema directo y los créditos
individuales supervisados es reemplazada por el subsidio de mejoramiento de
vivienda. De 1992 a 1997, se otorgan 480 subsidios que benefician a 1.200 fami-
lias, en el programa más amplio y de mayor cobertura que, hasta el día de hoy, se
haya realizado en las islas.

En 1999, se establece el subsidio para la vivienda nueva y la construcción de


vivienda en sitio propio, el cual es regulado por el Decreto 824 del mismo año.
Paralelamente, se suspenden los programas de mejoramiento de la vivienda que
se venían desarrollando.

Actualmente, la aplicación de la nueva política de vivienda de interés social en el


departamento de San Andrés, deberá basarse en dos elementos: las directrices
que defina el Plan de Ordenamiento Territorial y los datos recogidos en el Censo
de Población del 31 de mayo de 1999.

ASENTAMIENTOS HUMANOS SUBNORMALES


Los bajos niveles de ingreso de las familias de la isla no les permiten adquirir, con
su propio ahorro, una casa de habitación para vivir en condiciones humanas
dignas, lo que las lleva a instalarse en áreas subnormales, en las cuales no se
cumple con las especificaciones de una vivienda básica. Los tugurios de la isla de
San Andrés están construidos con un material de baja calidad y muchas veces en 1 Este estudio fue contratado por la in-
tendencia y revisado por el ICT, Planea-
terrenos no aptos para levantar edificaciones, en áreas reducidas que obligan al ción Intendencial y Empoislas Ltda.
hacinamiento y a la promiscuidad. Sus habitantes son inmigrantes del continente

364 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


que no tienen acceso a los créditos institucionales, debido a su escaso patrimonio
CIUDAD INSULAR
y a su bajo nivel de ingresos, lo que explica la proliferación de tugurios y origina
el círculo perverso de la pobreza.

Esta situación se ha complicado con el aumento constante de la población en la


isla, debido a la inmigración de los años 80, que no sólo ha contribuido a agravar
el déficit de vivienda, sino también a reducir las posibilidades de empleo, de
mejoramiento de la salud, de educación, recreación y prestación servicios públi-
cos. Adicionalmente, el proceso de pauperización del espacio urbano se ha
incrementado y continúa avanzando, a pesar de las acciones realizadas.

Esta situación se observa más claramente en el Cuadro 1, en el cual se compara la


situación de subnormalidad de viviendas y de población, en los años de 1988 y
1995. En dicho Cuadro, puede constatarse que, a pesar de que el número de
viviendas de los barrios registrados en el estudio de subnormalidad, disminuyó en
48 unidades entre 1988 y 1995, el número de habitantes en estas condiciones se
incrementó en 331, durante el mismo período. Y aunque la mayor reducción en
el número de viviendas subnormales se concentra en el Cliff, donde se registran
108 viviendas menos en tales condiciones, con respecto a 1988, el número pro-
medio de habitantes por vivienda pasa de 5,4 en 1988 a 10 en 1995, lo que mues-
tra que el proceso de hacinamiento se ha agravado. En el Back Road y Hoffie,
desaparece la subnormalidad; pero, al mismo tiempo, ésta se incrementa dramá-
ticamente en Santa Ana, zona en donde se pasó de 65 a 900 habitantes en condi-
ciones de subnormalidad, entre 1988 y 1995, es decir, 10 veces más habitantes en
un período de 7 años.

CUADRO 1
SECTORES SUBNORMALES AÑOS 1988 -1995
SEGÚN NÚMERO DE VIVIENDAS Y POBLACIÓN SAN ANDRÉS ISLAS

1988 1995
Viviendas Población Viviendas Población
Rock Hole 36 206 76 460
Bight Rincón Barrio Obrero 7 59 57 350
La Jaiba 28 209 27 200
Santa Ana 13 65 163 900
Cartagena Alegre 30 128 29 230
El Cliff 330 1813 122 1230
Tablitas 34 174 37 200
Back Road (parte baja) 12 76 * *
Buenos Aires 18 29 103 520
Batle Loli 20 100 78 400
Hoffie 212 1300 * *
Sub-total 740 4159 692 4490

En el Cuadro 2, aparecen los sectores en donde se registraron menos de 10 vivien-


das en condiciones subnormales en 1988 y donde, en 1995, había relativamente
desaparecido la subnormalidad. Esto debido a que la definición de un sector
como subnormal requiere cuantificar un mínimo de 10 viviendas en este estado.

En el Cuadro 3, se presentan los sectores urbanos que en el año de 1988 no


registraban viviendas subnormales, pero que aparecen en 1995, con lo cual se

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 365


CUADRO 2
SAN ANDRÉS
SECTORES SUBNORMALES AÑOS 1988 SIN SUBNORMALIDAD EN 1995
SEGÚN NÚMERO DE VIVIENDAS Y POBLACIÓN, SAN ANDRÉS ISLAS

Sectores 1988
Viviendas Población
Av. de las Américas (detrás de Susy) 2 22
Platanal 5 22
Arenal Estadio Basket Infantil 15 75
Av. Boyacá, detrás Almacenar 8 45
20 de Julio (Hielo Nevado) 8 40
Bight (lado Col. Sagrada Familia) 4 46
Juan XXIII (Estadio Fútbol) 8 39
Subtotal 53 289

puede ver que la movilidad de este fenómeno se debe a los cambios en la ubica-
ción de los patios arrendados (rent yard), donde se presentan los mayores proble-
mas, pues viviendas precarias son arrendadas a precios muy altos por metro
cuadrado, prácticamente sin ningún servicio y con la expresa prohibición de cons-
truir cisternas o sanitarios. Finalmente, en el listado siguiente, aparecen los secto-
res subnormales registrados en 1999, que no estaban inventariados en 1988, ni
evaluados en 1995.

CUADRO 3
SECTORES SUBNORMALES EN EL AÑO 1995
SEGÚN NÚMERO DE VIVIENDAS Y POBLACIÓN, SAN ANDRÉS ISLAS

Sectores 1995
Vivienda Población
Modelo (segunda etapa) 53 570
Rock Hook 95 170
Res Bround 111 50
School House 8 45
Subtotal 208 835

Ante esta situación, los participantes en el Taller ¿Cómo es San Andrés al final del
siglo XX?, consideran que debe disminuirse el déficit cuantitativo y cualitativo de
la viviendas en la isla, mediante un plan de acción serio y consistente para superar
la «subnormalidad», que dé la posibilidad a la población de vivir en una vivienda
digna. Para ello, será necesario contar con la participación de los diferentes
estamentos de la comunidad, tales como el Fondo de Vivienda Departamental,
Inurbe, Coralina, Occre, las corporaciones de Ahorro y Vivienda y las entidades
nacionales e internacionales, pues buena parte de los problemas ambientales de
la isla son generados por estos barrios subnormales.

El desarrollo de la isla, y muy especialmente los problemas de la vivienda y de los


servicios públicos, requieren la acción conjunta e integrada de todos los actores
sociales, económicos e institucionales, así como la presencia de un organismo de
planificación fuerte y eficaz que coordine y ejecute las acciones y proporcione los
instrumentos para que el Plan de Ordenamiento Territorial contribuya a superar
las incongruencias de las actuales normas de planeación urbana.

366 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CUADRO 4
CIUDAD INSULAR

Sectores subnormales en 1999


Moris Landing Villa Modelia
La Paz Galán (Lax Bight)
La Tablita La Jungla
Small Cliff Nuevo México
Simpson Well (parte alta) Vista Hermosa
Nuevo Bosque Las Casitas
5 de Noviembre Sarabanda
Nuevo México San Francisco de Asís
Nueva Guinea Tolima

MORFOLOGÍA ESPACIAL
Los cambios en la morfología espacial de la Isla de San Andrés, se explican a partir de:

o La especialización de North End, con una utilización del suelo dedicada al


comercio y al turismo sobre las zonas periféricas de supermanzanas genera-
das por los anillos viales.

o La densificación progresiva hacia el interior de estas supermanzanas con la


creación de inquilinatos y pequeños hoteles.

o La permanencia del rent yard, como característica general en el Caribe que es


la matriz del poblamiento sub-normal, en la cual los originales dueños del
territorio inician un proceso de arrendamiento y subarrendamiento de sus
predios para localizar allí a los nuevos inmigrantes que no pueden pagar un
arriendo caro, pues su objetivo es ahorrar el máximo de dinero. Se introduce
así el concepto de «barrio» y aparecen los asentamientos de la Jaiba, Tablitas
y el Cliff. La zona institucional se consolida en su localización actual.

o Los Corredores Viales que quedaron definidos una vez se terminaron los
rellenos con los materiales extraídos de los dragados del canal de acceso al
puerto.

o El proceso histórico del desarrollo urbano de San Andrés se asemeja al de


Kingston, Jamaica: la avenida 20 de Julio comienza a especializarse en insta-
laciones comerciales; se relegan así las residencias típicas en madera que dan
lugar a estructuras en concreto para bodegas, almacenes, ferreterías, restau-
rantes, casinos, etc. Todo lo anterior, con un menosprecio absoluto por la
creación de espacios de uso público.

En el análisis del fenómeno migratorio de San Andrés se encuentra una serie de


implicaciones para la ciudad insular:

o La especulación con el suelo urbano y rural, que llega a niveles insospecha-


dos.

o La importación masiva de mano de obra del continente colombiano, la cual


se establece como residente en la isla.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 367


o La construcción de las grandes moles de concreto que, sin ninguna considera-
SAN ANDRÉS
ción del entorno, obtuvieron permisos de construcción con la complacencia
y el visto bueno de los funcionarios públicos de prácticamente todos los
niveles.

o La construcción de una «visión» de la isla como paraíso, lo cual genera más


migración en momentos en los cuales las condiciones de vida en Colombia y
Nicaragua pasaban por un deterioro acelerado.

Una ilustración somera de este análisis muestra que:

o En el año 1993, el North End sólo contaba con 8.000 m2 de espacio público,
incluidas las pocas zonas verdes y los estrechos andenes existentes, espacio
que tiende a disminuir.

o En el mismo año, existían 534 tugurios, sin contar las zonas subnormales de
las Natanias, los Corales, Simpson Well, Canteras, el Cocal, Gaviotas y otros.

o Se comienzan a deteriorar, aún más, las supermanzanas de North End y em-


piezan a generarse asentamientos subnormales sobre los corredores viales
del resto de la isla, como en el caso de Tom Hoocker.

o Según el Censo Experimental de julio de 1992, la isla de San Andrés contaba


con 47.488 habitantes, de los cuales más del 70% se localizaba en North End.

o Lo anterior arroja una densidad en 1993 de 1.803 hab./km2 en la isla y de


4.560 hab/km2 en North End.

TÉCNICAS Y TIPOLOGÍAS DE LA CONSTRUCCIÓN


Según Luis Parra Granados,2 la historia de San Andrés, al igual que la de todo el
Caribe, es la historia de múltiples migraciones, prácticamente desde el descubrimien-
to de América. En este marco, las estructuras de construcción que llegaron con los
primeros puritanos y comerciantes ingleses y holandeses, si bien es cierto traducen un
«estilo» europeo, también expresan las características propias de la madera, su fun-
ción y los detalles distintivos que la diferencian de la piedra o del concreto:

o Las riostras o crucetas obedecen a la triangulación que necesariamente se re-


quiere en obras de madera, ya que el triángulo es la única forma indeformable.

o El diseño tridimensional y los espacios constituidos por pequeñas luces es-


tructurales son configurados básicamente en forma ortogonal.

o La utilización generalizada de pilotes, sobre los cuales se construye el edifi-


cio, garantiza la preservación de la madera y permite, además, levantar la
vivienda sobre pantanos, zonas inundables y pendientes topográficas. Ade-
más, sirve para aislar la vivienda de los insectos y animales peligrosos que
viven a nivel del piso. 2 Arquitecto, antiguo director de Inurbe.

368 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


Otro de los elementos de diseño, y tal vez el que más representa la herencia
CIUDAD INSULAR
europea en el Caribe, es el de grandes pendientes de la cubierta sobre el cuerpo
principal de la vivienda y el cambio del nivel de la cubierta sobre el porche de
entrada, o sobre el corredor perimetral del conjunto que da lugar a los altillos o
buhardillas. En el clima cálido, húmedo y tropical del Caribe, tales pendientes
sirven eficazmente como aislamiento térmico, al crear un volumen de aire de
recambio en la parte superior de las viviendas. Igualmente, cumplen la función de
aumentar el área de captación para el agua-lluvia que es el principal recurso en las
islas tropicales.

La presencia de vientos huracanados, da lugar a las ventanas de batientes de alma


llena que en Europa funcionaban como contraventanas, lo mismo que las venta-
nas de guillotina, las cuales aportan una buena defensa.

Los elementos decorativos de las fachadas, culatas, balcones y cumbreras prove-


nientes del estilo barroco y victoriano.

Otros elementos de la arquitectura de San Andrés son:

o La expresión del contenido religioso del protestantismo y luteranismo que en


la arquitectura caribeña en San Andrés y Providencia se tradujo originalmen-
te en el uso de colores y gamas adustos y apagados, casi siempre mediante
combinaciones del blanco con el marrón o el azul.

o La presencia de colores vivos y contrastados es de aparición relativamente


reciente, como producto bien de la importación del estereotipo jamaiquino o
bien de la reivindicación tardía de las raíces afro-latinas.

o La separación espacial de la cocina (por razón del uso del carbón de leña) y de
las letrinas y del baño.

o El agrupamiento de viviendas asentadas en terrenos de tradición familiar con


cisternas para almacenar el agua-lluvia, construidas en madera calafateada
reforzada con aros metálicos. La presencia de estas cisternas, le da una carac-
terística fundamental a los grupos sociales del Caribe y genera una «cultura
del agua», presente en todas las islas.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 369


SAN ANDRÉS

LA CIUDAD VIVIDA

Es la ciudad en su expresión cotidiana o entorno humano, aquella que se percibe


en las sensaciones que experimentan más los ciudadanos que los citadinos y que
muestra el ámbito o el sentido que tiene un conjunto urbano determinado. En una
isla, cuya principal actividad ha sido el comercio y sólo como segunda opción
aparece el turismo, este sentido se resume en la tradicional fórmula de las tres
«s»: sun, sand, and sea.

Sin embargo, San Andrés no es solamente eso. Hay que entenderla a partir de sus
vivencias diarias, cotidianas, es decir del feeling que sus habitantes tienen con su
entorno y que no es, precisamente, el mismo de los turistas. El ciudadano común
y corriente que vive la isla paradisíaca como un hecho cotidiano, estructura otras
impresiones y otras vivencias que, como en una especie de «feedback», reflejan el
medio físico, económico, social, cultural. Estas impresiones se devuelven al en-
torno humano, cuidándolo, embelleciéndolo y contribuyendo a su desarrollo o lo
contrario, provocando su deterioro y su decadencia.

Este sistema de interacciones es lo que hace que la ciudad sea vivible para unos e
invivible para otros. Y aunque esta «habitabilidad» no constituye un índice de
eficacia de la urbanización o de satisfacción con el tipo de ciudad que se habita, es
la forma más común que tiene el ciudadano corriente para encontrarle una res-
puesta a una pregunta trascendental: ¿Qué hago yo aquí?

Un espacio desagradable con una infraestructura urbana deficiente, sin espacios


públicos adaptados a las necesidades de la población, sin condiciones ambienta-
les y estéticas adecuadas, sin que sus habitantes se sientan a gusto, por más que su
entorno físico sea el de una isla paradisíaca, genera rechazos, conductas agresivas,
dificultades para la convivencia y falta de solidaridad. Esta relación permanente
entre el entorno y el habitante constituye la «razón urbana» o simplemente esta-
blece la ciudad vivida.

¿Como ciudad vivida, al ritmo cotidiano de una isla tropical, cómo es San Andrés
al final del siglo XX?

Desde los puntos de vista ambiental, social y especialmente cultural, varias enti-
dades (Coralina, el Dane, la Secretaría de Salud, la Coordinación Cultural del
Banco de la República y la Secretaría de Educación del Departamento), todas
ellas dirigidas por mujeres, descubrieron su visión sobre la calidad de vida de la
ciudad.

370 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


Varios puntos se detallaron, no sólo para analizar el problema de la calidad de
CIUDAD INSULAR
vida en la ciudad insular (que durante muchos años tuvo el más alto nivel de vida
del país, Dane, 1998), sino para saber qué tan vivible es al final del siglo XX.

LA SITUACIÓN AMBIENTAL3
Para abordar la problemática ambiental, se plantea partir del carácter insular,
debido a su condición de ser una pequeña isla de sólo 26 km2 de extensión, con
una densidad cercana a 2.000 hab/km2 Esta densidad, que en el continente no
sería problema, en las condiciones de insularidad se convierte en una situación
crítica para absorber los impactos ambientales que se producen, ya que no hay en
la isla un lugar en dónde construir rellenos sanitarios para las basuras, ni facilida-
des para adecuar un alcantarillado para las aguas negras. Tampoco hay suficientes
recursos disponibles (agua y tierras) para satisfacer la demanda de una industria
turística que se ha «hiperdesarrollado», hasta el punto de que actualmente hay
más oferta de camas de hotel, que demanda por las mismas.

La mayor parte de esta población, se ubica en el sector norte, donde actualmente


hay zonas que registran una altísima densidad; sin embargo, a pesar de su reduci-
da extensión o quizás precisamente por causa de ello, la mayoría de los impactos
ambientales se transmite a toda la isla.

Los principales problemas ambientales de San Andrés son los siguientes:

Agua. El principal problema es la contaminación de las aguas subterráneas por


vertimientos de aguas residuales dentro del subsuelo, por causa de los pozos
sépticos que no tienen tanque impermeabilizado, lo mismo que por el arrastre de
líquidos y lixiviados, por las lluvias que generan una alta escorrentía, con lo cual
se contamina, a su vez, la laguna arrecifal. Otro de los problemas es la contamina-
ción de la gran mayoría de los pozos o aljibes en el sector norte de la ciudad, con
sus consecuencias sobre la salud de los usuarios. En el sector del Cove, se presenta
una disminución del potencial del acuífero que suministra el agua para el acue-
ducto, debido a perforaciones que sobrepasan los niveles de la zona de mezcla del
agua dulce con el agua salada. De todos modos, los pozos de este sector sólo
satisfacen un 30% de la demanda total de la isla.

Según Anselmo Stephens Forbes,4 se está produciendo la misma cantidad de agua


que en 1992, cuando el servicio de suministro de agua potable se prestaba durante
3 días a la semana. El problema se ha agravado, porque no hay dónde almacenar
el agua que se extrae de los pozos profundos, pues los tanques de almacenamiento
que se encuentran en los altos del Cliff, de la Loma y de San Luis, «…sólo queda-
3 Aportes de June Marie Mow, directora
de Coralina, en el desarrollo del Taller ron terminados entre un 70% y un 80% de su capacidad total».
¿Cómo es San Andrés al final del siglo
XX?
La infraestructura actual no permite suministrar la cantidad de agua que se re-
4 Director de la Unidad Especial de Servi-
cios Públicos de San Andrés, autor de la quiere, no sólo por restricciones de almacenamiento sino porque la planta
ponencia sobre los servicios públicos en desalinizadora no se ha podido poner en funcionamiento, debido a la falta de una
la isla, presentada en el Taller ¿Cómo es
San Andrés al final del siglo XX?
sub-estación de bombeo que sólo cuesta $ 8 millones.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 371


Stephens también señaló problemas en la concesión de servidumbres de los po-
SAN ANDRÉS
zos profundos en funcionamiento y anotó que se debe aprovechar su optimización,
pues se contrató un estudio para el análisis de los pozos utilizados por Empoislas.
Éste constató la existencia de unos 20 de ellos, aproximadamente, con un caudal
de 38 lt/seg./día, en esa época. Hoy, apenas se tienen unos caudales cercanos a los
22 ó 24 lt/seg./día, con sólo 10 pozos que se encuentran en uso.

Aguas residuales. No existe actualmente un tratamiento previo de las aguas resi-


duales domésticas, antes de su vertimiento al mar y, aunque no se dispone de
estudios de los efectos sobre las playas, los corales y directamente sobre la salud
humana, es fácil presumir que con un alcantarillado que sólo cubre el 8% de los
usuarios, con un 64% de las viviendas que utilizan pozas sépticas y un 28% de
ellas con vertimientos directos al suelo, el impacto sobre la laguna arrecifal debe
ser muy alto, pues hay áreas donde sólo sobrevive el 20% del coral, de acuerdo
con lo expresado por Coralina.

Según la Unidad de Control de Servicios Públicos, los proyectos realizados para


terminar el alcantarillado han enfrentado problemas para su ejecución. Subsiste
el problema del tratamiento de aguas residuales. La planta que actualmente exis-
te, no se ha puesto a funcionar. Adicionalmente, los parámetros de funcionamien-
to de la planta, no corresponden con los del estudio de impacto ambiental; de
manera que, en el mediano plazo, no parece haber soluciones a la vista para
mejorar el sistema de alcantarillado de la isla.

Actualmente se está realizando un análisis de sostenibilidad económica para el


sistema de tratamiento preliminar y la construcción del emisario submarino, con
el fin de cumplir las normas que ordena la Ley.

Residuos sólidos. Según Coralina, entre un 20% y un 40% del total de residuos
de la isla, no es biodegradable. A ello hay que agregar, la falta de reciclaje para los
componentes reaprovechables, la inadecuada disposición de desechos hospitala-
rios, de tóxicos, de pilas, de baterías, de escombros de la construcción y de auto-
motores, que deterioran enormemente la calidad del paisaje que un área turística
debe ofrecer.

La recolección de basuras es, tal vez, el mejor servicio que se presta en la isla, con
una cobertura del 94%, según el último Censo del DANE; pero lo más trágico es
que actualmente aquellas se están descargando a cielo abierto, sin ninguna técni-
ca de manejo del relleno sanitario.

Alto impacto sobre los ecosistemas insulares. Los hábitat de las islas están sujetos
a serias transformaciones que producen una pérdida irrecuperable de la
biodiversidad. Hay corales que han desaparecido en cortos períodos de tiempo.
Los manglares, otro de los ecosistemas estratégicos del Archipiélago, se han visto
seriamente afectados por la actividad turística, pues durante varios años, algunos
hoteles los emplearon como lugar de disposición final de sus aguas residuales.
También algunos manglares fueron drenados y rellenados para la construcción de
hoteles y urbanizaciones; muchos refugios de aves acuáticas fueron destruidos;
las áreas de pesca se vieron diezmadas; las playas de recreación se perdieron por
erosión y los arrecifes coralinos se convirtieron en roca caliza para la construcción.

372 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


Sin embargo, las autoridades ambientales piensan que, a pesar del significativo
CIUDAD INSULAR
deterioro ambiental, social y económico que presenta hoy el Archipiélago de San
Andrés, Providencia y Santa Catalina, aún existen condiciones favorables para
estabilizar, recuperar y conservar las riquezas naturales renovables y del medio
ambiente.

Según la autoridad ambiental, la estrategia consiste en buscar, en el largo plazo,


que el archipiélago pueda constituirse en una Reserva de la Biosfera, lo que
permitiría conjugar la preservación y el desarrollo sostenible de los recursos
naturales y del ambiente con un desarrollo económico aceptable. En este escena-
rio, las actividades productivas, turísticas y de servicios deben cambiar para ofre-
cer una alta calidad, para un nuevo tipo de turismo internacional que con bajos
impactos ambientales mejore los beneficios sociales.

LA SITUACIÓN SOCIAL
Se analiza a partir de dos aspectos interrelacionados íntimamente en la isla: el de
la sobrepoblación y el del nivel de vida; pues la opinión, más o menos generaliza-
da, es que, en la medida en que aumenta la población, la calidad de vida disminu-
ye, sobre todo en períodos de crisis en los cuales el desempleo aumenta
sensiblemente.

LA DINÁMICA DEMOGRÁFICA

Uno de los puntos que más se discute en la isla actualmente, es el de la


sobrepoblación.

Los datos del último censo, realizado en mayo de 1999, muestran que San Andrés
pasó de 46.254 habitantes en 1993 a 53.159 habitantes en 1999, con un aumento
de unos 1.150 hab./año, una tasa de crecimiento anual de 2,48% y una densidad
de 1.976 hab./km2, la más alta de las islas del Caribe. Sin embargo, las olas
migratorias, que producen, según las opiniones más frecuentes, la crisis social
actual por el incremento de la fuerza de trabajo, han disminuido en los últimos
años.

El mayor crecimiento poblacional de la isla se registró en el período 1962 – 1964,


cuando la población pasó de 7.500 personas (Parsons, 1985) a 14.415 (Dane,
1999), duplicando su población en sólo dos años. Teniendo en cuenta que las islas
han sido históricamente expulsoras de población, esta dinámica migratoria plan-
tea una serie de problemas para los grupos raizales o nativos, quienes han asumi-
do la bandera de preservar la isla para los habitantes autóctonos y generar acciones
legales que favorezcan el logro de este objetivo (Plan de Desarrollo del Archipié-
lago, 1998).

Los habitantes no nativos que cuentan con derechos adquiridos para seguir en San
Andrés, representan alrededor de 20.750 personas o sea el 39% de la población,
mientras que los que se sienten inmigrantes, así hayan nacido en la isla, suman

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 373


unos 32.405. De éstos, casi la mitad proviene de departamentos de la costa Caribe
SAN ANDRÉS
y el resto del interior del país, especialmente de Antioquia y Valle. Hay que anotar
también que la mayor parte de los inmigrantes está formada por mujeres (52,3%).

En cuanto al empleo, el 40% de la población en edad de trabajar se encontraba


inactivo y el 53,6% estaba ocupado, con una tasa de desempleo (personas que no
adelantaban una actividad la semana anterior al Censo) de 7,6%, muy por debajo
del promedio nacional. Lo cual puede explicarse, porque dentro de estas activida-
des quedan incluidas las informales (Dane; 1999: 26). Pero, si se tiene en cuenta
que en 1993 sólo había 300 desempleados, que pasaron a ser 1.081 en 1999,
puede, entonces, tenerse una idea del aumento del desempleo. El sector que más
pierde empleo es el turismo.

En cuanto a los ingresos, el 32% de la población en edad de trabajar, no recibe


ningún ingreso (por lo general los estudiantes), mientras que un tercio de la
población que trabaja, recibe menos de un salario mínimo.

LA CALIDAD DE VIDA

Según datos de 1997, en San Andrés y Providencia, el 21% de la población es


considerado pobre y un 2,5% se encuentra en estado de miseria. La comparación
de los datos para dos años anteriores en el Archipiélago, permite observar que los
índices han mejorado.

CUADRO 5
NECESIDADES BÁSICAS INSATISFECHAS, SEGÚN AÑOS (% HOGARES POBRES)
(DEPARTAMENTO DE SAN ANDRÉS, PROVIDENCIA Y SANTA CATALINA)
1985 44,2%
1993 33,3%
1997 21,0%

CUADRO 6
NECESIDADES BÁSICAS INSATISFECHAS, SEGÚN MUNICIPIO Y AÑOS
(% HOGARES EN MISERIA)
Municipio 1985 1993
San Andrés 42,1 34,0
Providencia 63,1 24,6
Total 44,2 33,3

Otros indicadores de calidad de vida (Cuadro 8), muestran una situación que es
notablemente diferente del promedio nacional. En la tenencia de la vivienda, por
ejemplo, el porcentaje de hogares que vive en arriendo aumentó notablemente
entre 1993 y 1997, lo que está indicando que el acceso a la propiedad es mucho
más difícil en las islas que en el promedio del país o que a los nuevos inmigrantes
no les interesa adquirir vivienda. El número de personas por hogar, también es
más bajo en el archipiélago.

Con relación a la seguridad social, la cobertura del sistema en San Andrés es 12%
más alta que en el promedio nacional; por el contrario, la del régimen subsidiado

374 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CUADRO 7
CIUDAD INSULAR
NECESIDADES BÁSICAS INSATISFECHAS, SEGÚN INDICADORES (%)
(DEPARTAMENTO DE SAN ANDRÉS, PROVIDENCIA Y SANTA CATALINA)
Censo sai Encuesta calidad de vida
Necesidades basicas insatisfechas
Sai Nacional
1993 1997 1997
Vivienda inadecuada 2,00 0,50 6,79
Vivienda sin servicios básicos 19,00 11,30 5,27
Hacinamiento crítico 9,50 7,90 7,17
Alta dependencia económica Sin dato 4,00 7,34
Inasistencia escolar 3,70 0,29 3,20

CUADRO 8
INDICADORES DE CALIDAD DE VIDA,
SEGÚN CENSO SAI Y ENCUESTA DE CALIDAD DE VIDA (1993-1997)
Indicadores de calidad de vida Censo sai Encuesta calidad de vida
Sai Nacional
1993 1997 1997
Tenencia de la vivienda: % Propiedad 51,3 Sin dato 55,3
% Arrendamiento 43,1 56,5 35,9
Composición del hogar: No. de personas 3,7 3,4 4,7
Cobertura seguridad social: Sin dato 78,6 57,1
Régimen subsidiado Sin dato 23,0 34,2
Régimen contributivo Sin dato 78,6 57,1
Tasa de analfabetismo 4,66 2,6 9,55
Tasa de desempleo Sin dato 10,7 14,3
Pobres Sin dato 4,5 10,6
No pobres Sin dato 2,8 4,3

de salud es 11% más baja. También, la tasa de analfabetismo es más baja en San
Andrés y continúa descendiendo en relación con 1993. Así mismo, a pesar de la
crisis económica que vive la isla, la tasa de desempleo, comparada con el prome-
dio nacional, es más baja en el archipiélago.

Otro aspecto que tiene que ver con la calidad de vida es el tipo de gasto, –o sea la
manera como las familias invierten su presupuesto–, el cual, aunque se acerca
más al promedio nacional, presenta diferencias con respecto al mismo, pues en la
isla son más costosos la vivienda y los alimentos. Otros gastos, sin embargo, son
más bajos que el promedio nacional, tal como sucede con la educación, el trans-
porte y el vestuario.

En cuanto a las actividades productivas ligadas a los hogares, en San Andrés el


45% de ellos se dedica al comercio, el 35% fabrica bienes y el 20% presta servi-
cios diversos. Las actividades agropecuarias representan apenas el 4,6%, frente a
15,6% del promedio nacional.

Con relación al interés por adquirir tierras, en el archipiélago sólo aspira a hacer-
lo el 14% de los hogares, frente a un 50% que registra el promedio nacional. Así

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 375


CUADRO 9
SAN ANDRÉS
TIPO DE GASTO, SEGÚN CENSO SAI Y ENCUESTA CALIDAD DE VIDA
(1993-1997)

Tipo de gasto Promedio nacional San Andrés


Inversión 2,8 2,0
Educación 5,6 3,2
Recreación 1,3 1,1
Transporte 6,9 6,2
Salud 8,6 7,8
Muebles y accesorios 4,8 3,7
Vivienda 27,0 29,0
Vestuario 4,0 3,7
Bebidas y tabaco 1,8 2,4
Alimentos 27,8 30,4
Misceláneo 4,0 4,2
Otros 5,4 6,3
Total 100,0 100,0

mismo, el 31% de los propietarios espera vender sus tierras, frente a un 16% del
promedio nacional, datos que muestran un mayor desapego por la tierra en San
Andrés.

LA SALUD

De acuerdo con la ubicación de los puestos de salud, la isla se encuentra clasifica-


da en cinco sectores urbanos, que presentan características propias. Ellos son: el
Hospital, el Cocal, La Loma, San Luis desde Harmony Hall Hill hasta la Piscinita
y el Barrio Obrero; existe, además, un puesto de salud nuevo en el Cove.5

San Luis es un sector mayoritariamente isleño, lo mismo que la Loma y el Cove.


El Cocal presenta las características de poblamiento de la costa norte, lo mismo
que el Obrero, lugares en donde isleños e inmigrantes se han mezclado más. En el
sector del Hospital, se ubican los comerciantes libaneses y también aparece una
serie de asentamientos subnormales de origen continental que han cambiado con
el tiempo, en la medida en que los inmigrantes compran tierras y pueden cons-
truir en materiales sólidos, a diferencia de cuando eran arrendatarios.

La distribución de la población por zonas de la ciudad, muestra que cerca del 70%
de la misma está ubicado en North End y que ocupa un 15% del espacio disponible
en la isla (principalmente en los sectores del Hospital y Cocal donde la población es
básicamente inmigrante, así como el Barrio Obrero, descontando la zona del Bight
y Orange Hill, donde aunque su población es predominantemente de origen conti-
nental, también se encuentran mezclas con los nativos ). La población de los secto-
res mayoritariamente nativos, ocupa el 85% del área.

La distribución global de la fecundidad también muestra que el Cocal es el sector


5 Elizabeth Mera, jefe de epidemiología
que más aporta población (una cuarta parte), mientras que el menor aporte se de la Secretaría de Salud del departamen-
registra en el Hospital, con una tasa de 7%, que equilibra el crecimiento del to.

376 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


North End. La Loma, San Luis y el Obrero, crecen cada uno a una tasa cercana al
CIUDAD INSULAR
20%. Esta distribución tiene su explicación en el hecho de que el mayor número
de mujeres en edad fértil (de 15 a 44 años) se concentra en el Cocal y proporcio-
nalmente en los otros sectores.

CAUSAS DE MORTALIDAD

En cuanto a la mortalidad, en el Cocal se registra la tasa más alta, la cual duplica


la tasa calculada para el sector del Hospital. Los niveles de mortalidad en el Cocal
son un poco menores que los de San Luis y La Loma y casi tres veces mayores que
los del Obrero.

Entre las causas más importantes de mortalidad en todo el departamento de San


Andrés, aparecen las enfermedades cardio vasculares, los traumas (principal-
mente los ocasionados por accidentes de tránsito), los trastornos digestivos, las
enfermedades de origen respiratorio, las perinatales y las infecciosas. Entre estas
últimas, el Sida constituye el único cambio que se ha evidenciado durante los
últimos 15 años, ya que las mayores causas de mortalidad, aunque a veces cam-
bian de orden, siguen siendo las mismas.

LA MORBILIDAD

Las causas por las cuales consulta la gente en San Andrés6 están relacionadas con
el parasitismo intestinal (helmiantiasis), las enfermedades de los dientes, las afec-
ciones de la piel, la infección respiratoria aguda, las infecciones de los órganos
genitales, la hipertensión arterial, las enfermedades del aparato urinario, la des-
nutrición y el trauma.

Un análisis global de estas prevalencias, muestra que la consulta en los puestos de


salud es mucho más alta en La Loma y el Obrero, mientras que en el Cocal y en
San Luis son más bajas. La Secretaría de Salud, avanza en la realización de estu-
dios y análisis que pueden permitir llegar a determinar posibles causas de enfer-
medades que afectan a unos sectores más que a otros, no sólo por razones genéticas
o de predisposición natural, sino ambientales por exposición a vectores y/o debi-
do a las condiciones socioeconómicas particulares que identifican a la población
asentada en las distintas áreas del territorio insular.

Este criterio guía los programas de salud pública, pues la vigilancia sanitaria es
fundamental para evitar que un caso de enfermedad pueda convertirse rápida-
mente en un gran problema. Esto debido a que una isla tan pequeña es, paralela-
mente, un medio cerrado en donde una epidemia puede circular rápidamente,
debido al permanente flujo de turistas (360.000/año).

Estos movimientos continuos de población hacen que las islas turísticas se encuen-
tren expuestas a riesgos epidémicos, razón por la cual en San Andrés se ha asignado
prioridad a la vacunación como uno de los aspectos más importantes dentro de las
medidas sanitarias preventivas. En el Caribe, el sarampión y la poliomielitis están a
6 Datos de 1999, suministrados por la Se-
punto de erradicarse y, en ese marco, la isla avanza positivamente en el cumpli-
cretaría de Salud del departamento. miento de sus metas de manejo de las enfermedades inmuno-prevenibles.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 377


LA SITUACIÓN CULTURAL SAN ANDRÉS

Este aspecto se analiza a partir de una experiencia de rescate de la memoria


urbana y se centra en las contradicciones, fundamentalmente culturales, que se
presentan actualmente en la isla entre la población inmigrante y la población
nativa.

LA MEMORIA URBANA

En 1997, el Banco de la República adelantó un proyecto de Recuperación de la


historia urbana de la isla de San Andrés. El objetivo era conocer la historia del
poblamiento reciente de la isla, por medio de las vivencias de sus propios habitan-
tes ya fuesen de origen isleño o continental.

El problema urbano de la isla, se puede resumir en la concentración de más del


70% de la población (la mayor parte de inmigrantes y comerciantes, lo mismo
que la población estacional de turistas) en el North End, es decir, en una quinta
parte del espacio de la isla. En este espacio, como ya se ha señalado, se desarrolló
un proceso de urbanización acelerado e improvisado con el cual aparecieron una
serie de sitios de poblamiento que no figuraban en el mapa mental de los habitan-
tes tradicionales de la isla.

De estos sitios, sólo existía una memoria catastral que no expresaba su historia,
pues no hablaba nada del proceso de urbanización ni de quienes la ayudaron a
construir, mucho menos de los problemas que habían enfrentado para su cons-
trucción ni de la forma como los habían resuelto. La misma ubicación geográfica
de los sitios era poco definida, la nomenclatura era imprecisa y, por lo general, los
nombres de las cartas catastrales no coincidían con los de las cartas mentales de
sus habitantes.

En un primer trabajo adelantado por los alumnos del Instituto Bolivariano fue
evidente que los vecinos hablaban de un mismo lugar con distinto nombre, lo cual
dependía de que el informante fuera continental o isleño. Al mismo tiempo, se
hacía muy difícil utilizar conceptos como el de barrio, común para unos pero
desconocido para otros, por lo cual se hizo necesario utilizar nociones neutras
como la de sector, con la esperanza de que, a lo largo del estudio, apareciera una
forma de nombrarlos más precisamente para rescatar su historia.

Para tal efecto, se realizó un concurso en el que los interesados debían escribir
unas cuartillas sobre la «Historia de mi sector», mediante la recolección de testi-
monios orales, material escrito, fotos, planos, mapas y demás elementos que con-
tribuyen a escribir una historia local del sitio donde la población vive y al cual
siente pertenecer.

Este concurso se constituye en un elemento de articulación de vivencias que crea


las bases para la recuperación de la memoria urbana de la isla, mediante el aporte
de elementos históricos, que aún pueden rescatarse de la tradición oral; de hecho
aumenta el sentido de pertenencia de sus habitantes y descubre elementos de
identificación entre habitantes tradicionales e inmigrantes relacionados con la
construcción mutua del territorio.

378 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


LAS CONTRADICCIONES DE LA MULTIPLICIDAD CULTURAL
CIUDAD INSULAR
Según Sandra Howard,7 la frase «...es que la cultura de San Andrés se ha perdi-
do», es como un «caballito de batalla», una gran mentira, porque este pueblo
sigue siendo el que es. Y es el que es hoy, no el que fue hace 200 años o 150. Con
esta frase, lo que se percibe, según ella, es un apego nostálgico al San Andrés de
antaño

La problemática cultural se podría resumir en las visiones que los diferentes


sectores de la comunidad tienen, algunas de ellas enfrentadas entre sí. En primer
lugar, existen los grupos que «todavía tienen la mitificación de África como el
estado ideal y natural de una comunidad afro».8 En segundo término, aparecen
otros que se sitúan un poco más recientemente en la época de la colonización y
que sólo le dan prelación y derecho a quienes conformaron las familias origina-
rias.

Existe una tercera visión que se ubica en el momento «…no del pasado inglés,
sino de aquel de los colonizadores que llegaron acá con unos nombres que hoy
por hoy se convierten en los abolengos de la comunidad isleña. No lo digo ni con
ironía ni con sátira por que yo soy Sandra Victoria Howard Taylor Archibold
Robinson etc. En cuanto a mis apellidos, tengo que decir que, a excepción del
Garnica, que igualmente fue un colonizador pero éste, venido de Santander, to-
dos los demás hacen parte de esas familias originarias de filibusteros, de piratas,
de expresidiarios, que llegaron a colonizar estas tierras».9

Otra visión es la de los católicos de comienzos de este siglo que echaron atrás la
educación que se venía implantando en inglés con unos patrones fundamental-
mente religiosos y que con subsidios del Estado comenzaron a implantar la edu-
cación en español.

En ese momento, se inicia el rompimiento del idioma, que era eje fundamental de
cohesión cultural. «Alrededor del idioma giran todos los demás elementos que
permiten a una cultura tejer sus entrañas. Alrededor de él vienen las manifestacio-
nes, los íconos del imaginario colectivo que se pueden ir elaborando. La lengua es
un factor fundamental, y con la implantación del español se rompe bruscamente
con este eje cultural. A partir de ahí, el choque es más frontal y ha sido el que más
ha deteriorado la calidad de la educación».10

DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA EDUCACIÓN

De esta forma, hay diversas culturas que producen «…un intercambio que no
podemos negar, no podemos rodear a cada isleño de una burbuja y que éste sea
impermeable a todas estas señales que llegan de todas partes, de todos los medios,
porque el mundo lo tenemos aquí en San Andrés».

Por ello, existe la propuesta del gobierno departamental de adecuar el sistema


7 Secretaria de Educación del departa-
mento. educativo y darle las herramientas necesarias para que se pueda trabajar en este
8 Idem. sentido, pues «… no se puede estar en un lado de la balanza y propender por la
9 Idem. proyección cultural de un sub-grupo u ofrecer una educación tan culturalmente
10 Idem. abierta, que se pase por encima de algún grupo minoritario».

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 379


SAN ANDRÉS

VI

LA CIUDAD PRODUCTIVA11

Los temas de la ciudad construida y de la ciudad productiva, se plantean conjun-


tamente no sólo porque la primera es efecto de la segunda, sino porque lo que en
el fondo define el tipo de ciudad que se construye es el modelo económico, que,
por lo regular, se impone a las condiciones culturales y a las políticas de desarro-
llo urbano que, se supone, deben estar encargadas de limitar los intereses de los
agentes económicos.

San Andrés, con la política de apertura económica nacional, dejó de ser una
plataforma a partir de la cual circulaban las mercancías hacia el continente, para
convertirse en un área marginal desde el punto de vista comercial, pues la cliente-
la que antes del proceso de apertura compraba artículos más baratos en la isla,
hoy los compra en cualquier Sanandresito del interior del país más baratos aún.

El problema es que estos cambios repercuten fuertemente sobre la generación


directa de empleos, pues el comercio es el sector que tradicionalmente ha utiliza-
do más mano de obra, especialmente femenina, en la isla.

Jairo Peralta12 indicó que los sectores que han impulsado el desarrollo de San
Andrés son la construcción, el comercio y el turismo. Sin embargo, el comercio
es la actividad económica más importante, pues el turismo hasta hace pocos años
se realizó como un segundo atractivo, ligado a la compra de productos baratos
que se vendían aprovechando las ventajas del Puerto Libre.

Muchos sectores de la isla, en particular líderes isleños, consideran que el desa-


rrollo del turismo va en contravía de la conservación de la cultura y del ambiente
autóctonos; por lo tanto, esta actividad debería ser rediseñada, de acuerdo con las
características propias de San Andrés, para garantizar una relación costo/ benefi-
cio favorable.

La construcción puede tener un importante desarrollo, una vez se defina el Plan


de Ordenamiento Territorial así como los acuerdos para levantar la tutela; el
enfoque de esta actividad deberá orientarse en mayor medida a la reestructura-
ción físico-espacial de la ciudad Caribe, que a la construcción de las moles de 11 Los principales problemas del comercio,
el turismo y el empleo a través de la crisis
cemento que han deteriorado la estética urbana y que, adicionalmente, no son del modelo de Puerto Libre y especial-
atractivas para el turismo. mente el de la apertura económica, fue-
ron planteados por parte de la Cámara
de Comercio y de Fenalco.
El ponente insistió en que a pesar de las difíciles condiciones económicas y socia-
12 Miembro de la junta directiva de
les que vive el Archipiélago, deben proponerse soluciones al conjunto de proble- Fenalco.

380 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


mas existentes. La desmejora del nivel de vida de los habitantes, el deterioro
CIUDAD INSULAR
ambiental de las islas para el desarrollo sostenible, la pérdida de competitividad
del comercio, las dificultades del sector hotelero, el desempleo creciente, el défi-
cit fiscal, el ajuste de la nómina del sector oficial y la crisis de inseguridad que
empieza a registrarse, deben obligar a generar algunas propuestas con el fin de
construir hacia el futuro una imagen más sólida en el campo del turismo y propo-
ner las mejoras necesarias para sustentar el rumbo de las islas y sus comunidades.

Frente a un modelo de desarrollo económico en crisis como el de la isla, pero


teniendo en cuenta sus atributos naturales y culturales, los gremios económicos
participantes en el Taller piensan que, en el futuro, las actividades generadoras del
mayor empleo en San Andrés seguirán siendo el turismo y el comercio, a cargo
del sector privado.

Pero también sugieren analizar otras alternativas que permitan mejorar la situa-
ción económica. Por ejemplo, la pesca, la cual actualmente no presenta muchas
posibilidades industriales, pues no hay ni una infraestructura aceptable, ni políti-
cas específicas, ni planes de inversión por parte del gobierno; así mismo los
tratados internacionales presentan limitantes, incluso para los pescadores
artesanales. La agricultura cuenta con un espacio muy limitado en la isla y tiene
problemas adicionales, tales como la falta de agua y deficiencias de organización.

Para enfrentar la situación actual, el comercio tiene posibilidades de adaptarse,


no para competir con el continente, sino para modificarlo, porque los turistas ya
no vienen a San Andrés a comprar cualquier cosa, sino que buscan mejores servi-
cios y nuevas líneas de productos, por lo cual lo que se requiere es lograr mayores
dinamismo y creatividad.

Entre las fortalezas y oportunidades que tiene la isla en el sector comercio, se


cuentan:

o El marco legal, representado en los artículos 309 y 310 de la Constitución,


que establecen que la isla conserva su categoría de puerto libre y que ésta sólo
puede ser cambiada mediante una reforma constitucional.

o El decreto 1707 de internación de mercancías, que, aun cuando no es útil en


este momento por la manera como se está haciendo el comercio con el con-
trabando y el lavado de activos, mantiene una expectativa debido a que es una
acción de carácter legal paralela a la lucha contra el contrabando que va a
permitir a los comerciantes ser proveedores organizados de algunos sectores
del comercio en Colombia.

Otro de los factores positivos era el nombramiento de embajadores isleños en el


Caribe que abría las perspectivas de Colombia, pero que actualmente ya no existe.
Esto permitía que las islas jugaran un papel importante en la promoción cultural
y bilingüe.

La posibilidad de hacer del archipiélago una Reserva de la Biosfera, que puede


permitir desarrollar el eco-turismo, las actividades acuáticas, competencias de
veleros, escuelas de esquí, natación y fotografía submarina, entre otras activida-

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 381


des en que la isla es altamente competitiva. Así los hoteles podrían adoptar una
SAN ANDRÉS
oferta complementaria que deje un mayor valor en la isla.

Otro aspecto que desafortunadamente no ha podido desarrollar pero que presen-


ta buenas perspectivas es el de dar posición a la isla como sede de eventos interna-
cionales, convenciones y congresos, entre otros.

Fenalco propone la construcción de un centro de convenciones en San Andrés,


tema del cual se ha hablado durante muchos años con entidades departamentales
y nacionales. Se cree que esos edificios demandan una gran inversión y que deben
tener garantizado un flujo de ocupación alta; por el contrario, un recinto de ferias
muy modular, muy sencillo, muy Caribe puede servir de puente para atraer ferias
y exposiciones, como vitrina de Centroamérica; por ejemplo, de la industria tex-
til, artesanías nacionales, eventos folclóricos y otros.

Roberto Basmagui13 afirmó que San Andrés, salvo el período del coco, no ha
contado con un producto de exportación importante. Por ello, la exportación de
servicios turísticos es una gran alternativa.

A comienzos de los años 90, según Basmagui, el gobierno nacional decide que las
islas deben ser turísticas, «…pues mucha gente repetía que el comercio de la isla
estaba muerto. Pero hoy en 1999, no somos ni una isla turística, ni nuestro comer-
cio es competitivo»14. Esto debido a que las obras de infraestructura que se debie-
ron haber construido en la zona turística, como el acueducto y el alcantarillado,
están en igual o peor estado, del que tenían al comienzo de esta época de apertura
y los planes del gobierno nacional no han logrado hacer progresar a la isla como
destino turístico.

Sin embargo, «el Turismo, lo dice el gobierno nacional, local, lo dice la gente, es el
futuro»15. Una perspectiva que se abre en este marco es la de los Parques Naturales,
la construcción de senderos, la promoción y preservación de los arrecifes, para
realizar una explotación razonable y sostenible de los recursos naturales de la isla.

Los participantes en el Taller, piensan que la crisis debe llevar a la búsqueda de un


proceso de concertación entre gremios, grupos económicos, gobierno, comuni-
dades y grupos étnicos y religiosos, para empezar a realizar acciones conjuntas a
partir de una voluntad común e insisten en que hay que plantear acciones concre-
tas, ejercer una veeduría conjunta de las actividades de la administración pública
y trabajar en la sensibilización social y la educación en torno a los objetivos de
desarrollo, tanto sociales como económicos, como única vía para salir de la difí-
cil situación que enfrenta la isla de San Andrés al finalizar el siglo XX.

13 Secretario ejecutivo de la Cámara de Co-


mercio.
14 Idem.
15 Idem.

382 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD INSULAR

BIBLIOGRAFÍA

Arenas, M.M. y Gómez, R.D., 1993. San Andrés, isla, hacia el futuro. Alternativas de pai-
saje: propuesta para la valoración y el diseño de nuestro paisaje insular. Trabajo de grado,
Universidad Nacional de Colombia, Medellín. (Sin publicar).

Avella, F. 1999. «La diáspora anglófona del Caribe occidental», en Encuentro regional de
archivos históricos. Banco de la República, Cartagena. (En prensa).

Bonniol, J.L. 1997. «Les societés humaines insulaires», en Musée d´historie naturel iles:
entre ciel et terre, Nathan, París.

Cámara de comercio. 1998. Estudios económicos, San Andrés. (Sin publicar).

Conpes, 1999. Estrategia del gobierno nacional para apoyar el desarrollo del departamen-
to archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Documento 3058, Ministe-
rio del Interior, DNP – DANE. Bogotá.

Dane, 1993. Censo de población y vivienda, Bogotá.

Dane, 1998. Boletín de estadística, junio 1998, No. 543.

Dane, 1999. Registro de población y vivienda (Censo experimental), departa-


mento archipiélago de San Andrés y Santa Catalina. Informe final. Ministerio del Interior,
Bogotá.

De Lisio, A., 1996. «Evaluación ambiental de la ciudad en el Caribe insular», en Jácome,


F. (Coord.). Los retos de la cooperación ambiental, el caso del Caribe. Nueva Sociedad,
Caracas, pp. 35-47.

Eastman, J.C., 1988. «Las amenazas a la Arcadia feliz y deseada: El archipiélago de San An-
drés y Providencia en 1927. Visiones desde las islas», en Sotavento, Vol. I, No. 2, p. 34.

Mahan, A. T., 1898. The interest of America in Sea Power, present and future. Sampson,
Marston and Cia., London.

Mow, J.M., 1999. «Medio Ambiente: el plan de ordenamiento ambiental del archipiélago
de San Andrés y los asentamientos humanos», en Cuadernos de Borrador, Observatorio
del Caribe Colombiano, Cartagena.

Musée D´Histoire Naturel, 1997, Iles: entre ciel et terre, Nathan París.

Ortiz de Cevallos, A. 1993. Cartagena: plan et projets pour la ville. Institut Superieur
d’Architecture Francaise, Bruxelles.

Parsons, J., 1985. San Andrés y Providencia. Una geografía histórica de las islas colom-
bianas del Caribe. Áncora Editores, Bogotá.

Relatoría del Taller, 1999. Cómo es San Andrés al final del Siglo XX? Observatorio del
Caribe - Universidad Nacional.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 383


Ruiz, M. M., 1986. Isleños y Pañamans: la apropiación del espacio para la vivienda en la SAN ANDRÉS
isla de San Andrés. Tesis de Grado, U. de los Andes, Bogotá.

Saldarriaga y otros (Comp.), 1999. «Introducción al estudio ¿Qué ciudades estamos cons-
truyendo en el Caribe colombiano?». Observatorio del Caribe Colombiano, Cuadernos
de borrador, No. 3. Cartagena de Indias.

Segre, R., 1991. «Los valores culturales de la ciudad caribeña. El rescate de su significa-
ción social», en Caribbean Studies Newsletter. Vol XVII, No. 4.

Universidad Libre de Bruselas, 1972. Plan de ordenamiento de San Andrés, Isla. En Fran-
cés, (Sin publicar).

384 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


SANTA MARTA

LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR

ADRIANA MERCEDES CORSO

RELATORA
AEROFOTOGRAFÍA DE SANTA MARTA
FUENTE: IGAC
ESCALA 1:42000
ENERO 14 DE 1995
PLANO DE SANTA MARTA
FUENTE
INSTITUTO GEOGRÁFICO AGUSTÍN CODAZZI
1987
El Taller ¿Cómo es Santa Marta al final SANTA MARTA
del siglo XX?, fue organizado por el Ob-
servatorio del Caribe Colombiano y la
alcaldía de Santa Marta, y se realizó en el
Museo Bolivariano de Arte Contempo-
ráneo, durante los días 26 y 27 de agosto
de 1999. La relatoría fue preparada por
Adriana Mercedes Corso, quien actuó
como moderadora junto con Alberto
Abello Vives, director del Observatorio
del Caribe Colombiano. Participaron
como expositores:

Alejandro Martínez Caballero, El espa-


cio público como elemento estructurante
de la ciudad. Ángel Almendrales, Análi-
sis del desarrollo cultural de Santa Marta.
Aníbal Ceballos, La participación ciuda-
dana en Santa Marta. Antonio Navarro,
Proceso de ocupación del territorio rural
del distrito de Santa Marta. Arturo
Bermúdez, Breve narración de la evolu-
ción de Santa Marta desde su fundación
hasta el presente. Carmen J. Barroso,
Santa Marta una manera de ser. David
Alonso C., El litoral costero en el proceso
de desarrollo de Santa Marta: Dinámica
y prospectiva. Elberto Lemus G., Asen-
tamientos subnormales: Conceptos gene-
rales, dinámica de crecimiento, localización
y políticas para su tratamiento. Gustavo
Arroyave, Dinámica fiscal del Distrito y
los retos para consolidar el desarrollo so-
cial en el marco de la descentralización.
Jaime Solano Jimeno, Situación de los
servicios públicos básicos acueducto y al-
cantarillado en Santa Marta. Jairo Amor
Montalvo, Análisis de la estructura urba-
na y sus perspectivas dentro del ordena-
miento territorial. Leyla Díazgranados, El
patrimonio cultural de Santa Marta: Hi-
tos y pautas generales para su rescate y
conservación. Walter Martínez, Los parti-
dos políticos en Santa Marta: Semblanzas
partidistas y de liderazgo. Zully David
Hoyos, Incidencia de la planeación en el
posicionamiento de la ciudad, en la orga-
nización socio-espacial y el referente hacia
la competitividad.

388 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

I GENERALIDADES DE SANTA MARTA 393

II UN BREVE RECORRIDO POR LA HISTORIA 394


EL POBLAMIENTO PREHISPÁNICO:
BASES DEL LEGADO ARQUEOLÓGICO TAIRONA 394
LA CIUDAD HISPÁNICA: 1525 A 1820 395
DE BOLÍVAR A LA «YUNAI» 397
DEL GUINEO VERDE AL TURISMO: 1940-1990 399

III EL PRESENTE DE LA CIUDAD EN DIVERSOS ENFOQUES 401


SANTA MARTA Y SUS RELACIONES CON EL ENTORNO 401
POSICIONAMIENTO REGIONAL 401
SANTA MARTA Y SUS RELACIONES CON EL CONTEXTO RURAL Y LITORAL 403
LA EXPRESIÓN CULTURAL SAMARIA 404
LA DIVERSIDAD CULTURAL 404
LA IDENTIDAD ESPACIAL: ARQUITECTURA Y PATRIMONIO 405
LA ESTRUCTURA ESPACIAL URBANA 407
MOVILIDAD URBANA Y SISTEMA VIAL 408
LOCALIZACIÓN DE ACTIVIDADES Y TENDENCIAS EN LOS USOS DEL SUELO 408
ASPECTOS FUNCIONALES CRÍTICOS DEL ÁREA URBANA 409
EL NIVEL DE VIDA EN SANTA MARTA 410
INDICADORES DE POBREZA 411
DÉFICIT DE VIVIENDA 412
SERVICIOS PÚBLICOS DOMICILIARIOS 413
SERVICIOS SOCIALES 414
EL EMPLEO 415
ORGANIZACIÓN Y LIDERAZGO SOCIAL 416
LA PLANEACIÓN Y LAS FINANZAS DISTRITALES 417
LA PLANEACIÓN 417
SITUACIÓN FISCAL DEL DISTRITO 418
SANTA MARTA DE FRENTE AL SIGLO XXI 420

ANEXOS 421

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 389


LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR

INTRODUCCIÓN

Vivir en una ciudad, vivir de ella, con ella y para ella, es un hecho que genera
ineludibles reflexiones, así como vivencias aptas para motivar y enriquecer los
espacios de disertación de cada habitante, fundamentados éstos en imaginarios,
gustos, aversiones, tiempos, rutinas, percepciones, búsquedas, interpretaciones,
relaciones, encuentros, desencuentros y compromisos. «Ad portas» de un nuevo
siglo, Santa Marta, ciudad turística, cultural e histórica de la costa Caribe colom-
biana parece ser poco valorada en su esencia por sus raizales, quienes con mirada
tímida, a veces parcial y con actitudes indecisas, no alcanzan a vislumbrar sus
bondades paisajísticas y humanas, dignas todas de resaltarse. Por el contrario,
haciendo gala de escasa sensibilidad, poco se comprometen en la difusión de sus
virtudes y valores o en los procesos que definen su destino.

El Taller ¿Cómo es Santa Marta al final del Siglo XX?,1 realizado en esta ciudad
durante los días 26 y 27 de agosto de 1999, en el marco del programa de estudios
del Observatorio del Caribe Colombiano ¿Qué ciudades estamos construyendo
en el Caribe colombiano?, aparece como un hecho de notable significado y surge
como un primer encuentro de samarios inquietos, preocupados, cada uno de ellos
por su ciudad desde su sentir y pensar, así como desde su concepción propia del
ser y del deber ser. A este evento, acudieron profesionales que sentían la necesi-
dad de expresar sus expectativas, sus preferencias y sus enfoques sobre el desarro-
llo como actores del presente y también como oidores y testigos de un pasado que
se ofrece como el acompañante hacia el logro de un futuro mejor para Santa
Marta. Sus opiniones se caracterizaron por el interés y el entusiasmo, a pesar de
que, en algunas oportunidades, sus matices, criterios y puntos de vista, pueden
aparecer como enfrentados.

Este texto surge de las reflexiones, conclusiones y comentarios del Taller antes
mencionado; se fundamenta y proyecta en los distintos aportes expuestos por un
1 El Observatorio del Caribe agradece a los grupo de profesionales samarios conocedores desde diversas temáticas, de su
ponentes que respondieron a la convo- territorio. Este trabajo también materializa una experiencia inicial de generación
catoria para analizar los principales pro-
blemas de Santa Marta, así como a los
de un espacio ideado para acercar a ese habitante comprometido en distintos
asistentes al Taller, por haber asignado en ámbitos y roles y, además, sintetiza en una estructura narrativa, la memoria de
su agenda la prioridad que la ciudad
merece. Igualmente, se agradece a Zarita
una vivencia intelectual, dirigida a la construcción de una nueva teoría sobre esta
Abello por el honor que significó realizar ciudad que, a pesar de ser la más antigua de Colombia, cuenta con una escasa
el evento en la quinta de San Pedro
historiografía que pudiera enseñar los procesos vividos en ella.
Alejandrino, al alcalde de Santa Marta,
Jaime Solano Jimeno y a la secretaria de
Planeación Distrital, Zully David Hoyos, El texto está organizado de la siguiente manera: un primer capítulo está dedicado
por su apoyo en la organización acadé-
mica del evento y por la valiosa informa-
a la descripción de los aspectos generales de Santa Marta, en cuanto a su geografía,
ción que suministró del expediente del las características ambientales, el paisaje natural y la configuración político-ad-
Plan de Ordenamiento Territorial de San-
ta Marta.
ministrativa. El segundo capítulo, comprende una breve narración de la evolución

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 391


histórica de Santa Marta y un recuento de los procesos sociales, económicos, polí-
SANTA MARTA
ticos y culturales que se han sucedido desde su fundación hasta el presente.

El tercer capítulo, contiene un retrato de la situación actual de la ciudad, vista


desde las perspectivas física-espacial, social, urbanística, cultural, económica,
política, ambiental y funcional, entre otras. El capítulo cuarto de este documento
se concentra en una descripción de los retos que deberá enfrentar la ciudad en el
nuevo siglo, tanto en la perspectiva de su consolidación como distrito turístico,
cultural e histórico, como en el aprovechamiento de sus potencialidades natura-
les, patrimoniales y económicas, con el fin de elevar la calidad de vida de los
samarios y lograr el posicionamiento de Santa Marta en la cuenca del caribe.

392 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR

GENERALIDADES DE SANTA MARTA

El territorio samario, ocupa una extensión de 239.335 hectáreas de la costa Cari-


be colombiana y comprende desde la desembocadura de la quebrada del Doctor,
bordeando el litoral, hasta la desembocadura del río Palomino. El área municipal
limita por el norte y el oeste con el mar Caribe; por el este, con el departamento
de La Guajira y por el sur, con los municipios de Ciénaga y Aracataca. Se localiza
entre los 11° 14´ 50´´ de latitud norte y los 74° 12´ 06´´ de longitud oeste.
Riegan sus tierras los ríos Gayra, Manzanares, Piedras, Mendihuaca, Guachaca,
Buritaca, Don Diego y Palomino. En la línea litoral sobresalen las bahías de Santa
Marta, Gayra y Taganga, así como las puntas de Betín, Brava, Gloria, Castillete,
El Diamante y los cabos de La Aguja, San Agustín y San Juan del Guía. La separan
de la capital de la república 1.286 km.

El distrito de Santa Marta se emplaza sobre la Sierra Nevada del mismo nombre, el
macizo litoral más alto del mundo, escenario de estratégica importancia ambiental y
que ha sido declarado por la Unesco como Reserva del Hombre y de la Biosfera. La
Sierra posee una aguda variación altitudinal, con alturas que oscilan desde el nivel del
mar hasta los 5.775 metros sobre el nivel del mar, lo cual, junto con su localización
tropical, permite la existencia de los pisos térmicos cálido, templado, frío y nival, así
como la presencia de diversos ecosistemas de significativa importancia los cuales, en
su totalidad, representan casi todo el espectro de la América tropical.

Santa Marta se encuentra dentro de la unidad ambiental costera de la vertiente


norte de la Sierra Nevada de Santa Marta. Ésta se compone de un mosaico de
ecosistemas marinos y terrestres que exhiben, a su vez, distintos grados de inten-
sidad e intercambio de materia y energía. Entre dichos ecosistemas se encuentran
fondos de plataforma continental, formaciones arrecifales, lechos de pastos mari-
nos, sistema de playas y acantilados, ecosistema de manglar y bosques de transi-
ción, estuarios, deltas y lagunas costeras.

La condición natural del territorio, explica la existencia de dos parques naciona-


les naturales, que en su extensión, abarcan el 53% del área total de la ciudad; ellos
son: el parque Natural Tayrona, con 12.000 hectáreas terrestres y 3.000 hectáreas
marinas y la Sierra Nevada de Santa Marta, de carácter subregional, con una
extensión de 113.396 hectáreas. Estos dos parques, además, condicionan el orde-
namiento espacial de la ciudad.

De acuerdo con lo establecido por la Constitución Nacional, Santa Marta es un Distrito


Turístico, Cultural e Histórico, conformado por ocho comunas, cuatro corregimientos
y un resguardo indígena. Este último, concentra el 47% de la superficie distrital y puede
decirse que su territorio coincide con el parque natural Sierra Nevada.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 393


SANTA MARTA

II

UN BREVE RECORRIDO POR LA HISTORIA

El presente de Santa Marta, como el de cualquier ciudad histórica, se ha construi-


do con base en los hechos del pasado. Naturalmente, esta afirmación sugiere la
obligante tarea de remontarse al ayer, no sólo para auscultar los elementos cons-
titutivos de la identidad del territorio, sino también con el fin de develar los
elementos determinantes en el nivel de desarrollo, en las relaciones socioculturales
y en el contexto político de la ciudad que ha sido elevada a la categoría de Distrito.

EL POBLAMIENTO PREHISPÁNICO:
BASES DEL LEGADO ARQUEOLÓGICO TAIRONA
La ocupación del espacio de lo que hoy constituye la ciudad de Santa Marta, se
inicia en el siglo XIV, con el desplazamiento de grupos de población precolombi-
nos oriundos de la cuenca del río Ranchería, quienes debido a la sequedad de sus
tierras y al deterioro de las mismas por la actividad de tumba y quema de la selva,
migraron en busca de mejores medios de sustento al norte de la Sierra Nevada.
Allí, se vieron obligados a desarrollar sistemas de terrazas y obras de irrigación
apropiadas a las características de los suelos. Estos sistemas alcanzaron tal grado
de eficiencia que llegaron a generar grandes excedentes en algunos cultivos, entre
los cuales se destacó el maíz, así como procesos de acumulación que posibilita-
ron la configuración de federaciones de pueblos, cuyo distintivo fue una gran
división del trabajo y una importante diferenciación social. Sin embargo, esta
unión no los llevó a constituir un Estado políticamente consolidado comparable
con el de otras culturas prehispánicas de América Latina.

Dentro de los grupos poblacionales ancestrales de Santa Marta, se destacan en


primer lugar, los Taironas, asentados en Guachaca, Buritaca y Don Diego, quie-
nes habitaban en asentamientos urbanos de diversos tamaños, construidos con
una arquitectura monumental, dentro de la cual sobresale el diseño de puentes y
caminos. Este grupo trabajaba la cerámica doméstica, la orfebrería y la talla en
piedra y en hueso e incluso alcanzó procesos avanzados en la fundición de cera, en
la soldadura y en el empleo de técnicas mixtas simples,-como moldes y repujos-,
con las cuales diseñaban sus obras de arte.

También formaban parte de la población aborigen, los Kogui, en el río Palomino;


los Matunas, en el valle donde se emplaza el área urbana actual de Santa Marta;

394 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


los Tanqui, en los ríos Don Diego, Piedra y Gayra. Por otra parte, en el litoral
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
costero habitaban clanes tal vez más antiguos pero con menor nivel de evolución
que intercambiaban sal y pescado con los grupos asentados en el macizo monta-
ñoso. Estos eran los Kashingui y Peibuni, localizados en Taganga y en las zonas
bajas de los ríos Don Diego y Gayra y los Papale Tuxe, en el sector comprendido
entre Dulcino y Papares.

En 1501, con la llegada de los españoles a las costas de Santa Marta, comienza la
época de la Conquista, que se prolonga durante 100 años y que origina una serie
de hechos determinantes en la reorganización del espacio y en la relocalización
de los asentamientos indígenas. Como consecuencia tanto de la fuerte resistencia
que opuso al conquistador como del contagio de enfermedades, la población
indígena fue diezmada. Además, de los efectivos que sobrevivieron, algunos per-
manecieron sojuzgados en el área plana, mientras que otros huyeron hacia las
alturas de la Sierra para que su inaccesibilidad impidiera a los españoles llegar
hasta ellos. Estos hechos produjeron profundos cambios en la estructura de la
organización nativa, puesto que al ver alterado su patrón original de asentamiento
su población ya no pudo mantener ni los sistemas de cultivo en terrazas ni los
métodos de irrigación que tan altos excedentes habían generado durante un largo
período de tiempo.

LA CIUDAD HISPÁNICA: 1525 A 1820


En 1525, Rodrigo de Bastidas llega, por segunda vez, al sitio de la costa colombia-
na que en 1501 escogiera para fundar a Santa Marta. En su primera visita, había
dejado a algunos miembros de su tripulación para que aprendieran la «lenguará»
de los Matunas. En esta ocasión, según algunos cronistas de 1514, pudo haber
ocurrido el primer mestizaje. La cacica Matuna es expresión de ello: ya que, según
palabras del cronista español Fernández de Oviedo se trataba de una: «Mujer tan
blanca como cualquier mujer de Castilla…». A su llegada, Bastidas debe cons-
truir nuevamente la ciudad por razones topográficas. Lo hace junto con su tripu-
lación de 200 personas, entre las cuales se encontraban algunos matrimonios de
labriegos que permitieron el nacimiento de los primeros colombianos que se
lanzaron desde esta ciudad a colonizar el resto del país. En la plaza Mayor del
pequeño poblado, construido con chozas de paja y madera, Bastidas se posesiona
como gobernador, en medio de una frondosa vegetación de caracolíes, guayacanes,
palo de Brasil, ceibas, pereguétanos, jobos y algarrobos.

Para ese entonces (1514), Santa Marta se emplaza en el hábitat de los Matunas
descrito por Fernández de Oviedo: en un bohío en la playa y 15 ó 20 de ellos más
adelante, no agrupados sino a manera de barrios separados y cerca al puerto, en la
playa, en arenales chinchorros y redes tendidas; y alrededor frondosos árboles
frutales y dos pequeños ríos que bajaban de la Sierra. La ciudad comienza a crecer
hacia el norte y hacia el oriente. Diego de la Peña y Juan Rodríguez, religiosos de
la orden de la Merced, construyen la primera iglesia de Nuestra Señora de la
Merced. Luego, en 1530, religiosos de la orden de los Predicadores fundan, al sur
de la plaza donde hoy está la gobernación, el convento de Santo Domingo. Más

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 395


tarde, fray Tomás Ortiz levanta la iglesia de Santa Ana, erigida luego, el 9 de enero
SANTA MARTA
de 1533, como la primera catedral de Suramérica. Por otro lado, en 1530 se
construye el primer hospital a cargo de Don García Lerma y posteriormente, en
1617 el de San Sebastián.

Las relaciones de Bastidas con los naturales fueron armónicas y sólo después de
1527, con su partida y posterior muerte, se da inicio a las guerras entre conquista-
dores e indígenas. En estricto sentido, el objetivo del conquistador era prioritaria-
mente la obtención de oro y de mano de obra para explotar las minas, antes que la
misma tierra como dominio. Así, el saqueo y la obtención de la riqueza fácil,
constituyeron la constante en esta época de la ocupación, mientras que las activi-
dades productivas estaban encaminadas a garantizar algunos alimentos, ya que
casi en su totalidad éstos eran importados desde Santo Domingo o España. A
partir de 1543, llegan los piratas en busca del oro de los Taironas y de las perlas de
Riohacha. Este hecho, que condicionó el débil posicionamiento portuario de
Santa Marta frente a Cartagena durante dos siglos, implicó destrucción y ataques
bélicos, así como el incendio de la ciudad en 20 ocasiones, en hechos en los que
también participaron los indígenas.

La presencia de piratas en Santa Marta, hace necesaria la construcción de fuertes


y defensas militares para la protección de la ciudad y de sus habitantes. Entre tales
edificaciones se destacan, el castillo de San Juan de Mata (1602); el castillo de
San Antonio, en una de las colinas de las Abras de Santa Ana; el castillo de San
Fernando (1667–1725); el fuerte del Morro (1762); el castillo San Vicente (1673);
el castillo de Nuestra Señora de la Caridad (1725), construido por el gobernador
Betín y remodelado como castillo San Felipe (1727) y la batería de Santa Bárbara
(1825). Estos castillos no siempre funcionaban al mismo tiempo, pero cuando
los de San Fernando y el Morro operaban simultáneamente, los enemigos no
podían entrar a la ciudad. Así, Santa Marta se convierte simplemente en un sitio
de paso, sin mayor importancia económica durante la Colonia. Ello incide, ade-
más, en el poco desarrollo urbanístico de estos siglos, no obstante que, en torno a
la destrucción de la ciudad, surge en 1617 una fábrica de ladrillo con mezcla de
barro, lo cual permitió la construcción de una vivienda más segura. Por otro lado,
se reseña la existencia de una fábrica de aguardiente en esa época.

En el siglo XVIII, con la finalización de los ataques piratas, la ciudad crece hasta
la iglesia de San Francisco –construida en 1595–, debido a la llegada de familias
de las provincias de Ocaña y Riohacha así como de otras regiones, inmigrantes
que generalmente formaban parte de los empleados de la Corona. Al iniciarse el
siglo XVIII, el territorio de la Sierra Nevada aparece como un sitio de poco
interés para la colonización española, ya que el centro de atención de la misma se
había desplazado hacia el interior del país, atraída por las perspectivas que le
brindaba la búsqueda de «Eldorado». Durante este período, surgen poblados en
las faldas de la Sierra Nevada, los cuales fueron fundados por contrabandistas e
indígenas opuestos a la Corona española.

En la primera mitad del siglo XVIII, se empieza a estabilizar el comercio por


Santa Marta. La mejor evidencia de ello fue la creación de la notaría primera, la
cual si bien registra un ritmo de transacciones muy lento, da muestras de las
primeras sociedades comerciales de la ciudad, lideradas por ingleses y franceses,

396 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


al tiempo que describe relaciones financieras entre particulares para suplir las
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
limitaciones crediticias. A esta dinámica, se unen las haciendas Donama, Bureche,
Paraje de Guachaca, Campo de Estorien, San Pedro Alejandrino, El Piñón y
Papares, entre otras, en las cuales había cultivos de cacao, café, caña de azúcar,
algodón y frutales. Estas explotaciones estaban dotadas de trapiches, eran atendi-
das con mano de obra esclava y se ubicaban en las estribaciones de la Sierra
Nevada, en lo que antes eran las encomiendas indígenas. Entre las haciendas
sobresale, en esa época, la de Bureche, con una importante explotación ganadera.

A partir de la primera mitad del siglo XVIII comienza un proceso de reactivación


portuaria, que se extendería hasta bien avanzado el siglo XIX, cuando Santa Marta
supera la dinámica mercante de Cartagena. Este evento permite el desarrollo de
actividades relacionadas con la elaboración de bergantines, goletas y balandras, para
facilitar el transporte marítimo desde el puerto samario hacia el interior del país. En
1743, se edifica el hospital San Juan de Dios y en 1794 se concluyen las obras de la
catedral de Santa Marta, iniciadas en 1766 por Antonio Marchante, quien también
construyó el convento de San Juan de Nepomuceno (terminado en 1810) y el cuartel
de infantería (que funcionó entre las calles 14 y 15 en el lugar donde se emplaza hoy
el parque Bolívar). Entre 1780 y 1800, se empieza a gestar una leve dinámica de
compra y venta de casas y solares, en función del crecimiento poblacional y del
movimiento económico en torno al puerto y a las actividades agrícolas.

El acontecimiento más importante a comienzos del siglo XIX está relacionado con
el arribo a la ciudad y la muerte, en el año de 1830, del Libertador Simón Bolívar,
en la quinta de San Pedro Alejandrino. Este hito le permitiría a Santa Marta, por
encima de las otras ciudades del país, simbolizar el inicio y el fin de la subyugación
española en Colombia. El dominio hispánico concluye en la ciudad de Bastidas el
11 de noviembre de 1820, con la llegada de los generales Padilla, Maza y Córdoba,
después de haber ganado éstos la batalla de las ciénagas, en el día anterior.

DE BOLÍVAR A LA «YUNAI»2
En la primera mitad del siglo XIX, Santa Marta atraviesa por un interesante
surgimiento empresarial, abanderado por comerciantes franceses, ingleses y nor-
teamericanos residentes en la ciudad. Son ellos quienes lideran la dinámica por-
tuaria en medio del estancamiento del comercio en el interior país, de las limitadas
posibilidades de comunicación y del uso de sistemas poco eficientes de transpor-
te, ya que sólo se empleaba el lomo de burro para el traslado de las telas finas, los
vinos y las joyas de fantasía, provenientes generalmente de Burdeos y Marsella.

Los extranjeros establecen relaciones comerciales con Madrid, así como con Jamaica
y otras islas del Caribe, y también con Barranquilla, Cartagena, Medellín y Bogotá.
Este intercambio incide en las costumbres y expresiones artísticas que reciben la
influencia cultural europea. En este siglo, surgen la Universidad de Derecho, la Es-
cuela de Medicina y, posteriormente, la Universidad del Magdalena. Así mismo,
2 Yunai: Término coloquial utilizado para
proliferan periódicos locales que se ocupan de temas de actualidad política y econó-
referirse a la United Fruit Company.
(N.d.E.) mica, como lo fue, en su momento, lo relacionado con el proyecto del ferrocarril.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 397


El auge portuario se extiende hasta 1873, cuando por primera vez las exportacio-
SANTA MARTA
nes de Sabanilla, merced a la construcción del ferrocarril de Bolívar en 1871,
superan en valor y volumen las exportaciones e importaciones realizadas por
Santa Marta. Desde 1848, se impulsaba la formación de una sociedad entre co-
merciantes y agricultores para construir el ferrocarril que debería unir a esta
ciudad con el río Magdalena y desarrollar así la navegación a vapor en tal río.
Lamentablemente, una fuerte tormenta ocurrida en 1849 destruye en gran parte
la ciudad y, con ello, muere también el proyecto. A partir de 1881, Santa Marta
reinicia sus esfuerzos hacia la construcción de su corredor férreo. Pero pese a que
por pequeños tramos logró conectarse con las poblaciones del norte del departa-
mento del Magdalena, sólo hasta mediados del siglo XX logra establecer comuni-
cación férrea con el interior del país.

Ante la pérdida de posición por parte de Santa Marta como puente marítimo, la
Sierra Nevada comienza a ser percibida como una posibilidad para el desarrollo
de actividades agroexportadoras. Con este propósito en mente, los gobiernos cen-
tral y regional promovieron campañas de colonización extrajera, mediante el
ofrecimiento de estímulos a familias europeas para que se radicaran en el macizo,
mientras se impulsa la apertura de vías y el fomento al crédito. Pero esta iniciativa
pierde fuerza con la llegada de la transnacional United Fruit Company (Yunai),
que, sin lugar a dudas, marca el desarrollo de la historia económica, social y
cultural de Santa Marta durante varias décadas, en torno a la producción y expor-
tación del banano. Así, el ferrocarril, el banano, el puerto y la administración
pública, se convierten en las principales fuentes de empleo a lo largo del siglo XX.

El arribo de la Yunai permitió la realización de eventos, tales como la conclusión


del ferrocarril hasta Fundación; el desarrollo urbanístico reflejado en la provi-
sión de la energía eléctrica; el telégrafo; el teléfono; los comisariatos y la cons-
trucción de un estilo típico de vivienda. La dinámica bananera, dio origen a
principios del siglo a los barrios del norte de la ciudad y, posteriormente, al barrio
Manzanares. La compañía norteamericana, ejecuta las primeras obras de infraes-
tructura en el puerto, el cual logra ser acondicionado para movilizar carga y
transportar turistas por medio de la Flota Blanca. Estos acontecimientos permi-
tieron, por un lado, el arribo a la ciudad de extranjeros que pronto emparentaron
con familias samarias, y, por el otro, el contacto de los productores de banano con
las islas del Caribe y con el mundo cosmopolita de Bruselas, New York y Boston.
La llegada del banano, también está ligada a la irrupción del fútbol, deporte en
torno al cual se establecen espacios de recreación y diversión entre los habitantes
de Santa Marta y Barranquilla.

Sin embargo, mientras el café de exportación consolida el mercado nacional,


afianza a Barranquilla como ciudad portuaria en la costa Caribe colombiana y
permite generar las divisas que sustentarían el desarrollo de obras públicas y
urbanísticas propias de los años veinte, Santa Marta vive un proceso económico
aislado. Éste fue direccionado por las expectativas e intereses del gran capital
transnacional, protegido por el Estado central y exonerado del pago de impuestos
durante dos décadas, contadas a partir de 1909. Si bien el gobierno departamental
tenía la aspiración de imponer un gravamen al guineo para financiar las obras de
infraestructura demandadas por el departamento del Magdalena y su capital, los
esfuerzos orientados hacia tal propósito fueron ingentes pero vanos. Así, Santa

398 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


Marta llega a los años 1940 sin vías, desarticulada del resto de la región, sin
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
acueducto, sin alcantarillado y sin malecón en la bahía.

DEL GUINEO VERDE AL TURISMO: 1940-1990


La articulación de Santa Marta con el interior del país se produce en la segunda
mitad del siglo XX, con la extensión del ferrocarril y la construcción de la troncal
del Caribe, obras de infraestructura que permitieron la movilización de los pro-
ductos de exportación, incluyendo el café y el banano, que hasta pocos años atrás
constituyeron los principales rubros colombianos de exportación y que, en ese
entonces, aún no habían sido desplazados por las exportaciones regionales de
carbón. En esta época, Santa Marta pierde injerencia territorial a causa de las
reformas político-administrativas que, en los años sesenta, segregaron del Magda-
lena a los departamentos de La Guajira y Cesar, territorios sobre los cuales, pese
a la falta de conexiones viales, la ciudad ejercía una importante influencia como
capital. Las actividades administrativas de la gobernación, las sesiones de la Asam-
blea departamental, la oferta de servicios financieros (v.gr., la Caja Agraria) para
esos territorios se realizaban en Santa Marta y se ofrecía educación de calidad en
el Liceo Celedón, claustro en el cual se formaron muchos cesarences y guajiros.

Otro tema digno de destacar en este período de su historia es la precaria industria-


lización de Santa Marta. Son pocas las fábricas que surgen en el siglo XX. Entre
ellas aparecen la embotelladora de la Coca Cola, algunas agroindustrias lecheras
creadas sobre la base del capital local, los procesadores de café y algunas peque-
ñas factorías especializadas en la elaboración de materias primas (cartón y plásti-
co) para el empaque del banano tecnificado.

Otro evento económico de finales de los años cincuenta está relacionado con el
traslado de la compañía bananera a la zona del Urabá antioqueño. A su partida,
los productores locales conforman consorcios y federaciones para continuar vin-
culados al mercado mundial. Sin embargo, el negocio termina siendo controlado
por otras transnacionales que llegan a la ciudad. Con la partida de la compañía
bananera, los cultivadores de este producto deben resolver, por cuenta propia, las
limitaciones crediticias y es así como, en 1958, crean el Banco Bananero, con una
dinámica financiera ligada a su renglón así como al fomento de otras obras urba-
nísticas promovidas por el gremio de este ramo. El mencionado banco fue cerra-
do por el gobierno central, de manera definitiva, en 1967.

Hacia los años sesenta y setenta, se empiezan a tener en cuenta las potencialidades
turísticas de la ciudad. El Plan de Ordenamiento de 1965, corrobora la necesidad
de incluir dentro de los aspectos urbanísticos y estéticos al sector histórico, las
playas de la bahía y al sector de El Rodadero. A partir de entonces, se inicia, en ese
lugar, la construcción de hoteles y apartamentos de propiedad horizontal, a cargo
de inversionistas barranquilleros y del interior del país. Alrededor del propósito
de atraer el turismo hacia la ciudad, surgen las Fiestas del Mar para cautivar la
inversión extranjera. La bonanza de la marihuana cultivada en la Sierra Nevada,
se canaliza hacia la inversión hotelera y la construcción de nuevos barrios. En este

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 399


momento, la principal demanda turística de la ciudad provenía de los venezola-
SANTA MARTA
nos quienes se sienten unidos espiritualmente a la quinta de San Pedro Alejandrino,
por haber sido ella el escenario de la muerte de Simón Bolívar. También existía
atraccción por parte de los interesados, en cierta forma, en consolidar el negocio
de la «marimba».3 A partir de 1964, con la conformación del parque natural
Tayrona y posteriormente con el descubrimiento arqueológico de Ciudad Perdi-
da, se generan flujos de turistas colombianos y, en menor proporción, de extranje-
ros hacia Santa Marta.

Las iniciativas de impulso al turismo ganan fuerza hacia finales de los ochenta, en
la medida en que se agudiza la crisis de la tradicional economía bananera, en la
que, sin embargo, hasta hoy se desenvuelven algunos samarios. Ello a pesar de que
la inseguridad, los cambios estructurales del mercado internacional de consumo,
los problemas de orden público y los efectos desfavorables de las políticas ma-
croeconómicas nacionales, han desestimulado el desarrollo de esta industria.
Todos estos sucesos, vistos en su conjunto, han obligado en la última década a sus
habitantes a mirar la ciudad hacia adentro, o sea, hacia el aprovechamiento de sus
ventajas naturales para el turismo. De ahí que la designación de Santa Marta como
Distrito Turístico, por parte de la Constitución Nacional, no resulta aislada de los
procesos históricos de la ciudad. Sin embargo, aun cuando en el presente se puede
hablar de la existencia de una demanda turística hacia Santa Marta, esta industria
es, hoy por hoy, una actividad con muchas posibilidades, pero que todavía requie-
re consolidarse.

3 Expresión popular usada en Colombia


para referirse a la marihuana.

400 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR

III

EL PRESENTE DE LA CIUDAD EN DIVERSOS ENFOQUES

A finales del siglo XX, Santa Marta padecía los problemas comunes a otras ciuda-
des colombianas. Ellos son la afectación de sus condiciones ambientales; la baja
valoración de su patrimonio y de las particularidades culturales propias del
samario; las limitadas condiciones de accesibilidad y funcionalidad territorial;
los niveles de calidad de vida en declive; la débil dinámica económica, con ten-
dencias hacia la informalización; la gestión poco comprometida, en medio de la
cual sobresale la falta de coordinación interinstitucional y la baja participación
ciudadana en los asuntos del desarrollo local. Todo ello, se acompañaba de un
difuso compromiso del sector privado como fuerza colectiva.

SANTA MARTA Y SUS RELACIONES CON EL ENTORNO


En el contexto de las ciudades caribeñas de Colombia, Santa Marta se caracteriza
por presentar un modelo de estructura urbana poco funcional y productivo. Por
otra parte, la ciudad carece de la complementariedad suficiente con el resto de la
región; se encuentra desarticulada, en gran medida, del departamento del cual es
capital y presenta problemas disfuncionales con su área rural y con la zona de
litoral. Adicionalmente, su desarrollo se ve limitado por las imposiciones nacio-
nales sobre el territorio. También lo afecta, el deterioro del orden público en su
entorno más cercano, con lo cual se cierne un amenaza para la habitabilidad y la
seguridad productiva en la ciudad.

POSICIONAMIENTO REGIONAL

De acuerdo con el número de habitantes, Santa Marta está catalogada como una
ciudad intermedia. Posee una relativa importancia económica, financiera e insti-
tucional y también niveles aceptables de comunicabilidad y de bienestar social, a
los que se agrega una ligera concentración de servicios y recursos estatales. En la
actualidad, sus dos principales actividades económicas, la portuaria y la turística,
le permiten el desarrollo de relaciones tanto a nivel mundial como con los cen-
tros de producción y consumo más importantes del interior del país.

Por medio de su puerto y de las exportaciones, Santa Marta establece vínculos


económicos con la Unión Europea. Por su parte, las importaciones sirven para
afianzar los lazos con los Estados Unidos, Venezuela, China, Centro América,

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 401


Sur América, el Caribe y Asia. En esta dinámica, la producción local participa de
SANTA MARTA
manera mínima con banano, café y algunas escasas manufacturas, elaboradas en
la Zona Franca (ver Anexo, Cuadro 4). El proceso de globalización y la recesión
económica nacional de fines de los noventa, han convertido a Santa Marta, des-
pués de Puerto Bolívar, en el segundo puerto exportador de carbón, por lo cual
ocupa una posición trascendental en la movilización del mineral extraído de los
yacimientos del Cesar y, hasta hace poco, del Cerrejón Sur. Así se tiene que el
puerto de Punta Betín, se encuentra entre los más modernos del país, ya que tiene
la capacidad de atender cuatro barcos simultáneamente. Su profundidad natural,
varía entre 10 y 40 metros y genera 220 empleos directos y 1.650 indirectos (ver
Anexo, Cuadros 1, 2 y 3). Además, hay que agregar que en el área urbana de la
ciudad, funcionan un puerto privado carbonífero (C.I Prodeco, que moviliza 3
millones de toneladas cada año) y un puerto petrolero, por medio del cual se
importa, desde el estado venezolano de Zulia, la gasolina que abastece al país.

Por otra parte, Santa Marta es un destino turístico fundamentalmente nacional y


mínimamente internacional, gracias al paisaje, la riqueza ambiental y los legados
histórico y arqueológico propios de la ciudad. No obstante, los indicadores turís-
ticos ubican a Santa Marta en una posición desfavorable frente a Cartagena, hacia
donde se dirige el mayor número de turistas extranjeros, por disponer esta ciudad
de un aeropuerto internacional y poseer, además, una oferta mayor tanto de atrac-
tivos turísticos como de hoteles (Ver Anexo, Cuadro 5). Santa Marta también es
superada por San Andrés en el número de visitantes nacionales, en el de hoteles,
en el de habitaciones, de atributos turísticos y de ocupación hotelera, pero se
destaca nacionalmente por poseer el mayor índice de parahotelería en aparta-
mentos y en hoteles. En la última década, este renglón ha estimulado el surgi-
miento de un importante mercado laboral formal, aunque también ha desarrollado,
con la misma intensidad, otro mercado informal, carente de cualificación. En
torno al turismo surgen actividades comerciales y de servicios conexos, deficien-
tes en su mayoría en cuanto a organización, legalidad, mercadeo y principios de
calidad en la atención a los turistas. Estas actividades, junto con la construcción
hotelera, se han visto afectadas con la recesión económica de los últimos años en
Colombia.

Desde el punto de vista subregional, como capital del departamento del Magdale-
na, Santa Marta no logra configurar una esfera de influencia sólida con respecto a
los municipios que conforman este ente territorial. En ello tienen mucho que ver,
por una parte, las limitaciones de infraestructura que dificultan la comunicación
y, por otra, el impacto que ejerce Barranquilla sobre los pueblos ribereños del sur.
En este sentido, las relaciones funcionales de Santa Marta se consolidan específi-
camente con el municipio de Ciénaga (con el que viene conurbándose acelerada-
mente), con la zona bananera, con Aracataca, Fundación y Pueblo Viejo. En la
actualidad, los equipamientos que articulan subregionalmente a Santa Marta son:
el hospital departamental (de tercer nivel), el aeropuerto Simón Bolívar, el puer-
to de Punta Betín, el palacio Tayrona (donde funciona la gobernación), la edifica-
ción donde delibera la Asamblea Departamental y la Universidad del Magdalena.
Aunque esta última en los últimos años, debido a las continuas crisis financiero-
administrativas, ha perdido la posición que en tiempos anteriores la destacara en
cuanto a la oferta y demanda de programas académicos que han constituido gran
soporte para la consolidación agropecuaria del departamento.

402 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


De igual manera, dentro del ámbito subregional, la Sierra Nevada como ecosiste-
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
ma regional estructurante, articula al distrito con los municipios de Ciénaga y
Aracataca, y con algunos otros de El Cesar y de La Guajira, que tienen jurisdic-
ción en el Macizo. Esta circunstancia geográfica, implica la concurrencia de la
ciudad en los asuntos y decisiones tomadas sobre el manejo y conservación de este
ecosistema, más aún si se tiene en cuenta que en el territorio samario nacen
diversas fuentes de agua que abastecen a municipios vecinos.

SANTA MARTA Y SUS RELACIONES CON EL CONTEXTO RURAL Y EL LITORAL

La carencia de una adecuada red de infraestructura vial determina, en el presente,


disfuncionalidades y limitaciones en la comunicación entre el contexto urbano y
el área rural de la ciudad. Esta última, concentra la mayor oferta de servicios y
constituye el principal mercado de productos y es allí donde se establecen los
vínculos comerciales con el exterior. Por otro lado, las características topográficas
se convierten en un serio obstáculo para la funcionalidad de las áreas productivas
y de los asentamientos poblacionales que, de acuerdo con sus características
socioculturales, optan por concentrarse en las regiones de montaña. Junto con
ello, la inexistencia de una infraestructura de apoyo a la producción, relacionada
con el acopio, el almacenamiento y la transformación, hace más agudas las difi-
cultades de movilización de los productos locales y desestimula el fortalecimien-
to de las actividades primarias.

Tanto el banano como el café de exportación, constituyen los principales produc-


tos del área, los cuales se transportan hasta el puerto con algunas dificultades,
pese a que, en el segundo caso históricamente se hayan realizado importantes
inversiones viales por parte de la Federación de Cafeteros. Existen 694 hectáreas
cultivadas con banano, 4.144 hectáreas con café tradicional y 1.864 hectáreas con
café tecnificado. Así mismo, en los últimos años, el turismo se viene ubicando
como una actividad importante en la economía local. Sin embargo, la carencia
tanto de vías como de un sistema eficiente de transporte, afecta las posibilidades
de acceso a los sitios de mayor atractivo.

La producción campesina no logra consolidar su aporte a la seguridad alimentaria


de Santa Marta, debido a los déficit de infraestructura ya mencionados, a la caren-
cia de financiamiento, a la debilidad de las políticas de desarrollo agropecuario y
a la situación de permanente desplazamiento de población que genera en el sector
la ampliación del área de los parques nacionales y del resguardo indígena. Todos
estos asuntos inciden para que el campesino incursione en la siembra de cultivos
ilícitos que, sin distingo de grupo poblacional, se lleva a cabo de manera creciente
en toda el área rural del distrito. Al respecto, cifras de la división Antinarcóticos
de la Policía Nacional reportan que, en 1994, en la vertiente norte de la Sierra
Nevada, se concentraba el 50% del área total sembrada con marihuana en el país,
así como el 1,1% de la sembrada con hoja de coca.

La desarticulación del territorio rural con respecto al funcionamiento sistémico


de la ciudad, se asocia también con la pérdida de gobernabilidad y de territoriali-
dad, ya que, pese a que los parques naturales forman parte del patrimonio ecológico
y de los activos ecoturísticos más demandados en Santa Marta, el Estado central

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 403


los administra y controla mediante la aplicación de un modelo institucional defi-
SANTA MARTA
ciente, en especial en lo que se relaciona con los recursos humanos y financieros
que se requieren para frenar los procesos de deterioro de estas zonas. La nación
explota económicamente estos sitios y adelanta acuerdos con las ONG, grupos
indígenas, propietarios legítimos y colonos, con una concurrencia prácticamente
nula del distrito. Además, la administración distrital se ve limitada a cobrar el
avalúo catastral sobre 47% del área de la ciudad, ya que el resto del territorio lo
ocupan los parques nacionales exonerados del pago del impuesto predial (Ley 14
de 1983). Esta circunstancia se tornaría más crítica si se hicieran realidad las
actuales aspiraciones del Ministerio del Medio Ambiente de ampliar las áreas
protegidas hasta comprender 63% de la superficie total de Santa Marta.

Las actividades que se desarrollan en el litoral costero, se encuentran articuladas


de alguna forma a la franja urbana, mientras que en el área rural existen serias
limitaciones para acceder a las zonas que tienen interés turístico, recreacional y
pesquero. La ciudad tampoco ha establecido un modelo funcional, mediante el
cual el mar se incorpore como alternativa de transporte de pasajeros y de carga, ni
ha implementado un proyecto tecnificado de extracción pesquera, que permita
aprovechar los recursos marinos arrasados por otras empresas del país y del ex-
tranjero. Por el contrario, por una tradición milenaria, en Santa Marta se sostiene
el sistema de pesca artesanal, de poca dinámica comercial y dentro del cual se han
incorporado, en los últimos años, técnicas ilícitas de difícil control policivo, tal
como lo es el uso de dinamita. Por último, la línea litoral no cuenta con suficiente
información fisicobiótica, ni con un plan de manejo integrado que garanticen el
usufructo de estos recursos, con criterios de sostenibilidad.

LA EXPRESIÓN CULTURAL SAMARIA


En una ciudad como Santa Marta, con sabor a historia y a modernidad, decorada
por la luminosa y colorida belleza de un paisaje tropical, que se ve opacado a veces,
por la escena tugurial, los comportamientos de sus habitantes han adquirido rasgos
propios y diversos que definen su identidad como producto de las manifestaciones
de la cultura. La ciudad aglutina un legado patrimonial como memoria colectiva de
épocas pasadas que se expresa en tradiciones, objetos, herencia étnica y colonial,
entre otros hitos, así como en espacios referenciales asociados al quehacer del
samario, bajo circunstancias especiales de tiempo y lugar.

LA DIVERSIDAD CULTURAL

En el transcurrir de 474 años de historia, la ciudad ha logrado configurar su estruc-


tura poblacional en tres grupos socioculturales. Éstos, aun cuando son nacidos en el
mismo suelo, cuentan con rasgos, genotipos, costumbres y preferencias distintas.

Partiendo del nivel del mar, en la zona plana del distrito, se encuentran el hombre
y la mujer costeros. Ellos son los integrantes de la población mayoritaria, con
características culturales propias y con una forma de ver la vida que es típica del
mestizaje pluriétnico blanco, negro e indio. Esta agrupación se encuentra marca-

404 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


da por el sincretismo religioso, el machismo, el compadrazgo, la capacidad de
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
sobrevivencia y la resistencia. El mar se convierte para ella en un hito forjador
de su identidad; el paisaje nutre su espíritu contemplativo y la variedad de
recursos marinos resulta vital para su alimentación, el arte de la pesca y la diaria
subsistencia.

Las gentes costeras en general, exhiben la alegría Caribe y el espíritu tropical,


pero en particular, los viejos son amables, nostálgicos y conversadores, porque
para ellos el tiempo es largo y lento. Los jóvenes, por su parte, son fiesteros y
bulliciosos, despreocupados y sensibles. Las personas que trabajan en el sector
formal viven al ritmo acelerado de la oficina y del comercio, mientras que las del
sector informal son hábiles para el rebusque, «mamagallistas» y joviales. En los
barrios tradicionales, el calor del eterno verano determina un ritmo de vida des-
pacioso y suave; en tanto que en los nuevos, las zonas de diversión se mueven al
son del vallenato, la salsa y el merengue. En la calle, el samario costero es
descomplicado, tranquilo e informal, aunque su amor por la ciudad es romántico
y espiritual, mientras que el que profesa a su familia es posesivo y pasional.

Subiendo hacia las alturas medias de la Sierra Nevada, aparece la población de


colonos –«cachacos»–.4 Éstos provienen de las regiones cafeteras de Santander,
Boyacá, Tolima y Antioquia y, desde las primeras décadas del siglo XX, iniciaron
un proceso de formación de asentamientos poblacionales que hoy agregan nuevos
elementos al genotipo, las costumbres, el dialecto, las formas de vida, la diversión
y los vínculos samarios. Estos grupos que conforman la mayor parte de la pobla-
ción rural de la ciudad, tienen como rasgos relevantes de su idiosincrasia el arrai-
go a la tierra, la valoración del trabajo, la práctica de la caficultura, la organización
doméstica de la producción, la solidaridad, la desconfianza, la religión protestan-
te, la música de carrilera y el vallenato. Algunos de ellos son itinerantes por no
tener legalizada la posesión de la tierra y, además, son agresivos y se aferran a
rígidas normas de honor.

Finalmente, en las partes medias y altas de la Sierra Nevada, habitan los indígenas
integrantes de las etnias Kogui y Arhuaca. Las primeras, se radican en los valles de
los ríos Palomino, Don Diego y Buritaca y las segundas, se localizan en la cuenca
media del río Guachaca. Estos grupos poblacionales minoritarios, tienen como
patrón los asentamientos dispersos y conservan las tradiciones culturales
milenarias, fundamentadas en la religión, la naturaleza y las autoridades propias.
Son dueños de su tiempo. Su acceso al conocimiento, la concepción sagrada del
territorio y la exaltación espiritual son logrados mediante la contemplación sere-
na del entorno. Su cosmovisión se refleja en su forma de vida pausada, sin afán, en
su actitud de defensa y en la permanente demanda del suelo ancestral, con la cual
afianzan su sentido de pertenencia étnica.

LA IDENTIDAD ESPACIAL: ARQUITECTURA Y PATRIMONIO

Las más notables expresiones culturales de Santa Marta, se hallan en su arquitec-


tura, pues en ella se resume la historia de la ciudad, así como el modo de ser y
4 Apelativo que los habitantes de la costa actuar del samario. Si bien ya no quedan las pequeñas casas de tabla y de bahareque
Caribe de Colombia dan a los que pro-
vienen del interior del país (N.d.E). que fueron propias de la ciudad originaria del siglo XVI, sí sobreviven los majes-

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 405


tuosos fuertes de San Fernando y del Morro, y la mole sagrada de la catedral
SANTA MARTA
Basílica, construidos durante los siglos XVII y XVIII. Algunas ruinas de esta
arquitectura, se encuentran cubiertas por el mar. Tales son los casos del castillo de
San Juan y el fuerte San Vicente. Otros testimonios materiales de la historia, se
concentran entre las calles 12 y 18, y entre la avenida Campo Serrano y la Carrera
1ª, en la forma de casas construidas al final del siglo XVII y durante el XVIII, con
balcones, patios, portadas, cornisas y ventanas altas, levantadas en calles estre-
chas. Estas viviendas fueron habitadas, entonces, por españoles deseosos de man-
tener su memoria cultural y sus influencias europeas, aunque hayan mezclado
algunos materiales y técnicas indígenas. Esta zona, que se conoce hoy como el
Centro histórico de la ciudad, conforma un conjunto monumental, con los pro-
blemas típicos de una estructura valiosa como contexto, pero con una morfología
inadaptada a las nuevas funciones que exige la sociedad actual.

Por otro lado, es posible descubrir entre las avenidas del Libertador y Santa Rita
hasta la circunvalación, imponentes edificaciones de uso doméstico que datan del
siglo XIX y de comienzos del XX. Éstas son de estilo republicano, están alineadas
con la calle, tienen grandes puertas y ventanas, paredes altas para la salida del aire
caliente e interiores amplios, zaguán y patio central para procurar el frescor y
fueron construidas por prestantes familias samarias y cienagueras de la región,
durante el esplendor del negocio bananero. Entre los vestigios de estilo republi-
cano de importancia, vale la pena mencionar las edificaciones de la actual alcal-
día y del Concejo Distrital. Pero, de igual manera, Santa Marta conserva entre sus
muestras arquitectónicas, al barrio Pescaíto al norte de la ciudad, diseñado en
calles largas y amplias y casas sencillas de paredes lisas; así como al barrio
Manzanares, en el sur, cuyas casas en la amplitud de sus patios revelan el espíritu
de los trabajadores de las bananeras, quienes fueron sus constructores. Otro con-
junto de valor patrimonial, lo constituye el barrio El Prado, el cual a pesar de
haberse desarrollando sobre la base de una arquitectura foránea, puesto que fue
traída por los norteamericanos durante el auge del guineo, hoy se constituye en
uno de los símbolos que identifican a Santa Marta.

En el entorno de la ciudad, existen otras edificaciones de monumental valor


nacional, tales como la quinta de San Pedro Alejandrino, la capilla San Jerónimo
y la plaza San Agatón de Mamatoco, el Liceo Celedón, el Instituto Técnico Indus-
trial, la casa de la Aduana, el fuerte del Morro, el convento San Juan de
Nepomuceno y el antiguo hospital San Juan de Dios. Esa historia del pasado, la
complementan el Camellón y la plaza de Bolívar, donde la belleza del paisaje
marino junto con los cocoteros, constituían hasta hace poco tiempo puntos de
encuentro y de paseo vespertino de los viejos samarios. A los dos sitios menciona-
dos se suman otras estructuras territoriales simbólicas o hitos que agregan una
imagen única a la ciudad, como lo son el puerto Punta Betín, la Abras de Santa
Ana, la bahía, el morro y el morrito de Santa Marta, el morro de El Rodadero y el
cerro del Cundí, entre otros.

Pero todo este paisaje urbano de la ciudad histórica, se entremezcla con construc-
ciones contemporáneas pensadas y construidas más con criterios comerciales
que de comodidad doméstica. En el resto de la ciudad, el patrimonio arquitectó-
nico se confunde con urbanizaciones e invasiones, donde el valor del suelo ha
obligado a la economía de los espacios y se matiza con el surgimiento de la nueva

406 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


ciudad turística, desde El Rodadero hasta la quebrada del Doctor. Esta otra ciu-
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
dad, crece apretadamente en la forma de edificios y complejos multifamiliares y
comerciales de concreto y vidrio, robándole al paisaje marino su belleza natural.

En la actualidad, la variedad de la arquitectura samaria y, en general, el legado


patrimonial espacial como expresión de múltiples y variadas formas, amerita
atención especial. En este sentido, es necesario que se pueda contar con mecanis-
mos efectivos tanto para la conservación y protección de lo antiguo, de tal manera
que se rescate su valor, su significado y su trascendencia, como para la revitalización
de los demás sectores. Todo ello, bajo la orientación de planes y acciones que
consulten la historia, la ubicación y las posibilidades de los bienes patrimoniales,
para procurar que el desarrollo urbanístico, económico y social que arrastra a
Santa Marta en su proceso de crecimiento como una gran ciudad, no se lleve
consigo su memoria histórica y cultural.

Por último en el área rural, la Sierra Nevada que lleva el mismo nombre de la
ciudad, se convierte en el principal referente espacial de la identidad de samarios
y samarias. Este prodigio natural es forjador de la cosmovisión indígena, del
modo de ser de la gente serrana y de la típica sublimación de la comunidad
costera. Como testigo de la monumental arquitectura y del ingenio ancestral
Tairona, Santa Marta cuenta con un patrimonio arqueológico integrado por Ciu-
dad Perdida, El Pueblito, el Valle de la Caldera y la Piedra de Donama, entre otros
vestigios precolombinos que demandan restauración y protección. Así mismo,
otro referente patrimonial cultural, lo representa el conjunto de haciendas cafete-
ras existentes en los sectores de Minca y Bonda. La mayoría de ellas fueron funda-
das en el siglo XIX y hoy son expresión viva de los procesos económicos dinámicos
de aquella época. Entre ellas, sobresalen las haciendas Onaca, Manzanares,
Jirocasaca, Cincinatti, Arimaca, La Victoria, El Recuerdo, Montecristo, San Isi-
dro y El Encanto.

LA ESTRUCTURA ESPACIAL URBANA

La estructura urbana de la ciudad, se resume en un conjunto monocéntrico carac-


terizado por la presencia de elementos de interés en el borde marino y por la
saturación funcional del Centro histórico. Este problema se constituye, a la vez,
en la principal amenaza para la permanencia del conjunto monumental. Igual-
mente, hay una gran incidencia de atributos naturales, así como una tendencia a la
dispersión del tejido urbano periférico, con una marcada horizontalidad y una
proyección progresiva hacia zonas con menos posibilidades de urbanización. En
algunas áreas se presentan conflictos de usos, así como se detectan nodos y corre-
dores con problemas de saturación de tráfico en aumento. Por su parte, la oferta
de espacio público es reducida; hay poca articulación y accesibilidad a la abun-
dante oferta ambiental y también se evidencian tendencias de ocupación de
ecosistemas estratégicos con desarrollos poco armónicos y sin planificación.

La configuración de la estructura urbana de Santa Marta, evoluciona en torno al


Centro histórico, el cual ha concentrado, desde los primeros años de la ciudad, el

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 407


comercio, las actividades financieras, los servicios y los equipamientos institu-
SANTA MARTA
cionales y culturales, estableciendo con ello un desarrollo radial. Igualmente, la
forma urbana de la ciudad se define por un centro de gravedad en la zona histórica
y un arco demarcado por la troncal del Caribe, con sus puntos de evolución hacia
el sur y el oriente. Estos elementos, presentan una articulación funcional con las
avenidas del Ferrocarril, El Libertador y Hernández Pardo, pero con deficiencias
tanto en su sentido espacial como en el tejido urbano. Otros elementos definitorios
de la forma urbana actual y de la tipología de los tejidos son las estribaciones de la
Sierra Nevada, el litoral, los cuerpos de agua superficiales y algunos hechos urba-
nos como el puerto, el ferrocarril, el camino hacia Mamatoco, la antigua vía a
Barranquilla, El Rodadero y los grandes vacíos vacantes. Entre los equipamientos
que han incidido en la tendencia y organización espacial actual, se encuentran el
aeropuerto, la central de transporte, la unidad deportiva Simón Bolívar y la zona
industrial.

MOVILIDAD URBANA Y SISTEMA VIAL

La movilidad urbana está determinada por el centro de la ciudad, las playas, el


puerto, la zona turística de El Rodadero, las concentraciones educativas y el eje
de la troncal del Caribe, en puntos como la zona industrial y la central de trans-
porte. En función de los desplazamientos entre estos polos, se genera una intensa
actividad de transporte público y privado. La tendencia lineal de crecimiento
sobre ciertos ejes como la troncal del Caribe, tiende a generar distancias muy
importantes para la escala poblacional de la ciudad. Por su parte, esta vía nacional
es utilizada como corredor para el transporte urbano, simultáneamente con el
flujo regional de carga y pasajeros.

El sistema vial urbano de Santa Marta, sobresale por su infraestructura limitada y


la congestión en los principales ejes viales. Los factores que determinan estos
problemas, tienen que ver con: (i) el rezago de los planes viales ante la dinámica
del crecimiento urbano; (ii) la alta densidad vehicular, especialmente de tráfico
pesado; (iii) las deficiencias en la planificación; (iv) la incapacidad de regulación
para mantener la fluidez del tráfico; (v) la alta frecuencia de intersecciones sobre
las principales arterias viales; (vi) la falta de alcantarillado pluvial; (vii) la caren-
cia parcial de vías paralelas a los principales ejes y (viii) el incumplimiento de las
reglas de tránsito, por parte de conductores y peatones.

Está a punto de iniciarse la construcción de la vía alterna al puerto, eje perimétrico


mediante el cual se aspira, por un lado, a superar la saturación, la contaminación,
el deterioro vial y la alta accidentalidad ocasionados por el transporte pesado, y
también a darle solución al problema pluvial del sector nororiental, donde se
presentan las mayores emergencias y desastres causados por las inundaciones, en
la época invernal.

LOCALIZACIÓN DE ACTIVIDADES Y TENDENCIAS EN LOS USOS DEL SUELO

El ordenamiento urbanístico que hoy exhibe Santa Marta es una consecuencia de


las invasiones y ocupaciones espontáneas de terrenos que han caracterizado la
expansión de la trama urbana, así como de las desigualdades y disfuncionalidades

408 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


surgidas, al pretender equilibrar las demandas colectivas con las individuales.
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
Actualmente, existe en el área urbana de Santa Marta una localización inadecua-
da de ciertas instalaciones o equipamientos, tal como sucede con la cárcel, algu-
nas subestaciones eléctricas y algunas pequeñas fábricas, las cuales se han
convertido en serios obstáculos para el desarrollo urbanístico. Aun más, sobre
este tipo de obras, se observa una clara desproporción en la dotación urbana con
respecto al área rural, puesto que esta última carece, casi por completo, de las
edificaciones y de la infraestructura indispensables.

Las actividades urbanas, presentan problemas de incompatibilidad de usos en


algunas áreas, donde tanto los mecanismos de control existentes como la
normatividad vigente, no alcanzan a direccionar un desarrollo urbanístico armó-
nico y consolidado. De otro lado, existen asentamientos subnormales, localiza-
dos en zonas vulnerables y de alto riesgo, tales como piedemontes, faldas de
cerros, zonas de reserva y rondas de ríos y quebradas. Además, se observa el
descargue de aguas servidas y la disposición final de basuras en sitios de impor-
tancia ambiental, lugares que también son intervenidos para destinarlos, entre
otros usos, ya sea a la construcción de residencias o a la actividad minera.

Lugares como el mercado público, deterioran el Centro histórico y su entorno y


además, generan caos. Así mismo, las actividades portuarias producen un gran
impacto ambiental y afectan negativamente el perfil urbano, por la poca capaci-
dad de la infraestructura de acceso y por su mal estado, por la escasa disponibili-
dad de área para el almacenamiento y la manipulación de productos y por el
mínimo nivel de desarrollo tecnológico de las empresas que trabajan en el puerto.
El hundimiento de barcazas y las recientes sanciones impuestas a las empresas
exportadoras de carbón, evidencian, de alguna manera, los conflictos generados
por las actividades portuarias carboníferas.

ASPECTOS FUNCIONALES CRÍTICOS DEL ÁREA URBANA

A finales del siglo XX, en el área urbana de Santa Marta se identificaban los
siguientes asuntos críticos:

Problemas en la estructura espacial, asociados a: (i) procesos de expansión; (ii)


vacíos legales; (iii) escenarios de desarrollo no urbanizables; (iv) bajos índices de
espacio público por habitante; (v) especulación en los precios de la tierra en
zonas de litoral y decrecimiento de los mismos en la periferia y (vi) débiles
instrumentos de control y planificación para la solución de estos problemas y
para la prevención de la invasión de las áreas de protección.

Predominio del Centro histórico como área funcional, económica y de servicios


con un alto valor referencial y con pérdida del equilibrio territorial en la relación
centro-periferia. Ello genera congestión del tránsito; débil regulación del trans-
porte público; informalidad creciente; disminución de condiciones de
habitabilidad y vida nocturna; destrucción del patrimonio arquitectónico y cam-
bio de su carácter; ruptura frecuente de los andenes y del pavimento para la
instalación de redes de servicios y el deterioro del entorno, ocasionado por las
actividades del mercado público y el puerto.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 409


Intervención y ocupación inadecuada de zonas con valor ambiental y de alta
SANTA MARTA
vulnerabilidad; procesos de contaminación; conflictos por usos del suelo y míni-
ma incorporación de los escenarios naturales al disfrute colectivo; ausencia de
normas para garantizar la conservación, control, reglamentación y vocación de
los cerros y del paisaje urbano y conflictos en zonas de uso sagrado para los
indígenas, cuando parte de sus tierras es incorporada al proceso dinámico de la
urbanización.

Insuficiente oferta físico-espacial y de redes de servicios para acompañar el posi-


cionamiento de la ciudad en el contexto del Caribe y bajos parámetros de compe-
titividad, sostenibilidad y globalización económica. Además, Santa Marta no
cuenta con una estrategia clara de productividad ni de estímulo a la inversión
privada, mientras predomina una estructura económica sin complementariedad
suficiente con la región.

Los usos del suelo están caracterizados por una fuerte incidencia de invasiones de
terrenos y por las tendencias de ocupación del territorio que son propiciadas por
la construcción y la presencia tanto de las vías de comunicación como de otros
elementos estructurantes. Igualmente, la normatividad existente no prevé solu-
ciones claras frente a los déficit de vivienda de interés social, ni garantiza la
consolidación de conglomerados residenciales. Tampoco se prevé en las normas
la expansión urbana con base en el ensanchamiento de la infraestructura de servi-
cios públicos domiciliarios. Paralelamente, se presenta la imposición de estruc-
turas y equipamientos de interés regional y nacional con alta incidencia en la
definición de los usos.

No existe una oferta de infraestructura de servicios y de equipamiento con la


cobertura y la calidad adecuadas para propiciar el desarrollo económico y la
competitividad, como tampoco existen planes integrales de prestación de servi-
cios. Las condiciones de accesibilidad física y social a los servicios de salud y
educación así como su deficiente calidad, afectan los niveles de vida.

Las anteriores falencias se ven reforzadas, entre otros, por problemas de gestión y
administración, relacionados con la debilidad de la planeación y la coordinación
institucional y por la falta de complementariedad entre las dinámicas urbana,
rural y de litoral y la carencia de estímulos y compensaciones en torno a la protec-
ción de los inmuebles de valor patrimonial.

EL NIVEL DE VIDA EN SANTA MARTA


El crecimiento poblacional de Santa Marta está afectado no sólo por factores
vegetativos, sino también por el acelerado crecimiento que la ciudad ha experi-
mentado en ciertos períodos, como consecuencia de las inmigraciones de grupos
poblacionales que, ante las pocas expectativas de empleo y el escaso nivel de
desarrollo de las áreas rurales de la región, encuentran en este territorio nuevas
oportunidades de vida.

410 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


En 1993, algunas cifras ajustadas del DANE reportaban la existencia en la ciudad
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
de 313.072 habitantes. De ellos, un 95% se encuentra en el área urbana y el 5%
restante en el área rural. Con base en proyecciones, en 1998, se estimó una pobla-
ción de 363.350 habitantes, de los cuales 347.717 o sea el 95,7% habitaba en el
área urbana y 15.633, equivalentes al 4,6%, en la zona rural. Este dato incluye a
los grupos indígenas que no superan el 1% de la población total. De otra parte, el
incremento acelerado de los procesos migratorios de los últimos años, como
secuela de la violencia rural, en particular, sugieren la existencia de un número
mayor de habitantes para el casco urbano.

Por otra parte, sin incluir a los nuevos ciudadanos inmigrantes, en 1998 el mayor
porcentaje poblacional (51,1%) lo representan los habitantes con una edad entre
15 y 44 años, seguidos de los menores de 14 años (32%) y de aquellos con edades
entre 45 y 64 años (12,2%). Por último, los mayores de 65 años representaban el
5,1% del total de población. Estos datos, permiten deducir que existe en la ciudad
una población joven, con predominio de aquellos en edad económicamente acti-
va con alto potencial de desarrollo.

En el distrito de Santa Marta se destaca la presencia de un importante número de


personas (39%) nacidas ya sea en otros municipios del departamento del Magda-
lena, en otros departamentos de la costa Caribe o en otras regiones del país. Por
otra parte, los samarios nativos no superan el 61%. Estas cifras reflejan que esta
ciudad se convierte en una alternativa de vida y de trabajo para profesionales,
comerciantes y desplazados por la violencia que no encuentran en sus lugares de
origen oportunidades para incorporarse a los procesos laborales y económicos
que, de alguna manera, les brinda Santa Marta.

INDICADORES DE POBREZA

En los últimos años, han crecido las zonas habitadas por gente pobre en Santa
Marta. Así lo evidencia el incremento de las viviendas pertenecientes a los estra-
tos I y II, las cuales pasan de representar el 32,4% del total del distrito en 1982 al
45,5% en 1995. En los comienzos del siglo XXI, podría inferirse que este último
porcentaje es todavía más elevado, debido a los fenómenos demográficos de des-
plazamiento por la violencia que condujeron a la conformación de tugurios en los
cerros del entorno urbano y en el área rural del distrito.

Algunos indicadores del DANE señalan que en 1993, el 29,9% de los hogares de
Santa Marta registraba necesidades básicas insatisfechas (NBI), mientras que el
9,9% alcanzaba niveles máximos de miseria. Ambas cifras se ubican muy por
debajo de los indicadores departamentales que, en el primer caso, ascienden al
48,8% y en el segundo, al 23,3%. Localmente, la situación resulta preocupante
para el área urbana que registra un 28,7% de hogares con NBI y un 9% en miseria.
Sin embargo, la situación más crítica se vive en el área rural, donde más de la
mitad de los hogares (55,2%) presenta NBI y una tercera parte de los mismos
(29,8%) se encuentra en condiciones de miseria.

En Santa Marta, entre otras circunstancias, las inmigraciones, la acción de inva-


siones profesionales y la escasez de oportunidades sociales y económicas de la

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 411


población, asociadas a los débiles procesos de planificación territorial, estimulan
SANTA MARTA
el aumento de la pobreza de personas sin empleo y sin hogar.

DÉFICIT DE VIVIENDA

En 1997, en Santa Marta se estimó un déficit de vivienda que oscilaba entre


10.000 y 12.000 unidades, sin incluir el área rural del distrito, donde la focalización
de recursos en materia de vivienda de interés social es casi inexistente. A ello
habría que agregar que los proyectos que surgen para satisfacer dicha demanda, se
desarrollan sin posibilidades de conexión con el sistema formal de servicios pú-
blicos. Además de lo anterior, las cifras oficiales reportan un número de 2.800
viviendas tuguriales, censadas en los cerros urbanos de la ciudad, las cuales mues-
tran, un acelerado crecimiento. Estas viviendas son levantadas y adecuadas por
las familias invasoras, en la medida en que logran disponer de suficientes ingresos
y estabilidad sobre el lote.

En la actualidad, la administración distrital adelanta el Plan de Reubicación de


asentamientos subnormales en zonas de alto riesgo, dentro del cual son priorita-
rias las siguientes etapas:

1 Freno al proceso evolutivo y al aumento cuantitativo de los asentamientos,


mediante la aplicación de políticas estatales efectivas de control urbano.

2 Cuantificación de los asentamientos, de las unidades tuguriales y de los habitan-


tes, según el origen y la procedencia de los mismos y de acuerdo con sus ingresos.

3 Determinación de las áreas urbanas hacia las cuales deben ser trasladados los
asentamientos.

4 Adquisición de los terrenos para la creación de los nuevos barrios.

5 Diseño y determinación de los perfiles de proyecto en todos sus componen-


tes, incluyendo los presupuestos respectivos.

6 Concientización de la comunidad en el programa propuesto y provisión de


capacitación técnica para la misma.

7 Ejecución de la construcción.

8 Traslado de los habitantes del barrio tugurial al nuevo barrio

9 Demolición de las áreas tuguriales para ser incorporadas como reservas am-
bientales.

Pese a las acciones emprendidas por la administración, la población desplazada


que llega a Santa Marta, crece diariamente y ello agudiza el déficit de vivienda
urbana y rural. En los actuales momentos, ésta constituye una situación crítica, al
incrementar los índices de pobreza y reducir el nivel de vida de los asentamientos
poblacionales existentes.

412 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


SERVICIOS PÚBLICOS DOMICILIARIOS
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
En materia de servicios públicos domiciliarios, Santa Marta concentra las mayo-
res coberturas en el área urbana, mientras la demanda es creciente debido al
establecimiento de nuevos asentamientos y a un déficit crónico en el sector rural.

Acueducto. Con una cobertura del 79% de la población en el área urbana, éste es
un servicio suministrado con frecuentes racionamientos y baja presión en las
redes. En el área rural, la cobertura y calidad dependen de la autogestión comuni-
taria. Actualmente, se encuentra en licitación el proyecto del río Guachaca, con
el cual se aspira ampliar la cobertura y mejorar las condiciones de provisión de
este servicio.

Alcantarillado. Su cobertura es del 68% de la población del área urbana. El


déficit en la prestación de este servicio, produce contaminación ambiental por el
vertimiento de aguas negras en los ríos, las quebradas y la bahía. Por otra parte, la
limitada capacidad de la infraestructura instalada, causa rebosamiento de aguas
servidas en épocas de alta temporada turística y en períodos de invierno. Con el
apoyo de la Nación, la ciudad está próxima a construir un emisario submarino
para solucionar los vertimientos de los sectores norte y sur.

Energía eléctrica. La cobertura asciende al 93%. Este servicio se presta con ines-
tabilidad en el voltaje, cortes frecuentes y variable duración. Las irregularidades
en el servicio, obedecen a la baja capacidad de las subestaciones, las cuales res-
ponden a sistemas subdimensionados y de bajo nivel tecnológico, a líneas de
transmisión que operan al máximo de su capacidad de transporte, a deficiencias
en el mantenimiento y a la falta de un plan de expansión durante la temporada
turística. Las pérdidas ascienden al 10% por el robo de energía.

Telefonía. El 60% de los hogares del área urbana cuenta con el servicio telefóni-
co, pero la demanda por el mismo se ha incrementado en los últimos años. Como
consecuencia, la cobertura de la red es insuficiente y de baja capacidad para
responder al incremento de la solicitud del servicio y al desarrollo de los sectores
industrial y comercial. Actualmente, la telefonía funciona con baja oferta en el
área rural, insuficiencias en las líneas en el servicio público local y de larga distan-
cia, débil estructura financiera de la empresa y poca capacidad de pago por parte
de los usuarios.

Gas Natural. Cuenta con una cobertura cercana al 95%, con perspectivas de
expansión hacia el área rural, donde la leña todavía se utiliza como combustible
básico. Ésta es obtenida de la tala de bosques, generando destrucción y desequili-
brio de los ecosistemas estratégicos existentes en las cuencas hidrográficas. Tanto
las tarifas como el sistema de financiamiento que acompaña la conexión del
servicio, favorecen las posibilidades de acceso por parte de la población y la
empresa que presta el servicio se destaca por su eficiencia en el manejo adminis-
trativo y la atención al usuario.

Aseo. El 4% del área urbana carece del servicio de recolección de basuras. La


disposición final de las mismas, que maneja un promedio diario de 320 toneladas,
opera como botadero abierto, con deficiencia de reciclaje y problemas de satura-
ción. El déficit está asociado a la carencia de vías de acceso hacia diferentes

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 413


sectores urbanos subnormales, así como hacia el área rural. También es notoria la
SANTA MARTA
ausencia de proyectos de educación ciudadana. Todo ello se refleja en la poca
cultura de aseo de algunos habitantes de Santa Marta y en los deficientes progra-
mas de limpieza de los espacios públicos.

En Santa Marta, el suministro de los servicios públicos domiciliarios ha estado


condicionado, en gran medida, a las presiones que ejercen los moradores de las
invasiones ilegales, una vez éstas logran articularse a la estructura urbana de la
ciudad, como un barrio más. De ahí, que el crecimiento urbanístico desordenado
sea hoy un factor de alta incidencia en los déficit de cobertura y calidad, y que,
pese a encontrarse en un proceso de mejoramiento, en particular en lo referente al
suministro de agua potable, la provisión de servicios encarne todavía situaciones
altamente críticas para el nivel de vida y la competitividad económica presente y
futura de una ciudad como Santa Marta.

SERVICIOS SOCIALES

Santa Marta se caracteriza por la poca accesibilidad física a los servicios sociales
básicos, debido tanto a limitaciones en la cobertura como a la baja calidad de los
mismos. Estos factores inciden negativamente en las condiciones de vida de sus
habitantes.

Educación. En el ámbito de la educación básica y media, los déficit actuales


ascienden en preescolar al 27,3%; en básica primaria, al 16,9%; en básica secun-
daria, al 21,7% y en educación media, al 6,8%. La calidad del servicio es deficien-
te, con respecto a los promedios nacionales y además, se presentan situaciones
críticas de accesibilidad en el área rural. La tasa de analfabetismo alcanza niveles
del 18%. La oferta universitaria viene en incremento, debido a la creación de
establecimientos de carácter privado, mientras que la Universidad del Magdale-
na, pierde posición a nivel de la ciudad y del departamento. En materia de educa-
ción, Barranquilla y el interior del país aún continúan supliendo las limitaciones
del Distrito.

Salud. El de la salud es un servicio deficitario en todos los niveles de atención.


Presenta un histórico déficit, tanto cuantitativo como cualitativo, en el cual el
crecimiento espacial de la ciudad y el incremento de su población son factores
determinantes. En el año de 1997, se beneficiaron 40.391 habitantes del régimen
subsidiado. El régimen contributivo absorbió el 58% de la población; los Segu-
ros Sociales cubrieron el 43,1% y el régimen especial sólo el 2,8%. La principal
limitación de este servicio, se encuentra en el reducido acceso, por parte de la
población, al sistema de salud, el cual a su vez, es atribuible a las dificultades para
lograr la vinculación al sistema; a las deficiencias propias de la prestación del
servicio y a la reducida capacidad física de los equipamientos. La situación es
crítica en el área rural, por la dispersión de los asentamientos humanos

Recreación. Santa Marta se destaca tanto en la región de la costa Atlántica como


en el concierto nacional, por la existencia de dos parques naturales y la presencia
de playas y de lugares de interés histórico y arqueológico para la recreación activa
y pasiva. Las áreas urbanas y rurales, se han consolidado como espacios públicos

414 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


para el disfrute colectivo de samarios y turistas. Pero eso se ha logrado, sin contar
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
con la provisión de infraestructura que garantice accesibilidad, seguridad, como-
didad, saneamiento básico y la conservación de tales espacios de recreación. De
todas maneras, aún prevalece un déficit de 1,5 m2 de espacio público por habitan-
te. En materia de esparcimiento, los esfuerzos administrativos se han orientado
básicamente a la dotación de zonas recreativas y deportivas, en las que se eviden-
cia el marcado desequilibrio de la oferta urbana frente a la rural. Sin embargo, es
común a ambas zonas, el deterioro del mobiliario, la falta de mantenimiento del
equipamiento existente y la carencia de servicios públicos, así como un débil
compromiso comunitario para su mantenimiento.

Cultura: Existe en la ciudad una pobre oferta de escenarios artísticos y culturales,


la mayoría de ellos concentrada en el Centro histórico. De otro lado, son notorias
las limitaciones físicas para acceder a los escasos sitios existentes, debido a que no
se cuenta con suficientes zonas para estacionar y se presenta congestión de tránsi-
to, además de la relativa inseguridad que se registra en horas nocturnas. A nivel
institucional, en Santa Marta el fomento de las artes y la cultura recae fundamen-
talmente sobre el sector público, ya que la participación del sector privado es
escasa.

Para finalizar, puede decirse que en Santa Marta se vienen adelantando importan-
tes transformaciones en materias organizativa y tecnológica en el marco de la
descentralización. Sin embargo, a pesar de ello, la oferta de bienes y servicios
sociales, dista todavía de reunir los elementos sustantivos que le permitan al
gobierno distrital cubrir la demanda existente en procura del bienestar social de
los samarios.

EL EMPLEO

La ciudad de Santa Marta no ha sido ajena a la crisis económica que, desde fines
de la década de 1990, agobia a la región de la costa Atlántica y al país en general.
Algunos indicadores proporcionados por la Cámara de Comercio de la ciudad,
reportan el reciente incremento del desempleo, al pasar éste del 11,3% en 1995 a
un 15%, aproximadamente, en 1998. El registro mercantil de esta misma entidad,
atestigua la disminución, en un 44% de la oferta laboral existente en 1997, con
respecto a la de 1999, puesto que, mientras las actividades económicas formales
generaron 37.181 empleos en el primer año, sólo generaron 16.342, en el segun-
do. Con base en estas cifras, se comprende que el comercio y las actividades
agropecuarias, acompañados del sector de transporte y comunicaciones, concen-
tren la mayor oferta laboral. En efecto, en el primer caso ésta se ubica en 5.658
empleos; en el segundo, en 3.262 empleos y en el tercero en 1.765 puestos de
trabajo.

En el panorama laboral de la ciudad, puede decirse que la informalidad y el


subempleo vienen consolidándose, de manera progresiva, en la medida en que
aumenta la población de desplazados y se incrementa el cierre de establecimien-
tos formales, como resultado de las altas tasas de interés, la iliquidez del mercado,
el estrangulamiento financiero y las variaciones de la tasa de cambio. En cuanto a
la informalidad, vale decir que algunas soluciones institucionales se han venido

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 415


planteando, alrededor de la identificación de ciertas zonas para la reubicación de
SANTA MARTA
las ventas estacionarias y ambulantes. Pero, pese a ello, los sistemas de apropia-
ción de los terrenos, la persistencia de las invasiones y las negociaciones subterrá-
neas sobre la posesión del suelo de uso público, por parte de los comerciantes
informales, continúan siendo hoy parte de los principales problemas de la ciudad,
por su creciente carácter deteriorante, contaminante y en ocasiones, abusador, así
como por la débil aplicabilidad de la normativad existente.

ORGANIZACIÓN Y LIDERAZGO SOCIAL

En 1998 se registraba la existencia de 263 juntas de acción comunal jurídicamen-


te reconocidas, de las cuales 189 (71,8%) trabajaban de manera activa con la
administración distrital. Igualmente, la ciudad cuenta con 12 juntas administra-
doras locales (JAL) integradas por 99 ediles, elegidos popularmente. Por su par-
te, los líderes indígenas han emprendido procesos de protección y fortalecimiento
de su identidad y de afianzamiento de su diferencia, como seres humanos. Las
etnias plantean una deuda ancestral para la recuperación de su territorio y traba-
jan conjuntamente con el Estado central y las organizaciones no gubernamentales
en el plan de manejo y conservación del parque natural Sierra Nevada. Pero lo
hacen de manera desarticulada frente a los procesos distritales. Así mismo, en
1998 existían cerca de 60 organizaciones no gubernamentales, orientadas princi-
palmente al desarrollo de proyectos ambientales y de capacitación, las cuales,
pese a que vienen adelantando importantes acciones sobre la ciudad, también
desarrollan sus actividades de manera desarticulada de la administración y del
plan de desarrollo distrital.

De igual manera, en materia de organización social, las mujeres samarias vienen


jugando un papel activo en ámbitos diferentes a los del hogar. Al igual que los
hombres son elegidas ediles y presidentas de juntas de acción comunal, mientras
que en las zonas marginales se convierten en recurso facilitador de la asistencia
social, al asumir roles comunitarios que las comprometen formalmente con el
Estado. En este mismo aspecto, las mujeres profesionales samarias se vienen
destacando por su desempeño en altos cargos institucionales en la administración
pública, como gerentes de bancos y cómo líderes en los procesos de enseñanza y
educación.

No obstante estos logros, aún se registra en las organizaciones de base una baja
capacidad de respuesta ante el riesgo de asumir la dirección de los asuntos colec-
tivos. La manera informal como, en muchas ocasiones, se asume tal liderazgo, el
clientelismo político, la poca capacidad de organización, la desconfianza en el
otro y los resentimientos causados por las respuestas negativas del gobierno a las
demandas locales, han desestimulado una mayor injerencia en los asuntos locales
por parte de las organizaciones de la comunidad. Parte de ello se debe a que los
mismos asentamientos humanos se han venido consolidando, en muy buena me-
dida, merced a un Estado paternalista. Otro factor de gran incidencia, está rela-
cionado con los grupos armados, cuya presencia en algunos sitios de la ciudad,
genera sensación de pánico, desazón e inseguridad.

416 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
LA PLANEACIÓN Y LAS FINANZAS DISTRITALES
Los acondicionamientos organizativos y tecnológicos que se han venido empren-
diendo en el marco de la descentralización, en lo que se relaciona con la planea-
ción y el desarrollo institucional del Distrito, son aún débiles. Todavía la ciudad
crece a pasos lentos, sin una dinámica propia e integradora. Por su parte, el sector
privado exhibe un tímido liderazgo en los procesos de planificación y existen
instituciones de varios niveles del Estado que actúan sobre el territorio, sin ningu-
na coordinación y desconociendo, a veces, en sus intervenciones a la autoridad
del Distrito. Fuera de lo anterior, el gobierno local posee un recurso humano que,
además de encontrarse poco capacitado para la gestión del desarrollo territorial,
cuenta con escasas oportunidades para elevar sus niveles de formación.

LA PLANEACIÓN

En Santa Marta, al igual que en todas las ciudades colombianas, la planeación


tradicionalmente se ha afianzado en el libre ejercicio de orientar y controlar las
obras físicas del entorno. Esto lo evidencian el Plan Regulador de 1957; el Plan
de Ordenamiento de 1965; el Plan Económico y Social de 1967; el Plan de
Desarrollo Integral elaborado en 1985 y el Plan de Desarrollo Físico de 1992,
este último aún vigente. Sin embargo, estas iniciativas, que bien se preocupan por
guiar el crecimiento con un norte claro, no conciben la planeación como un
proceso integral y funcional de la ciudad.

Por eso, el ejercicio de la planeación ha estado guiado por enfoques sectoriales y


físicos sin interrelación. También ha ostentado un carácter meramente técnico,
no participativo y sin opciones de seguimiento y control. En la mayoría de los
casos, ha consistido en la promoción de ideas, que, en la mayoría de las ocasiones,
no coinciden con las disposiciones nacionales y que además no han sido acompa-
ñadas de los recursos financieros necesarios para llevarlas a la práctica. Por otro
lado la acción planificadora es realizada por consultores y universidades que
poco conocen la realidad de la ciudad.

El plan físico vigente presenta, por ejemplo, notorios aciertos en cuanto a la


definición de grandes líneas para la utilización del suelo urbano y, además, ha
marcado la pauta para la consolidación del área turística suroccidental. También
ha permitido proyectar el leve desarrollo industrial de los últimos años y, como
aspecto estructurante a largo plazo, contempla la construcción de la vía alterna al
puerto, considerada como un intento de solución a los problemas de congestión
vehicular causados por el transporte de carga en el Centro histórico. Sin embargo,
este plan, entre otros aspectos, no afianza las tendencias que permitirían consoli-
dar la conformación de conglomerados residenciales, ni prevé una expansión
urbana acorde con la oferta de servicios públicos básicos.

Recientemente, la alcaldía se ha propuesto aumentar la capacidad de la Secreta-


ría de Planeación del Distrito, con el objeto de que ella pueda liderar el proceso
de formulación e implementación de un nuevo plan de desarrollo para la ciudad.
En este ejercicio se emplean instrumentos básicos tales como los planes de acción
sectorial, los cuales sirven para concretar el Plan en programas operativos, a la

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 417


vez que, por su intermedio, se actualiza y se dinamiza el banco de proyectos.
SANTA MARTA
También se pretende con este ejercicio asesorar y aprobar el establecimiento de
programas de trabajos definidos para la administración central, todo lo cual se
convierte hoy en insumo sustantivo para el fortalecimiento de la gestión y de la
gobernabilidad en el nivel local.

No obstante, se requiere la consolidación de los principios de coordinación, com-


plementariedad y concurrencia interinstitucional, para poder superar la
burocratización y mejorar los niveles actuales de efectividad de las acciones de
desarrollo integral, especialmente de aquellas relacionadas con la aplicación de
las normas urbanísticas.

SITUACIÓN FISCAL DEL DISTRITO

A finales del siglo XX, los problemas fiscales de Santa Marta obedecían al desfase
que se presentaba entre la verdadera capacidad de recaudo presupuestal y los
gastos que demandan tanto las obras comprendidas dentro del Plan Integral de
Desarrollo como el funcionamiento de la administración. En este sentido, la
evasión de impuestos, así como la poca fuerza de los mecanismos implementados
para superarla, se convierten en los factores de mayor incidencia.

En el último lustro de la década de 1990, exceptuando el año de 1998, las finanzas


distritales padecieron un creciente déficit estructural que, en pesos constantes de
1997, pasó de $910 millones en 1995 a $2.151 millones en 1999. Esta circunstan-
cia ha causado un estado de iliquidez que limita la posibilidad de cumplir opor-
tunamente los compromisos de la administración (Ver Anexo, Cuadro 6).

En materia de ingresos, en los períodos fiscales comprendidos entre 1995 y 1998,


la principal fuente de recursos la constituyen los ingresos tributarios, que con un
ritmo creciente aumentan de $6.450 millones a $15.571 millones, en el lapso
mencionado. En materia fiscal, los impuestos más importantes son el predial, el
de industria y comercio y la sobretasa a la gasolina, los cuales alcanzan promedios
de participación de 45,7%, 31,2% y 14%, respectivamente. En este mismo perío-
do, el ingreso generado por concepto de los tres impuestos representa 91% del total
recaudado, en tanto que el 9% restante se distribuye entre otros ingresos obtenidos
por concepto de impuestos de delineación, avisos y tableros, licencias y otros.

Así mismo, mientras la participación porcentual de la sobretasa a la gasolina se


incrementa entre 1997 y 1998, al pasar del 12% al 19%, en el caso del impuesto
predial ésta desciende del 48% al 43%, en ese mismo lapso. En términos genera-
les, los últimos períodos fiscales se han caracterizado por un comportamiento
estático de los ingresos tributarios totales, el cual ha estado asociado a la tenden-
cia inercial del alza en el impuesto predial.

En relación con los ingresos no tributarios, entre 1995 y 1998 las transferencias
de la nación se convierten en la segunda más importante fuente de ingresos del
Distrito, con una participación que en 1998 llega al 32,6%. Seguidamente, se
destacan los recursos de capital, que constituyen 25,1% de los ingresos no tribu-
tarios en 1998, después de que entre 1996 y 1997 superaran en importancia a las

418 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


transferencias. Finalmente, los ingresos provenientes de tasas, rentas, multas y del
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
impuesto de valorización, presentan un panorama desfavorable, en la medida en
que en el período observado, las primeras decrecen y el último no genera ningún
tipo de recaudo.

En relación con los gastos, éstos presentan una tendencia creciente, tras pasar de
$ 20.165 millones en 1995 a $ 37.680 millones en 1998, año en el que excepcio-
nalmente son superados (en $ 3.367 millones) por los ingresos totales. Entre
estos períodos fiscales, la participación de los gastos de funcionamiento asciende
de 45,5% en 1995 a 50% en 1998. En este lapso, la participación del servicio de
la deuda, dentro de los gastos totales, desciende de 18,4% a 16,5%. Debe anotar-
se, de paso, que en 1995 la deuda pública del Distrito ascendió a $ 15.724 millo-
nes; la misma aumentó un 9% en 1996, disminuyó 19% en 1997 y alcanzó los
$13.232,7 millones en 1998.

Por último, la inversión pública en la ciudad se incrementó significativamente


entre 1995 y 1996, tras pasar en ese período, de $ 9.877 millones a $ 15.892
millones. Luego en 1998 la inversión desciende a $ 10.820 millones (suma infe-
rior en $ 4.633 millones a la ejecutada en 1997) y presenta un leve incremento en
1999 con $ 11.077 millones. Las variaciones en la inversión, en especial las
sucedidas en los años de 1995 y 1996, están asociadas a las obras sectoriales de
salud y educación, en el marco de la gestión de recursos realizada por la adminis-
tración distrital, por medio de convenios de cofinanciación con la nación.

Las deficiencias o aspectos desfavorables de la descentralización, se asocian a la


falta de un acompañamiento de la nación en el acondicionamiento de una estruc-
tura institucional sólida para asumir el proceso, así como a la falta de consulta de
la realidad local y de las variables que induzcan al mejor aprovechamiento de los
recursos. Las fallas igualmente se reducen a que las fórmulas de las transferencias
de los recursos de la nación a los entes territoriales no contemplan la presencia
creciente de una población migrante y desplazada que, en una ciudad como Santa
Marta, incrementa no sólo las demandas por servicios sino también los esfuerzos
por parte del distrito en materia presupuestal.

Por último, la experiencia desfavorable se relaciona con el hecho de que en el marco


jurídico nacional, no se contemplan niveles de ordenamiento territorial como los
distritos. Es así como Santa Marta es homologada a un departamento en el momento
de distribuir responsabilidades, mientras que se considera municipio cuando se trata
de asignar recursos con el fin de elevar los indicadores de desarrollo social.

SANTA MARTA DE FRENTE AL SIGLO XXI


El camino hacia un futuro mejor para Santa Marta, exige ante todo, la remoción
de estructuras viciadas de los gobiernos locales y centrales de turno. Ello debe
realizarse con la misma intensidad con la que debe buscarse la no repetición de
los errores pasados y la superación del silencio cómplice en el que ha vivido una
gran parte de los samarios, el mismo que, antes que ser una virtud, se convierte en
un factor de tolerancia de los hechos de socavamiento que, en el presente,
eclosionan y hacen tambalear a la ciudad en su encanto y desarrollo.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 419


ANEXOS SANTA MARTA

CUADRO 1
CARGA DE IMPORTACIÓN MOVILIZADA EN PUERTO BETÍN 1996-1999
(EN TONELADAS)
Tipos de carga 1996 1997 1998 1999 (*)
Contenedores 111.390 139.302 166.360 62.003
General 372.213 316.919 282.527 96.747
Granel líquido 22.686 26.010 22.571 10.142
Granel sólido 726.364 762.149 675.884 321.105
Total 1.234.649 1.244.379 1.147.343 489.996
Fuente: Sociedad Portuaria Regional de Santa Marta.
* Datos a primer semestre.

CUADRO 2
CARGA DE EXPORTACIÓN MOVILIZADA EN PUERTO BETÍN 1996-1999
(EN TONELADAS)
Tipos de carga 1996 1997 1998 1999 (*)
Contenedores 78.295 79.967 230.132 152.056
General 545.185 515.639 359.516 122.710
Granel líquido - - 7.385 16.058
Granel sólido 1.134.316 1.185.662 1.154.638 425.587
Total 1.757.796 1.781.268 1.751.672 716.411
Fuente: Sociedad Portuaria Regional de Santa Marta.
* Datos a primer semestre.

CUADRO 3
CARGA DE TRANSBORDO, TRÁNSITO INTERNACIONAL Y CABOTAJE
MOVILIZADA EN PUERTO BETÍN 1996-1999. (EN TONELADAS)
Tipos de carga 1996 1997 1998 1999 (*)
Contenedores 5.633 5.063 7.918 2.470
General 6.993 8.430 6.658 1.653
Total 12.626 13.493 14.575 4.123
Fuente: Sociedad Portuaria Regional de Santa Marta.
* Datos a primer semestre.

CUADRO 4
PRINCIPALES PRODUCTOS DE EXPORTACIÓN POR SANTA MARTA 1994-1999
(EN MILLONES DE TONELADAS)
Producto 1994 1998 Variación (%)
Carbón* 1,78 4,84 171,91
Banano 0,52 0,46 -11,54
Café 0,16 0,09 -43,75
Aceite de palma 0 0,006
Otros 0,6 0,014 -97,67
Fuente: Sociedad Portuaria Regional de San Marta - C.I. Prodeco.
* Incluye las exportaciones de C.I. Prodeco

420 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CUADRO 5
LA HABILIDAD PARA SOBREVIVIR
POSICIONAMIENTO DE SANTA MARTA FRENTE A OTROS DESTINOS
TURÍSTICOS DE LA COSTA CARIBE. 1996-1998

Indicadores Santa Marta Barranquilla S. Andrés y Prov. Cartagena

Visitantes extranjeros* 16,3 8,4 11,5 39,7


Visitantes nacionales* 83,7 91,6 88,5 60,3
Ocupación hotelera* 35,23 51,29 48,1 57,1
Hoteles** 13 13 41 16
Habitaciones** 1213 1049 2479 3106
Atributos turísticos ** 26 17 27 61
Parahotelería**
Hotelera 6 28 - 53
Apartamentos 1242 66 - 673

* En porcentaje
** En número
Fuente: Superintendencia de Sociedades. Hotelería y Turismo 1995-1996, pp. 19, 28,
Ministerio de Desarrollo Económico. Estudios de Competitividad del Turismo, 1998, pp. 201, 209.

CUADRO 6
INGRESOS, GASTOS E INVERSIONES EN SANTA MARTA. 1995-1998
(EN MILLONES DE PESOS CONSTANTES DE 1997)

Rubro 1995 1996 1997 1998


Ingresos totales 28.100 34.498 34.629 35.655
Ingresos tributarios 9.302 11.618 11.779 13.343
Predial 4.112 5.618 5.657 5.704
Industria y comercio 2.969 3.452 3.689 4.222
Sobretasa a gasolina 1.140 1.511 1.372 2.565
Otros ingresos tributarios 1.081 1.037 1.061 852
Ingresos no tributarios 1.695 1.543 2.466 2.207
Tasas 1.115 1.381 2.463 2.203
Otros ingresos no tributarios 580 162 3 4
Transferencias 8.964 8.117 9.019 11.638
Aportes 410 442 420 183
Para inversión 6.415 6.140 7.309 10.309
Para libre asignación 2.138 1.535 1.290 1.145
Ingresos de capital 8.139 13.220 11.366 8.468
Convenios de cofinanciación 3.277 7.244 8.652 6.461
Regalías 114 1.099 756 1.354
Otros 4.748 4.877 1.958 653
Gastos totales 29.081 36.738 36.788 32.288
Gastos de funcionamiento 13.869 17.625 13.302 16.135
Servicio de la deuda 5.335 3.221 8.033 5.333
Inversiones 9.877 15.892 15.453 10.820
Educación 1.793 3.339 8.142 2.544
Salud 1.460 3.038 2.581 1.997
Agua potable 2.415 2.008 166 1.136
Recreación y deporte 876 570 442 685
Obras públicas y otras inversiones 3.333 6.937 4.122 4.458
Deficit o superavit -981 -2.240 -2.159 3.367
Fuente: Secretaría de Planeación Distrital de Santa Marta.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 421


SINCELEJO

CRUCE DE CAMINOS

ANTONIO SOFÁN SÁNCHEZ

RELATOR
AEROFOTOGRAFÍA DE SINCELEJO
FUENTE: IGAC
ESCALA 1: 50700
FEBRERO 7 DE 1989
PLANO DE SINCELEJO
FUENTE
INSTITUTO GEOGRÁFICO AGUSTÍN CODAZZI
1981
SINCELEJO

El Taller ¿Cómo es Sincelejo al final del


siglo XX?, fue convocado por el Obser-
vatorio del Caribe Colombiano, la Uni-
versidad de Sucre y la Cámara de
Comercio de Sincelejo y se realizó el 12
de julio de 1999. La relatoría del Taller,
el cual estuvo moderado por el director
del Observatorio del Caribe Colombia-
no, Alberto Abello Vives y por Enrique
Fadul, miembro de la junta directiva de
la Cámara de Comercio de Sincelejo, fue
preparada por Antonio Sofán. Participa-
ron como expositores:

Manuel Huertas Vergara, Origen y evolu-


ción histórica de Sincelejo. Rafael Her-
nández y Lucy Urzola, Organización
socio-espacial de la ciudad. Rafael Her-
nández, Armando Gutiérrez y Eduardo
Cabarcas, La planeación urbana de la
ciudad. Luis Manuel Espinosa, María
Eugenia Arrázola y Julio Sierra, La ciu-
dad como expresión cultural. Carlos
Severiche y Marco de León, La ciudad y
el medio ambiente. Rafael Peralta y
Osman Castillo, Economía de la ciudad;
Rafael Marrugo, La ciudad y su gobierno
municipal.

426 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CRUCE DE CAMINOS

CONTENIDO

I LA REGIÓN DE LAS AGUAS ENCANTADAS 429

II BREVE DIAGNÓSTICO URBANO-REGIONAL DE SINCELEJO 431


DIMENSIÓN REGIONAL DE LA CIUDAD 431
DIMENSIÓN DEPARTAMENTAL 431
SISTEMA VIAL E INTEGRACIÓN MUNICIPAL 433
SUBSISTEMA VIAL RURAL 433
SUBSISTEMA URBANO DE REDES VIALES 434
TRANSPORTE PÚBLICO URBANO 436

III LOS ASENTAMIENTOS SUBNORMALES Y EL CRECIMIENTO INFORMAL 437

IV PROBLEMAS DEL PROCESO DE URBANIZACIÓN


Y EL PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL 439

V EL SISTEMA AMBIENTAL MUNICIPAL 443


ÁREAS DE CONSERVACIÓN Y RESERVA 443
ÁREAS DE PAISAJE 445
ÁREAS DE RIESGO Y ALTO RIESGO 445

VI LOS SERVICIOS PÚBLICOS Y EL PERÍMETRO URBANO Y SANITARIO 448


ACUEDUCTO 448
ALCANTARILLADO 449
ENERGÍA ELÉCTRICA 449
ASEO 449
GAS NATURAL 450
TELEFONÍA 450

VII LA CULTURA EN LA CIUDAD MAQUETA Y LA CIUDAD REAL 451

VIII ALGUNOS ELEMENTOS DE LA DINÁMICA ECONÓMICA DE SINCELEJO 453

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 427


CRUCE DE CAMINOS

LA REGIÓN DE LAS AGUAS ENCANTADAS1

La palabra Sincelejo encuentra sus orígenes en la voz indígena sincé, conceptualizada


en Zshei, que significa agua, el sufijo ence que connota una personificación regio-
nal, es decir, del hombre que la habita y el sufijo castellano lejo.

La voz sincé es ya una versión hispánica, dado que los españoles solían adecuar a
su fonética las palabras indígenas. El carácter diminutivo del sufijo lejo, se deduce
de la misma forma que para la antigua encomienda indígena denominada Caciquejo
la cual se asume estaría bajo las órdenes de un cacique menor.

En muchos de los manuscritos españoles se encuentra la primera grafía zshenu


escrita con c o chenu. El sufijo enu personifica un país o región, cuyo significado
otorgado por la tradición indígena corresponde a la «región encantada por las
aguas». En las investigaciones notariales se descubre toda una familia de vocablos
relativos a la voz Zsh como: since, cense, censenú, censeri, censeyo, cenquiré,
censelaba, etc., y que connotan una regionalidad cultural de los indios senúes.

Lo cierto es que, Sincelejo y Valledupar son las dos únicas capitales de la costa
Caribe colombiana, cuyos nombres tienen origen raizal indígena, aunque ambas
estén mestizadas. De modo que, la palabra Valledupar está compuesta por Valle,
de origen español y de Upar, el nombre del cacique.

Los españoles recibieron de los mismos indígenas la información de que el país


de los Senúes estaba dividido en tres grandes regiones que posteriormente
referenciaron así: (i) Senufana, una región rica en oro y localizada al norte de
Antioquia; (ii) Panzenú, constituida por la zona de la Mojana y que ocupaba el
área adyacente al río del mismo nombre y que limitaba con el río Cauca y el sur de
Bolívar y (iii) Senzenú, que agrupaba las sabanas del Sinú y del San Jorge. A su
llegada, los conquistadores encontraron que la mayoría de las culturas al sur del
río grande estaba sufriendo su respectivo proceso de extinción. Sin embargo, en la
provincia de Senzenú su remanente cultural aún palpitaba.

Los pueblos indígenas crecieron siguiendo el patrón estrella como determinante


de expansión, en el que la casa del cacique se constituía como el centro al cual
concurrían todos los cabildos.

1 Basado en la ponencia La ciudad y su Con la llegada de la Conquista, las fundaciones se concentraron en encomiendas
historia, presentada por el historiador
Manuel Huerta en el Taller ¿Cómo es con el fin de controlar su desarrollo y fue la forma utilizada por los españoles para
Sincelejo al final del siglo XX? organizar la ganadería en toda la región costera.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 429


Parece que la estructura física actual de la ciudad no tuviera ninguna relación con
SINCELEJO
esa señalada característica Zenú del rito alrededor del agua o la cultura hídrica,
pues la leyenda bautizó a los indígenas Sinúes con el nombre de los «hombres del
agua» y a su territorio «la región de las aguas encantadas». Sin embargo, Sincelejo
está emplazada sobre un territorio cuyas aguas son subterráneas. En la época en que
los indígenas poblaban la zona, todos los arroyos de Sincelejo estaban vivos y los
pequeños asentamientos se encontraban a sus orillas. Este hecho permite catalogar
la situación actual como producto de una verdadera devastación ecológica.

Sincelejo es una microcuenca, una hoya hidrográfica compuesta por cuatro arro-
yos y además les da el nacimiento al arroyo grande de Corozal y al arroyo Canoas.

Las bondades paisajísticas que tiene Sincelejo han estado en el centro del debate
sobre el desarrollo histórico de la ciudad, desde el año mismo de su refundación
en 1776 por Don Antonio de la Torre y Miranda. Muchos piensan que Sincelejo
ha debido crecer hacia el mar, traspasando la barrera impuesta por los cerros
occidentales circundantes; otros siguen afirmando que los cerros deben ser una
zona de protección ambiental y que, de alguna manera, ha sido conveniente que el
crecimiento espontáneo los haya identificado como limitantes naturales del perí-
metro urbano.

Los aspectos ambientales en el proceso de crecimiento de la ciudad, siguen cons-


tituyendo elementos preponderantes, aún sin ser tenidos en cuenta. Las pésimas
condiciones actuales de todo el sistema hídrico, obedecen al deterioro de las
fuentes naturales de agua y a la carencia de construcción de redes de acueducto y
alcantarillado para satisfacer los requerimientos del crecimiento de la ciudad. La
falta de suministro de agua potable, constituye, en este momento, un impedimen-
to que sigue obstaculizando el desarrollo de Sincelejo. De allí, que últimamente
se mencione la construcción de una toma acuífera proveniente del río Magdalena
al servicio de los municipios sabaneros de Ovejas, Corozal, Carmen de Bolívar y
otros que sufren los mismos problemas de falta de agua potable.

Para entender el comportamiento de la ciudad es necesario ubicarla en su entor-


no geográfico, conformado por el río Magdalena, la depresión momposina, - en
donde también estuvieron asentados los indígenas zenúes y, por supuesto, por el
río San Jorge, la Mojana, el río Sinú y el mar Caribe. Todos ellos constituyen
determinantes geográficos del desarrollo de Sincelejo y en general, de sus comu-
nidades. Los ríos, al igual que los caminos indígenas, fueron vías de comunica-
ción y comercio. Sin embargo, cuando Sincelejo pasó a ser la capital ganadera de
la región, le dio la espalda al río y al mar temporalmente para volcar su interés
hacia el mercado de carne de Medellín; en consecuencia, desde 1840 los sabaneros
comenzaron a promover el comercio y la venta de ganado, abriendo trochas para
comunicarse con el interior del país.

Posteriormente, cuando se formaliza la navegación por el río Magdalena, a través


del canal del Dique, se crean las primeras navieras, entre las cuales se incluye la
flota de barcos de don Arturo García, que viajaba hasta Barrancabermeja trans-
portando ganado hacia el mercado interno para satisfacer los requerimientos de
consumo de carne de las ciudades andinas. Este hecho será el factor determinante
de la especialización de Sincelejo como la capital ganadera de Colombia.

430 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CRUCE DE CAMINOS

II

BREVE DIAGNÓSTICO URBANO-REGIONAL

El entorno territorial de Sincelejo, considerado desde la dimensión regional y


departamental, ha sido un factor determinante de su funcionamiento municipal y
de la configuración de sus principales características socio-espaciales, tal como
se constata a continuación:

DIMENSIÓN REGIONAL DE LA CIUDAD


Sincelejo hace parte de la región Caribe, localizada en la zona norte de Colombia.
En el pasado, formaba parte de la región que fue denominada, durante la época
precolombina, como Caribaná, la cual abarcaba el territorio comprendido entre
el golfo del Darién y la península de la Guajira. En el transcurso de los siglos
XVIII y XIX, hasta comienzos del siglo XX, cuando Panamá era aún un departa-
mento vecino, el conglomerado de Sincelejo desarrollaba por medio del puerto
de Tolú una intensa actividad comercial con las regiones cercanas localizadas en
la cuenca del Caribe y realizaba importantes operaciones mercantiles sobre las
costas de la región que hoy es denominada como el Urabá antioqueño (antes
chocoano) y en las poblaciones costaneras de la cuenca, que servían como escalas y
relevos de las flotas de balandros que surcaban el Caribe rumbo a Panamá, Costa
Rica, Nicaragua, San Andrés, Jamaica, Yucatán y Cuba. La pérdida de Panamá por
parte de Colombia, marcó en la costa Caribe una introversión en su desarrollo,
volcándola hacia un modelo centralista que fue y ha sido un paso atrás en la marcha
hacia el lógico desarrollo natural en torno a sus vecinas poblaciones del litoral y la
cuenca caribeña, incluyendo los países centroamericanos.

DIMENSIÓN DEPARTAMENTAL
El departamento de Sucre comenzó su vida como entidad territorial autónoma a
partir del 30 de agosto de 1966, al ser segregado del departamento de Bolívar. Su
extensión es de 10.917 km2 y cuenta con un conjunto de 24 municipios y 233
corregimientos. Limita por el norte y el oriente con el departamento de Bolívar;
por el sur y el occidente, con el departamento de Córdoba y por el occidente y el
norte con el mar Caribe. El territorio departamental hace parte de una llanura y la
mayor parte de sus tierras son ligeramente onduladas. Al norte se encuentra algún
relieve montañoso perteneciente a la serranía de San Jacinto el cual a su vez es
uno de los últimos vestigios de la cordillera Occidental. Hacia el sur se halla la
región denominada «Depresión del bajo San Jorge y bajo Cauca», constituida por

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 431


ciénagas y pantanos que mantienen los desbordamientos de los ríos Cauca y San
SINCELEJO
Jorge.

El litoral de Sucre alcanza una extensión de 102 km y presenta algunos accidentes


costaneros notables como el golfo de los Morrosquillos y las puntas Comisario,
La Salina, Punta de Piedra y San Bernardo.

Al llegar los conquistadores españoles a las actuales tierras de Sucre, las encon-
traron pobladas por numerosos grupos indígenas; los más importantes de ellos
eran los Zenúes de la familia Arawak y los Turbacos de la familia Caribe; los
primeros, ocupaban la mayor parte de la región y se hicieron famosos por haber
construido sistemas de drenaje y de control de inundaciones y riego, en cerca de
medio millón de hectáreas, en las proximidades del bajo San Jorge, con miles de
kilómetros de canales. Por más de mil años, estas obras extraordinarias permitie-
ron alimentar a más de un millón de habitantes.

Además de ser la capital política y administrativa del departamento, Sincelejo


juega un papel central en el conjunto de actividades económicas. Las actividades
del sector agropecuario son las principales fuentes económicas del departamento
de Sucre y en menor proporción, los servicios, la industria y la minería. Tradicio-
nalmente, la ganadería vacuna ha sido el primer renglón de los ingresos depar-
tamentales, pero en los últimos años la agricultura ha alcanzado un desarrollo
considerable, destacándose la producción de yuca, arroz, maíz, algodón, sorgo,
tabaco y ñame, producto este último del cual Sucre es el primer productor nacional.

El comercio es el segundo renglón de importancia en la generación del PIB. Éste


se concentra, en gran parte, en la ciudad de Sincelejo, la cual es receptora tanto de
la producción de la región cercana, como de los diferentes productos nacionales
que se distribuyen en el departamento. La industria departamental, gira en torno
de la fabricación de cementos y bebidas y no registra mayores progresos durante
los últimos años. Aunque se encuentran algunos yacimientos de mármol, yeso,
arcillas y petróleo, la minería presenta un pobre desarrollo. Se explota principal-
mente la piedra caliza y se destaca la producción de cemento, de cal y de yeso en
la fábrica de Tolcemento. En San Pedro, San Marcos y Sucre, se explota el gas
natural y en Coveñas se localiza el puerto para la exportación del petróleo que
viene del oleoducto Caño - Limón - Coveñas.

En el sector de la pesca, a pesar de que éste constituye un gran potencial, los


volúmenes han disminuido; esta situación es más notoria en la pesca continental
lo cual refleja la inadecuada explotación del recurso, el deterioro de los bosques
y la sedimentación de las ciénagas.

Los municipios de mayor jerarquía departamental como Corozal, Sampués, Tolú


y Toluviejo, se encuentran localizados geográficamente alrededor de Sincelejo a
una distancia máxima de 40 kilómetros. Además, los municipios de Los Palmi-
tos, Morroa y San Juan de Betulia, situados a menos de 12 kilómetros de Corozal,
los consideran como centro de sus actividades. 2

2 Presidencia de la República, Ministerio


de Educación Nacional, El Espectador,
Así es Colombia, 1995.

432 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CRUCE DE CAMINOS
SISTEMA VIAL E INTEGRACIÓN MUNICIPAL
La ciudad de Sincelejo está ubicada en un eje privilegiado por los cruces de las
vías que interconectan las principales ciudades del norte de la región con el inte-
rior del país y complementariamente es el paso obligado y el punto de unión entre
las poblaciones del sur del departamento de Sucre y el golfo de Morrosquillos.

Dicha ubicación como punto de confluencia de las vías de las Sabanas, le ha


otorgado a sus sistemas vial y de comunicaciones un sentido de crecimiento ra-
dial. Debido a su condición de ciudad de paso obligado, Sincelejo ha mantenido
su desarrollo atado a la razón de ser de ese punto de encuentro. Durante el siglo
pasado, tal hecho le permitió aventajar en crecimiento a ciudades como Corozal,
Chinú, Tolú y Mompox que la habían superado tradicionalmente, convirtiéndola,
desde esa época, en un centro de actividades terciarias, comerciales, educativas,
financieras y culturales para la región. Esta categoría se encuentra hoy en proceso
de deterioro, pero es recuperable, a mediano y largo plazo, por medio de un nuevo
impulso de su clase dirigente y empresarial.

El vínculo entre Sincelejo y las subregiones departamentales del litoral Caribe


tales como la serranía de San Jacinto y las sabanas y la depresión del bajo San
Jorge y del Cauca, se realiza por medio de vías en deficiente estado de manteni-
miento, tales como la vía a San Marcos, a través de Sampués - San Luis - Siete
Palmas, que intercomunica con la Unión, La Villa de San Benito de Tacazuán y
Caimito y la vía Sincelejo-Sincé - Santiago Apóstol. Se exceptúan la troncal de
Occidente y las vías El Viso-Toluviejo y Sincelejo-Tolú-Coveñas. El área de la
Mojana, se encuentra intercomunicada por carreteables en tierra y en época de
verano, cuando el caño Mojana pierde la navegabilidad, la comunicación se reali-
za por improvisados carreteables que corren paralelos a los cauces secos de los
cuerpos de agua.

SUBSISTEMA VIAL RURAL

La forma radial relaciona las diferentes áreas corregimentales entre sí y guarda la


misma morfología radial válida para Sincelejo. El punto de intersección, tiene
lugar en el centro de la ciudad y, en el área rural, el sistema es complementado con
algunos caminos que, aunque en mal estado, conforman los anillos que permiten
la intercomunicación entre los asentamientos que hacen las veces de cabeceras
corregimentales y otros poblados menores, ubicados a lo largo o al final de los
mencionados radios. Existe una relación muy fuerte entre Sincelejo y los
corregimientos del municipio de Corozal tales como El Mamón, Don Alonso y
Pileta; lo mismo que con los centros poblados de los municipios de Sampués, San
Andrés de Sotavento, Palmito y Toluviejo.

Las dos variantes, Corozal-Sampués y Sampués - Tolú que fueran construidas


para agilizar y dirigir hacia la periferia de la ciudad el tráfico nacional y regional,
han generado desarrollos contiguos a sus trazados; hasta el punto de que, después
de los años setenta, fueron desbordados sin ser cumplidos sus objetivos. Para
lograr el resultado que se buscaba con dichas variantes, se requiere nuevamente
construir otras dos de ellas debidamente reglamentadas, así como la construc-

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 433


ción, por concesión, a corto plazo de la nueva variante Corozal-Sampués, –loca-
SINCELEJO
lizada en el sur de la ciudad y que hace parte del actual Plan de Desarrollo Muni-
cipal– , y la variante Corozal - Tolú, que se ejecutaría en el largo plazo al este del
área urbana.

Para la ejecución de la nueva variante por el sistema de concesión, el Plan de


Ordenamiento (Secretaría de Desarrollo), ha recomendado a los concesionarios
iniciar el trazado al sur de la ciudad, antes de la formación de las Lomas de
Romero y de Santa Helena, con los siguientes propósitos:

 Controlar el desbordamiento del perímetro urbano.

 Disminuir la longitud del trazado.

 Mantener el hecho histórico y estratégico de la ciudad de encuentro y cruce


de caminos.

 Lograr, dentro del marco físico y paisajístico de la ciudad, una carretera con
vista a la ciudad.

 Valorizar los predios por los usos compatibles.

 Limitar las áreas de protección de los cerros perimetrales y la contigua zona


de afloramiento del área de absorción del acuífero Morroa.

SUBSISTEMA URBANO DE REDES VIALES

La ciudad de Sincelejo constituye el típico ejemplo de un centro caracterizado


por el cruce de caminos.

Los diferentes caseríos que se desarrollaron a lo largo de los caminos y en el punto


de cruce se fueron integrando al poblado indígena original, hasta conformar un
conglomerado de mayor importancia que hoy en día se llama Sincelejo. Por su
parte, el camino trazado en el sentido norte–sur unía la Villa de San Benito de
Tacazuán con Santiago de Tolú, mientras que aquel de sentido oriente–occidente,
conectaba a Corozal con Chinú y Sahagún.

Tal como se mencionó anteriormente, durante 1776 el centro de Sincelejo fue


reorganizado por la misión dirigida por don Antonio de la Torre y Miranda,
quien fuera comisionado para reordenar los trazados irregulares de origen
indígena de toda la provincia. De este esfuerzo, proviene la plaza Santander
con su iglesia insular, característica común de las poblaciones de sabanas de
Bolívar, así como la intención de cuadrícula castellana que se aprecia en la
zona central de la ciudad.

A partir de la década de 1970, el crecimiento urbano se ha realizado principal-


mente sobre la periferia con algunas actuaciones puntuales en el área central,
dentro de una orfandad de planificación y sin obedecer a ningún criterio ni se-
cuencia general ordenadora.

434 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


Para lograr una malla urbana moderna, acorde con la demanda actual y futura de
CRUCE DE CAMINOS
los usos del suelo, se deberán adelantar acciones y tomar decisiones inmediatas;
una de ellas va dirigida a lograr los empalmes viales para desarrollar una línea
continua y circular integradora del trazado histórico de la ciudad con las nuevas
áreas desarrolladas, con el propósito de descongestionar el área central o recepto-
ra de la casi totalidad del tráfico vehicular de la ciudad y permitir una fluida
continuidad vial entre los puntos extremos de los radios estructurantes.

Las vías radiales estructurantes del desarrollo de la ciudad que actúan como
canales importantes de tráfico, según las directrices del Plan de Desarrollo y
algunos análisis formulados para el Plan de Ordenamiento son:

 La vía de acceso que sale de Corozal, denominada avenida Sincelejito, que pasa por
San Juan de la Pileta, continúa por el corregimiento de Las Palmas, Corozal, Sincé
y La Villa de San Benito de Tacazuán, para atravesar el morro que fue cortado en los
años sesenta con el fin de darle paso a la variante de la carretera troncal de Occiden-
te hasta unirse a la vía Sincelejito. Esta vía, que se prolonga en el sentido sureste-
noroccidente, fue rectificada en los años setenta para crear la avenida Boston, la
cual generó una cuerda que une Las Peñitas con el sector de Ciledco.

 La calle de la Esperanza o carrera 24, vía en sentido noreste suroeste que


conecta con el camino Corozal-Caracol-Toluviejo-Colosó, pasando por La
Peñata y Tumbatoro.

 El camino Castañeda-Segovia-Sampués-Chinú, que entra a la ciudad en sen-


tido sur norte por la calle de El Zumbado y genera las calles Real y Castañeda.

 El antiguo camino a Sabanas del Potrero y La Gallera que llega al puente El


Pintado, se convierte en la calle de Majagual, conecta con el Pozo y con la
plaza del mismo nombre hasta la calle Real.

 La vía Alfonso López que parte de la calle Real para constituirse en la nueva
vía a Sampués.

 El camino a la hacienda La Narciza, hoy calle del mismo nombre que conecta
con la calle Majagual.

 El camino El Beque al occidente y el camino a El Cerrito en el punto de


unión en «y» crean la calle San Carlos que por las calles La Pajuela y Chacurí
llega al área central de la ciudad.

 El camino a San Antonio, que se convierte en calle 23 y pasa por Mochila y La


Bucaramanga, hasta empalmar con la calle Real y Castañeda.

 El camino de La Pollita, con destino a La Arena.

 El camino de la «vieja variante a Tolú», que cruza por la vereda de Sierra Flor
y que empalma con el viejo camino a La Peñata, Tumbatoro y Caracol y que se
empalman a la altura del barrio La Vega, comunicando en el punto de la Cruz
de Mayo con las calles de Las Flores y Chacurí.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 435


La vía al campo de aterrizaje de San Lorenzo o la calle 22 que comunica con
SINCELEJO
el mercado público y Las Peñitas; la pista del campo se convirtió a finales de
los años sesenta en la calle principal de la invasión Camilo Torres Restrepo y
presenta una morfología de cuadrícula rectangular.

TRANSPORTE PÚBLICO URBANO

El transporte público de pasajeros de la ciudad, no se ha basado hasta la fecha en


un estudio fundamentado, para determinar los tipos de vehículos requeridos por
rutas, así como el número de los mismos, para optimizar el sistema de transporte
en cuanto a calidad del servicio, paradas, tarifas y frecuencias. Los estudios reali-
zados por las empresas transportadoras, se dirigen fundamentalmente al cumpli-
miento de requisitos para obtener la posibilidad de nuevas rutas o aumentos de
tarifas, sin aportar soluciones al sistema del transporte urbano. Todo el transporte
intersectorial de las veinticinco rutas de buses, busetas y microbuses de los ba-
rrios perimetrales, coincide en el centro de la ciudad sin la posibilidad de evadirlo,
con lo cual se vienen generando los niveles de congestión existentes.

Se ha previsto la construcción del anillo central y el 2º. anillo en el corto y media-


no plazo e igualmente el empalme de otras vías para disminuir la congestión
existente. La futura ejecución de estos proyectos, no debe evitar la realización de
los estudios conducentes a optimizar el sistema de transporte público, de acuerdo
con los tipos de vehículos, puesto que el uso de microbuses aumenta la congestión
del área central de la ciudad (a menor capacidad transportadora del vehículo, el
área de vía necesaria por pasajero es mayor). Igualmente, el estudio debe comple-
mentar la solución a la congestión con la identificación de las operaciones de
rutas, tiempos de recorrido, control de tiempo, programación de paraderos y la
asignación a cada ruta del número de unidades requeridas.

436 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CRUCE DE CAMINOS

III

LOS ASENTAMIENTOS SUBNORMALES


Y EL CRECIMIENTO INFORMAL

Sincelejo, como otras capitales de la costa Caribe, se ha convertido en lugar de


asiento final de las diversas migraciones procedentes de la sabana de Sucre, Cór-
doba, Bolívar y la convulsionada zona del Urabá, como consecuencia de la vio-
lencia armada, los efectos de las inundaciones y el generalizado proceso de
empobrecimiento, producto de la crisis económica del país.

Las migraciones han tenido como asentamiento final la zona sur de Sincelejo y
sus alrededores en los últimos 15 años. Esta zona está conformada por 21 barrios
con características comunes, dentro de las que se destacan la ilegalidad urbanísti-
ca, la informalidad de la tenencia de la tierra y la ausencia de servicios públicos
domiciliarios, de espacio público y equipamiento comunitario, así como la falta
de fuentes de trabajo.

Los asentamientos informales cuentan con algo más de 55.000 habitantes; entre
ellos, alrededor de 8.500 son desplazados, quienes son considerados el grupo de
mayor pobreza. Éstos presentan varias características comunes: altos niveles de
desempleo con ingresos bajos, no poseen acceso a los servicios básicos de agua,
luz y alcantarillado, experimentan un mayor grado de marginación en el espacio
urbano y viven en un entorno ambiental degradado, sin acceso a la justicia, a la
información, a la salud y a la educación; se ubican en zonas de riesgo, insalubres,
sin título de propiedad, sin organización, sin acceder a la toma de decisiones y
carecen de las condiciones mínimas para llegar a un nivel de calidad de vida
aceptable.

Estos éxodos poblacionales generan serias modificaciones en los patrones cultu-


rales y de vida de las familias desplazadas con profundas incidencias en las nor-
mas y valores sociales, así como en las relaciones con el entorno y la naturaleza.

Sincelejo es, por lo tanto, una ciudad que ha crecido añadida a retazos en sentido
contrario al mar y como ejemplo de ciudad informal. Esta ciudad es, sin duda, el
reflejo de una cultura gubernamental individualista, de visión de corto plazo y
reactiva; se produce como una expresión de las formas de apropiación del suelo
urbano y la aparición de distintos grupos económicos que interactúan en la acti-
vidad económica reflejando sus conflictos.

Todo el perímetro del Centro histórico de Sincelejo está rodeado de asentamientos


informales, por lo que se hace inaplazable desarrollar acciones para elevarles el

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 437


nivel de vida. Hoy más que nunca, se requiere dotarlos de redes de servicios
SINCELEJO
básicos domiciliarios, mercados satélites que apoyen la actividad agroindustrial,
sucursales bancarias, cooperativas multiactivas y otros componentes socio-eco-
nómicos pensados en favor de la población marginada, con el fin de integrarlos al
proceso de desarrollo real de la ciudad.

Gran parte de lo que sucede con los asentamientos subnormales de Sincelejo, obe-
dece a la manipulación de los grupos políticos en sus actividades proselitistas para
captar votos. Las campañas electorales son agenciadas por políticos que prometen
lotes o escrituras de las tierras sobre las cuales las familias ya habían tomado pose-
sión, aprovechándose del hecho de disponer de una población pobre.

La denominada ciudad del sur con más o menos el 45% de la población total de
Sincelejo es determinante en la elección de los gobernantes. De allí que los candi-
datos en cada coyuntura electoral aumentan el reparto de lotes sin servicios públi-
cos, sin escrituras, para dejar pendiente el proceso de legalización o mejoramiento
para futuras campañas.

Los urbanizadores piratas, también han contribuido a deteriorar el crecimiento


urbanístico de la ciudad, en la medida en que han entregado terrenos sin ningún
tipo de proyección vial, planeamiento o redes de servicios públicos, a cambio de
favores políticos. En la actualidad, la cobertura en servicios públicos en el área
del sur de la ciudad no llega al 20%.

La existencia de los urbanizadores piratas, quienes podrían ser condenados a la


cárcel, constituye el fenómeno más claro de las ciudades sin planear. Precisamen-
te por no existir mecanismos organizadores del sentir comunitario, los intereses
individualistas ganan la batalla frente al orden público o la convivencia social y
consecuentemente se incrementan la violencia urbana y los conflictos sociales.
Los flujos migratorios, considerados ya una realidad latente en la ciudad, debe-
rían ser aceptados y abordados con prontitud desde el punto de vista del
planeamiento. Es decir, en la medida en que se vayan presentando, debe existir un
inmediato control urbano y proporcionarles calles amplias y bien trazadas, servi-
cios domiciliarios básicos y espacios públicos adecuados para la recreación y
esparcimiento social. Sin duda alguna, esta política no debería propiciar una
propaganda a las inmigraciones sin causas reales, ya que, por otro lado, las auto-
ridades locales deberían exigir una mayor presencia del gobierno nacional en la
solución de los problemas y mejoramiento en las condiciones de vida de los
habitantes del campo.

438 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CRUCE DE CAMINOS

IV

PROBLEMAS DEL PROCESO DE URBANIZACIÓN


Y EL PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL

Sincelejo, capital del departamento de Sucre desde 1966, cuenta actualmente con
235.000 habitantes.

La ciudad se encuentra ubicada en la terraza de la Sierra Flor, está rodeada de


pequeñas elevaciones como los cerros de Romero y Santa Elena al sur, las
estribaciones de la Sierra Flor al norte, el área de lomerío al extremo occidental
que hace parte del área de protección ambiental señalada por el Plan de Ordena-
miento Territorial y al oriente se encuentra la zona de recarga del acuífero de
Morroa. Este conjunto de accidentes naturales, conforma el gran entorno de la
ciudad, dividida en 51 sectores y 9 comunas urbanas y sirve de marco para definir
los parámetros de su crecimiento y expansión.

Dentro del trazado urbano, aparecen muchos terrenos que correspondieron en el


pasado a fincas que se fueron urbanizando; desdichadamente, lo hicieron de ma-
nera desarticulada de la estructura vial construida en los últimos 30 años. En este
proceso de desarrollo urbano, la iniciativa privada jugó un discreto papel de
modo que ha existido una mayor presencia del Estado. Ésta se ha manisfestado
anteriormente por medio del Instituido de Crédito Territorial, y en la actualidad,
por intermedio del Inurbe en la construcción de vivienda. El ICT compraba
fincas cerca del perímetro urbano, por ser más baratas para urbanizarlas, pero sin
tener presente ningún plan regulador de la ciudad o eventuales impactos negati-
vos de tipo urbano - ambiental, máxime cuando los sucesivos gobiernos munici-
pales fueron incapaces de ejercer sus funciones de control urbano. A manera de
ejemplos de este desorden, se conocen entre otros los casos de las Margaritas con
300 viviendas y del Cortijo que no disponen ni de servicios públicos ni de accesos
viales. Es un hecho, entonces, que los proyectos de urbanizaciones los cuales han
sido ejecutados, la mayoría de las veces con recursos oficiales, desencadenaron el
crecimiento desordenado de Sincelejo.

La ciudad no había dispuesto de códigos de urbanismo hasta que se aplicó uno


copiado de una ciudad similar, adaptándosele a la situación particular de
Sincelejo. Así fue como, por primera vez, se aplicaron ciertas normas urbanas.
De este código se tomó la reglamentación para el barrio Venecia, uno de los
pocos que en realidad se ha beneficiado de la planificación ordenada. Este es un
barrio nuevo que ha tratado de mantener vivas las zonas de reserva y sus para-
mentos de construcción.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 439


Otros hechos como el caso del sitio para el mercado público de Sincelejo, de-
SINCELEJO
muestran la falta de ordenamiento. El área en donde actualmente se encuentra,
nunca fue la adecuada, pero la administración municipal de turno decidió hacer
negocios con su localización. No se critica la calidad del proyecto arquitectónico,
pero desafortunadamente con el paso de los años será evidente su mala ubicación,
pues permitirá que sea absorbido por la malla urbana de manera inexorable, hasta
convertirse en un nudo conflictivo en el flujo vehicular de la ciudad.

La ciudad necesita más control por parte de sus pobladores para que se cumplan
las normas establecidas en los planes. Mas allá de lo que se encuentra dibujado y
consignado en papeles, lo que se requiere es la materialización de las obras de lo
que la gente va a palpar como hecho urbano en detrimento de una ciudad caótica
y en beneficio de una ciudad ordenada.

En el caso de Sincelejo, punto de encuentro de toda la región, el Centro histórico


juega un papel muy importante y tiene sus bondades, sobretodo en lo que se
refiere a la estética urbana. A raíz del devastador incendio ocurrido a principios
de siglo fue necesario reconstruir gran parte de la ciudad. El estilo republicano,
que en ese entonces estaba en boga, fue el que marcó la pauta planificadora legán-
dole al presente la regularidad de paramentos con que cuenta el Centro histórico.
No es sólo la calidad de los monumentos arquitectónicos lo que se debe tener en
cuenta para expedir un acuerdo de conservación del Centro histórico de Sincelejo,
sino la cantidad de inmuebles restaurados a partir de un proceso masivo de re-
construcción. No obstante, por la característica de su trama octagonal, compuesta
por vías que confluyen al centro de la ciudad, se sugiere prestarle mucha atención
a la periferia urbana, aún más si está delimitada por contundentes elementos
naturales que merecen ser considerados como reserva ambiental.

El área del Centro histórico, concentra el mayor número de actividades; es el


corazón que le da vida al sistema urbano municipal el cual crece y se desarrolla a
lo largo de los principales ejes viales que abren nuevos espacios con un visible
desorden urbano y con carencia de espacios públicos. La escala de la ciudad que
hace unos años era justa para la convivencia humana, hoy muestra una selva de
carros, ruidos e inseguridades.

Los usos comerciales que han ido apareciendo a lo largo de los ejes viales, predio
a predio, son inmuebles que, en importante proporción, fueron diseñados para
otros usos (vivienda, por ejemplo); pero han sido readecuados para la nueva
actividad con problemas de compatibilidad y complementariedad. Sólo ocasio-
nalmente los usos comerciales se desarrollan en edificaciones diseñadas para tal
fin y, en contadas excepciones, con el manejo del espacio público, el respeto por
el ciudadano y el equilibrio ambiental.

Los usos institucionales destinados a los servicios de orden social, asistencial,


administrativo y religioso, tanto públicos como privados, también se ubican de
manera arbitraria; a ellos recurren los ciudadanos sincelejanos como los de la
región y, en la mayoría de casos, presentan congestión o desatención en lo perti-
nente a las exigencias de los servicios prestados.

440 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


También se destacan los servicios administrativos, judiciales, notariales y fi-
CRUCE DE CAMINOS
nancieros los cuales se encuentran en la zona centro de la ciudad, pero con un
pobre y maltratado espacio público, muy característico de la ciudad y aprecia-
do por sus ciudadanos, ya perdido para su disfrute desde hace varias décadas,
pero que requiere una adecuada acción de recuperación con el aporte de todos
los implicados.

Una manifestación de la intolerancia hacia la ciudad se expresa en el comporta-


miento con el espacio público. Son notorios y preocupantes, entre otros aspectos,
la falta de andenes o de su continuidad cuando éstos existen, la tendencia a elimi-
nar los antejardines y a cerrar los patios, la falta de señalización y de nomenclatu-
ra y la contaminación visual y ambiental.

Los espacios de recreación pública son prácticamente inexistentes; sólo se iden-


tifican algunas canchas multideportivas, en la plaza de Majagual, el circo de toros,
la biblioteca y el teatro, entre las más importantes.

Sincelejo presenta pocos espacios públicos y los que existen se encuentran disper-
sos en lugares aislados de uso común o privado. De acuerdo con los planificado-
res urbanos, la calidad del espacio público municipal es determinada por el
tamaño, la proporción y el desarrollo de la población, en relación con sus aspec-
tos antroposocioculturales y en atención al criterio y carácter de lo público y
comunitario. Hoy en día, estas consideraciones tienden a desaparecer y el espacio
público no hace parte esencial del diseño de la ciudad.

En los corregimientos, se sigue dando el uso de la calle la plaza central para el


encuentro, las relaciones y el disfrute comunal y se repite el uso de arroyos,
jagüeyes y potreros, ubicados en bienes particulares para las actividades lúdicas,
deportivas y recreativas.

Se ha planteado como tarea del Plan de Ordenamiento, establecer una


jerarquización en la organización del espacio público municipal que incluya una
gama de escalas y tipos de espacios, desde grandes parques urbanos hasta los
pequeños parques de vecindario, que podrían ser enlazados por corredores ver-
des que brinden arborización para las vías en la escala regional, arterias y vías
locales y que acompañen los corredores del sistema hídrico a través de los arroyos
que surcan en espiral la ciudad.

El uso residencial, se concentra en los sectores y barrios de la ciudad y en él se


combinan diferentes tipologías y estratos. Este uso ha sido cada vez menos fre-
cuente en el Centro histórico, hecho que ha contribuido a su deterioro en manos
de arrendatarios o usuarios sin interés en su conservación patrimonial.

Los usos industriales bastante incipientes, se localizan al suroeste de la ciudad


sobre la vía troncal de Occidente, con poca representatividad en el desarrollo de
la ciudad.

A lo largo de los ejes viales principales, se desarrollan simultáneamente activida-


des comerciales, institucionales, de vivienda, de servicios y de recreación. Tam-
bién aparecen talleres, mercados, tiendas, viviendas, etc., que forman corredores

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 441


de uso múltiple, pero también con problemas de compatibilidad y complementa-
SINCELEJO
riedad.

La situación descrita se debe fundamentalmente a la incapacidad de anticipación


y de planificación por parte de la municipalidad; sus acciones se limitan a resol-
ver problemas menores cotidianos; pero, por el gran volumen de los mismos,
tampoco puede dar respuesta a todos ellos.

Para detener el deterioro ambiental y mejorar la calidad de vida urbana, se debe-


rán considerar diversas variables para emprender un mejor proceso de ordena-
miento territorial. Es así como debe evitarse la integración física entre Sincelejo
y Corozal. La conurbación de las dos ciudades, fácilmente podría desembocar en
un verdadero desastre ecológico, si no se logra proteger los cerros que separan a
los dos municipios, ya que son áreas muy frágiles y tienen una función dentro del
ecosistema regional. Si bien, ya existe una conurbación entre Sincelejo, Corozal y
Morroa, ésta se ha dado de forma espontánea, pero existe tiempo aún para que sea
frenada o incluso reglamentada en el nuevo Plan de Ordenamiento de cada uno
de los tres municipios.

A pesar de los requerimientos ambientales, muchas construcciones se han exten-


dido con la aparición de las variantes a Corozal y a Sincelejo. Pero no debería
estimularse este tipo de crecimiento, no solamente en función de la preservación
de los cerros, sino también para beneficiar los acuíferos que se localizan en medio
de los dos municipios. Esta zona debe ser considerada de protección ambiental,
al igual que el espacio entre la vieja variante y la nueva. No obstante, las áreas
urbanas de Sincelejo han cubierto con pavimento los lugares que el acuífero
necesita para nutrirse de las lluvias, obstaculizando así la filtración del agua. De
hecho, estas circunstancias especiales plantean la imperiosa necesidad de coordi-
nar y complementar la elaboración de sus respectivos planes de ordenamiento
territorial.

442 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CRUCE DE CAMINOS

EL SISTEMA AMBIENTAL MUNICIPAL

En el territorio de Sincelejo existen valiosos recursos naturales que proporcionan


el sustento de sus habitantes, pero la contaminación y el deterioro progresivo
generados por el hombre están ocasionando su destrucción y agotamiento; el caso
más importante de contaminación es el producido por el vertimiento de las aguas
residuales, sin ningún tipo de tratamiento, en el arroyo grande de Corozal, el cual
desemboca en la Ciénaga de Santiago Apóstol, humedal del río San Jorge, afluen-
te del río Magdalena.

ÁREAS DE CONSERVACIÓN Y RESERVA

Están constituidas por las porciones de territorios urbanos o rurales que han sido
catalogadas como restringidas o de prohibida urbanización, por sus condiciones
naturales o ambientales que, a su vez, les otorgan gran valor paisajístico o geográ-
fico cuyo cuidado corresponde a las autoridades municipales en beneficio del
bienestar comunitario.

En Sincelejo, según las directrices conocidas en varios documentos, se han iden-


tificado varias áreas susceptibles de conservación y reserva. Éstas, aunque ya
bastante intervenidas por el hombre, no deben ser abandonadas a su continuo
deterioro; de allí que se conviertan en prioridad para lograr su recuperación y
manejo sostenible.

El acuífero Morroa, única fuente de agua potable de la cual se abastecen varias


poblaciones de los departamentos de Bolívar, Sucre y Córdoba, actualmente
está siendo sobre-explotado y no se maneja con criterio técnico basado en una
guía para su monitoreo. En el territorio del municipio de Sincelejo, se en-
cuentra parte de la zona de recarga del acuífero, específicamente en áreas de
los corregimientos de Las Palmas y Chochó y se extiende de occidente a orien-
te desde el pie de los cerros de Romero y de Santa Helena, que circundan el
casco urbano de la ciudad, hasta los limites con los municipios de Corozal y
Sampués. Esta zona del acuífero, tiene un espesor aproximado de 500 me-
tros.3 Los decretos 2811 de 1974 y 1541 de 1978, en sus artículos 149 a 154 y
3 Evaluación hidrogeológica del acuífero
Morroa, Graciela Rodríguez Marín, In- 173 l 176, respectivamente, establecen normas para la protección y preven-
genias, 1993. ción de contaminación de las aguas subterráneas.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 443


Los arroyos, únicas fuentes de aguas superficiales y no permanentes, son canales
SINCELEJO
de escorrentías para las aguas lluvias que caen en el área de sus cuencas; dichas
cuencas y márgenes de los arroyos, en su gran mayoría, presentan una alta
deforestación y elevados procesos erosivos y/o sedimentación de sus cauces, como
consecuencia de la tala de árboles o la eliminación indiscriminada de la cobertu-
ra vegetal aledaña a los mismos. Los canales superficiales que pertenecen a la
microcuenca del arroyo Grande de Corozal como El Pintao, El Cauca, La Mula,
El Caimán, el Paso, El Colomuto y La Peñata son los receptores directos de las
aguas residuales domésticas de la ciudad de Sincelejo, sin ningún tipo de trata-
miento previo. Los principales arroyos que recorren el territorio del municipio
de Sincelejo son: El Medio, El Zanjón, Montecristo, Cascarón, Florida, El Bajo,
Moquén, Flor, Ceiba, De la Muerte, San Antonio, Bomba, Bledo, Grande de
Corozal, Colomuto, Chochó, Canapote, El Peñón, Hondo, El Prado y El Mamón,
los cuales también deben reforestarse con especies vegetales que cumplan con los
requisitos de ser autóctonas, de rápido crecimiento y amplia cobertura vegetal.
Para el caso específico del municipio de Sincelejo, se definió, de común acuerdo
con los funcionarios de Carsucre, que una franja de 20 metros a lado y lado de los
arroyos contados a partir de la línea de eje del mismo es la más aconsejable en
zona rural, para no desmejorar a los propietarios de los predios por los que corren
arroyos; esta franja debe ser reforestada y conservada por los propietarios dándo-
les los incentivos especificados en la ley;4 totalmente de acuerdo con lo especifi-
cado por el decreto 2811 de 1974 en su artículo 83 literal d y lo ratificado por el
Decreto 1541 de 1978 en su artículo 14.

Los cerros que constituyen una continuación de los Montes de María. Su delimi-
tación en el municipio de Sincelejo, se fundamentó en el plano de zonificación
biofísica del estudio general de suelos de Sucre de 1998, del IGAC; éstos se
encuentran altamente deforestados por la acción antrópica, en el afán de ampliar
la frontera de ganadería extensiva y, en alguna oportunidad, fueron santuarios de
incontables especies de flora y fauna nativas asociadas; de ellas ya algunas desapa-
recieron. Es, en consecuencia, importante iniciar su recuperación por la vía de la
promoción de la reforestación, no sólo en áreas públicas sino, sobre todo, en
propiedades privadas del área rural, para lo cual pueden ofrecerse incentivos
económicos a los propietarios, tal como lo dispone la ley.5

La porción de territorio, correspondiente al lugar en donde nace el arroyo


Colomuto, localizada al norte de la ciudad entre el Colegio del Norte, la Normal
de señoritas y la vía que va del Barrio San Luis al tanque de La Pollita, área
surcada por canales de escorrentía cuyos caudales dan origen al mencionado
arroyo; el área denominada el vivero, ubicada exactamente detrás del edificio de
la gobernación de Sucre, posee una gran variedad de especies vegetales plantadas,
al igual que de especies de fauna asociadas a ellas. Aquí también nace el arroyo La
Mula. El área denominada parque de las Garzas, localizada en la esquina de la
intersección de la avenida de La Paz y la troncal de Occidente, es un lugar de
descanso y estadía de una hermosa ave (garza blanca), así como de otras especies.
El humedal ubicado en zona aledaña al colegio de Las Mercedes que es alimenta-
do por el arroyo La Mula, constituye un oasis que alberga algunas especies vege- 4 Artículos 83,157,173 y 253 del Estatu-
to Tributario y la Ley 139 de 1994, que
tales y la fauna asociada a ellas. El humedal localizado entre el parque industrial establece los CIF.
y la sede de la firma Támara y Samudio, también es un sitio de descanso y estadía 5 Ibíd.

444 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


para la garza blanca (Egreta Tula). El humedal localizado en la intersección de la
CRUCE DE CAMINOS
vía al mar y la troncal de occidente (El maizal), posee algunas especies vegetales
como la ceiba blanca, pero se encuentra en un estado de deterioro.

ÁREAS DE PAISAJE
Se han determinado como áreas de paisaje en el territorio de Sincelejo las corres-
pondientes a los cerros miradores de los alrededores que presentan un panorama
de exquisita e inigualable belleza con visual hacia el golfo de Morrosquillo, la
ciénaga de Momil y la ciudad; estos miradores deben ser objeto de una normativa
local especifica para su protección y mantenimiento, en la cual debe buscarse la
armonía y la convivencia entre el hombre y la naturaleza, máxime cuando el
perímetro urbano de la ciudad ya se encuentra sobre algunas de tales áreas. Éstas
se encuentran ubicadas en los cerros del occidente y del norte del casco urbano de
la ciudad, en una posición casi paralela a la carretera Sincelejo-Tolú y a los cerros
de Romero y Santa Elena en el sur.

ÁREAS DE RIESGO Y ALTO RIESGO


Están conformadas por la porción del territorio urbano o rural afectada por res-
tricciones para la urbanización por presentar amenazas y riesgos no mitigables, o
bien condiciones de inestabilidad física o de insalubridad para los habitantes. Se
han identificado como áreas de riesgo dentro del territorio del municipio de
Sincelejo, según consta en los estudios técnicos de Carsucre, IGAC, Electrocosta,
CREG y otras instituciones municipales, las siguientes:

La franja de terreno correspondiente a 64 metros,6 32 metros a lado y lado del eje


de la línea de 500 kv. de propiedad de Interconexión Eléctrica S.A., la cual atra-
viesa en dirección sur-occidente a nor-oriente el territorio rural del municipio de
Sincelejo e influencia directamente parte del territorio de los corregimientos de
Chochó, Las Palmas y Castañeda. La franja de 16 metros,7 8 metros a lado y lado
del eje de la línea de 110 kv. de propiedad de Electrocosta SA E.S.P. Así: Desde la
subestación eléctrica del municipio de Chinú, vienen dos líneas paralelas en sen-
tido sur-norte que influencian directamente áreas del corregimiento de Castañeda
y la vereda La Garita y llegan hasta al área urbana de la ciudad en la subestación
Boston.

De la subestación Boston, sale otra línea con sentido oriente, luego norte y más
adelante occidente, para unir a ésta con la subestación Sierra Flor, tratando de
evadir el casco urbano de la ciudad; de la subestación de la Sierra Flor sale otra
línea con sentido nor-occidente hasta la fábrica de Tolcemento que influencia una
6 Resolución N° 025 de julio 13 de 1995,
emanada de la CREG.
porción del territorio corregimental de Las Majaguas y La Chivera; la franja de 8
7 Ibíd. metros8 a lado y lado del eje de las líneas de 34 kv. perteneciente a Electrocosta
8 Ibíd. SA E.S.P. Así: desde la subestación eléctrica del municipio de Chinú viene una
9 Ibíd. línea en sentido sur-norte que influencia parte del territorio corregimental de

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 445


Sabanas del Potrero y San Nicolás y llega hasta al área urbana de la ciudad de
SINCELEJO
Sincelejo en la subestación El Cortijo; de la Subestación El Cortijo sale otra línea
con sentido nor-occidente hasta la fábrica de Tolcemento que influencia una
porción del territorio corregimental deCerrito de La Palma, Las Majaguas y La
Chivera; la franja de 8 metros9 a lado y lado del eje de la línea de 13,8 kv. pertene-
ciente a Electrocosta así: la línea que une el punto de intersección de la Troncal de
Occidente y la variante a Tolú (El Maizal), con los corregimientos de San Nico-
lás, Sabanas del Potrero, San Martín, San Jacinto y Babilonia; la línea que une la
subestación El Cortijo con los corregimientos de San Antonio, Buenavista,
Buenavistica, Las Huertas, Cruz del Beque, El Cerrito de La Palma y Laguna
Flor; la línea que viene desde la subestación de Toluviejo a alimentar el
corregimiento de La Arena y las veredas La Gulf y Barro Prieto; la línea que viene
desde la subestación de Toluviejo a alimentar los corregimientos de Las Majaguas
y La Chivera y la vereda Moquén; la línea que viene desde la subestación de
Boston a alimentar los corregimientos de Chochó; Las Palmas y Castañeda y las
veredas Mirabel y la Garita; la línea que viene desde el barrio Puerta Roja a
alimentar el corregimiento de La Peñata.

La gran mayoría de las líneas eléctricas de 13,5 kv. que se extienden dentro del
perímetro urbano, no guardan la distancia mínima, ya que generalmente tienen su
trazado sobre el anden y la zona de retiro de las construcciones. De otro lado, las
subestaciones eléctricas localizadas en el perímetro urbano de Sincelejo por su
diseño, se encuentran protegidas por un cerramiento que evita cualquier tipo de
contacto externo. Estas zonas deben estar convenientemente aisladas para evitar
una excesiva exposición a contaminación electromagnética o invisible que afecta
la estructura orgánica de todas las formas de vida y también para prevenir posi-
bles accidentes.

La franja de terreno correspondiente a 6 metros,10 3 metros a lado y lado del eje


del tubo del oleoducto Caño Limón-Coveñas, que atraviesa el territorio de
Sincelejo de oriente a occidente e influencia parte del territorio de los
corregimientos de La Peñata, La Chivera, Las Majaguas y La Arena y está sujeta no
sólo a las contingencias que le son propias sino también a atentados terroristas.

La franja de terreno correspondiente a 5 metros,11 2,5 metros a lado y lado del eje
del tubo del gasoducto de Ø10» de propiedad de Promigás, atraviesa el territorio
del municipio de Sincelejo de sur a norte, influencia directamente parte del terri-
torio corregimental de Sabanas del Potrero y San Nicolás, pasa muy cerca del
casco urbano de Sincelejo, paralelo a la vía a Tolú y más al norte influencia parte
del territorio de los corregimientos de Las Majaguas y La Arena; la franja de
terreno correspondiente a 5 metros,12 2,5 metros a lado y lado del eje del tubo del
gasoducto de Ø 8» de propiedad de Promigás, atraviesa el territorio del munici-
pio de Sincelejo en sentido sur-occidente nor-oriente, se desprende del ramal del
gasoducto de Ø10» en un punto cercano a la finca Rosedal, alineándose paralelo
a la troncal de occidente para llevar el gas hasta el municipio de Corozal. Estas
tuberías conducen el gas de uso domiciliario a elevadas presiones que pueden
generar en caso de ruptura conflagraciones de dimensiones mayúsculas. La franja
10 Ecopetrol, 1999.
de terreno correspondiente a 20 metros,13 10 metros a lado y lado de la línea del 11 Promigás, 1999.
eje de los arroyos que atraviesan el casco urbano de Sincelejo, por ser zonas 12 Promigás, 1999.
susceptibles a las inundaciones; especial mención merecen el barrio Uribe Uribe 13 Artículo 83, numeral d, del Cnrnr.

446 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


aledaño al arroyo El Pintao en la zona sur y el barrio Nuevo Majagual, aledaño al
CRUCE DE CAMINOS
arroyo Pintaito en la zona central de la ciudad, que cada año sufren las consecuen-
cias por encontrarse en la parte más baja de estos arroyos; la situación se agrava
por la total deforestación de sus riberas, la sedimentación de sus cauces, la insalu-
bridad ocasionada por el vertimiento en sus lechos de las aguas residuales y espe-
cialmente por la disposición de basuras en ellos, las cuales causan las obstrucciones
en los puentes y generan las inundaciones en la ciudad.

A las casas construidas sobre las zonas anegadizas del barrio Uribe Uribe se les
evitaría el problema de inundación, mediante un trabajo de mantenimiento
(dragado) de los cauces de los arroyos, al igual que de la limpieza del área bajo el
puente sobre el arroyo Pintao, en la vía que conduce al corregimiento de Chochó,
el cual por las características de su estructura retiene las basuras que taponan la
salida del agua, haciendo que el caudal del arroyo se represe y se afecten las
viviendas descritas; las viviendas ubicadas en el barrio Nuevo Majagual, que se
encuentran construidas entre los cauces de dos arroyos, definitivamente deben
ser reubicadas; el resto de las viviendas que se encuentran en la zona de riesgo
dentro del perímetro urbano no han tenido a la fecha problemas de inundaciones.

El área urbana aledaña a la estación reguladora de presión y medidora del ga-


soducto de Sincelejo, ubicada en el barrio Mochila. En el corto plazo, esta esta-
ción sólo será para regulación y se le bajará el rango de presión de 150 psi a 80 psi,
lo que disminuirá sensiblemente el riesgo, ya que esta presión es muy cercana a la
que se maneja en las redes que es de 60 psi.

La zona aledaña al actual relleno sanitario de la ciudad, debido a las emisiones de


gas y líquidos lixiviados, producto de la descomposición de la basura. La distan-
cia mínima a que deben estar ubicadas las viviendas de los límites del relleno es
de 200 metros.14

La zona aledaña al área donde se construirán en el futuro las lagunas de oxidación


para el tratamiento de las aguas residuales de Sincelejo. La distancia mínima a
que deben estar ubicadas las viviendas de los límites de dichas lagunas es de 1.000
metros.15

El área anegadiza ubicada en la zona sur, aledaña a la intersección del arroyo el


Pintao con la vía que de Sincelejo conduce al corregimiento de Chochó. Esta área
será utilizada como parte del ecoparque, cuya construcción ha solicitado la co-
munidad de la zona sur.

El área correspondiente al cerro de La Pollita, donde existe un asentamiento


urbano sobre laderas con fuertes pendientes. Allí, por su ubicación en áreas de
influencia de los cauces o en la parte más baja del cerro, algunas casas y la escuela
se encuentran en peligro por causa de deslizamientos, de contingencias por ruptu-
ra de las tuberías que llegan al tanque de almacenamiento del acueducto o de
problemas estructurales y de filtraciones del propio tanque. Estas construcciones
deben ser reubicadas.
14 Guía para el diseño y construcción de
un relleno sanitario. Gobernación de
Antioquia, 1988.
15 Carsucre, 1999.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 447


SINCELEJO

VI

LOS SERVICIOS PÚBLICOS Y EL PERÍMETRO


URBANO Y SANITARIO

El perímetro urbano es la porción del territorio municipal destinada por el Plan


de Ordenamiento Territorial de Sincelejo para usos urbanos y áreas de futuras
expansiones; se encuentra dotada de la infraestructura vial y redes primarias de
energía y gas, y habilitada para la urbanización y la edificación con posibilidades
futuras de servicios de acueducto y alcantarillado.

El perímetro sanitario comprende la poligonal cerrada, cuyos lados conforman el


límite de cobertura de las redes de servicios públicos de acueducto, alcantarillado
y de recolección de basuras en el área urbana. El perímetro de servicios básicos en
el área urbana coincide con el perímetro urbano. Las áreas libres al interior del
perímetro urbano, deben tener disponibilidad inmediata para la prestación de los
servicios.

Las características de los diferentes servicios con que cuenta el área urbana se
presentan a continuación.

ACUEDUCTO
La cobertura oficial del acueducto es del 90%, la cual se pretende ampliar al
100% con el Plan de Gestión de la Empresa en el año 2002; es decir, en el
mediano plazo. También se apunta a mantener su cobertura total, en el largo
plazo, sirviendo las áreas de nuevos desarrollos y expansión. Para lograr esta
meta, el Ministerio de Desarrollo tiene dispuesta una inversión de $ 1.800 millo-
nes que se destinarán al incremento de la producción (2 pozos más en el corto
plazo) y a la expansión de redes.

La solución a la problemática del agua en el municipio, debe ser de carácter


regional y aun cuando la solución definitiva sólo se tendrá en el largo plazo, de
manera inmediata es urgente conocer con detenimiento el estado del acuífero de
Morroa, su vida útil y vulnerabilidad y, con base en tales conocimientos, iniciar el
proceso de definición del momento en que deben comenzar los estudios de pre-
inversión para el macro proyecto regional del Acueducto de las Sabanas.

448 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


La empresa es responsable de los nuevos desarrollos urbanísticos, en los cuales
CRUCE DE CAMINOS
debe dar su aprobación técnica y realizar el seguimiento y control correspondien-
te a las urbanizaciones y los proyectos arquitectónicos.

ALCANTARILLADO
La cobertura del alcantarillado es del 74% y Empas plantea ampliarla en el corto
plazo al 80% y en el mediano plazo al 90%, a la vez que se pretende llegar al
100% en el largo plazo. Los barrios subnormales y en proceso de consolidación
carentes del servicio se irán incorporando al sistema paulatinamente, hasta lograr
la cobertura total de la ciudad.

Para el mediano plazo, se tiene el compromiso de la construcción del sistema de


las lagunas de oxidación, las cuales son necesarias para la disposición final de las
aguas servidas.

ENERGÍA ELÉCTRICA

De acuerdo con las estadísticas, la cobertura actual del servicio es del 98%. Te-
niendo en cuenta el perímetro urbano propuesto, así como las áreas de expansión
urbana y las de desarrollo integral y de desarrollo prioritario, se establece que la
empresa está en capacidad de cubrir el 100% de la demanda actual con la expan-
sión de redes y el servicio hacia Las Canarias, Los Rosales, Los Alpes y Bella
Vista. También existe esta posibilidad con la demanda futura, hacia La Narcisa,
zona sur, etc. La demanda de energía en Sincelejo, ha sido suplida con dos
subestaciones interconectadas a 110 kv: Cortijo con 20 mva y Boston con 60
MVA. Con las obras recientes del Planiep, se aumentó la capacidad instalada con
la construcción de la subestación Sierraflor (60 mva). Esta capacidad instalada de
Sincelejo de 140 mva casi triplica el requerimiento actual de la ciudad que es
aproximadamente de 10.500.000 kwh mes, lo que significa que se dispone de un
excedente suficiente. Adicionalmente, la empresa tiene la posibilidad de ampliar
y repotenciar fácilmente esta capacidad en Cortijo y Majagual, por medio de la
interconexión eléctrica. Además se tienen interconectadas a 34,5 kv. las anterio-
res subestaciones y desde las subestaciones Cortijo y Toluviejo se alimenta la
subestación Majagual de 8,5 mva. Con la capacidad de transformación existente,
se tiene cubierto el aumento de consumo de la ciudad por más de 10 años.

ASEO
El consorcio encargado del aseo presta los servicios de barrido de calles, recolec-
ción de basuras y disposición final de las mismas; también incluye el cuidado de
las zonas verdes y la prestación de servicios especiales. En el mediano plazo se ha

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 449


planteado aumentar la cobertura actual en el área urbana que es actualmente del
SINCELEJO
86% al 95%, para prestar el servicio en todos los barrios.

Otro servicio es el de barrido de calles y parques destinados a la realización de


fiestas o eventos especiales. En cuanto a la disposición final de basuras, la empre-
sa plantea utilizar las 10 hectáreas contiguas al relleno actual, del mismo pro-
pietario y disponibles para su utilización, lo que permitiría ampliar la vida útil
del relleno sanitario.

GAS NATURAL
La empresa Promigás vende el producto a la empresa regional Surtigás, que pres-
ta el servicio básicamente en el casco urbano de Sincelejo, mediante el suministro
a baja presión. La cobertura o disponibilidad del servicio, que en la actualidad
cuenta con la tubería instalada, es del 95% y se plantea su ampliación al 100%, en
el corto plazo, en zonas desarrolladas legalmente, de acuerdo con el crecimiento
de la ciudad y siguiendo las prioridades establecidas en el Plan de Ordenamiento
Territorial.

Surtigás sólo presta el servicio en el área rural en el corregimiento de Chochó y no


tiene planes de expansión en el corto plazo para cubrir otras áreas corregimentales.

TELEFONÍA
La densidad telefónica16 en el área urbana es de 11,25%.

El servicio de telefonía en el municipio de Sincelejo, se presta en tres niveles:

Telefonía local. En el largo plazo, Telecom se propone prestar el servicio no sólo


en la totalidad del área urbana de Sincelejo, sino también en las cabeceras
corregimentales de los centros poblados de mayor jerarquía, con base en la de-
manda. Las proyecciones de la empresa, crecen al ritmo de la demanda. Ésta es
cubierta mediante un contrato con una firma privada, la cual realiza las instala-
ciones necesarias para satisfacerla.

Telefonía pública: Telecom continuará prestando el servicio de los teléfonos pú-


blicos localizados en los distintos sectores, con base en las solicitudes de la comu-
nidad, mediante líneas básicas manejadas por las juntas de acción comunal o la
instalación, en el corto y el mediano plazo, de teléfonos monederos.

Telefonía social: Este servicio será prestado, en el mediano plazo, en todas las
cabeceras corregimentales del área rural.

Existe el compromiso, por parte de la empresa, de atender la realización de pro-


yectos urbanísticos y nuevos desarrollos, para los cuales debe dar su aprobación
16 Número de líneas instaladas por 100, en-
técnica, así como adelantar el seguimiento correspondiente. tre el número de habitantes.

450 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CRUCE DE CAMINOS

VII

LA CULTURA EN LA CIUDAD MAQUETA Y LA CIUDAD REAL

Algunos gestores culturales, educadores y dirigentes de Sincelejo, entienden a


este conjunto urbano como el resultado de procesos culturales. De ahí que el
concepto de ciudad deba trascender lo físico-espacial. Los asentamientos o el
hábitat humano deben estar circunscritos al ser y al quehacer de la gente y no al
capricho del urbanizador, del constructor o del invasor. En los actuales momen-
tos, se sigue construyendo una ciudad basada principalmente en la dimensión
física. Independientemente de que a las unidades habitacionales se les llame casa
de cartón, vivienda de interés social o mansiones, inmediatamente se les ubica en
unos estratos que las separan en casas para ricos y casas para pobres, en lugar de
casas para ciudadanos. No se tiene en cuenta el mundo cultural e interior de las
gentes, sino que la evaluación se realiza en términos de si las personas poseen o no
los medios económicos para comprar determinadas viviendas.

Por otra parte, al analizar el tema de los desplazados en Sincelejo, se hace eviden-
te que no sólo existen los que llegan del campo y se establecen en la periferia del
casco urbano, sino que también viven los desplazados por la misma ciudad, a
quienes se les violentan sus derechos fundamentales y culturales de manera exclu-
yente. Este tipo de violencia, causa un deterioro del sentido real de identidad y
pertenencia hacia la misma ciudad. No puede negarse que existe un señalamiento
entre los mismos miembros de las comunidades urbanas, con lo cual se provocan
marcadas diferencias culturales incluso entre las fiestas del norte y del sur: «Los
de allá no pueden entrar acá, pero los de acá tienen todo el derecho de entrar allá».
Gente que ha nacido y crecido en la ciudad, hoy resulta que ya no pertenece a ella,
no tiene cabida dentro de su dinámica cultural. No hay razón, entonces, para
ignorar el lugar de cada elemento coherente de la ciudad, qué tipo de aldea o de
ciudad nos merecemos, no hay razón para dejar de soñar al final del siglo XX la
ciudad que queremos y mucho menos para no elaborar el proyecto que ofrezca
bienestar a los ciudadanos que la habitan.

No existe ciudad para el deporte, tampoco para la recreación; no hay parques no


existe ciudad para el desarrollo económico armónico ni para el comercio; no
existe un centro equilibrado en términos urbanísticos, sino su lejana evocación;
no hay ciudad para el funcionamiento gubernamental y menos para el desarrollo
del arte. La ciudad con que contamos, no está diseñada para los peatones, sus vías
no han sido definidas para el transporte interno. Tampoco la ciudad se encuentra
adecuada para la salud y la educación, ya que está desconectada de los fundamen-
tos pedagógicos urbanos y cibernéticos del mundo contemporáneo. No existen
planes claros de cultura para reconstruir la ciudad y mucho menos para conservar

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 451


el patrimonio existente. Es evidente la falta de cultura ciudadana y la disolución
SINCELEJO
de concepto de vecindario por la débil presencia del barrio, que obliga a sus
pobladores a actuar como seres aislados. No se puede amar a la ciudad desde los
cerros. Para hacerlo, realmente hay que entrar en ella y considerarla desde aden-
tro, reconstruida por todos los pobladores que merecen una vivienda digna y un
barrio digno. Para ello, es necesario proponer un plan de ciudad con fundamento
social y cultural que esté por encima de todos los intereses particulares. La
globalización en que nos encontramos inmersos en estas épocas de fin de siglo,
tiene sentido sólo con la cultura a la cabeza; pero sin ésta, se corre el riesgo de
quedar rezagados y entonces, sería difícil alcanzar la ciudad que soñamos.

En Sincelejo, la cultura debe interesarse por despertar la creatividad, por medio


del estímulo social y de la educación enfocada a fomentar el desarrollo de la
convivencia ciudadana y la participación comunitaria. Precisamente, se trata de
fomentar un nuevo ciudadano que, desde su nacimiento, adquiera la correspon-
diente armonía integral que le permita llevar a cabo todos los grandes propósitos
de su vida social y de bienestar humano.

452 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CRUCE DE CAMINOS

VIII

ALGUNOS ELEMENTOS DE LA DINÁMICA


ECONÓMICA DE SINCELEJO

Las principales actividades económicas del municipio de Sincelejo, giran alrede-


dor de su propia área rural y están ligadas a sus municipios vecinos, específica-
mente en los sectores de la ganadería, la agricultura, el comercio y otros servicios.
Por la excelente calidad de su ganado vacuno de alta selección, Sincelejo ha sido
llamada la «Capital cebuísta de Colombia»; cuenta con una magnífica cría para
levante y ceba de animales de inmejorables condiciones destinados al consumo
en los mercados regionales. Por su parte, la lechería, con la quesería en menor
escala, es también importante dentro del primero de los renglones económicos
del municipio.

La agricultura, junto con la ganadería, es cada vez más una fuente económica de
importancia. Se destaca la producción de maíz, yuca, ñame y plátano. El comer-
cio al por mayor y al detal es bastante activo, conjuntamente con otros servicios,
especialmente los gubernamentales y los financieros.

La industria muy incipiente deberá ser estimulada y fomentada por las entidades
nacionales y municipales en la ciudad. Cuenta con algunas factorías de productos
alimenticios, de confecciones, calzado y procesamiento de artículos de maderas.
La actividad microempresarial ha llegado a ser, en la actualidad, la dinámica
económica más promisoria del municipio, por lo cual podría, con determinados
estímulos impositivos y crediticios, evolucionar hacia un conjunto de pequeñas y
medianas empresas con proyecciones en la generación de empleo.

En torno a las corralejas se ha desarrollado una pujante economía regional y local,


ya que en ellas se entrelazan los negocios de comerciantes, hacendados, ganade-
ros, industriales, profesionales y artistas, en medio de un sano ambiente de alegría
que permanece por el resto del año.

Con respecto a la calidad del empleo es importante resaltar el nivel que ha adqui-
rido la informalidad, con un 58% en la estructura de la ocupación en Sincelejo.
Mientras que en los diez grandes centros urbanos, la tasa global de informalidad
era del 55,2% en 1984 y se incrementó al 57,1% en 1988. Para 1992 había des-
cendido a 54,9% y en los dos últimos años lo hizo aun más, alcanzando un 53,8%
en 1994. Esta reducción ha sido transitoria hasta 1996, ya que a partir de 1993 ha
venido en aumento, hecho que se ha acompañado de un escaso dinamismo del
empleo gubernamental, aunque también se han creado nuevos puestos de trabajo
en el sector formal, por parte del sector privado. El mayor grado de informalidad

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 453


se está presentando en las poblaciones urbanas de menor y mediano tamaño,
SINCELEJO
fundamentalmente en los sectores del comercio callejero, el empleo doméstico,
la preparación de alimentos, la construcción y el transporte.

La situación de desempleo se ha agudizado en los últimos dos años, como produc-


to de la recesión económica por la que atraviesa el país y se han alcanzado cifras
sumamente elevadas que sobrepasan el 20% que se registra en el nivel nacional.
En Sincelejo, se tiene un promedio de desempleo del 24,5% durante el segundo
semestre de 1999.

Los actuales problemas de empleo urbano son atribuidos a las restricciones del
crédito, a las altas tasas de interés y a la apertura económica con implicaciones
negativas en el aparato productivo, el cual se considera que no es el adecuado para
enfrentar la competitividad internacional en un entorno de revaluación.

Por su parte, el sector rural se ha visto abocado a altos niveles de desempleo


abierto, debido al fenómeno de la apertura, a la elevada importación de alimentos
con una fuerte reducción en la generación de puestos de trabajo en la agricultura
comercial y de efectos concomitantes en los bajos ingresos de la mayoría de
trabajadores del campo. Ello constituye una consecuencia de la situación econó-
mica coyuntural, como también de factores estructurales que exigen la acción del
gobierno tanto nacional, como departamental y municipal.

454 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


VALLEDUPAR

CIUDAD ENTRE CIUDADES

CARLOS GARCÍA ARAGÓN

RELATOR
AEROFOTOGRAFÍA DE VALLEDUPAR
FUENTE: IGAC
ESCALA 1:37270
AGOSTO 29 DE 1998
PLANO DE VALLEDUPAR
FUENTE
INSTITUTO GEOGRÁFICO AGUSTÍN CODAZZI
1982
VALLEDUPAR

El Taller ¿Cómo es Valledupar al final


del siglo XX?, fue convocado por el Ob-
servatorio del Caribe Colombiano y la
Secretaría de Planeación de Valledupar
y se realizó en el auditorio de Teleupar
durante los días 24 y 25 de agosto de 1999.
La relatoría fue preparada por Carlos
García Aragón y recibió los conceptos
de Alberto Abello Vives y Silvana
Giaimo Chávez. Participaron como ex-
positores:

Tomás Darío Gutiérrez, Origen y evolu-


ción histórica de la ciudad. William
Aroca, Infraestructura de la ciudad y
aguas. Carlos García Aragón, Organiza-
ción socioespacial de la ciudad. Aurora
Pachón, Planeación urbana de la ciudad.
Elías Ochoa Daza, La ciudad y su gobier-
no municipal. Helmer Daza Torres, La
ciudad y la región. Virgilio Calderón, La
ciudad y el medio ambiente.

También asistieron: Sonia Gómez


Taboada, jefe de Planeación Municipal;
Edith Castro de Rodríguez; Alberto
Abello Vives y Silvana Giaimo Chávez.

En una reunión complementaria reali-


zada en la alcaldía municipal, el Taller
amplió el análisis sobre la problemática
económica con base en las intervencio-
nes de los miembros del Comité
Intergremial de Valledupar.

458 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD ENTRE CIUDADES

CONTENIDO

I LA LLEGADA AL FINAL DEL SIGLO XX 462


NÚCLEO REGIONAL, DESDE LA COLONIA 462
EL DESPEGUE EN 1930, PREDOMINIO DE LA GANADERÍA 463
LA DÉCADA DE 1950 464
LA EXPANSIÓN URBANÍSTICA DE LOS 60 465
EL DEPARTAMENTO DEL CESAR 466
IMPACTOS DE LA CRISIS ALGODONERA 467
LOS ALCALDES DE ELECCIÓN POPULAR 468
LA CRISIS DE LOS NOVENTA, LA EXPLOTACIÓN DEL CARBÓN 469

II LA IMPORTANCIA DEL AGUA PARA LA CIUDAD 470


ANTECEDENTES 470
EL PRIMER ACUEDUCTO 471
PRIMERA AMPLIACIÓN DEL ACUEDUCTO (1962-1963) 471
SEGUNDA AMPLIACIÓN 1970 471
TERCERA AMPLIACIÓN DEL ACUEDUCTO 472
PRIMER ALCANTARILLADO 472
GRANDES OBRAS DE INFRAESTRUCTURAS HIDRAÚLICAS Y SANITARIAS 472
PRIMERA GRAN AMPLIACIÓN DEL ALCANTARILLADO 473
ALCANTARILLADO PLUVIAL 473
SEGUNDO PLAN MAESTRO DE ACUEDUCTO Y ALCANTARILLADO 474
EL FIN DE SIGLO 474

III LA CIUDAD Y SU GOBIERNO 476


LA DESCENTRALIZACIÓN 476
LA CONTINUIDAD EN LA GESTIÓN 476
LA PARTICIPACIÓN DE LA COMUNIDAD 477
SERVICIOS DE ACUEDUCTO
Y ALCANTARILLADO CON PARTICIPACIÓN COMUNITARIA 477

IV LA ECONOMÍA Y LA CIUDAD 479

V REFLEXIONES FINALES 481

BIBLIOGRAFÍA 484

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 459


CIUDAD ENTRE CIUDADES

INTRODUCCIÓN*

Con los objetivos de fomentar la reflexión sobre la situación actual y los proble-
mas y retos de las ciudades costeñas y de recuperar el espacio perdido por el tema
urbano en los estudios e investigaciones regionales, el Observatorio del Caribe
Colombiano ha incluido en su programa de estudios estratégicos la línea de re-
flexión ¿Qué ciudades estamos construyendo en el Caribe colombiano?, la cual se
inicia en noviembre de 1998.

Primero se efectuó un recorrido analítico acerca del estado de los estudios sobre
la manera de entender la ciudad hoy, acerca de la participación de múltiples
ciencias y disciplinas en la interpretación del desarrollo urbano, sobre los con-
ceptos aplicados a la planeación urbana y de los problemas tanto de la misma
como de la gestión urbana. Este recorrido ha sido realizado con el apoyo de
múltiples instituciones y de un numeroso grupo de expertos nacionales y regiona-
les, quienes durante 1999 dirigieron sus esfuerzos a alcanzar el conocimiento
sobre la situación de las ciudades de la región al finalizar el siglo XX.

Barranquilla, Cartagena, Magangué, Montería, Riohacha, San Andrés (como ciu-


dad insular), Sincelejo y Valledupar fueron estudiadas por múltiples actores. Para
ello, se realizaron talleres de reflexión en los que se congregaron expertos conoce-
dores de su realidad, con el fin de pensar sus particularidades y reflexionar sobre
sus orígenes, su funcionamiento y su desenvolvimiento, así como de construir una
visión multidisciplinaria y plural de cada ciudad.

Los talleres incluyeron en su temática la evolución histórica, la relación de la


ciudad con su entorno, la geografía y la problemática del desarrollo sostenible, así
como las oportunidades y problemas ambientales, la organización socio-espa-
cial, la estructura física, la economía, el gobierno local, la planeación municipal
y la cultura, y su papel en la construcción de ciudad y ciudadanía.

Este documento que ha sido llamado Valledupar, ciudad entre ciudades, es preci-
samente, la relatoría del Taller realizado en la capital del Cesar y la cual se presen-
ta dividida en cinco secciones. La primera de ellas, contiene una breve reseña
histórica desde su fundación hasta el final del siglo XX. En la segunda, se describe
la trascendencia de la satisfacción de la necesidad de agua potable en el desarrollo
social y urbano. En la tercera, se analiza al gobierno municipal, en el marco de la
descentralización política y administrativa. En una cuarta sección, se estudia el
tema de la economía y en la última de ellas se presentan algunas reflexiones
* Carlos García Aragón. Relator del Taller finales sobre la experiencia general del desarrollo urbano de Valledupar y de la
¿Cómo es Valledupar al final del siglo cual se podrán extraer lecciones que han de servir de estudio en el resto del Caribe
XX?, realizado en Valledupar el 24 y 25
de agosto de 1999. y de Colombia.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 461


VALLEDUPAR

LA LLEGADA AL FINAL DEL SIGLO XX

El Valle de Upar comprende las cuencas de los ríos Ranchería, Cesar y Ariguaní y
el sur de la ciénaga de Zapatoza. En su parte norte, está delimitado por la Sierra
Nevada de Santa Marta y las serranías de Perijá y de los Motilones, ampliándose
hasta las riberas del río Magdalena, territorio donde se asentaba la nación Chimila.
A su llegada en 1525, los primeros conquistadores comandados por Pedro Villa
Fuerte, lugarteniente de Rodrigo de Bastidas, encontraron en estos territorios una
organización social y política de considerable importancia, con poblados que, des-
pués de la dominación, pasaron a ser presididos por los colonizadores. Los más
importantes entre ellos fueron, sin duda, Tamalameque y Valledupar, en donde
residía Upar, el cacique máximo de los Chimilas y del cual la región deriva su
nombre. La ciudad colonial se funda, después de tres intentos, el 6 de enero de 1550.

NÚCLEO REGIONAL DESDE LA COLONIA


Durante el período de la Colonia, la ciudad desempeñó un papel muy importante
no sólo como centro administrativo sino también como proveedor de alimentos
y materias primas para abastecer otras ciudades como Santa Marta y Riohacha.
En la sabana del Cesar, los colonizadores implantaron la primera y más grande
ganadería de nuevos.

Las primeras obras de infraestructura vial se construyeron para comunicar a la


región con el río Magdalena y llevar el ganado a Cartagena, con el objeto de
exportarlo desde allí a otras áreas del Caribe. En 1580, la ciudad es destruida por
los indios Chimilas y luego se inicia su reconstrucción con el levantamiento de
una muralla circular para su protección, así como de nuevas edificaciones más
estables, de índole gubernamental y religiosa.

Se estaba construyendo una ciudad con la visión de futuro que su importancia


requería. En 1587, contaba con el mayor número de habitantes de la región,
después de Cartagena. Desde entonces, Valledupar es epicentro de una región que
agrupa un gran número de poblaciones que dependían de ella administrativamente.

En los inicios del siglo XVIII, además de la ganadería, se extienden por la región
los cultivos de caña de azúcar para alimentar la producción de los innumerables
trapiches instalados en la zona. Esta actividad se mantuvo hasta finales del siglo
XIX, cuando funcionaban cuatro fábricas oficiales de licor.

462 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


El número de habitantes urbanos era reducido, puesto que el grueso de la población
CIUDAD ENTRE CIUDADES
vivía en las haciendas y poblados de los alrededores, donde comulgaban los propie-
tarios terratenientes y la gran masa de trabajadores aislados de las otras regiones del
país. Allí se amalgama la cultura mestiza que identifica el vallenato de hoy.

La vida de Valledupar fue apacible durante cuatro siglos, como consecuencia del
aislamiento geográfico de los centros urbanos, sociales y políticos de la época. El
crecimiento urbanístico en ese período fue lento, casi nulo, con un notable estan-
camiento en su desarrollo, el cual continúa incluso en las primeras décadas del
siglo XX con una población pastoril.

EL DESPEGUE EN 1930 PREDOMINIO DE LA GANADERÍA


En la década de 1930, durante el gobierno de López Pumarejo se construyen las
carreteras que incorporan la región del Cesar a la red vial nacional y se inicia un
reordenamiento de la geografía de la región, a partir de la construcción de vías
secundarias y de caminos que incorporan nuevas tierras al mercado y a la produc-
ción. La estructura urbana regional se modifica sustancialmente. Además de las
poblaciones importantes por tradición, se conforman nuevos centros que crecen
rápidamente; los núcleos urbanos existentes absorben -unos más que otros- la
creciente migración, conformándose así una red longitudinal de norte a sur inte-
grada por pequeños centros de abasto y servicios.

En 1938, la población urbana de Valledupar era de 3.339 habitantes, los cuales


representaban 21% del total del municipio.

Casi en su totalidad, la población estaba vinculada al campo, con predominio de


la ganadería para la exportación de carne, tal como se venía haciendo desde 1587.
La forma de la ciudad era compacta, prácticamente la misma estructura construi-
da en la Colonia; las construcciones, salvo dos excepciones, eran de un piso y
conformaban la plaza, la iglesia, el centro de gobierno y las casonas coloniales
que desbordaban el marco de la plaza, donde se alojaban los administradores del
Estado y los grandes propietarios de las tierras. A su alrededor, al norte y al sur,
residían los trabajadores, los artesanos y el personal de servicios de la ciudad.

En los años cuarenta, cuando las vías de comunicación conectaron a la ciudad y


la región, con el apoyo del gobierno nacional se emprendió la construcción de
una infraestructura básica de servicios, para la cual se requirió mano de obra
calificada. Fue así como llegaron maestros, artesanos y personal de administra-
ción, quienes se asentaron en Valledupar, demandaron bienes y servicios y logra-
ron imprimir una nueva dinámica económica -hasta entonces desconocida-, la
cual dio comienzo a uno de los procesos de urbanización más acelerados del país.

Entonces, la necesidad de vivienda se hizo sentir; los artesanos y los obreros


encabezados por migrantes calificados de Santa Marta y Barranquilla diligenciaron
ante la municipalidad la cesión de terrenos en los cuales, en 1942, se constrtuyó el
primer barrio de la ciudad levantado por gestión popular, al que se llamó Barrio
Obrero. Las viviendas se construyeron en lotes amplios, con utilización de la

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 463


tipología tradicional de la construcción a dos aguas, pero mediante el uso de
VALLEDUPAR
diversos materiales y por acción comunitaria.

LA DÉCADA DE 1950
El aumento creciente de la población en la región del Cesar, la ampliación de la
frontera agrícola y el incremento de la producción agropecuaria estimulada por
la política económica de sustitución de importaciones a partir de los años 50,
también impulsaron notablemente las actividades comerciales y de servicios com-
plementarios. Ello dio lugar a que aparecieran usos y actividades que, hasta ese
entonces, eran ajenos a la vida de la región y que además fueron incorporados
plenamente a la vida económica nacional.

Hacia 1950, Valledupar era una pequeña población localizada a orillas del río
Guatapurí y próxima al río Cesar que contaba con sesenta manzanas, cien hectá-
reas y una población registrada de 9.011 personas. En ese momento, la ciudad
disponía de un excelente equipamiento urbano representado por el mercado, el
Colegio de Bachillerato Nacional Loperena, la Escuela de Artes y Oficios, el
hospital, los distritos de carreteras, los aeropuertos y la granja para el fomento
agropecuario. La población urbana representaba 34% del total de habitantes del
municipio. En esa época se construyeron nuevos barrios, los cuales conservaron
la forma compacta de la malla urbana y continuaron la trama vial existente. Los
constructores calificados introdujeron una nueva tipología de vivienda en la que
se reproducía la casa con terraza, antejardín amplio y verja, prototipo que se
encontraba en boga en la ciudad de Barranquilla en esos años.

Otros materiales aparecieron entonces en escena en la construcción de nuevos


barrios. Se masificó el uso del ladrillo cocido, del hierro, del cemento y de la teja
de arena-cemento para las cubiertas. Estos nuevos barrios (El Carmen y La Gai-
ta) acogen a los inmigrantes procedentes de Santander y Norte de Santander,
quienes llegan expulsados por la violencia, junto con otros pertenecientes a la
región y que son atraídos por las expectativas de una mejor vida que Valledupar
genera por su equipamiento y posibilidades de trabajo. Llegan obreros urbanos,
artesanos, transportadores y oficinistas para las florecientes actividades comer-
ciales y bancarias. Así también lo hacen propietarios de tierras de otros munici-
pios y obreros agrícolas, quienes arriban con el propósito de enrolarse en los
cultivos que se incrementaban año tras año.

En este período, se enriqueció la amalgama cultural urbana de Valledupar. Para


ese entonces, ésta ya era una ciudad heterogénea en cuanto a procedencia de sus
pobladores, en quienes se aprecian el trabajo y el honor como consignas sumados
a una gran fortaleza cultural que les permite superar los retos que la vida cotidia-
na en el nuevo medio plantea. Es una ciudad abierta al inmigrante y éstos, con sus
conocimientos y destrezas, ofrecen importantes aportes a la construcción de la
ciudad de la última mitad del siglo XX. Una Escuela de Artes y Oficios, símbolo
de la contribución de los artesanos inmigrantes al desarrollo urbano, apoya la
construcción de las nuevas edificaciones y de las obras de infraestructura.

464 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


Durante la década de 1950, con las políticas de la llamada revolución verde,
CIUDAD ENTRE CIUDADES
grandes extensiones de tierra son incorporadas a la producción agrícola de alta
productividad y para dinamizar los mercados nuevos cultivos tecnificados son
introducidos en el país.

Puesto que el valle del Cesar presentaba condiciones excepcionales para el culti-
vo del algodón en gran escala, así como del arroz, el sorgo y el ajonjolí, en pocos
años se adecuaron más de 200 mil hectáreas para estos cultivos que además de-
mandan un alto volumen de mano de obra, de equipos agrícolas y de todos los
servicios conexos. En esta época, se acelera el proceso de inmigración desde otras
regiones de la Costa y desde el interior del país, al igual que hacen tránsito por la
zona oleadas de cosecheros, muchos de los cuales se asientan en la región.

Los centros urbanos aumentan considerablemente su población, lo cual hace que


se produzcan sucesivas tomas de tierras por parte de los destechados inmigrantes
y que se expanda considerablemente el área urbana sin la requerida dotación de
los servicios básicos.

CUADRO 1
POBLACIÓN URBANA DE VALLEDUPAR 1938-1999
1938 1951 1964 1973 1985 1993 1997 1999
3.339 9.011 43.533 98.669 147.967 202.404 242.000 280.000
Fuente: Censo de población y proyecciones.

La morfología de los centros urbanos se transformó notoriamente durante este


período (1938-1999), corto en cuanto a tiempo se refiere, pero también de gran-
des y bruscos cambios en la estructura económica y social de la región.

Valledupar, además de contar con el mejor equipamiento urbano de la región del


Cesar y La Guajira, disponía de extensos terrenos ejidales que permitían la expansión
urbana. La ciudad absorbió un alto volumen de los inmigrantes que a ella afluían con
un acelerado proceso de urbanización, considerado uno de los más importantes del
país. De hecho, la población de Valledupar creció entre 1951 y 1973, período en el
cual se produce su mayor expansión a tasas que varían entre 75 y 82 por mil.

LA EXPANSIÓN URBANÍSTICA DE LOS 60


En 1960, la presión por la vivienda era de tal magnitud, que ello dio lugar a que se
organizara la primera toma de tierras en la ciudad, un hecho sin precedentes hasta
esa fecha. Se creó el barrio Primero de Mayo en los terrenos de la granja
agropecuaria, para ese entonces clausurada. De esta manera, se rompió la forma
compacta de la ciudad que prevalecía hasta ese entonces y tres años después, en
1963, se produjo la segunda toma de tierras, de la misma magnitud que la ante-
rior. En ambos casos, la municipalidad intervino en la planificación de los ba-
rrios, en el loteo y en la dotación de un equipamiento mínimo, actitud que se

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 465


vuelve una constante en la ciudad. En estos nuevos barrios se alojan contingentes
VALLEDUPAR
de obreros agrícolas, artesanos y obreros urbanos, casi todos inmigrantes proce-
dentes de otras zonas del país pero con predominio de los de la llanura costeña.

La expansión física de Valledupar se dirige hacia el oriente de la ciudad, con


viviendas propias de los estratos de altos ingresos y compuestos por población
procedente de los corregimientos y municipios cercanos. Hacia el norte, se inicia
la construcción del sector de vivienda de más altos ingresos. Los servicios públi-
cos son altamente deficitarios y la red vial es ineficiente. El crecimiento de la
ciudad se planifica sobre el terreno y hace su aparición la arquitectura moderna
introducida por profesionales. El centro de la ciudad tradicional, sufre el impacto
de los cambios de uso y con ello se inicia su deterioro.

En 1964, Valledupar cuenta con 43.533 habitantes en su casco urbano, cifra que
representa el 55% de la población total del municipio. En esa época, en el
Cesar, nuevos sectores ascienden al liderazgo económico y político, dentro de
un intenso proceso de gran movilidad social, trastocándose la composición
que permanecía nucleada desde el siglo anterior y que estaba ligada a la pro-
piedad de la tierra.

EL DEPARTAMENTO DEL CESAR


En 1967, la creación del departamento del Cesar, le permite a la nueva dirigencia
regional el manejo político y administrativo, lo que a su vez permitió acercar más
la acción del Estado así como acceder a nuevos recursos, los cuales, en cierta
medida, mejoraron las condiciones de vida en la región.

Valledupar, como capital del Cesar, asume su nuevo papel. La ciudad comprende
que es fundamental adaptar su estructura física a este brusco proceso de urbaniza-
ción acelerada e inicia su camino hacia la planificación con su primer Plan Piloto
de Desarrollo Urbano. Éste fue realizado por el Instituto Geográfico Agustín
Codazzi en 1969. En él se diseña el primer plan vial de la ciudad y se conforma lo
que es la estructura vial actual, se adoptan la propuesta de zonificación urbana y
de usos del suelo así como las primeras normas para la urbanización y la cons-
trucción, las cuales fueron instrumentos básicos para definir la forma y el funcio-
namiento de la ciudad.

En 1973, la población urbana del municipio es de 98.669 habitantes, es decir, el


63,9% del total municipal. En este período la ciudad busca compactar su forma y
mejorar también la infraestructura vial, integrando los diversos sectores, median-
te la construcción de vías por el sistema de valorización en forma masiva y por
medio de la definición de las previsiones para las futuras vías. La imagen de la
ciudad ha cambiado la estructura de servicios y el aparato financiero está volcado
hacia el sector agrícola. Los excedentes generados por el cultivo del algodón, se
invierten en forma considerable en la construcción. Los primeros edificios priva-
dos y públicos, introducen, con la estructura en varios pisos, una tipología urbana
nueva que acentúa el carácter de ciudad. Este acelerado crecimiento, generó una

466 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


mayor demanda de servicios públicos y aquélla se vio entonces abocada a ampliar
CIUDAD ENTRE CIUDADES
su capacidad para la prestación de servicios.

Para Valledupar, ha sido de trascendental importancia la realización del Plan


Maestro de Acueducto y Alcantarillado, presentado en 1976. Este proyecto le
permitió a la Empresa de Obras Sanitarias acometer un programa de desarrollo,
acorde con las necesidades de la ciudad, la que en ese momento vivía una situa-
ción crítica. El manejo adecuado de los perímetros sanitarios y su respeto por
parte de la población, han sido factores importantes en la compacta conforma-
ción de la trama urbana, con lo cual se han evitado desarrollos dispersos que
habrían dificultado la prestación de los servicios y generado un aumento conside-
rable de los costos de construcción.

Al igual que en el país en general, a partir de 1973 el crecimiento físico del


municipio y de la ciudad se desacelera como consecuencia de la disminución de
la natalidad y del descenso de las tasas migratorias. Pero posteriormente, desde
1985, año en el cual la ciudad contaba con 147.967 habitantes, la expansión ha
sido de grandes proporciones.

IMPACTOS DE LA CRISIS ALGODONERA


Cuando hizo crisis la producción algodonera en el país, la región más golpeada
fue la del Cesar, dada la magnitud de las extensiones sembradas y el arraigo del
cultivo. El algodón era prácticamente el único sector dinamizador de la econo-
mía departamental. Como consecuencia, una gran cantidad de obreros agrícolas
quedó sin trabajo y la migración hacia los centros urbanos aumentó. Valledupar
incrementó su población y su área urbana creció en forma permanente. Así mis-
mo, la ciudad conformó una incipiente infraestructura de servicios que le permi-
tió atender, en gran medida, las nuevas demandas generadas por la explotación
carbonífera de la región. El empleo urbano en el comercio, los servicios y la
construcción, aumentó y la economía urbana se fortaleció.

En 1982, la administración municipal inició los estudios del Plan de Desarrollo.


Al año siguiente, la ciudad adoptó el Plan Integral de Desarrollo Urbano de
Valledupar, que recomendó, entre otras cosas, dar continuidad al desarrollo com-
pacto de la ciudad. Con este criterio se determinaron las áreas para el desarrollo
urbano futuro, para lo cual se tuvo en cuenta la cobertura de servicios públicos de
alcantarillado, acueducto e infraestructura vial. También se diseñó el nuevo plan
vial, instrumento fundamental para orientar el crecimiento futuro de la ciudad y
se organizó la Oficina de Planeación Municipal, adecuándola a los nuevos reque-
rimientos del desarrollo local.

Por su parte, las explotaciones carboníferas de La Guajira y del Cesar, generaron


una demanda local de bienes y servicios que, en gran medida, favoreció a
Valledupar. Esto ha exigido la adecuación de la estructura urbana y el mejora-
miento de las vías y las comunicaciones y también grandes esfuerzos para asimi-
lar la migración.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 467


LOS ALCALDES DE ELECCIÓN POPULAR VALLEDUPAR

En 1990 debido tanto a la expedición del acto legislativo Nº1 de 1986, el cual da
inicio a la descentralización política de Colombia, con la elección popular de
alcaldes, como a la promulgación de la Ley 9 de 1987, que obliga a los municipios
a la formulación de los Planes de Desarrollo, se inicia en Valledupar una nueva
dinámica urbana. El primer alcalde elegido por voto popular, retoma la secuen-
cia de planificación de la ciudad y en 1989 se elabora el Plan de Desarrollo, el
cual se presenta en abril de ese año al Concejo municipal.

Durante la segunda administración de elección popular se puso en marcha el


nuevo Plan de Desarrollo Valledupar siglo XXI, formulado por los mismos ex-
pertos planificadores. Éste se encaminó, fundamentalmente, a reestructurar la
administración y la planificación de la ciudad, para que ésta asumiera un nuevo
rol en una región que avanzaba hacia promisorios desarrollos de la minería, la
agricultura tecnificada y la agroindustria. Para ello, debía ofrecer las mejores
perspectivas en cuanto a infraestructura, servicios públicos, generación de em-
pleo y calidad de vida.

El acelerado proceso de urbanización de Valledupar, además de expandir la ma-


lla urbana, transformó la estructura de usos del suelo e hizo que se incrementaran
las actividades del sector terciario. El centro de la ciudad intensificó notablemen-
te su actividad sobre las estructuras originales, con lo cual se produjo un fuerte
impacto en el área. En 1989, la administración municipal enfrentó esta situación
mediante la realización de un proyecto denominado Plan Centro, que se pone en
ejecución ese mismo año y que permite iniciar un proceso de recuperación y
revitalización de ese sector, con la perspectiva de lograr un armónico desarrollo
tanto de las actividades nuevas como de las tradicionales.

En 1993, el casco urbano de Valledupar contaba con una población de 202.404


habitantes (81% del total municipal) y la tendencia de crecimiento se acentúa
hacia el sur. Se producen grandes tomas de tierras en los sectores de oriente y
occidente de la ciudad y la inversión privada se involucra en la construcción de
vivienda para los estratos medios.

La ejecución del componente básico del plan vial, propuesto en el plan de desa-
rrollo de 1990, interconecta todos los sectores del área urbana y habilita zonas de
difícil acceso. Igualmente, se optimizan las vías existentes en ese momento y se
emprende un vigoroso programa de pavimentación de las calles de los barrios,
por medio de la autogestión comunitaria. Con ello, se involucró a las comunida-
des en la nueva construcción de la ciudad y se fortaleció, de esta manera, la
solidaridad entre las diversas comunidades urbanas.

En la década de 1990, la ciudad redefine su centralidad regional. También se


incrementa el comercio y se amplía su oferta de servicios para la región. El sector
financiero crece notablemente como receptor de excedentes (producto de la acti-
vidad carbonífera, de la ganadería y de otras actividades menores), lo cual es
explicable por la inexistente inversión en el agro. Se presenta el nuevo Plan Maes-
tro de Acueducto y Alcantarillado, el cual a la fecha ya se encuentra en ejecución

468 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


y con una proyección a 15 años dejará a la ciudad en excelentes condiciones para
CIUDAD ENTRE CIUDADES
asumir su nuevo papel dentro del ámbito regional.

Con la crisis del sector agropecuario de mediados de los años ochenta, la base
económica del departamento se resquebraja y se agudizan los conflictos sociales
que en otras regiones habían aflorado con anticipación.

LA CRISIS DE LOS NOVENTA LA EXPLOTACIÓN DEL CARBÓN


A fines de los años noventa, a la problemática urbana se le agrega una nueva ola
migratoria desde los campos y poblaciones del Cesar y del sur de La Guajira,
como consecuencia de la agudización del conflicto armado. El desempleo del
campo se traslada a la ciudad y de la economía de subsistencia se pasa a la
miseria urbana, con índices de desempleo que, según datos oficiales, superaron
el 30% en 1999.

Con el inicio de la explotación carbonífera en el centro del Cesar, se abre una


nueva perspectiva que, hasta ese momento, no había podido definirse. La partici-
pación de esta actividad en la economía regional ha sido relevante para matizar la
crisis, ya que de todas formas, se está produciendo un nuevo proceso económico
con un fuerte impacto sobre el territorio en las áreas económica, social y ambien-
tal, el cual es preciso encauzar en términos de una adecuada planificación.

En el período de recesión económica regional de fines de los años noventa, se


ventilan nuevas perspectivas en el modelo de desarrollo implementado en los
últimos años. En primera instancia, se mira con esperanza la explotación en
gran escala, de las minas carboníferas y, en segunda medida, los cultivos perma-
nentes se desarrollan lentamente pero con positivos resultados, lo que hace
prever que se conviertan en uno de los renglones más prósperos de la actividad
productiva local.

Con esta perspectiva se trabaja actualmente en la elaboración del Plan de Ordena-


miento Territorial (POT) del municipio, pero con un gran vacío en cuanto a la
articulación de una política regional liderada por el Estado.

Valledupar ha venido adecuando constantemente su infraestructura física y sus


redes de servicios durante los últimos treinta años, apoyándose en instrumentos
de planificación que han producido efectos positivos. En forma sucesiva, las ad-
ministraciones locales han continuado la ejecución y revisión de los planes que se
han elaborado y con ese criterio han asumido el instrumento del Plan como la
demarcación, a largo plazo, del rumbo de la ciudad, pero también admiten que se
trata de un proceso que debe construirse a diario.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 469


VALLEDUPAR

II

LA IMPORTANCIA DEL AGUA PARA LA CIUDAD

Según el ingeniero William Aroca, en Valledupar tanto la historia del agua como
la de la dotación de la infraestructura para su suministro, constituyen la historia
de la ciudad.

Aseguran los historiadores, que en 1617 o sea 67 años después de la fundación de


Valledupar, el gobernador de la provincia de Santa Marta ordenó la construcción
de un canal de irrigación derivado del río Guatapurí para el fomento de la agricul-
tura y la ganadería. Pero éste tuvo corta vida, debido a los problemas con los
indígenas, quienes lo obstruyeron y desviaron su caudal nuevamente hacia el río.

Posteriormente, en 1931 se dispuso la rehabilitación del antiguo canal, para lo


cual se organizó el primer trabajo comunitario en esta ciudad que concluyó con la
puesta en funcionamiento nuevamente del canal y la conducción de las aguas
hasta la actual plaza Alfonso López.

Años después, los habitantes de Valledupar agrupados en los barrios Cañaguate,


El Cerezo, La Garita, Altagracia y El Parque de la Constitución, construyeron
otras acequias derivadas de ese primer canal. Éstas tenían múltiples propósitos,
tales como el riego de cultivos en las haciendas que bordeaban la población y el
suministro de agua para los quehaceres domésticos, distintos del consumo huma-
no. Este último se realizaba directamente del río Guatapurí, desde donde se
transportaban en burros los barriles de agua que alimentaban las tinajas de barro
en donde el líquido se refrescaba para su consumo.

Sólo a mediados del siglo XX y como consecuencia de diversos hechos políticos


y sociales, Valledupar acelera su crecimiento urbanístico y poblacional, lo que
significó un gran reto para la dirigencia local, puesto que se vio forzada por los
hechos a satisfacer las necesidades básicas de una población que en 30 ó 40 años
se multiplicó.

ANTECEDENTES
El río Guatapurí hizo posible la vida, el sentimiento y el desarrollo en Valledupar.
De su curso derivaron muchas acequias que sirvieron para todos los quehaceres,
desde los domésticos, higiénicos, agrícolas y pecuarios, hasta los energéticos y
recreacionales.

470 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


Teniendo como fuente el río Guatapurí y la red de acequias, las necesidades de la
CIUDAD ENTRE CIUDADES
población unidas a la disposición y la voluntad política por parte de las autorida-
des, dieron paso al sistema de acueducto. Éste, a su vez, impulsó el crecimiento y
el desarrollo de Valledupar y mejoró la calidad de vida de sus gentes.

EL PRIMER ACUEDUCTO
La existencia del acueducto de Valledupar data de 1942, en la época de la admi-
nistración de Pedro Castro Monsalvo, entonces gobernador del Magdalena. El
servicio consistió en un sistema rudimentario y simple, con base en el canal
municipal que tomaba el agua del río Guatapurí y no poseía ningún tipo de
tratamiento.

Además del uso doméstico, el agua de este canal se utilizó para la generación de
energía eléctrica con la planta Pelton, situada en la finca Campo Adela. Estos
servicios (acueducto y energía) entraron a ser manejados por la Empresa de Ser-
vicios Municipales creada por el Concejo municipal.

En 1961, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del Magdalena, Acuadelma


S.A. entra a administrar tales servicios. Valledupar seguía extendiéndose hacia el
sur, tomando como eje las avenidas de entrada a la ciudad y fue en ese entonces
cuando surgieron los barrios Primero de Mayo (1960), 12 de Octubre (1963) y
Simón Bolívar (1964).

PRIMERA AMPLIACIÓN DEL ACUEDUCTO (1962 –1963)

Con la conformación de los nuevos asentamientos urbanos en la zona


suroccidental de Valledupar, se hace necesaria la ampliación del viejo acueduc-
to. Es así como Acuadelma S.A. construye las primeras estructuras de concreto
para el tratamiento preliminar del agua. Se construyeron la bocatoma, en el
sitio en que actualmente se encuentra un pequeño desarenador y los sistemas de
conducción del agua desarenada, por medio de una tubería de 12 pulgadas de
diámetro, hasta un tanque de almacenamiento de 80 metros cúbicos, construi-
do en 1963 en el cerro de Hurtado. También fueron tendidas nuevas redes de
distribución para reforzar las más antiguas y las cuales abastecieron de agua a
los barrios mencionados.

La gestión de Acuadelma S.A. llegó hasta 1969, ya que en diciembre de 1967 se


creó el departamento del Cesar, con capital Valledupar y los servicios de acueduc-
to y alcantarillado pasaron a ser manejados por el Instituto de Fomento Munici-
pal, Insfopal, el cual estableció una dirección seccional en la nueva capital.

SEGUNDA AMPLIACIÓN 1970

Desde la década del 70, la ciudad continuó su crecimiento acelerado en razón de


que había llegado una población flotante atraída por la bonanza agropecuaria de

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 471


la región, que de alguna manera fue asentándose en nuevos sectores, tales como
VALLEDUPAR
Los Fundadores, Dangond y Pupo. Estos hechos hicieron necesaria la segunda
ampliación del acueducto, la cual consistió en la construcción de la primera etapa
de la planta de tratamiento, con un caudal de 240 litros por segundo.

TERCERA AMPLIACIÓN DEL ACUEDUCTO

En 1974 se firmó el contrato de empréstito entre Insfopal y Acuadupar para la


financiación de un conjunto de obras contempladas en el programa denominado
BIRF II, y se diseñó el primer Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado de la
ciudad con la firma Hidrotec. Ambas acciones permitieron la optimización com-
pleta tanto de la planta de tratamiento, como de la capacidad de almacenamiento
y la ampliación de redes hacia los nuevos asentamientos del suroccidente de
Valledupar.

Estas obras culminaron y entraron en operación en 1978 y ello permitió que, por
primera vez, Valledupar y sus habitantes gozaran del suministro de agua de buena
calidad, apta para el consumo humano, lo cual contribuyó a la disminución de las
tasas de morbilidad. En ese año, la cobertura del acueducto era del 80% y la del
alcantarillado sanitario era de cerca del 35%.

PRIMER ALCANTARILLADO
Las primeras redes del alcantarillado sanitario, se instalaron a finales de la década
de 1940, en lo que actualmente es la carrera 9 con calle 13 B y continuaron por
toda la novena hasta la calle 17 y desde este punto hasta la carrera 4ª y por ésta
hasta la calle 18, lugar donde se construyó el primer emisario de vertimiento
directo hacia el río Guatapurí. Posteriormente, en los años 50 y 60, se construye-
ron las redes secundarias.

A comienzos de la década de 1970, después de haber sido creado el departamento


del Cesar y durante la administración del Insfopal, se construyó lo que hoy es el
colector Novalito, a lo largo de la carrera 4ª, el cual recogió el primer vertimiento
de la calle 18. Con esta obra, queda funcionando, por cerca de 15 años el segundo
vertimiento directo, por la calle 20 F hacia el río Guatapurí.

GRANDES OBRAS DE INFRAESTRUCTURAS HIDRAÚLICAS Y SANITARIAS


Con la creación del departamento del Cesar, en diciembre de 1967, Valledupar
irrumpe en el espacio nacional como capital del naciente ente territorial, catalo-
gado como piloto.

Otro hecho sobresaliente y determinante para el desarrollo de la infraestructura


de los sistemas de acueducto y alcantarillado, lo constituyó la designación en

472 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


1974 de Alfonso Araújo Cotes en la dirección general del Insfopal, quien desde
CIUDAD ENTRE CIUDADES
ese cargo, impulsó la ejecución de importantes obras de infraestructura hidráuli-
ca y sanitarias, lo que ubicó a Valledupar entre las ciudades con mayor cobertura
en acueducto y alcantarillado y como pionera en el tratamiento de las aguas
residuales.

PRIMERA GRAN AMPLIACIÓN DEL ALCANTARILLADO

A comienzos de la década de 1980, Valledupar estaba consolidada


urbanísticamente hacia el sur y el suroccidente, y comenzaba a desarrollarse
hacia el noroccidente, a partir de la margen derecha de la avenida Simón Bolívar
y al norte de la avenida La Popa, área que hoy conforman los barrios La Popa, Los
Cortijos, Garupal y Los Músicos, entre otros.

Este desarrollo trajo como consecuencia un déficit en la prestación del servicio


de alcantarillado cercano al 70%, especialmente en los barrios ubicados al sur,
sur-occidente y norte de la ciudad.

El rezago que mostraba Valledupar en materia de alcantarillado, motivó nueva-


mente a la dirección del Insfopal y a la administración municipal a la realización
del tercer paquete de obras financiadas con recursos del Banco Mundial, Insfopal
y Empodupar, que se denominó BIRF III, el cual contempló la construcción de
cuatro colectores y dos emisarios finales con sus respectivas redes secundarias e
instalaciones domiciliarias. También permitió la construcción de la laguna de
estabilización para el tratamiento de las aguas residuales, antes de su vertimiento
al río Guatapurí.

Con la culminación y puesta en servicio de estas obras, se aumentó la cobertura del


servicio de alcantarillado sanitario del 30% al 80%. Así mismo, se estableció un
nuevo perímetro sanitario que fue definitivo en el desarrollo urbanístico de
Valledupar. Así fue como, por más de 10 años, la empresa ayudó a mantener el
control físico de la ciudad hacia los sectores sur, suroccidental y occidental. Este
perímetro fue demarcado por el canal Las Mercedes, en la parte occidental y la calle
44 (en su parte sur), en donde se construyeron los colectores La Popa y la Quesera.

ALCANTARILLADO PLUVIAL

La situación geográfica de Valledupar y su topografía suave con pendiente unifor-


me hacia las vertientes de los ríos Guatapurí y Cesar, permitían el drenaje normal
de las aguas lluvias sin ningún tipo de impedimento y sin utilizar energía adicio-
nal a la de la fuerza de la gravedad.

Con base en los diseños elaborados en el primer Plan Maestro de Acueducto y


Alcantarillado, se construyeron los dos primeros colectores de aguas lluvias: el
primero, entre 1986 y 1987 por las calles 9 y 9 A; y el segundo, entre 1989 y 1990
por las calles 18 y 18 A, ambos en dirección al río Guatapurí.

Posteriormente, las diferentes administraciones municipales han continuado es-


tas obras, con base en los nuevos diseños del alcantarillado pluvial de la ciudad

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 473


contratado por Emdurar S.A., que contempla la construcción de once nuevos
VALLEDUPAR
colectores, de los cuales se han construido tres.

Con la puesta en marcha de esas obras se logra un cubrimiento del 30% en mate-
ria de recolección de aguas lluvias.

SEGUNDO PLAN MAESTRO DE ACUEDUCTO Y ALCANTARILLADO

La acelerada transformación de las estructuras urbanas y rurales producida por la


incorporación del valle del Cesar a la explotación comercial de la agricultura y su
condición como centro equidistante de las actividades de explotación carboníferas
del Cesar y La Guajira, determinaron la necesidad de reformular tanto el Plan de
Desarrollo Urbano vigente desde 1989 como el Plan Maestro de Acueducto y
Alcantarillado, en el marco de su nueva condición como centro urbano
habitacional, industrial y comercial.

En consecuencia y en armonía con el Plan de Desarrollo Urbano aprobado por el


Concejo municipal en marzo de 1990, Emdupar S.A. contrató los estudios del
Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado para permitir la elaboración de los
diseños de la infraestructura de servicios hidráulicos y sanitarios, encaminados a
satisfacer las necesidades de la población y los requerimientos del desarrollo del
municipio hasta el año 2015.

Con base en estos estudios, en 1993 se contrataron las obras que hicieron posible
dotar a Valledupar de una óptima infraestructura hidráulica y sanitaria, lo que
permitió, a su vez, a partir de abril de 1996 (fecha de finalización de la primera
etapa), ampliar el perímetro de servicios de la ciudad en más de 2.000 hectáreas.

EL FIN DE SIGLO

Valledupar finaliza el siglo XX con una destacada posición en cobertura de servi-


cios que se ubica, incluso, por encima de los promedios nacionales. Así, en acue-
ducto la cobertura es del 98%, en alcantarillado del 93%, en aseo del 98% y en el
servicio de energía eléctrica es del 98%. Con estos indicadores, puede afirmarse
que el sector institucional con el valioso y determinante apoyo de las administra-
ciones municipal, departamental y nacional, ha realizado una labor eficiente en la
ciudad, pues en 57 años, desde que el primer acueducto fuera construido, y en 32
años de vida como capital del departamento, se han logrado altísimas tasas de
cobertura.

No obstante, quedan algunas inquietudes y reflexiones para tener en cuenta en el


próximo siglo:

La primera, tiene que ver con la necesidad de optimizar el tratamiento de las


aguas residuales para mitigar el impacto negativo del vertimiento final al río
Cesar. Sobre este punto, se debe expresar que existe confianza en la actual admi-
nistración municipal de que los recursos captados mediante el cobro por valori-

474 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


zación de las obras del Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado puedan
CIUDAD ENTRE CIUDADES
financiarlo. Al respecto, la construcción de las cuatro lagunas de maduración
para el tratamiento final de las aguas residuales antes de su vertimiento al río
Cesar, constituye un compromiso de la actual administración.

La segunda, se refiere al imperativo de bajar el consumo de agua en Valledupar


(estimado en 400 litros por persona) el cual, en relación con el crecimiento
poblacional, podría en poco tiempo, hacer insuficiente la actual capacidad de las
plantas potabilizadoras.

Para tal efecto será necesario trabajar intensamente al lado de otras instituciones
para inculcar en los habitantes de Valledupar la cultura del uso racional del agua,
de tal forma que Emdupar S.A. que reduzca sus riesgos, aumente sus ingresos y
tenga mejores posibilidades de atender eficaz y eficientemente la creciente de-
manda de servicios.

La tercera, se relaciona con la disminución de caudal del río Guatapurí, única


fuente de abastecimiento del acueducto de la ciudad. Sería oportuno, teniendo en
cuenta los factores señalados, recuperar la cuenca de ese río, mediante agresivas
campañas de educación ecológica y ambiental, acciones de reforestación, ejecu-
ción de obras de control de erosión y, sobre todo, mediante la adquisición de
todos los terrenos que conforman las cuencas alta media y baja del río. Como
alternativa, es conveniente impulsar, en todo los niveles, la construcción del em-
balse Los Besotes, con el fin de garantizar agua en cantidad y calidad para el
consumo humano para las próximas generaciones de vallenatos.

La cuarta inquietud, se refiere a la continuación de las obras relacionadas con la


construcción de los nueve colectores de aguas lluvias que quedan pendientes. Por
su magnitud y su costo, la consultoría estableció prioridades teniendo en cuenta
el mayor impacto social y la situación económica de Valledupar. Se espera que las
próximas administraciones municipales acometan por lo menos la construcción
de un colector de aguas lluvias que garantice su culminación en los próximos
treinta años.

La quinta es el celo y cuidado que se deben tener para garantizar el crecimiento


ordenado de la ciudad, por medio del control físico, para garantizar el desarrollo
urbano dentro de los lineamientos trazados en el Plan de Ordenamiento Territo-
rial, POT-VALL y controlar que los crecimientos urbanos estén dentro del perí-
metro sanitario establecido por Emdupar S.A.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 475


VALLEDUPAR

III

LA CIUDAD Y SU GOBIERNO

Valledupar, a lo largo de su historia reciente, ha puesto en marcha procesos


sociopolíticos apoyados por actividades técnicas de planificación. Desde 1951, se
definieron los ejes del desarrollo vial de la ciudad que permitieron estructurar la
malla urbana.

LA DESCENTRALIZACIÓN
Con la elección popular de alcaldes han llegado al gobierno municipal funciona-
rios con buen nivel de formación y con experiencia en la administración priva-
da y pública. Sin embargo, según opina la jefe de la Oficina de Planeación
Municipal, Sonia Gómez, la descentralización ha traído más cargas a los
municipios, los cuales no siempre poseen la capacidad técnica ni los recursos
para asumirlas.

En este proceso de descentralización se observa desconocimiento de las realida-


des locales, inflexibilidad en el tratamiento de las soluciones y poco énfasis en la
transferencia de tecnología y la formación del recurso humano, por parte del
gobierno nacional a los municipios. Según piensa la misma funcionaria, en esta
época descentralizada a los municipios les hace falta una visión de país, a la que
pueda articularse el desarrollo local. Los municipios tienen una visión circuns-
crita a su entorno. En el caso de Valledupar, se contaba con una visión de ciudad
que, a su vez es parte del Caribe, perspectiva que ha sido alterada y no ha sido
recuperada.

LA CONTINUIDAD EN LA GESTIÓN
El municipio se ha caracterizado por una acertada continuidad en la planeación
y la gestión. Así, aunque de una administración a otra se presentan cambios en los
programas y en los estilos de gerencia, los distintos alcaldes han actuado dentro
de un marco claro de continuidad de los programas básicos. Ejemplos de esto se
encuentran en el avance en la malla vial y de servicios públicos y en la infraestruc-
tura educativa y de salud.

476 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD ENTRE CIUDADES
LA PARTICIPACIÓN DE LA COMUNIDAD
Una constante de las administraciones de Valledupar ha sido la promoción de la
participación ciudadana en diferentes modalidades, desde la toma de decisiones
hasta la realización de proyectos conjuntos y la construcción de obras de infraes-
tructura (de servicios públicos, pavimento, caminos veredales y parques recreati-
vos). Para la comunidad vallenata tiene mayor relevancia el trabajo concertado
que el cumplimiento obligado de reglamentaciones.

SERVICIOS DE ACUEDUCTO Y ALCANTARILLADO CON PARTICIPACIÓN COMUNITARIA

La primera participación directa de la comunidad en la construcción de obras


públicas municipales se presenta a partir de 1984, año en el cual se construyeron
y ampliaron las primeras redes de acueducto y alcantarillado, con el aporte de
mano de obra comunitaria, mientras la empresa de servicios públicos proveyó los
demás elementos necesarios para la construcción. Desde entonces, este sistema
de participación comunitaria se ha utilizado con mucha frecuencia en la cons-
trucción de redes de los servicios públicos y muy especialmente en los sectores
populares, en las siguientes modalidades:

PAVIMENTACIÓN POR AUTOGESTIÓN

Desde 1988 el municipio ha venido adelantando programas de pavimentación de


las calles con participación de los vecinos:
o El aporte de la comunidad y del municipio es compartido en partes iguales.
o Durante el período 1988-1998, se construyeron cerca de 80 kilómetros de
vías pavimentadas en barrios populares, por el sistema de autogestión.

CONSTRUCCIÓN DE VÍAS RURALES CON PARTICIPACIÓN COMUNITARIA


Se puede afirmar que la participación de la comunidad en la construcción y el
mantenimiento de las vías rurales, forma parte de la cultura municipal, para lo
cual aporta la mano de obra y el municipio suministra los demás elementos
necesarios para la construcción o el mantenimiento. Este modelo ha permitido
mejorar significativamente tanto las vías urbanas como las del área rural.

DESIGNACIÓN DE LOS INSPECTORES DE POLICÍA


En Valledupar, desde antes que fuera expedida la Ley 136 de 1994 y con el propó-
sito de fortalecer la participación ciudadana, se tomó la decisión de que los ins-
pectores rurales fueran nombrados mediante consulta a la comunidad. Para tal
fin, se desarrolló un programa de promoción y capacitación que condujo a que los
candidatos a inspectores presentaran programas de gobierno y se sometieran al
proceso de consulta popular.

En 1995, el Concejo municipal desarrolló la norma de participación comunita-


ria. Los resultados más importantes de esta experiencia consisten en un fortaleci-
miento de la administración municipal que se convirtió en una institución más
eficaz dirigida hacia el cliente, el liderazgo ganado por la administración en sus
relaciones con la ciudadanía, la mayor participación comunitaria y la moviliza-
ción de recursos adicionales.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 477


LA PROMOCIÓN DE UN PROYECTO DE CIUDAD
VALLEDUPAR

En la perspectiva de promover un proyecto de ciudad ha jugado un papel impor-


tante la identidad cultural y la articulación de los habitantes en torno a la riqueza
cultural y a la música vallenata como género propio de la región, pero con tras-
cendencia nacional e internacional.

Las sucesivas administraciones municipales han consolidado la imagen de


Valledupar como la ciudad más organizada de la costa Caribe colombiana, y han
convocado a la ciudadanía en torno a esta visión. Estos elementos se traducen, por
un lado, en un alto sentido de pertenencia y, por el otro, en la presencia de indica-
dores positivos como la cumplida aprobación del Plan de Ordenamiento Territo-
rial (POT) y el aumento del recaudo de impuestos (en el caso del predial, en cerca
de 340%, y en industria y comercio en 60%).

Otro cambio importante se registra en la aparición de la sobretasa al consumo de


gasolina, lo que representó en 1997 el 13,2% del total de los ingresos tributa-
rios. Este comportamiento ha permitido incrementar significativamente la
tributación percápita y reducir ligeramente la tasa de dependencia de la admi-
nistración central con respecto a los recursos nacionales. La tributación por
habitante pasa de $ 4.500 a $ 26.000 entre 1988 y 1997, es decir, se registró un
crecimiento real del orden de 578%. Por su parte, el índice de dependencia
disminuye de 54% en 1988 a 43,2% en 1997, lo que evidencia un mayor creci-
miento de los recursos propios.

478 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD ENTRE CIUDADES

IV

LA ECONOMÍA Y LA CIUDAD

En el marco general de la crisis nacional se presentan particularidades que ayu-


dan a comprender la situación y perspectivas de la economía de Valledupar. Las
condiciones atractivas de la ciudad (óptimos servicios públicos, educación y la
relativa seguridad) estimulan la migración, por lo cual también aumenta el des-
empleo y a su vez la demanda de vivienda y servicios se incrementa.

En este sentido, Valledupar debe liderar una estrategia que busque mejorar las
condiciones de vida y trabajo de otros municipios de la región para evitar el
desplazamiento de sus habitantes hacia ella.

Algunos de los elementos que matizaron la crisis del sector agropecuario son:

o Un presupuesto municipal vigoroso que generaba obras.

o Trasferencia de recursos nacionales por buena gestión.

o El incremento del cultivo de la palma aceitera.

o La caída de la actividad comercial de Maicao, la cual retuvo el comercio en


Valledupar.
o Los beneficios de la explotación carbonífera. En Valledupar se consume o
invierte la mayor parte de los salarios de los trabajadores de la minería, quie-
nes demandan vivienda y todo tipo de bienes y servicios. La economía
carbonífera se siente en Valledupar, donde pueden circular de dos a tres mil
millones de pesos mensuales, por concepto de salarios.
o La violencia hizo concentrar en Valledupar a las personas con algún capital,
quienes compraron vivienda y otros elementos. Esta migración se agotó.
o Los cultivos ilícitos incuantificables hacen presencia en la economía urbana.

o Los cultivos permanentes, en especial el café (el más importante de ellos),


producen en el municipio ingresos que alcanzan los 12 mil millones de pesos.
o Los recursos municipales se han reducido. La producción de carbón bajó y se
terminan las obras en instalaciones de la mina de la multinacional Drummond,
lo que trajo como consecuencia la caída de la demanda de materiales de
construcción.

Al bajar los precios del carbón, disminuyen también las expectativas favorables
para el futuro inmediato. De hecho, la situación económica de Valledupar al
finalizar el siglo XX está llena de dificultades:

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 479


o Actualmente, el sector agropecuario no tiene propuestas viables, por lo que
VALLEDUPAR
no se prevé una pronta recuperación.
o La minería actúa como economía complementaria, pero no se observa el
inicio de nuevos proyectos en el corto y mediano plazo.
o La construcción no tiene perspectivas de reactivarse a corto plazo. Los regis-
tros de edificación han bajado 40%.
o La migración de campesinos engrosa los asentamientos periféricos y deman-
da servicios a un municipio que atraviesa condiciones económicas difíciles.
o Se prevé un recorte de las transferencias de la nación y, por la caída de la
demanda debida a la actual recesión, la actividad comercial disminuye así
como sus aportes municipales, lo que hace pensar que no habrá suficiente
capacidad de respuesta, por parte del municipio, para atender la creciente
demanda de servicios públicos.

Ante la crisis, la administración municipal de Valledupar se ha planteado una


estrategia que se resume así:

o Valledupar, como zona especial de exportación, compite por uno de los cua-
tro cupos que el Plan Nacional de Desarrollo señala para diversas regiones
del país. Por ello, según la administración, se debe incentivar la vocación
exportadora. La ciudad ofrece buenos servicios, es atractiva y se constituye en
polo de desarrollo regional y de frontera. Competirá, de acuerdo con las
actuales circunstancias de descentralización y globalización, con otras ciuda-
des hermanas en la materialización de esas aspiraciones.
o En vista de que difícilmente se encuentran socios locales para proyectos de
gran inversión es necesario buscar incentivos para atraer inversión, y éstos
requieren voluntad política para crearlos. De todos modos, en iguales cir-
cunstancias se encuentra buena parte de los municipios de Colombia.
o No se puede olvidar la historia de Valledupar, en la que la economía del
hinterland contribuye con sus excedentes al desarrollo urbano; luego, es claro
que la ciudad requiere la tan anhelada recuperación agropecuaria para conti-
nuar con la calidad de vida alcanzada hasta ahora.
o Se sugiere la promoción y desarrollo de otros proyectos como la explotación de
lapidarios (mármoles y granitos), los cuales tienen amplio mercado en Estados
Unidos. Para esto, debe aprovecharse la capacidad de las empresas carboníferas
instaladas en la región, consideradas las mejores del mundo en su género.
o Distrito de riego. Este tipo de proyectos requiere cada vez más el apoyo de los
usuarios, ya que los aportes de la nación para este caso sólo alcanzarían un
65%. En Valledupar, desde 1982, la administración Betancur propuso y
responsabilizó a Corpocesar de la dotación del distrito de riego sin embargo,
el siglo termina sin que dicha obra sea una realidad.
o Cultura. El patrimonio folclórico y cultural deberá contribuir al desarrollo
de industrias culturales y a mayores aportes de la cultura al producto interno
bruto de la ciudad.

480 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


CIUDAD ENTRE CIUDADES

REFLEXIONES FINALES1

Según el historiador e investigador musical Tomás Darío Gutiérrez, a lo largo de


su historia, Valledupar en mil oportunidades estuvo en riesgo de extinguirse. Sin
embargo, como se pudo constatar en la indagación realizada con la orientación
metodológica del Observatorio del Caribe Colombiano, la capital vallenata, al
celebrar sus 450 años, es una ciudad-región que ofrece calidad a la vida de sus
habitantes.

La provincia se volvió ciudad y ciudad entre las ciudades de Colombia. Pero


ciudad que no dejó de sentir, de oír y de vivir la provincia que es conocida en toda
Colombia y en el mundo. Ciudad con valores, aún por descubrir y reivindicar. Su
historia, sus gentes y sus procesos ofrecen al país en general y al Caribe colombia-
no en particular, lecciones de desarrollo urbano. Una suma de factores generados
y que sumados a lo largo del tiempo crean el respeto y el orgullo que propios y
extraños sienten por ella.

De la experiencia y de los rasgos generales de la administración de Valledupar se


ha derivado una buena provisión de servicios públicos domiciliarios, obras socia-
les y de infraestructura; provisión que es superior a los promedios del departa-
mento, regionales y naciónes.

En Valledupar existe una tradición para la acción conjunta de gentes y dirigentes


con el fin de conseguir, con perspectiva de bien común, la satisfacción de los
bienes y servicios que requiere la comunidad local. En este sentido, toda la socie-
dad bajo la dirección del gobierno municipal ha desempeñado un importante
papel para potenciar la gestión municipal, superar los tiempos de crisis y alcanzar
los resultados descritos en el presente documento los que sin duda son el resulta-
do de un continuado y sostenido esfuerzo alrededor de un proyecto de ciudad y
municipalidad.

En particular, el mantenimiento del equilibrio entre la planeación urbana, las


finanzas locales y la gestión de la administración, ha permitido que en los últimos
40 años, Valledupar sea llamada por muchos la Ciudad intermedia modelo de
Colombia.

En Colombia, por lo general, los gobiernos locales miran hacia atrás para cum-
plir los faltantes del pasado. Valledupar, en cambio, es una ciudad que mira hacia
1 Alberto Abello Vives. Director ejecuti- adelante y se anticipa al futuro, especialmente en el abastecimiento de los servi-
vo del Observatorio del Caribe Colom-
biano. cios públicos básicos. Más aún, la dotación de servicios, tal como ocurre con la

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 481


ampliación de la cobertura del acueducto, se adelanta a la ocupación del espacio,
VALLEDUPAR
convirtiéndose en una herramienta ordenadora de la ocupación del territorio por
la población. La prestación de los servicios de acueducto y alcantarillado, además
de la rentabilidad social, permite obtener rendimientos financieros.

En tres décadas, la ciudad ha conseguido una ampliación vertiginosa de la dota-


ción y ha logrado buena calidad en la prestación de servicios. Tres parecen ser las
claves de estos logros: recursos financieros adecuados por parte del Estado (na-
ción, departamento y municipio), equipo técnico calificado y continuidad en su
manejo y participación activa de la sociedad.

Las características positivas de Valledupar, ocurren a pesar del acelerado aumen-


to de población que la afecta (hay que recordar que a principios de siglo contaba
con cerca de 3.000 habitantes y hoy, sus autoridades estiman que puede llegar a
los 280.000). Y de esto también existen algunas lecciones.

No obstante, tratándose de una ciudad heterogénea en cuanto a la procedencia de sus


pobladores, cuenta con una fortaleza cultural que le ha permitido superar los retos.
Aún tratándose de una ciudad que estuvo aislada durante buena parte del siglo,
siempre se mantuvo abierta y se distinguió por su hospitalidad para con los
inmigrantes, a quienes permitió una adaptación rápida y fecunda, admirando y apro-
vechando su inteligencia, su genio y sus destrezas. Como sus gentes valoran el traba-
jo y el honor, supieron convocar a los inmigrantes para la construcción de la ciudad.

Además de los artesanos migrantes, en la construcción de la ciudad intervienen


profesionales de la ingeniería y la arquitectura que supieron interpretar el territo-
rio, el clima, la flora nativa y su identidad cultural.

La música vallenata, de origen popular rural es valorada en todo el país y recono-


cida internacionalmente y hoy se encuentra convertida en la expresión cultural
más importante de la ciudad. La música ha facilitado la cohesión social, el en-
cuentro y desarrollo de una identidad, la posibilidad de la integración subregional
y regional, alrededor de una expresión cultural, la formación de un ciudadano con
un especial comportamiento urbano, la realización de los festejos en los que
participa toda la sociedad y la obtención de aportes importantes a la economía
urbana. Se ha convertido en una industria cultural de la cual se requiere aprender
las lecciones. Tal es la construcción de la ciudad de hoy y la planeación y ordena-
miento de la ciudad del futuro – como lo será el Parque de la Leyenda Vallenata
previsto en el Plan de Ordenamiento Territorial –, como un elemento estructurante
del crecimiento futuro. Este papel de la cultura en el desarrollo urbano y social de
Valledupar, bien puede ser una línea de investigación de cuyos resultados Colom-
bia sacaría grandes beneficios.

Los vallenatos saben, como pocos, la importancia que tiene la economía de su


entorno. Desde sus primeros tiempos hasta los últimos días del siglo XX, la
ciudad ha estado estrechamente ligada a la actividad agropecuaria. Sus exceden-
tes se convirtieron en mejores viviendas y en espacio público de mejor calidad.
Por eso, hicieron de la desmotadora de algodón y de una planta procesadora de
leche los símbolos de su progreso. Ahora, ante la crisis agropecuria de la década
de 1990, cuando se cambia el modelo económico, el pueblo vallenato entiende la

482 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano


importancia de la minería en la generación de ingresos y en la dinámica económi-
CIUDAD ENTRE CIUDADES
ca para su supervivencia.

Cuando la economía ha entrado en crisis, el gobierno municipal ha sabido inter-


venir mediante la ejecución de proyectos ambiciosos de infraestructura urbana.
Durante la crisis agropecuaria, por ejemplo, se construyó el mayor proyecto de
vivienda popular que se haya adelantado en la ciudad.

Valledupar es un ejemplo de la continuidad de los planes de desarrollo. En un país


en el que los gobernantes no acostumbran continuar las obras de su predecesor, y
en muchos casos las paralizan y hasta las abandonan, en esta ciudad los alcaldes
incorporan en sus planes de gobierno ampliaciones y etapas de los proyectos que
permiten alcanzar la ciudad prevista. Igualmente, durante más de 18 años, la
ciudad ha contado con el mismo equipo de asesores en planeación y con funcio-
narios experimentados en la empresa prestadora del servicio de agua potable.

Desde el siglo pasado, Valledupar ha fortalecido, con un sentido de hospitalidad


innegable pero con una gran autoestima cultural y una evidente dignidad hacia lo
propio, sus relaciones políticas y sociales con el gobierno central y la sociedad
bogotana. Su actitud frente al centralismo y a los cachacos difiere de la de otras
latitudes en la misma región Caribe. La dirigencia vallenata ha construido un
modelo propio de relación ciudad-nación, que bien merece seguirse estudiando.

Precisamente, en el foro realizado por el Observatorio del Caribe Colombiano y


la Universidad Nacional de Colombia los días 25 y 26 de noviembre pasados en
Barranquilla, y en el que se expusieron los trabajos de relatoría de nueve ciudades
de la Costa, los participantes recomendaron avanzar en la búsqueda de preguntas
tales como: ¿cuánto de descentralización y cuánto de apoyo nacional?, ¿cuánto
de autonomía local y cuánto de apoyo del gobierno central para el desarrollo de
municipios como Valledupar? Se piensa que, en el caso de Valledupar, podrían
hallarse las claves para la construcción de un modelo de relación.

La existencia de un modelo territorial de largo plazo en el que se protege el agua


y las franjas estratégicas indica que en Valledupar la planificación comienza de
afuera hacia adentro.

Tal vez el lunar más notable de la urbanización valdeparense es que la moderniza-


ción no siempre fue acertada en el manejo del patrimonio arquitectónico, tanto
en la conservación y restauración como en el uso de materiales propios.

Y la propuesta más novedosa para la administración de la ciudad al comienzo del


nuevo siglo, la constituye el Observatorio urbano que la Secretaría de Planeación
ha concebido. El Observatorio de Valledupar, además de contar con un sistema
de información georeferrenciado que integre y armonice la información de la
ciudad para su conocimiento y planeación, deberá contar con un grupo perma-
nente de profesionales de las distintas disciplinas, interesados en el bien común y
que, a manera de think tank, se convierta en el grupo consultivo de los gobiernos,
el sector privado y la comunidad de Valledupar. El Taller, del cual este documen-
to constituye su relatoría, contó con la participación de expertos interesados en la
ciudad que podría ser el grupo semilla de este Observatorio.

Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano ________________________________________________________________________ 483


En el cambio de siglo, surge el interrogante sobre el futuro de la ciudad. Sus
VALLEDUPAR
gentes están llamadas a proteger el crecimiento ordenado de Valledupar, esa ciu-
dad verde, repleta de mangos, limpia, amable, con equipamiento como ninguna
en el Caribe colombiano y con una gran riqueza cultural. Hay que dar la voz de
alerta: Colombia tiene que defender a Valledupar y necesita aprender de su histo-
ria urbana.

BIBLIOGRAFÍA

IGAC. Plan Piloto de Valledupar, 1969.

Pachón, Aurora. Plan Integral de Desarrollo de Valledupar, 1983.

Asesorías municipales. Plan de Desarrollo Valledupar Siglo XXI, 1990.

Plan de Ordenamiento Territorial, POT, 1999

Conversaciones con Efraín Quintero Araújo. Valledupar, 1999.

Emdupar, Hidrotec. Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado de Valledupar, 1976.

484 ____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano

You might also like