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meUNIVERSIDAD PRIVADA CÉSAR VALLEJO

FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

“TABU: BRUJERIA INFLUENCIA PSICOLOGIA EN LA SOCIEDAD EN EL


PERU ACTUAL”

AUTOR:

TIRADO VEGA, Elsa Melissa

DOCENTE:

JOSÉ RODRIGUEZ JULCA

CURSO:

INTERNADO IV

TRUJILLO – PERÚ

2010

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INTRODUCCIÓN

Si nos preguntamos cuanto influye las creencias, mitos en nuestra vida,


podemos decir que muchas veces eso es influye mas que otra cosa, quien no
puede decir que cuando un niño esta muy lloroso decimos esta “OJEADO” o
cuando vemos a alguien votar espuma por la boca decimos a esta
“endemoniado” pero en realidad esas creencias existen o simplemente son
cuentos que pasan de generación en generación o hay otras razones que
explicarían mejor esos sucesos.

La Psicología es la ciencia que estudia la vida psíquica, sus funciones


psicológicas como la memoria, el pensamiento, las emociones, los instintos, los
sueños, el lenguaje, la inteligencia y la percepción; y también características
del crecimiento y desarrollo del hombre, la conducta, la motivación, la
personalidad, la conciencia, el inconsciente, las relaciones, el aprendizaje, la
educación, el trabajo, la cultura, la sociedad y los nuevos aportes de la
Psicología Transpersonal, que reconocen e investigan la dimensión
trascendente del hombre.

Pero el tema sobre el conocimiento de la mente es una inquietud muy antigua.


Desde épocas remotas la conducta humana fue objeto de estudio y en un
principio se consideraba a las personas con enfermedades mentales como
dominadas por fuerzas sobrenaturales.

La brujería y la superstición fueron las primeras interpretaciones sobre los


fenómenos psíquicos y como tales eran tratados con medios esotéricos.

La enfermedad mental se consideraba una vergüenza y un castigo, por lo tanto


la gente afectada era ocultada en sus casas o en lugares donde se los
mantenían encerrados sin ningún tipo de tratamiento.

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INDICE

INTRODUCCION

INDICE

ABUSO SEXUAL

I. DEFINICION..............................................................................................4
II. CUESTIONES PSICOLOGICAS...............................................................4
III. INFLUENCIA DE CADA REGION.............................................................7
IV. BRUJERÍA Y POSESIÓN EN RELACIÓN CON ENFERMEDADES
MENTALES..............................................................................................15
a. Evolución de los conceptos brujería a enfermedades mentales. .15
b. Etiología y tratamiento de las enfermedades psicosomáticas en la
cultura andina................................................................................23

CONCLUSIONES...............................................................................................39

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS...................................................................25

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TABU: BRUJERIA INFLUENCIA PSICOLOGIA EN LA SOCIEDAD EN EL
PERU ACTUAL

I. DEFINICION DE BRUJERIA

Brujería es el conjunto de creencias, conocimientos prácticos y actividades


atribuidos a ciertas personas llamadas brujas (existe también la forma
masculina, brujos, aunque es menos frecuente) que están supuestamente
dotadas de ciertas habilidades mágicas que emplean con la finalidad de causar
daño.

La creencia en la brujería es común en numerosas culturas desde la más


remota antigüedad, y las interpretaciones del fenómeno varían
significativamente de una cultura a otra. En el occidente cristiano, la brujería se
ha relacionado frecuentemente con la creencia en el Diablo, especialmente
durante la Edad Moderna, en que se desató en Europa una obsesión por la
brujería que desembocó en numerosos procesos y ejecuciones de brujas (lo
que se denomina "caza de brujas"). Algunas teorías relacionan la brujería
europea con antiguas religiones paganas de la fertilidad, aunque ninguna de
ellas ha podido ser demostrada. Las brujas tienen una gran importancia en el
folclore de muchas culturas, y forman parte de la cultura popular.

II. CUESTIONES PSICOLOGICAS


2.1. ASPECTOS GENERALES
a. ¿Qué es el demonio?
La mente humana esta constantemente intentando sumergir de
forma automática, esto es, no deliberada, todo lo terrible en lo
insconsciente; pero lo reprimido siempre rebulle, pugnando por
manifestarse de alguna manera. No nos han de extrañar que en
nuestra psique se debaten seres magios malignos. La parte de la
mente humana que permanece dominada por el pensamiento
mágico exterioriza los demonios internos, lo que equivale a decir

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que en ella operan los mecanismos proyectivos. Pero también
operan en esta mentalidad primitiva los mecanismos introyectivos.
Estos últimos son los que explican, por ejemplo que las mujeres
embarazadas de todas las épocas hayan temido que la visión de
personas con defectos físicos o alguna otra influencia externa
imaginaria, como el “mal de ojo”, supusiera la incoprporacion de
alugna anomalía en el feto. Aquello que, por inaceptable, se
relega inconsecinetemente al insconsciente, acaba
manifestándose después de alguna manera. La idea del demonio
representa uno de los mas típicos ejemplos del retorno reprimido,
fenómeno muy conocido por los psicoanalistas. Curiosamente, en
la figura del demonio acaba viéndose tanto a un malvado
instigador a la satisfacción de los intintos, como a un ser
sobrenatural que nos castiga cruelmente por dicha satisfacción,
esto es, por los pecados. Es muy significativo que el demonio sea
interpretado como tentador y como punitivo a la vez; que
represente tanto la incitación al desenfereno como el castigo atroz
por ceder a la tentación. Claramente, se trata de un
fantasmagoría proyectiva de nuestro conflcitos intrapsiquicos
entre las pulsiones instintuales, por una parte, y la censura moral
del Superyo, por otra.

Aunque parezca extraño, la creencia en los demonios constituyo


un progreso en la evolución psicológica de la humanidad, porque
permitió que muchos de los peligros proyectados que el hombre
de la antigüedad sentía que le acechaban por doquier, se
concentraran en solo uno o unos personajes miticos terribles. La
sensación de amenaza se circunscribió, resultando entonces la
situación mas fácil de tolerar mentalmente. Además, con esto se
consiguió ver al demonio, defensivamente, como una entidad
completamente ajena a lo humano. No solemos tener consciencia
de que este ser imaginario de que este ser imaginario no es sino
la representación personificada de nuestros instintos
inconfesables, de nuestras perversiones reprimidas (esto es,

5
hechas inconscientes) y de nuestras irracionales tendencias
autopunitivas. No nos es fácil reconocer la maldad, las
abrerraciones, la crueldad que, en mayor o menor grado,
llevamos escondidas en nuestro ser, aunque, como dijo el
psicoanalista Glover (1933), a la humanidad seguramente le
habrá ido mejor si en el Decalogo se hubiese incluido el
mandamiento de conocer el propio sadismo inconsciente.
Al demonio se atribuían también las castastrofes de origen
ignoto y todas las enfermedades de etiología desconocida, antaño
la mayoría. El psiquismo humano tolera mal la sensación de
ignorancia ante los fenómenos naturales. Al igual que se creía
que el omnipotente Dios era la causa de aquellos de naturaleza
favorable, se pensaba que el casi omnipotente Satan lo era de
aquellos de signos desfavorable. Estas creencias sin vestigios
universales de la percepción maniquea de los progrenitores de la
infancia. Para el niño pequeño existe, por una parte, la madre o el
padre bueno y, por otra, el malo, ambos todos poderosos.
Estas imágenes escindidas perduran introyectadas en la
psique del adulto, y son las que luego acaban proyectándose,
comprensiblemente, preferimos pensar que las fuerzas del bien
son mas podreosas que las del mal. Lo contrario resultaría
demasiado terrorífico. Luzbel era solo quasi – omnipotente; por
eso no es un dios sino un angel caído.

b. Las brujas
De los posibles compromisos y transacciones fáusticas con
las fuerzas del mal, en aquellos que se sintieron
abandonados por las del bien, ninguno de tanta raigambre
como el de las brujas. Si el demonio era figura masculina,
al pueblo le pareció natural que sus adoradores y
servidores fueran, en su mayoría, mujeres. En efecto, el
fenómeno de la brujería fue eminentemente femenino,
sobre todo en nuestra península. Las mujeres son”mas
dadas” a la nigromancia que los hombres, alego Fray

6
Martin de Castañega, predicador Franciscano del Santo
Oficio, en 1529, “porque Christo las aparto de la
administración de los sacramentos” y “por que mas
ligeramente son engañadas por el demonio, como aparece
por la primera a quien el demonio tuvo recurso”, Un
ejemplo mas, este particularmente maligno, del
antifeminismo de todas las épocas.
La consciencia misma de poseer deseos sexuales
(pensamientos impuros) ha sido considerada pecaminosa

III. INFLUENCIA DE CADA REGION

3.1. Costa

- Algunos Mitos
EL MITO DEL DIOS VICHAMA
Sobre el origen del hombre en el Perú, existen muchos mitos,
dependiendo de la región donde se habitase (entiéndase las tres
regiones naturales). Una de estos mitos, se ubica en lo que es
actualmente el distrito de Végueta (provincia de Huaura).

Aunque nuestros antepasados, no tuvieron una escritura, aún


estudiada, es gracias a la llegada de los españoles con una visión
evangelizadora, emprendida por los sacerdotes de las órdenes
religiosas, es que se ha podido recopilar la versión de forma oral y
puesta en los libros.

Uno de los mitos en cuanto al origen del hombre en la costa


peruana, es tomada por el mestizo Gómez Suárez de Figueroa
más conocido como Inca Garcilazo de la Vega (Cusco 1,539 –
Córdova 1,616) y del sacerdote de la orden de San Agustín Antonio
de la Calancha (Chuquisaca 1,583 – Lima 1,654). El relato que a
continuación presentamos se encuentra en su obra: Corónica

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moralizada del orden de San Agustín en el Perú, publicada el
primer tomo en 1,638 y el segundo en 1,653.

“Pachakamaq decidió un buen día crear a un hombre y a una


mujer. Pero una vez les hubo dado forma humana y vida, no se
preocupó más de ellos. Y aquel hombre y aquella mujer empezaron
a pasar hambre. Tanto padecieron que, al final, el hombre murió,
agotada su resistencia. La pobre mujer al verse sola, desesperada
y hambrienta, salió un día a extraer raíces para alimentarse y
empezó a increpar al Sol entre sollozos. Al oír tan tristes lamentos,
el Sol se compadeció de la desdichada y bajó a la tierra, envuelto
en un manto centellante, y le infundió sus rayos fecundándola. A
los cuatro días, con enorme gozo para ella, parió un hijo. Dio las
gracias la mujer, al Sol, por el bien que le había hecho.

Pachakamaq, entró en celos al ver que el Sol había intervenido en


su obra, la siguió, y cesando vio que el astro rey había
desaparecido, le arrebató al semidios recién nacido y sin atender
los gritos de la madre infeliz, lo mató, despedazándolo en menudas
partes su cuerpecito. La mujer imploró al Sol para que diera castigo
a Pachakamaq, y éste asustado de que lo encontrara con los
restos sangrantes del niño, hizo un hoyo y lo enterró rápidamente.
Pero Pachakamaq quiso remediar la falta de alimentos de la mujer
y procedió a sembrar los dientes del pequeño y de ellos nació
apretado el maíz. Sembró las costillas y los huesos y de ellos
nacieron las yucas y las demás frutas de esta tierra. Sembró la
carne y de allí procedieron los pepinos, los pacaes y demás árboles
y desde entonces hubo abundancia de alimentos y no se conoció
hambre sobre la tierra. Pero no se aplacó la madre, porque cada
fruto tenía que recordar a su hijo y a un fiscal de su agravio, y no
cesó de clamar al Sol el justo castigo para el malvado. Al oír
aquello, el dios se condolió de la pobre mujer y se enfureció contra
Pachakamaq. Al instante bajó a la tierra para castigarle, pero aquel
se ocultó donde sabía que jamás penetraban los rayos del sol. El

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dios para poner remedio a sus penas mandó a la madre que le
entregara el ombligo y el cordón umbilical del niño muerto y ella se
lo dio. Con ello creó un nuevo hijo y se lo dio a la madre diciéndole:
toma y envuelve en mantillas a este niño que llora y se llamará
Vichama. Esta vez nadie te lo arrebatará porque yo velaré por él
durante el día, y de noche lo pondré bajo custodia de la luna. La
madre lo hizo así y crió al infante que iba desarrollando muy
hermoso y ya joven; quiso andar el mundo como su padre el Sol.

Vichama, se apartó de su madre, y anduvo leguas y leguas, y


estuvo lejos de los suyos largo tiempo, y decidió regresar a su
tierra natal. Cuando estuvo cerca del sitio donde tenían la choza, él
y su madre, quedó muy extrañado al ver que cerca de allí habían
otras cabañas. Entró a su choza y no encontró a su madre, salió a
fuera y se halló ante una multitud de hombres y mujeres que jamás
había visto.

Aprovechando la ausencia del muchacho, Pachakamaq mató a la


mujer que ya estaba vieja, y su cuerpo la dividió en pequeños
trozos y los dio a comer a gallinazos y cóndores. Sus cabellos y
huesos, los guardó escondidos a orillas del mar, y púsose a crear
los hombres y mujeres que poblaban el mundo. Vichama, lleno de
ira comenzó a buscar a Pachakamaq para matarle. Pachakamaq
decidió sumergirse en el fondo de las aguas del océano, donde
ahora se levanta su templo, y ahí permaneció para siempre.
Vichama, lleno de dolor, dirigió su ira a la gente que Pachakamaq
había creado, considerando que eran sus cómplices. Invocó a su
padre el Sol y al instante lanzando una maldición convirtió en
piedra a los pobladores.

Vichama, comenzó a buscar los huesos de su madre para poder


resucitarla, buscando al tercer día encontró los restos de la pobre
mujer, los juntó, les echó un poco de arena, e invocó a su padre y
al instante su madre apareció lleno de vida.

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Vichama pidió a su padre el sol, que convirtiera a las piedras en
huacas, algunas distribuidas en la costa para que fueran objeto de
culto y otras las pusieron dentro del mar que son peñones y
escollos que hay frente al litoral y a la cuales ofrecían cada año
láminas de plata, chicha y espiga. Entre éstas huacas existió Anat,
un pequeño islote que decían haber sido el kuraka de este nombre.

Viendo Vichama que el mundo estaba sin hombres, le rogó que


hiciera una nueva creación y él dejó caer entonces tres huevos,
una de oro, el segundo de plata y el último de cobre. Del huevo de
oro salieron los kurakas, y los nobles principales o segundas
personas; del de plata, las mujeres de éstos y del de cobre los
plebeyos o sea los mitayos y sus mujeres.

Este mito era creído entre los indios de Huaura, Supe, Barranca,
Aucallama, Huacho y Végueta.

EL INCHIK OLLJO. - el Inchik olljo, duende de poderes malignos,


que según cuentan las leyendas se muestra como una persona
pequeña, de cabellera blanca, roja o amarilla y de grandes ojos,
que viven en manantiales y cataratas y ríos.Se dice que entre sus
más maldiciones se encuentran las del secuestro de niños no
bautizados para convertirlos en seres de su especie, así como la
provocación de abortos y el origen de diversas enfermedades
mortales.El Chusalongo y el PatachugaPor otro lado tenemos a los
llamados duendes traviesos. Entre ellos tenemos al Chusalongo,
un ser de apariencia infantil, de sombrero y ropas llamativas, que
acostumbra robar de noche las campanas que no hayan sido
bendecidas y al Patachuga, que es un pequeño ladrón que
acostumbra robar las hamacas y almohadas de los niños más
dormilones de esa región.En este caso son muy conocidas las
historias de madres que luego de pasar la noche han encontrado a
su bebé recién nacido a los pies o bajo su cuna.

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3.1. Sierra
En la sierra del Perú se cree mucho en los duendes, seres
pequeños, semidesnudos y con el vientre abultado que lo utilizan y
lo hacen sonar como si fuera un tambor.

Existe una leyenda que dice así:


Era una mujer que vivía cerca de un río donde todos los días, luego
que su esposo se iba a trabajar, llevaba la ropa para lavarla. Los
duendes que generalmente viven cerca de brazos de agua, la vio y
se enamoró de ella.

Esperando que el esposo se fuera a trabajar, el duende convertido


en un apuesto galán se acercaba y enamoraba a la señora. Un
buen día le propuso que se fuera con él, pero ella se opuso
rotundamente. Acto seguido el duende saco un pañuelo de su
bolsillo y lo agitó tres veces, el río se secó y en el fondo se vio una
puerta, que era la entrada de la casa del duende; este a la fuerza
se llevó a la mujer.
Pasaron los días y la mujer se moría de tristeza de no ver a su
querido esposo, además la comida que ella preparaba para el
duende no sabía a nada pues no había sal en la casa. Un buen día
cuando el duende salió de la casa ella notó que se había olvidado
el pañuelo, enseguida lo agitó 3 veces y el río se seco y la puerta
se abrió, pudiendo asi ella escapar.

Al llegar a su casa encontró un hombre viejo que le conto que


hacía años que su esposa había desaparecido, ella se identificó
con el hombre que era su esposo -en la casa del duende el tiempo
casi no había pasado, pero afuera si- era por eso que el esposo
había envejecido y ella no.

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Ella le contó todo lo sucedido e idearon un plan. Al atardecer se vio
venir al duende siempre convertido en un apuesto galán, hacia la
casa llamándola. En cuanto estuvo cerca de la casa; el esposo
-que ya había adivinado que era un duende y estos no resisten la
sal- le empezó a echar montones de sal encima, el duende explotó
desapareciendo para siempre.

3.2. Selva
a. Uso del cuerpo
Su cuerpo siendo "preparado", las energías circulan, el shamán las
consigue desde la naturaleza (los aliados).
Luego utilizan su propio cuerpo para curar, asimilando las energías
des ubicadas de su paciente y equilibrando, armonizando la fuerza
vital del paciente.
Su cuerpo se vuelve receptor o emisor de "energías".
Las energías perturbadas provocan disturbios a la vez físicos y
mentales. Un disturbio mental necesita en primer lugar de un
cuidado "físico". Nos encontramos al punto exactamente opuesto a
las técnicas convencionales de psicoterapia que se mantienen
generalmente a distancia del cuerpo (control de la transferencia y
contra-transferencia) y se focalizan en la mente, el discurso del
paciente, el logos, la palabra, el verbo.
Dichas energías pueden ser perturbadas también por elementos de
la naturaleza (cargas energética de sitios especiales, de ciertos
animales, de olores, de objetos...O voluntariamente en actos de
brujería que consisten a introducirse en forma sutil en el "cuerpo"
del enemigo para destabilizarlo.
La curación del shamán considera entonces no solamente el
cuerpo del individuo pero también el lugar donde esta su casa, la
limpieza de su negocio...La mala suerte vuelve a ser un elemento
constitutivo del cuerpo de uno y se puede igualmente curar en base
de un trabajo físico.

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b. Otras Creencias
La selva peruana con su exuberante vegetación, encierra un
sinnúmero de misterios y peligros en la profundidad de los
bosques. Para nuestros habitantes de este inmenso manto de
verdor no hay secretos ocultos. En este mundo además de gran
variedad de animales pasivos y salvajes, existen también mitos y
leyendas de seres mitológicos y fatídicos como EL TUNCHE Y EL

- CHULLACHAQUI.
El Chullachaqui, siempre adopta la figura o la forma de una
persona amiga conocida del pueblo, para engañar a la que va a ser
su víctima y hacerle perder en la espesura de la enmarañada selva.
Muchos pobladores aseguran que en muchas oportunidades han
visto las huellas o pisadas desiguales del que dicen Chullachaqui,
impresos en el barro, otros dicen que es un demonio que cuida la
selva para que no penetren en ella.

Cuentan así mismo los pobladores, que en Armayari, un bello


pueblo enclavado en la selva del Departamento de San Martín a 1
Km. aproximadamente de la población, se encuentra la guarida o
casa de los Chullachaquis. Relatan que un día a horas de la tarde
un vecino del lugar llamado Juan Nicolás, después de haber bebido
una gran cantidad de masato (licor a base del fermento de la yuca),
decidió ir a al chacra para ayudar a su padre quien se encontraba
realizando las labores agrícolas.
Al pasar por el referido lugar, improvisadamente se le presentó una
persona igualita a su padre y sin dejarlo avanzar le dijo; "He venido
a esperarle, sígueme vamos a la chacra". Juan Nicolás un poco
sorprendido obedeció sin decir una sola palabra siguió caminando
junto con su inesperado acompañante por un camino bastante
ancho pero a medida que iban avanzando el camino se hacia cada
vez más angosto. En ese trayecto sorpresivamente se detuvo y le
dijo: "Hasta aquí te he acompañado, tu te quedas y yo me voy, y
desapareció del lugar, riendo burlonamente.

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Recién Juan Nicolás se dio cuenta que se encontraba perdido en
un enorme bosque y por más que busco el camino para regresar a
su casa no lo encontró. Desesperado ando por el monte llamando
con voz en cuello a alguien que pudiera encontrarse cerca para
que lo saque del lugar pero nadie respondió.
Al darse cuenta los familiares que Juan Nicolás no se encontraba ni
en su casa ni en la chacra, de inmediato salieron a buscarlo,
logrando localizarlo después de cuatro días de intenso trajín. Pero
Juan Nicolás había perdido la razón. Ya en su casa comenzaron a
curarlo pero no conseguían volverlo a su estado normal. En vista
de que no recobraba el conocimiento decidieron llevarlo a un
curandero para que lo tratara. El curandero les pidió que llamaran
al sacristán y al cantor de la iglesia y conjuntamente con los
familiares del enfermo caminaron hasta el sitio en donde habían
encontrado a Juan Nicolás. Al llegar al lugar prendieron las velas
que habían llevado y comenzaron en voz alta a llamar al alma de
Juan Nicolás. A continuación emprendieron el camino de regreso
haciendo sonar la campanilla, cantando y sin mirar hacia atrás,
cuando llegaron encontraron que Juan Nicolás se encontraba
profundamente dormido y entonces comenzaron a llamarlo
diciéndole: "Juan Nicolás, Juan Nicolás..." y después de un largo
suspiro Juan Nicolás despertó ya completamente sano y salvo del
hechizo del CHULLACHAQUI.

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IV. BRUJERÍA Y POSESIÓN EN RELACIÓN CON ENFERMEDADES
MENTALES

a. Evolución de los conceptos brujería a enfermedades


mentales
- LA EDAD MEDIA
Lo más sobresaliente de este período es el virulento
resurgir de la ancestral visión demonológica de la
enfermedad mental y la pretensión de eliminar la
concepción física del campo de la medicina.
Durante la Baja Edad Media (s. IX - XI) existió una relativa
permisividad hacia las tradiciones paganas y
demonológicas; la mayoría de las personas recurrían a
brujas y magos para resolver sus problemas. Durante este
período, cabe destacar también el trato humanitario que los
enfermos mentales recibían en los múltiples monasterios;
claro está, que quedaban fuera de este trato humanitario
todos aquellos enfermos que presentaran conductas
violentas o muy desagradables. Pero, a medida que fue
transcurriendo el tiempo, la Iglesia católica fue escalando
puestos hasta llegar a ser la rectora absoluta de la vida de
los ciudadanos, y la estricta moral cristiana choca con la
tradición popular apegada durante siglos a costumbres
paganas más liberales. El clima de tolerancia inicial
comienza inevitablemente a reducirse. A todo esto hay que
añadir que se dio un periodo de crisis social (hambre,
miseria, peste...) así como innumerables guerras
sangrientas. Dada la falta de cauces para expresar el
malestar, comienzan a desarrollarse curiosos modos de
expresión emocional, brotes de locura colectiva, es decir,
alteraciones extremas del comportamiento que llegaron a
afectar a poblaciones enteras. Durante estos siglos se
registraron epidemias de manías danzantes: delirios
frenéticos, saltos, bailes, convulsiones... Existían curiosas

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creencias populares como la de que si se bailaba sin parar,
la persona quedaba inmunizada ante una posible picadura
de tarántula; ciudades enteras fueron contagiadas, los
ciudadanos podían pasar horas, a veces días enteros
danzando, saltando, riendo... En Italia, este fenómeno se
conoció como tarantismo; se extendió por toda Europa,
donde se le acabó conociendo con el nombre de Baile de
San Vito. Otro ejemplo de epidemias de este tipo lo
constituye los ataques colectivos de licantropía, que hacía
vagar a los afectados aullando como lobos, o las
posesiones grupales. Una de las hipótesis explicativas de
estos fenómenos es que estos extraños comportamientos
eran parecidos a los ritos que la tradición greco-romana
celebraba en honor de ciertos dioses. Cuando el
cristianismo se convirtió en religión oficial, se prohibieron
una serie de ritos y tradiciones profundamente enraizadas
en la cultura y el folklore popular. El conflicto entre tradición
y religión, la imposibilidad cotidiana de expresión
emocional, acabó transformándose en síntomas de una
enfermedad de tal manera que su práctica no estuviera
abocada al castigo.

Según la teología de la época, las posesiones diabólicas


podían ser de dos tipos atendiendo a un criterio de
voluntariedad de la posesión:
- Entendida como una enfermedad mental: el demonio
poseía a su víctima en contra de su voluntad, bien por el
abandono de su alma, o bien por el castigo de sus
pecados.
- El poseso estaba aliado con el demonio, y en el acto de
posesión había intervenido un brujo; aunque la diferencia
entre este segundo tipo de posesos y los brujos no estaba
clara.

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Aunque se distinguía entre la auténtica pérdida de la razón
y la brujería, no están claros los criterios que se utilizaban
para tal distinción, de hecho, apenas se recogen estos
procedimientos diagnósticos en los textos de la época.

En 1199 Inocencio III creó la Santa Inquisición, que en un


principio era el instrumento de persecución de la herejía,
pero que ya en el siglo XIII comienza a perseguir además a
brujos y magos. La concepción demonológica no surge del
vacío, sino que es el resultado de la evolución a través de
los siglos de numerosas tradiciones, sobre todo la religión
judaica de los siglos II - I a. C., aunque también de las
creencias precristianas, las creencias de religiones greco-
romanas e incluso ciertos aspectos del idealismo platónico.
Aunque la Iglesia creía en la brujería y en la magia, antes
del siglo XI, más que animar a creer en supersticiones de
brujería, se planteaban ciertas limitaciones. Por ejemplo,
en el siglo VI, el Sínodo de Bracars condenó la idea de que
el diablo podía controlar el tiempo. Más tarde, en el siglo X,
el Canon Episcopal explícitamente consideraba como
ilusoria la creencia pagana de que ciertas mujeres podían
volar subidas en la espalda de los animales. Los individuos
eran ocasionalmente castigados por practicar brujería
maléfica pero no eran castigados por ocupar el estatus de
brujo o hechicero. La noción de un pacto entre el brujo y el
diablo no fue acentuada y, la idea de que las brujas
formaban una organización satánica internacional no
existía.

Conforme la Iglesia católica se va sintiendo acosada por


los movimientos cismáticos, el inicial clima de benevolencia
se va transformando en actitudes inflexibles e
intransigentes. Con el afán de consolidar su poder y su
propia identidad, persiguió los movimientos discordantes y

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acabó por no diferenciar entre enfermedad mental,
posesión y herejía y el destino de todos ellos acabó siendo
el mismo.

En un principio, el tratamiento se basaba en el exorcismo,


tendente a devolver la paz espiritual al sujeto expulsando
de su cuerpo a los demonios; este tratamiento implicaba el
contacto con el agua bendita y santos óleos, rezo de
oraciones, imposición de la saliva del sacerdote, tomar
extrañas pócimas... Con el paso del tiempo, las técnicas
exorcistas se hicieron cada vez más complejas y crueles.
Se trataba de ser cruel con la persona poseída para de
esta forma ser cruel con el demonio que la poseía.
Cualquier acción era válida (azotes, encadenamientos,
torturas, inmersiones en agua caliente o helada, ayunos...)
con tal de convertir el cuerpo en un lugar desagradable
para el demonio. Se han recogido cifras de trescientos mil
condenados y ajusticiados por brujería entre 1448 y 1782
en Europa y América, de los cuales hubo más de cien mil
entre la mitad del siglo XV y final del XVI.

Según algunos autores, la brujería tal vez tenga su origen


en los ritos de fertilidad de regiones primitivas cuya
práctica posteriormente llegó a sancionarse penalmente.
En la medida en que estas prácticas suponían un tipo de
protesta social contra el poder establecido (el poder de la
Iglesia católica), en sus ritos se realizaban conductas
sacrílegas intencionadamente. Llama la atención el hecho
de que la mayoría de las encausadas eran mujeres, a las
que se le atribuía un insaciable deseo carnal y cierta
tendencia a hacer el mal. En cambio, a los hombres se les
suponía inmunizados a la posesión dado que Cristo había
sido varón. Por lo general, los poseídos eran personas
desprotegidas y aisladas en la comunidad (generalmente

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ancianas pobres). No hay que olvidar que la brujería era la
manifestación de conductas anormales que contrariaban y
transgredían códigos sociales y reglas comúnmente
aceptadas por la comunidad. Es muy probable que muchas
de las diagnosticadas como brujas no fueran sino ancianas
con demencia senil, epilepsia, esquizofrenia, o en general,
trastornos mentales que los médicos de la época no
podían explicar, o trastornos que las pócimas elaboradas
para su curación no podían paliar.

Desde una perspectiva psiquiátrica, la Alta Edad Media se


caracterizó por un aumento de la enfermedad mental pero
dicho tipo de enfermedad no fue reconocida como tal
realmente, sino que los perturbados mentales fueron
acusados de brujería. Esta teoría está basada en una serie
de datos: las brujas a menudo confesaron haber llevado a
cabo actos imposibles, tales como volar por el aire, lo cual
puede ser interpretado como testimonios de
esquizofrénicos; también se dice de ellos que participaban
en orgías nocturnas, y esto se puede interpretar como la
existencia de ninfómanos o psicópatas; el hecho de que se
informara de que las brujas tenían zonas insensibles al
dolor (marcas del diablo) en varias partes del cuerpo
podría ser interpretado como casos de histeria. Por otra
parte, los histéricos son altamente hipnotizables, lo cual
podría explicar el control que el hechicero principal ejercía
sobre las brujas subordinadas en las orgías, lo que podría
darse por procesos de sugestión en grupo. El hecho de
que fueran capaces de resistir a las torturas sin
experimentar dolor podría explicarse por la auto-hipnosis.
Otro dato que apoyaría esta hipótesis es el hecho de que
las brujas eran usualmente mujeres y la histeria se
presenta más comúnmente en mujeres que en hombres.

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Otra hipótesis que se ha propuesto como explicación del
elevado número de posesos durante la época medieval es
a la del proceso de "socialización del poseso": la presión
social, la reinterpretación del clero, la existencia de
manuales donde se describían los comportamientos de los
posesos, las ventajas -grandes dosis de atención, cierta
admiración y temor -, la exención de toda culpa de sus
actos; y en este sentido, los propios comportamientos de
los posesos reafirmaban los valores religiosos de su
comunidad. Además, no hay que olvidar que el contenido
de los delirios (posesiones diabólicas) estaba moldeado
por el contexto social en el que el sujeto estaba inmerso y
las creencias propias de aquella época. Hoy, en cambio,
este tipo de contenidos no suele ser muy frecuente. Por
otra parte es muy importante el rol que juegan las variables
económicas, demográficas y situacionales en la
comprensión del fenómeno.

A todos estos elementos habría que añadir el hecho de


que el poseso era interrogado con la intención de que
revelara el nombre del brujo que había causado su mal (y
de esta manera, el brujo sería ejecutado). Es evidente que
tal cadena de conductas se convirtió en un instrumento no
sólo religioso sino también sociopolítico. Además, el dinero
y las posesiones del convicto hereje eran confiscadas por
la Inquisición (dependía de tales confiscaciones para su
supervivencia). Por ello había fuertes intereses centrados
en encontrar y a menudo crear herejes.
Durante el siglo XV a raíz de la bula Summis Desiderantes
Affectibus (1484) del papa Inocencio VIII, la persecución se
convierte en una guerra abierta contra las brujas. En ella
exhortaba a los clérigos a no descansar en la búsqueda de
métodos para detectar a las brujas. Amparándose en esta
bula, los monjes dominicos Johann Sprenger y Heinrich

20
Kraemer, nombrados por Inocencio VIII inquisidores para la
Alemania del Norte, publican en 1488 el Malleus
Maleficarum (que se puede traducir como El Martillo de las
Brujas, ya que su objetivo era el de ser un instrumento
para perseguir a las brujas y, literalmente, martillearlas), un
manual para la caza de brujas, obra que se convirtió en la
obra por excelencia para el inquisidor, alcanzándose las 30
ediciones en los dos siglos siguientes. Contiene todos los
conocimientos sobre brujería que había hasta entonces,
incluyendo pruebas para su diagnóstico y tratamiento. Este
manual se divide en tres partes. En la primera se exhorta a
admitir la existencia de las brujas y se considera que quien
dude sobre su existencia está en un grave error e incluso
puede ser sospechoso de herejía. La segunda parte
contiene una relación de síntomas a partir de los cuales
pueden ser descubiertas las brujas (manchas rojas, zonas
insensibles del cuerpo, sapos grabados en el iris). La
tercera parte recoge las formas legales de examinar y
condenar a las brujas. En este libro también se explica que
el método más válido para conseguir pruebas contra las
brujas es la tortura. Además, recomienda que si un médico
no puede encontrar la causa de una enfermedad, o si el
tratamiento no alivia al enfermo, esté claro que el mal es
causado por el mismo diablo.

- El Renacimiento
Aunque el Malleus Malleficarum fue escrito durante la
época del Renacimiento, no cabe duda de que constituye
un prototipo de razonamiento medieval. En el
Renacimiento, si bien se caracteriza por un cultivo de los
valores humanistas, por el culto a la razón, se produce
paradójicamente una acentuación de la persecución y caza
de brujas. Esta postura de la Iglesia Católica no es sino
una reacción contra la progresiva pérdida de poder, un

21
intento desesperado de mantener su posición de rectora
absoluta de la vida de las personas. Entre las figuras
disidentes de la postura demonológica oficial podemos
citar al humanista Juan Luís Vives (1492 - 1540), que es
conocido por sus astutas observaciones y por su profundo
sentido de la responsabilidad social. En su libro De
subventione pauperum (El alivio de los pobres) defendió un
trato más humano para los enfermos mentales. Por otra
parte, su tratado sobre las mujeres (dedicado a la hija de
Catalina de Aragón) en contra de los valores
predominantes de la época constituye un ejemplo de
actitud antimisógina. También el médico y alquimista
Paracelso (1493 - 1541) rechazó los postulados
demonológicos así como las enseñanzas derivadas de la
tradición galénica (en un acto simbólico quemó la obra de
Galeno). Dio una explicación natural a las por entonces
existentes manías danzantes. Cornelio Agrippa rechazó
también las teorías demonológicas. Escribió el tratado
Sobre la naturaleza y preeminencia del sexo femenino,
donde realiza una auténtica defensa de la mujer. Llegó
incluso a arriesgar su propia vida por salvar a una mujer
que había sido acusada de brujería. Reginald Scott (1538 -
1599) negó que los demonios o las brujas fueran
causantes de las enfermedades mentales, y defendió que
las extrañas experiencias que las brujas llegaban a
confesar en los interrogatorios (a causa de las torturas en
la mayoría de los casos) debían de tener una explicación
natural. Asimismo, denunció la corrupción existente en los
casos de acusaciones y explicaciones demonológicas. Otra
figura a resaltar en esta época fue Johann Weyer (1515 -
1588), considerado como el primer psiquiatra. En su
principal obra De Praestigiis Daemonum aparecen
descripciones clínicas detalladas de algunos trastornos
mentales, así como la descripción de tratamientos basados

22
en la empatía y la comprensión. Además se pronunció en
contra de la persecución indiscriminada de brujas; para él
los casos de brujería no eran sino enfermos mentales u
orgánicos ya que la brujería no existía como tal. Weyer fue
objeto de persecución por la Iglesia, y su obra fue incluida
en el Índice hasta el siglo pasado.

En esta época se construyeron los primeros centros


públicos dedicados exclusivamente a acoger enfermos
mentales. El primero fue inaugurado en Valencia en 1409
por el padre José Gilabert Jofré, llamado la Casa de
Orates; fue además el primero en retirar las cadenas e
implantar un tratamiento moral que siglos más tarde sería
retomado por los franceses, y el primero en incorporar un
departamento dedicado a la atención de niños con
problemas. A este hospital le seguirían muchos otros a lo
largo de la geografía española: Zaragoza (1425), Sevilla y
Valladolid (1436), Toledo (1480), Barcelona (1481),
Granada (1527). Todo esto indica una progresiva
desvinculación de la enfermedad mental y la brujería,
iniciada a principios del Renacimiento.

b. ETIOLOGIA Y TRATAMIENTO DE LAS


ENFERMEDADES PSICOSOMATICAS EN LA CULTURA
ANDINA

Antes de ocuparme de este tema es necesario hacer un


deslinde sobre los conceptos relativos a la medicina
tradicional, la medicina natural i la medicina académica o
científica, entre otras medicinas paralelas o alternativas. De
este modo la utiIización del concepto “tradicional”
empleado por diferentes organismos y/o personas
especializadas en la materia; siguen sin querer comprender
que hay una diferencia sustancial en lo que es Medicina

23
Tradicional, Medicina Natural, Medicina Casera, Medicina
Popular y Medicina Académica o Científica.

Dentro de la Medicina Natural, están comprendidas todas


aquellas medicinas que como su nombre lo indica, utilizan
medios naturales para restablecer la salud de las personas.
La fitoterapia, termoterapia, hidroterapia, bioenergética etc.
son algunas de las medicinas naturales empleadas para la
sanación. Todas estas parten de una concepción
totalmente racional y Iógica causal, dado que se aplica el
remedio para combatir determinado mal. Estas medicinas
no entran dentro de lo tradicional porque ya tienen un
trasfondo académico y científico donde ya se conoce la
etiología de las enfermedades de manera conciente y
racional.

La medicina casera, también tiene un trasfondo racional y


se diferencia de la natural porque indistintamente utiliza
medios naturales en las diferentes recetas que al interior de
la casa se utiliza como parte del manejo de curaciones que
desde los abuelos conocen y practican las personas en
diversas localidades. Estas recetas y prácticas son a veces
muy diferentes de región a región, trabajan sobre la
creencia de que las enfermedades son originadas por el
frío o el calor; la tos, los resfriados, dolores reumáticos,
empacho, cólicos, etc. pertenecen al primer caso. Los
procesos infecciosos, que originan estados febriles e
inflamatorios, como el dolor de muelas, desarreglos
gastrointestinales, la insolación se reconocen como
“arrebatos” ocasionados por el calor. Para cada caso hay
recetas que incluyen plantas, animales, sustancias terrosas
naturales y minerales que se reconocen como de
temperamento frío, templado o cálido, lo que es
administrado al paciente en forma de jarabes, tisanas,

24
pócimas, emplastos, baños y pediluvios, orientados a
contrarrestar los temperamentos fríos, templados o cálidos.

La medicina popular se diferencia de la casera, en cuanto


esta es de conocimiento y práctica muy familiar y particular.
En una misma localidad las familias pueden tener diversas
formas de afrontar las enfermedades, desde la manera de
prevenirlas, diagnosticarlas y tratarlas. La medicina natural
es el conjunto de medicinas caseras que se practican en
una localidad o región. Dicho de otro modo es la
popularización de las otras medicinas caseras. Lo que le
diferencia de la medicina casera, es que mezcla estos
conocimientos que en gran parte son de procedencia
foránea (occidental, africana u oriental); con la medicina
tradicional andina. De esta forma al tratamiento empírico
racional le añade uno de corte ritual mediante el
ofrecimiento de ofrendas que dan como complemento al
tratamiento de la medicina popular.

En la concepción de la medicina moderna, académica o


científica, se tiene pleno conocimiento de los agentes
patógenos y de las enfermedades o secuelas que estas
producen. Desde esta perspectiva se orienta a eliminar
dichos agentes y las secuelas dejadas por las mismas
mediante la prevención, diagnóstico y tratamiento, para, lo
que utiliza instrumentos y aparatos adecuados, fármacos,
intervenciones quirúrgicas, radiaciones, etc. que linda
dentro el campo de la medicina científica.

Equivocadamente y con frecuencia se viene adjudicando el


término de “Medicina Tradicional” a lo que es la Medicina
Natural, destacando dentro de ella la fitoterapia,
consistente en el restablecimiento de la salud por medio de
la utilización de plantas. Los medios de comunicación

25
masivos, a diario nos traen noticias sobre
“descubrimientos” como la tan difundida Uña de Gato,
Sangre de Grado, etc. que sin desmerecer sus virtudes o
cualidades que tienen; no entran dentro del campo de lo
tradicional, porque no tienen un contenido mítico, mágico ni
ceremonial, como la coca, la ayahuaska o la wamanlipa,
que si pueden proceder de una auténtica medicina nativa a
lo que sí llamaremos MEDICINA TRADICIONAL que viene
siendo utilizado dentro de una concepción diferente a la
que se la da dentro del campo de la fitoterapia en cuya
concepción ya hay una relación de causa y efecto como
resultado de la racionalidad científica.

Lo expuesto no niega que las diferentes medicinas tra-


dicionales que hay en las otras culturas, no se utilicen
plantas medicinales para restablecer la salud. Sin embargo
estas parten de una cosmovisión diferente a la que se tiene
en la cultura andina. Si comparamos la medicina tradicional
de nuestra realidad andina con la de otras culturas como la
Indú, encontramos que la medicina tradicional practicado
por los indostanos y los Budistas; a parte de sus ritos
expresados por sus cantos, danzas o movimientos rituales,
mantras, y mandalas; utiliza plantas como elementos
curativos y como contenedores de ciertas propiedades
místicas que podían alejar los males y propiciar la
concurrencia de fuerzas benefactoras. La medicina de
pueblos del extremo oriente como la de Tailandia, es la que
mas practica el uso de las plantas como parte de su
sistema de sanación; pero el uso de estas va asociado al
igual que en la Indú, con el sistema de alimentación de
corte eminentemente vegetariano.

Con lo expuesto debemos entender que las medicinas


nativas a lo que si llamaremos medicina tradicional, se

26
diferencian de la fitoterapia, en la carga ideológica que
tienen las primeras. Cada una de estas parten de un
sistema de creencias donde la idea de la enfermedad se
concibe como un castigo devino, antes que como producto
del contagio o la contaminación con agentes patógenos. La
creencia en sus divinidades y los atributos que estos tiene,
están orientadas a favorecer o castigar la buenas o malas
acciones de sus creyentes.

De aquí que las malas acciones originan la enfermedad


como producto del castigo. El tratamiento de los males
dentro de esta conceptualización, se hace recurriendo
primero a rituales y ceremonias antes que utilizando
plantas, animales o elementos químicos, que de ser el caso
es complementario en algunas medicinas nativas o
tradicionales. El uso de la sugestión por medio de ritos y
ofrendas, basado en su sistema de creencias da lugar en
primer término al tratamiento psicoterapéutico del paciente.
De este modo quien se dedica a estos menesteres es un
sacerdote antes que un médico. Estos curan por la fe,
utilizando fundamentalmente el sistema d valores de su
cultura y en la mayoría de los casos, son las plegarias, las
ofrendas, las penitencias o el tratamiento mágico de los
males, los que se utilizan para restablecer la armonía entre
lo divino y lo humano.

Cumplido los rituales y ceremoniales viene la segunda


parte consistente en lo que llamaríamos, la medicina
empírico racional en la cual se aplican algunos medios
naturales para contribuir al restablecimiento de la armonía
entre lo divino y lo humano, entre el cuerpo físico y el
espíritu.
Los síndromes psicosomáticos, conocidos como mitos
médicos por Hermilio Valdizan y Ángel Maldonado; son los

27
que aclaran contundentemente la no creencia de los
antiguos peruanos en la existencia de agentes patógenos,
dentro de su sistema de ideas y conceptos en torno a la
etiología de los males. Sin embargo si bien describen estos
mitos de manera detallada, no alcanzan a comprender el
contenido ideológico que encierran las actividades
orientadas a restablecer la salud de los enfermos, y la
forma como estas prácticas utilizaban el contenido
religioso, el sistema de valores y la cosmovisión del
hombre, para desarrollar la energías mentales necesarias
por medio de la sugestión. A estas prácticas algunos
estudiosos como Juan Lastres Saguin, entre otros,
reconocen como prácticas psicoterapéuticas.

Actualmente se viene comentando sobre las bondades de


la medicina tradicional andina en el adecuado tratamiento
de las enfermedades psicosomáticas (susto, machusqa o
soq’asqa, amaychura, hallpa hap’isqa, pukio hap’isqa, etc.)
que la medicina moderna no puede curar porque atribuye el
origen de estas enfermedades a otros factores que están
fuera del entorno ideológico del paciente, de tal forma que
su tratamiento no es efectivo por su falta de aceptación
colaboración del paciente que cree más en el curandero
porque este aplica en la sanación los contenidos
ideológicos, sus sistema de valores y la cosmovisión del
paciente.

Hace poco menos de dos décadas, viene desarrollándose


dentro de la ciencia médica, la Psiconeuroinmunología, que
esta demostrando el poder de la mente para curar las
enfermedades mediante las prácticas de relajación e
imaginación profunda y constante, con lo cual se ha
demostrado que el cáncer de mamas de las mujeres puede
curarse por este medio. Esto nos hace ver que la medicina

28
tradicional andina hace muchos años ya utilizaba el poder
de la mente para poder curar las enfermedades a través de
la sugestión, haciendo que el paciente inducido por el
Chaman o Paqo, se imaginara en su curación haciéndole
ver por medio de sus rituales que los dioses habían
escuchado sus plegarias y aceptaban su restablecimiento.
Los actos de contrición, la puntual creencia en su sistema
de valores y la observancia de sus ritos contribuían
positivamente a su curación tal como esta demostrando
esta nueva corriente que esta haciendo descubrimientos
sorprendentes.

Para comprender la gran diferencia que existe entre la


medicina tradicional andina y la medicina científica, es
necesario ver el cuadro comparativo de estas dos
corrientes, que parten de diferentes concepciones frente a
la enfermedad, especialmente en lo referente a la etiología
de las enfermedades que para los nativos era producto de
un castigo divino. No conocían la existencia de agentes
patógenos y no tenían idea a cerca del contagio y la
contaminación. En el pensamiento andino la enfermedad
era un ente que podía ser manejado ritualmente. Estos
entes, perseguían a las personas que habían roto el
equilibrio y la recíproca interacción con sus divinidades y
las normas impuestas por su grupo social. Eran enviados
por las divinidades como castigo por las malas acciones.
Como se verá en la columna referente a la medicina
científica, los aspectos relativos a prevención, etiología,
diagnóstico y tratamiento difieren conceptualmente.

29
M. TRADICIONAL M. CIENTÍFICA

Prevención Culto a las divinidades Vacunas


Observ. de la normas Profilaxia
Ofrendas Nutrición
Contras (wisqa)
Amuletos y talismanes

Etnología Pecado – enfermedad Agentes


Pecado

enfermedad
Agentes
patógenos
Agentes naturales Agentes
psicológicos Aspectos congénitos                 Desarrg. Orgánicos
Hichuri                                                      Estetoscopio
Diagnóstico             Psicoanálisis
 Coca                                                        Tensiómetro
             Ecografía
Qollpa                                                       Anal. de laboratorio
            Rayos x
Sebo                                        Tomografía
Plomo                                                                   
Molledos                                                  
        
Sueños                                                    
     Fuego                                     
Cuye
Tratamiento           Ceremonias Rituales                 Fármacos
       Limpia del pecado                     Dietas
Traslado de la enfermedad         Inyecciones
Llamado del alma                      Cirugía
Devolviendo el mal        
Quimioterapia Empírico racional                      Rayos de cobalto
                              Rayos de cobalto Fisioterapia
      Medios mecánicos                 

30
Con este preámbulo ahora podremos comprender que las
prácticas rituales empleados por los curanderos en el
tratamiento de las enfermedades psicosomáticas se fundan
en principios básicos donde el poder mental desencadena
su potencial a través de la utilización del sistema ideológico
del paciente por medio de la sugestión, inducida por un
Chaman o sacerdote.

LA ENFERMEDAD DEL SUSTO

Hallpa hap’isqa.- O agarrado por la tierra, es otra


enfermedad psicosomática atribuida al castigo de la tierra,
que en su sistema de creencias está considerada como
Pachamama, o madre tierra. Puede agarrar el ánimo de las
personas cuando esta no cumple con hacer sus ofrendas
conocidas como el “pago a la tierra”, cuando hace mal uso
de ella quemando cuando ella está viva, ejemplo, preparar
y quemar un horno para hacer pachamanca o wathias en
época de lluvias.

Los síntomas de esta enfermedad se traducen en


decaimiento general, pérdida de fuerzas, una total anorexia
y tristeza. El paqo cura haciendo ofrendas a la tierra
consistente en la quema de un despacho, compuesto de
coca, maní, qañiwa, wira q’oya, dulces de diferentes
colores, galletas, qori libro, qolqe libro, clavel rojo, piñis,
wayruro, feto de llama, chiuchi recado, flores de clavel, feto
de alpaca, cintas de colores rojo y amarillo, vino y agua
ardiente. Quemando este despacho a la media noche, el
paqo procede a invocar a la santa tierra, rogando que
suelte el ánimo del paciente.
Luego le sahúma con plantas olorosas, palo santo, incienso
mirra, markhu, ruda, muña…Como complemento le receta

31
el consumo de comidas y bebidas sustanciosas, caldo de
ranas, vísceras de carnero, caldo de carne, etc. Con este
procedimiento logra curar al enfermo agarrado por la tierra.
Como se puede ver es un procedimiento psicoterapéutico.
Basado en el sistema de creencias del paciente.

Qhayqasqa.- El culto a los muertos es una tradición que


viene desde épocas remotas. Se supone que el alma de los
difuntos vive en la otra vida y por tanto requiere de nuestra
ayuda para vivir dignamente. La ayuda de los vivos es
enviarle recados o encomiendas a la otra vida a través de
despachos, ofreciéndole misas y comidas en el día de los
difuntos y en su natalicio. Olvidar a los muertos trae
consigo el castigo de estos por medio de la qhayqa, el cual
consiste en mareos, arcadas y vómitos, pérdida
intempestiva de la temperatura, náuseas, sudor frío y
malestar general con decaimiento de las fuerzas. Algunas
veces hay pérdida de conocimiento y desmayos.

Este malestar se cura frotando al paciente con ruda y


markhu, luego se arroja al fuego dichas frotaciones para
que el espanto se vaya. Cuando reviste mayor gravedad se
le frota con cañazo y se le hace tomar aguardiente. Luego
se le acuesta al paciente abrigándole bien. La qhayqa se
ocasiona también cuando una persona tropieza con un
fantasma o espíritu de algún alma en pena.

Soqasqa o machu hap’isqa.- Es una de las enfermedades o


síndromes mas controvertidos de la medicina tradicional. El
soqa machu, wari o gentil, es el espíritu de las momias que
supuestamente vive en los pukullos o tumbas. Cuando son
perturbados, ya sea pisoteando dichos entierros, orinando
o defecando encima, el soqa puede agarrar el ánimo de la

32
persona haciéndolo enfermar. El diagnóstico de esta y
cualquier otra enfermedad se hace mediante la coca y
observando el estado físico del paciente. Los síntomas se
traducen en un extremo enflaquecimiento, hambre
insaciable, dolor de huesos y constantes diarreas.

Este síndrome tiene otra faceta de contenido erótico


mediante el cual con mucha frecuencia hay mujeres que
dicen haber sido poseídas por el soqa, quien aprovechando
que estaban solas fueron seducidas por él.
Se dice que este personaje en ausencia de los maridos de
sus víctimas toma la figura de este y de esta forma las
seduce. Al amanecer deja restos de paja o andrajos
antiguos como señal de su presencia. En otros casos
aprovecha del sueño de las personas para presentarse a
su víctima a quien enamora ofreciéndoles oro y plata a
cambio de sus favores. Estando en un estado de entre
sueños, las hace suya y desde entonces se le presentará
cada noche. Las personas seducidas por el soqa, dicen
que se apegan a él y mantienen frecuente relación con él
negándose a desocupar su vivienda. Se dice que el soqa,
vive cerca de este lugar por eso la víctima se apega a
permanecer con él. Como resultado de estas relaciones si
tiene marido hace que se separen o lo enferma al hombre.
Por su parte la mujer enflaquece paulatinamente hasta que
finalmente muere.

La manera de curar este síndrome es ofreciendo despacho


contra el soqa, se le da feto de gallina, de llama, de alpaca,
de caballo y frutas. Este despacho tiene valor para tres
años al cabo del cual se debe renovar al ofrenda.

La forma de prevenir la enfermedad es haciendo que la


mujer lleve en sus bolsillos “ajos castilla” y una pequeña

33
cantidad de excremento de “qholla wawa” (criatura tierna)
con esto el soqa huye porque es muy escrupuloso y limpio
pues no tiene intestinos por tanto repele la suciedad y los
malos olores. Las habitaciones de la casa donde hay soqa,
deben tener una cruz hacha con las hojas de niwa. En el se
pone “ajos castilla” macho y hembra. Otra forma de
prevención es ofreciéndole q’opa despacho (ofrenda de
basura) que le causa disgusto y lo repele. Por lo contrario
la comida del p’esqe, (especie de mazamorra de quinua) es
de su agrado y lo atrae mucho, por eso cuando se prepara
esta comida se debe lavar los platos y ollas para que no
atraiga al machu.

Dicen que muchas veces las mujeres llegan a embarazarse


del soqa. El hijo del soqa, nace con dientes y bigotes y
muere en cuanto ve la luz del sol.

También existe la Paya Soqa, o soqa hembra, que


persigue a los hombres. El encuentro de un hombre con la
paya soqa, es mortal porque su víctima muere en el primer
encuentro.

Pukio hap’isqa.- O agarrado por el pukio o manantes de


agua. Es una enfermedad supurativa, pues al paciente le
salen granos con supuración de agua. Se supone que el
origen de la enfermedad se debe al haber pasado en un
mal momento por una fuente o pukio el cual sopló sus
emanaciones. La forma de curar es haciendo sahumar al
paciente con los desechos y sobras de todas las plantas
medicinales, viene a ser una especie de basura o restos de
diferentes plantas. Se le agrega contra veneno y contra
hechizo y una especie de copitas de diferentes colores.
Esto se lleva al lugar donde fue cogido por el pukio y se
entierra en la orilla.

34
Mal viento.- Existen diversos tipos de “mal vientos” entre
ellos están el soqa, wayra, proveniente de las tumbas de
las momias o entierros antiguos, esto produce granos en
todo el cuerpo. Se cura bañando al paciente con agua de
malvas y markhu. Hay tambien el “Haya wayra” o viento
proveniente de las tumbas, causa mareos, es parecido a
los síntomas del qhayqasqa. El hiru wayra, es el mayor
peligro pues genera deformaciones en el rostro al “voltearle
la mejilla” causando una parálisis facial, su curación es
difícil, el paciente debe friccionarse el cuello con una media
o trapo negro. El tratamiento se hace mediante fricciones
constantes con hierbas de olor fuerte, muña, markhu, ruda,
molle, sauco putaqllanku. Este tipo de mal viento también
ataca las articulaciones generando dolores.

Encantamiento.- Ciertos parajes son considerados como


lugares negativos porque allí viven espíritus malignos como
el anchancho. Especie de sirena para unos y de un hombre
pequeño y maligno que engaña con su risa maligna, según
otros la persona que entra en estos lugares puede perder
la razón por efecto del encantamiento.
Estos lugares peligrosos de preferencia son las casas de
gentiles, casas viejas abandonadas. Las phaqchas o
caídas de agua se consideran habitadas por el espíritu de
las aguas o las sirenas que pueden encantar a las
personas y llevárselo consigo, consideran que las personas
que han sido encantadas, andan como poseídos y
difícilmente pueden recuperarse, salvo la energía poderosa
de un paqo, que sabe como determinar los factores
negativos de esta energía. Como parte de su tratamiento
debe enfrentarse con el anchancho ubicando el lugar
exacto donde vive. Luego llevará a la persona a dicho lugar

35
y sin temor invocará a la media noche desafiándole a salir.
Seguidamente arrojará sobre el paciente el sumo de las
plantas mas hediondas, mezclados en poqo hisp’ay (orines
macerados) excremento e añas y sebo de puma. Con esto
el anchancho huye. Si el paqo no tiene la suficiente fuerza
y entereza, puede ser dominado y corre peligro de morir en
la contienda.

Amaychura.- Es la enfermedad de las criaturas debido a


estar poseídas por el espíritu de un muerto. Esto ocurre
cuando las madres en estado de gestación concurren a un
velatorio de algún difunto o cuando llevan a las criaturas a
estos eventos. Allí el espíritu del muerto se apodera de la
criatura y por eso esta enfermará presentando los mismos
síntomas que se dan en los asustados. La única forma de
curar el amauychura es llevando a la criatura a un entierro
y al momento que depositan el cadáver en la sepultura
hacen pasar a la criatura por encima del ataúd por tres
veces. De esta forma el espíritu del muerto deja a la
criatura y se va con el difunto.

Esta enfermedad en sí es un cuadro de desnutrición aguda


crónica.

La colerina.- Las emociones particularmente, si son muy


intensas no solo dañan el espíritu sino el cuerpo. Entre los
indígenas se conoce con el nombre de colerina a una serie
de trastornos hepatobiliares caracterizados por dolores de
cabeza, cólicos, vómitos generalmente biliosos,
consecutivos a un disgusto, una pelea o un contratiempo.

Es lógico suponer que la cólera actúa como elemento


desencadenante en los pacientes. La manera de curar es
provocando el vómito para que salga toda la bilis porque

36
piensan que hay un trastorno del flujo biliar por efecto de la
cólera…

De todo lo expuesto vemos que la medicina tradicional si


bien utiliza medios naturales, los hace dentro de una
función más ideológica o racional. Atribuye a cada
elemento natural, propiedades psicoterapéuticas antes que
las que realmente posee. La primera diferenciación viene
en lo concerniente a los elementos naturales de
temperamento cálido o frío. En este caso estamos frente a
una concepción de corte empírico racional que ya está más
próximo a lo racional y académica. Aún así, cada elemento
natural dentro de las medicinas tradicionales posee un
“Espíritu” una “fuerza” “mana” o “khuya”, que es parte de lo
divino o algo que emana de él, y el cual contribuye a hacer
que el mal se “retire” considerando que la enfermedad es
un ente negativo y no producto de la contaminación con
agentes patógenos.

El tratamiento psicoterapéutico, está en estrecha relación


con este pensamiento. La enfermedad como ente que se
apodera del enfermo va haciendo perder su ánimo,
agarrándolo o haciendo que la mala suerte persiga a las
personas. Para curarle es necesario trasladar la
enfermedad. A esta operación se le conoce con el nombre
de muda, término castellano que reemplaza a la palabra
quechua Kutichi, (hacer regresar) Mediante esta operación
se traslada la enfermedad en otro organismo vivo, entre los
que figuran en orden de importancia: cuyes, sapos, perros,
gallinas, flores, etc. para que la enfermedad se vaya en
ellos.

Bajo estos criterios será posible comprender de mejor


manera los diferentes mitos y creencias del poblador

37
andino, en torno a los criterios sobre la salud y la
enfermedad. A este respecto en trabajos anteriores planteé
que el chaman o curandero andino, tiene una doble función
de curandero y sacerdote. El chaman puede curar el
cuerpo y el alma partiendo de un sistema de creencias
propias de su cultura. Se diferencia del médico académico
en el campo de acción. El médico cura solo la salud del
cuerpo material del enfermo; el curandero andino, cura el
cuerpo, el alma y los aspectos materiales inherentes al
paciente. De este modo puede curar la casa, el ganado, las
chacras la suerte, sus actividades y los anhelos del
paciente. Es decir el curandero abarca un campo de acción
mas amplio, porque en su sistema de mitos y creencias, las
cosas materiales también pueden enfermar, por eso es
necesario curar las casas, chacra, el ganado, etc.

Desconociendo la existencia de agentes patógenos, tales


como los microbios, virus, etc. Atribuye el origen de las
enfermedades a castigos divino.

38
CONCLUSIONES

Muchas de las creencias, tabúes o ideologías que se tiene dentro de un pueblo,


región o países influye en el comportamiento o actuar de las personas, pero
vamos a ver si todo lo que se dice es cierto. Como personas debemos ser
capaces de analizar detenidamente lo que se dice, no todo lo que las creencias
dicen es cierto. Como ya hemos analizado anteriormente muchas veces se
atribuye hechos a cosas que no tienen nada que ver y que son muchas veces
erróneas.

La psicología como parte fundamental en el desarrollo del ser humano, debe


estudiar mas a fondo sobre los tabúes y creencia de los pueblos, puesto que
muchas de las personas consideran que el que su hijo tenga una enfermedad
rara es porque esta endemoniado o le hicieron brujería, cuando en realidad el
joven puede estar enfermo realmente.

Algunos pueblos en la selva, sierra e incluso costa, por estar alejados de la


civilización creen que sus creencias son las únicas formas de explicar hechos
que para ellos son irracionales, es por eso que es bueno que se eduque a
dichos pueblos para un mejoramiento de sus pensamientos, constumbres y
acciones.

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BIBLIOGRAFIA

 López de Pedrique, L. “La enfermedad mental y la cultura”. Boletín


Antropológico. Año 20, Vol II, Nº 52, Mayo-Agosto 2001,

 Obtenido de http://edadmedia.blogcindario.com/2005/11/00001-los-
enfermos-mentales-en-la-edad-media.html. día: 10/11/10

 Obtenido de: http://www.wanamey.org/antropologia/enfermedades-


psicosomaticas-cultura-andina.htm. día: 24/11/2010

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ANEXO

“Una Posesión Maligna”

La paciente L. tiene 24 años, sus padres están vivos y ella es la


mayor de tres hermanas, una de 23 años y otra de 17 años, la primera sufre de
retardo mental. Hasta el momento de su primera crisis, L. estudiaba quinto año
de Ciencias Políticas. Ha tenido cinco crisis, presentándose la primera en
septiembre del año 2000 y la última en febrero del presente año. La paciente
ha tenido tres intentos de suicidio y la sintomatología general de sus crisis se
caracteriza por llantos alternados por episodios de risa, irritabilidad, un frío muy
intenso, rigidez, temblores, sobretodo en los miembros superiores, depresión y
sentimientos de soledad, ira, desorientación en espacio y en tiempo y taquilalia.
En los dos últimos episodios que fueron los peores, habló a las enfermeras y al
médico de guardia de un “espíritu que está dentro de mi” . En la primera
entrevista que sostuvimos con L., ésta asomó la idea de que la causa de la
enfermedad podría tener su origen en un “trabajo” que le montaron. Esto trajo
como consecuencia la posesión de una “entidad femenina” que se le mete y
hace que ella tenga “conductas inapropiadas”, como ella misma expresó, tales
como la auto-agresión y la agresión hacia otros. Ella describe el fenómeno en
dos fases: una primera donde siente depresión y mucho frío y temblor, esto
indica que el espíritu está cerca. Luego siente a la “entidad” muy cerca de ella y
ve como una “ sombra” ; acto seguido la “sombra” entra en ella y se posesiona
de su cuerpo y es como si : “...mi alma se hace a un lado y ya no puedo rendir
cuenta de mis actos...”. L. no recuerda nada de lo que pasa durante la
posesión, sus actos agresivos hacia ella misma o hacia otros, especialmente su
bebé, pues “...no soy yo, es la otra...”.

La paciente sufrió su primera crisis durante el embarazo y las otras


después del parto. La historia en relación a este embarazo es traumática pues
se tuvo que ir de su casa después de un gran pleito con su padre a causa del
novio. Luego del embarazo y al nacer la bebé empezaron las dificultades con
su concubino y su suegra, con quienes vivió hasta hace poco; ella dice que su

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suegra no la quiere y le hace la vida imposible. Su padre no quiere saber nada
de ella y la madre la ve a escondidas de él; todo esto afecta mucho a la
paciente que se siente rechazada por todos lados. La presencia de L. es
precaria, triste, temerosa, ella nos dice que se quiere liberar de esta entidad
pues : “...no puedo seguir viviendo así...yo quiero mucho a mi bebé, jamás he
querido hacerle daño.” Aunque es nacida católica y perteneció a un grupo
carismático, entró en contacto con un centro espiritista gracias a unas amigas
que la llevaron allá. El “psíquico” que la atendió, le dio la versión de la
“posesión”, a ella le satisfizo mucho esta interpretación, lo consideró creíble y
de allí en adelante es la explicación que L. da de su problema. La madre con la
que también conversamos en privado, la llevó dos veces a un sacerdote para
que la exorcisara pues pensó que Satanás la había poseído. La paciente no
acepta la versión de la posesión satánica sino más bien la de la “entidad
femenina”, la interpretación del “psíquico” la convenció, ella cree en su historia
y la vive como real. Criada por su abuela paterna ( sus padres trabajaban ),
vivió con ella hasta los doce años. En esta casa , sufrió repetidas veces acoso
y abuso sexual por parte de primos y un tío hasta que se descubrió y se la
llevaron de allí. A raíz de esto ella piensa que este tío y su esposa “...me
cogieron rabia y creo que mi tía me mandó a hacer un “trabajo”...”. Ella cree
que este “trabajo” tiene que ver con la “entidad” que ahora la perturba. En la
casa de sus padres tampoco se sintió feliz, ya que muy pronto se dio cuenta
que su padre maltrataba física y verbalmente a su madre y si ella se interponía
para defenderla, arremetía también contra ella. L. tiene una autoestima muy
baja y una enorme carencia de afecto y amor, es esquiva, reservada, se
encierra en su cuarto por horas y sin embargo, detesta estar sola y salir sola,
cambia de humor rápidamente pasando de la alegría a la rabia o a la tristeza.
En las conversaciones que hemos tenido con ella su historia no ha variado
mucho, lo que nos ha negado es la parte referente a los abusos sexuales a que
fue sometida en su infancia y primera adolescencia, después nos dijo que esto
era un secreto que nos confiaba pues ni su padre sabía la verdad.

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- Aproximación a un análisis antropológico

Para realizar el análisis antropológico hemos tomado en cuenta los


elementos culturales que maneja la paciente. Devereux (1973) afirma que la
locura se expresa siempre con estos elementos; el individuo, habiendo sido
sometido a un prolongado stress, no puede seguir soportando la situación y
recurre a un determinado tipo de trastorno psíquico para dar rienda suelta a su
sufrimiento, temor, angustia etc.. Los elementos culturales darán una
configuración particular al padecimiento, explicándolo en forma creíble y
verosímil para el paciente y justificando un estado supuestamente “anormal”
ante la comunidad que tiene contacto cotidiano con él. En el caso de L. la
“posesión” por un ente femenino fue el elemento cultural que ella tomó , a partir
de alla elaboró su “historia” sobre esta entidad y su presente malestar; dio a su
vez, una explicación de su sufrimiento y justificó su “conducta inapropiada” ante
la comunidad.

La enfermedad se traduce en desorden social (Pellizari, 1997) y la


enfermedad mental aún mas, pues ésta produce angustia, temor y ansiedad,
ligados a culpas no sólo del paciente sino también de la comunidad que con
frecuencia la relaciona con creencias mágicas sobre seres sobrenaturales y los
posibles castigos que estos pueden infringir. Cuando L. narra su “historia”,
aclara los síntomas y los interpreta, su entorno familiar empieza a entender, ya
que esta narración está dentro de su marco cultural. L. no quiere ser mala,
insiste en que quiere verse liberada de esta “posesión”, pues no quiere hacerle
daño a nadie, ni quiere ver a su madre sufriendo por su causa. Pero carga con
un trauma personal dramático de la que ella misma no está del todo
consciente, esto explica en parte su conducta, a la vez, la historia real de L. (el
episodio de acoso y abuso sexual) es bien conocido por sus familiares y se
mantiene en secreto por temor a la “desaprobación social” . De modo que la
“posesión” funciona socialmente como el “disfraz” que oculta las verdaderas

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causas del mal de L.. Ella lo utiliza como expresión de su impotencia,
humillación, rabia y malestar en general. Las dos familias, paterna y materna, lo
“utilizan” como explicación culturalmente aceptable de lo que acontece a su
pariente. Su madre, que en ningún momento nos reveló el episodio de abuso
sexual, la describe como “...una muchacha inteligente pero de mal carácter...
se lleva mal con su papá y su hermana menor, se encierra en su cuarto y no
habla con nadie... y lo que vino a empeorar las cosas es que se enamoró de un
hombre casado, que bebe y que practica brujería”. La familia materna de L. es
aparentemente muy católica, tanto la madre como algunas tías y la abuela
materna no descarta la idea de que este comportamiento pueda ser cosa del
diablo y de allí que haya buscado el recurso del exorcismo. Los familiares del
padre y las amigas de L. piensan que está loca y poseída, por eso las últimas
buscan a un Santero. Nadie está aparentemente consciente de que su mal
radica en el terrible trauma de su infancia.

La posesión por un espíritu libera a la paciente de toda


responsabilidad de sus actos. No puede ser culpada de nada pues no es ella
quien tiene una conducta inapropiada, es el “ente” que está metido en ella. La
posesión, como ya hemos mencionado, es el “disfraz cultural” (Devereux, 1973)
que esconde un trauma de abuso sexual, y también de intolerancia y severidad
extrema (por parte del padre), de una continua humillación (a través del abuso),
que se extiende a su madre, que también es abusada (maltrato físico por parte
del padre). Culturalmente los valores del machismo entran en conflicto con la
paciente. L. se siente humillada en su dignidad, ve que su madre como mujer
tampoco puede decir nada, pues su marido es el “jefe”·, tiene mas derechos
que nadie en el hogar.

Las mujeres de la casa deben por tanto servirle y aguantar


pasivamente sus maltratos. L.

quiere a su madre, pero le reprocha que es débil y miedosa ante su


padre y esto la decepciona, pero ella también se ha sometido a su padre
durante muchos años, ya que éste la obligó a estudiar en la universidad y a
sacar muy buenas notas, a cambio, nunca recibió un cariño por parte de él. La
paciente se libera de este dominio cuando se va de su casa con su novio y se

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embaraza. La relación de L. con su pareja refleja igualmente el conflicto cultural
de la relación hombre (macho) dominante- mujer (hembra) dominada. Este es
un elemento cultural que perdura de diversas maneras en las capas sociales de
Venezuela. Ella reconoce que su pareja la ha tratado bien, pero no lo soporta.
Lo trata mal pues es la imagen de ese machismo, representado en su padre y
los parientes hombres que abusaron de ella; sin embargo, su pareja no es un
hombre de temperamento dominante, más bien es dominado por la madre que
vive con ellos y es la verdadera “jefa” del hogar. La figura fuerte por lo tanto es
su suegra que no la quiere (pues desbarató el primer matrimonio del hijo ) y la
maltrata. L. no puede enfrentar a esta mujer pues posee las características de
lo masculino: dominante, severa e inflexible. Ella admite que no la puede
enfrentar y por lo tanto se repite una situación parecida a la de su hogar. Los
hombres que se han portado mal en la vida de L., no reciben castigo por sus
agresiones; las mujeres objeto de las agresiones deben permanecer calladas,
pasivas sin derecho a compensación.

L. ha sido dañada psíquica y físicamente desde pequeña, su


desahogo ante estos hechos impunes es la “posesión”, instrumento cultural de
“poder” que le permite desahogar su ira y frustración y agredir en cierto modo a
esos hombres que le hicieron daño. “La sociedad puede enfermar al ser
humano” han dicho Devereux (1973) y Laplantine (1979).

Nuestra sociedad con sus contrastes entre valores tradicionales que


aún permanecen de la Venezuela agraria y los valores modernos de la
sociedad urbana, es un medio propicio para el origen de muchos trastornos
psíquicos. Como bien lo señala Clarac de Briceño (1992) las representaciones
simbólicas de los hechos culturales no cambian tan rápidamente, en otras
palabras, la mentalidad se transforma mas lentamente que las prácticas
culturales. Nos atreveríamos a considerar que la población venezolana ha sido
sometida, durante varias décadas a un continuo stress para estar a la altura de
este proceso tan veloz de modernización.

Los enfrentamientos constantes entre lo viejo y lo nuevo que se


producen inclusive dentro de una misma familia, generan frustración y conflicto
en general, con el consecuente deterioro psíquico de muchos individuos que no

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pueden resolver estas situaciones. El asunto da para muchas reflexiones
donde se incluye el problema de la identidad, pero las dejamos para otro
momento, pues nos saldríamos de nuestro presente tema.

Bastide (1976) señala varias funciones de la posesión, la catarsis es


una, la función social sería otra. L. ha tomado el recurso de la posesión porque
le sirve para justificarse ante sí misma y ante la sociedad. También le da un
cierto prestigio pues la diferencia del resto de la comunidad que la ve con temor
pero también con respeto pues de hecho cree en los espíritus malignos y por
tanto en la posesión de su pariente. Esto le permite a L. manipular a sus
parientes para que le presten atención y no la dejen sola.

Por otra parte, le sirve también de catarsis, de desahogo a sus


emociones y sentimientos heridos. L. tiene un sueño recurrente que nos ha
parecido bastante ilustrativo de su situación: se ve rodeada de figuras humanas
vestidas con batas blancas y largas y con capuchas en la cabeza, estas figuras
se le acercan con velones encendidos, unas veces con almohadas para tratar
de asfixiarla y otras veces intentan cortarle los brazos; ella se ve impotente sin
poder hacer nada al respecto.

- Diagnóstico y terapia

Al principio el médico tratante no estaba seguro del diagnóstico.


Después de escuchar las evaluaciones de los distintos participantes, se llegó al
diagnóstico de trastorno de la personalidad límite. La terapia a seguir se basa
en psicoterapia y un mínimo de fármacos. Se encontró que L. no presenta en
efecto trastornos serios de percepción ni de pensamiento, lo cual hubiera dado
pie para pensar en una esquizofrenia, se orienta bien en espacio y tiempo, sus
actos son bastante pueriles con algo de teatralidad ( de los tres intentos de
suicidio, dos los hizo con gente muy cerca de ella ) y que sus crisis duran muy
poco tiempo y se pueden resolver sin usar medicamentos fuertes. El problema
mayor está en ayudarla a aceptar un tratamiento psicoterapéutico y a
conformar un medio ambiente propicio para un buen restablecimiento físico y
mental.

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Lamentablemente esta parte es la más complicada ya que el padre no
la quiere aceptar, la madre es muy débil ante el padre y sus familiares están
divididos; unos piensan que está poseída y no quieren nada con ella, otros
creen que el demonio está influyendo en su alma y por lo tanto necesita de
“oración, agua bendita y exorcismo” y sus amigas piensan que debe ir a una
sesión de Santería para “...sacarse esa entidad que tiene metida por dentro...”.
Las creencias culturales que poseen las personas que conforman el entorno de
la paciente hacen entonces más difícil solucionarle el problema. L. misma no
quiere tomar medicamentos ni recibir psicoterapia pues se aferra a la idea de la
posesión y por otra parte, le da temor acercarse a un curandero para
someterse a algún rito terapéutico. El trastorno emocional de la personalidad es
acompañado por una resistencia de la paciente a cambiar su situación. L.
quiere que le devuelvan a su hija , pero a la vez tiene miedo de hacerle daño y
por tanto de hacerse cargo de ella. En este momento sus emociones y
sentimientos están muy descontrolados, la soledad es insoportable para ella y
de hecho sus crisis se han presentado cuando la han dejado sola; ella está
convencida de que es en este momento cuando “...la entidad se acerca a mí y
se mete en mi cuerpo”. Si no se logra un cambio en la calidad de vida que está
llevando L. y la situación de stress sigue prolongándose, algunos especialistas
piensan que podría desarrollar un trastorno orgánico que implicaría daño
cerebral.

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