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Mi crimen es lo bastante grande para que yo diga lo que es.

                                                                                                       
Christine Papin

                                   El diablo estaba en papá. Mamita, mamita, 


                                   papito ahora va a volver bueno.

                                                                                                          Silvina
Vásquez

                                 Violeta ha soñado deshacer 


                                 Ha deshecho
                                 El horrible nudo de serpientes de los lazos de
sangre.

                                                                                                        Paul
Eluard. (3)

Buenos Aires, barrio de Saavedra, 27 de marzo de 2000, Silvina y


Gabriela Vásquez matan a puñaladas a Juan Carlos, su padre. 
Francia, ciudad de Le Mans, 2 de febrero de 1933, las criadas Christine y
Léa Papin asesinan a sus patronas, la señora Lancelin y su hija
Geneviéve. 
Aunque han pasado sesenta y siete años de una a otra historia, varios
hechos las tornan parecidas. En ambos casos se trata de dos hermanas
que ejecutan un crimen y, luego de ires y venires, la psiquiatría termina
diagnosticando "folie á deux". Un viejo término psiquiátrico, (4) no
habitualmente usado en psicoanálisis y retomado, curiosamente, por el
muy moderno y medicamentoso DSM IV. Pareciera que la vigencia
nosológica de la "folié á deux" tiene relación con la frecuencia con la que
se presenta en la clínica. Pero hay un hecho notable: en general los
psicoanalistas no tenemos acceso a pacientes que sufren de esa
dolencia. ¿O diagnosticaremos de manera equívoca, creyendo que
estamos frente a una vulgar esquizofrenia?

El DSM IV me lo confirma:

Existe muy poca información sistemática disponible sobre la prevalencia


del delirio psicótico compartido. Aunque es raro en el marco clínico, se
ha señalado que algunos casos pasarían desapercibidos. Hay datos que
sugieren que este trastorno es algo más frecuente en las mujeres.
 

El pasaje al acto de las hermanas Papin

¿Cuál es ese crimen tan grande que le hizo decir a Christine Papin: "Mi
crimen es lo bastante grande para que yo diga lo que es."? No hay duda:
se trata del abuso sexual incestuoso, esa forma de apoderarse de un hijo
para el goce del padre. Paul Eluard lo ha dicho por Viollete y por las
hermanas Papin. Por mi parte, yo también puedo decirlo, la clínica me
acompaña. Asimismo, el caso de las hermanas Vásquez hace, una vez
más, que se vuelva público el crimen del incesto. Pasaje al acto
desmentido, ignorado, descreído, consentido o cometido por adultos,
siempre responsables - para bien o mal - de los menores. 
Hay crímenes que no prescriben con el tiempo. Aunque la ley no lo diga,
los artistas saben de ello. De allí que ciertas historias sean narradas y
hasta filmadas, una y otra vez, como denuncia que insiste sin darse por
vencida. En la 16° edición del Festival de cine, realizada en Mar del Plata
en marzo de 2001, una de las películas presentadas, Les Blessures
Assassines, (5) recibió - con justicia - dos premios: el Ombú de Plata al
mejor director, Jean -Pierre Denis y otro para la mejor actriz, Julie Marie
Parmentier, que encarnó a Léa Papin. Así, mientras muchos se espantan
ante el asesinato de las Lancelin y de Juan Carlos Vásquez, los
cineastas, fotógrafos y escritores transforman lo siniestro y sórdido en
belleza, como forma de encauzar causas que se quieren olvidar. De qué
otra forma, sino, se vuelve posible escuchar a las víctimas. "Lo que
intento hacer oír es una palabra" dice Maud Mannoni. "Los analistas
varones siempre se han rebelado ante el carácter intransmisible de
ciertas experiencias. Intransmisible dentro del marco conceptual
impuesto por ellos; pero transmisible, sin duda, en un mundo en el que
encontrase cabida la palabra de los poetas, los indígenas, las mujeres y
los locos". (6) 
Cuando la palabra se niega a ser escuchada, el pasaje al acto puede
decirlo de otra manera. Como motivo desencadenante del crimen
aparece un hecho nimio: un corte de la corriente eléctrica había impedido
a Christine terminar el planchado. Cuando la Sra. Lancelin regresó con
su hija de un paseo, incriminó a Christine. La dama forcejeó con la
criada, mientras Genevieve trataba de defender a su madre y Léa a su
hermana. La violencia se desencadenó, las hermanas Papin arrancaron
los ojos a las Lancelin, destrozaron sus cuerpos con utensilios de cocina
y toda la casa quedó inundada en sangre. Luego, cerraron la puerta de
entrada con cerrojos y se acurrucaron juntas en la cama, vestidas
solamente con sus batas, esperando la llegada de la policía. "Buena la
hemos hecho", se dijeron. 
El 29 de septiembre de 1933, ante la audiencia de La Sarthe, varias
opiniones se enfrentaron. Para la Ley, las hermanas Papin eran
monstruos, sangrientas y resentidas mujeres desprovistas de toda
humanidad. El abogado de la familia Lancelin alegó responsabilidad e
intentó incluso que se admitiera la tesis de premeditación. Frente a él, la
abogada defensora, Germaine Briére, se apoyó en el diagnóstico de
Benjamín Logre: histero-epilepsia.(7) Su intención era demostrar la
locura de las acusadas. Logre había sido llamado por Briére, que
necesitaba su opinión para la defensa. El respetable psiquiatra contradijo
a los tres expertos que, por el lado de la acusación, sostenían la entera
responsabilidad de las Papin. Para Logre, en cambio, las jóvenes tenían
varios antecedentes que demostraban su enfermedad mental: antes del
crimen "se habían sentido perseguidas y tenían una relación sexual
perversa". La homosexualidad, complicada con sadismo, se puso en
evidencia, porque, "mientras tajeaban con ferocidad a sus víctimas,
levantaban sus faldas". La opinión de Logre tuvo poco peso, en tanto él
ni siquiera tuvo, al principio del proceso, el derecho de examinar a las
dos hermanas. Dicen que "hablaba de oídas". Los tres expertos, en
cambio, fueron comisionados por la Ley e interrogaron largamente a las
Papin. Uno de esos médicos alienistas era el Dr. Truelle, jefe de clínica
en el asilo de Sainte-Anne, comisionado en esos momentos también para
examinar a Violette Noziéres. (¿Casualidad o revictimización
deliberada?). 
Para muchos, Christine y Léa eran consideradas víctimas expiatorias de
una despiadada sociedad burguesa. Paul Éluard, tal como hizo con
Violette Noziéres, las celebró como heroínas, invocando Los Cantos de
Maldoror, mientras Sartre denunciaba la hipocresía social y Jean Genet
les dedicaba Las criadas. Simone de Beauvoir decía: "Sólo la violencia
del crimen cometido nos da una medida del crimen invisible, en el que,
como se comprenderá, los verdaderos asesinos 'señalados' son los
amos." También Man Ray se ocupó de ellas. Motivos del crimen
paranoico: el crimen de las hermanas Papin de Jacques Lacan, fue
publicado en diciembre de 1933, en el número 3 de la revista surrealista
Le Minotaure (8). El entonces psiquiatra, que nunca entrevistó a las
Papin, se siente llamado a escribir debido a que el "caso" gira del registro
penal al campo psiquiátrico. Lacan observa que, mientras se hacían
notar, durante el juicio, ciertas rarezas de las jóvenes - un cariño singular
las unía, mostrándose inmunes a cualquier otro interés, pasando sus
días de descanso encerradas en la habitación- se omitía el dato de un
padre alcohólico y brutal, que había violado a una de sus hijas (9). 
Con los surrealistas y desde una revista surrealista, Lacan tomó partido
por el peritaje psiquiátrico. No estaban solos en esto, los acompañaban
la abogada defensora Germaine Briére, algunos periodistas (como los
hermanos Jeróme y Jean Thauraud) y el ya citado Benjamín Logre. Sin
dejar de rendirle homenaje a la valentía de Logre, Lacan empezó
desistiendo del diagnóstico de histerio-epilepsia. Es que, como señala
Roudinesco, allí había un crimen que se integraba perfectamente en el
marco teórico que había planteado Lacan en 1932: la homosexualidad
femenina, el delirio entre dos, el gesto asesino sin motivo aparente, la
tensión social, la paranoia y el auto castigo. El delirio había surgido,
según Lacan, al azar y por un incidente que parecía banal: un corte de
corriente eléctrica que había impedido el planchado. La furia, (10)
entonces, se desató. Lacan propone que ese "apagón" significaba el
silencio que se había instaurado, desde hacía mucho, entre amas y
criadas. No "se pasaba la corriente", en tanto no se hablaba. Pero el
verdadero móvil del crimen no era el odio de clase, sino la estructura
paranoica a través de la cual el asesino hiere al ideal del amo que lleva
en sí. 
El "mal de ser dos" que afecta a estos enfermos no los libera sino apenas
del mal de Narciso, sostiene Lacan.

Pasión mortal y que acaba por darse muerte. Aimée (11) agrede al ser
brillante a quien odia justamente porque representa el ideal que ella tiene
de sí misma. Esta necesidad de auto castigo, este enorme sentimiento
de culpabilidad se lee también en las acciones de las hermanas Papin,
aunque solo sea en el arrodillamiento de Christine al escuchar su
sentencia. Pero es como si las hermanas no hubieran podido siquiera
tomar, respecto la una de la otra, la distancia que habría sido necesaria
para hacerse daño. Verdaderas almas siamesas, forman un mundo
cerrado para siempre; cuando se leen las declaraciones que hicieron
después del crimen, dice el doctor Logre, "uno cree estar leyendo doble".
Sin más medios que los de su islote, tienen que resolver su enigma, el
enigma humano del sexo (12).

Sentimiento de culpa inducido. Enloquecimiento.


Ver: Cuando, durante el interrogatorio policial, le preguntaron a Christine
por qué había desnudado a la señorita Lancelin, ella respondió
hoscamente: "Buscaba algo cuya posesión me habría hecho más fuerte",
A pesar de sus declaraciones, el "experto" psiquiatra del juzgado, la trató
de simuladora y la mandó de nuevo al banquillo de los acusados. Fue
entonces cuando apareció Logre. 
Chaleco de fuerza, electroshock.
 

Lot y sus hijas

En Lecciones psicoanalíticas sobre hermanos y hermanas - un texto de


1998 - el psicoanalista francés Paul-Laurent Assoun (13) retoma el caso
de las hermanas Papin, comparando esta unión fraterna con la de las
hijas de Lot (14) El texto bíblico es sobre La corrupción de Sodoma. Los
únicos elegidos por Yahvé para salvarse de la lluvia de azufre y fuego
que, a modo de castigo, hará caer sobre Sodoma, son Lot, su mujer y
sus hijas. A través de sus dos ángeles emisarios, Dios le había dicho a
Lot que huyera de Sodoma llevándoselas a ellas: "¡Vamos! Saca a tu
mujer y a tus dos hijas (15) para que no seas aniquilado cuando la ciudad
reciba su castigo(...) Huye si quieres salvar tu vida. No mires hacia atrás,
ni te detengas en ningún lugar de la ciudad. Escapa a las montañas para
no ser aniquilado". La mujer de Lot, al desobedecer la orden divina de no
mirar hacia atrás, queda petrificada, convertida en estatua de sal. Lot se
instala con sus dos hijas en una caverna, ellos eran los únicos
sobrevivientes de Sodoma y Gomorra. Entonces, la mayor le dice a su
hermana: " 'Nuestro padre está viejo y no hay ningún otro varón en el
país para que se una con nosotras como lo hace todo el mundo.
Emborrachémoslo con vino y acostémonos con él, así, por medio de
nuestro padre tendremos descendencia'. Esa noche dieron de beber a su
padre, y la mayor se acostó con él, sin que Lot se diera cuenta". A la
noche siguiente, fue la menor la que copuló con el padre, utilizando la
misma estrategia. Y ambas quedaron encintas. 
Es de hacer notar que no hay en las Sagradas Escrituras ninguna
sanción por este acto que hoy consideramos incestuoso. Todo lo
contrario, a través de él queda asegurada la pureza de una raza. (16) En
el capítulo 19 también se dice que, al llegar a Sodoma, los dos ángeles
enviados por Dios fueron invitados por Lot a alimentarse y pernoctar en
su hogar. Ellos aceptaron pero, cuando estaban por retirarse a dormir,
los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, desde los más
jóvenes hasta los más viejos, se agolparon alrededor de la casa:

Entonces, llamaron a Lot y le dijeron: "¿Dónde están esos forasteros que


vinieron a tu casa esta noche? Tráelos afuera para que tengamos
relaciones con ellos". Lot se presentó ante esos hombres y, cerrando tras
de sí la puerta de su casa, les dijo: "Amigos, les suplico que no cometan
esa maldad. Son mis invitados y no puedo permitir que abuséis de ellos.
Yo tengo dos hijas que todavía no han conocido varón. Se las traeré y
ustedes podrán hacer con ellas lo que mejor les parezca."(17)
Pero los hombres no estaban interesados en las jóvenes, querían
"sodomizar" (18) a los extranjeros. Ante la negativa de Lot de entregarlos,
quisieron forzar la puerta. Los ángeles lo impidieron, hiriéndoles los ojos
con una luz enceguecedora. 
En su texto sobre las hijas de Lot, Assoun propone que "el padre es
puesto a dormir", en tanto yo enfatizo, desde la clínica, que, en realidad,
el padre "se hace el dormido". (19) El dios patriarcal hace alianza con
Lot. Con su "no mires hacia atrás", Yahvé tienta de curiosidad a la mujer
de Lot, al igual que ya lo hiciera con Eva. Sabemos que el "no" se borra
porque, al no existir en el inconsciente, lo que aparece como verdad es el
"si" de la tentación o del mandato: "Mira hacia atrás", estaría ordenando-
invitando Dios. Y ella obedece, dejando a sus hijas en manos del dueño,
Lot. El derecho de pernada será ejercido una vez más. Del mismo modo,
cuando Lot quiere ceder la virginidad de sus hijas a los varones de
Sodoma, actúa como el amo que dispone, de manera antojadiza, de sus
hijas - siervas. Es de hacer notar, además, que Lot tenía dos futuros
yernos que pretendían a sus hijas. A ellos también se les advierte que
Sodoma y Gomorra serán destruidas, mas como creen que se trata de
una burla de Lot, deciden quedarse. De allí que sea Lot el único varón
que puede unirse con sus hijas. 
Mientras Assoun en algún momento insiste en que, tanto en el caso de
las Papin como en el de las hijas de Lot, se hace evidente la ausencia
materna, yo remarco que además de esa ausencia hay una existencia: la
del abuso sexual incestuoso llevado a cabo por iniciativa de un padre. En
ambas situaciones se presenta un cuadro demasiado común, mientras el
padre abusa de las hijas, la madre mira para otro lado - es decir,
desmiente. El profesional que interpreta o trabaja directamente en el
caso, también reniega la realidad cuando obvia llamar a las cosas por su
nombre y poner sobre el tapete todos los factores que estuvieron en
juego. De una u otra manera, todos se vuelven cómplices. Indirectamente
también Assoun, cuando no conecta el pasaje al acto de las Papin con el
otro pasaje al acto: el perpetrado por el padre.

El Diablo habita en Saavedra

La noticia ocupó, durante algunos días, la sección policial de los diarios


argentinos: dos hermanas, Silvina (21 años) y Gabriela (29 años), el
lunes 27 de marzo de 2000, mataron a su padre, Juan Carlos Vásquez,
dándole más de cien puñaladas(20). El diario Clarín subtitula: "Tragedia
en Saavedra: Un asesinato vinculado al Satanismo". Mientras que, en su
edición del 3 de abril, La Nación nos recuerda: "El diablo vive en
Saavedra. Lo dijo Leopoldo Marechal en su novela Adán Buenosayres y
hay quienes así lo creen ahora. El asesinato de Juan Carlos Vásquez a
manos de sus hijas, con más de un centenar de puñaladas, es el motivo
que resucita esa creencia". 
En variadas ocasiones los Vásquez habían comentado con sus vecinos
que escuchaban ruidos en su casa y que provenían de algo maligno que
habitaba con ellos, que en esa casa había espíritus. Los vecinos le
restaron importancia a esos comentarios. Pero durante el fin de semana
previo al crimen, se escucharon rezos y cánticos. Por la mañana del
lunes 27 de marzo, los padrenuestros empezaron a elevar su tono. El
dueño de la casa alquilada por los Vázquez decidió, entonces, llamar a la
policía. Es que los rezos caían sobre los oídos del vecindario como
"molestas goteras." Cuando llegó la policía, el departamento de Manuela
Pedraza 5873 tenía las persianas bajas. Escucharon gritos y voces
roncas y, como nadie les abría, tuvieron que romper los vidrios de la
puerta. "Faltaba luz y el ambiente estaba cargado por el aroma de las
velas que ardían desde hacía horas." Allí estaban: el hombre y las dos
jóvenes, los tres desnudos. Silvina, mientras todavía acuchillaba al
padre, gritaba: "Esto no es real. Mamita, mamita, ahora papito va a volver
bueno." Los policías quedaron anonadados, había sangre por todos
lados, mientras Vásquez caía al piso, desangrado, con un profundo corte
en el cuello. 
Gabriela había sufrido heridas en el rostro. Silvina, en la mano izquierda
y el muslo derecho. Como medida de urgencia, ambas fueron internadas
en calidad de detenidas en el Hospital Pirovano, en donde la noche del
lunes los peritos intentaban determinar si estaban o no en condiciones de
declarar.

Internadas

Las hermanas Vásquez fueron evaluadas como presas de extrema


peligrosidad. Podían atentar no sólo contra la vida de los que las
rodeaban sino que entre ellas mismas corría una furia incontenible
( Silvina intentaba acuchillar a Gabriela para sacarle "el diablo de
adentro.")
El martes fueron internadas en dos celdas aisladas de la U27,
dependiente del Servicio Penitenciario Federal en el Hospital Psiquiátrico
Braulio Moyano. Pese a que la U27 está reservada a mujeres, la custodia
de las hermanas Vásquez era, en los primeros momentos, masculina. 
Muy pronto la Justicia y la prensa argentinas asociaron el crimen con el
hecho de que Silvina Vásquez frecuentaba un centro de esoterismo
llamado Transmutar. La primera hipótesis de la policía fue que el
asesinato pudiera haber sido inducido por el dueño de ese centro. El
sábado 1º de abril, luego de entrevistar al juez a cargo de la causa, una
cronista del Clarín informaba que, de comprobarse que las hermanas
estaban psicóticas y que el crimen no había sido inducido, según el
Código Penal, el caso quedaría rápidamente cerrado.

Con el diablo en el cuerpo

A los cuatro días de ese homicidio calificado de ritual, los periodistas


Alejandra Dandan y Horacio Cecchi, de Página 12, relatan que las dos
hermanas Vásquez seguían encerradas "en su propio mundo de
satanismo y purificación". Pese a que el parte oficial señala que ambas
estaban "lúcidas y clínicamente estables" Silvina, en repetidas ocasiones,
impostando la voz como si fuera la de un hombre, repetía: "Soy el
Purificador, soy el Purificador. Papito, ahora estás bien". Por su parte,
Gabriela tenía frecuentes alucinaciones. Decía ver a Satanás y escuchar
ruidos producidos por él. Silvina la acusa de mantener al diablo en el
cuerpo: "el muñeco saltó a tu cuerpo". Durante la noche del jueves 30 de
marzo, Silvina despertó repitiendo "Sergio, Sergio" nombre que alude a
Etcheverry, director de Transmutar. Allí, Silvina figura inscripta en el
curso "Gran Operador de Alquimia Fase 2". Además, ella y Gabriela
aparecen registradas como alumnas de "Cómo Conocer a su Ángel de la
Guarda". El dato es uno de los que permiten a la fiscalía sospechar
vinculaciones de Etcheverry con el caso. Pero no es el único dato: el
triángulo encerrado dentro de un círculo grabado con el cuchillo sobre el
abdomen del padre es, según la pericia, igual al símbolo de Transmutar
(21).
El fiscal de instrucción, José María Campagnoli, solicitó el procesamiento
del caso. De todos modos, formalmente la causa no continuaría
avanzando hasta que las dos hermanas Vásquez fueran evaluadas por
una junta de especialistas encargada de dictaminar, según el perfil
psicológico, si son o no imputables. De todos modos, los investigadores
ya encontraban a Silvina como la más activa en el crimen de su padre.
Los policías la vieron acuchillándolo e intentando atacar a su hermana 
Por su parte, en la nota que Página 12 publica el 29 de marzo, el
periodista testimonia que los investigadores estaban trabajando "sobre la
hipótesis de que, más que delirio místico, haya existido algún tipo de
inducción. Como quien dice, una manito de Satán". Sin embargo,
Alejandro Frigerio, investigador del Conicet afirma que, en general, los
grupos satánicos no existen. Son muy raros y pocos. "Está
sobreexagerada la presencia de estos supuestos grupos". Su colega
Pablo Semán expresa que el así llamado "problema de las sectas" corre
por la cuenta de los que inventaron ese nombre. "Secta no es un vocablo
inocente. Cualquier cosa religiosa fuera de lo tradicional siempre es vista
críticamente". En cuanto a los móviles del crimen, Frigerio sostiene que
matar a la gente para sacarle el demonio es típico de las películas de
Hollywood. No de un grupo religioso. "Un grupo religioso, por lo general,
aunque crea en Satán y que haya que exorcizarlo, tiene rituales que
nunca involucran matar. Cuando alguien quiere hacerlo, ya es más una
cuestión de idiosincrasia y de personalidad que de creencias". Semán
concluye: "Es más importante la estructura psicológica de las chicas o de
la familia que la del grupo. El grupo cataliza algo. Pero la presión grupal
nunca puede ser tanta. Así como es difícil cambiar algo que uno cree, es
difícil instaurar algo que va muy en contra de lo que uno podría ser". En
este caso, "hay algo muy importante del lado psíquico de las chicas. No
negaría de ninguna manera la eficacia del grupo, pero no me parece que
la causa del crimen sea ni la trayectoria social de las chicas, ni sus
creencias religiosas". Frigerio y Semán parecen saber del psiquismo de
las chicas Vásquez más que algunos psicólogos y psicoanalistas que
opinaron sobre el caso.

El delirio habla

Freud comparaba el trabajo del psicoanalista con el del arqueólogo. El


arqueólogo encuentra restos; por ejemplo, pequeños pedazos de algo
que, por su contextura y forma, pudo haber sido una vasija. Es como
armar un rompecabezas, sólo que, en el caso de las piezas
arqueológicas, son muchas las partes faltantes. La estructura que va
tomando esa incompleta vasija lleva al arqueólogo a suponer, no sin
cierto grado de incertidumbre, como podría haber sido la pieza completa.
De manera similar, el psicoanalista obtiene, del relato de su paciente,
recuerdos, sueños, delirios. O ante sus ojos se ponen en evidencia
síntomas. Son las pistas que llevan a suponer cómo puede ser la vida de
ese sufriente ser humano que se presenta en el consultorio. Alguien que
lleva a cuestas una historia que nunca pudo ser del todo escrita, narrada,
recordada. El psicoanalista, entonces, fabrica sus construcciones, busca
los sentidos que subyacen detrás de los síntomas, de los sueños, de los
delirios. Un delirio es como una pesadilla de la cual es difícil despertar, y
también es siempre un relato de algo que pasó y que lastimó al alma.
Pero así como todo delirio es un discurso también es una denuncia.
Solamente hay que estar dispuesto a creer que quien delira dice su
verdad como puede, y animarse a descifrarla. Tal desciframiento se
vuelve imposible cuando el profesional que atiende a una persona que
delira considera que la psicosis tiene un origen genético. Según el
psicoanálisis, la psicosis consiste en una enfermedad mental sin
compromiso orgánico. A través del brote se rompe el vínculo con la
realidad exterior y se crea, con alucinaciones y delirios, otra nueva
realidad. Esta enfermedad del alma es producto, entre otras cosas, de la
desmentida, es decir aquella defensa psíquica por medio de la cual se
niega la percepción de la realidad y su significado. Realidad y
significados que tuvieron que ser, forzosamente, siniestros. El único
camino que encuentra ese yo desesperado, es huir hacia la locura.
Escuchemos a Silvina, cuando pocos días después del crimen, pedía que
"se investigue el caso como corresponde para salvar a otras familias".
Ella nos señala claramente el camino. Miremos hacia esas otras familias
en las que suceden cotidianamente abusos y maltratos (22).
Silvina también declaró que había visto cómo un muñeco entraba y salía
del cuerpo de su padre y quería penetrar en el de su hermana,
asegurando que era el demonio. Silvina lo denuncia todo el tiempo y
claramente: "Esto no es real. Mamita, mamita, ahora papito va a volver
bueno". Suponiendo que Vásquez haya abusado sexualmente de
Gabriela, Silvina no podía aceptar a su padre como el responsable de tal
acto: todo era culpa del Diablo, que se había posesionado de él y que se
había metido en el cuerpo de su hermana. Con su delirio, la joven podría
estar hablando de un diabólico padre que cometía abuso incestuoso
contra Gabriela y, tal vez, también contra ella misma. 
Aunque la psicosis produce un sufrimiento indecible, en los casos que el
trauma psíquico es muy grande y/o cuando una persona, por su fragilidad
psíquica, no tiene capacidad suficiente para elaborarlo, opta por romper
el vínculo con la realidad a enfrentarla. 
Quienes trabajamos con sobrevivientes de abusos sexuales sabemos
que esos abusos suelen iniciarse en la infancia. No es difícil, entonces,
elaborar la hipótesis de que Vásquez abusaba de Gabriela ( y tal vez
hasta de Silvina) desde pequeña y que, como es frecuente, la madre veía
con el rabillo de un ojo lo que con el otro negaba. Entonces, de ser así,
Silvina no haría más que desmentir la realidad de una madre cómplice.
Ella peleaba con Gabriela, la acusaba de ser la responsable de la muerte
de Aurora Gamarra. No cuestionaba a su madre.

Desmentida y sugestión

En la causa, uno de los policías relató que aquel lunes trágico, luego que
sus compañeros y él ingresaron en la casa "endiablada", le había
sucedido algo extraño: al intentar ponerle las esposas a Silvina, salió
despedido unos tres metros. "La menor no nos dejaba pasar, amenazaba
con un cuchillo. Pero yo no la escuché hablar a ella: escuché a un
hombre. Todo el tiempo decía ‘Satanás’ y ‘el diablo’, decía que era el
Purificador". El policía, hace notar un cronista, no habla en potencial sino
que afirma que el sonido de una voz ronca emana de Silvina: "no era una
voz grave de mujer, era un hombre. Yo escuché a un hombre". Pero el
único hombre de la habitación estaba ya muerto, tirado en el suelo.
Entonces, ¿quien hablaba por boca de Silvina? ¿El Diablo?. El trastorno
no terminó allí para el policía. Más cosas extrañas le siguieron pasando.
Relata que cuando, en sus investigaciones, intentaron entrar a la página
web del Centro Alquímico de Buenos Aires Transmutar, no podían
hacerlo. Habla de un embrujo: "Eran tres páginas y tardamos tres horas y
media en copiarlas. Primero no entrábamos, después no podíamos
copiar el disquete. Después intentamos en otra máquina, lo copiábamos
y no podíamos abrirlo". El derrotero se extendió hacia nuevas
computadoras y más discos de copiado. Finalmente consiguieron tomar
los datos e insertarlos como prueba. Evidentemente, la policía estuvo
presa de la sugestión. Satán andaría haciendo de las suyas. En este
caso, la sugestión es un refugio que no permite la probabilidad de un
padre incestuoso. Como si fuera inconcebible pensar que no el diablo
sino un vulgar padre de familia, como Juan Carlos Vásquez, pudiera ser
capaz de abusar de sus hijas. Entonces, como en la Edad Media, se
demoniza a una mujer y se ignora al verdadero culpable (23).
Margarita Fernández, madre de una de las mejores amigas de Gabriela
Vásquez, parece tenerlo todo más claro cuando dice: "Silvina le gritaba a
Gabriela: 'Por tu culpa se murió mamá. Vos la mataste'. La insultaba, le
pegaba y la rasguñaba. Después Gabriela aparecía en mi casa, cuando
venía a visitar a mi hija. Yo creo que tiene que ver con que Gabriela
dormía con el padre".
La versión sobre esta relación incestuosa circula con fuerza, señala el
periodista Rolando Barbano en el Diario Clarín del 31 de marzo. Pero, a
pesar de las declaraciones de estos testigos y de la sórdida escena que
los policías describieron, en todas las notas que el Diario La Nación, el
Clarín y Página 12 publicaron sobre el tema, la palabra incesto o el
término relación incestuosa, aparece una sola vez en el Clarín, dos en
Página 12 y también dos en La Nación. Este último diario informa que el
juez Campagnoli, a cargo del caso, afirmó que no estaba claro aún si
había una relación entre el asesinato y el incesto. "No lo descarto", dijo.
En el pene de Vásquez había restos de semen. 
La desmentida llega de todos lados. Un hermano de Vásquez declaró en
la causa afirmando que desconocía que hubiera.

Ley del Padre y prohibición del incesto

Así como las hermanas Papin remontaron a Assoun hasta Sodoma y


Gomorra, Silvina y Gabriela nos conducen al texto bíblico. Cuando los
policías entran a la casa de los Vásquez, encuentran una Biblia
ensangrentada, con los salmos 119 a 122 subrayados, y un cuadernillo
de apuntes de Transmutar, en el que se explica cómo hacer una "novena
de purificación". Interpelando al salmo 119, "Elogio de la ley del Señor",
vemos que se distingue de todos los demás. Es muy extenso y
monótono, en tanto repite incansablemente las mismas ideas y palabras.
En esa insistencia se recurre una y otra vez a la Ley del Señor, Ley que
es tanto fuente de consuelo y salvación para quienes la cumplen, como
de repudio para quienes la infringen. El salmo 120, muy breve, se
denomina "Súplica de aquel que sufre la traición y la mentira" y refleja la
situación de los humildes y desposeídos "que viven en una sociedad
dominada por la agresividad y la mentira". Silvina y Gabriela, una vez
más, nos cuentan su historia, nos señalan el horror. 
Sabemos que, desde el punto de vista psicoanalítico, la sociedad
humana se funda sobre una ley: la prohibición del incesto. Ley que, si se
ha instaurado, es porque se la transgrede. Las jóvenes Vásquez tenían
que acudir a la Ley Divina solicitando que el Señor cuidara de ellas: su
humano padre, al transgredir la Ley, de padre tenia sólo el nombre. Y la
madre, Aurora Gamarra, las había abandonado hacía ya mucho tiempo.
Primero, con su enfermedad y segundo, con el maltrato que ejercía hacia
Gabriela. Un maltrato que tenía como excusas la drogadicción y
promiscuidad sexual de su hija mayor. ¿Qué hizo Aurora ante el abuso
sexual de Juan Carlos hacia su hija? Aurora desmentía la trasgresión de
la ley. También ella, como madre, tenía sólo el nombre. Además,
acusaba a Gabriela de promiscua y la echaba de la casa. Una madre y
un padre que no obran como tales, no existen ni aunque estén vivos. O,
peor aun, enloquecen a sus hijos. Es factible que, para esta madre, la
responsabilidad del incesto recayera sobre Gabriela, su hija mayor.
Silvina, por su parte, se identificaba con Aurora, considerando a Gabriela
la culpable de su muerte. Mientras que, en su delirio, no era su amado
padre el autor de esta tragedia sino el mismísimo diablo.

La mirada de la madre
Los vecinos de Lomas del Mirador, en donde habitaron los Vásquez
desde 1971 hasta la muerte de Aurora, declaran que ella tenía 15 años
cuando nació Gabriela. Enfermó de diabetes siendo muy joven. Primero
tuvieron que cortarle una pierna, fue empeorando y murió en 1995. Tenia
solamente 38 años, mientras que Silvina tenía 16 y Gabriela 24. En vida
de Aurora ya existían problemas de familia, dicen. Gabriela "andaba en la
droga". Juan Przepiora (84 años) declara ante un cronista: "La mayor era
una bandolera. Aurora venía trabajando muy bien, pero cuando ella
murió todo se vino abajo. Las chicas estaban muy pegadas al padre. Yo
creo que había algún tipo de relación. Creo que el papá dormía con
ellas". Para algunos -vecinos y periodistas- la muerte de Aurora es tal vez
el elemento desencadenante de la historia. 
Los investigadores consideraron como muy posible que se haya dado
una relación incestuosa entre Juan Carlos y Gabriela, su hija mayor: "fue
como si Silvina, la hermana menor, no hubiera resistido más y haya dicho
basta con este acto". Por otra parte, cuando recorrieron la casa,
comprobaron que todos los espejos estaban rotos. No había en donde
mirarse. Recordemos, junto con Winnicott, que el rostro de la madre es
un precursor del espejo y que su mirada es esencial para el proceso de
subjetivación. Una señal que suele anticipar la entrada en la psicosis es
el "signo del espejo": el yo que se está quebrando necesita ir, una y otra
vez, a mirarse en el espejo, en un último intento desesperado de
conectarse consigo mismo y con la realidad. En la casa de los Vásquez
tal vez nunca hubo para Silvina y Gabriela un espejo en donde mirarse ni
por quienes ser vistas. Los espejos fueron destruidos, no tenían razón de
ser.
Rubén, el dueño del negocio en donde trabajó Vásquez durante 16 años,
hizo un comentario curioso: "Cuando llegué a la casa de Juan Carlos, me
hicieron pasar a reconocer el cuerpo. No le sacaron los ojos, no hubo
nada de eso". Aunque las hermanas Vásquez no actuaron en este
sentido igual como las Papin, hicieron algo similar: en lugar de arrancar
esos ojos que nunca las reconocieron, rompieron los espejos que nunca
las miraron.

Caso cerrado

El 26 de julio, Clarín nos comunica que un juez dictaminó que las


hermanas Vásquez son inimputables. "Las chicas que mataron a su
padre no irán presas". En su crónica, la periodista Virginia Messi informa
que el juez Julio Corvalán de la Molina, a cargo del caso, resolvió
considerar a Silvina y Gabriela Vásquez inimputables. "Las sobreseyó y
le dio intervención a la justicia civil para que las declare insanas y cuide
de sus bienes. La causa, sin embargo, no quedará cerrada: se seguirá
investigando si hubo un instigador. La decisión del juez sería avalada por
el fiscal y la defensora oficial del caso". Esto implica que las hermanas
Vásquez no fueron acusadas por el crimen de su padre. No irán a juicio
pero tampoco quedan en libertad, debido al "concluyente y unánime
diagnóstico de los médicos psiquiatras": las consideran peligrosas para sí
y para terceros. Silvina, de 21 años y Gabriela, de 29, deberán seguir
viviendo por mucho años o tal vez para siempre, en la unidad psiquiátrica
que el Servicio Penitenciario Federal tiene en el Hospital Braulio Moyano
o en alguna otra institución psiquiátrica. Los psiquiatras y psicólogos que
hablaron con las hermanas Vásquez durante semanas, determinaron que
Silvina es esquizofrénica. Lo reveló su falta de contacto con la realidad,
sus delirios y alucinaciones. Gabriela, por su parte, muestra, según
opinión de estos especialistas, rasgos parecidos a los de Silvina, pero de
menor intensidad. Por eso creen que tiene más posibilidades de
recuperarse. A partir del sobreseimiento, el control de las hermanas
quedará a cargo de un juez de Ejecución Penal. Aproximadamente cada
tres meses éste deberá convocar a los profesionales del cuerpo médico
forense para que examine a Gabriela y Silvina. Sólo si el cuadro mejora y
no fueran consideradas peligrosas, podrían recuperar la libertad (24). Por
otro lado, un juez civil iniciará un expediente para declararlas insanas. El
paso siguiente será nombrar un "curador" particular o de oficio para que
las represente y administre sus bienes. Aunque a diferencia de Léa y
Christine Papin, el caso Vásquez enseguida tomó el camino del peritaje
psiquiátrico, considerándolas en consecuencia inimputables, la
revictimización de la víctima lo mismo se produjo. 
El caso se cerró nomás. Parece que ninguno de los psiquiatras
entrevistados le dio a la prensa una explicación acerca de lo que es la
psicosis y qué significado específico tendría en el "caso" de las hermanas
Vásquez esa terrible y dolorosa enfermedad mental. Además, aunque la
crónica no desmintió la existencia del incesto, parece haber provocado
más horror el crimen y todos los rituales satánicos que lo rodearon que la
realidad de ese pasaje al acto cometido por Vásquez. 
Tanto el periodismo, como la ley, dieron el caso por cerrado. Es probable
que nadie haya hablado de la responsabilidad del padre. ¿Es que acaso
puede acusarse a un muerto? Un padre que, por otra parte, no existió
nunca, en tanto no cumplía con su función. La noticia quedó en la crónica
policial. No hubo lugar para la reflexión ni para continuar, a partir de la
tragedia en Saavedra, con el tema de la frecuencia con que las criaturas
sufren abusos sexuales, la mayoría de las veces incestuosos y de las
graves consecuencias físicas y psíquicas que el abuso provoca en sus
víctimas. Gabriela y Silvina son claros ejemplos. Pero el caso está
cerrado, como si el horror de cada día no continuara en las puertas
cerradas de tantos hogares compuestos por familias "normales". Como si
no llegaran, a los servicios de pediatría de los hospitales, criaturas
lastimadas en sus cuerpos y en sus almas. Pero el caso está cerrado.
Las jóvenes Vásquez han perdido el futuro. Como el hospital Moyano es,
salvo honrosas excepciones, un depósito de locas, difícilmente las
internadas puedan salir de allí. También es posible que ocurra el milagro
de que sean atendidas de manera idónea, o de que, tal vez, Silvina y
Gabriela no deseen regresar nunca a esa realidad siniestra con la que
rompieron y prefieran seguir refugiadas en la psicosis. Sin Ley paterna
que las protegiera, sin Ley penal que haga justicia, sin atención
psiquiátrica que llame las cosas por su nombre, podrían preferir el refugio
de la psicosis. 
El "caso" está cerrado. Algún día otras hijas - como Silvina, como
Gabriela, como Violette - matarán a un padre para librarlo del Diablo que
lleva adentro. Un Diablo que, digámoslo con todas las palabras,
simplemente se llama incesto.

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Síntesis

Este ensayo revisa, a partir del crimen de Juan Carlos Vásquez en


manos de sus hijas, un caso similar ocurrido en Francia en el año 1933,
cuando las hermanas Cristhine y Léa Papin asesinan a sus empleadoras,
las Lancelin. Ambas situaciones conducen al texto bíblico y a la postura
que la psiquiatría y la Ley toman ante el maltrato y el abuso sexual hacia
menores. Casos similares se dan en la clínica aunque no siempre llegan
al límite del asesinato. Entre 1933 y el año 2000 no parece haber
demasiada diferencia: la víctima sigue siendo victimizada. La sociedad y
La Ley que la representa, continúan sin hacer justicia, no brindando
amparo a los menores. La psiquiatría actual no se diferencia tampoco
tanto de aquella de principios del siglo pasado, que recurría a la camisa
de fuerza y al elecroshock. para no escuchar el dolor de los que tienen
herida el alma. La autora llama a la reflexión a los psicoanalistas, que
también suelen desmentir la realidad del abuso y el maltrato de menores.

Notas:

1Una primera y muy breve versión de este trabajo se publicó en la revista Tertulia
el 29 de abril de 2000. Internet: Editora Laura Asturias. La segunda versión fue
editada en la revista Brujas, por ATEM.

2 Lic. en Psicología, psicoanalista y escritora. Socia fundadora el Ateneo


Psicoanalítico y socia titular de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.
Domicilio: Paraguay 3452. 1° piso. Dpto. "A". Email: isamonzon@yahoo.com

3 En su Antología de la poesía surrealista, Aldo Pellegrini relata que en Francia,


por los años 30, Violette Noziéres mató al padre envenándolo con Veronal. Al
descubrirse el crimen, dijo que él había querido violarla. El surrealismo hizo de ella
una heroína anticonvencional, publicando un famoso volumen de homenaje que
contiene textos de casi todos los surrealistas: Violette Noziéres. Editions Nicolas
Flamel, Bruselas, 1934. Paul Eluard escribió El atreverse y la esperanza, poema
del cual extracté este verso.

4 En su ya legendario Diccionario Enciclopédico de la Psique, Béla Székely define


la "folié á deux" como un fenómeno patológico que se conoció con diferentes
nombres: locura inducida o doble, según Tuke, locura simultánea para Régis,
locura comunicada o impuesta para Lasége y Fairet, folie induite, según Lehmann.
La sugestibilidad, dice Székely, tiene, entre otros factores, una gran participación,
en la génesis de la folié á deux. Se aplica cuando dos personas estrechamente
unidas sufren simultáneamente una psicosis y cuando una de las dos parece
haber influenciado a la otra. No está necesariamente restringida a dos personas,
puede envolver a tres o aún más (folies á troix, etc). "Sucede que ciertos pacientes
paranoides y rara vez los hipomaníacos no sólo pueden hacer creer en sus
ilusiones a aquellos en cuya cercana compañía viven, sino que también los
infectan de tal manera que éstos, bajo condiciones adecuadas, continúan ellos
mismos la construcción de la ilusión". (Bleuler, Lehrbuch der Psyquiatric.)
5 Se traduce textualmente como Las heridas asesinas. ¿Una metáfora para
designar la marca que deja en el alma de una niña el abuso sexual del padre?

6 Del prólogo a De un imposible al otro.

7 Según Székely se trata de un término creado por Charcot en 1872. Designa una
firma de histeria en la predominan síntomas motores: convulsiones, temblores y
tics violentos.

8 Este ensayo está actualmente publicado en De las psicosis paranoica en sus
relaciones con la homosexualidad.

9 Los testimonios dicen que la abusada por el padre fue la mayor de las hermanas
Papin, Emilie, quien más tarde, huyendo del horror de esa familia, se hizo monja.

10 Curiosamente, en los peritajes e interrogatorios realizados por los abogados y


psiquiatras a Christine y a Léa, la palabra furia aparece con llamativa frecuencia.
También es curioso que los romanos llamaran Furias a sus diosas de la venganza,
correspondientes a las Erinias griegas. (María Moliner.) Etimológicamente, fruria
deriva de del latín furia: delirio furioso, violento. (Joan Corominas.)

11 Aimée (Amada) es el seudónimo que Lacan eligió para Marguerite Pantaine


Anzieu. Con ella - o más bien a pesar de ella - y su teoría de la paranoia femenina
entró Lacan al mundo del psicoanálisis, tal como Freud hizo con sus histéricas.
Cuando elaboró su tesis, se la envió a Freud. Según relata Roudinesco, elpadre
del psicoanálisis respondió con un simple "recibido, gracias". Las intrincadas y
conflictivas relaciones entre Marguerite y Lacan se encuentran relatadas en la en
la biografía de Roundinesco sobre Lacan. A esta conflictiva se suma la de Didier
Anzier, hijo de Marguerite y paciente de Lacan. Él hace un relato de lo sucedido en
el epílogo al libro de Jean Allouche Marguerite, Lacan la llamaba Aimée.

12 Lacan. Op.cit.

13 Capítulo XIII, La comunidad sororal: la ley petrificada.

14 La historia de Lot está incluida en el capítulo 12 del Génesis Los orígenes del


pueblo de Dios: la época patriarcal. Los principales elegidos por Dios para iniciar
la gesta patriarcal son Abraham, Isaac y Jacob. El Señor elige, de este modo, a un
pueblo que estará por entero dedicado a él, sin rivalidades con las diosas y dioses
paganos.

15 Nótese que estas mujeres no tienen nombre, son solamente la "esposa de " y
las "hijas de". Ellas no tienen identidad, son propiedades.

16 En un pie de página de la Biblia de Ediciones Paulinas se dice que este relato


"utiliza probablemente una tradición de los moabitas y amonitas, según la cual no
constituía vituperio sino un motivo de orgullo: ellos podían glorificarse de un
origen, que mostraba la heroica decisión de sus madres y aseguraba la pureza de
su raza." Pero aunque el incesto de Lot con sus hijas no aparezca ni mencionado
ni condenado, como en todo acto incestuoso corre sangre. En este caso, la muerte
de los futuros yernos y de la mujer de Lot, además de las ciudades de Sodoma y
Gomorra que son destruidas. El dios patriarcal gana la guerra contra los dioses
paganos, y así se cumple el mandato de "No amarás a otro Dios más que a mí".

17 Sabemos que las Sagradas Escrituras tienen la impronta patriarcal y que


fueron de cabo a rabo escritas por varones. No cabe duda en el caso de los
Evangelios, firmados por los apóstoles. También el Antiguo testamento, texto
compartido por judíos y cristianos, está a merced de los varones: las judías no
tienen acceso a la Torá mientras que las cristianas no pueden ser "ministras" del
Señor sino solamente sus esposas o siervas.

18 Tomando como palabra de origen la ciudad de Sodoma, se llamará desde


entonces sodomía a la relación libidinosa entre personas del mismo sexo, o
contraria a cualquier forma a la naturaleza y a la perversión sexual: bestialidad,
masoquismo, masturbación, sadismo, sodomía, inversión (María Moliner.)

19 Una paciente adolescente relata, con mucho dolor y miedo, que un día su
padre, con la excusa de dormir la siesta, se acostó a su lado. En un momento,
comenzó a tocarla sexualmente. La joven se desertó asustada, interpelando al
padre, quien respondió. "Es que estaba dormido y te confundí con mamá."

20 Para informarme sobre el caso, trabajé con las notas publicadas por los Diarios
Clarín, Nación Página 12 Y la revista Gente. De modo similar a Lacan y a Logre
con las hermanas Papin, yo también hablo "de oídas". Nunca tuve la ocasión de
entrevistar a Silvina y Gabriela Vásquez ni de acceder a las declaraciones en
Tribunales. Pero al fin de cuentas, siempre los psicoanalistas de un modo otro
hablamos de oídas. No somos testigos del hecho cuando sucede. Escuchamos,
de boca de nuestros pacientes, la crónica de una historia, siempre con baches,
inconclusa y muchas veces incoherente. Hacemos construcciones, para que esas
historias se tornen coherentes mientras nos constituimos en co-narradores de una
vida, acompañando en el camino a ese paciente para el que Piera Aulagnier
acuñó el más que atinado término de "aprendiz de historiador."

21 Leyendo a Chevallier y Gheerbrant ( Diccionario de símbolos) nos enteramos


que ese círculo podría representar a un mandala. Para distintas religiones, es un
espacio sagrado, de protección. Por su parte, Carl Jung recurre al mandala para
designar una representación simbólica de la psique y pasa señalar que la
contemplación de ese círculo inspira serenidad y el sentimiento de que la vida ha
vuelto a encontrar su sentido y orden. El triángulo simboliza algo similar: divinidad,
armonía y proporción. Según Manuela Drunn Mascetti, el triángulo simboliza a
Kali, la diosa que derrota a los demonios. Es la madre buena y terrible, la creadora
y destructora, en su grandiosa forma de vida, amor, muerte y destrucción. La
sangre es una parte importante en el culto de Kali, mito hindú sobrevive en
nuestros días. Para el psicoanálisis, lo circular conduce a la madre y el triángulo al
mito de Edipo, mito que señala la trasgresión al tabú del incesto.

22 Una paciente a la que en su oportunidad bauticé "Mora" (27 años), me pidió en


varias sesiones que relatara su historia, para que "a ningún otro chico" le volviera
a pasar lo de ella. Así lo hice en Mora, la enfermedad de la muerte. Ella fue
encerrada desde los cinco hasta los quince años en una escuela para niños con
discapacidad mental, una institución en donde fue muy maltratada. Había sufrido
de pequeña una psicosis infantil y los padres creían que el lugar más adecuado
era ese depósito de niños. Cuando Silvina pide que se investigue su caso "como
corresponde para salvar a otras familias", resuena en mi la solicitud de Mora.

23 En este punto me parece atinado citar las palabras de la Dra.Catalina Moccia


de Heilbron, defensora oficial de las hermanas Vásquez cuando, apenas cometido
el crimen solicitó al juez "se ordene la extracción de testimonios" de su
presentación "a fin de que se investigue la posible comisión de delitos de acción
pública por parte de personal del Servicio Penitenciario Federal y de sus
facultativos. Esta presentación de la defensora se suma a un pedido anterior ante
el juez para que se resguarde el secreto del sumario y garantice la defensa en
juicio de sus asistidas y el debido proceso legal. "El daño psicológico y social que
se les ocasiona resulta enorme, debiéndose recordar que las nombradas se
encuentran amparadas por el principio de inocencia". Además, por lo que hasta el
momento consta en la causa "no sabemos si fueron ellas; y si lo fueron que
conducta típica cometieron (culposa – dolosa); si obraron justificadamente
(ejemplo: Legítima defensa); finalmente ignoramos si son imputables y si lo fueron
si son culpables". Destaca en su escrito que cuando el expediente se encuentra
en estado embrionario, estas actitudes, que entiende responden al "ansia de
protagonismo personal de quienes revelan los secretos, decididamente opera en
perjuicio de mis asistidas, por cuyas garantías me corresponde velar". A pesar del
secreto de sumario y de lo cerrado del caso, la abogada no pudo evitar que se
filtrara información y que la prensa tomara, en ciertas ocasiones, un sesgo
amarillista.

24 Actualmente, Gabriela está en libertad. Pareciera que vive con un tío paterno.
Desconozco si está o no en tratamiento psicoterapéutico, tampoco sé si ha
logrado reinsertarse en la sociedad. No le será fácil conseguir trabajo, nuestra
sociedad discrimina a las personas que han estado presas en prisiones o
manicomios

http://www.querencia.psico.edu.uy/revista_nro6/isabel_monzon1.htm

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