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ÁMBITO FARMACÉUTICO

Historia de la farmacia

Paracélsica
Alquimia, magia
y medicamentos

Grabado de Paracelso realizado


por John Payne en el siglo XVII.

Paracelso es una figura muy importante en la historia de la farmacia, aunque se tiene de él


una imagen distorsionada: un autor original, un renovador, un hombre que mejoró la farmacia
de su tiempo y se enfrentó a los errores de la medicina de su época. Quizá sea una sorpresa para
muchos saber que fue también partidario de la magia y la astrología, y que en sus obras late
la megalomanía más absoluta. El autor estudia la aportación de Paracelso, situándola entre
el arcaísmo y la modernidad, para ofrecer así una visión global de su desconcertante y paradójica obra.

L
a historia de la farmacia tiene en Paracelso al maestras del futuro de la farmacia fueron planteadas
más enigmático, inquietante y atractivo de to- por un mago y un desequilibrado, algo que parece im-
dos los autores que escribieron sobre medica- posible e incluso absurdo, pero la historia tiene esas
mentos. Rompió con el galenismo, se postuló sorpresas, y Paracelso es una caja llena de paradojas, a
a sí mismo como fundador de la verdadera medicina y cual más desconcertante.
se inspiró en fuentes muy arcaicas, revindicando la cura
por semejantes, la teoría de las señales, el ocultismo y la Contra Galeno y a favor de sí mismo
magia. Con ese bagaje fomentó el uso de los remedios
químicos por vía oral, defendió el mercurio como an- Teophrastus Bombastus von Hohenheim (1493-1541)
tisifilítico, ofreció una versión química del organismo y adoptó el sobrenombre de Paracelso para indicar que
recomendó la alquimia para depurar los medicamentos había superado a Celso, el médico más famoso de la
y obtener sus arcanos o principios activos. Las líneas antigüedad junto con Galeno e Hipócrates. Nació en

JUAN ESTEVA DE SAGRERA


CATEDRÁTICO DE HISTORIA DE LA FARMACIA. FACULTAD DE FARMACIA. UNIVERSIDAD DE BARCELONA.

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Einsiedeln, en el cantó suizo de Schwyz. Sus detracto- Ventajas e inconvenientes


res se burlaban de él llamándole «el asno de Einsie- de la extravagancia
deln». Se doctoró en medicina en la Universidad de
Ferrara y viajó por Dalmacia, Croacia, Rodas, Italia, Se suele considerar a Paracelso un renovador, alguien
Francia, España, Portugal, Inglaterra, Dinamarca, Li- que con una actitud más abierta que la de sus anteceso-
tuania, Holanda, Hungría y Alemania, o al menos se res favoreció la introducción de los remedios químicos
enorgullecía de ello, pues faltan datos fidedignos sobre en Europa. La extravagancia tiene sus ventajas, porque
muchos episodios de su vida. Se consideró un reforma- ningún discurso enteramente razonable ha sido popu-
dor de la medicina, un refundador de los conocimien- lar, pero también tiene inconvenientes: su radicalismo
tos médicos y, por tanto, no se limitó a modificaciones conduce al exceso y hace imposible el diálogo, y aun-
parciales, sino que acometió la construcción de un sis- que muchas personas se sienten atraídas por lo insólito,
tema propio, la sustitución del galenismo por sus pro- otras desconfían de lo extravagante y rechazan sus
pias ideas, el paracelsismo. aportaciones. Paracelso fue una explosión, un incendio,
Se enfrentó sin disimulo al galenismo imperante, un «hombre en llamas», en palabras de Javier Puerto,
consideró secundarios los cuatro elementos y los cuatro pero tanto fuego devastó las posibilidades del entendi-
humores, y concedió la máxima importancia a los miento entre los galenistas y los paracelsistas. La intro-
principios de los alquimistas: azufre, mercurio y sal. ducción de los remedios químicos hubiera podido ha-
Todos los seres, según la alquimia, estaban formados cerse más fácilmente sin tantos excesos, desde un dis-
por mercurio, el principio volátil; el sulfuro, el princi- curso más sensato y razonable. La introducción de
pio de la combustibilidad, y la sal, lo que permanece los medicamentos químicos y de la tecnología química
tras la combustión. El Archeus o alquimista interno ac- hubiera sido más fácil sin los excesos paracelsistas,
tuaba sobre el azufre, el mercurio y la sal. Si el Archeus si hubiera sido propuesta por un autor más ecuánime.
no conseguía armonizarlos, surgían depósitos semicris- El uso de los medicamentos químicos no era incompa-
talinos, el tártaro, y aparecían las enfermedades reumá- tible con el galenismo; los galenistas utilizaban los re-
ticas, la litiasis, la gota y la inflamación de las articula- medios químicos, aunque con suma prudencia. El ra-
ciones, que Paracelso consideraba enfermedades tartá- dicalismo de Paracelso contribuyó a la animadversión
ricas. de los galenistas, que se enfrentaron a su obra y sus mé-
todos, que les pareció disparatada.
Un iluminado en permanente inflación Paracelso dificultó, con su grandilocuencia y sus ex-
psíquica travagancias, el uso de los medicamentos químicos y
contribuyó a enconar las actitudes sobre la validez o no
Sus seguidores le veneraban como a un maestro, pero de estos remedios. Los galenistas se hubieran sentido
sus adversarios le consideraban un lunático y su perso- más cómodos ante una yatroquímica desarrollada con
nalidad evidencia claros síntomas de desequilibrio. Su serenidad, complemento de la terapéutica galénica
vida y su obra son propias de un iluminado, de un cuando fuera necesario. Ésa fue la actitud ecléctica de
hombre en permanente tensión, que se cree llamado a los médicos ingleses, que incorporaron sin dificultades
redimir a la humanidad y perfeccionar a la naturaleza, los remedios químicos a los vegetales. En el continente,
a trabajar codo a codo con Dios para completar su sobre todo en los países latinos, los dos bandos se radi-
obra. La psicología profunda de C.G. Jung ha acuñado calizaron y excluyeron mutuamente. Para los paracelsis-
el término «inflación psíquica» para designar el proce- tas, los galenistas eran unos médicos ineptos, de los que
so por el que un hombre no consigue controlar sus era mejor prescindir, con lo que los enemistaron contra
contenidos psíquicos y vive a remolque de ellos: su in- el paracelsismo y lo que de mejor tenía éste: la metalo-
consciente no se integra en el yo y se proyecta al exte- terapia por vía oral y el empleo de la tecnología alquí-
rior en forma de fantasías, mitos y delirios. Muchos mica para obtener medicamentos. Era imposible que
rasgos de Paracelso son típicamente delirantes y ese es los galenistas aceptaran unas teorías que les descalifica-
uno de sus principales atractivos: el discurso razonable ban, prescindían del humoralismo y empleaban reme-
es tedioso, pero las afirmaciones de los iluminados nos dios inusuales y tóxicos.
deslumbran y seducen. Casi todos los grandes líderes
de la humanidad han sido iluminados, personas creati- Entre el arcaísmo y la modernidad
vas en estado de permanente inflación psíquica. Sin
ellos no se habrían fundado las religiones ni se habrían Paracelso es una mezcla de renovador de la medicina,
realizado las grandes transformaciones sociales y políti- cristiano radical, revolucionario social y ocultista. Si se
cas. Paracelso fue un iluminado, y su luz todavía sedu- le depura de su misticismo y de los aspectos herméticos
ce a muchas personas, que siguen viendo en sus escri- de su obra, se le convierte en un autor sorprendente-
tos más lo que ellos quieren ver que lo que Paracelso mente actual, enemigo del galenismo y defensor de los
realmente dijo. remedios químicos y de la búsqueda de los principios

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ÁMBITO FARMACÉUTICO

Historia de la farmacia

Jung interpretó la obra de


Paracelso como una proyección
de contenidos psíquicos
en la materia.
Grabado de Paracelso con una de sus frases
más célebres: «Que no sea otra cosa quien
pueda ser él mismo».

Paracelso concedió una


extraordinaria importancia
a la acción terapéutica del
mercurio. Mercurio y Paris,
óleo de Donato Creti.

activos de los medicamentos. Su obra fue una mezcla la atmósfera cultural y espiritual del Renacimiento, y
de tendencias que para nosotros son hoy antagónicas: ésa no es una empresa fácil para el lector actual. Incluso
ocultismo y racionalismo, arcaísmo y modernidad. Su se corre el riesgo de llegar a la conclusión de que fue
obra surgía de un proyecto espiritual ajeno a la moder- un simple desequilibrado al que se ha dado demasiada
nidad, vinculado con el cristianismo revolucionario y importancia.
sazonado con una visión mágica y simbólica. Así se ex- El radicalismo de Paracelso hace que se oponga a
plica la paradoja de que el enemigo de Galeno emplee cuanto dijo Galeno, que no discierna entre lo verdade-
un lenguaje esotérico ajeno al discurso científico y re- ro y lo falso. Detesta a Galeno en bloque y odia a los
comiende remedios absurdos y extravagantes. galenistas, a los médicos que practican con frialdad y
Paracelso no atacó a Galeno porque éste fuese poco cálculo un arte que para él era sagrado. Sus críticas a
racional, sino por excesivamente racionalista. Paracelso Galeno no se basan en un mejor conocimiento de la
se alzó contra el discurso frío, técnico y racional de realidad, sino que son fruto del deseo, de su voluntad
Galeno y exigió que el médico curase por amor a sus de sustituir los fríos conocimientos de los galenistas,
pacientes, que colaborase en el proyecto divino. Fue absolutamente profanos, por una terapéutica sagrada.
un iluminado que por sí mismo no hubiese alumbrado Sus arcanos eran más el espíritu de los medicamentos,
la farmacia actual, sino una farmacia mágica y ocultista. creados por Dios para curarnos, que principios activos.
Su papel es el del visionario y el profeta: atisba cami- Consideró a Dios como un Sumo Farmacéutico que ha-
nos, los señala, pero no sabe cómo se llega a ellos, y al bía puesto en el mundo un remedio para cada mal,
abrir esos caminos enriqueció, de forma colateral, la guiado por la caridad hacia sus criaturas. Ninguna en-
farmacia. Ésta seleccionó del extravagante paracelsismo fermedad es incurable, porque Dios no puede haber
su proyecto de buscar principios activos, utilizar la tec- dejado una enfermedad sin su tratamiento: «El médico
nología alquímica y emplear los metales y minerales y la medicina no son sino misericordia, misericordia
por vía oral una vez depurados de su toxicidad. Pero él concedida por Dios a los que la necesitan». Si una en-
jamás consideró ese proyecto prioritario ni lo expresó fermedad fuera incurable se desmoronaría la idea de un
claramente, y la visión de un Paracelso que abre de par Dios que ama a sus criaturas: «No existe ninguna en-
en par las puertas a la farmacia moderna es una recrea- fermedad tan grave como para no haber recibido de
ción deformada del verdadero Paracelso, una visión Dios un remedio, a fin de que se descubra en la enfer-
muy alejada de la realidad. Quien quiera conocer al medad la grandeza de sus obras. A cada enfermedad
verdadero Paracelso deberá leer sus textos y situarlos en oculta corresponde igualmente un remedio escondi-

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Herbario de principios del siglo XVI anterior al empleo de los remedios químicos
propugnados por Paracelso.

La imagen más reproducida de Paracelso se conserva


en el Museo del Louvre y se atribuye a un pintor
flamenco desconocido.

do». Paracelso, llevado de su inflación psíquica, se con- Paracelso era consciente de que sus ideas parecerían
sideraba la persona adecuada para encontrarlos y locali- disparatadas a los racionalistas seguidores de Galeno:
zar el espíritu oculto en la materia, para sustituir los «¿Qué opináis de ello, fabricantes de medicamentos y
medicamentos galénicos por remedios vivificados por dadores de jarabes? Aprended de la naturaleza. Mas,
la caridad, la energía espiritual y la gracia divina: «El siendo incapaces como lo sois, ¿cómo queréis descu-
peregrinar que he llevado hasta ahora me ha enseñado brir un arte? Vuestras artes irán todas a parar al diablo
que a nadie le nace su maestro en casa, ni lo tiene de- porque vuestros Avicena, Galeno y Vigo son excre-
trás de la estufa. El arte no persigue a nadie, sino que mentos diabólicos (...) sabed que el remedio se ha pa-
es necesario perseguirlo». recido y se parecerá a la enfermedad. La verdad está en
Para conseguir sus objetivos, reivindicó cuanto el la naturaleza, no en los libros». El mundo como código
aristotelismo y el galenismo habían dejado al margen cifrado, un mundo de mensajes que sólo sabe descifrar
de la ciencia de la época: los conocimientos arcaicos, quien cierra los libros y abre los ojos a la naturaleza, a
el saber popular, la magia y la astrología. Defendió la los espíritus capaces de guiarle. Es evidente que los ga-
magia y el ocultismo, la simpatía y antipatía entre los lenistas no se tomaron muy en serio a Paracelso y que
seres, la acción a distancia, la influencia de los astros. vieron en sus seguidores a una legión de ocultistas, a
Así, Paracelso relaciona la epilepsia con el relámpago. representantes de la terapéutica sagrada que Hipócrates
El desajuste entre el azufre, el mercurio y la sal es la y Galeno habían eliminado de la medicina. Los para-
causa del relámpago en el cielo y de la epilepsia en el celsistas les parecieron retrógrados, más próximos a la
organismo. La terapéutica consiste en disociar los cuer- magia que a la ciencia.
pos del dominio del astro, determinar el cuerpo de ca- Jung ha expresado con mucha claridad el dualismo pa-
da astro y el astro de cada cuerpo. Contra la epilepsia racélsico: «Por una parte, Paracelso es tradicionalista; por
recomienda el muérdago, pues según él su administra- otra, revolucionario. Es conservador en relación a las
ción disocia la conjunción epiléptica de Venus y de la verdades básicas de la Iglesia, de la Astrología y de la al-
Luna. Otro remedio consiste en beber sangre de un quimia, pero escéptico y revoltoso contra las opiniones
hombre decapitado como se hacía en la medicina sim- académicas de la medicina, en sentido tanto práctico o
bólica griega, pero Paracelso añade que es imprescindi- teórico. A esta última circunstancia debe en primer tér-
ble tener en cuenta el componente astral: «Pues si ha- mino su celebridad, porque personalmente me resulta
céis beber la sangre sin considerar los astros, matáis más difícil decir qué particulares descubrimientos médicos de
que curáis». naturaleza fundamental puedan ser atribuidos a Paracelso

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ÁMBITO FARMACÉUTICO

Historia de la farmacia

(...) me parece que debería pedir perdón a mis lectores


por la herética idea de que Paracelso sería hoy sin duda
Alquimia el abogado de todas las artes que la medicina universita-
ria excluye de la posibilidad de ser tomadas en serio, co-
La medicina ha sido creada por Dios, pero no en su estado mo la osteopatía, magnetopatía, diagnóstico ocular, di-
final, sino oculta entre escorias. Desprender la medicina de versas monomanías alimenticias y ensalmos».
las escorias es la tarea de Vulcano. Y lo mismo que habéis Había muchos componentes mágicos en Paracelso,
oído del hierro ocurre con la medicina. Lo que los ojos ven pero ese mago contribuyó al descrédito del galenismo
en la hierba o en las rocas y los árboles todavía no es medi- y orientó la farmacia, una vez despojada del ocultis-
cina; sólo ven las impurezas. Pero dentro, bajo las impure- mo y del espiritualismo de Paracelso, hacia la búsque-
zas, yace oculta la medicina. Primero ha de ser depurada de da de principios activos que él jamás habría encontra-
ellas, y entonces aparece. Esto es la alquimia y éste es el do. El principio activo de Paracelso, que él llama ar-
oficio de Vulcano; él es el farmacéutico y el que elabora la cano, tiene muy poco que ver con lo que como tal se
medicina. entiende en la actualidad. Para él era una concentra-
ción de espíritu curativo puesto por Dios en la mate-
Doctores, os recomiendo que ria para que se pudiera curar a los enfermos. Era un
uséis la alquimia para pre- misterio, no una molécula que pudiera sintetizarse en
parar magnolia, mysteria, un laboratorio.
arcana, y para separar lo
puro de las impurezas, de Regreso a los orígenes
forma que podáis obtener
una medicina perfecta. No Durante la Edad Media se separaron la medicina, la
quiso Dios darnos las medi- cirugía y la farmacia, que se habían mantenido uni-
cinas preparadas. Quiso que das con anterioridad. Los galenistas se alejaron de los
las hiciéramos nosotros mis- aspectos más prácticos de su arte y dejaron la cirugía
mos. y la farmacia en manos de los barberos y de los boti-
carios. Conservaron el saber anatómico y farmacoló-
Las grandes virtudes ocultas gico, pero se negaron a usar personalmente el bisturí
de la Naturaleza no serían y los morteros. Para ello disponían de ayudantes que
evidentes para nadie si la La resurrección de la materia debían seguir sus indicaciones. Es el momento en
Alquimia no las sacara a prima era un paso imprescindi- que el médico prescinde del arte quirúrgico y del ar-
ble en el proceso alquímico.
luz e hiciera visibles. Por lo te farmacéutico para dedicarse a los conocimientos
demás, ocurre como con el teóricos y se auxilia con ayudantes carentes de estu-
árbol: uno lo ve en invierno, pero no lo conoce y no sabe lo dios universitarios. El teoricismo de los médicos, su
que oculta en él hasta que llega el verano, que uno tras otro alejamiento de la cirugía y la farmacia, irritaba a Pa-
abre ora el brote, ora la flor, ora el fruto (...) De igual modo racelso. Para él, los aforismos de los médicos, sus dis-
la virtud de las cosas se mantiene oculta al hombre, a no ser cursos y teorías no sirven para nada. Hay que operar
que el alquimista la haga brotar como el verano hace brotar enfermos y preparar medicamentos, mancharse las
la naturaleza del árbol. manos, descender del púlpito y de la cátedra, acer-
carse a los enfermos y al laboratorio. Quiso que los
Escribir más acerca de este secreto está prohibido y está con- médicos volviesen a ser, como fueron durante siglos,
fiado al poder de Dios. Pues este arte es en realidad un don cirujanos y farmacéuticos y desconfiaba de los barbe-
de Dios, por lo que no todo el mundo puede comprenderlo. ros y de los boticarios. Para él las ciencias sanitarias
Por eso Dios lo da a quien quiere y no se lo deja arrebatar deben mantenerse unidas y es perniciosa la separa-
por la fuerza; porque quiere que sólo a El se rindan hono- ción profesional entre medicina y farmacia. Según
res por este arte, y que por él sea Su nombre alabado por Paracelso, el médico ha de saber astrología y alqui-
toda la eternidad. mia, es decir, química farmacéutica. Era un proyecto
desfasado, propio de épocas pretéritas. El desarrollo
¿Qué es una perla para un cerdo, si no puede hacer sino co- de la cirugía y el número creciente de plantas medi-
mérsela? Ensalzo el arte de la Alquimia porque revela los cinales y la complejidad de las operaciones farmacéu-
secretos de la Medicina y presta ayuda en todas las enfer- ticas exigían la formación de especialistas. El médico
medades desesperadas. Pero ¿qué debo ensalzar en aquellos ya no podía ser un enciclopedista, no podía ejercer
que no tienen ni idea de los secretos de la Naturaleza que simultáneamente la clínica, la cirugía y la farmacia.
han sido puestos en sus manos? Alabo también el arte de Había empezado una época de especialistas, pero Pa-
la medicina; pero ¿por qué he de alabar a aquellos que son racelso aspiraba a un saber unitario, de inspiración sa-
médicos y no al mismo tiempo alquimistas? I grada, no a la especialización.

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De la alquimia a la química Megalomanía


Paracelso sustituyó los humores por los tres principios
hipostáticos (azufre, mercurio y sal) y el equilibrio hu- Todos los medicamentos están en la tierra, pero faltan los hom-
moral por el equilibrio de los tres principios hipostáti- bres que los recolecten. Están maduros para la cosecha, pero los
cos. Las enfermedades pasaron a ser azufradas, mercu- segadores no han venido. Cuando lleguen un día los segadores
riales y salinas. La fisiología deja de plantearse en térmi- de la verdadera medicina, limpiaremos a los leprosos sin el im-
nos humorales y se explica de forma química. Es una pedimento de una sofística vacía y haremos que los ciegos vean.
biología química, un inicio, aunque muy incipiente, de Porque esta fuerza está en la tierra y crece por doquier. Sin
la bioquímica. Además de sustituir los cuatro humores embargo, la altanería de los sofistas no permite sacar a la luz
por los tres principios hipostáticos, Paracelso reemplaza los secretos de la Naturaleza y sus grandes maravillas.
los tres espíritus de los galenistas (animal, vital y natural)
por un alquimista interno, el Archeus, que actúa sobre Soy distinto, que ello no os extra-
los principios hipostáticos con la finalidad de alcanzar la ñe. Escribo para que no seáis per-
salud. Su sabotaje del galenismo, su voladura de la me- vertidos; os ruego que leáis y rele-
dicina oficial no le alejó de una idea común a su obra y áis con esfuerzo, no con envidia,
también al humoralismo: la armonía fisiológica, la ex- no con odio, como quiera que sois
plicación de la salud como la mezcla armónica de sus oyentes de la medicina. Aprended
componentes y de la enfermedad como una mezcla in- también de mis libros. Soy Teo-
correcta que la terapéutica ha de solucionar. frasto, y más que aquellos que se
Los galenistas eran reticentes al empleo de los medi- me comparan; soy yo y soy mo-
camentos químicos, que consideraban peligrosos y tó- narca medicorum además, y pue-
xicos. Una infusión de plantas es mucho menos peli- do demostraros lo que vosotros no La reproducción de la imagen
grosa que un remedio con mercurio, antimonio, azufre podéis demostrar. Que Lutero se de Paracelso ha tenido
o arsénico, no sólo por la toxicidad de estos productos, ocupe de sus asuntos, y yo me muchas interpretaciones
sino porque la tecnología farmacéutica no sabía aún ocuparé de los míos y le sobrepu- a lo largo de la historia.
cómo depurarlos y privarlos de su toxicidad. La actitud jaré en lo que me corresponda,
de los galenistas era sensata, mientras que la de Paracel- además los arcanos me elevarán. No ha sido el cielo el que me
so pecaba de audacia: aunque aseguró que con la alqui- ha hecho médico: Dios me ha hecho, no puedo oponeros arma-
mia se depurarían los metales y se separarían sus arca- dura alguna, coraza alguna; como no sois ni tan eruditos ni tan
nos medicinales de la parte inactiva o tóxica, la farma- experimentados que podáis enseñarme ni la menor letra, prote-
cia de su tiempo no estaba en condiciones de realizar geré mi brillo de las moscas, igual que mi monarquía. No prote-
ese avance. Los paracelsistas administraron a sus pacien- geré mi monarquía con cataplasmas, sino con arcanos, ni con lo
tes dosis ingentes de mercurio y antimonio y fueron que coja de la farmacia, que no es más que polvo para sopa y
tan obcecados y dañinos como los peores galenistas. El no se saca de ello más que polvo para sopa, pero vosotros, guar-
enfermo que acudía a los paracelsistas no corría mejor daos con vuestros placeres y compras. ¿Cuánto tiempo creéis que
suerte que el que iba a la consulta de un galenista. Los perdurarán? Os digo que el pelo de mi nuca sabe más que voso-
galenistas eran ineficaces e incluso dañinos cuando usa- tros y todos vuestros escribientes, y los cordones de mis zapatos
ban excesivamente purgas y sangrías. Los paracelsistas son más eruditos que vuestros Galeno y Avicena, y mi barba
eran siempre peligrosos y la propuesta de Paracelso de ha visto más que todas vuestras universidades.
usar remedios químicos en las condiciones de la farma-
cia de su época era una osadía, a la que se opusieron Fragmentos de la obra de Paracelso.
los médicos más sensatos y prudentes, al observar las
intoxicaciones derivadas del uso de los medicamentos
químicos. Paracelso abre caminos que no está en con- proponen aislarlo y administrarlo como responsable de
diciones de recorrer, anuncia un paso importante, la la acción terapéutica en un punto concreto del orga-
necesidad de ajustar la dosis y depurar los metales para nismo. Su idea de Dios como Sumo Farmacéutico que
emplearlos sin riesgo, pero él receta sin reparos medi- pone en el mundo un remedio para cada enfermedad
camentos ineficaces y tóxicos. condujo a la búsqueda de ese remedio y a intentar ais-
La revolución paracélsica supuso el empleo por vía larlo. Los medicamentos introducidos por Paracelso se
oral de los medicamentos químicos, el uso de la tecno- orientan hacia la administración del principio activo
logía de procedencia alquímica y la búsqueda de los aislado y la especificidad de su acción. Quiso reducir
principios activos. Los galenistas usaban partes activas los cuerpos a su última materia, su arcano o principio
de las plantas, como la totalidad de la raíz y del fruto. activo: «Las enfermedades requerirán que el médico las
Los paracelsistas proponen que el arte de la espagiria estudie, aplicándoles las concordancias que correspon-
precise qué principio activo hay en la parte activa y se dan, preparando y separando las cosas visibles y redu-

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ÁMBITO FARMACÉUTICO

Historia de la farmacia

Características de I

I
Antigalenismo sistemático.
Inconformismo y actitud social
I Empleo de los remedios metálicos
por vía oral sin las precauciones de

la obra de Paracelso I
revolucionaria.
Máxima valoración de los
los galenistas, que preferían las plantas
y consideraban que los metales eran
conocimientos populares. casi siempre tóxicos.
I Inspiración en teorías arcaicas. I Uso del mercurio calcinado por
I Reivindicación de la alquimia. vía oral y rechazo del guayaco como
I Actitud cristiana revolucionaria derivada antisifilítico.
del imperativo de amar al prójimo. I Búsqueda de los arcanos,
I Partidario de la unidad de las antecedentes de los principios activos
profesiones en una sola persona, que y rechazo de la polifarmacia vegetal
sea a la vez médico, cirujano y galenista.
farmacéutico. I Uso de la tecnología alquímica
I Desconfianza hacia la autoridad. para obtener medicamentos.
I Explicación química del organismo I Concepción local de la enfermedad
como el equilibrio resultante entre el (que será desarrollada por su seguidor
azufre, el mercurio y la sal. Van Helmont) en vez de considerarla
I Enfermedades mercuriales, azufradas y un trastorno general del organismo
salinas. que se localizaba en diferentes
Tratado quirúrgico de Paracelso editado
en Frankfurt en 1546 y conservado en I El alquimista interno, Archeus, en vez órganos.
la Biblioteca de Munich. de los tres espíritus de Galeno. I Atracción por la magia y el ocultismo.

ciendo sus cuerpos a su última materia con ayuda del lianos conjugaban la idea de la transmutación con el
arte espagírico o de la Alquimia». uso farmacéutico de sus productos; Paracelso da un pa-
La afición de Paracelso por el ocultismo no le impi- so más y convierte la alquimia en farmacia: lo que los
dió desvincularse del proyecto alquímico de la piedra alquimistas buscaban sin éxito puede realizarlo, en un
filosofal. Con ideas parecidas a las de los escritos pseu- plano más modesto, el espagírico con su arte. No
dolulianos de alquimia; se mostró partidario del uso transmutará los metales ni redimirá al mundo, pero
farmacéutico de las preparaciones alquímicas, desinte- completará la obra de Dios venciendo a la enfermedad.
resándose de la transmutación metálica. Los pseudolu- Paracelso escribe: «Alquimistas, no hagáis oro, haced
medicina», y afirma que el médico ha de ser un exper-
to en química, cambiando la orientación de la forma-
ción de los médicos y abriendo las puertas al futuro,
aunque esté muy lejos del materialismo y sea, desde
todos los puntos de vista, un espiritualista. I

Bibliografía general
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