You are on page 1of 19

Investigación

Salud, Alimentación y
Adicciones

Materia: Biología

Año:
2do. Cs. Naturales

Profesora:

Marisa Pereyra

Integrantes:

Nicolás Gauna
Fernando García Villarruel
Sofía Bicais
Florencia Segura
Índice
Pág. 1: Concepto de salud, anorexia y bulimia.

Pág. 2: Anorexia y la adicción

Pág. 3: bulimia

Pág. 4: Desarrollo, causas, tratamientos, síntomas de la bulimia

Pág. 5 hasta Pág. 6: Testimonio de bulimia

Pág. 7: hasta Pág. 8: factores de la Anorexia

Pág. 9: Tratamiento de la anorexia

Pág. 10: consecuencias y testimonia de anorexia

Pág. 11 hasta Pág. 12: Testimonio de anorexia

Pág. 13: Testimonio y consejo para los padres

Pág. 14: Consejos

Pág. 15: Entrevista

Pág. 16: Conclusión y Bibliografía


Introducción
Concepto de salud:

La organización mundial de la Salud (OMS) la define como el estado completo de bienestar físico,
psíquico y social, y no sólo la ausencia de afecciones y enfermedades.
Podemos definir la Salud como aquella manera de vivir autónoma, solidaria y alegre.
Con el trabajo se puede perder la salud, cuando se desarrolla en condiciones que pueden causar accidentes
o enfermedades; y también cuando se produce fatiga e insatisfacción, rompiendo el equilibrio mental y
social de las personas.

La Anorexia y la Bulimia pueden comenzar como una adicción a la dieta. Estos trastornos de la conducta
alimentaria se dan principalmente entre mujeres entre 11 y 18 años, pero pueden aparecer también en
mujeres de hasta 25 años. Actualmente, en el campo clínico suelen verse varones con este tipo de
padecimientos y mujeres con algunas características de la enfermedad que superan los 30 años.
La dieta, en sí misma, es una práctica beneficiosa, porque permite una buena conducta, colabora con la
salud del organismo y purifica el cuerpo. Pero cuando la dieta se transforma en una cuestión esclavizante,
no puede salir de ella nada positivo.
En los últimos años ha aumentado el número de pacientes anoréxicas con síntomas bulímicos. Uno de los
factores influyentes es la creciente presión social que impone que para obtener logros y éxitos, es
necesario ser delgada. Últimamente, las consultas por anorexia se han mantenido estables, mientras que
las consultas por bulimia han incrementado notablemente. Los ciclos de atracones y vómitos parecen
deberse a los mismos factores predisponentes y de mantenimiento que la anorexia, por eso
inevitablemente se mantienen emparentadas.
Existe una nueva epidemia que está amenazando la salud e, incluso, la vida de los adolescentes: la
anorexia y la bulimia.
La importancia que se concede al aspecto físico en la cultura occidental influye a muchas personas que
se sienten descontentas con su imagen.
Antes de hablar de los síntomas de estos trastornos, me gustaría que reflexionemos acerca de nuestra
cultura y de una etapa de la vida bastante complicada, la adolescencia. Parece que tanto la anorexia como
la bulimia son especialmente frecuentes desde los años 80, en la cultura de los países desarrollados y en la
segunda década de la vida.
Los medios de comunicación tienen mucho que ver con todo esto: constantemente nos llueven mensajes
acerca de lo que constituye ser una persona atractiva y de éxito, especialmente dirigidos a las chicas. La
belleza física aparece siempre asociada al éxito social y profesional. Todos conocemos los nombres de las
top-models, pero a casi nadie le suenan los nombres de mujeres con logros personales tan importantes
como descubrir tratamientos eficaces para una enfermedad o defender los derechos humanos. Las
librerías, los programas de televisión, las películas nos ofrecen abundantes modelos de cuerpo ideal que
no son de ningún modo ideales: primero porque muchas veces los modelos son montajes de varias fotos
retocadas y no existen en la realidad; y segundo, porque es subestimar a las personas el condenarlas al
éxito o al fracaso por uno solo de sus múltiples atributos, el aspecto, que además es una de las
características más determinadas genéticamente y por lo tanto menos controlable (talla y peso). De la
misma forma que se nos recuerda cómo debemos ser (altos, estilizados, guapos, vestidos a la última) se
nos sugiere cómo podemos conseguirlo: dietas milagrosas, operaciones de cirugía estética, productos de
belleza y ropa de esa que llevan las escuálidas modelos que vemos en los desfiles. ¿Se han dado cuenta de
que todas las propuestas son bastante caras, y que no se nos ofrecen alternativas más económicas y
saludables como hacer ejercicio, comer de forma equilibrada o simplemente dejar de preocuparnos tanto
por nuestro aspecto y dedicarnos a cosas más interesantes para resultar más atractivos?
Por todo esto hablar de anorexia y bulimia es cuestionar nuestra cultura. Necesitamos una renovación de
nuestros valores y de nuestras conductas. Necesitamos, sobre todo, definir lo atractivo con parámetros
más amplios, para que la mayoría de las personas, y no sólo una pequeñísima parte, pueda sentirse bien
con su apariencia personal. Necesitamos poner énfasis en otras características (ingenio, integridad,
talento, inteligencia, sentido del humor...) a la hora de evaluar la valía de las personas. En este sentido las
medidas que desde el mundo de la política, de la moda o de la salud se están tomando son prometedoras
porque van dirigidas a la raíz de estos problemas.

Sabiendo la definición de salud, ahora podemos saber las consecuencias de la Bulimia y la Anorexia.
La Anorexia es una enfermedad que se caracteriza por el deseo de verse muy delgada, y esto se logra a
base de ayunos prolongados y restricciones alimentarias. La enfermedad suele tener un comienzo lento,
progresivo, que ,a menudo suele pasar desapercibido para los padres, logrando tomar conciencia de la
enfermedad ya cuando su hija se encuentra demasiado delgada y ha perdido una importante cantidad de
peso, presenta una negativa a comer rotunda o perciben que se les ha retirado la menstruación.

Actualmente no hay una causa única, aunque las investigaciones han arrojado ciertas pistas en el campo
médico y psicológico. Al igual que en la bulimia, las causas de la anorexia son múltiples y difíciles de
valorar. Todas ellas, tantos las individuales como las familiares, sociales y culturales, deben tenerse en
cuenta de cara a un tratamiento. Hay muchos enfoques distintos pero todos ellos señalan dos fases en el
tratamiento de este problema: como primer paso debe recuperarse el peso a través de una realimentación
controlada médicamente. La recuperación física trae consigo una mejora en algunos aspectos psicológicos
como la percepción de la imagen corporal o la obsesión por el peso. Una vez que el estado físico ha
mejorado, el tratamiento se centra en los pensamientos, sentimientos y conductas que resultan poco
adaptativos. Se trata de mejorar la autoestima y de estimular nuevas formas de expresar sentimientos y
valorarse a sí mismo, reconciliando a la persona con su cuerpo y sus necesidades.Algunos expertos creen
que esta enfermedad se origina en las altas demandas de la familia y la sociedad: el ciclo destructivo
comienza con la presión que el individuo siente por ser delgado y atractivo. El problema se centra,
entonces, en una baja autoestima. Pero para otros investigadores, la anorexia nace a raíz de otro problema.
Este tipo de desorden podría desarrollarse en cierto tipo de familias disfuncionales, ya observadas
anteriormente en casos de pacientes anoréxicos. En ellas, los miembros se vuelven tan interdependientes
que no pueden alcanzar su identidad como seres individuales. Parte de esta disfunción se traduce en un
miedo a crecer por parte de los niños de la familia. Entonces, especialmente las niñas, comienzan una
dieta para evitar que sus cuerpos se desarrollen. Y a pesar de que las causas orgánicas aún no están
identificadas, hay cierta evidencia de que parte de la disfunción se origina en el hipotálamo, una parte del
cerebro que regula los procesos metabólicos.

Luego se descubrieron más casos pero asociados a adicciones como el alcoholismo.


Se trata de la Alcohorexia, una moda peligrosa que afecta a adolescentes y jóvenes, en su mayoría
mujeres. Saltean comidas para tomar alcohol y así no engordar.
Esto se a impuesto en los adolescentes como una nueva moda A diferencia de otras, esta tendencia se
torna peligrosa: la Alcohorexia. Adolescentes y jóvenes de hasta 25 años sufren de anorexia combinada
con un consumo excesivo de alcohol.

Autoridades sanitarias y especialistas en adicciones advierten que "es una nueva preocupación que afecta
en la Argentina a miles de chicos".
"El verano pasado aparecieron casos de adolescentes, especialmente chicas, que combinan la patología de
la anorexia con el alcoholismo. Es una moda incipiente, pero peligrosa", advirtió la psicóloga Alejandra
Moskalonek, de la Subsecretaría de Atención a las adicciones del Ministerio de Desarrollo Social del
Gobierno de la provincia de Buenos Aires. "Toman para no comer, porque suponen equivocadamente que
el alcohol quema las grasas. Pueden sufrir descompensaciones clínicas. Además, el alcohol los duerme,
los vuelve agresivos, o más tristes. Y la supuesta inapetencia es irreal, y les puede causar gastritis".

El problema de la "Alcohorexia" aún no está reconocido oficialmente como desorden psicológico, explicó
Mónica Nápoli, médica toxicóloga y miembro de la Asociación Toxicológica Argentina, "pero estimamos
que ya hay miles de casos en nuestro país". Se detectan más -explicó- porque "los padres toman
conciencia de que puede haber un problema y porque los profesionales están alertas de detectar esta
patología cuando atienden adolescentes y jóvenes". En los Estados Unidos, se estima que el 30% de las
personas que tienen entre 18 y 24 años saltean comidas para tomar alcohol por la noche.

Las causas son una mezcla compleja. Según Alberto Alvarez, médico psiquiatra y psicoanalista de la
Asociación Psicoanalítica Argentina y la Fundación del Campo Lacaniano, "los adolescentes y los
jóvenes perciben al alcohol como un medio para estar flacos y para tener la sensación falsa de
omnipotencia frente al mundo. Niegan el peligro que implica para su salud y su vida. En una hora pueden
tomarse una botella de vodka y eso puede dejarlos en coma".

Otra idea que circula entre muchos jóvenes es que con el alcohol se desinhiben sexualmente. "Hay una
orden social que hay que gozar sexualmente y esto les produce una parálisis cuando tienen que
enfrentarse al otro. Y así como el consumo de alcohol hace que se desinhiban, también puede producir
depresión", acota Alvarez.

El argumento de los chicos es: "No tengo hambre porque me levanto tarde y no tengo tiempo para
comer", contó Marcelo Bregua, psicólogo clínico y coordinador de la Asociación de Lucha contra la
bulimia y la anorexia (ALUBA). "Pero en realidad lo hacen para no subir de peso. Piensan erróneamente
que serán más aceptados en su grupo de amigos si consumen alcohol y si son delgados. Dejan de comer,
para tomar más y que el cuerpo no les cambie".

Los especialistas aclaran que el problema se diferencia de la anorexia común, en la que se evita el alcohol
para reducir al máximo las calorías. En la "Alcohorexia" la persona no está dispuesta a dejar de beber,
pero tampoco a aceptar que las calorías de la bebida le hacen aumentar de peso.

La Bulimia es una enfermedad alimenticia caracterizada por un deseo personal de comer


compulsivamente seguido de la necesidad de eliminar mediante diferentes procedimientos lo ingerido
(vómitos, ayunos prolongados, laxantes, actividad física muy continuada y fuerte, etc.). La base de este
problema psicológico se fundamenta en el deseo de no engordar.

Es un trastorno alimenticio que afecta principalmente a mujeres jóvenes, especialmente adolescentes con
edad cercana de los 20 años. Aunque no resulta tan grave como la anorexia nerviosa, produce trastornos
graves de la salud que pueden incluso producir la muerte del paciente. Entre los trastornos físicos más
característicos tenemos:

*Problemas digestivos: ocasionados fundamentalmente por los continuos vómitos provocados. Los ácidos
digestivos dañan el esófago y los dientes. Incluso producen llagas en los mismos dedos que los pacientes
introducen en la garganta para provocar el vómito. Los dientes pierden la placa dental y aparecen
amarillentos y con más predisposiciones a la caries. La cara se hincha como consecuencia del aumento de
las glándulas salivares. En los casos más graves se pueden producir hernias de hiato, perforaciones en el
esófago, estómago, además de otras complicaciones en el aparato digestivo.

* Problemas metabólicos: con un descenso considerable de peso y una pérdida de nutrientes esenciales
para el organismo.

* Problemas circulatorios: arritmias y otros problemas cardíacos, causados fundamentalmente por la


pérdida de potasio.

* Problemas sexuales: disminución de la libido, con la consiguiente falta de deseo sexual.

* Problemas psicológicos: sentimientos de culpabilidad, depresión, poca autoestima. El enfermo suele ser
una persona que vive en soledad y con su problema en silencio. Lo oculta a los demás.
Desarrollo
Síntomas de la bulimia:

Síntomas conductuales y psicológicos: períodos de grandes comilonas que se realizan de una manera
descontrolada como si la persona nunca tuviera comida suficiente, comer descontroladamente, necesidad
de ir al baño después de comer, grandes cambios de humor, períodos de depresión, etc.
Síntomas físicos: pérdida de peso, aumento del volumen de la cara, dientes amarillento, poco vigor
personal, irregularidad de regla, etc.

Causas de la bulimia:

* Causas sociales: Un patrón de belleza basado en la delgadez conlleva en la bulimia o en la anorexia.


Incluso muchos casos de bulimia son producidos por anteriores periodos de anorexia. Aquellos ambientes
profesionales en los que se requiere un cuerpo delgado, como las opciones por ejemplo, pueden ser
desencadenantes de este trastorno.
* Causas Psicológicas: Muchas bulimias se producen en jóvenes que presentan un carácter depresivo u
obsesivo compulsivo.
* Causas familiares: En familias con mucha procuración por las dietas de adelgazamiento o el parecido
físico es donde se suelen dar mas la bulimia. De igual manera parece haber una predisposicion genética a
la bulimia en familiares con antecedentes.
* Enfermedades físicas: ciertos trastornos parecen influir también en este trastorno.

Tratamiento para la bulimia:

El tratamiento resulta más eficaz en las primeras fases del desarrollo de este trastorno pero, dado que la
bulimia suele esconderse fácilmente, el diagnóstico y el tratamiento no suelen presentarse sólo hasta que
este problema ya se ha convertido en un ingrediente permanente en la vida del paciente.
En el pasado, las personas con bulimia eran hospitalizadas con objeto de poner fin al patrón de atracones
y purgas, y se le daba de alta en cuanto los síntomas habían desaparecido. Pero este procedimiento ya no
es frecuente hoy en día, dado que de esa manera sólo se ponía atención a lo más superficial del problema
y, poco después, cuando los síntomas volvían, lo hacían con una intensidad mucho mayor. Varios centros
de tratamiento en instituciones (internamiento) ofrecen apoyo a largo plazo, consejería e interrupción de
los síntomas. La forma más común de tratamiento actualmente incluye terapia, que suele ser terapia de
grupo psicoterapia o terapia cognitivo-conductual. Las personas con anorexia o con bulimia suelen recibir
el mismo tipo de tratamiento y formar parte de los mismos grupos de tratamiento. Esto se debe a que en
muchos casos los pacientes padecen de ambos padecimientos, de manera simultánea. Algunos denominan
a este fenómeno "intercambio de síntomas". Estas formas de terapia se centran tanto en los síntomas que
llevan al individuo a presentar estos comportamientos como en los síntomas relacionados con la
alimentación. Junto con la terapia, muchos psiquiatras recetan antidepresivos o antipsicóticos. Los
antidepresivos se presentan en diferentes formas, y el que ha mostrado resultados más prometedores es la
fluoxetina o Prozac. En un estudio que se realizó con un grupo de 382 personas con bulimia, aquellos que
recibieron entre 20 y 60 MG de Prozac presentaron una reducción en sus síntomas de entre el 45 y el 67
por ciento, respectivamente. Es posible que otros muchos medicamentos funcionen, pero hasta ahora el
Prozac ha mostrado los resultados más positivos.
Los antipsicóticos no se utilizan, aquí, en dosis menores que las que se aplican a los casos con
esquizofrenia. Con un trastorno de la alimentación, el paciente percibe la realidad de otra manera y tiene
grandes dificultades para comprender qué significa comer en condiciones "normales".
Desafortunadamente, dado que este trastorno apareció incluido en la el Manual de diagnóstico y
estadística de trastornos mentales (DSM), aún no se sabe cuáles serán los resultados a largo plazo de los
tratamientos que han venido aplicándose a muchos pacientes con este problema. Por lo pronto, las
investigaciones más recientes indican que un 30 por ciento de los pacientes recaen rápidamente, mientras
que el 40 por ciento presentan síntomas crónicos.
La prontitud del tratamiento es uno de los factores más importantes para dar un pronóstico. Aquellas
personas que lo reciban en las primeras fases del trastorno tendrán una recuperación más alta y más
permanente.
La doctora Sabine Naessén, que trabaja en el Instituto Karolinska, descubrió que algunas mujeres con este
padecimiento tienen también un desequilibrio hormonal que consiste en la sobreproducción de
testosterona (la hormona que, aunque también está presente en el cuerpo femenino, predomina en el
organismo de todo varón), y que, para tratarlas, el uso de una píldora anticonceptiva que contiene
estrógenos da como resultado la reducción de los síntomas de la bulimia. Por supuesto, hacen falta más
estudios para determinar la eficacia de este tipo de tratamiento. Solo es posible recuperarse de esta
enfermedad si la persona en cuestión toma la decisión de luchar y cambiar (se trata de una enfermedad
mental).
El tratamiento de bulimia generalmente consiste en:

1. Psicoterapia individual, de grupo y/o familiar.

2. Orientación nutricional.

3. Se debe establecer un plan a seguir bajo supervisión de un terapeuta. (este establecerá las bases
para el buen fin del tratamiento):
• Voluntad en llevar una pauta de tratamiento.
• disciplina en las dietas, y con las hospitalizaciones si son necesarias.
• control de peso en los objetivos proyectados.
• hacer una vida social normal.
• regularidad en las consultas individuales o familiares.
• control médico.
• fortalecer la personalidad.
• confianza en el entorno familiar.
• confianza con su terapeuta.

Ahora demostramos el testimonio de una chica que padeció bulimia:

Una lucha contra mí misma. Creo que esa sería mi respuesta a la pregunta "¿qué es para ti la bulimia?"
Una encarnizada, cruel y continua lucha contra mi cuerpo, del que me hubiese gustado liberarme en
ciertos momentos de mi vida, dado el alto grado de odio que sentía hacia él. No podía verlo reflejado en
un espejo. Los espejos eran una de las tropas aliadas de mi enemigo, tropas que yo creía haber logrado
reducir cubriéndolos hábilmente con fotografías.

Pero sin duda mi enemigo más acérrimo era la comida. Pensaba que comer sin engordar era un privilegio
reservado a unos pocos, entre los que yo no me hallaba. Estaba convencida de que incluso el aire que
respiraba ayudaba a incrementar mi peso.

Por esta razón apenas me permitía comer, pues se había convertido en una especie de delito. Así la hora
de la comida llegó a ser un calvario, calvario que se hacía todavía más duro si tenía que comer en público.
Nada me resultaba más abyecto que tener que sentarme en una mesa y comer rodeada de gente. Tenía la
sensación de que todo el mundo me miraba y pensaba: "¿cómo se atreve a comer con lo gorda que está?".
Por supuesto comencé a evitar este tipo de situaciones; pero no sólo ésta sino también muchas otras ya
que el sentimiento de culpa que me provocaba haber comido y la obsesión por las calorías y por mi
imagen ocupaban mi cabeza casi veinticuatro horas al día, dejándome muy poco tiempo para algo
muchísimo más importante: mi vida.

Pasaba los días pensando lo gorda que estaba, buscando modos de adelgazar.

Tenía que huir de la comida y de los kilos a toda costa.

Me era más grato pensar en la muerte que en estar gorda. Cada gramo de mi cuerpo era un poco más de
odio hacia mí.

El plan que había trazado era perfecto: comer lo menos posible, cuanto más 'light' mejor y hacer deporte.
No tardó mucho en truncarse la perfección de mi plan, después de pasar tanta hambre por mis frugales y
exiguas comidas, llegando incluso a sentirme débil, corría al frigorífico para engullir cualquier cosa. En
aquel momento todo me daba igual, sólo podía pensar en comer, comía muy deprisa, casi sin masticar y
temiendo ser vista por alguien.

A continuación venía la peor parte: la culpa, era enorme. Como no podía mirarme al espejo, no cesaba de
imaginar mi cuerpo totalmente deformado por los kilos que acababa de adquirir. Me sentía tan mal, tan
hundida, tan sucia... Me quería morir. En esos momentos creía haber tocado fondo, ya nada me
importaba, seguía comiendo, "¿qué más da ya?, ¿se puede caer más bajo?"

Poco a poco dejé de salir. Me producía una terrible vergüenza que la gente me mirase, además, estaba tan
deprimida que no tenía ganas de nada. No quería estar con nadie y suponía que a nadie le apetecería estar
conmigo. Tenía la equivocada idea de que nada iban a valorar los demás en mí excepto mi cuerpo, al que
yo maltrataba y vejaba continuamente porque me resultaba nauseabundo.

Durante una temporada dedicaba casi la totalidad de mi tiempo a odiarme, mi mente estaba demasiado
ocupada con eso como para desarrollar cualquier otra actividad (leer, estudiar...)

No era capaz de salir de copas, ni de ir a la playa, ni de tiendas...cualquier exposición pública de mi físico


me aterraba. Tenía un miedo atroz a las miradas de la gente, sin darme cuenta de que la más cruel era la
mía. Yo era mi más acerbo juez.

Consecuentemente mi vida social y familiar se vieron muy negativamente afectadas por mi nueva
situación y mi decisión de atrincherarme en mi casa y no querer salir.

Mi familia se preocupaba e intentaba ayudarme al igual que mis amigos, a todos los rechazaba. Pensaba
que lo hacían por conmiseración y no porque realmente me quisieran. Era imposible que alguien
encontrase algo bueno en mí y me quisiese. Era un saco de defectos, pero sobre todo, estaba gorda y este
hecho anulaba toda posibilidad de resultar agradable.

Finalmente, obligada por mi familia, acudí a un psicólogo, idea que en un principio no me simpatizó en
absoluto, pero tenía un problema y tenía que encararlo. Además las tareas que me proponía me parecían
descabelladas e irrealizables.

En primer lugar debía cambiar mi rutina diaria, tenía que salir, relacionarme con gente...Estas cosas a las
que todos estamos acostumbrados y realizamos sin reparar en ellas para mí supusieron un gran esfuerzo y
algunos lloros, pero me ayudaron a convencerme de que nadie me rechazaba por estar gorda, a darme de
que mi cerebro no engordaba ni adelgazaba, yo era la misma, mi personalidad no mudaba según mi peso.
La gente seguía apreciándome!

Creo que ese fue el paso más importante, pero no bastaba con eso, continué ampliando mis salidas y
empezaba a pasármelo bien y a disfrutar de nuevo charlando con mis amigos, logrando desterrar de mi
cabeza: kilos, calorías, peso...(al menos durante unas horas).

Claro que lo de comer en público no era tarea fácil. Me sentía en la obligación de pedir el plato más ligero
y, por supuesto, nada de postres. Con lo que volvía al círculo vicioso de comer poco, pasar hambre y
vuelta al atracón.

Había aprendido algo importante pero todavía me faltaba algo fundamental: comer no es pecado. Y a
pesar de que vivimos en la era de la estética (o de la obsesión por la estética) no debía ser una esclava de
la báscula y 'permitirme el lujo' de vivir, disfrutar de la comida y sus sabores igual que de los olores,
sonidos o imágenes agradables.
Creo que preocuparse por la apariencia está bien, pero si no eres feliz y no puedes aderezarla con una
sonrisa, ¿para qué sirve?
La Anorexia Conlleva varios factores como:

• FACTORES PREDISPONENTES:

Estas chicas se caracterizan por tener muy baja autoestima y ser muy autoexigentes. En muchos casos el
alto nivel de exigencia ya es una característica familiar. El apoyo de los padres, en relación a la
autoexigencia, debe relacionarse con poder ayudar a sus hijas a aceptar que siempre puede haber algo de
ellas con lo que no estén muy contentas, pero deben señalarles los aspectos altamente positivos o en los
que se destacan. Generalmente son chicas con buen desempeño escolar y buen rendimiento deportivo.
Deben entender que El Cuerpo no lo es todo, sino una parte de ellas que debe vivir en armonía con el
resto de los aspectos de su vida.
En esta época tan difícil ya de por sí, que es la adolescencia, cambian las responsabilidades. Se tiene mas
sin dependencia, se siente una nueva identidad en las opiniones y el adolescente se va incorporando
progresivamente al mundo adulto. Y como ya lo dice la palabra, adolescencia deriva de dolor , por eso el
refrán popular que dice CRECER DUELE....Muchas veces, el estar en un camino intermedio tanto desde
el punto de vista físico como psicológico y social provoca inseguridad. Y esta inseguridad es la fuente de
disminución de la autoestima.
La adolescente suele ser rebelde con sus padres y negarse a cumplir sus órdenes, pero, mientras tanto,
cumple montones de otros mandatos que vienen de la sociedad, sin darse cuenta de ello. Hay que ser
flacas para ser lindas y exitosas, hay que usar determinadas marcas de ropas, hay que ir a bailar a
determinados lugares...
En cuanto a las características familiares de las chicas que padecen trastornos alimentarios, se destacan
determinadas características: demasiada interdependencia en las relaciones, intrusiones e intromisiones
constantes en los pensamientos y sentimientos del otro, la percepción de sí mismo y de los otros
miembros de la familia está pobremente diferenciada. Otra característica es la sobreprotección desmedida
y exagerada. La sobreprotección retarda el desarrollo y la autonomía de los hijos. También se trata de
familias rígidas, que, en cierta forma se resisten a realizar los cambios lógicos que impone el desarrollo
de los hijos. Operan como un sistema cerrado, negándose, sin desearlo intencionalmente, por supuesto, a
asumir la entrada de los hijos a la adolescencia. Estas familias tienden a no negociar explícitamente
posconflictos , las diferencias. Generalmente, los padres suelen utilizar a la paciente enferma como
agente desviador de los conflictos conyugales, con el fin de querer creer que en el matrimonio todo está
bien, y que si hay un esbozo de problemas entre ellos es por la enfermedad de la hija y no a la inversa.

• FACTORES DESENCADENANTES

Está demostrado que no hay un factor precipitante único. Algunas veces es posible determinar eventos
externos gatillantes, disparadores. Por ejemplo, una paciente de 23 años señala un aborto como factor
disparador. En cambio, una paciente de 14 años lo atribuye a un picnic en el cual comió lechón todo el
día. Una amiga le señaló que se acercaba el verano y que sería conveniente que comenzara a cuidar su
peso. Según palabras de la paciente, sintió que se moría del papelón. Lo que sí se ha determinado es que
el común denominador de la repercusión que tiene el evento para la paciente es que ella siente gran dolor
de dos maneras: 1- como una amenaza de pérdida del autocontrol, 2- como una amenaza o real pérdida de
la autoestima. El evento disparador puede ser una separación o pérdida, un problema familiar.
Nuevamente, el disparador diverso nos remite a una consecuencia convergente: la amenaza a su
autoestima y a su sensación de control de su mundo que conduce a un incremento de la preocupación por
su cuerpo y a la convicción de que se sentirá más en control de su persona si continúa perdiendo peso.

• FACTORES DE MANTENIMIENTO

El curso de la anorexia es muy variado, hay pacientes que se recuperan más prontamente que otros. Sí se
pueden aislar factores que ayudan a perpetuar o mantener la enfermedad.

1- Síndrome de inanición: Las chicas que padecen de anorexia se preocupan enormemente por la comida
y pierden interés por otras áreas: coleccionan recetas, leen libros de cocina, pasan horas frente a una
bandeja sin comer y la comida es casi su único tema de conversación, mastican cantidad de chicles,
toman demasiado mate, agua, gaseosas dietéticas o café. Pero aparece la inanición, el no comer, el comer
escasamente y los ayunos prolongados. Así surgen la irritabilidad, ansiedad, dificultad de concentración,
aislamiento social, depresión, cambios de humor y perturbaciones del sueño. Todas estas características
son atribuibles a los efectos de la inanición.

2- Vómitos: No sólo las chicas con problemática bulímica vomitan, a veces también lo hacen las que
presentan características de comportamiento anoréxico, ya que ven al vómito como una solución, en tanto
permite comer en exceso y al mismo tiempo mantenerse delgada.

3- Constipación crónica: Estas chicas suelen presentar esta dificultad, y la constipación brinda sensación
de saciedad. Esto facilita que la persona anoréxica comience a reducir la cantidad o frecuencia de sus
comidas.

4- Percepciones corporales: Aun cuando las chicas han alcanzado un muy bajo peso, continúan
sintiéndose excedidas de peso y viéndose gordas.

5- Negación por parte de la enferma de su patología. Esta conducta es muy frecuente, por eso es
imprescindible la consulta familiar inicial, hasta que la chica tome conciencia y pueda comprometerse en
una terapia.

• FACTORES SOCIOCULTURALES

Es muy frecuente que las casas de moda no fabriquen talles para personas excedidas de peso. Al encender
el televisor o mirar revistas femeninas, el mensaje tácito es que para ser exitosa y linda hay que ser muy
delgada, como las modelos.
En nuestra sociedad existe la preocupación por la comida, las dietas, el talle. Se considera como ideal el
cuerpo esbelto, y hay una creencia de que la gordura es mala. La idea contenida en la frase atribuida a la
duquesa de Windsor: Ninguna mujer nunca es demasiado rica ni está demasiado delgada, está
fuertemente arraigada en nuestra cultura.

• SIGNOS CLINICOS

La forma característica de presentación de estas pacientes es con mucha ropa, amplia y superpuesta, lo
cual disimula su a veces extrema delgadez. La piel suele estar seca, áspera, fría, a veces cubierta de
lanugo – vello fino y oscuro más abundante que lo normal, que a veces puede recubrir todo el cuerpo - .
En ocasiones hay petequias en la piel, o sea hemorragias en forma de puntos, y las palmas pueden
presentar color amarillento. Son casi constantes la bradicardia: pocas pulsaciones por minuto y la baja
presión El esmalte de los dientes está dañado en las pacientes vomitadoras. Estas además presentan
lesiones en los nudillos de las manos, causadas por el roce de los dientes al introducir la mano para
provocarse el vómito. Estas pacientes suelen quejarse de dolor abdominal y constipación crónica. Ambos
síntomas se corrigen con el aumento de la ingesta alimentaria. La cantidad de ropa mencionada con
anterioridad, cumple dos funciones: disminuir ante los demás la delgadez y paliar la constante sensación
de frío.

• Factores de personalidad y anorexia

Generalmente, las pacientes son descriptas por sus padres como niñas perfectas, complacientes y con
apariencia de estar especialmente dotados, y se habían vuelto expertas en lo que se refiere a observar y
gratificar a sus padres. Así, algunas de ellas no fueron preparadas para la etapa de separación e
individuación de la adolescencia.
Se caracterizan por un correcto comportamiento social, ansiedad, control en la demostración de los
efectos. Su carácter tiende a ser rígido. Presentan inseguridad, dependencia afectiva, poca espontaneidad,
falta de autonomía, introversión, cierta depresión y tendencia a obsesionarse con factores complicantes,
relacionados con la desnutrición y la condición de paciente.
En cuanto a la depresión, es relevante su presentación clínica en la anorexia. Pero lo fundamental a tener
en cuenta es que dado que los síntomas de conducta que acompañan a la inanición – no comer - : falta de
energía, sueño interrumpido, retracción social, falta de ánimo, dificultad para la concentración, se
asemejan en gran medida a los síntomas del trastorno depresivo.

Todos estos factores desencadenan en chicas, por así decirlo desnutridas

Por suerte, hay tratamientos los cuales pueden ayudar a mejorar a las personas q padezcan esta
enfermedad:

El tratamiento va mucho más allá de la recuperación del peso perdido. Paralelamente a una alimentación
nutritiva, el individuo deberá someterse a una terapia psiquiátrica. Esto implica que el tratamiento puede
ser guiado tanto por un médico clínico, como por un psicólogo. En los casos más extremos, el paciente
deberá ser hospitalizado.
Dentro de los tratamientos psicológicos para la anorexia se pueden encontrar diferentes enfoques como
por ejemplo, un abordaje psicoanalítico o un tratamiento psicológico diferente como puede ser desde un
abordaje cognitivo. El primero hace mayor hincapié en la subjetividad y las causas de la enfermedad y el
segundo plantea un abordaje que hace mayor hincapié en las conductas mismas y la modificación de
éstas.
Otros enfoques válidos son por ejemplo, un abordaje más familiar como puede ser el enfoque de la
psicología social o grupal. Más allá del tratamiento psicológico, no hay duda que tiene que
complementarse este tratamiento con el abordaje médico e inclusive, sumar un especialista en nutrición a
fin de que elabore una dieta adecuada, para que la persona con anorexia pueda estar recuperando los
nutrientes necesarios, para volver a la normalidad.
En suma, el mejor tratamiento posible para la persona con anorexia es un abordaje integral en el que
participen varios especialistas, en las diferentes etapas del tratamiento. Es de señalar que lo mejor sería un
primer diagnóstico para determinar una estrategia terapéutica, que se ajuste a las características
particulares de esa persona.

Pero el impacto sociológico de la anorexia es marcado y repercute en la identidad del adulto joven. El
narcisismo individual y social está en juego.
El diagnóstico no es difícil. Lo difícil es el tratamiento, por las implicaciones individuales, los familiares
y sociales del síndrome.
Se usan muchos tratamientos:

• Psicoterapia.
• Terapias comportamental.
• Medicamentosa.
• Familiar híper alimentación.
• Etc.

Los objetivos más importantes del tratamiento son la corrección de la mal nutrición y la resolución de las
disfunciones psíquicas del paciente y su familia. El fracaso en la solución de estos problemas a corto y
largo plazo puede abocar al fallo terapéutico.

Pero si no se trata, puede causar consecuencias físicas:


· Corazones pequeños.

Niñas de 17 años con corazones del tamaño de una de siete. Quedarse, literalmente, en los huesos está
provocando alteraciones en el funcionamiento y en el tamaño del corazón. Los expertos desconocen aún
si la recuperación del peso devolverá la normalidad al funcionamiento cardiaco.

· Niñas menopáusicas.

La amenorrea (pérdida de la menstruación) es uno de los tres síntomas que sirven para el diagnóstico de
la anorexia nerviosa. Dicha pérdida ha sido asociada, junto a un aumento de los niveles de ciertas
hormonas, como el cortisol, con la aparición de osteoporosis.
Dos años de seguimiento de 42 pacientes han servido para constatar que existía una pérdida de densidad
ósea, no recuperable ni con un año de tratamiento con estrógenos.

Ah todo esto, una chica q sufrió bulimia y anorexia dio un testimonio el cual cuenta la historia de cómo
padeció la enfermedad:

Siempre fui gordita. Era una gordita tierna, no obesa, y no hubiera sido traumático si los niños no fueran
tan crueles. Aunque no eran solo ellos, porque los adultos también la embarran, pellizcándote los cachetes
y diciéndote cuán gorda eres en comparación con la flaca de tu hermana. Ah, y no solo las amigas de tu
mamá sino tu propio doctor, en mi caso la neumóloga.
Mi neumóloga, una mujer bastante menuda, me decía todo el tiempo que tenía que hacer dieta, cuando yo
solo tenía 5 años. Creo que no sé qué odiaba más de ella: su brusquedad para poner inyecciones o que me
dijera que estaba gorda, muy gorda.
Con el tiempo el complejo creció, y la palabra 'gorda' dejó de ser un simple insulto, para convertirse en
una palabra cargada de odio, miedo, rabia y culpa. Sobre todo culpa.
A eso se le sumó la enfermedad terminal de mi papá. Terminé asumiendo más responsabilidades de las
que me tocaba, siendo sólo una niña.
Ver a mi papá enfermo y a mi mamá agotada por la preocupación y el trabajo me hizo sentir culpable e
impotente, y esta culpa no me dejó vivir en paz.
Las cosas no fueron tan drásticas al principio porque cuando uno es niño tiende a ser más fuerte. Sin
embargo, ahí estaban, y seguramente se fueron quedando y acumulando en el subconsciente.
Crecí un poco más, y a los 13 años estaba bastante acomplejada con mi cuerpo. Era como una carga que
no se puede quitar, y todo lo que uno quiere es hacerse más pequeño. Comía de todo, más de lo normal,
pero sintiéndome peor, sobre todo porque la pubertad es espantosa.
Comencé a bajar de peso haciendo ejercicio y comiendo de todo, pero en menor cantidad. De ser una
sedentaria pasé a ser una superdeportista, y empecé a restringir algunos alimentos y a mirar las calorías.
Me fui volviendo estricta, al punto de hacer ejercicio a las 4 de la mañana y tomar 16 botellas de agua
diarias.
Al verme flaca por primera vez, mi mamá se preocupó y me llevó a donde una nutricionista que terminó
echándome del consultorio cuando vio que en vez de subir como me lo había formulado, bajé casi 10
kilos.
Este ritmo de ejercicio terminó cuando tuve una luxación severa en la rodilla durante un entrenamiento de
atletismo, precisamente por estar tan flaca y tan débil. El accidente fue un infierno. No podía moverme
mucho, y evidentemente no podía hacer ejercicio. Sin embargo, al principio fui obstinada y hasta en
muletas le daba vueltas a la cancha de fútbol.
La gente al principio no se da cuenta, ni siquiera uno mismo, de que hay algo que no está bien. Al
principio yo lo negaba, pero después me di cuenta de que sí estaba enferma. Sin embargo me gustaba
estarlo, y pensé que podría vivir a ese ritmo toda la vida.
Por otra parte, la gente pensaba que mi enfermedad era solo un capricho generado por la vanidad
femenina, y digo femenina porque hasta los libros de anorexia y bulimia hablan de 'ella' y no de 'él'. Es
tanta la ignorancia al respecto, que incluso el seguro médico en Colombia no cubre los gastos de los
tratamientos, y en el país solo existen dos centros especializados en estas enfermedades.
Pues no. La enfermedad no es cuestión de belleza, porque como todos saben, a los hombres les gustan las
curvas y no los huesos. Lo que pasa con el medio, en el que hay un bombardeo de modelos tipo 'gancho' y
son comunes las tallas cuatro (diminutas, de muñeca), es que se vuelve un disparador de la enfermedad,
pero no la causa misma. De lo contrario, todo el mundo tendría un trastorno alimentario.
Al principio yo quería ser flaca, pero con el tiempo me dejó de importar si me veía bien o no, porque yo
sabía que estaba horrible. Cada vez era más impresionante porque literalmente se me veían las costillas y
los omoplatos, y la piel era de un color blanco traslúcido. Se me veían las venas. Es horrible. Esto es lo
que ve la gente, y uno ve lo mismo pero de manera diferente.
Entre más se ven los huesos, y uno es más pequeño e invisible, es mayor la satisfacción. Es como si uno
quisiera desaparecer, y entre más se hace uno pequeño es mejor.
Lo más grave fue que estando flaca fui realmente feliz por primera vez, y se lo atribuí a ese estado físico.
Todos los días rezaba agradeciéndole a Dios por haberme hecho adelgazar (como si Dios decidiera a
quién engorda o no).
Incluso iba sola a misa todos los domingos (sin comulgar porque la ostia engorda), y le agradecía a Dios
por esto, pero antes pedía por el bien de la humanidad (porque obviamente todo debe ir en un orden
lógico, así somos las anoréxicas).
Estaba muy segura de mí misma en ese momento porque por primera vez disfrutaba en las fiestas, y me
sentía cómoda para ponerme un vestido de baño.
Pero con el accidente subí de peso. Me sentí la persona más débil del mundo. Siempre había algo
negativo en mi cabeza, repitiéndome lo débil que era, y castigándome por haberme dejado engordar de
nuevo (aunque no estaba tan gorda, realmente como uno o dos kilos más arriba de lo que debía pesar).
No descansé hasta que bajé nuevamente de peso. Tenía 17 años y estaba en décimo. En ese momento fue
peor porque estaba con el trauma de haber vuelto a engordar... y esta vez no me iba a permitir ser tan
débil y tan mala persona.
Restringí casi toda la comida de mi dieta. Sólo comía ensaladas y helado una vez al día (era obsesiva por
el helado). Almorzaba con verduras y me comía un helado gigante (tanto que en Crepes las meseras me
miraban mal cuando pedía adición de bola de chocolate en un postre parecido a una pecera). Por la tarde,
en cambio de salir con mis amigos, hacía tres o cuatro horas seguidas de ejercicio. Después me acostaba
sin comer (mentiras, me comía una caja entera de chicle), pensando en el helado que me iba a comer al
otro día.
La gente suele preguntar, cuando uno por fin confiesa que tiene anorexia, que si a uno no le gusta comer.
Falso. Creo que uno de mis problemas con la comida es que me gusta mucho, tanto que tiendo a
obsesionarme con ella. No es sólo un gusto. La comida tiene efectos 'narcóticos'. Por eso la gente come
chocolate cuando está deprimida. Además es una distracción de la realidad. Uno no se da cuenta, pero
muchas veces come mirando al plato, y en ese momento no piensa en otra cosa que en el placer de lo que
está haciendo.
En fin, a los 18 años pesaba 35 kilos, y había dejado de ser una niña feliz. Me volví introvertida, y siendo
honesta, bastante amargada. Duré dos años muy flaca, y en ese momento me alejé de todo el mundo. Ya
no tenía ganas de hacer nada, y todas mis energías estaban enfocadas en hacer ejercicio o en lo académico
(porque uno se vuelve superexigente con todo lo que hace).
Al principio no fue tan radical, pero al final uno no quiere tener contacto con nadie, y los amigos se
cansan tarde o temprano de ver cómo uno acaba con uno mismo.
Había tenido que ver a algunos psiquiatras, pero hasta cuando uno no se convence de que quiere mejorar
es caso perdido. Aunque es necesario sentirse amado, y es necesario sentir que la gente es paciente frente
a la enfermedad, el curarse realmente está en uno, y si uno no quiere pues no hay nada que hacer.
Lo grave, y es algo que la gente no cree, es que las pacientes sí se mueren. Se dejan morir porque sienten
que se lo merecen, y ven a la muerte como la única salida del infierno en el que están. Yo me quería
morir.
No existe una única cura, porque cada caso es distinto. Gran parte de las causas de la anorexia se
atribuyen al entorno en el que vive el paciente, pero otra parte se atribuye a su personalidad. Ésta es
asombrosamente parecida en la mayoría de los casos.
Algunos médicos hablan de la anorexia como una enfermedad terminal, precisamente porque no hay
nadie en el mundo que pueda hacer comer a un enfermo que se niega a hacerlo. Lo único que lo ayuda a
uno es el amor incondicional de los demás, y los momentos alegres que uno pueda tener.
Cuando me gradué y pude entrar a la universidad, quise salir de todo esto, por primera vez, porque estar
enfermo ya no era tan placentero como antes y me di cuenta de todo lo que había perdido con la
enfermedad. Empecé a ir al psiquiatra y a tomar Prozac. Definitivamente sí cambié de humor. Conocer a
otra gente en la universidad también me ayudó mucho.
Subí de peso, despacio, al principio. Es difícil subir de peso sin sentir miedo y angustia, pero es necesario
repetirse todo el tiempo que uno se va a ver mejor y que es necesario.
Como tomaba Prozac todos los días, y ya estaba mucho mejor (todo el mundo te dice que estás repuesta),
dejé de ir al psiquiatra porque pensé que no lo necesitaba más. Ese fue un grave error, porque nunca
llegamos a atacar el problema de raíz, y ahí seguía el trauma y el miedo.
Después me descuidé y empecé a comer más, aunque no de todo. Me subí mucho más después de año y
medio, y cuando me di cuenta de que pesaba 51, decidí volver a restringir la comida y a hacer más
ejercicio.
Como seguía comiendo mucho helado, al principio no bajé. Después empecé a bajar rapidísimo, y antes
de darme cuenta ya tenía otra vez el mismo miedo y el mismo deseo por adelgazar, y fue cuando comencé
con la bulimia: comía mucho y luego lo devolvía.
Aunque la bulimia es diferente a la anorexia, la causa es la misma. Con la anorexia se siente una especie
de 'orgullo' porque se tiene todo el control de la situación, pero con la bulimia la culpa es mucho más
grande y uno siente vergüenza de lo que hace. Uno se odia por el mismo asco.
Se come por hambre, pero sobre todo por ansiedad. Yo podía durar todo el día sin comer nada, y por la
noche, ya estando en mi casa, me desquitaba de lo que había aguantado durante el día.
Para ese momento ya me había alejado mucho de mi papá, y el hecho de llegar a la casa me generaba
tanta angustia que lo único que me 'anestesiaba' era la comida.
La gente juzga pero no sabe la angustia y el esfuerzo de afrontar la realidad. Para las bulímicas, la comida
es una manera de evadirla por unas horas. Después ya ni siquiera se come por gusto, sino por el hecho de
poder vomitar. Cuando uno vomita es como si estuviera botando todas las angustias y los problemas.
En la casa no se dieron cuenta hasta después de un mes. Comenzaron a sospechar de que fuera siempre al
baño después de haber comido como un cerdo. Se me volvió una rutina diaria, y tuve que dejar de hacer
ejercicio porque se me dormía el cuerpo constantemente.
De 51 kilos bajé hasta 38. Todo el mundo se dio cuenta, pero ya la cosa era un poco diferente porque no
me encerré en mi casa, ni sufrí depresión crónica. Un día tuve que ir a donde mi médica, a quien no
visitaba desde hacía mucho, y hablamos sobre mi enfermedad otra vez.
Me planteó la posibilidad de entrar a un tratamiento, que no era hospitalización total sino solo de día. Esta
adorable mujer quedó sorprendida con mi estado de ánimo, porque por primera vez me vio con ganas de
seguir viviendo.
Le conté que habían pasado muchas cosas buenas en mi vida últimamente, que estaba recién graduada, y
que estaba feliz porque había encontrado a una persona a la cual adoraba, que estaba pendiente de mí todo
el tiempo.
Decidí empezar el tratamiento después de haber hecho un montón de exámenes de sangre, una
densitometría y una endoscopia, que arrojaron que mi salud estaba deteriorada y mi vida corría riesgo,
aunque no sintiera ninguna debilidad o dolor.
Durante el tratamiento me di cuenta de que mi metabolismo podría ser igual al del resto de la gente, y que
solo debía comer balanceadamente para acelerarlo (entre más rápido está se queman más calorías, por lo
que hay gente que come mucho y es muy flaca).
Obviamente, yo ya me sabía de memoria el cuento de la nutrición, las porciones y los grupos de
alimentos, pero en realidad ni me importaba ni me lo creía. Con la enfermedad se tienen ideas muy
arraigadas, y casi todas son completamente ilógicas. No importa cuán inteligente eres, tu cerebro se cree
(literalmente) que un grano de arroz te va a engordar 10 kilos, que tu metabolismo es de Marte y que
puedes vivir con un plato de lechuga diario.
Todo eso no importa, hasta cuando no se abre la mente para ver lo necesaria que es una buena
alimentación. Durante el tratamiento tuve que comer de todo, y aunque al principio fue verdaderamente
traumático (el segundo día tuve que comer papas a la francesa), después me acostumbré a ello, y
finalmente entendí (y creí) por qué es necesario comer de todo y por qué no me voy a engordar si como
de todo en las porciones y en las horas que son.
En los momentos tristes tiendo a flaquear, y muchas veces no sé por qué me siento así. Por eso no he
abandonado mi tratamiento, aunque terminé el tiempo pactado de hospital de día. Sé que la única manera
de mejorarme del todo, porque es cierto que uno puede mejorar, es no abandonando el tratamiento. En la
recuperación de estos trastornos siempre hay recaídas, y por eso es necesario estar fuerte y prevenido.
En este momento estoy mucho mejor. He aprendido a comer y, más importante aún, a vivir tranquila
conmigo misma. Ahora puedo disfrutar momentos en los que antes no hubiera podido hacerlo. Por
ejemplo, puedo ir a un asado sin pensar en que me voy a morir de hambre y que no puedo comer. Puedo
sentarme sin mirarme las piernas para ver cuán gruesas son. Puedo acostarme a descansar sin pensar en
que tengo que moverme para quemar más calorías. Puedo dejar de pensar en la comida para enfocarme
en otras cosas como los libros, la gente, la música...
Por otra parte, he dejado de hacer los atracones, precisamente para no tener que vomitar después. Como
harinas durante el día, y por eso no me siento tan ansiosa por la noche, es decir, el cuerpo no me las pide
con desespero al final del día.
Por otra parte, he aprendido a manejar la angustia de llegar a mi casa, y cuando me siento triste trato de
hablar con alguien en vez de desahogarme en el baño. Puede ser difícil romper la rutina al principio, pero
después uno se termina acostumbrando a no hacerlo, y sintiéndose mejor, sin la culpabilidad de antes.
A quienes tengan la enfermedad, solo les digo que hay una esperanza, y esta se puede ver en los
momentos felices que uno tenga, así sean pocos. Hay que aprovecharlos, porque son los que hacen que
uno se aferre a la vida. Hay una solución, pero ésta solo está en la constancia, y en la lucha para vencer el
miedo.
Hablo del miedo porque yo me encontraba con un miedo constante. Me daba pánico cambiar de rutina.
Por ejemplo, no era capaz de comer harinas porque decía que mi metabolismo no podía con ellas. Cuando
estuve en el tratamiento y tuve que comerlas diariamente, me di cuenta de que podía hacerlo sin engordar.
Me di cuenta de que podía comer cinco comidas diarias (tres grandes y dos chiquitas) sin subir de peso,
precisamente porque todo queda en la parte interna del cuerpo. Desde que supe (y acepté) que los órganos
se sostienen con grasa, cada vez que como algo que tiene grasa (obviamente no muy grasoso) pienso que
mi cuerpo la necesita para vivir.
Es una cuestión mental. Por eso hay que convencerse de cosas que son comprobadas científicamente,
como por ejemplo que el cuerpo necesita por lo menos seis carbohidratos diarios.
Las ideas que uno tiene en la cabeza generalmente son falsas, y tomadas de sitios donde no hay un
fundamento real. Además, entre menos pesa uno, son más las ideas obsesivas. Cuando uno está pesando
45 quiere bajar a 40, pero cuando llega a éste peso, quiere bajar a 35, y así sucesivamente. La meta final
es pesar 0. Por eso es tan importante no dejarse caer en ese círculo vicioso. Hay que tener la fortaleza para
romper con la rutina, y pensar objetivamente.
Quien tenga un trastorno alimentario puede pensar que una porción pequeña de helado lo hará engordar
tres kilos. Esta es una idea que carece de sustento en la realidad. Conozco a una niña que cuando se dio
cuenta de que su champú tenía aceite de oliva nunca lo volvió a usar (porque pensaba que se iba a
engordar por la cabeza).
Otra (y esto es verídico) estaba convencida de que la gordura era contagiosa, por lo que se tapaba la boca
cuando alguien gordo pasaba a su lado. Puede parecer chistoso, pero esto es lo que hace la enfermedad.
No es que sean niñas tontas, porque en general son muy inteligentes, sino que la enfermedad cada vez
toma más control de uno, hasta el punto de alejarlo totalmente de la realidad.
Por eso uno como enfermo debe detectar esas ideas y confrontarlas con algo objetivo. Si quieren
averigüen en Internet, pero sean capaces de analizar qué es real y qué no lo es. Además vean la
enfermedad como algo externo y no como parte de ustedes. Esto es clave.
Si uno piensa que la enfermedad hace parte de uno, entonces luchar contra ella es luchar contra uno
mismo, lo que es imposible. La enfermedad es una especie de 'bruja' (así la llamaban en el tratamiento,
que parece infantil pero es efectivo) que está todo el tiempo imponiendo ideas negativas subjetivas en
nuestra mente. Sin embargo, entre más objetividad haya, y entre más positiva sea la actitud, la 'bruja' se
debilita. Al visualizar una lucha con la 'bruja' es más fácil atacar la enfermedad. Tenemos la ventaja de
que, a diferencia de una enfermedad terminal, podemos manipularla, por muy difícil que parezca.

Con este testimonio, los padres tendrían que poner atención con Internet ya que hay páginas que alientan
estos trastornos. Son sitios conocidos como proana y pro-mia, que difunden trucos muy riesgosos para la
salud y son muy peligrosos para sus hijas/os ya que les enseñan a vomitar, a ocultar la enfermedad, en si
es una pagina perjudicial y que pose mala influencia para los adolescentes. Por ello deben cuidarlos por
más que sean insoportables ya que no importa porque es para un bien para ellos, así ellos no lleguen a
sufrir de Anorexia y lleguen a esto:
Lo que deben realizar:

• Amar a su hijo como se ama así mismo. (el amor lo hará sentirse importante).

• Ayudar a su hijo a encontrar sus propios valores e ideales. (En la mayoría de los casos, los
ideales no se alcanzan tan fácilmente).

• Hacer lo necesario para fomentar su iniciativa, independencia y autoestima. (tenga presente que
los anoréxicos y los bulímicos son perfeccionistas y nunca están conformes con ellos mismos.
Este perfeccionamiento justifica su insatisfacción).

• Tener cuidado con la duración de la enfermedad de su hijo u amigo. ( Los anoréxicos y


bulímicos mejoran. Algunos en breve tiempo, muy pocos mueren, pero a veces se presentan
casos que requieren largos meses y, en ocasiones, años de tratamiento.)

• Manejar su ansiedad.

• Ayudar a su hijo o amigo a que comprenda que para Usted su vida es tan importante como la de
él.

• Detectar lo antes posible los síntomas de la anorexia y bulimia.

• Si se observan actitudes sospechosas, no encubrirlas sino informar a los padres acerca de las
mismas.

• Ante cualquier duda consultar con un especialista en patologías alimentarias.


• Lo que no se debe realizar:

• No imponerle a su hijo o amigo que coma. (no lo observe ni discuta con él acerca de las comidas
o de su peso).

• No sentirse culpable. (muchos padres se preguntan: “¿qué hice mal?”. No existen padres
perfectos. Usted ha hecho lo mejor que ha podido).

• No dejar de lado a su pareja ni a sus otros hijos. (centrar su atención en el hijo enfermo hará que
su enfermedad se prolongue y destruirá la familia).

• No tener miedo de tener a su hijo separado de Usted. (si la presencia de su hijo llegara a alterar
la estabilidad emocional de la familia o si el facultativo le aconseja separarlo temporariamente,
no dude en hacerlo).
• No compare a su hijo o amigo con compañeros o amigos de éxito.

Entrevista realizada a una adolescente:

1: ¿Sabes que es bulimia y anorexia?


Son enfermedades con las que te podes morir. Son adicciones en las cuales nos queremos ver
flacas aunque lo estamos.

2: ¿Crees padecerla?
Si, pero ya estoy saliendo de la enfermedad gracias a doctores y a mi familia.

3: ¿En que pensabas cuando lo hacías?


No pensaba en nada ni en nadie. Lo único que quería era verme flaca.

4: ¿No te daba miedo a morir?


No, al principio era genial porque bajaba rápido de peso. Pero después no lo pude controlar
más.

5: ¿Cómo te veías?
Me veía muy gorda, demasiado. Y quería ser flaca.

6: ¿No pensabas en tu familia?


No, porque pensé que era una forma de bajar rápido de peso y que cuando este como quería lo
iba a dejar. Pero no fue así, no lo pude controlar.

7: ¿Quién pudo detectar tu enfermedad?


Mi hermana. Se dio cuenta un día que terminamos de comer y paso por al lado del baño y
escucho que estaba vomitando.
En principio pensó que me sentía mal. Pero con mi mamá me controlaron varios días y se dieron
cuanta que estaba enferma.

8: ¿Quiénes te ayudaron a recuperarte?


Me ayudaron muchas personas, en principio mi familia, después los doctores, la psicóloga a la
cual sigo yendo, la nutricionista, mis amigos, mis profesores etc.

9: ¿Cómo hacías en tu casa para que no se den cuenta que


estabas flaca?
Me ponía ropa muy suelta. Yo siempre use la camisa y las remeras atadas pero como se me
notaban las costillas ya no las pude usar más.
En verano no me metía en la pileta. Era muy obvio. No me cambiaba delante de nadie, ni
siquiera a delante de mi hermana.

10: ¿crees tener fe poder salir de la enfermedad?


Si, tengo la esperaza que me voy a mejorar. Tengo el apoyo de toda mi familia, de mis
amigos, de mis compañeros, de mis profesores, y de muchos más.

11: ¿Estas en tratamiento?


Si, estoy yendo a la psicóloga, al nutricionista, y me hago cada tanto unos estudios y chequeos.
Conclusión

Para nosotros, el echo de hacer este trabajo fue muy bueno ya que logramos confirmas muchas cosas
sobre los que es anorexia y bulimia. Aprendimos mucho sobre lo q es cada enfermedad y lo q conlleva,
los tratamientos y nos enseña no solo a como tratarla sino a como evitarla.
El trabajo practico en si nos demostró cmo las chicas en raros casos chicos sufren de estas enfermedades
por problemas q en si se van desencadenado de a poco, problemas familiares, escolares. q llevan a estas
personas a terminar mal, padeciendo la enfermedad.
Pero no solo demuestra cuantos chicos en el mundo sufren de estas enfermedades sino que hay gente q
quiere cambiar, curarse, dejar d sufrir y que trata de estar mejor.
Y con la investigación podemos ver lo relacionado cm la moda y los programas, propagandas y la
televisión en si, como afecta a los adolescentes, como los influye haciendo q lleguen a tal punto que
terminen perjudicándose tanto física como psicológicamente solo para poder ser como esas personas q se
creen perfectos y nos hacen creer que lo son, aunque no es así.
Bibliografía
http://www.botanical-online.com/medicinalesbulimia.htm

http://docs.google.com/viewer?
a=v&q=cache:vuPJXhcswGAJ:www.kennedy.edu.ar/deptos/psicoanalisis/articulos/ca
sobulimia.pdf+casos+de+bulimia&hl=es&gl=ar&pid=bl&srcid=ADGEESj5zs5Ejbpu
W6mPMkS4VyzlCIP65cFxv1NO4_qFvsgFb1diSUGbUtbwaEtZ9J2kUgu4IpWflnkiZTAl5
mcnnS8sNfFG0BvwPXwviqCxV-
ZuqNdRfma5AE_uYrqR2zTQd6MiY0V9&sig=AHIEtbSPmffLgE78RkEbZtTI_9FGh2XVhQ

http://www.ucm.es/info/seas/casos/tr_ali02.htm

http://www.gordos.com/Noticias/detalle.aspx?dieta=648

http://www.clarin.com/diario/2006/11/26/sociedad/s-04015.htm

http://amigasanaymia.blogspot.com/

http://pro-anaymia.blogspot.com/

http://proanaymiatips.blogspot.com/

http://www.aula21.net/Nutriweb/anorexia.htm

http://www.asteriscos.tv/noticia-23766.html

http://www.gordos.com/Noticias/detalle.aspx?dieta=701

You might also like