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EPIDEMIOLOGIA DEL CHAGAS CONGÉNITO EN ARGENTINA

BRITOS, Romina S. (200752125); CARRILLO ASIS, Natalia (200752142); CHICCO,


Carla A. (200750665); FORMIA, Ignacio; INDERKUMER, Walter O. (200750519).
3º AÑO. Comisión A5.

Docente a cargo: SAMBRIZZI, Mario

Cátedra de Informática Médica, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de


Córdoba.

Córdoba Capital, Córdoba, Argentina.

Ambrosio Olmos 776 piso 10 “C”


(03491)-15698372
walterinderku087@gmail.com

09 de Agosto de 2009

INTRODUCCIÓN:
La enfermedad de Chagas-Mazza o trypanosomiasis americana, es una zoonosis
parasitaria hística y hemática cuyo agente etiológico es Trypanosomacruzi (T. cruzi),
protozoario flagelado hematófilo que anida y se reproduce en tejidos (familia
Trypanosomatidae). Representa una patología endémica rural limitada al continente
americano34, que se extiende entre el paralelo 42º Latitud Norte y el paralelo 45º
Latitud Sur.
La infección se facilita cuando las condiciones ecológicas son favorables para la entrada
o permanencia de los triatomas infectados en las viviendas humanas principalmente en
el medio rural.
Históricamente, la transmisión por vectores triatominos ha sido la fuente más común de
infección. La infección puede transmitirse también a través de transfusiones de sangre y
trasplante de órganos, que es considerada la segunda forma más común de transmisión
de T. cruzi. La tercera vía de transmisión es la infección congénita. La cual es también
epidemiológicamente relevante. Estudios recientes en Argentina han indicado que la
probabilidad de transmisión vertical de la infección varía entre el 2,6% a 6,7%. A nivel
de los hospitales públicos, el número de mujeres embarazadas chagásicas que reciben
tratamiento en la Argentina es del 9%. Se estima que por cada contagio de mal de
Chagas debido a la transmisión vectorial, habría alrededor de 10 casos congénitos,
usualmente asintomáticos, y por cada uno de estos casos congénitos que se detectan y
notifican al Ministerio de Salud Pública, habrían entre 6 y 12 que no se descubren ni se
tratan.
La transmisión vertical de T. cruzi no puede ser prevenida, porque las drogas
actualmente disponibles para el tratamiento específico de las mujeres embarazadas
infectadas por T. cruzi, como el Nifurtimox (LampitR, Bayer) y el Benznidazol
(RadanilR, Roche), son tóxicas, y además se desconocen sus efectos en la mujer en edad
reproductiva o embarazada. Es así que la transmisión vertical se plantea a futuro como
una fuente continua de recién nacidos infectados aún cuando se halla eliminado
completamente al vector y la transmisión transfusional.

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Esta Revisión Bibliográfica tiene por objetivo revisar distintas publicaciones referentes
a la enfermedad de Chagas en embarazadas teniendo en cuenta sus características
epidemiológicas más relevantes.

DESARROLLO:
En el Chagas Congénito la trasmisión placentaria depende directamente de dos
indicadores epidemiológicos básicos:
1. La tasa de prevalencia de la infección chagásica en mujeres embarazadas.
2. La incidencia de la trasmisión vertical.

Es posible entrever la magnitud potencial de la transmisión vertical de T. cruzi a través


de la actual prevalencia de seropositividad a T. cruzi en mujeres embarazadas en
diferentes países de Sudamérica. Esta prevalencia varía muy ampliamente entre el 2% y
el 51% en algunos centros urbanos, y del 23% al 81% en algunas áreas rurales. En la
Argentina, el Subprograma de Control de la Mujer Embarazada estudió 58.196 mujeres
de 13 provincias en 1997 y halló un 9% con seropositividad a T. cruzi. La
seroprevalencia se incrementa fuertemente en las edades por encima de los 30 años
como reflejo de las favorables condiciones de transmisión del T. cruzi que había en el
pasado.

A pesar de tan altas tasas de prevalencia maternal por T. cruzi, sólo una pequeña
proporción de los recién nacidos vivos de madre infectada contrae la infección. La
probabilidad de transmisión vertical también ha sido extremadamente variable entre
países y áreas geográficas por causas que se desconocen. A partir de una revisión para
Argentina en la década de los 70, es posible calcular que la probabilidad mediana de
transmisión fue del 1.9%, con un rango que iba del 0.1% al 3.5%. Una revisión más
reciente realizada por Freilij para 1970-1980 arroja una mediana del 2.5%, con un rango
del 0.7% al 10.4%. Otros estudios recientes en Argentina estimaron la probabilidad de
transmisión en 4.0% en Jujuy, 2.6% en Santa Fe, y 5.3% en la Ciudad de Buenos Aires.
En la Maternidad de Nuestra Señora de la Merced, en la ciudad de Tucumán, Saleme A
y colaboradores, estimaron la probabilidad de transmisión en 2,5% a principios de los
70, mientras que Blanco y colaboradores hallaron un 6.7% de transmisión entre 315
recién nacidos de madres seroreactivas utilizando la técnica del microhematocrito, pero
se detectaron casos adicionales productos del seguimiento. En 6 provincias del área
endémica argentina, se detectó un 2,9% de casos congénitos entre 2.357 bebés de
madres infectadas por T. cruzi en 1997, con un rango que iba del 0,5% en Formosa al
5.6% en La Rioja. Es interesante observar que a medida que transcurre el tiempo y se
perfeccionan las técnicas de diagnóstico, aumenta el valor medio estimado para la
probabilidad de transmisión y su rango de variabilidad entre estudios. Debido a la
heterogeneidad metodológica, es difícil comparar las estimaciones de distintos estudios
y poder aseverar que existe una variación geográfica en la probabilidad de transmisión
congénita, como a menudo se ha sugerido.
Otros estudios sobre la infección en embarazadas muestran que la prevalencias en áreas
urbanas y rurales de países latinoamericanos oscilaban entre el 4 y el 52% de las
evaluadas. En una provincia del NO argentino se estudiaron 16 842 embarazadas entre
los años 1992 y el 1994, la prevalencia fue del 5,5%. Un estudio durante 1999 en
embarazadas pertenecientes a 13 provincias argentinas mostró que el 9% de 58 196
presentaron serología reactiva[24]. En el marco de la Coordinación Nacional de Control
de Vectores del Programa Nacional de Chagas, se estudiaron durante 1997, 1689 hijos

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de madres infectadas de cinco provincias argentinas (Córdoba, La Pampa, La Rioja, San
Juan y Tucumán) se registraron 68 casos (3.8%) de infección congénita, con una
incidencia que varió desde 5,6% en La Rioja, al 2,9% en Córdoba[1]. En el año 2000 se
estudiaron 131 909 mujeres embarazadas, de las cuales 8 442 (4.4%) presentaban
serología reactiva. Se estudiaron solo el 41,2% de sus hijos (3 478) y la incidencia de
infección connatal fue del 4.74% (rango: 2.23 - 12.37). En el año 2001 se estudiaron
153 266 embarazadas. Presentaban infección por T. cruzi 8 735 (5.7%). El estudio del
68.6% de sus hijos (5 992), mostró que la incidencia de infección connatal fue del
1.54% (0.83 - 5.88). Esta disminución notoria de la incidencia respecto al año anterior
se debe a la falta de un correcto seguimiento durante el primer año de vida. Estudiamos
la transmisión transplacentaria entre los años 1995 y 2002 en una maternidad de la
Seguridad Social de la Ciudad de Buenos Aires donde se asisten familias de clase
media. Detectamos que de los 159 hijos de madre con Chagas el 2.52% estaban
infectados.
La razón por la cual la tasa de prevalencia de enfermedad de Chagas en mujeres
embarazadas difiere con la tasa de incidencia de infección congénita se debe a que debe
existir una alteración funcional o morfológica de la placenta para que exista pasaje del
T. Cruzi desde la madre al hijo. El Tripanosoma
cruzi alcanza la circulación fetal por vía hematógena, como resultado de una placentitis,
donde se encuentran focos inflamatorios agudos
y/o crónicos, áreas de necrosis, presencia de células gigantes y parasitismo de las
células trofoblásticas y de los macrófagos, constituyendo cuadros de vellositis e
intervellositis de intensidad variable; también el parásito puede penetrar en forma activa
hacia la circulación fetal. No existe una correlación directa entre el grado de parasitismo
placentario e infección fetal.
Las amastigotas en la placenta pueden estar presentes dentro de los histiocitos, libres o
formando seudoquistes, dentro de los troncos vellositarios o en la placa corial.

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