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Cualquier análisis que se haga sobre de la sociedad ecuatoriana nos conduce a

develar el tortuoso camino que se ha tenido que recorrer desde el denominado


proceso de “retorno a la democracia” de finales de los años 70 del siglo pasado
hasta la nobilísima “revolución del siglo XXI”, camino que en la mayor parte de
su tiempo se ha caracterizado por ser una sociedad fragmentada, despolitizada,
desvalorizada, vaciada de sus reales contenidos culturales y ridiculizada hasta el
punto de considerarse que el deporte que se practica a nivel nacional es el de
tumbar Presidentes, amén de ser inequitativa, racista, hedonista, intolerante y en
donde las injusticias económicas y sociales se manifiestan en todas sus regiones
geográficas. Sin embargo, no han sido pocas las personas y/o partidos políticos
que se rasgan las vestiduras en el propósito de gobernarla, hasta el punto de
jurar, tanto por Dios y por la Patria, que no la traicionarían, o al menos, que
morirían en ese intento.

Este desolador diagnóstico, equivocadamente, nos puede conducir a pensar que


el solo pretender cambiarla sea una utopía o un sueño irrealizable, pero de lo que
realmente se trata es de que socialmente construyamos una “nueva sociedad”
solidaria, incluyente, tolerante, en la que se aprovechen las ventajas
comparativas dentro de la región; en la que se redistribuya la riqueza y no solo
se comparta la pobreza; en la que la equidad sea un instrumento para alcanzar la
igualdad social; en la que se garantice las oportunidades necesarias de poner en
práctica las iniciativas empresariales, sean privadas, comunitarias o públicas; en
la que todas/as los ciudadanos se encuentren plenamente empleados, según las
capacidades, habilidades, destrezas y experticias; en la que se desarrolle una
cultura de paz, de respeto a la vida y que garantice un efectivo respeto al pleno
ejercicio de todas las libertades Constitucionales; en la que se busque erradicar
toda forma de violencia y maltrato en contra de las personas humanas

Estado soberano, representativo

Estado constitucional y de derechos

administrar las violencias sociales

Disminuir la brecha de las secuelas de la pobreza económica, de la injusta


distribución de los beneficios de desarrollo

Crecimiento económico

Generador de ciencia, tecnología

Respetuoso de los conocimientos ancestrales


Igualdad

Insoportable alteridad del otro haya sido minimizada

Reconocimiento del otro

Construcción de la patria grande latinoamericana

Descentralización y desconcentración de la administración de la cosa pública,


implementando polos de desarrollo regional

El desarrollo local se enmarque en una estrategia claramente definida del


desarrollo nacional

Planificación participativa, tanto de las políticas públicas como de la distribución


del presupuesto nacional

Transformación social con la participación de todos los actores

Formación humana (humanizar a los seres humanos)

Deconstrucción conceptual

Reconceptualizar

Hedonismo: El hedonismo (del griego hedoné: placer) es la doctrina que


proclama, como fin supremo de la vida, la prosecución o búsqueda de placer. Es
un tema antiguo y actual, tema de siempre, no sólo a nivel teórico, sino a nivel
existencial, tanto en la vida humana individual como en la colectiva.

Frugalidad

Mediático

Egoísmo

Modelo de la educación

Salud universal

Trabajo digno

Remuneraciones justas

Sea un verdadero orgullo el ser funcionario público

Participación
Reconocimiento de las diversas culturas

Reconocimiento del otro

Económico

Político

Social (cultural)

la posibilidad de estimular el capital social desde el nivel local hacia la


conformación de una sociedad civil fortalecida en participación, gestión,
negociación y concertación
Representación social

Control social

Soberanía

Global

Sin élites sociales

Multi o pluricultural

Grupos poblacionales de atención prioritaria

Acciones positivas

Administración de justicia

Derechos y obligaciones

Nuevo pacto o contrato social que nazca del consenso y no de la voluntad de


grupos hegemónicos

Mecanismos de exigibilidad de derechos

Garantista

Garantista de los derechos humanos generales y específicos

Entorno social

Naturaleza

Armonía

Crecimiento no sea igual al desarrollismo

Buen vivir no solo sea un slogan que se confunde con el vivir bien

Fraternidad
Capital social

El Capital Social es considerado la variable que mide la colaboración social entre


los diferentes grupos de un colectivo humano, y el uso individual de las
oportunidades surgidas a partir de ello, a partir de tres fuentes principales: la
confianza mutua, las normas efectivas y las redes sociales.

El capital social mide, por tanto, la sociabilidad de un conjunto humano y


aquellos aspectos que permiten que prospere la colaboración y el uso, por parte
de los actores individuales, de las oportunidades que surgen en estas relaciones
sociales. Una sociabilidad entendida como la capacidad para realizar trabajo
conjunto, la de colaborar y llevar a cabo la acción colectiva.

Otr

Hace aproximadamente dos décadas, el concepto de capital social ha sido


integrado al debate y discurso sobre el desarrollo, en términos de un activo de
cooperación, reciprocidad y confianza,
presente en normas y valores, y en las relaciones sociales de ciertos grupos. El
concepto ha puesto en relieve la necesidad de generar nuevas propuestas para
desarrollar una concepción más integral acerca
del sustrato social sobre el cual se asientan los actores económicos, y conduce a
revalorar el papel central de instituciones y organizaciones basadas en estos
aspectos de la sociabilidad, para facilitar la
sustentabilidad de los intentos para la superación de la pobreza. Bajo el supuesto
de que la pobreza es un fenómeno multifacético, el capital social supone su uso
instrumental para las políticas públicas, en cuanto pretende resolver las críticas
hacia un modelo sesgado de intervención, unidireccional y economicista.

En este marco la discusión es bastante amplia, puesto que involucra campos


teóricos y prácticos de diversas disciplinas.

Asimismo, implica complejizar la noción de pobreza empleada, superando las


estigmatizaciones carenciales de los beneficiarios de las políticas públicas y
asumiendo que la falta de recursos de capital
propios de los sectores más vulnerables, puede ser mitigada por una acción
comprometida del Estado en la promoción de activos para el desarrollo. Se
pretende delimitar algunos ejes básicos para el
despliegue de los esfuerzos del Estado y desarrollar más herramientas
conceptuales y metodológicas para posibilitar la integración en un contexto
globalizado, donde los efectos del libre mercado generan
altas desigualdades en el acceso a oportunidades para el desarrollo de las
capacidades de la población. De igual modo, el Estado demanda orientaciones
para redefinir su institucionalidad, la labor de sus funcionarios y la aplicación de
técnicas más eficaces en la identificación de necesidades a resolver.
En lo que respecta a las potencialidades del capital social, existen aún
divergencias en torno
a indicadores claros para detectar, evaluar y fortalecer su expresión, así como en
torno al uso
positivo o negativo de formas de capital social. Se advierte que las temáticas
incluidas en el debate
sobre el capital social han estado presentes desde los orígenes de la disciplina
antropológica y
sociológica, y se enfatiza la posibilidad de estimular el capital social desde el
nivel local hacia la
conformación de una sociedad civil fortalecida en participación, gestión,
negociación y
concertación. No obstante la falta de consensos, se delinean ciertos ejes que
alimentan la discusión
y que convergen en tanto implican examinar e interpretar los niveles micro y
macro de la realidad
sociocultural, y los patrones de interacción entre el Estado y la comunidad.

Ciencias sociales, violencia epistémica y el problema de la “invención del otro”

Santiago Castro-Gómez(1)

Durante las últimas dos décadas del siglo XX, la filosofía posmoderna y los
estudios culturales se constituyeron en importantes corrientes teóricas que,
adentro y afuera de los recintos académicos, impulsaron una fuerte crítica a las
patologías de la occidentalización. A pesar de todas sus diferencias, las dos
corrientes coinciden en señalar que tales patologías se deben al carácter dualista
y excluyente que asumen las relaciones modernas de poder. La modernidad es
una máquina generadora de alteridades que, en nombre de la razón y el
humanismo, excluye de su imaginario la hibridez, la multiplicidad, la ambigüedad
y la contingencia de las formas de vida concretas. La crisis actual de la
modernidad es vista por la filosofía posmoderna y los estudios culturales como la
gran oportunidad histórica para la emergencia de esas diferencias largamente
reprimidas.

A continuación mostraré que el anunciado “fin” de la modernidad implica,


ciertamente, la crisis de un dispositivo de poder que construía al “otro” mediante
una lógica binaria que reprimía las diferencias. Con todo, quisiera defender la
tesis de que esta crisis no conlleva el debilitamiento de la estructura mundial al
interior de la cual operaba tal dispositivo. Lo que aquí denominaré el “fin de la
modernidad” es tan solo la crisis de una configuración histórica del poder en el
marco del sistema-mundo capitalista, que sin embargo ha tomado otras formas
en tiempos de globalización, sin que ello implique la desaparición de ese mismo
sistema-mundo. Argumentaré que la actual reorganización global de la economía
capitalista se sustenta sobre la producción de las diferencias y que, por tanto, la
afirmación celebratoria de éstas, lejos de subvertir al sistema, podría estar
contribuyendo a consolidarlo. Defenderé la tesis de que el desafío actual para
una teoría crítica de la sociedad es, precisamente, mostrar en...
Frugalidad

El concepto de frugalidad proviene de la práctica de utilizar mejor los recursos,


adquirir bienes y servicios con mayor mesura, aprovechar más los medios que
tenemos y desperdiciar menos. ¿Suena familiar? Estas ideas también son parte
de los fundamentos del movimiento ambientalista. Aplicarlas resulta en
beneficios para nuestra economía y para el planeta

EL CONCEPTO DEL DESARROLLO


"Fue en el día 20 de enero de 1949 que el Presidente Harry Truman, en su
discurso inaugural delante del congreso, llamando la atención de su audiencia
para las
condiciones en los países más pobres, por primera vez definió a estas zonas
como
subdesarrolladas. De súbito un concepto aparentemente indeleble se estableció,
apretando la inmensurable diversidad del Sur en una única categoría - los
subdesarrollados. La creación de este nuevo termino por Truman no fue un
accidente sino
la expresión exacta de una visión de mundo: para el todos los pueblos del mundo
caminaban en la misma pista, unos rápido, otros despacio, pero todos en la
misma
dirección, con los países del norte, particularmente los EUA, por delante."
(Sachs, 28)
"Una imagen que las sociedades de mercado del Norte paulatinamente habían
adquirido de si mismas fue, así, proyectada sobre el resto del mundo: el grado de
civilización de una sociedad está indicado por su nivel de producción."
(Sachs, 28)
"El imperativo de Truman para desarrollarse significó que las sociedades del
tercer
mundo ya no eran vistas como distintas e incomparables posibilidades de vida
humana,
sino que eran clasificadas en una única y progresiva pista, consideradas más o
menos
avanzadas según los criterios de las naciones industrializadas del occidente."
(Sachs, 4)
"Los líderes de las nuevas naciones - de Nehru a Nkrumah, de Nasser a Sukarno -
aceptaron la imagen que el Norte tenía del Sur, y la internalizaron como su
autoimagen."
(Sachs, 5)
"El Banco Mundial envió la primera de sus incontables misiones en julio de 1949.
Al volver de Colombia, los 14 expertos escribieron: 'esfuerzos parciales y
esporádicos no
son capaces de cambiar el cuadro general. Sólo por un ataque generalizado por
todo el
país en la educación, salud, viviendas, alimentación y productividad el circulo
vicioso de
la pobreza, ignorancia, salud y baja productividad podrá ser definitivamente
superado.'"
(Sachs, 6)
"La 'pobreza' a escala mundial fue descubierta después de la segunda guerra
mundial. Antes de 1940 no se trataba de una cuestión. En uno de los primeros
informes
del Banco Mundial, datado en 1948-49, la 'naturaleza del problema' fue
delimitada:
Según la agencia de estadísticas de las Naciones Unidas, la renta per capita de
los
EUA en 1947 era de más de US $ 1400 (...) Sin embargo, para más de la mitad de
la
población del mundo, la renta media era menos - y en algunos casos mucho
menor - que
US $ 100. La magnitud de la discrepancia demuestra no sólo la necesidad
urgente de
aumentar el nivel de vida en los países subdesarrollados, sino las enormes
posibilidades
de hacerlo."
(Sachs, 8)
"Tan pronto la escala de renta se estableció, se impuso orden en un globo
confuso: mundos horizontalmente tan distintos como los pueblos Zapotecas de
México,
los Tuaregs del norte de África o los Rajasthanis de India podían ser clasificados
juntos,
mientras que una comparación vertical con los países 'ricos' exigía relegarlos a
una
posición de inferioridad casi incalculable. De esta forma la 'pobreza' fue
empleada para
Observatorio de la Deuda
en la Globalización
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definir pueblos completos no por lo que eran y deseaban ser, sino por lo que no
tenían y
tendrían que convertirse. El menosprecio económico sustituyó, así, la soberbia
colonial."
(Sachs, 9)
"Además, este cambio conceptual justificaba la intervención: dondequiera que la
renta baja fuera el problema, la única respuesta posible era el 'desarrollo
económico'. No
se hacia mención a la idea de que la pobreza pudiera ser la consecuencia de la
opresión,
exigiendo la liberación, o de que una cultura de suficiencia pudiera ser esencial
para la
supervivencia a largo término o, aún menos, que una cultura pudiera dirigir sus
energías
para esferas distintas a la económica."
(Sachs, 9)
"La frugalidad es el distintivo de las culturas libres de la necesidad de
acumulación. En ellas, las necesidades de cada día son ganadas sobretodo por
una
producción de subsistencia, siendo apenas una pequeña parte adquirida en el
mercado. A
nuestros ojos, las personas tienen pocas posesiones - una cabaña, unos potes y
una ropa
de domingo - y el dinero juega un rol secundario. Sin embargo, cada cual tiene
acceso a
los campos, ríos y bosques, mientras que el parentesco y la comunidad aseguran
servicios que, en otras partes, tienen que ser pagados en metálico. Aunque estén
en la
'franja de renta baja', nadie sufre de hambre. Además importantes excedentes
son
frecuentemente gastados en joyas, fiestas o construcciones grandiosas. En un
pueblo
mexicano tradicional, por ejemplo, la acumulación privada lleva al ostracismo
social: el
prestigio se consigue justamente al gastar, incluso pequeñas rentas, en obras
buenas
para la comunidad. Aquí vemos una forma de vida que reconoce y cultiva un
estado de
suficiencia. Esta se convierte en rebajadora 'pobreza' sólo cuando es presionada
por una
sociedad de acumulación."
(Sachs, 11)
"Desde el punto de vista de la economía (...) las personas son vistas como
viviendo en un estado permanente de escasez, ya que siempre tienen menos de
lo que
desearían. La más noble tarea de la política es, por lo tanto, crear las condiciones
para el
bienestar material y eso, a su vez, requiere reorganizar la sociedad de un
conjunto de
economías locales de subsistencia en una economía de ámbito nacional. (...)
Desde esta
perspectiva la economía ensombrece toda otra realidad. Las leyes de la
economía
dominan a la sociedad y no las reglas sociales a la economía. Esta es la razón por
la cual,
siempre que un estratega del desarrollo mira a un país, ve en él no una sociedad
que
tiene una economía, sino una sociedad que es una economía. Aceptar esta
conquista de
la sociedad por la economía como un hecho consumado, es una herencia
histórica de la
Europa del siglo XIX se ha extendido al resto del mundo en los últimos 40 años."
(Sachs, 17)
"Tradiciones de suficiencia fueron puestas de lado, relaciones de intercambio
local
disueltas, formas de propiedad colectiva y economías de subsistencia eliminadas.
Por
mucho tiempo el objetivo básico de la política internacional de promoción del
desarrollo
fue el crear sociedades de trabajadores asalariados y consumidores por todas
partes. Los
expertos escudriñaron los países para identificar los 'obstáculos al desarrollo'
(...). No
había coste demasiado elevado ni sacrificio demasiado grande en el empeño de
convertir
las sociedades en economías políticas eficientes."
(Sachs, 19-20)
"Mirando a un grupo de indígenas Mayas que trabajan sus campos (...) y viendo
el
suelo árido, las herramientas primitivas y cultivos dispersos, uno puede con
facilidad
llegar a la conclusión de que nada en el mundo es más importante para ellos que
aumentar la productividad. Algunas soluciones pueden ser encontradas
fácilmente: mejor
rotación de cultivos, mejores semillas, pequeñas máquinas, privatización y todo
lo que
recomiende el libro de recetas del planeamiento.
Todo esto no está necesariamente equivocado, pero el punto de vista económico
es notoriamente ciego a los colores: reconoce las relaciones coste-beneficio con
extrema
claridad, pero tiene dificultad en reconocer otras dimensiones de la realidad. Por
ejemplo, los economistas tienen dificultad en reconocer que la tierra confiere
identidad a
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los Mayas ya que representa el puente a sus antepasados. (...) La visión de los
Mayas es
incompatible con la de los economistas: para ellos, tierra y trabajo no son
simples
factores de producción esperando a ser combinados de manera óptima. Para
ponerlo en
la forma de una paradoja: no todo lo que parece una actividad económica es
necesariamente una parte de la lógica económica."
(Sachs, 17-18)
"Existen dos principios completamente distintos que pueden moldear la
autoimagen
de una sociedad. O bien predomina una relación persona-persona (sujetosujeto),
o bien una relación persona-objeto (sujeto-objeto). En el primer caso las cosas
son valoradas según su significado con respecto a vecinos o familiares,
antepasados o
dioses. En el segundo lo son según lo que contribuyen para la acumulación y
posesión de
bienes. (...) Animados por la experiencia de sociedades que pusieron todas sus
energías
físicas y mentales en la multiplicación de cosas, los estrategas del desarrollo
examinaron
el mundo y - sorpresa - descubrieron una falta clamorosa de cosas útiles
dondequiera
que miraban. Sin embargo, lo que era de importancia primordial en muchas
aldeas y
comunidades - la red de relaciones con los vecinos, ancestrales y dioses - más o
menos
se disolvía en el aire bajo su mirada. La imagen popular del tercer mundo era una
de
desposeídos luchando desesperadamente por la supervivencia. Lo que fuera que
pudiera
constituir su fuerza, su honor y esperanzas quedaba fuera del campo de visión."
(Sachs, 12)
"Hasta los días actuales, los políticos del desarrollo han visto la 'pobreza' como el
problema y el 'crecimiento' como la solución. No han admitido todavía que han
estado
trabajando con un concepto de pobreza formado por la experiencia de las
sociedades
mercantiles del norte. Con el menos afortunado de los homo economicus en
vista, ellos
estimularon crecimiento y muchas veces fomentaron la destitución al arruinar
múltiples
culturas de la frugalidad. La cultura del crecimiento sólo puede ser construida
sobra las
ruinas de la frugalidad, de forma que la destitución y la dependencia con relación
a
mercancías son su precio. (...)
La destitución predomina tan pronto la frugalidad es destituida de sus
fundamentos. Junto con los lazos comunitarios, la tierra, los bosques y el agua
son los
más importantes prerequisitos para la subsistencia sin dinero. Tan pronto son
tomados o
destruidos, la destitución acecha. Una y otra vez, campesinos, nómadas y tribus
cayeron
en la miseria al ser expulsados de sus tierras, praderas y bosques. De hecho, la
primera
política estatal con relación a la pobreza, en la Europa del siglo XVI, fue una
respuesta a
la aparición repentina de mendigos y vagabundos en consecuencia de los
cercamientos.
(...) La escasez es el fruto de la modernización de la pobreza. Afecta sobretodo a
grupos
urbanos atrapados en la economía monetaria como trabajadores y consumidores,
cuyo
poder de compra es tan bajo que caen por la vía lateral. No sólo su realidad los
hace
vulnerables a las fluctuaciones del mercado, sino que viven en una realidad en
que el
dinero asume una importancia creciente. La capacidad de lograr algo por sus
propias
fuerzas se desvanece gradualmente, a la vez que sus deseos, alimentados por
vislumbres
de la alta sociedad, van hacia el infinito. (...)
¿No es ya hora, pasados 40 años, de sacar una conclusión obvia? Aquel que
quiera
eliminar la pobreza tendrá que construir sobre la suficiencia. Un empleo
cuidadoso del
crecimiento es la manera más importante de luchar contra la pobreza."
(Sachs, 12-13)
EL CABALLO DE TROYA DE LA TECNOLOGÍA
"Si existe una única doctrina capaz de unir el sur y el norte, esta es la noción de
que más tecnología es siempre mejor que menos. (...) La tecnología ha sido vista
como
poderosa pero neutral, integralmente al servicio del que la emplea. La tecnología
moderna parecía aplicable a cualquier proyecto cultural. Sin embargo, en
realidad un
modelo de civilización sigue las ruedas de la tecnología moderna. Como el
caballo de
Troya, la introducción de la tecnología moderna en los países del tercer mundo
pavimentó su conquista desde su interior.
No un instrumento, sino un sistema. (...) Ninguna ficción ha contribuido más para
encubrir la verdadera naturaleza de la civilización tecnológica que la de ver en la
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tecnología moderna nada más que un simple instrumento, aunque avanzado.
Tomemos
el ejemplo de un minipimer. (...) Un instrumento fabuloso, así parece. Pero una
rápida
vista al cable y al enchufe de pared nos revela que tenemos delante de nosotros
antes de
todo el terminal doméstico de un sistema a escala nacional, o mejor global. La
electricidad nos llega por un sistema de cables y líneas de alta tensión,
alimentadas por
estaciones de energía que dependen de presiones de agua, tuberías o estancos
de
acumulación, que a su vez exigen plataformas de prospección o grúas en
desiertos
lejanos. Toda la cadena sólo da un resultado inmediato y adecuado si cada una
de sus
partes está supervisada y controlada por una armada de ingenieros,
planificadores y
expertos en finanzas, que a su vez dependen de administraciones, universidades
e
industrias (y algunas veces incluso la militar).
Por más inocentes que puedan parecer, los productos del mundo moderno sólo
funcionan mientras amplias partes de la sociedad funcionen de acuerdo con un
plan (...).
Coordinación y sincronización, entrenamiento y disciplina, no sólo energía es el
elixir de
la vida de estos aparatos cada vez más complejos. Nos parecen útiles y
ahorradores de
trabajo, sin embargo exigen la acción previsible de muchas personas en sitios
distantes:
el instrumento sólo funciona si el hombre se convierte en un instrumento.
Pero, especialmente en países en vías de desarrollo, las cosas no funcionan así
(...) pues el 'desarrollo técnico' de un país exige poner en marcha la multitud de
exigencias necesarias para poner en funcionamiento los sistemas
interconectados. Y esto
en general se traduce en desmontar la sociedad tradicional paso por paso y
reconstruir
esta según las exigencias funcionales. Ninguna sociedad puede seguir la misma.
No
pueden haber pimers sin remodelar la totalidad."
(Sachs, 14)
"Como todos sabemos, la magia consiste en lograr efectos extraordinarios por la
manipulación de poderes que no son de este mundo. Causa y efecto pertenecen
a esferas
distintas. (...) Cualquiera que ponga su pie sobre el acelerador o accione un
comando,
también pone en marcha un mundo distante, invisible, para lograr un
acontecimiento en
el mundo inmediato, visible. De repente, un poder o una velocidad extraordinaria
está
disponible, cuyas causas últimas están escondidas lejos por detrás del horizonte
de la
experiencia inmediata. Es en esta separación entre la causa y el efecto, en la
invisibilidad
del sistema que permea la sociedad y produce maravillas técnicas, que está la
magia de
la tecnología moderna y que, principalmente en el tercer mundo, mantiene a las
personas
hechizadas. El poder del coche excita el conductor justamente porque sus
prerequisitos
(oleoductos, carreteras, cadenas de montaje) y sus consecuencias (ruido,
contaminación
atmosférica, efecto invernadero) quedan lejos por detrás del parabrisas. El
glamour del
momento se basa en una inmensa transferencia de sus costes: tiempo, esfuerzo
y la
necesidad de asimilar las consecuencias son transferidos para los sistemas que
trabajan
en el fondo de la sociedad. Así la atracción de la civilización tecnológica muchas
veces
depende de una ilusión óptica."
(Sachs, 15)
Referencia: Sachs, Wolfgang; Planet Dialectics - Explorations in Environment &
Development; Londres: Zed Books, 1999.

En la encuesta efectuada para la asamblea nacional sobre “Las leyes para el país
que soñamos” se destacan los siguientes resultados:

Seguridad ciudadana 38 %

Educación 23

Sociales 10

Salud 09

Niños y jóvenes 04

Comunicación 04

Agua 03

Laboral 03
La interculturalidad, surge en América Latina como parte del discurso político de organizaciones
sociales (especialmente étnicas, aunque no de manera exclusiva) que denuncian las formas de
subordinación a las que fueron sometidas en virtud de su diferencia cultural. En el caso de estas
poblaciones, la diferencia fue articulada desde los comienzos del proceso colonizador alrededor de la
idea de raza; en virtud de esta idea, las diferencias biológicas fueron codificadas como desigualdades
sociales, dando así paso a un proceso de subordinación de poblaciones clasificadas en un sistema de
jerarquías que las definía en relación con las poblaciones dominantes. Es decir que la diferencia
cultural no es un hecho natural, sino un hecho social, históricamente constituido y reflejo de
relaciones de poder en sociedades concretas. Y este es el segundo asunto al que me quiero referir.
La diferencia siempre es marcada desde un lugar concreto: el del poder dominante. Es desde este
lugar que se ‘marca’ la diferencia. Se es ‘diferente’ en relación a una supuesta ‘mismidad’ (un punto
de referencia aparentemente desmarcado) de los sectores dominantes. Dicha supuesta mismidad de
los sectores dominantes, se soporta en las formas sociales de nombrar la realidad; en el contexto
actual de las políticas del reconocimiento, por ejemplo, el discurso de la ‘diversidad cultural’ parece
ser la forma de ‘celebrar’ la multiplicidad de culturas; sin embargo, esta ‘diversidad’ habla de culturas
separadas, totalizadas e incorruptas, y muy poco nos dice de los procesos históricos en los que se
constituye la diferencia, en nombre de la cual se discrimina y se somete a poblaciones que son así
ubicadas en un lugar de inferioridad social, política y epistémica.

El multiculturalismo es la expresión de las formas contemporáneas de representación de la diferencia


cultural en las acciones jurídicas y políticas de los estados y entidades transnacionales. El
multiculturalismo colombiano se nutre de expresiones precedentes de sus políticas (el indigenismo,
por ejemplo) y en su forma actual imagina la diferencia en una representación de la nación como
‘pluriétnica y multicultural’. En el campo de las políticas educativas recientes, tiene su expresión en la
educación para grupos étnicos (etnoeducación), un programa de acción estatal que regula la
educación de las poblaciones indígenas y negras.4
En el multiculturalismo, a pesar de que las formas de nombrar se modifican, así como los aparatos
jurídicos y los programas estatales, la diferencia continúa siendo definida como otredad en relación
con los sectores dominantes. Es un multiculturalismo que no cuestiona el lugar de centro que se
autoasignan los sectores hegemónicos.
Adicionalmente, estos programas oficiales que deberían concretar las acciones de ‘reconocimineto’,
suelen ser marginales en las políticas oficiales y/o carecen de recursos que garanticen su ejecución.
En la medida en que el Estado recurre a las reformas jurídicas y a estos programas para mostrarlos
como indicadores de su voluntad política y de novedosos desarrollos en la atención a poblaciones y
asuntos que antes no eran considerados en su accionar, la ausencia de recursos y acciones efectivas
parecen evidenciar qué tanta centralidad les asigna a unos y otros, al menos desde su propia
perspectiva.
El multiculturalismo es producto de procesos históricos en los que se han constituido las
representaciones de la diferencia y no sólo un ‘nuevo’ esquema de acción institucional, o el esquema
contemporáneo de tratamiento de la diferencia; ello hace necesario que lo entendamos en su génesis
y trayectoria. En este sentido, el multiculturalismo es una expresión contemporánea de las políticas
de representación, y hace parte de las lógicas de expansión del capitalismo neoliberal a escala
global. Por lo que, para comprenderlo y plantear alternativas que subviertan su lógica, es pertinente
analizarlo en la perspectiva propia del sistema mundo moderno (Wallerstein 1979) y de la colonialidad
que le es constitutiva (Mignolo 2002a, 2002b; Quijano 2000).
Los discursos del ‘reconocimiento’ son con frecuencia expresión de formas hegemónicas de
cooptación de los proyectos políticos que cuestionan los ordenes establecidos; el discurso neoliberal
del multiculturalismo, por ejemplo, es una muestra de las formas mediante las cuales los sectores
dominantes agencian desde el Estado formas renovadas de apropiación (en el sentido de usurpación
y alteración de sus sentidos) de los proyectos que cuestionan su lógica, así como mecanismos de
‘solución’ de conflictos. Todo lo cual nos convoca a reflexionar acerca del significado de las políticas
educativas y su relación con los proyectos políticos agenciados por sectores de la sociedad civil.
Deseamos abordar el tema Pluriculturalidad y Derechos Humanos desde la
realidad de pluralidad de culturas en el Ecuador,

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