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Para entonces los tecladistas deseaban poder conectar dos sintetizadores en serie
y así poder tocar dos sonidos diferentes mediante un sólo teclado o sintetizador, para
esto era necesario conectar ambos entre si, uno para que fuera el controlador o master y
el segundo para que fuera el controlado o esclavo.
Esto fue posible gracias a lo que electrónicamente se llama "volt por octava",
que significa que cada vez que el tecladista oprimía una tecla, ésta producía voltaje que
se transmitía al esclavo. Por cada octava en el teclado se generaba un volt, ésto quiere
decir que al oprimir una sola tecla, el sintetizador desplega 1/12 volt (un doceavo de
volt) porque existen doce teclas en una octava. Si el maestro tocaba una octava arriba
del sonido original, el esclavo lo seguiría también.
A principios de los ochenta la tecnología digital fue poco a poco más utilizada
por los fabricantes de sintetizadores, a los cuales se les comenzó a implementar un
microprocesador o microchip que hoy en día es llamado el corazón del mismo. Con esta
tecnologia digital fue posible almacenar programas o sonidos del sintetizador en la
memoria de éste, pudiendo así cambiar de sonido en cualquier tiempo de una canción,
no como en los primeros modelos, que sólo permitían el uso de un sólo sonido por pieza
musical, ya que resultaba difícil modificar los controles de sonido al estar tocando en el
escenario, además de que tomaba mucho tiempo obtener el sonido apropiado.