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Asuntos Sociales

La Justicia espabila a los «ni-ni»

Un juez obliga a un joven «ni-ni» a dejar la casa familiar


Un juez obliga a irse de casa a un joven de 25 años que demandó a sus padres por no darle
400 euros al mes

El botellón se ha convertido en un icono para la generación «ni-ni» - Foto: Efe

21 Abril 11 - - J. V. Echagüe

MADRID- Si los padres no «echan» a los hijos de casa, los jueces lo acabarán haciendo por
ellos. Así ha ocurrido en Málaga. Según informó ayer el diario «Sur», un magistrado del
Juzgado de Familia número 5 de la ciudad ha dado el plazo de un mes a un joven de 25 años
que ni estudia –a su edad sólo ha aprobado tres asignaturas de Derecho– ni trabaja –aunque
tiene conocimientos y experiencias bursátiles, apuntó el juez– para que abandone el hogar
familiar. La decisión del juez vino motivada por la sorprendente actitud del joven:
previamente, había denunciado a sus padres porque éstos se negaban a darle una paga de 400
euros mensuales, aunque le mantenían e incluso le pagaban la letra del coche –235 euros al
mes–. Sumida toda la familia en un grave conflicto –los progenitores alegaron que el chico les
maltrataba psicológicamente–, el juez, además de decretar la salida de casa, ha estimado que
los padres le abonen una pensión de 200 euros mensuales durante dos años.

800 euros de paga


¿Nos encontramos ante el comienzo de una cruzada judicial anti «ni-ni»? Lo cierto es que, por
triste que parezca, no es la primera vez que un joven denuncia a sus padres porque la paga no
les da para el fin de semana. El pasado verano, una universitaria de Lugo demandó a sus
progenitores porque consideraba que 600 euros no eran suficientes, por lo que pedía 800.
Antes, en 2007, un joven sevillano también recurrió a los juzgados para exigir a sus padres
que le subieran la paga de 150 euros, pese a que su padre estaba en paro. En ambos casos, los
jueces no les dieron la razón.
Sin embargo, sí que es la primera vez que los juzgados estiman que un joven, por muy «ni-ni»
que sea, está lo suficientemente capacitado para vivir por su cuenta. «No hay necesidad
objetiva de mantener al ‘‘ni-ni’’ voluntario. Pero el ‘‘ni-ni’’ que ni puede estudiar ni puede
trabajar sí que debe recurrir a la solidaridad familiar», afirma a este diario Alfonso Alonso,
abogado de familia. Alonso aplaude la decisión del juez de Málaga. «Me parecen bien estas
resoluciones judiciales. Las familias en España están cambiando y las circunstancias del país
son complicadas», añade.

El abogado recuerda que la obligación de mantener a los hijos quedaría recogida en el artículo
142 del Código Civil, dentro del capítulo que hace referencia a los alimentos entre parientes.
Así, el sustento, la habitación, el vestido y la asistencia médica serán facilitadas por los padres
al hijo «mientras sea menor de edad y aun después cuando no haya terminado su formación
por causa que no le sea imputable». Es decir, no existe un límite de edad para mantener a los
hijos. Por ello, en casos como los antes citados, es el juez el que tiene la última palabra. «En
el caso de Málaga, el juez ha valorado que este joven ha tenido oportunidades suficientes para
acabar con su formación y, sin embargo, no lo ha hecho». Por otro lado, y «para evitar un
conflicto familiar, ha optado por mantener una pensión temporal de 200 euros».

«No conozco a fondo la sentencia, pero en principio me parece absolutamente razonable»,


afirma Federico Jiménez Ballester, juez decano de Sevilla. «Este joven podía construir su
propia vida y no estaba justificado que no hubiera concluido sus estudios. Las obligaciones de
prestar alimentos tienen un límite. Los padres no están obligados permanentemente a asistir a
los hijos».

Javier Urra, psicólogo de la Fiscalía de Menores recuerda que «España es un país donde los
chicos viven un tiempo anormalmente prolongado en casa de los padres». De hecho, «antes de
la crisis, no se iban hasta los 34 años». Sin embargo, en los países nórdicos «se les empuja
para que se vayan pronto de casa y busquen una salida laboral». Pero cuestiones «como el
acceso a la vivienda provocan que en nuestro país sea especialmente complicado».

Si bien Urra considera que la etiqueta «ni-ni» es «un invento», sí que cree que hay factores
sociológicos que determinan la prolongación de la convivencia con los padres. «En España,
los jóvenes son muy democráticos, abiertos y cómodos. Se sienten muy bien en el hogar. Yo
recuerdo que, cuando era joven, tenía deseos de libertad. Ahora, la juventud se ha relajado
más», afirma. De hecho, el psicólogo considera que «los padres tienen que vivir con los hijos,
pero no para los hijos. Hay un momento en que éstos tienen que ganar en libertad y
autonomía. Lo contrario es una deriva errónea de nuestra sociedad».

Una «plaga» invisible para el Gobierno


- ¿El «ni-ni» nace o se hace? ¿Sólo es «ni-ni» aquel que no quiere estudiar o trabajar o
también el que no puede? El Injuve asegura que «no existe una generación perdida», pues
sólo existe un 1 por ciento de jóvenes (80.358 personas) que ni trabajan ni estudian ni tienen
intención de hacerlo. Sin embargo, nuestro país se destaca por un número considerable de «ni-
ni» a la fuerza: según la encuesta de población activa, un 30 por ciento de los jóvenes de entre
16 y 29 años (1.600.000) está ocioso. Y es que «ni-ni» es también aquel joven formado que
busca una salida laboral y que, ante una tasa de paro juvenil del 43,5 por ciento, apenas cuenta
con oportunidades.

La razón - 21 Abr 2011

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