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La tribu

Gabriel Kaplún posmoderna:


participación,
comunicación
y discurso
managerial

G. Kaplún
Docente e investigador de la Universidad de la República.
E-mail: gkaplun@liccom.edu.uy

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diálogos de la comunicación

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era un derecho avanzó en las El punto de partida es una
conciencias de millones de crítica a la configuración do-

Gabriel Kaplún
La tribu posmoderna personas. Esta conciencia es
sin duda un componente
esencial en los procesos de
construcción de ciudadanía.
minante para construir y pen-
sar las organizaciones: el
modelo burocrático-mecani-
cista (Mintzberg 1990), al que
suele también identificarse
Pero el fin del siglo y el co- con el llamado taylor-
mienzo del nuevo muestran fordismo, por la impronta
una peculiar situación en la dejada por Henry Ford y su
que la participación aparece diseño de la cadena de mon-
como un valor devaluado y taje y F. W. Taylor y sus méto-
arrinconado por el individua- dos de “organización científi-
lismo reinante y, simultánea- ca del trabajo”. Algunos de
mente, exaltado desde espa- los principios organizacio-
cios antes inesperados. El dis- nales básicos de este modelo
curso participativo y el dis- son la estructura jerárquica,
curso managerial 1 posmo- la centralización de las deci-
derno encontraron puntos de siones, la división de funcio-
contacto que vale la pena ex- nes, la estandarización de
plorar, pero también desper- procedimientos, la planifica-
taron falsas expectativas que ción y el control continuo, la
conviene descartar. Para ello priorización de la eficiencia
trataremos de aportar aquí económica. Estos principios
algunos elementos generales tuvieron y tienen tal fuerza
y algunos ejemplos concretos que en verdad para mucha
Participación, compromiso y desde nuestra práctica en co- gente son simplemente sinó-
comunicación son términos municación organizacional. nimos de organización. Sobre
que impregnan hoy el discur- ellos se han desarrollado una
so managerial. Las prácticas El discurso managerial gran gama de actividades hu-
empresariales concretas pare- manas, desde la fabricación
cen sin embargo bastante dis- Calidad, excelencia, reinge- de automóviles a la venta de
tantes. El desfasaje abre una niería.... Entre el fárrago de hamburguesas, el transporte
brecha ambigua pero útil para términos y modas que reco- aéreo de pasajeros o la expe-
el trabajo con organizaciones rren la literatura del dición de licencias para con-
desde una perspectiva crítica management, parecen desta- ducir.
y en particular para los carse dos tendencias -gene-
abordajes desde la comunica- ralmente convergentes- que Algunos problemas que sue-
ción organizacional. apuntarían a un cambio de len señalarse en este tipo de
fondo respecto al modelo con configuración organizacional
El que se fue tal vez pueda ser el que fueron construidas la son su rigidez y dificultad
calificado como el siglo de la mayor parte de las organiza- para adaptarse a contextos y
participación. Durante estos ciones desde la revolución demandas cambiantes, las
cien años muchos hombres y industrial. Estos dos elemen- frecuentes dificultades de
mujeres pelearon no sólo por tos pueden sintetizarse en coordinación interna, la baja
pan sino también por la posi- palabras “simples”: participa- motivación que generan en el
bilidad de tomar parte en las ción y compromiso. A ambas personal.
decisiones que los afectaban. suele sumarse, como clave
Y aunque muchos no lo logra- operativa un tercero: comuni- Frente a estos problemas,
ron la idea de que participar cación. participación y compromiso

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de la comunicación
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aparecen como dos de las cla- alinear la capacidad pensan- cios, de ser un instrumento de
ves de las propuestas de sali- te de esas siete toneladas ha- los dueños para ganar dinero
da. Aunque no necesariamen- cia los objetivos de la empre- y que emplea a otras personas
te, ambas pueden estar liga- sa, se tendría una capacidad como instrumentos de la orga-
das: potenciar la participa- de competir superior a cual- nización para lograr tal fin, a
ción genera más compromi- quiera. Ese el es el secreto... ser algo más parecido a una
so. Por ejemplo, si todos par- Lo que hay que hacer es com- comunidad con una razón”
ticipan de algún modo en la partir el poder. Empezar a dar (Handy 1997).
elaboración de los planes, es más participación.” (cit. por
probable que se sientan com- Cerisola 2000). En el modelo ideal los planes
prometidos con su ejecución. centrales y la estandarización
Empecemos ya a notar los lí- de procedimientos serán sus-
La presión hacia estos cam- mites del discurso: de lo que tituidos por creencias y valo-
bios no ha tenido un origen se trata es de “alinear la ca- res compartidos, por la adhe-
ético sino fundamentalmente pacidad pensante de los tra- sión a una ideología, la com-
tecno-económico. Por un bajadores tras los objetivos prensión de la “filosofía de la
lado el modelo mecanicista de la empresa” y no de defi- empresa”. En los hechos y en
viene mostrando su agota- nir conjuntamente esos obje- las sociedades occidentales,
miento en términos de efi- tivos. ¿Compartir el poder con frecuencia la ideología
ciencia: las dificultades de realmente? aparece recubriendo al mode-
coordinación interna y la baja lo tradicional mecanicista sin

G. Kaplún
motivación generan desperdi- En el fondo parecería que cambiarlo en su esencia
cio de recursos y defectos fre- este tipo de discurso en ver- organizacional. Alimentar
cuentes. Por otro lado el mo- dad está más interesado en la una cierta “mística” empresa-
delo mecanicista aparece re- otra cuestión: la del compro- rial puede parecer útil por
lativamente funcional cuando miso. Especialmente a partir ejemplo para vender hambur-
se trata de productos o ser- del impacto de las empresas guesas.
vicios siempre iguales y japonesas, este tema empezó
repetitivos, pero no cuando a interesar fuertemente a los En estas líneas de cambio en
se trata de innovar y crear empresarios y gerentes. El lla- los modelos organizacionales
continuamente nuevos pro- mado modelo “toyotista” la comunicación aparece
ductos y servicios, algo que mostró un tipo de organiza- siempre como un componen-
aparece como imprescindi- ción en que las personas tie- te clave. Las propuestas co-
bles en contextos fuertemen- nen un alto involucramiento inciden básicamente con la
te competitivos. “Compartir con la empresa, que abarca de los llamados “modelos si-
el poder” puede ser entonces en verdad la totalidad de su métricos de doble vía”
una de las salidas propuestas vida. Aunque el modelo no (Kunsch 1997). En este senti-
en términos organizacio- resultara repetible en otros do encontramos dos tipos
nales: contextos culturales, comen- básicos de líneas de acción
zaron a realizarse diversos propuestos:
“Por un lado tenemos que en esfuerzos para identificar la
el Consejo de Administración “misión” de cada organiza- Romper el aislamiento de los
somos ocho personas; por otro ción y unir en torno a ella al dirigentes. Aislamiento res-
lado tenemos que hay 9000 tra- conjunto de las personas que pecto a la base de su organi-
bajadores. El cerebro humano la integran. Demandan enton- zación y respecto al contex-
pesa 750 gramos; por lo tanto ces mucho más que su traba- to en que esta se mueve, as-
el del Consejo de Administra- jo a cambio de un salario: “re- pectos que suelen converger
ción pesa seis quilos y del lado claman su alma” (Mintzberg dado que es esa base la que
de los trabajadores hay casi 1990). Para ello quieren “cam- está en contacto concreto 83
siete toneladas. Si se pudiera biar el significado de los nego- con el exterior. Los dirigen-

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tes, parapetados tras sus es- tribu donde se transforma el empresa norteamericana
critorios, reciben informes saber día a día. Y el factor planteaba el problema en es-

La tribu posmoderna escritos que le dicen mal y


tarde lo que sucede en su or-
ganización y en el medio,
pero rara vez entran en con-
determinante en una tribu no
es la informática: la producti-
vidad viene de los participan-
tes, que comparten los mis-
tos términos:

“Los temas de la participación


no se restringen necesariamen-
tacto directo con ese medio mos valores». (Rolf Jensen, te a esos pocos asuntos que la
y “no pueden ver lo que está cit. en Vézina 1999). dirección considera de interés
pasando en la planta baja de directo y personal para los
su organización, allí donde los empleados. Un plan (partici-
productos son (se supone) fa- AHORRANDO EMPLEO, pativo) no puede mantenerse
bricados y los clientes atendi- DESPERDICIANDO por largo tiempo sin que sea
dos” (Mintzberg 1996). Se tra- TRABAJO reconocido por los empleados
ta entonces de romper barre- como manipulador o conduz-
ras, salir al “campo” y crear La decadencia del modelo ca a expectativas de una par-
o activar canales de comuni- taylor-fordista, la “era posin- ticipación más amplia y signi-
cación “ascendentes”, desde dustrial” y la “sociedad de la ficativa. ¿Por qué sólo nos pre-
la base hacia la dirección, información” parecieron guntan sobre planes para pin-
dado que lo habitual es que abrir perspectivas nuevas en tar la fábrica y no sobre la sus-
sólo funcionen los descen- el terreno organizacional. Y titución de ese viejo equi-
dentes, desde la dirección a sin duda hubo y hay cambios, pamiento o la reorganización
la base. pero parece que más ambi- del instrumental? Y una vez
guos, modestos y/o distintos que se ha demostrado (o que
Favorecer la comunicación de lo que se esperaba. El tema se cree haber demostrado) que
horizontal. Esto aparece espe- de la participación se ha con- se es competente en, por ejem-
cialmente importante en la vertido en una moda que ya plo, reordenar el local de tra-
búsqueda de la innovación. no parece pasajera en la lite- bajo, y cuando la participación
Facilitar al máximo el inter- ratura organizacional. Pero se ha convertido en una acti-
cambio parece condición in- basta mirar a nuestro alrede- vidad consciente y con apoyo
dispensable para activar la dor y preguntarnos cuántos oficial, los participantes pue-
creatividad. «Hacemos todo de nosotros trabajamos en o den muy bien querer pasar a
para que las personas se en- al menos conocemos organi- los temas de asignación de ta-
cuentren y se hablen» afirma zaciones que apliquen efecti- reas, distribución de recom-
un gerente de una empresa de vamente estos criterios para pensas e, incluso, selección de
diseño del Silicon Valley. Para darnos cuenta que, por el los responsables. En otras pa-
ello procuran que cada uni- momento y al menos por es- labras, el actual monopolio del
dad sea suficientemente pe- tas tierras, parece que se tra- control de la dirección puede
queña como para que todos ta fundamentalmente de “pro- llegar a ser, él mismo, objeto
puedan conocerse, priorizan greso manuscrito”. La reali- de discusión. (citado por
los espacios comunes más dad parece seguir mostrando Edwards, 1979).” Un objeto
que las oficinas individuales la persistencia de los mode- de discusión que se ha mos-
y el encuentro cara a cara en los jerárquicos y de la orga- trado poco dispuesto a
vez del teletrabajo (Vézina nización mecanicista: los in- serlo...
1999). tentos participativos son de-
masiado pequeños y poco ¿Vamos realmente -o estamos
Uniendo varias de las líneas consistentes, “fracasan” con ya- en un mundo sin centro ni
planteadas, algunos hablan demasiada facilidad, las jerar- jerarquías, como suele afir-
por ejemplo de «gestión tri- quías se asustan y prefieren mar el discurso posmoderno?
bal»: «hay que considerar la retroceder... Hace ya veinte “Si hay muchos dueños, ningu-
empresa moderna como una años un directivo de una gran no es un verdadero dueño. Si

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hay muchas verdades ninguna logías “que promuevan la mo- los individuos que la inte-
es la verdad última, autorita- vilización de las competencias gran, en tanto medio para lo-
ria”, dice Gianni Vattimo de los trabajadores” (Massera grar fines comunes, pero tam-
(1999). Pero tal vez el proble- 1998). bién menos que los indivi-
ma es que no se trata de la duos, en tanto les impone res-
verdad sino sólo de la efica- La organización posmoderna, tricciones. Ignorar esto hace
cia, como nos recuerda se dice, implica cambios pro- que la diferencias entre “em-
Lyotard (1987) “Lo que yo fundos frente a la organiza- presa moderna” y “posmo-
digo es más verdadero que lo ción jerárquica, burocrática y derna” terminen siendo prin-
que tú dices, porque con lo que mecanicista tradicional. Las cipalmente instrumentales.
yo digo puedo hacer más (ga- fronteras entre el adentro y el Los mecanismos de control
nar más tiempo, llegar más afuera tienden a difuminarse: social se han hecho más suti-
lejos) que con lo que tú dices”. tercerizaciones, alianzas y les, pero el principio de sub-
redes informáticas vuelven ordinación a la autoridad en
Las nuevas opciones tecnoló- borroso el límite con el con- el fondo no ha cambiado. Sólo
gicas disponibles facilitan la texto. A la estructura pira- que ahora se le ha agregado
flexibilidad... para hacer más midal-funcional se le presen- el “compromiso”, la energía
prescindible y remplazable la tan como alternativa estruc- psíquica volcada como nun-
mano de obra. Las redes faci- turas matriciales y en red. A ca antes a la organización y
litan la “interactividad”... y la rigidez y centralización, la que puede terminar queman-
potencian la vigilancia. La flexibilidad y la descentraliza- do a los individuos que se

G. Kaplún
descentralización puede ser ción. El trabajo es ahora una comprometen con ella
un nuevo modo de centralizar actividad y no tanto un lugar (Aubert 1991).
y el empowerment un nuevo específico con horarios rígi-
modo de hacer perder poder dos. Ya no se ofrece seguri- En ese contexto autonomía,
(Mintzberg 1996). Parecería dad en el empleo, sino “empowerment” y trabajo en
que, tal como algunos temían, “empleabilidad”. La unidad equipo pueden no ser más
los cambios van mayorita- de mando es sustituida por que “técnicas confirmatorias
riamente y en el “mejor” de dependencias múltiples. El del orden instituido antes que
los casos, en dirección a una control se internaliza y se valores determinantes de un
retaylorización informati- vuelve autocontrol. La inte- nuevo orden instituyente”. “En
zada, que acentúa el control gración y la polivalencia re- la medida en que no se modi-
en vez de la participación. emplazan la especialización y fique la apropiación del pro-
la división del trabajo. Ya no ducto del trabajo humano, en
No era -no es- la única opción. se piensa la organización la medida en que persistan y
En el modelo dominante cada como una máquina sino como se acentúen las diferencias
elección tecnológica, o cada un organismo vivo: frente al generadas por los actuales
uso específico de una nueva valor de la disciplina y la con- modos de distribución de la
tecnología, se justifica tanto servación se levantan los de riqueza, toda diferencia entre
o más en función de la preser- la creatividad y el cambio discurso moderno y posmo-
vación de poder que del au- (Schvarstein 1998). derno será de naturaleza mera-
mento de la productividad mente retórica.” (Schvarstein
(Fernández Enguita 1988). Y Pero... la relación entre indi- 1998). En todo caso estamos
luego todo consiste en que la viduo y organización perma- frente a “una modernidad
gente se adapte a la nueva nece. Se la sigue viendo y pro- radicalizada, una ilustración
tecnología, en que aprenda a poniendo como una relación ilustrada acerca de sí misma”
apretar correctamente los de complementariedad y ol- (Wellmer 1985). Al final resul-
botones sin moverse de su vidando que es también una ta que “ha pasado la época de
sitio, en lugar de generar, relación antagónica. Porque la represión física y manifies- 85
adoptar y desarrollar tecno- la organización es más que ta, pero estamos frente a una

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sociedad dual, que divide a los En este contexto a nuestro can, entre otras cosas, resol-
que están adentro del sistema juicio la moda del compromi- ver esta tensión.

La tribu posmoderna y quienes quedan afuera. En


ella, el desempleo estructural,
la concentración de la rique-
za y la exclusión de un núme-
so y la comunicación, la moda
“participacipacionista” en el
discurso empresarial, abren
una brecha ambigua pero útil
Sin embargo, al menos en
nuestro contexto empresa-
rial, tenemos la impresión,
ro cada vez mayor de perso- para empujar en una direc- que esta tensión tiende hoy a
nas inclinan tanto la balanza ción de cambio profundo, de agudizarse. En efecto, en la
del poder del lado de la orga- empoderamiento real. Mos- medida en que las organiza-
nización y del capital, como lo trar las contradicciones entre ciones se han vuelto más ex-
estuvo en los comienzos de la ese discurso y su práctica pertas en sonreír hacia afue-
Revolución Industrial”. Para habilita para proponer cohe- ra chirrían más las broncas
los excluidos ni se habla de au- rencia. Ello no garantiza su internas.
tonomía y participación: sólo cumplimiento, pero facilita
de autoempleo y preca- una discusión y legitima una Un ejemplo interesante tiene
rización. Y entre los incluidos posibilidad. que ver con la organización
cunde el terror al desempleo y del espacio. Como es sabido
se está dispuesto a aceptar re- Se abre entonces un camino muchas empresas están tiran-
ducciones salariales y condi- interesante para quienes se- do abajo los mostradores.
ciones de trabajo “flexibles”. guimos pensando que la par- Desde un “enfoque centrado
Aunque la literatura del ticipación implica el derecho en el cliente”, se trata de eli-
management “sigue erigiendo a decidir lo que realmente minar barreras y permitir una
a las organizaciones en pun- importa. Para trabajar en lo “atención personalizada.”
tas de lanza del cambio social, organizacional desde esta Nos tocó analizar uno de es-
en un intento (en el mejor de perspectiva crítico-transfor- tos casos en que, tras un com-
los casos reduccionista, en el madora una práctica útil es plejo trabajo de reingeniería,
peor de los casos ocultador) de salir a cazar paradojas orga- los mostradores habían sido
validar el orden social.” nizacionales, descubrir las sustituidos por escritorios,
(Schvarstein 1998). ineficiencias del eficientismo, separados a su vez por mam-
mostrar las contradicciones paras. De ese modo el cliente
En verdad el modelo “es muy entre discursos y prácticas. recibía atención “realmente
perverso desde el punto de vis- El terreno de la comunicación personalizada”, porque la
ta social pero también desde organizacional es particular- nueva disposición le garanti-
el punto de vista económico” mente fermental en este sen- zaba privacidad.
porque termina por afectar su tido. Veamos a continuación
valor más sagrado: la eficien- algunos ejemplos. Los clientes parecieron apre-
cia. “Busca economizar em- ciar en principio el cambio.
pleo y termina desperdiciando Pero internamente el males-
trabajo” (Massera 1998). Las LAS ANTEOJERAS tar fue intenso: la gente había
tercerizaciones empiezan a ORGANIZACIONALES perdido de vista, literalmen-
mostrar su costos ocultos en te a sus compañeros. Cada
pérdida de calidad (Massera Una de las tensiones conoci- uno había quedado aislado y
e Iturra 2000), al igual que la das en la práctica y en la lite- se sentía “como un caballo
polivalencia sin aumento de ratura sobre comunicación con anteojeras, para empujar
las competencias del trabaja- organizacional es la que exis- el carro para adelante y no
dor. Las organizaciones se lle- te entre comunicación inter- distraerse del trabajo”.
nan de paradojas, las prácti- na y externa. Términos como
cas y sus resultados entran “comunicación integrada” Un elemento interesante es
en contradicción con las teo- (Kunsch 1986) o “comunica- que, como era de espera, la
rías y los discursos. ción global” (Weil 1992), bus- propuesta de reingeniería ha

diálogos
de la comunicación
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cliente cliente cliente cliente

funcionario funcionario funcionario funcionario

blaba reiteradamente de “tra- Obviamente todo esto afectó EL FACTOR “C” Y EL AGUA
bajo en equipo”, al menos en también la sonrisa externa de DE LA BAÑERA
los papeles. Sin embargo nin- la organización... la atención al
gún paso práctico parecía ha- cliente que se quería mejorar. Un caso especial lo constitu-
berse dado en este sentido. (Tal vez al final el cliente sin- yen las cooperativas. En tan-
Las instancias informales de tiera que podía “elegir cual- to empresas que, al menos en

G. Kaplún
encuentro disminuyeron y quier color para su auto, siem- su origen, planteaban una al-
tampoco se habían estableci- pre que fuera negro”, como le ternativa a la de la empresa
do instancias formales: “Va- gustaba decir a Henry Ford). capitalista, podrían esperar-
mos a ver cuándo hacemos una se diferencias importantes en
reunión, lo que pasa es que an- Comunicación interna y exter- el modelo organizacional y
damos con mucho trabajo...” na quedaron desconectadas e comunicacional. Aunque esto
hicieron cortocircuito. Pensar es así en muchos casos, tam-
Entretanto las mamparas se con más detenimiento en am- bién suelen encontrarse fuer-
transformaron en el emblema bos aspectos y en su relación tes contradicciones entre dis-
de la reingeniería. Y por su tal vez hubiera permitido cursos y prácticas.
parte el sindicato empezó a idear una solución mejor... y
incluir entre sus consignas el más barata, como la siguien- Algunas de estas contradiccio-
“no a las mamparas”. te: nes parecen provenir de la

cliente cliente cliente cliente

funcionario funcionario funcionario funcionario

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evolución seguida en las últi- que ya sabían... y habían olvi- mienzo de la revolución in-
mas décadas por una parte dado. Es lo que, dentro del dustrial: los excluidos nece-

La tribu posmoderna importante del movimiento


cooperativo. Ante la necesi-
dad de sobrevivir en un am-
biente ideológicamente desfa-
propio movimiento cooperati-
vo algunos llaman el “factor
c”: la fuerza productiva que
“surge de la solidaridad, de la
sitan y buscan alternativas
frente a la expansión del ca-
pital y la ausencia del Esta-
do (Razeto 1998b).
vorable y agresivamente com- cooperación, de la asociación”.
petitivo, muchas cooperativas Es un factor que, se afirma tie- Pero en muchos casos la ideo-
tendieron a adoptar los mode- ne un valor económico y no logía cooperativa se había
los, consejos y recetas del sólo ético. Tanto que las em- transformado en una capara-
management dominante. presas capitalistas están hoy zón puesta sobre la empresa
“desesperadamente en busca sin incidir realmente en ella.
En algunos casos esto condu- del factor “c” (...) porque han Al advertirlo, en la búsqueda
jo a fracasos rotundos en el descubierto la fuerza que tiene de la eficiencia muchos termi-
plano estrictamente econó- (...) y les cuestas integrarlo en nan por tirar el niño junto con
mico, en otros casos pareció empresas donde el trabajo está el agua de la bañera, adoptan-
tener éxito, al menos en pri- subordinado, donde no se tie- do soluciones contradicto-
mera instancia. Pero en am- ne participación en las utilida- rias con su identidad y, por
bos aparecieron tensiones des, donde hay un sistema je- ello mismo, ineficaces en el
nuevas. Por ejemplo con el rárquico extremadamente ver- mediano o largo plazo (y mu-
surgimiento de una clase tical...”. Por el contrario, lo chas veces en el corto) (Pérez
managerial interna que actúa esencial al cooperativismo es 2000).
con criterios “profesionales” que el factor “C” se constitu-
en tensión con la dirigencia ye como organizador, estable- Por ejemplo nos tocó ver una
cooperativa y con los crite- ciendo entonces los objetivos cooperativa que había adop-
rios que le dieron origen. La mismos de la empresa. tado firmemente la idea de
“empresa” y la “cooperativa” (Razeto 1998a). que para producir cambios
empezaron a ser cosas productivos y organizacio-
crecientemente distintas y También puede rastrearse en nales había que distinguir ní-
distantes. Se habla incluso de el origen del cooperativismo tidamente entre quienes dise-
los comerciantes y los poe- otro elemento recurrente en ñan los proyectos y quienes
tas... Y ya se sabe, la poesía el discurso managerial: la los implementan. Es decir, la
no da de comer. La cobertura centralidad del cliente, la sa- tradicional distinción entre
de una “imagen cooperativa” tisfacción del cliente como planificadores y ejecutores,
suena crecientemente falsa a articulador de la estrategia tan lejos del discurso parti-
los ojos internos y también empresarial. En efecto, las cipativo, tan poco poten-
externos. cooperativas nacieron para ciador del “factor c”.
satisfacer las necesidades de
Cuando comienzan los proble- sus socios y esa es -debe ser- Por nuestra parte nos tocó
mas suelen aparecer también la medida de su eficacia proponer a esa cooperativa,
los consultores, con más rece- (Pérez 2000). a partir de una diagnóstico
tas y soluciones: reinge-niería, de comunicación interna, un
planificación estratégica, etc. Muchos de los fracasos de programa de acción con el si-
También están a disposición las empresas cooperativas guiente orden de priorida-
los discursos ya descriptos de se deben, afirman, al olvido des:
la participación, el compromi- de esta identidad originaria.
so y la comunicación. Y esto sucede precisamente 1. Crear/recuperar espacios
en momentos que tienen mu- de comunicación a nivel de
Lo curioso es que por esta vía cho en común con la coyun- equipos de trabajo en toda la
las cooperativas descubren lo tura que le dio origen, al co- organización, habilitando y

diálogos
de la comunicación
estimulando la planificación pación de todos en la gestión co fijo o la mesa colectiva”,
colectiva. y la “cultura del cliente inter- que obviamente no era sólo
no”. Pero la práctica cotidia- una propuesta de cambio de
2. Establecer a nivel central na parecía bastante distante mobiliario sino de cambio
una o varias vías de entrada de ello. E incluso la adopción pedagógico, del modelo fron-
muy receptivas y eficaces del criterio ya mencionado tal (Schiefelbein 1995 ) a una
para atender las demandas sobre el diseño y la imple- educación más dialógica.
desde los “bordes” de la or- mentación de los cambios
ganización.2 iba, a nuestro juicio, en la di- Ahora el cambio de mobilia-
rección contraria. rio comenzaba a implemen-
3. Ordenar y simplificar el flu- tarse: sillas y mesas modu-
jo de información interna, lares, que permitían armar
canalizando una profusa llu- LA MESA COLECTIVA grupos, círculos, etc. En al-
via de papeles en un único gunas aulas ya no se sabía
medio semanal convencional Para finalizar mencionemos donde era “adelante” y dón-
y/o electrónico. un caso de un ámbito orga- de “atrás”. Algunas maestras
nizacional “no empresarial”: el habían optado por colocar un
4. Producir una sola revista de la educación. El discurso pizarrón en cada lado... Pero
interna de buena calidad y no participativo tiene allí una lar- la inspectora detectaba el
varias publicaciones irregula- ga tradición, aunque la prác- malestar reinante. Consus-
res y de calidad despareja. tica educativa siga siendo pre- tanciada con la propuesta

G. Kaplún
dominantemente vertical y pedagógica implícita recono-
Nuestro enfoque priorizaba esencialmente autoritaria. cía que para las maestras es-
los espacios5 y procesos de taba siendo muy difícil imple-
comunicación y la construc- Sobre las dificultades para mentarla. Por carencias meto-
ción colectiva de proyectos, avanzar hacia una mayor co- dológicas y falta de herra-
subordinando a ellos la pro- herencia entre discurso y mientas para trabajar con
ducción de medios y la distri- práctica, vale la pena una bre- grupos, pero sobre todo por
bución de información. ve anécdota surgida en el cur- concepción pedagógico-
so de una investigación comunicacional: “Se quejan
Pero el orden de prioridades (Mañán, Kaplún et. all, 1992). de que ahora los niños se pa-
que, en los hechos, estable- san hablando. ¡Y es que para
ció la organización fue exac- Nos tocó en esa ocasión pre- eso lo hicimos!”
tamente el inverso al que pro- senciar un cambio de mobi-
pusimos. Es decir: lo prime- liario en escuelas primarias.
ro son los medios y la infor- Se trataba de abandonar el
mación. Afirmando en gene- tradicional pupitre escolar (el
ral que se compartía el orden “banco Varela”, en dudoso
de importancia, pero por ra- homenaje al impulsor de
zones prácticas era preferible nuestra educación pública),
empezar por lo último. en el cual la mesa de adelan-
te va unida al asiento de
1.Tomamos el término de
NOTAS

Estas “razones prácticas” atrás. La única disposición


Aubert y De Gaulejac (1993),
eran fuertes: abordar los pun- posible con este mobiliario es quienes hablan de un “capi-
tos 1 y 2 implicaba plantear- en filas: todos los niños miran
talismo managerial”, donde
se cambios fuertes en la or- a la maestra y ven la nuca de
la gestión aparece como un
ganización. En los hechos, y los compañeros. Hace ya mu- síntoma de la sociedad posmoderna.
no sólo en la teoría. Porque chos años el maestro urugua-
H. Mintzberg (1990) habla por su par-
el discurso oficial resaltaba el yo Julio Castro había escrito 89
te de la “era del management”, soste-
trabajo en equipo, la partici- un artículo titulado “El ban- nido sobre la idea de que un

88 89
management profesional es capaz de Kaplún, G (1999a) Comunicación Pérez, O. (2000) Las cooperativas, el
gestionar cualquier actividad. Hemos organizacional: la importancia de los niño y el agua de la bañera. En Rev.

La tribu posmoderna preferido management, en inglés, en


tanto parece incluir simultáneamen-
te la idea de gerencia, dirección y ges-
tión, lo que no ocurre en español.
bordes y las ventajas de agacharse.
Ponencia en Seminario Internacional
“Comunicar la instituciones”. Funds.
W. Benjamin y K. Adenauer, Buenos
Cooperacción Nº 8, Montevideo.

Razeto, L. (1998a) El factor “C” y la


economía de la solidaridad. COFAC.
Aires. Montevideo.
2. Nos referimos a las zonas más
ditantes de los centros jerárquicos y Kaplún G (1999b). Las metáforas de Razeto, L. (1998b) De la globalización
de decisión, que suelen ser a su vez la organización. En Rev. Relaciones Nº a la solidaridad. En Rev. Cooperacción
las que establecen contacto directo 187. Montevideo. Nº 1, Montevideo.
con los clientes. Para un desarrollo
de esta idea y de cómo trabajar con Kaplún G (2000) Dibujar la comunica- Schiefelbein, E. (1995) La reforma edu-
ella véase Kaplún 1999 y 2000 (Esta ción. En Rev. Relaciones Nº 189. Mon- cativa en América Latina y El Caribe:
ponencia retoma a su vez parte de tevideo. un programa de acción. Boletín del
esos trabajos y los amplía.) Proyecto Principal de Educación Nº
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diálogos de la comunicación

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