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SIMONE DE BEAUVOIR
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como siempre con la plata que larga en la peluquería podría pagarse una
mucama.
Se acabaron los bocinazos era preferible ese estruendo que escuchar
ese despelote en la calle; las puertas de los coches se golpean gritan se
ríen algunos cantan ya están en curda y arriba sigue el lío. Me enferman
tengo la boca pastosa esos dos granitos en el muslo me aterran. Me cuido
únicamente como productos dietéticos pero así y todo siempre hay
alguien que los toquetea con manos más o menos limpias la higiene no
existe en este mundo el aire es impuro no sólo a causa de los autos y de
las fábricas sino a causa de esos millones de bocas sucias que lo tragan y
lo vuelven a largar desde la mañana a la noche; cuando pienso que estoy
sumergida en sus alientos tengo ganas de huir al fondo de un desierto;
cómo conservarse un cuerpo limpio en un mundo tan asqueroso uno se
contamina por todos los poros de la piel y sin embargo yo era sana limpia
no quiero que me infecten. Si tuviera que meterme en cama ni uno se
molestaría para cuidarme. Puedo quedarme seca con mi pobre corazón
fatigado nadie sabría nada me da miedo. Detrás de la puerta encontrarán
una carroña apestaré me habré ensuciado encima las ratas me habrán
comido la nariz. Reventar sola vivir sola no no quiero. Necesito un hombre
quiero que Tristan vuelva porquería de mundo gritan se ríen y aquí estoy
yo muriéndome de pie; cuarenta y tres años es demasiado temprano es
injusto quiero vivir. La gran vida yo estaba hecha para eso: el convertible
el departamento los vestidos y todo lo demás. Florent largaba plata y
nada de comedia -salvo un poco en la cama cuando hace falta hace falta-
quería nada más que acostarse conmigo y exhibirme en las boites
elegantes yo era hermosa mi mejor época todas mis amigas reventaban
de envidia. Me hace mal recordar esa época nadie me saca más me
quedo plantada dejándome hacer encima. Estoy harta, estoy harta harta
harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta
harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta
harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta
harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta
harta harta harta harta harta harta harta harta harta.
Roñoso de Tristan quiero que me invite al restaurante al teatro se lo
exigiré yo no exijo lo que debería todo lo que sabe hacer es aparecerse
por aquí solo o con el chico me dedica grandes sonrisas maquilladas y al
cabo de una hora alza el vuelo. ¡Ni siquiera esta noche ni señales! ¡As-
queroso! Me duermo de aburrimiento lo que puedo llegar a aburrirme no
es humano. Si durmiera mataría el tiempo. Pero ese ruido afuera. Y se
burlan en mi cara: "Está sola." Ya se les va a cuajar la risa cuando Tristan
vuelva a mí. Volverá lo forzaré a volver. Iré otra vez a los modistos daré
fiestas cocktails publicarán mi foto en Vogue con un gran escote mi busto
no tiene nada que temer. "¿Viste la foto de Murielle?" Les dará una linda
patada en el hígado y Francis les contará nuestras salidas al zoológico al
circo al parque de diversiones lo trataré bien les haré tragarse sus
calumnias y mentiras. ¡Qué odio! Lúcida demasiado lúcida. A ellos no les
gusta que uno vea claro; y soy de veras yo no sigo el juego yo arranco las
caretas. No me lo perdonan. Una madre celosa de su hija uno ha visto de
todo. Me arrojó en los brazos de Albert para deshacerse de mí por otros
motivos también no no quiero creerlo. Qué roña haberme empujado a ese
casamiento yo tan apasionada y él tan estirado burgués el corazón frío el
sexo como un tallarín. Yo hubiera sabido cuál era el hombre que le
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convenía a Sylvie. Yo la tenía con mano firme sí era firme pero era tierna
siempre lista a charlar con ella yo quería ser su amiga y habría besado las
manos de mi madre si se hubiera conducido conmigo así. ¡Pero qué
carácter ingrato! Está muerta ¿y qué? Los muertos no son santos. Ella no
cooperaba no me contaba nada. Había alguien en su vida un muchacho o
a lo mejor una chica esta generación es tan torcida vaya uno a saber.
Pero se cuidaba bien. Ni una carta en sus cajones y los dos últimos años ni
una página de diario; si seguía redactándolo se cuidaba regiamente bien y
ni siquiera después de su muerte encontré nada. Furiosa porque yo
cumplía con mis deberes de madre. Yo egoísta mi interés cuando se fugó
hubiera sido dejársela a su padre. Sin ella me quedaba una oportunidad
de rehacer mi vida. Fue por su bien que me negué. A Christine con sus
tres chanchitos le hubiera venido bien una chica grande de quince años a
la que le hubiera encajado todos los trabajos pobrecita no se daba cuenta
esa crisis de nervios que simuló delante de la poli... Claro, la poli. Seguro
que iba a molestarme. No fue inventada para los perros la policía. ¡Albert
ofreciéndome dinero para que yo renunciara a Sylvie! Siempre plata si
podrán ser bajos los hombres creen que todo puede comprarse para
empezar con su dinero no tenía nada que hacer eran chauchas al lado de
lo que me larga Tristan. Y ni siquiera en la mala hubiera vendido a mi hija.
"Déjala ir, esa chica no te da más que preocupaciones" me decía Dédé.
Ella no comprende lo que es una madre jamás ha pensado más que en
sus placeres. Pero uno no puede recibir siempre hay que saber también
dar. Yo tenía mucho para dar a Sylvie hubiera hecho de ella una chica
bien; y no le exigía nada. Yo era toda devoción. ¡Qué ingratitud! Era
normal que yo pidiera ayuda a esa profesora. Según su diario Sylvie la
adoraba y yo pensé que se callaría la boca esa sucia intelectual de
pacotilla. Sin duda que entre ellas había mucho más de lo que yo
imaginaba he sido siempre tan cándida jamás veo el mal esas cerebrales
son todas homosexuales. Las griterías de Sylvie después de eso y mi
madre que me declara por teléfono que no tengo derecho a inmiscuirme
en las amistades de mi hija. Dijo la palabra textual inmiscuirme. "Ah por
eso tú no te inmiscuías. Y te ruego no empezar." Así de seco. Y colgué. Mi
propia madre es contra natura. Sylvie hubiera terminado por darse
cuenta. Ésa es una de las cosas que me atormentaban en el cementerio.
Me decía: "Un poco más tarde me hubiera dado la razón." Qué recuerdo
espantoso el cielo azul todas esas flores Albert en lágrimas delante de
todo el mundo uno guarda las formas por Dios. Yo las guardé y sin
embargo sabía que de ese golpe jamás levantaría cabeza. Era a mí a
quien enterraban. Estoy enterrada. Todos se han coaligado para
hundirme. Ni siquiera esta noche ni señales de vida. Saben bien que las
noches de fiesta cuando todo el mundo se divierte traga y fornica los
solitarios los enlutados tienen el suicidio fácil. Les vendría regio que yo
desapareciera por mucho que me hayan relegado soy una espina en sus
calzoncillos. ¡Ah no! no les daré ese placer. Quiero vivir quiero revivir.
Tristan volverá a mí me harán justicia saldré de toda esta mierda. Si le
hablara ahora me sentiría mejor quizá podría dormir. Debe de estar en su
casa es de los que se acuestan temprano, se cuida. Ser calma amistosa
no hacerle frente si no mi noche está lista.
No contesta. No está o no quiere contestar. Interceptó la campanilla
no quiere escucharme. Me juzgan me condenan y nadie me escucha.
Jamás castigué a Sylvie sin haberla escuchado era ella la que se cerraba
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