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EL RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS LINGÜÍSTICOS

EN LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y LA PUESTA EN MARCHA


DEL BILINGÜISMO EN LOS JUZGADOS COMUNALES
¿UTOPÍA LINGÜÍSTICA O PROBLEMA JURISDICCIONAL EN
EL PERÚ?

Por Franco Zavaleta Tejedo

RESUMEN

E l presente articulo, más que darnos una mirada legal acerca de


la problemática lingüística en el Perú, pretende marcar una
reflexión acerca del abandono social y jurisdiccional por el que
actualmente pasan las denominadas lenguas amerindias en el país,
incidiendo, por ende, en que el reconocimiento de los derechos
lingüísticos y la ejecución de un programa de bilingüismo en los
juzgados de las distintos regiones del país parten por una toma de
conciencia social sobre nuestra identidad nacional y los rumbos que
deben tomar las diversas culturas que forman parte de nuestra
nación.

BASE LEGAL PARA EL RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS


LINGÜÍSTICOS EN LOS PUEBLOS INDÍGENAS

La Constitución Política del Perú en el articulo 48 señala que “son


idiomas oficiales el castellano y, en las zonas donde predominan, también lo
son el quechua, el aymara y las demás lenguas aborígenes, según la ley”.
Dicho de esta manera, el Estado partiría por una elemental protección y
amparo de las diversas lenguas del país; pero en la práctica, la actitud

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política y jurisdiccional no aplica dicha ley, y más bien abandona todo tipo de
esperanza sobre un correcto uso y derecho de las lenguas amerindias.
Partiendo del amparo constitucional, el reconocimiento de la lengua
materna parte desde cuatro puntos legales:
a) La consagración del uso de una o más lenguas como manifestación
válida de los actos jurídicamente relevantes, existiendo una lengua
oficial y otras minoritarias, pero que igual son oficiales dentro de su
ámbito.
b) La protección del idioma como una manera de reafirmación de la
identidad de una persona perteneciente a una cultura o nación
determinada; en otras palabras, hablamos de la defensa y el respeto
a una identidad étnica, basada en la lengua hablada.
c) El reconocimiento a un sujeto de pertenecer a una minoría a la cual
el ordenamiento estatal concede un estatuto jurídico.
d) El idioma como un bien y patrimonio cultural que debe protegerse.

En consonancia con lo anterior, existen factores legales


determinantes y fundamentales para la protección de las diversas lenguas
amerindias (que llamaremos minoritarias), pero que en la práctica no
conceden opción al desarrollo lingüístico.
Las sociedades y estados modernos determinan un criterio asimétrico
en lo que tiene que ver con el uso y la cantidad directamente proporcional,
según las necesidades que las poblaciones mayoritarias requieran. En este
caso, con la lengua, en un país donde es mayoritario el uso del castellano
pareciera que las demás lenguas quedaran en el olvido, ya que ellas no son
ni difundidas ni utilizadas por los diferentes agentes estatales y, por
consiguiente, se genera el paulatino abandono de los hablantes nativos de
esa lengua por utilizar la lengua mayoritaria ya que esta última cuenta con
una aceptación estatal y social.
El Estado al ejercer esta política lingüística cae en una violación a un
derecho humano fundamental, el cual formula la no discriminación y el trato
igualitario, ya que las lenguas habladas por los diversos grupos étnicos son
expresiones concretas de la libertad de pensamiento, y el uso de una lengua

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constituye un especifico medio de expresión que debe gozar de un
determinado uso de privilegios y oportunidades tanto sociales como políticas
y culturales.
Visto desde este punto, derivado directamente de los derechos
humanos y constitucionales, pasemos a la realidad jurídica que se practica
en las diversas regiones del país.
El artículo 2, inciso 19, párrafo segundo de la Constitución Política del
Perú señala a la letra que “Todo peruano tiene derecho a usar su propio
idioma ante cualquier autoridad mediante un intérprete“, ahora bien, en la
administración publica esto cae en un vacío, ya que en las diversas
jurisdicciones publicas no se cuenta con los denominados intérpretes de las
diversas lenguas que se hablan en la zona; es más, cabe señalar que, de
por sí, todo el manejo de la administración estatal se desarrolla con el uso
exclusivo del castellano. Podemos notar que en esta situación se vulneran
diversos derechos en la persona. Debemos tratar de entender lo difícil e
incómodo que significa para una persona de una comunidad campesina
acudir por un problema determinado a exponer un caso o violación de un
derecho ante una fiscalía o juzgado de paz. Por lo general, este hablante no
goza de una educación secundaria o, incluso, de una primaria completa;
utiliza una estructura gramatical diferente a la del castellano o, en su
defecto, es hablante incipiente de dicha lengua mayoritaria, en la cual las
terminologías jurídicas y cotidianidad lingüística provocan que el hablante de
la lengua aborigen se sienta impotente de poder expresar libremente y con
la decodificación apropiada el caso que lo hace asistir a dicha jurisdicción.
Estos actos que ocurren diariamente en las diversas regiones del
Perú vulneran diversos derechos universales. Para empezar, conducen a
una violación del derecho de pensamiento, ya que el uso de una lengua
constituye un medio de expresión; al neutralizar este derecho de manera
directa o indirecta, también se consigue que se viole el derecho a la libertad,
que guarda una relación estrecha con el principio de igualdad, y en una
sociedad democrática la no igualdad se traduce en discriminación, en este
caso por ser hablante minoritario de una lengua ajena al castellano.

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Pero no solo se está hablando de discriminación, ya que sería
conducir este problema, exclusivamente, a una de las tantas aristas que lo
rodea. Visto desde un punto más amplio, también son afectados el concepto
de democracia, sociedad, política nacional y el concepto propio de nación
pluricultural que deberíamos tener. Al no tener una jurisdicción que solucione
un aspecto tan fundamental como la libertad de expresión mediante el uso
de la lengua hablada por un ciudadano, se infiere que el mismo sistema
estatal no considera a las masas minoritarias que no solo encierran una
lengua, sino una tradición, un legado cultural y patrimonial que pertenece a
nuestra nación.
Hablando desde un enfoque sociolingüístico, cuando en una sociedad
determinada una lengua no se desarrolla o expande por alguna
circunstancia y en su lugar existe otra lengua de más aceptación, los
hablantes en cuestión van abandonando su lengua materna para
acondicionarse a la sociedad que impone un modelo lingüístico determinado;
al hacer esto se elimina poco a poco todo un legado cultural conservado por
siglos, ya que dicho legado no es de uso beneficioso para sus hablantes y
su abandono constituye para ellos su desarrollo y aceptación social.
El derecho a la identidad lingüística, étnica y cultural y su protección
garantiza a las diversas culturas espacios de autonomía, estos espacios
pueden ser de diversos tipos.
La autonomía como persona, ya que toda persona tiene derecho a
su propia identidad tanto étnica y cultural como lingüística, y el Estado es un
medio que debe proporcionar las medidas pertinentes para salvaguardar
este derecho.
Autonomía cultural, la característica de la etnia como una
agrupación humana implica una responsabilidad estatal en acondicionar las
medidas necesarias para que puedan expresar su propia manera de
entender y relacionarse con su entorno.
Por otro lado, si hablamos de una discriminación, debemos repeler
dicho acto con la difusión y enseñanza sistemática de dichas lenguas. La
Constitución Política en el artículo 17 fomenta la educación bilingüe e
intercultural de cada zona; de esta manera se lograría difundir las

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manifestaciones culturales y lingüísticas promoviendo la integración
nacional.
Autonomía territorial, la Constitución Política de 1993 establece en
el articulo 147 que las autoridades de las comunidades campesinas y
nativas con el apoyo de rondas campesinas puedan efectuar las funciones
jurisdiccionales dentro de un ámbito territorial de conformidad con el
derecho consuetudinario, siempre y cuando no violen los derechos
fundamentales de la persona.
En este aspecto, la ley no debe ser un diploma decorativo para la
valoración de una lengua, sino todo un aparato sistemático, para difundir y
proteger la integridad de dicho legado cultural.

LA PUESTA EN MARCHA DEL BILINGÜISMO EN LOS JUZGADOS


COMUNALES

Quedando establecido que la no utilización de las lenguas amerindias en


los diversos juzgados comunales y organismos públicos del estado
constituye una violación a múltiples derechos humanos y atenta con el
patrimonio lingüístico y cultural de nuestra nación, se expondrán algunas
recomendaciones para poner en marcha la incorporación de métodos que
ayuden al desenvolviendo de los hablantes de lenguas aborígenes en los
diversos órganos jurisdiccionales.

1. Siendo la carrera legal un oficio de bienestar y ayuda social, y


teniendo como cuna de origen académico las diferentes
universidades del país, es necesario que se impartan cursos de
enseñanza básica de lenguas aborígenes y de derecho intercultural,
tanto en las áreas de pregrado como es las diversas maestrías de la
carrera de leyes; de la misma manera, brindar capacitaciones de
manera obligatoria a los abogados, jueces y magistrados que laboren
in situ o sean enviados a los diversos puntos del país, preparándolos
en el uso de la lengua materna de esa comunidad. Esta medida
también debe ser impartida a los trabajadores y agentes estatales que

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laboren en los juzgados comunales, esto implica peritos, secretarias
policías etc., ya que ellos se ven también involucrados en la ayuda
asistencial de los pobladores de la comunidad.
2. La educación bilingüe e intercultural que practica el Ministerio de
Educación debe ir respaldada por una formación en los estudios
iniciales del curso de Educación Cívica, en el cual el estudiante
aprenda el valor de su lengua y cómo ésta debe desenvolverse en el
ámbito jurídico.
3. La creación de manuales informativos a la comunidad acerca de los
procedimientos legales de rutina ante la violación de un derecho, con
el fin que el poblador se encuentre informado y sepa que en las
jurisdicciones existe una persona que entiende su lengua y
comprende sus problemas y necesidades.
4. Dar prioridad a los jueces, magistrados y abogados que tengan una
lengua indígena materna o hayan estudiado dicha lengua, con el fin
de poder ser enviados a los lugares en los cuales existan hablantes
de su misma lengua aprendida.
5. Promocionar y difundir la lengua amerindia en las diversas
jurisdicciones como forma de aceptación social, y como requisito
valido para la sustentación de un caso determinado.
6. Los medios de comunicación estatales están especialmente
comprometidos para difundir programas en idiomas diferentes del
castellano para potenciar su aprendizaje según sea la lengua
hablada en una determinada región.
7. En los casos de analfabetismo por parte del hablante de la lengua
amerindia sobre como se escriba su nombre o algún requisito
adicional en castellano, éste debe ser respaldado por un traductor o
asistente, y en el caso que sepa escribir en su lengua que dicha
escritura sea válida para cualquier tramitación legal.
8. Los ciudadanos podrán dirigirse a los jueces para ser amparados en
el ejercicio de sus derechos lingüísticos reconocidos por esta Ley.
9. Todo el mundo puede dirigirse a los juzgados y a los tribunales para
obtener la protección judicial del derecho a utilizar su lengua.

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CONCLUSIÓN

El Estado como ente protector de los derechos de la ciudadanía debe,


por ley general, suministrar los medios necesarios para que una persona no
sufra ninguna violación a sus derechos, lo cual podría ocasionar daños
serios tanto en su integridad psicológica como cultural. El correcto uso del
derecho como medio de ejercer justicia equitativamente responde
esencialmente a la igualdad y éste al principio universal de libertad, el cual
con un uso adecuado solucionaría el presente problema jurisdiccional, y
conservaría incólume el desarrollo lingüístico y la integridad de las diversas
culturas del Perú.

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