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Dios utiliza aun a personas que no le conocen para realizar su obra, este es el caso del rey Ciro
de Persia, del cual Isaías ya había profetizado (Is 44:28).
Sin embargo cuado selecciona a su gente nos encontramos con hombres como Zorobabel, Esdras
y Nehemías que enfrentándose a dificultades luchan contra ellas para realizar la misión que Dios
les ha encomendado. En este estudio vamos a ver la vidas de uno de estos hombres: Nehemías,
los problemas a los que se enfrentó, y lo más importante, la forma en que actuó para llegar a su
meta.
La historia empieza cuando Dios, cumpliendo con la profecía del profeta Jeremías (Jer 29:10),
pone en el corazón y en la mente de su pueblo que se encontraba exiliado en Babilonia, el deseo
de regresar a su tierra. Así con la ayuda del rey Ciro, inicia la aventura. Algunos deciden regresar,
otros deciden apoyar a los que regresan.
Los primeros que regresan al mando de Zorobabel fueron alrededor de 49,907 personas (Esd
2:64). No era un grupo muy grande, pero fue el primero que se animó a salir y cumplir con el
deseo que Dios había puesto en su corazón. 
Todo el pueblo que había regresado estaba unido, era como un solo hombre, así que después de
establecerse, lo primero que hicieron fue edificar el altar de Dios, para ofrecer holocaustos. Esto lo
hicieron principalmente porque tenían miedo de los pueblos vecinos y querían el favor de Jehová.
Y conforme con la voluntad del rey Ciro empezaron con la construcción del templo. En la
construcción del templo surgieron conflictos, pero solamente nos enfocaremos en las situaciones
vividas por Nehemías
Aproximadamente 58 años después, ocurrió el segundo regreso, esta vez dirigido por Esdras.
Esdras pertenecía a la línea sacerdotal, había consagrado su vida a copiar y enseñar las
Escrituras. El trabajo de Esdras se enfocó en poner una especial atención en la Ley de Moisés,
dando mucho énfasis a su estudio.
Muchos consideran las reformas de Esdras como drásticas, ya que se apegó cien por ciento a lo
que decía la Ley, cosa que en su momento fue necesaria para separar al pueblo de Dios de la
idolatría que ahogaba a los demás pueblos y generar su identidad nacional. 
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El Libro de Nehemías contiene la historia de los judíos que regresaron a Judá después de la
cautividad Babilónica. Este alto funcionario en la corte persa de Artajerjes pidió el gobierno de
Judá, para poder reconstruir los muros de Jerusalén. Llegó a Judá cerca del 446 a.C., casi 100
años después de que el primer grupo de exiliados había regresado. Nehemías despertó el
entusiasmo de los judíos por el proyecto, firmemente resistió la oposición de gentes vecinas, y vio
la ciudad santa otra vez rodeada por los muros. Con la ayuda de Esdras, Nehemías también
implementó leyes del Antiguo testamento que la comunidad ignoraba.
   
Como copero del rey, Nehemías (un judío) mantenía una alta posición en la corte. Él estaba
próximo al rey y podría compartir su confianza. Pero Nehemías no se olvidó de su pueblo, y
preguntó acerca de Jerusalén. Las noticias eran inquietantes: El remanente sufría vergüenza, los
muros estaban destruidos, y las puertas quemadas. En lugar de ser una ciudad de orgullo y gloria,
era una ciudad de vergüenza y reproche.
Nehemías sintió inmediatamente carga por su ciudad. El hecho que él estaba a más de 1150 km
de distancia no hacía diferencia; ni tuvo importancia que él disfrutaba lujo y prestigio en el palacio
del rey. Él no dijo, "¡El aprieto en que se encuentra la ciudad no es mi culpa!" Por el contrario,
inmediatamente su corazón fue tocado y él quiso hacer algo para salvar a su ciudad. Por cuatro
meses (de diciembre a abril) él lloró y oró.
Nehemías era un hombre de oración. ¡El libro comienza y acaba con oración! Él oró noche y día,
así de agobiado estaba por la ciudad. Nehemías confesó sus pecados y los pecados de su gente
(al igual que lo hizo Daniel). Él también le recordó al Señor Sus promesas y entonces se ofreció a
ser el siervo de Dios para hacer algo respecto al aprieto de Jerusalén. "¡Aquí estoy yo, Señor,
envíame!"
     
Cuatro meses pasaron en los que Nehemías esperó para acercarse al rey. "El que creyere, no se
apresure", dice Is 28:16. Ciertamente, la fe y la paciencia van juntos (Heb 6:12). Pero Nehemías
tuvo en mente un plan, dado a él por El Señor, y sabía precisamente qué a hacer cuando fuera la
hora correcta.
Nadie debía acercarse ante el rey con tristeza o con malas noticias, pero la carga en el corazón de
Nehemías se revelaba en su cara. Él era un hombre de pesares, y el rey lo advirtió. Entonces él le
dijo al rey todo. Él sabía que Dios abriría camino. Así es que Nehemías le dijo al rey su plan, lo
que tardaría realizarlo y una lista de las cosas que necesitaría para hacer la tarea.
      
Le tomó tres meses a Nehemías llegar a la ciudad, y llegó como gobernador, no como un criado.
Era un hombre paciente, ya que esperó 3 días antes de tomar cualquier decisión. Los enemigos
observaban y Nehemías tuvo que ser sabio y cuidadoso. Más tarde él descubriría que algunos de
los nobles de Judá estaban aliados con Tobías, el enemigo de los judíos. De noche investigaba la
situación, sin decir nada. Él estaba despierto cuando los otros estaban descansando o dormidos.
Él vio más acerca de la situación en la noche, que lo que los otros podían ver a la luz.
Nehemías no creía en un ministerio de un solo hombre; desafió a los líderes del remanente a que
trabajasen con él (no para él) en reparar los muros. ¿El motivo? "Que ya no seamos un reproche".
Él estaba preocupado por la gloria de Dios así como también por el bien de la nación. Nehemías
les mostró la necesidad, perfiló la tarea, y les aseguró la bendición de Dios. Inmediatamente la
oposición fue incitada (como siempre sucede), pero Nehemías supo que El dedo de Dios estaba
con él y su trabajo.
      
El trabajo fue organizado y dirigido, con los líderes espirituales tomando la delantera y la gente
cooperando. Dios tomó en cuenta a cada trabajador y escribió sus nombres en el libro. Cada uno
tuvo un área específica de responsabilidad. Nadie puede hacerlo todo, pero toda persona puede
hacer algo. Por supuesto, nunca se tendrá cooperación al cien por ciento; algunos de los nobles
se rehusaron a participar.
Qué variedad de trabajadores: sacerdotes, gobernantes, mujeres, artesanos, y aun los judíos de
otras ciudades. Algunos estuvieron dispuestos a trabajar extra. Algunos hicieron el trabajo en
casa, y ahí es donde el servicio cristiano debe comenzar. Algunos trabajadores fueron los únicos
de sus familias, y algunos otros fueron más entusiastas que los demás. Comparando con Esdras
10:31 algunos anteriores desertores tomaron parte en el trabajo. 
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Hay una lección espiritual definitiva en cada uno de estas puertas. La puerta de las Ovejas nos
recuerda el sacrificio de Cristo en la cruz (Juan 10). Ésta fue la primera puerta reparada, porque
sin el sacrificio, no hay salvación. La puerta de ovejas no tuvo cerraduras o barras, pues la puerta
de salvación está siempre abierta para el pecador. Ésta es la única puerta que fue santificada,
distinguiéndola como una puerta especial.
La puerta del Pescado nos recuerda acerca de ganar almas, siendo "pescadores de hombres" (Mr
1:17).
La puerta Vieja habla de los antiguos caminos y las antiguas verdades de la Palabra de Dios (Jer.
6:16 y 18:15). La gente del mundo anda siempre buscando "algo nuevo" (Hch 17:21), y se rehúsan
a volver a las verdades básicas que realmente funcionan.
La puerta del Valle nos recuerda la humildad ante el Señor. En Filipenses 2, vemos a Cristo
descender de las glorias de cielo al valle de la limitación humana y aun muerte. No disfrutamos el
valle, pero a menudo Dios nos debe llevar allí para traer una bendición para nuestras vidas.
La puerta del Muladar, ésta es la puerta a través de la cual los desperdicios y la basura de la
ciudad se sacaban. ¡Imagine qué difícil sería reparar una puerta en tal lugar! Ciertamente esto nos
habla de la purificación de nuestras vidas (2 Cor. 7:1; Is 1:16-17). Más tarde algunos de los judíos
se quejarían del escombro.
La puerta de la Fuente ilustra el ministerio del Espíritu Santo (Jn 7:37-39). Es interesante notar el
orden de estas puertas: Primero, está la humildad (la puerta del Valle), entonces la purificación (la
puerta del Muladar), y entonces la llenura del Espíritu (la puerta de la Fuente).
La puerta de las Aguas habla de la Palabra de Dios, la cual limpia al creyente (Ef 5:26; Sal 119:9).
Esta es la séptima puerta mencionada, y el siete es el número bíblico de la perfección: la perfecta
Palabra de Dios. ¡Esta puerta no necesitó reparaciones! 
La puerta de los caballos presenta la idea de guerra. Ciertamente hay batallas en la vida cristiana,
y debemos estar listos para pelear.
La puerta Oriental marca la idea de la segunda venida de Jesucristo (Mt 24:27). En Ezequiel
10:16-22, el profeta vio la gloria de Dios salir del templo por la puerta del este; pero más tarde
(43:1-5) vio la gloria de Dios regresar "por la vía de la puerta que daba al oriente."
La puerta de Juicio habla del juicio de Dios. La palabra hebrea original significa "citatorio,
comparecencia, reclutamiento". Conlleva la idea de tropas presentándose para la revista.
Ciertamente Dios va a llamar todas las almas a juicio un día.
Al repasar estas puertas y su orden, se puede ver el esbozo del cuadro completo de la vida
cristiana, desde la puerta de las Ovejas (la salvación) hasta el juicio final. ¡Gracias a Dios que el
cristiano nunca tendrá que enfrentar un juicio por sus pecados! (Jn 5:24, Ro 8:1-2). 
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Donde quiera que la gente de Dios comienza a hacer la obra de Dios, habrá oposición. Un obrero
de fe débil abandonará la tarea, pero una persona con resolución y confianza vencerá a la
oposición y terminará la tarea. Nehemías fue tal persona.
La gente de Dios siempre tiene enemigos. En este caso, fueron Sanbalat, un funcionario público
en Samaria; Tobías, el amonita; y Gesem de Arabia, quién es también llamado Gasmu (6:1, 6).
Estos tres hombres malvados no pertenecían a la nación de Israel; de hecho, los Amonitas eran
definitivamente enemigos de los judíos (Dt 23:3-4). Su primer arma fue el ridículo; se burlaron de
los "débiles judíos" abiertamente ante los líderes de Samaria. Satanás es un burlador (Lc 22:63;
23:35-37). El ridículo es un dispositivo usado por gente ignorante que está llena de celos. Ellos se
burlaron de la gente ("débiles judíos"), el plan ("¿Acabarán en un día?"), y los materiales
("¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?"). ¿Cómo les
respondió Nehemías? ¡Él oró a su Dios! Su preocupación fue sólo por la gloria de Dios y el
testimonio de la nación, así es que no hay venganza personal en su oración. La gente trabajaba a
la vez que oraba, pues la oración no es substituto para el trabajo. A Satanás le habría gustado ver
a Nehemías dejar el muro y enredarse en una disputa con Sanbalat, pero Nehemías no cayó en la
trampa de Satanás. Nunca permitas que el ridículo detenga tu ministerio; "Lléveselo al Señor en
oración " y sigue trabajando. 
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Lo que no puede lograr Satanás con el engaño trata de hacerlo por la fuerza. Sanbalat, Tobías, los
árabes, los amonitas y los de Asdod, conjuraron contra los judíos. Es asombroso cómo el diablo
no tiene escasez de mano de obra (Hay dos enemigos en 2:10, tres en 2:19, y una multitud entera
en 4:7). Pero si Dios está con nosotros, entonces ¿quién puede ir en contra nuestra? ¿Cómo
confrontó Nehemías este nuevo ataque? Él oró y puso guardia de día y de noche. Nehemías no
dependió solamente de la oración; también actuó, poniendo guardia. 
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La batalla se mueve ahora de afuera de la ciudad al interior. Satanás siguió este mismo método en
Hechos 5-6 cuando usó a Ananias y Safira y a las viudas quejosas dentro de la comunión de la
iglesia. Él también usó a Judas en las filas interiores de los apóstoles.
Qué desalentados estaban los trabajadores, con toda ese escombro dentro de la ciudad y el
peligro acechando fuera. ¿Por qué se quejó la tribu de Judá? Quizá porque estaban en secreto en
liga con Sanbalat (6:17). Cuando dijeron, "no somos capaces", realmente estaban dándole la
razón a los enemigo. El desánimo y quejarse pone obstáculos al trabajo de Dios. Nehemías no
puso demasiado atención a sus quejas; él se mantuvo construyendo, observando, y orando. 
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El miedo y la fe nunca pueden estar juntos. Había un rumor que el enemigo había difundido en
relación a que sus ejércitos pronto invadirían Jerusalén. Los judíos que vivían fuera de la ciudad
oyeron ese reporte y se lo llevaron a Nehemías hasta diez veces. ¡Qué persistentes pueden ser
los trabajadores de Satanás! Finalmente, Nehemías colocó la guardia en los muros y animó a la
gente a que no tuviera miedo. Sin embargo, el trabajo se detuvo (4:13-15) exactamente como el
enemigo quería. Nehemías vio la locura de este plan, así es que puso nuevamente a los hombres
a trabajar, un arma en una mano y una herramienta en la otra. También colocó una guardia
especial con trompetas, pero no permitió que el trabajo se detuviera. Estos judíos son ejemplos de
como debe ser un trabajador cristiano: Estaban con ánimo de trabajar (4:6), tenían un corazón
para orar (4:9), un ojo para observar (4:9), y un oído para oír (4:20). 
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Hubo grandes cargas económicas en los judíos, no sólo por el hambre (Hageo 1:7-11), sino
también por los impuestos y los tributos. Los judíos estaban siendo robados por su propia gente a
través de hipotecas y servidumbre. ¿Cómo actuó Nehemías en esta crisis? Primero, se enojó
porque su gente estuviera en tal declinación espiritual que se estuvieran robando el uno al otro. Él
no lo vio no como un problema económico, sino como un problema espiritual. Consultó su corazón
y ciertamente pidió a Dios sabiduría. Entonces reprendió a la gente, recordándoles acerca de la
bondad de Dios para su nación. "Hemos sido dejados en libertad por El Señor, ¿ahora meterá el
uno al otro en esclavitud otra vez?" Él apeló a las Leyes del Antiguo Testamento para que se
restituyan las ganancias mal adquiridas (Ex 22:25). ¡Cómo disfrutó el enemigo ver a los judíos
robarse el uno al otro (5:9)! Nehemías también apeló a su buen ejemplo como líder (v. 10). ¡La
gente juró obedecer la Palabra, y lo hicieron!
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La gente volvió al trabajo, y así también lo hizo el enemigo. Esta vez Sanbalat y sus hombres
apuntaron sus ataques hacia Nehemías, la cabeza. Mucha de la gente nunca se percata de las
tentaciones y las pruebas que enfrentan los siervos de Dios día tras día. El liderazgo espiritual es
una cosa costosa. Sanbalat invitó a Nehemías a una reunión amigable en la llanura de Ono, pero
Nehemías se rehusó a ir. Los siervos de Dios apartados no se atreven a caminar "en el consejo
del impío" (Sal 1:1). Tenga cuidado de las sonrisas del enemigo, pues Satanás es más peligroso
cuando parece ser su amigo que en cualquier otro tiempo. Cuatro invitaciones vinieron y
Nehemías las rehusó todas. "¡ Hago una gran obra y no puedo ir!" Quédate en el lugar de trabajo
cuando Satanás te invita a que abandones la tarea, y Dios te bendecirá. 
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La quinta vez que vino el mensajero, trajo una "carta abierta" llena de acusaciones calumniosas en
contra de Nehemías y su gente. "Se ha oído"... es una de las armas del diablo. "Dicen " o " he
oído" son frases que generalmente preceden chismes y mentiras. Nehemías inmediatamente
expuso las mentiras de la así llamada "carta abierta". Su vida y su carácter refutaron cada mentira
en la carta. El enemigo se ofreció a trabajar con los judíos (1-4); aquí (5-9), el enemigo quiso
difamar el nombre de Nehemías. Nehemías otra vez oró por que Dios prevaleciera. Los siervos de
Dios no pueden evitar lo que dice la gente acerca de ellos, pero pueden determinar qué tipo de
carácter y testimonio tienen. Si Nehemías hubiera detenido el trabajo para defender su reputación,
entonces los muros nunca hubieran sido construidos.
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Semaías se había encerrado en su casa, aparentemente asustado del enemigo, pero en realidad
él trabajaba con el enemigo. ¿Por qué no estaba ayudando a los judíos en la construcción del
muro? Es bueno ser cuidadoso con los que se llaman Cristianos que siempre tienen consejos pero
nunca parece hacer algo para Cristo. Pablo advirtió acerca de hermanos falsos (2 Cor 11:26).
Semaías mintió a Nehemías y trató de asustarle para que se escondiera. Nehemías entendió que
era una estratagema y abiertamente refutó las mentiras de Semaías. Otra vez, él oró por la ayuda
de Dios y regresó al trabajo.
Los muros fueron terminados en cincuenta y dos días. Y la gente trabajó durante la parte más
caliente del año. Dios fue glorificado, el enemigo fue avergonzado, pero los judíos
condescendientes estaban tratando de obligar a Nehemías a aceptar a Tobías. 
       
Esdras regresó a Jerusalén para ayudar a Nehemías en la dedicación de los muros y la
santificación de la gente. Es importante que se reuniesen en la puerta de las Aguas, ya que esta
puerta simboliza la Palabra de Dios. La gente tuvo un apetito por la Palabra, pues le pidieron a
Esdras que trajera el Libro y lo enseñara. Esdras leyó la Palabra y la explicó por muchas horas,
ayudado por los Levitas. La gente lloró al oír la Palabra, con pena por sus pecados.
Proclamaron esta ley a todo lo largo de la tierra, y como la gente obedeció, hubo "alegría muy
grande". Hay alegría en oír la Palabra, pero la alegría mayor está en obedecerla. Más adelante
vemos a la gente aplicando la Palabra a sus vidas diarias. 
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Nehemías regresa nuevamente a la historia de los muros, la cuál se había interrumpido para
contar sobre el trabajo espiritual bajo Esdras. Era necesario que los judíos entraran a vivir en la
ciudad. Los líderes moraban en la ciudad, pero ahora querían que los ciudadanos se les uniesen,
así es que echaron suertes para elegir uno de cada diez, aunque también hubo algunos
voluntarios.
Esdras y Nehemías dividieron a la gente en dos grandes grupos, con Esdras dirigiendo uno y
Nehemías el otro alrededor del muro. Fue un recordatorio, tal vez, de cuando Israel marchó
alrededor de Jericó y se ganó una gran victoria. O también una oportunidad para públicamente
agradecer al Señor por el trabajo logrado. La alegría de la ciudad se oyó a una gran distancia.
¡Qué día de dedicación! Cuando la gente dedicada se une festivamente a dedicar el trabajo de
Dios, siempre experimentarán la bendición de Dios.
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Nehemías regresó a Babilonia por un tiempo, dejando el gobierno de la ciudad en manos de su
hermano. Cuando regresó, descubrió que la gente había vuelto a sus andadas. Se encontró con
que los hombres judíos habían repetido el pecado de casarse con mujeres extranjeras. De hecho,
aun los sacerdotes habían pecado de este modo. Fue necesario que este valiente líder
confrontara el pecado honestamente y lo juzgara.
Comenzó con la casa de Dios, donde descubrió que el sacerdote estaba aliado con el enemigo,
Tobías. Es una cosa triste cuando los siervos de Dios hacen concesiones con los enemigos de
Dios. El sacerdote inclusive había dado a Tobías una cámara en el templo y provisiones de la
bodega del templo, comestibles que realmente pertenecían a los sacerdotes y levitas. Nehemías
no perdió tiempo y echó fuera a Tobías y sus bienes, e hizo que se santificara la cámara del
templo para su uso correcto.
Otro pecado fue el fracaso de la gente para sustentar a los sacerdotes y levitas. Malaquías dijo
algo acerca de esto (Mal. 3). Nehemías reprochó a la gente y estableció un sistema confiable para
que los sacerdotes lo siguieran. Siempre pidió la ayuda de Dios durante todo su ministerio.
La desobediencia acerca del día de reposo fue otro problema. Los trabajadores fueron ocupados
en sábado, y los comerciantes realizaban ventas en sábado. Nehemías reprobó a los judíos por
deshonrar el sábado, y cerró las puertas de la ciudad contra los vendedores el día de reposo.
Pero aun los Levitas fueron culpables de profanar el sábado. El sacerdocio había caído en
pecados vergonzosos (Mal 1-2). A menos que los líderes de Dios den el ejemplo, la gente
fácilmente desobedecerá a Dios. Claro, pudo ser que la falla de la gente en sustentar al templo
obligara a los Levitas a trabajar en sábado para sobrevivir. 
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Nehemías había hecho su trabajo, pero sólo Dios podía bendecirlo y mantenerlo en
funcionamiento. Nehemías un día moriría, y la gente le olvidaría. ¡Pero Dios nunca le olvidaría!
Nehemías ha probado ser uno de los libros favoritos de la Biblia, pues nos recuerda lo que un
individuo comprometido de lleno con el Señor puede hacer en una sociedad, y destaca que un
líder puede vivir una vida santa y afectar para bien las vidas de otros de manera permanente. 


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