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I PARTE
1. Introducción.-
a. Concepto, denominaciones, funciones y
objetivos del Derecho Penal.
b. Bienes y Valores Jurídicos. Tutela Penal.
c. Caracteres del Derecho Penal.
d. Principio de Legalidad o Reserva.
e. Antecedentes Históricos.
f. La ciencia del Derecho Penal.
g. Escuelas Penales.
2. La Ley Penal.-
a. Características.
b. Fuentes de la Ley Penal.
c. Interpretación de la Ley Penal.
d. Validez de la Ley Penal en el tiempo.
e. Validez de la Ley Penal en el espacio.
f. Validez de la Ley Penal en relación a las
personas.
II PARTE:
El Delito.-
a. Conducta, comportamiento, acción, elemento
material y sustancial.
b. Tipicidad, elemento formal y descriptivo de la
conducta.
c. Antijuricidad, elemento de valoración objetiva
de la conducta.
d. Culpabilidad, elemento de valoración subjetiva
de la conducta.
III PARTE:
El Delito Circunstanciado.-
a. Circunstancias modificativas de
responsabilidad.
b. Grados de ejecución del delito.
c. Participación delictiva.
d. Concurso material o real de delitos.
e. Concurso ideal o formal de delitos.
IV PARTE:
2. Teoría de la Pena.-
a. Naturaleza, fines y fundamentos.
b. Concepto.
c. Caracteres.
d. Normas Constitucionales y legales.
e. Clasificaciones: Corporales, infamantes,
privativas de libertad, restrictivas de
libertad, privativas de derechos,
pecuniarias, especiales.
5. Medidas de seguridad.-
a. Concepto.
b. Código Procesal Penal, artículo 455 y
siguientes.
Etcheverry Alfredo:
“Derecho Penal es aquella parte del ordenamiento
jurídico que comprende las normas de acuerdo con las
cuales, el Estado prohibe o impone determinadas
acciones y establece penas para la contravención de
dichas órdenes”.
Labatut Gustavo:
“Derecho Penal es la rama de las ciencias jurídicas,
plenamente autónoma, que consagra normas
encargadas de regular las conductas que se estiman
capaces de producir un daño social o de originar un
peligro para la comunidad, bajo la amenaza de esa
sanción.” ( Definición de carácter general).
Novoa Eduardo:
“Derecho Penal es la parte del Derecho Público que
trata del delito y del delincuente, desde el punto de
vista del interés social y que establece las medidas
legales apropiadas, para prevenir y reprimir el delito”.
Mezger Liszt:
“Derecho penal es el conjunto de normas jurídicas que
regulan el ejercicio del poder punitivo del Estado,
asociando al delito como presupuesto, la pena como
consecuencia jurídica”. (Definición Filosófica).
e. Cesar Beccaria,(1738-1794):
b. Escuela Positiva:
La escuela Positiva nació como resultado de la
divulgación de las teorías del Lombroso, a quien
se asociaron más tarde Enrico Ferri y Rafael
Garafalo, a poco andar, se sumaron al
movimiento, numerosos hombres de ciencia,
atraídos por lo novedoso de sus postulados y por
lo humano de sus principios, al sostener que en el
complejo del delito, no es posible prescindir del
delincuente, el que, en definitiva, no es sino un
hombre como los demás integrantes del grupo
social. Su aparición en el mundo científico se
realizó, desgraciadamente, en un ambiente de
desafío y profundo antagonismo, en contra de la
tendencia existente, a la cual se tildó de clásica
con un sentido irónico y peyorativo.
Es significativo que el iniciador del positivismo
penal no haya sido un jurista, sino un médico:
CESARE LOMBROSO (1836-1909) publicó en 1876
la primera edición de su obra fundamental “El
hombre delincuente”. La nueva ciencia centra su
atención, no en el delito mismo, sino en el
delincuente, considerado como hombre. Para los
positivistas, el delito no es sino una actividad
social del hombre, determinada por la acción
combinada del medio y de la herencia. LOMBROSO
postula la existencia de una clase especial de
seres humanos, los “criminales natos”, que se
apartan de la normalidad y están predestinados
fatalmente a delinquir. Serían reconocibles por
determinados caracteres anatómicos, y se
caracterizarían por un factor determinante de la
delincuencia, que primitivamente es para
LOMBROSO el atavismo regresión a períodos
evolutivos ya superados por la especie humana, y
determinado por degeneración fisiológica; más
tarde lo atribuye a la locura moral, relacionada
con las circunvoluciones cerebrales, y finalmente
a la presencia de la epilepsia larvada (“pequeño
mal”). Al parecer, LOMBROSO terminó por
abandonar el concepto de una sola clase de
criminales natos.
La obra de LOMBROSO fue complementada por
RAFFAELE GAROFALO, (1851-1934), jurista, cuya
más importante contribución a la corriente
positivista es su concepto del “delito natural”, por
oposición al delito jurídico. “Delito natural” es
para él la ofensa a los sentimientos de piedad y
probidad en la medida media en que se
experimentan en una sociedad en determinado
momento histórico. El “delincuente nato” sería el
que lleva en sí la propensión a cometer estos
“delitos naturales”. La obra principal de
GAROFALO es su “Criminología”.
La tercera de las grandes figuras del positivismo,
y probablemente el pensador más destacado de
ella, es ENRICO FERRI (1856-1929), sociólogo,
autor de “Sociología Criminal”. FERRI parte de la
negación de la libertad humana, y luego clasifica a
los delincuentes natos, que no son de un tipo
único, sino de varias clases. No existiendo libertad
humana, no puede ser la culpa individual la base
de la responsabilidad penal: el hombre responde
del delito, porque vive en sociedad, y la sociedad
lo castiga, porque tiene que defenderse. Las
penas (cuyo concepto mismo parece anacrónico)
deben ser indeterminadas, y precisarse en
definitiva sólo en consideración a las necesidades
de la defensa social, las que a su vez dependen
del daño que sea de temer por parte del individuo
(su “peligrosidad”). FERRI es autor de un proyecto
de código penal para Italia, de 1921, que
comprende sólo la parte general.
c. Escuelas Eclécticas :
1. Interpretación Auténtica:
Es la interpretación de la Ley, hecha también por
medio de la Ley, sea una Ley diferente de la
interpretada, sea otro pasaje de la misma Ley. Es
la única de general obligatoriedad, de acuerdo con
el artículo 3º del Código Civil. Como se trata de
una verdadera manifestación de soberanía, esta
interpretación se impone, aunque no parezca muy
conforme a la lógica jurídica y al texto mismo
interpretado y de acuerdo con el artículo 9º del
Código Civil, las leyes meramente interpretativas,
se entienden incorporadas a éstas, o sea, tienen
efecto retroactivo. Sin embargo y aparte de la
excepción general consagrada en el mismo
artículo, relativa a la intangibilidad de la cosa
juzgada en el tiempo intermedio, en materia
penal, no puede operar esta retroactividad, en
virtud del artículo 19 del la Constitución Política
de la República, que prima sobre la ficción
simplemente legal. Sólo en caso de que en virtud
de esta Ley Interpretativa, se produjeran las
condiciones excepcionales del artículo 18 del
Código Penal, que autorizan la retroactividad de la
ley, podría admitirse ésta.
Son preceptos interpretativos v.g. en materia
penal, los artículos que definen la tentativa
(artículo 7º C.P.), lo que debe entenderse por
“arma” (artículo 132), el concepto de “violencia”
(artículo 439), etc... del Código Penal.
2. Interpretación Judicial :
Es la que hacen los Tribunales al fallar los casos
concretos de que conocen. En este caso el
interprete, está limitado por el texto mismo de la
Ley interpretada y obligado por las reglas legales
en materia de interpretación. De acuerdo con el
principio enunciado por el artículo 3º del Código
Civil, esta interpretación sólo tiene efecto
obligatorio, respecto de los casos en que
actualmente se pronunciaren las sentencias.
3. Interpretación Doctrinal :
Es la que hacen privadamente los juristas o
estudiosos de la Ley. Su libertad es máxima, pero
su fuerza obligatoria es nula. Esto, desde el punto
de vista jurídico, porque en el hecho, es
posiblemente la interpretación que más influencia
ejerce, tanto sobre la interpretación judicial, como
sobre la auténtica o legislativa.
Cuando la interpretación de la Ley se hace en
relación con su texto vigente, se habla de un
análisis de “lege lata”. Cuando se realiza con
miras a una reforma de dicho texto, la
interpretación es de “lege ferenda”.
2. Segunda Regla:
Elemento Teleológico: El elemento gramatical,
impera con exclusividad cuando de acuerdo con él,
el sentido de la Ley es claro. Sin embargo, el
propio artículo 19 del C.C., se pone en el caso que
la Ley emplee una expresión “oscura” y en tal
caso, permite recurrir, para desentrañar su
significado a su “intención o espíritu”. Esta regla,
no viene a desplazar a la anterior, sino a
complementarla cuando es insuficiente, mediante
este elemento que llamamos teleológico, por
fundamentarse en las intenciones o propósitos de
la Ley, también conocidos como “propósitos” de la
misma.
¿Cómo conocer el “espíritu de la Ley”?. Dos
fuentes nos indica el mismo artículo 19 del C.C.
a. Ella misma: o sea, la misma ley que se trata
de interpretar. Esto pone de manifiesto que el
elemento gramatical, no ha sido eliminado y
que continúa siendo la base de la búsqueda
del espíritu. Cobra especial importancia, el
principio final que consigamos con respecto a
la primera regla, a saber, que la Ley no debe
considerarse aislada o fraccionadamente, sino
en su contexto general, buscándole la
correspondencia y armonía entre sus diversas
partes. Pero además interviene aquí, la
consideración de la llamada “ratio legis” o
“mens legis”. Soler dice a este respecto: “ el
estudio de la Ley, nos lleva siempre al
descubrimiento de un núcleo, que constituye
la razón de ser de esa Ley, es decir, a un fin”.
La esencia de la racionalidad, está constituida
por el ordenamiento de medios, con miras a
un fin. De modo que la búqueda del “espíritu”
de la Ley, no es una operación puramente
lógica, sino también valorativa. En materia
penal, el fin de la Ley es siempre la
protección de intereses considerados valiosos
por la Ley ( los llamados bienes jurídicos). La
enunciación explícita del bien jurídico que se
desea proteger,(como se encuentra v.g. en
cada uno de los títulos del libro II del C.P.),
resulta entonces, el mejor auxiliar del
intérprete, en su tarea de determinar, cuál es
el fin de la Ley, su intención, o espíritu.
3. Tercera Regla:
Elemento Sistemático: No es tampoco un elemento
diferente o separado de los anteriores, sino que
los complementa. Se parte de la base de que un
precepto legal, no debe considerarse aislado y de
que el Derecho Penal, no es tampoco un islote
dentro del orden jurídico. Artículo 22 inc.2º C.C. y
también inciso 1º.
4. Cuarta Regla:
Elemento Etico-Social: Este elemento sí que es
supletorio de los demás y sólo puede acudirse a
él, cuando no ha podido determinarse el sentido
de una Ley, de conformidad a las reglas
anteriores. Se encuentra señalado en el artículo
24 C.C.
1. Interpretación Extensiva:
A veces la aplicación de las reglas interpretativas
analizadas anteriormente nos lleva a la
conclusión, que en su verdadero sentido, la Ley
comprende también ciertos casos, que
aparentemente no están incluidos en el tenor
literal mismo del precepto. Se dice en estos casos,
que se ha hecho una interpretación extensiva de
la Ley. Esta expresión es engañosa si con ello se
quiere decir que se ha extendido la aplicación de
la Ley a casos no comprendidos en ella, porque
eso se llama analogía. Lo que se ha hecho es
únicamente desentrañar el verdadero sentido y
alcance de la Ley y con sujeción a las reglas
legales sobre interpretación. Nuestra conclusión
es que determinado caso, sí está incluido en el
alcance de la disposición legal y que únicamente
el lenguaje empleado, no fue claro o resultó poco
feliz, pero que el sentido de la Ley es
indudablemente, el de incluir el caso ( no el
propósito de la Ley, sino la voluntad o sentido).
Con lo explicado precedentemente, queda claro
que la interpretación extensiva, es perfectamente
legítima en materia penal, siempre que se ajuste a
las reglas legales ya analizadas. En general,
podemos decir, que resulta lícita una
interpretación extensiva: a. Cuando la Ley no ha
mencionado literalmente un caso en que la razón
de la Ley se manifiesta con mayor (no igual)
evidencia y energía que en los mencionados
expresamente y b. Cuando el texto entendido de
modo restringido, contradice a otro texto, de la
misma o de otra Ley.
2. Interpretación Restrictiva:
Puede ocurrir también, que el lenguaje de la
norma, peque a veces de demasiado vago o
genérico, favoreciendo incluir situaciones que, de
conformidad a su genuino sentido, están en
verdad excluidas de la Ley. La interpretación que
a tal conclusión llegue, será una interpretación
restrictiva. La diferencia entre interpretación
restrictiva y extensiva, es una cosa
completamente distinta de la diferencia entre
interpretación favorable o desfavorable para el
reo. Por lo general, una interpretación restrictiva
será favorable al reo, pero no siempre y
necesariamente cuando por ejemplo, al
interpretar el artículo 10 Nº9 del C.P., primera
parte que declara excento de responsabilidad
penal, al que ha obrado “violentado por fuerza
irresistible”. El interprete nos dice que esta
disposición se refiere sólo a la fuerza física y no a
la moral; está haciendo una interpretación
restrictiva, que resulta desfavorable al reo. En
general, la interpretación restrictiva de las
disposiciones benignas resulta perjudicial al reo.
Al igual que la interpretación extensiva, la
restrictiva es también lícita entre nosotros,
siempre que se ajuste a las reglas de
interpretación legal. Lo que la Ley no ha querido
es que lo favorable u odioso de las distintas
posibilidades, fuerce la interpretación en uno u
otro sentido. Lo que interesa es desentrañar el
verdadero sentido de la Ley y según las reglas que
ésta da, sea que aquel resulte igual o más amplio,
o más restringido, que el lenguaje empleado.
b. El Principio de la nacionalidad,
extraterritorialidad o Personalidad, según el
cual, la Ley de un Estado, sigue a sus
nacionales en donde quiera que éstos se
encuentren, prescindiendo por consiguiente,
del lugar en que se ha ejecutado el hecho; lo
decisivo por lo tanto, es la nacionalidad del
autor del delito. Este principio es la aplicación
del ius sanguinis.
d. Principio de la Universalidad:
Según el cual, la Ley de un Estado, puede y
debe ser aplicada a todo delincuente que se
encuentre en su poder, prescindiendo de la
nacionalidad del inculpado y de los bienes
jurídicos afectados, así como del lugar en que
se haya cometido el hecho. Se funda en una
idea de amplia colaboración internacional en
la lucha contra el delito y en la convicción de
que las conductas punibles, a causa de su
elevada reprochabilidad ético – jurídica, son
generalmente incriminadas por todos los
ordenamientos jurídicos, de manera más o
menos semejantes. Lo mismo que el anterior,
sólo ha recibido aplicación de modo
excepcional.
a. Generalidades:
De acuerdo con la tendencia universalmente
generalizada, en Chile, rige como principio
fundamental sobre validez espacial de la Ley Peal,
el de la territorialidad,(art.5 C.P.). La aplicación
práctica de esta regla, exige en primer término,
determinar con exactitud, lo que se entiende por
territorio nacional y en segundo, precisar el lugar
de comisión del delito, a fin de establecer, si
efectivamente se ha ejecutado dentro de dicho
territorio.
d. Territorio Ficto:
El Territorio Ficto a su vez está compuesto por
algunos lugares, que en rigor, pueden no
encontrarse dentro de los límites geográficos del
nacional, no obstante lo cual, la Ley Penal Chilena,
reclama vigencia para conocer los hechos
delictuosos ocurridos en ellos. En la mayor parte
de los casos, esta extensión obedece al propósito
de conceder la protección de nuestro
ordenamiento jurídico a sitios que, de otra forma,
estaría despojados de uno cualquiera. En algunos
sin embargo, como se verá, se debe a una
autentica decisión de extraterritorialidad,
determinada por la naturaleza especial de las
funciones que cumple el objeto, las cuales lo
vinculan de manera particularmente estrecha al
destino del Estado Chileno.
El primer caso que debe mencionarse es el de la
naves. Respecto de ellas, antiguamente, se
distinguía entre naves mercantes y de guerra. Así
lo hace en efecto el art.6 Nº4 del C.O.T. que regula
la materia. Hoy en cambio, los instrumentos
internacionales y la doctrina, hablan
generalmente de naves públicas y privadas, pues
estos conceptos, son susceptibles de mayor
precisión que aquellos. Las naves públicas son
territorio chileno dondequiera se encuentren; las
privadas en cambio, sólo cuando navegan en alta
mar, art.6 Nº4 C.O.T.
La distinción precedente y sus consecuencias,
también son aplicables a las aeronaves. Debe
puntualizarse con todo, que las aeronaves
privadas chilenas, son territorio nacional, no sólo
cuando sobrevuelan la alta mar, sino además,
“tierra de nadie”. ( Si hay preguntas leer 171
Cury).
Respecto de las aeronaves, por otra parte, en la
doctrina contemporánea, se ha desarrollado el
criterio de que quizás, resultaría más lógico,
sustraer los hechos ejecutados en una aeronave
privada, a la jurisdicción del país que sobrevuela,
cuando ellos no lesionan los intereses de esa
nación, ni afectan la tranquilidad pública. Este
punto, ha sido acogido por el art.301 del Código
Internacional Privado, denominado también,
Código de Bustamante, con arreglo al cual, el país
competente para juzgar estas conductas, es el de
la bandera. No obstante, existe acuerdo entre los
autores, de que tal disposición, es contradictoria
con lo preceptuado en el D.F.L. 221 y
consiguientemente, inaplicable en Chile. Por
último, también integra el territorio ficto, aquel
que siendo por su naturaleza extranjero, se
encuentra ocupado por fuerzas armadas chilenas,
(art.3 Nº1 del C.J.M.). En tales casos, la Ley
nacional, regirá sin distinción, en materia de
delitos militares y comunes, debiendo aplicarse a
estos últimos las leyes penales correspondientes,
aunque la competencia pertenezca a los
Tribunales Militares.
a. La Ley Extranjera:
En virtud del Principio de Soberanía de los
Estados, éstos no aplican en caso alguno leyes
penales extranjeras. Ese punto de vista se
encuentra expresamente reconocido en el artículo
304 del C.de B., según el cual, ningún Estado
contratante, aplicará en su territorio las leyes
penales de los demás. Sin embargo, esto no
significa que en Chile se ignore por completo el
valor de la Ley Extranjera, pues aunque jamás se
la aplica, hay distintos casos en los que es
necesario reconocer su existencia y eficacia. Así
ocurre entre otras situaciones, en materia de
extradición, atendiendo al principio de doble
incriminación; asimismo, para la aplicación de lo
dispuesto en el Nº6 del artículo 6 del C.O.T., que
aún cuando no lo exprese, presupone que el hecho
al que se refiere, ha de ser también punible de
conformidad con la ley del país en el que se
ejecutó. En estas hipótesis, la ley extranjera,
ciertamente no se está aplicando en nuestro país,
pero su reconocimiento resulta condicionante para
la aplicación de la nacional.
La Extradición.
Efectos de la Extradición:
La Ley Penal:
La Analogía:
Actos Preparatorios:
En los actos preparatorios se comprenden, todas
aquellas conductas en que si bien, la voluntad se ha
exteriorizado mediante actos, ellos no llegan todavía a
representar un comienzo de ejecución del delito
mismo, que es la fórmula empleada por la Ley para
definir la tentativa. La regla general es la impunidad
de los actos preparatorios que están todavía muy
alejados de la realización completa del evento, pues se
estima que en los actos preparatorios, no ha llegado a
producirse peligro . Excepcionalmente la Ley sanciona
actos preparatorios. Esto ocurre en tres situaciones:
a. Actos Preparatorios especialmente penados.
b. Proposición.
c. Conspiración.
b. La Proposición:
Hay proposición cuando “el que ha resuelto
cometer un crimen o un simple delito, propone su
ejecución a otra u otras personas”. Art.8 inc.3º
C.P.
En la Proposición hay dos elementos esenciales
según su definición legal:
1. La resolución de cometer un crimen o simple
delito. No hay proposición para cometer una
falta. Esta resolución supone ya el propósito
formado y decidido de la comisión del delito;
no la constituye todavía, la simple
deliberación con otro acerca de la
conveniencia o inconveniencia de cometer un
delito.
2. Proponer su ejecución a otra u otras
personas. La expresión “proponer”, no
significa solamente manifestar a otro el
propósito que se ha formado, sino el de
solicitarle alguna forma de cooperación o
participación en él. La Proposición puede
consistir en solicitar el auxilio ajeno para
realizar el mismo proponente, la acción
delictiva, o bien, en instigar a otro para que
realice la acción. En este último caso, si la
proposición es aceptada y el delito llega a
ejecutarse, la proposición pasa a llamarse “
inducción”, que entre nosotros tiene la
calidad de autoría.
La proposición, no supone que la persona que
la reciba la acepte, puede por el contrario,
rechazarla, lo cual no influye en la existencia
de aquella. La proposición es en principio
impune, salvo especial disposición de la Ley.
La Ley la sanciona en los delitos contra la
seguridad exterior e interior art. 111 y 125
C.P. ; art. 12 Nº5 de la Ley que determina
conductas terroristas, que se refiere a la
asociación ilícita para cometer actos
terroristas.
Aún en los casos en que la Ley la pena, existe
una causal especial de extinción de
responsabilidad penal, señalada en el art. 8
inc. final : “exime de toda pena...”.
De lo que se trata es de desistir de la
ejecución del delito, antes que exista
tentativa, ( principiar a ponerlos por obra).
c. La Conspiración:
Llamada también “ complot” el artículo 8 la
define. “ La Conspiración existe cuando dos o más
personas se conciertan para la ejecución del
crimen o simple delito”. La conspiración supone
un concierto, o sea, un acuerdo activo. La
conspiración se parece en cierta forma a la
asociación ilícita para cometer delito que es una
figura específica ( 292), que se traduce en no
impedir la sublevación, no denunciar algunos
hechos.
Ordinariamente la conspiración, tendrá su origen
en la proposición que es aceptada, pero ello no es
estrictamente indispensable; el acuerdo puede
surgir más o menos espontáneamente de una
reunión o conversación, sin que previamente
ninguno de los partícipes, hubiera concebido la
resolución de cometer el delito ( requisito
indispensable para que exista proposición).
También la conspiración es en principio impune.
Por excepción, se pena en los mismos delitos en
que es punible la proposición; en el art.111 con la
pena inferior en un grado a la de tentativa de los
respectivos delitos y en el 125, con una penalidad
separada y especial.
El art. 23 de la Ley 12.927 sobre Seguridad
Interior del Estado, hace punibles la proposición y
la conspiración para cometer los delitos en ella
previstos.
Actos de Ejecución:
Más allá de los actos preparatorios, se encuentran los
actos de ejecución que constituyen el conato o
tentativa en sentido amplio. La línea divisoria entre los
actos preparatorios y la tentativa es de extrema
importancia, dado que señala de ordinario el límite
entre la conducta impune y la conducta punible.
Nuestro régimen legal distingue entre los actos de
ejecución, que no llegan al delito consumado, dos
formas: la tentativa en sentido estricto y el delito
frustrado. La mayor parte de las legislaciones no
hacen diferencia entre ambas formas, a las que llaman
genéricamente “tentativa”. Nuestro Código prefirió
mantener el sistema español y es definitiva el art. 7
quedó así: “ son punibles...(copiarlos).
1. La Tentativa:
b. Requisitos Subjetivos:
Se exige en el sujeto, “representación” del
resultado ( con cualquier grado de
probabilidad): “propósito” dirigido a su
obtención y “motivación normal”
( exigibilidad). En suma, se exige la voluntad
finalista calificada de “dolo directo”. El texto
legal es claro al requerir que existan hechos
“directos”, o sea, dirigidos por el resultado.
La voluntad finalista, debe haberse
determinado precisamente teniendo en vista
la obtención del resultado.
En conclusión, dice Novoa Monreal, la tentativa es
fundamentalmente la realización progresiva, por
medios externos y potencialmente eficaces para
producirlo, de un hecho típico que el agente
intenta realizar, pero que no llega a producirse
por impedimentos sobrevinientes que paralizan,
desvían o detienen el impulso o el curso causal.
Para que el Derecho Penal pueda regirlo y
someterlo a pena, es necesario sin embargo, que
además de los hechos externos que constituyen
dicho proceso causal, exhiban por sí mismos, en
su objetividad, la dirección que tienen impresa.
Esto se aplica cada vez que se pueda probar, con
los mismos hechos externos, el efecto que ellos
habrían producido de no haber surgido el
impedimento que interrumpió el curso causal.
-
2. El Delito Frustrado:
Esta forma imperfecta de delito, que según se ha
dicho, la mayor parte de las legislaciones, no
separa ya de la tentativa propiamente tal, aparece
en el artículo 7º que declara su punibilidad en
general: “Hay crimen o simple delito frustrado...
( leerlo y copiarlo)”.
Los elementos del delito frustrado son en general
los mismos que en la tentativa objetiva y
subjetiva. Nos limitaremos a señalar sus
diferencias.
a. En el delito frustrado, ya al delincuente no le
queda nada por hacer. Si el resultado no se
ha producido todavía, es porque faltan
elementos causales que no consisten en
actos del agente, sino en actos de terceros o
en fenómenos naturales. Se dice en este
sentido, que el delito está subjetivamente
consumado, empleando esta expresión, no
para designar el elemento interno de la
acción ( voluntad), sino para referirse al
sujeto que obra, que ha terminado su
intervención.
b. Respecto del delito frustrado, se ha
manifestado en forma expresa la regla de
que el desistimiento libera de pena. En
efecto, se dice que para que exista delito
frustrado, el resultado debe haber fallado
por causas independientes de la voluntad
del agente. Luego, si aquel no se ha
producido por causas “dependientes” de la
voluntad del hechor, no hay delito frustrado
ni puede haber pena. Se dice que en estos
casos cabe hablar sólo de arrepentimiento y
no de desistimiento. Sería más propia la
designación de Antolessi: “Abandono
Activo”. En efecto, el arrepentimiento
supone que el resultado ya se ha producido
y que el hechor trata de repararlo, pero en
este caso no es delito frustrado, a lo más
podrá constituir la atenuante de procurar
con celo la reparación del mal causado. En
cambio, en el abandono activo, el agente ya
ha terminado su actuación, pero el resultado
todavía no se ha producido y en esas
circunstancias, el agente realiza una
actividad que tiene por efecto, neutralizar lo
que ha realizado precedentemente e impedir
que el resultado llegue a producirse; se ha
suministrado veneno a la víctima para
matarla, pero antes de que se produzca la
muerte, se le proporciona el antídoto. Se
advierte que en estos casos se precisa una
actividad del sujeto; una simple pasividad no
bastaría, ya que en tal caso, el resultado se
produciría, o bien no se verificaría, por otras
causas independientes de la voluntad del
sujeto y entonces, éste sería punible a título
de frustración.
Sobre este particular, conviene advertir lo
que también es valedero respecto de la
tentativa abandonada, que la impunidad del
delito frustrado por abandono activo, no
impide que se aplique pena, por lo ya
verificado y que en sí mismo, sea delictivo:
se ha herido a una persona para matarla y
luego se la asiste y se le cura, salvándole la
vida, no se pena el homicidio frustrado, pero
sí las lesiones producidas. La penalidad del
delito frustrado es también en principio,
dependiente de la penalidad del delito
consumado; inferior a la de éste y superior a
la de tentativa artículo 51 y 52 C.P.
3. El Delito Consumado:
Corresponde a la plena y total realización de la
descripción legal de cada figura delictiva.
1. El Delito Imposible:
Se ha dicho ya que uno de los requisitos de la
tentativa es la idoneidad de los actos realizados,
en relación con el resultado buscado. Cuando
aquellos no son aptos para lograr tal fin, se habla
del delito imposible o tentativa inidónea, según
los Alemanes.
La imposibilidad puede estar en:
a. Los Medios: Se pretende disparar un arma
descargada o se dispara a una distancia a la
cual no puede alcanzar el proyectil . Se da
una sustancia inofensiva, creyéndola veneno
o un veneno en dosis insuficientes.
b. Otras veces la imposibilidad radica en el
Sujeto Pasivo que no es idóneo; se quiere
hacer abortar a una mujer que no está
embarazada, se apuñala un cadáver, se yace
con la legítima esposa, pensando tener
acceso carnal con la del amigo, se hurtan
bienes propios;
c. Finalmente puede ocurrir que no exista el
Sujeto Pasivo, como si se dispara contra un
maniquí, tomándolo por un hombre o no
existen valores en la caja de fondos.
2. El Delito Putativo:
El delito putativo es una conducta lícita que el
autor por error, cree delictiva. Tiene parecido con
el delito imposible, ya que en este último caso,
también existe una voluntad contraria al orden
jurídico, pero se trata allí de un error acerca de los
hechos que integran la figura; aquí se trata en
cambio, de un error de derecho. Este error de
derecho puede versar sobre la antijuricidad de la
conducta, ( se dañan cosas ajenas en estado de
necesidad, creyendo que eso es delito; o un
cónyuge abre la correspondencia dirigida al otro,
pensando que eso está penado por la Ley).
3. El Delito Agotado:
Los clásicos hablan todavía de una etapa posterior
a la consumación, que sería la del delito agotado,
en que el delincuente obtiene el propósito que
perseguía al cometer el delito, ( el ladrón que
vende las especies hurtadas; el secuestrador que
obtiene el rescate exigido). El agotamiento del
delito por lo general, no influye en la penalidad;
excepcionalmente sí, cuando por sí solos, los
actos de agotamiento constituyen un delito
separado e independiente, ( se ofende otro bien
jurídico con otro título), también tiene a veces
importancia el agotamiento, en los delitos de
peligro, que si bien están consumados con la sola
creación del riesgo, no están agotados hasta que
el daño efectivo se produce. En tales casos, en su
deseo de prevenir dicho daño, la Ley a menudo
extingue la responsabilidad criminal, no obstante
estar consumado el delito, siempre que no esté
agotado y que ello se deba a la voluntad libre del
hechor. Tal cosa ocurre en los casos en que la Ley,
da relevancia jurídica al arrepentimiento eficaz,
artículo 129, 153, 192, 295; otras veces, al menos
este hecho, puede determinar una atenuante.
La Participación Criminal
Principios Generales:
La descripción de los hechos típicos, supone
siempre la presencia de un sujeto activo. Este
sujeto activo es el que ejecuta o realiza la acción
descrita o provoca el resultado, contemplado en el
precepto respectivo. A veces sin embargo, la Ley
señala la intervención , dentro de la misma
descripción típica de más de una persona. Eso
ocurre V.G. en el delito de aborto (art 342), el en
cohecho ( 248, 249, 250 etc.). En tales situaciones,
son directa e inmediatamente los preceptos de la
parte especial, los que determinan la
responsabilidad penal, de las distintas personas
que en esta forma actúan. Pero en otros casos no
ocurrirá así y entonces, en principio, sólo la
persona, singularizada como sujeto activo en la
descripción típica y que realiza la acción allí
prevista, sería punible conforme a la definición
general de delito y al principio “nullum crimen ,
nulla poena sine legem”.
Las disposiciones de la parte general, sin
embargo, establecen un sistema de reglas,
conforme al cual, resultan también punibles por la
realización de un hecho típico, determinadas
personas que no han realizado la conducta
descrita en la Ley, pero sí han ejecutado acciones
que en una u otra forma, aparecen vinculadas con
la conducta típica, siempre que ésta haya sido
realizada perfecta o imperfectamente, por otra
persona. El estudio de estas reglas, constituye el
tema de la participación criminal y ellas
determinan que, cometido un delito, puedan ser
sometidas a sanción, no sólo el ejecutor mismo,
sino otras personas que se han vinculado a la
ejecución en cierta forma.
La vinculación de una persona con un hecho típico
que no ha realizado, puede establecerse con un
criterio estrictamente objetivo, según el principio
de la causalidad o con un criterio
predominantemente subjetivo, de acuerdo con el
principio de la voluntariedad. Según el primero, la
razón de ser de la punibilidad de los partícipes,
radicaría en que su actividad, si bien no ejecutiva
del verbo mismo que rige la figura, ha sido una
causa del resultado.
El sistema de la Ley chilena parece fundamentarse
en el principio de la voluntariedad y no en el de
causalidad. La voluntad de la persona que quiere
hacer suyo el hecho, pese a no haber realizado la
acción típica, es el factor predominante para la
Ley chilena. Se dice predominante y no único,
pues de lo contrario se llegaría a violar el principio
cogitationis poena nemo patitus, al considerar
partícipe, simplemente, a aquel que deseara el
hecho con anterioridad, o lo aprobara o se
complaciera en él con posterioridad. Por eso,
además del factor aludido, nuestra Ley exige una
cierta vinculación objetiva con el hecho, aunque
no sea “causal”, sino meramente potencial o
relativa a los efectos y no a la acción misma. Tal
régimen se desprende de la punibilidad a título de
participación de los encubridores, que por expresa
disposición legal son definidos como personas que
intervienen en el delito, con posterioridad a su
perpetración, de modo que ningún influjo causal
han tenido en su realización. Lo mismo ocurre con
una categoría de autores contemplada en el
artículo 15 Nº3, esto es, aquellos que concertados
para la ejecución del hecho, lo presencian sin
tomar parte inmediata en él y que ordinariamente
no tendrían influjo causal en la producción del
resultado.
Sentado este fundamento, es preciso referirse a
los principios generales que gobiernan el
funcionamiento de las disposiciones sobre
participación.
Hay que tener presente que estas reglas se
aplicarán: 1. Cuando intervengan dos o más
personas en un delito; y 2. Cuando además la Ley
en la parte especial, no haya señalado
expresamente el régimen de penalidad de cada
uno de ellos.
1. Principio de Exterioridad:
Este principio significa simplemente que, para
la punibilidad de las conductas que no
consisten directamente en la realización del
hecho típico, es preciso que este hecho haya
llegado a ejecutarse por otra persona, es
decir, debe haber una exteriorización mínima:
las solas conductas marginales atípicas, no
son suficientes para fundametar la pena. En
cuanto a la conducta que constituye
propiamente la realización de la actividad
típica, para su punibilidad puede bastar una
forma imperfecta; generalmente la tentativa.
Esta misma regla es valedera respecto de las
conductas de participación: para que sean
punibles, es preciso que haya existido
ejecución de la acción típica, pero es
suficiente que haya existido un principio de
tal ejecución, o sea, una tentativa. Tal
exigencia se desprende con facilidad de un
rápido análisis de las diversas formas de
participación reglamentadas en el Código:
autor, cómplice, encubridor. Todas estas
conductas suponen en consecuencia, que
alguien haya ejecutado el delito o por lo
menos comenzado a ejecutarlo.
2. Principio de Convergencia:
De acuerdo con este principio, la participación
criminal, supone un concurso objetivo ( en los
hechos) y subjetivo ( de las voluntades). Si no
existe este doble concurso, la conducta y la
responsabilidad penal de cada uno, deben
apreciarse en forma independiente. Así, el
hecho debe ser común objetiva y
subjetivamente. Objetivamente en el sentido
de que haya un vínculo entre cada partícipe y
un solo hecho, que es el mismo en el cual, los
demás partícipes, toman parte. Este nexo,
caracterizado muy latamente, para algunos es
cooperación. Si existe por ejemplo, concierto
entre varias personas para la ejecución de un
hecho, en el cual, cada uno debe poner una
parte y sólo uno de ellos ejecuta la suya, en
tanto que el otro no interviene ( deja de
cumplir la suya por cualquier causa,
voluntaria o involuntaria), el solo enlace
subjetivo no bastaría para constituirlo en
partícipe del hecho realizado por el otro.
Igualmente importante, es el concurso de
voluntades, o sea, convergencia subjetiva,
respecto de la cual, se aplican los principios
sobre culpabilidad. La cooperación material
es absolutamente insuficiente para
determinar la coparticipación. Si hay en la
práctica una cooperación en un mismo hecho,
pero no ha sido considerado común por todos,
no hay coparticipación. Tal es el caso de la
riña; todos deben tener conciencia de estar
cooperando a un hecho común.
Nociones Generales:
c. Conexión de Continuidad:
Esta conexión da origen al llamado “ delito
continuado” de mucha importancia en la
aplicación de la Ley Penal. Se señala
históricamente a los prácticos italianos, en
especial a Farinacio, como a quienes primero
llamaron la atención acerca de esta especial
forma de delito. Así, consideraban autor de
un solo hurto, al que en ocasiones sucesivas,
iba sustrayendo el contenido de un saco de
trigo hasta vaciarlo totalmente, con lo cual el
hechor, podía liberarse de la pena de muerte
entonces imperante para el tercer hurto. El
concepto fue defendido por Carrara y
corresponde tan evidentemente a la realidad
de las cosas, que ha sido ampliamente
aceptado por la doctrina y la jurisprudencia
de la totalidad de los Estados. Sería también
el caso del dependiente de tienda que
deseando hurtar un traje, sustrajera un día la
chaqueta y al día siguiente los pantalones,
para poder retirarlos del local, sin ser notado.
Los requisitos que se formulan para la
existencia de un delito continuado son:
1. Pluralidad de Actos: Hablamos de
pluralidad de actos, por cuanto existen
diversos comportamientos externos
separados cronológicamente el uno de
otro. Lo esencial es que cada uno de
estos actos, llene enteramente la
descripción típica y sea antijurídico en sí
mismo, de modo que el hechor pueda ser
punible en principio por cada uno de ellos
aisladamente. Así el dependiente de la
tienda, podría ya ser punible por la sola
sustracción de la chaqueta,
prescindiendo de la sustracción posterior
del resto del traje. Este requisito marca
la diferencia entre el delito continuado y
el delito habitual, en el cual las acciones
aisladas no son punibles; sólo el conjunto
lo es. También se diferencia esta forma
de delito del “permanente”, en el que la
actividad del agente, crea un estado
delictivo que se prolonga
ininterrumpidamente en el tiempo. En el
delito continuado, hay solución de
continuidad entre los actos y no se crea
ningún estado especial. Carrara señala
esta paradoja: que la existencia de la
continuación delictiva debe deducirse de
la discontinuidad de los actos.
Pluralidad de Delitos:
1. Principio de la Especialidad:
Si de las normas aparentemente aplicables, una
de ellas contiene una descripción del mismo hecho
descrito en otra, pero en forma más
particularizada y detallada, hay entre ambas
normas una relación de especialidad. No pueden
ser aplicadas simultáneamente y de ellas, sólo la
más particularizada ( la especial), se aplica con
preferencia a la general.
La relación de especialidad, exige que la Ley
especial contenga todas las características
positivas del hecho contemplado en la ley general,
más otras que la particularicen. Hay especialidad
por ejemplo, entre el parricidio y el infanticidio, ya
que el infanticidio, sólo se distingue del parricidio,
por la existencia del plazo señalado, que es esa
característica adicional que lo singulariza.
El Principio de la Especialidad, no suele presentar
grandes dificultades, pero es preciso a veces
analizar con cuidado, las descripciones típicas,
para determinar su existencia. Así, v.g. entre
nosotros la Estafa, consiste en causar un perjuicio
mediante un engaño. Ahora bien, en un Título muy
distante de la Estafa, dentro del C.P., se contiene
como delito contra la Fe Pública, el de la
Falsificación de Documento Privado, art. 197. Pero
en la descripción de este delito, se dice que él
consiste en cometer en tales documentos alguna
falsedad, con perjuicio de tercero, con lo cual en
último término, hay que admitir que entre
nosotros, el delito de Falsedad de Documento
Privado, no es sino una clase especial de Estafa;
causar un perjuicio mediante ese engaño
particular, que consiste en falsificar un
documento. En consecuencia, cuando se cause
perjuicio, mediante un documento falsificado, sólo
podrá aplicarse, en virtud de la especialidad, el
precepto que sanciona la falsificación y el de la
Estafa resultará completamente desplazado.
Pese a la evidencia del Principio de la
Especialidad, el legislador se ha ocupado de
formularlo expresamente: el artículo 4 del C.P. da
preferencia a las disposiciones de los Códigos
Especiales, ( Comercio, Minería), sobre las del
C.C.; el artículo 13 del C.C. da prioridad a las
disposiciones particulares de la Ley, por sobre las
generales de la misma; el artículo 20 del
mencionado cuerpo de leyes, da primacía a las
definiciones especiales de las palabras, por sobre
su sentido general, en las materias para las cuales
dichas definiciones han sido dadas por Ley.
2. Principio de la Consunción:
El Principio de la Consunción significa que cuando
la Ley al establecer la penalidad de una figura
delictiva, ya ha tomado en consideración la
gravedad ( o “desvalor”), de otras conductas
también punibles, que la acompañan
ordinariamente como antecedentes, como medios,
como etapas de desarrollo, como consecuencias
etc..., debe aplicarse solamente la disposición que
contempla la infracción principal y las que
sancionarían esas otras conductas accesorias
desaparecen, se “consumen” en la infracción
principal, son absorbidas por ella, ( por eso a este
principio se le llama también de “absorción”. No
significa esto que la descripción de las conductas
accesorias esté expresamente formulada en la
descripción de la conducta principal, porque
entonces habría una relación de especialidad que
podría resolverse con la sola lectura del texto de
la Ley. Por esta razón por ejemplo, no se sanciona
con pena el robo con fractura tres veces: como
robo, como violación de domicilio y como daños,
sino una sola vez como robo.
Ello porque si la Ley ha establecido una pena
elevada para el robo, más que la del simple hurto,
lo ha hecho en razón de que el robo va
acompañado de violación de domicilio, de daños o
de muchas otras circunstancias y en
consecuencia, si volviéramos a castigar por esas
circunstancias separadamente, violaríamos la
regla “non bis in ídem”.
El Principio de la consunción es también una base
esencial de nuestro sistema penal, como que en el
fondo no es sino la consecuencia práctica del
aforismo señalado en el párrafo precedente. La
manifestación jurídico-positiva más clara, la
encontramos en el artículo 63 que dispone: no
producen el efecto de aumentar la pena, las
circunstancias agravantes que por sí mismas
constituyen un delito especialmente penado por la
Ley, o que éste haya expresado al describirlo y
penarlo. “Tampoco lo producen aquellas
circunstancias agravantes de tal manera
inherentes al delito, que sin la concurrencia de
ellas no puede cometerse”.
Esta regla refleja con toda exactitud la
preocupación del legislador por el respeto del
principio “non bis in idem” y es particularmente
interesante el inciso segundo, porque se refiere a
un caso en que determinada circunstancia, no
está incluida en la descripción misma de la
conducta delictiva, sino que resulta inherente a
ella, es decir, deriva de su misma naturaleza o de
su modo ordinario de aparición, de tal modo que
sin ella, no habría podido cometerse en las
circunstancias de hecho en que el delito ocurrió.
Los casos más importantes en que se aplica el
principio de la Consunción son los siguientes:
a. Las etapas más avanzadas del inter criminis
consumen a las anteriores: el delito
consumado, desplaza al frustrado y éste a la
tentativa. Si se dispara sobre otro, sin herirle
(frustración) y al segundo disparo se le mata,
( consumado), sólo es punible el homicidio
consumado.
b. Los grados más importantes de participación,
van desplazando a los menos importantes: la
calidad de autor consume a la de cómplice, si
concurre en la misma persona y la de
cómplice, desplaza a la de encubridor. No se
puede ser a la vez autor y cómplice o
encubridor.
c. El delito de lesión o daño consume al de
peligro que lo ha precedido; así, el delito de
amenaza de homicidio, resulta consumido por
la producción efectiva del homicidio; el delito
de abandono de niños, resulta consumido por
el de homicidio, si el niño muere,
( naturalmente en el caso de que el homicidio
haya sido buscado por el hechor, siendo el
abandono, sólo un modo de comisión. No
ocurre esto cuando hay disposición expresa
en contrario, (como en el duelo, donde hay un
régimen especial art.406), o cuando, a pesar
de la efectiva producción de un daño
particular, subsiste el peligro general,(la
muerte de una persona, no hace desaparecer
el delito de envenenamiento del agua
destinada a la bebida de toda la población,
art.315).
d. Las formas más graves del delito, van
consumiendo a las menos graves, si atentan
contra el mismo titular de un bien jurídico.
Así, si una persona comienza injuriando a
otra, luego la lesiona y finalmente la mata,
sólo es punible por el homicidio y las formas
precedentes, menos graves, son consumidas
por la última más grave. La doctrina llama a
estos casos “progresiones delictivas”.
e. Los hechos no autónomos, sino dependientes
de otros, son consumidos por el hecho
principal del cual dependen. La falta de
autonomía de unos hechos con respecto de
otros, proviene de la regularidad de aparición
de aquellos, en relación con éstos al cual
sirven o se subordinan. Esta aparición de
hechos se produce cuando un hecho, es el
medio ordinario de comisión de otro, ( medio
afín),cuando es una ofensa de menor
categoría, que ordinariamente precede a
otra, ( menos a más) y cuando se trata de
actos que constituyen antecedentes o
consecuencias ordinarias de la realización de
otro.
Esta última situación, corresponde a lo que
los Alemanes llaman “actos anteriores y
posteriores impunes”; ejemplos de tales
casos, son el encierro de un morador de la
casa para robar, ( el secuestro es un acto
anterior impune) o el entierro del cadáver de
la víctima de un homicidio, para impedir que
sea descubierto, ( la inhumación ilegal es un
acto posterior impune).
Este principio no se aplica, sin embargo,
cuando la infracción dependiente resulta con
mayor pena, considerada aisladamente, que
la infracción principal, (v.g. se mata al marido
para poder violar a la mujer), pues en tal
caso, no puede suponerse concurrente la
presunción en que se fundamenta el principio
de consunción. Parece claro que en el
pensamiento del legislador, la penalidad de la
infracción principal, no llega a incluir un
desvalor tan grave como el de la infracción
subordinada, puesto que ésta tiene más pena
que aquella. En tal caso se penará como
concurso de delitos, pero para no infringir el
principio “non bis in idem”, al determinar la
penalidad de la infracción principal, habrá
que prescindir de la consideración de la
existencia de la infracción sirviente; si a ésta
la vamos a penar por separado, no es justo
que además influya para aumentar la pena de
la otra.
Concepto:
El Delito es toda acción u omisión típica, antijurídica y
culpable.-
Sujeto Activo:
El sujeto activo del delito es la persona humana, pues
es, el exclusivo ser capaz de realizar acciones dirigidas
a determinadas finalidades, de acuerdo a una voluntad
consciente, definición de personas la encontramos en
el artículo 55 del Código Civil.
Sujeto Pasivo:
Es el que sufre las consecuencias de la actuación
delictuosa del sujeto activo y que es lesionado en
alguno de sus bienes jurídicos. Es la víctima del delito.
Nuestro Código Penal, no hace referencia al sujeto
pasivo designándolo con ese nombre, sino que utiliza
otras denominaciones como ser: “paciente” art.396;
“ofendido” art.12 Nº6 y Nº18, art.19, 93 Nº5,
369,370,376,410,428,431; “otro”, art.91,395,405,467
etc.; “otra persona” art.416; “agraviado” art.13,
369,424,428; “Víctima” 456 bis.
Son sujeto pasivo las personas naturales y las
personas jurídicas; el Estado, la comunidad social,
( desordenes públicos art.269; delitos contra la salud
pública, art.318 y siguientes).
1. Atendida su gravedad:
a. Crímenes
b. Simples Delitos
c. Faltas
5. Según su procesabilidad:
a. De Acción Pública
b. De Acción Privada
c. Mixta.
6. Según su Flagrancia:
a. Flagrantes
b. No flagrantes
1. Atendida su Gravedad:
Crímenes, Simples Delitos y Faltas:
Delitos Continuados:
Al igual que los anteriores, requieren de la
repetición de una determinada conducta, pero con
la particularidad de que cada hecho, examinado
individualmente, es por sí solo punible. Desde un
punto de vista estrictamente jurídico, se trata de
la reiteración de varios delitos simples, los cuales
se unifican y consideran un delito único, en
atención a consideraciones vinculadas con la
unidad de dolo, con la unidad de lesión jurídica o
de ambos.
Aunque se tratará más adelante in extenso el
delito continuado, al desarrollar el capítulo
relativo al concurso de delitos, es necesario dar
algunas ideas fundamentales a su respecto, para
la debida exposición progresiva de la materia.
Nuestra Corte Suprema ha dicho, que el llamado
“delito continuado”, no es una teorización a
priori, sino que es un caso de unidad delictual
debida al dominio de la voluntad sobre un hecho,
en procura de la realización del resultado típico,
dominio que tiene la virtud de unificar la acción.
Es decir, conforme a este pensamiento, el delito
continuado se caracterizaría porque, no obstante
la pluralidad de movimientos musculares y
lesiones parciales del bien jurídico protegido, el
hecho per se es singular como consecuencia de la
unidad de voluntad. Un ejemplo sería el del cajero
que necesitando una suma alzada de dinero, para
pagar una intervención quirúrgica, en la
imposibilidad de obtenerla lícitamente y de
substraerla en su totalidad, se va apropiando de
ella por partes. Se dice que el concepto de delito
continuado, se debe a una ficción, porque fue un
expediente ideado por los prácticos para evitar
que se aplicara la pena de muerte a los
delincuentes sorprendidos en un tercer o cuarto
hurto. No obstante, la mayor parte de los juristas,
desde comienzos del siglo pasado, entre ellos
Carrara, sostienen la realidad de esta institución y
Pessina la fundamenta en la unidad delictual
resultante del dolo inicial único. Hoy en día,
doctrinariamente muchos autores creen que el
delito continuado debe descansar sobre bases
subjetivas y objetivas simultáneamente, a saber:
a. La unidad del dolo inicial, o sea, el propósito o
designio único, tomado desde el primer momento
y b. la lesión de un mismo bien jurídico . Esta
solución ha recibido un espaldarazo en el art. 81
del Código Penal de Italia, que exige “un mismo
designio criminoso y violación de una misma
disposición legal”.
La diferencia fundamental entre el delito habitual
y el delito continuado, reside en la naturaleza
delictual o no delictual de cada acto, de los varios
que los constituye, observados individualmente;
en el primer caso, ellos no son punibles, en el
segundo sí.
En nuestro Código Penal, no se trata del delito
continuado de una manera orgánica, en la parte
general y solamente existe un caso configurado, al
decir de muchos, que es el del artículo 451, en el
que se castiga como un hecho la reiteración del
hurto a una misma persona o de una misma casa a
distintas personas. Empero, no versa esta
disposición propiamente sobre delito continuado,
ya que no se dan los presupuestos teóricos a que
nos hemos referido, en especial, los referentes a
la voluntad o al dolo, sino que, como
expresamente lo dice, a una reiteración, o sea, de
un concurso material o real de delitos.
5. Otras Teorías:
Teoría de la Causa Eficiente.
Teoría de la Causa Próxima, de la
Preponderancia; Causa Necesaria; Causa Precisa
y de la Causa Inmediata.
Según Etcheverry la Teoría de la Causa Eficiente
para la cual, causa es la condición que ha
contribuido en mayor grado a la producción de
un resultado.
Birkmeyer sostiene, que de las condiciones
capaces de procurar un resultado, debe
seleccionarse la más eficiente, la cual adquiere la
calidad de causa.
3. La Tipicidad:
4. La Antijuricidad.
5. La Culpabilidad
El Dolo:
a. Teoría de la Voluntad:
b. Teoría de la Representación:
Clasificación de dolo:
a. Primera Interpretación:
Dentro de esta interpretación, el término
“voluntaria”, es sinónimo de “dolo” y quedan
incluidas en él, todas las condiciones de la
culpabilidad, o sea, lo que debe reunir el agente
para responder de la acción y del resultado que se
le imputa.
Así, establecida la voluntariedad de la acción,
queda establecida la voluntariedad del resultado;
es decir, el dolo.
b. Segunda Interpretación:
Esta interpretación sostiene que el término
voluntaria, se refiere únicamente a la acción y no
incluye por sí sola, al resultado.
Las acciones voluntarias pueden ser “dolosas” y
constituir el delito; “culpables” y constituir el
cuasidelito; o simplemente “dañinas” en sus
consecuencias, no obstante ser lícitas y realizadas
con la debida prudencia y diligencias y constituir
el caso.
Dentro de esta interpretación, la voluntad puede
existir sin el dolo; el agente puede querer la
acción como acción y no como delito; y la
culpabilidad no deriva de la expresión voluntaria,
artículo 1° Código Penal, sino de las expresiones
dolo, malicia y culpa que emplea el artículo 2° del
Código Penal.
c. Tercera Interpretación:
A nuestro juicio el término voluntario, es
expresivo de voluntad y debe interpretarse de
acuerdo con las reglas generales, en cuya virtud
las palabras de la Ley deberán entenderse en la
forma en que el legislador las define; y a falta de
definición legal, si son de uso general, en su
sentido natural y obvio; y si son técnicas, en el
sentido que les den los que profesan la ciencia o
arte a que pertenecen.
La Culpa:
Formas de la Culpa:
a. Imprudencia:
La imprudencia se caracteriza en general, como el
afrontamiento de un riesgo. Se da ordinariamente
en las acciones, y por excepción, en las omisiones.
No debe confundirse, la culpa por afrontamiento
de un riesgo, con el dolo de peligro: en este último
hay siempre conciencia de estar creando
directamente un riesgo por la propia acción que se
desarrolla; en la culpa por imprudencia, lo que se
viola, es el deber general de diligencia y
precaución. No siempre que se corre un riesgo, sin
embargo, debe hablarse de imprudencia. Hay
actividades lícitas que llevan un riesgo inherente:
conducir aviones o automóviles, fabricar
explosivos, ser acróbata, etc. Este riesgo es
admitido por el Estado, generalmente sometido a
ciertas reglas. Si éstas se observan, no habrá
responsabilidad por imprudencia cuando el riesgo
se verifique: ésta se refiere al riesgo creado o
aumentado por la actitud del sujeto y no al
inherente a la actividad misma. De ordinario, la
imprudencia se da en casos de culpa conciente,
pero no siempre. En general, se trata del
desarrollo de una actividad excesiva: el sujeto
como dice Soler, pudo haber evitado el resultado
desplegando menos actividad que la empleada.
Nuestra Ley alude a esta forma de culpa en varias
disposiciones: art. 329, 333, 490 y 492, llamándola
“imprudencia”, “mera imprudencia”,
“imprudencia temeraria”, etc.
b. Negligencia:
Se traduce en una falta de actividad: pudo haber
evitado el resultado desplegando “más” actividad
que la desarrollada. La actividad no ha creado el
riesgo, pero la actividad pudo haberlo evitado.
También nuestra Ley conoce esta forma de culpa,
a la que llama “negligencia”, “descuido”,
“negligencia culpable”, (lo que es algo
redundante), o “negligencia inexcusable, ( art.
224, 225, 228, 229, 234, 302, 329, 491, 492).
c. Impericia :
Es una forma especial de culpa que se presenta en
el ejercicio de ciertas actividades que requieren
conocimientos o destreza especiales: cirugía,
manejo de máquinas peligrosas, etc. En el fondo
se reduce a la imprudencia o negligencia: el
médico de poca experiencia o habilidad que
emprende una difícil operación, en la que el
paciente muere, pese al cuidado puesto por el
médico, resulta reprochable, no por no saber, sino
por haber emprendido la operación a conciencia
de su falta de habilidad, lo cual significa
imprudencia. Tanto es así que si intentó la
operación, porque no era posible conseguir otro
médico de más experiencia y de otro modo la
muerte del paciente era segura, no se le podrá
reprochar culpa. Por otra parte, si se trata de un
médico experimentado, pero que no pone la
debida atención en lo que hace, resultará un caso
de negligencia. Nuestra Ley no habla de
“impericia”, pero alude a ella por lo general como
“ignorancia” de una función: art. 224,
225,228,329,332. Sin embargo, no se menciona en
el caso de los médicos que causen daños a las
personas, (art. 491), donde sólo se habla de
“negligencia culpable”.
d. Inobservancia de Reglamentos:
A ella se refieren dos disposiciones del Código. En
el art. 492, se sancionan los cuasidelitos que se
cometieren con infracción a los reglamentos y por
mera imprudencia o negligencia. No basta, por
tanto, con la infracción reglamentaria: es
necesario que además exista imprudencia o
negligencia. En el art. 329 se sancionan los
accidentes ferroviarios que causen lesiones a las
personas “por inobservancia de los reglamentos
del camino que (el autor) deba conocer”. El art.
112 de la Ley de Ferrocarriles, que por el Principio
de Especialidad se aplica de preferencia al 329 del
Código Penal, contempla una conducta muy
semejante: la del que “por …inobservancia de los
reglamentos del ferrocarril causare
involuntariamente accidentes que hubieren herido
o dañado a alguna persona”. Aquí la inobservancia
de los reglamentos resulta una forma especial de
culpa, pero supone que ellos sean conocidos y se
violen ( imprudencia) o sean desconocidos,
debiendo conocerse (negligencia), y además, que
entre dicha inobservancia y las lesiones, exista
una relación de causalidad (“por inobservancia”).
Estas disposiciones tienen importancia entre
nosotros, porque permiten deducir el rechazo del
Principio del “versari in re illicita”.
Causales de Inculpabilidad.
El Error y la Coacción:
a. El Miedo Insuperable:
La fuerza irresistible y la causa insuperable están
dentro de la Exclusión de la Acción.
a) La fuerza irresistible, artículo 10 N° 9 del Código
Penal: “ El que obra por una fuerza irresistible o un
miedo insuperable”.
La fuerza que puede ejercerse sobre un individuo
puede recaer sobre su cuerpo o sobre su voluntad.
A la primera se designa “vis absoluta”y a la segunda
como “vis compulsiva”.
Caso de “vis absoluta” es el sujeto que recibe de
otro un empujón y que lo arroja sobre una vidriera
que se rompe.
Caso de “vis compulsiva” aquí solo hay presión
sobre la voluntad del individuo, puede presionarse a
una persona para que revele un secreto,
amenazándola con un arma o bien torturándolo, en
todo caso la fuerza no va dirigida a provocar
directamente un movimiento en su cuerpo, sino una
determinación de su voluntad.
En los casos de “vis absoluta” no hay acción, porque
no hay voluntad finalista que dirija el
comportamiento externo, la persona obra como
mero cuerpo físico, igual que una cosa, en cuanto a
la “Vis Compulsiva” el individuo que cede en
principio realiza una acción, ya que, se comporta de
acuerdo a su voluntad finalista pero le falta el dolo
en su actuar, no hubo libertad, existió miedo
insuperable, equivale a terror, espanto que llegan al
oscurecimiento de la conciencia.
b)La causa insuperable, artículo 10 N° 12 del Código
Penal, es más bien omisión que acción, “ la causa
legítima” que impide obrar puede ser una
prohibición legal o la existencia de un deber
jurídico preponderante, por ejemplo no prestar
testimonio por la obligación del secreto
profesional.
b. La Fuerza Irresistible:
La fuerza se torna irresistible cuando el sujeto,
para dominarla, debe desplegar un esfuerzo
heroico, sobrehumano, que la Ley no le puede
exigir. Habría que considerar que una pasión o
una emoción, por fuertes que sean, no son
irresistibles si no tienen un condyuvante que
refuerce su potencia (angustia, ansiedad extrema,
gran tensión nerviosa, desesperación, etc.).
c. La Obediencia Debida:
En el Código Español se consideraba como una
eximente especial el caso del que “obra en virtud
de obediencia debida”. La Comisión Redactora,
suprimió esta disposición por estimar que ella
resultaba superflua de la eximente anterior, de
obrar en cumplimiento de un deber y porque ella
equivaldría a dar al subordinado el derecho de
examinar la legitimidad de la orden superior y así
a autorizar la insubordinación. Según el sistema
que se siga en las diversas legislaciones, se habla
de “obediencia absoluta”, “relativa” y “reflexiva”.
En el sistema de obediencia absoluta, el inferior
debe siempre obedecer al superior en materias de
servicio, sin inspección o reserva de ninguna
clase.
Cuando existe obediencia relativa, el inferior debe
obedecer sólo las ordenes lícitas y no las ilícitas,
lo que obliga a examinar este aspecto.
En la obediencia reflexiva, el subordinado puede y
a veces, debe, examinar la licitud de la orden; si la
considera ilícita, debe representarla al superior,
pero si éste insiste, está obligado a obedecer.
En el sistema de la obediencia relativa y también
en el de la reflexiva, cuando el subordinado omite
la representación a que está obligado, los
inferiores comparten la responsabilidad penal del
superior, (salvo caso de error o coacción), según
las reglas generales.
En el sistema de la obediencia absoluta y en el de
la reflexiva, una vez que el superior ha reiterado
la orden, no hay responsabilidad penal para el
inferior, pero sí, subsiste para el superior.
En Chile el sistema seguido es el de la obediencia
reflexiva, art. 252, 159, 226, 336 C.J.M.-
La Participación Criminal
Los Autores:
A. El autor mediato:
B. El agente provocador:
Los Cómplices
Los Encubridores:
a. Favorecimiento Real:
b. Favorecimiento Personal:
1. Ocasional:
Se refiere a él, el art.17 N°3 y
consiste en albergar, ocultar o
proporcionar la fuga al culpable.
Esta conducta, que es la que
propiamente se denomina
encubrimiento en el uso general
de la expresión, sólo es
excepcionalmente punible en
nuestra Ley, lo que sucede en
dos casos:
- Si interviene abuso de
funciones públicas por parte del
encubridor; ocurrirá cuando el
encubridor sea un funcionario
público que tiene obligación de
perseguir o denunciar el delito,
art.82 C.P.P.
- Si el delincuente encubierto
es reo de traición, parricidio u
homicidio, cometido con alguna
de las agravantes del art.12 N°1,
2, 3, 4, 5, 6, 9 y 11, si estuvieren
en noticias del encubridor o
cuando el delincuente fuere
reconocido como reo habitual de
otros crímenes o simples delitos.
2. Habitual:
Contemplado en el N°4 del
art.17, consiste en acoger,
receptar o proteger
habitualmente a los
malhechores sabiendo que lo
son, aún sin conocimiento de los
crímenes o simples delitos
determinados que hayan
cometido o facilitarles los
medios de reunirse, de ocultar
sus armas o efectos, o
suministrarles auxilio o noticias,
para que se guarden o salven.
Se exige habitualidad; la Ley
estima que en tales casos, ya no
guía al encubridor el espíritu de
compasión hacia el delincuente,
sino un espíritu de lucro
personal o profesionalismo, o
bien, una actitud permanente de
hostilidad al orden jurídico, que
justifica una sanción.
La expresión “malhechores”, no
definida en la Ley, designa a los
cometen el delito.
Cuadro demostrativo de su
aplicación, (Labatut):
Autor Cómplice
Encubridor
Delito Art. 50 Art.51
Art. 52
Consumado Toda la 1 grado 2
grados
Pena menor
menos
3. En materia de faltas, el
encubrimiento no es punible y el
cómplice recibe una pena no
determinada específicamente, (las
reglas de los art. 51, 52 y 53 se
aplican solamente a la complicidad
en crímenes o simples delitos), pero
que no puede exceder en duración o
monto, de la mitad de la que
corresponde a los autores, art. 498.
d. Circunstancias Atenuantes y
Agravantes:
2. La comunicabilidad de las
circunstancias atenuantes y
agravantes, esto es, la forma
como afectan a los distintos
partícipes del delito. Aparece
reglamentado en el art. 64.
Sobre el alcance de esta
disposición nos hemos extendido
al ocuparnos del problema general
de la comunicabilidad en relación
con la participación criminal y a
ello nos remitimos. Recordaremos
solamente que esta regla está
dada para todas las circunstancias
atenuantes y agravantes, tanto
incluidas en la descripción de la
figura, como las inherentes al
delito y tanto las genéricas del
art. 12, como las especiales del
Código y otras leyes, salvo
expresa disposición en contrario.
1. No concurren atenuantes ni
agravantes. Puede el
Tribunal aplicar cualquiera
de las dos penas asignadas
al delito.
2. Concurren tanto atenuantes
como agravantes. En este
caso las compensará el
Tribunal racionalmente para
la aplicación de la pena,
graduando el valor de unas
y otras.
3. Concurren solamente
atenuantes. Si se trata de
una sola atenuante, ello
hace imperativo imponer el
grado mínimo, esto es, la
pena inferior de las dos
señaladas. Si hay más de
una atenuante, puede
imponerse la pena inferior
en uno o dos grados al
mínimo de los señalados por
la Ley. Para ello, el Tribunal
tomará en cuenta, el
número y cantidad de las
atenuantes.
4. Concurre solamente una
agravante. Debe el Tribunal
imponer la mayor de las dos
penas señaladas para el
delito.
1. No concurren atenuantes ni
agravantes: puede el tribunal
recorrer toda la extensión de
la pena.
2. Concurren tanto atenuantes
como agravantes. Se hará su
compensación racional,
graduando el valor de unas y
otras.
3. Concurren solamente
atenuantes. Si se trata de
una sola atenuante, se aplica
la pena en su mínimo. Para
estos efectos, es preciso
dividir la pena en dos
mitades de igual duración: la
mitad inferior se considera
mínima y la mitad superior, el
máximo.
4. Concurren solamente
agravantes. Si se trata de
una sola agravante, debe
imponerse la pena en su
máximo, determinado en la
forma señalada en el
numerando precedente. Si las
agravantes son dos o más,
puede el tribunal aplicar la
pena superior en un grado.
1. No concurren atenuantes ni
agravantes. El Tribunal puede
recorrer toda su extensión al
aplicarla.
2. Concurren tanto atenuantes
como agravantes. El Tribunal
debe compensarlas
racionalmente, graduando el
valor de unas y otras.
3. Concurren solamente
atenuantes. Si se trata de
una sola atenuante el
Tribunal no puede imponer el
grado máximo de la pena. Si
son varias las circunstancias
atenuantes, el Tribunal
puede imponer una pena
inferior en uno dos o tres
grados al mínimo de los
señalados por la Ley, según
el número y cantidad de
dichas circunstancias. En el
ejemplo, la concurrencia de
una circunstancia atenuante,
haría imposible la aplicación
de presidio menor en su
grado máximo, en tanto que
la concurrencia de dos o más,
permitiría rebajar la pena
hasta prisión en su grado
mínimo.
4. Concurren únicamente
agravantes. Si existe una
sola agravante, no puede
aplicarse el mínimo de la
pena señalada en el ejemplo,
(presidio menor en su grado
mínimo). Si las agravantes
son dos o más, el Tribunal
puede imponer la pena
inmediatamente superior en
grado al máximo de los
señalados por la Ley, (en el
ejemplo, presidio mayor en
su grado mínimo).
Circunstancias Atenuantes
a. Eximentes Incompletas.
b. Las relativas a los móviles.
c. Las relacionadas con la personalidad del culpable.
d. Las derivadas de su conducta posterior al hecho.
I. Eximentes Incompletas:
Circunstancias Agravantes
Nuestro Código enumera en el artículo 12, una
larga lista de circunstancias agravantes, que
llegaría a 19. A la lista del artículo 12, debe
sumarse la circunstancia genérica de agravación a
que se refiere el artículo 72.
El Código enumera las agravantes sin ningún
orden, ni hace clasificación alguna de ellas.
Como el artículo 64, es el único que se refiere a
una cierta diferenciación entre las distintas clases
de agravantes, que producen efectos con respecto
a la comunicabilidad, las estudiaremos procurando
clasificarlas en dos grandes grupos: las
personales, que se refieren especialmente a
condiciones o actitudes del sujeto activo y las
materiales, relativas a la ejecución misma del
delito. Sin embargo, hay algunos que
inequívocamente participan en ambos caracteres
y con los cuales formaremos un tercer grupo:
circunstancias mixtas.
1. Circunstancias Personales:
Son las siguientes: Premeditación, (Nº5
primera parte); Prevalecerse del carácter
público, (Nº8); Abuso de Confianza, (Nº7);y
Reincidencia, (Nº14,15 y 16 C.P.).
a. Premeditación:
El Código la caracteriza en la siguiente
forma: “en los delitos contra las
personas, obrar con premeditación
conocida”. La segunda parte de este Nº5,
corresponde a una circunstancia
agravante objetiva.
La naturaleza de la premeditación y sus
características, serán estudiadas
detenidamente al tratar del delito de
Homicidio calificado, en la parte especial.
Aquí nos limitaremos a señalar que
existen tres criterios fundamentales,
acerca de la naturaleza de la
premeditación: el cronológico, que es el
más antiguo, desarrollado por los
prácticos, que atiende al transcurso de
un cierto plazo entre la decisión delictiva
y la ejecución del delito; el psicológico,
defendido por Carmignani y Carrara, que
hace radicar la esencia de la
premeditación, en el “ánimo frío y
tranquilo de matar”, formado
anticipadamente y el ideológico, que
exige una deliberación interna, decidida a
favor de la comisión del delito y que
persista hasta la ejecución misma.
Actualmente, las legislaciones, tienden a
reemplazar la premeditación como
agravante, por la más amplia de “móviles
bajos y abyectos”.
La expresión “conocida”, significa
simplemente que la premeditación ya no
se presume, por el sólo empleo de ciertos
medios, como antiguamente ocurría.
Pacheco, estimaba demasiado
generalizada la agravante, dado que en
muchos casos, sería inherente al delito y
no podría producir efectos agravatorios.
3. Circunstancias Mixtas:
El Parentesco:
a. Condena Condicional:
Las críticas formuladas a las penas privativas de
libertad de corta duración, han llevado a proponer
en su reemplazo otras medidas con el fin de evitar
las perniciosas consecuencias de aquellas y de
promover la enmienda del delincuente. Una de las
instituciones más difundidas al respecto, es la
llamada “condena condicional”, por la cual el
condenado por delito que merece una pena
privativa de libertad de corta duración, no la
cumple en la forma ordinaria, sino que permanece
libre, sometido en cambio, a cierto régimen de
vida y vigilancia por un tiempo determinado.
Transcurrido dicho lapso, si el reo ha observado
buena conducta y ha cumplido con las exigencias
legales, se tiene por cumplida la condena. Por lo
general este beneficio se reserva para quienes
delinquen por primera vez y con respecto a
ofensas de poca gravedad.
2. Reclusión Nocturna.
Consiste en el encierro del
condenado, en
establecimientos
especiales, después de las
22:00 hrs. De un día, hasta
las 6:00 hrs. Del día
siguiente.
3. Libertad Vigilada.
(Titulo II, arts. 14, 15, 16)
Consiste en someter al
condenado a un régimen de
libertad a prueba que
tenderá a su tratamiento
intensivo e individualizado,
bajo vigilancia y orientación
permanente de un
delegado.
Regla Común:
De conformidad con la regla establecida en el art.74,
las penas privativas de libertad, deben cumplirse
antes de las penas restrictivas de libertad que
afecten al mismo condenado, por obvias razones
prácticas y dentro de las penas privativas de
libertad, deben cumplirse primeramente las más
graves, o sea, las más altas de la escala respectiva.
El art. 80 entrega a las disposiciones de los
reglamentos especiales todo lo relativo a la
organización y administración de los
establecimientos penitenciarios, al régimen de vida,
actividades, visitas, alimentación y disciplina de los
penados; trabajos que desarrollen y sus relaciones
con personas extrañas al establecimiento penal.
En materia de castigos sin embargo, existe una
limitación específica, no pueden imponerse otros
que los de cadena o grillete, encierro en celda
solitaria e incomunicación con personas extrañas al
establecimiento penal. Estos castigos no pueden
durar más de un mes.
c. Libertad Condicional:
Esta institución es la culminación del sistema
penitenciario moderno. Decreto Ley N° 324 de 12 de
Mayo de 1925. La Libertad Condicional, aparece
caracterizada en el art. 1° del Reglamento, como un
modo de cumplir en libertad, bajo determinadas
condiciones y una vez llenados ciertos requisitos, la
pena privativa de libertad a que está condenado un
delincuente por sentencia ejecutoriada.
La libertad condicional de acuerdo con el art. 2° del
D.L. 321, es un DERECHO del penado que está
condenado a una pena privativa de libertad superior a
un año de duración.
3.Por amnistía;
4. Por Indulto;
5. Por el perdón del ofendido;
El Perdón:
Las tres fuentes de extinción de la
responsabilidad penal que se señalan a
continuación en el art. 93, son en distintos
aspectos, un mismo hecho: el perdón. A veces
proviene de la autoridad pública, (indulto); otras
veces de la Ley,( amnistía) y otras de la víctima
del delito o titular de la acción penal, el que
renuncia a su ejercicio o remite la pena ya
impuesta.
a. La Amnistía:
La Amnistía es la extinción de la
responsabilidad penal por disposición de la Ley
que extingue la pena y todos los efectos de
ésta.
El art. 60 N°16 de la C.P.E. señala que sólo en
virtud de una ley, se puede conceder una
amnistía.
La Amnistía es el perdón más amplio que
reconoce nuestro derecho, con respecto a la
responsabilidad penal.
Borra, según el art. 93 “la pena y todos sus
efectos”, esto es, que no sólo pone término a la
obligación de cumplir materialmente la pena,
sino que elimina la calidad de condenado, v.g.
para los efectos de la reincidencia; de los
derechos de que el reo haya sido privado por
penas accesorias e incluso pone fin a la
posibilidad de pronunciar una sentencia
condenatoria con respecto a hechos sobre los
cuales ha recaído una amnistía.
Esta última referencia nos pone de manifiesto
que la amnistía no es personal, sino objetiva,
esto es, que no se concede para beneficiar a
determinadas personas, sino que afecta a las
consecuencias penales de determinados hechos,
las que hace desaparecer.
Como consecuencia, basta que se hayan
realizado determinados hechos, para que pueda
dictarse una ley de amnistía a su respecto,
aunque no se haya pronunciado sentencia o ni
siquiera se haya iniciado procedimiento judicial.
Corolario de esta misma característica es la
circunstancia de que una amnistía contenida en
una ley, no pueda ser rechazada por los
eventuales beneficiarios, que no desean ser
alcanzados por ella.
Porque nuestra legislación, dice Etcheberry,
nada dice al respecto, la amnistía no llega a
eliminar las responsabilidades civiles
provenientes del delito, por lo menos las que
afectan a particulares. Si bien la amnistía borra
la pena y todos sus efectos, la responsabilidad
civil, no emana de la pena, sino del hecho ilícito.
La amnistía no borra el hecho ni su ilicitud,
solamente elimina las consecuencias penales
que de el hecho ilícito puedan derivarse.
Además, en el caso específico de la
responsabilidad civil en favor de un particular,
la obligación de indemnizar nace con el hecho
ilícito mismo y desde ese momento se incorpora
al patrimonio de su titular. Etcheverry es de
parecer que los efectos de la amnistía se
extienden también a la restitución de los
derechos políticos de que ha sido privado el
penado por sentencia condenatoria a pena
aflictiva.
b. El Indulto:
La institución del indulto es la moderna
supervivencia del derecho de gracia del
Soberano: explicable en la época en que toda la
soberanía se encerraba en una sola persona,
que dictaba las leyes y hacía justicia; subsiste
hoy día sólo por razones de índole práctica,
como una manera de poder reparar los posibles
errores cometidos en la imposición de la pena y
como instrumento de política criminal, para
favorecer la enmienda del penado y procurar la
paz social.
El indulto puede consistir en una conmutación,
una reducción o una remisión de la pena
impuesta por sentencia judicial. En los dos
primeros casos, siempre subsistirá pena que
cumplir y en definitiva, salvo que intervenga
otra causal, la responsabilidad penal se
extinguirá por el cumplimiento de la pena
cambiada o reducida en la forma que el indulto
haya determinado.
El indulto que constituye propiamente una
causal de extinción de responsabilidad penal, es
el que remite la pena.-
Los efectos del indulto son más limitados que
los de la amnistía, pues de acuerdo con el art.
93, aquel sólo remite o conmuta la pena, pero
no quita al favorecido el carácter de condenado
para los efectos de la reincidencia o nuevo
delinquimiento y demás que determinan las
leyes. Solamente aparece eliminada por
consiguiente, la obligación de cumplir
materialmente la pena, pero subsisten los
demás efectos de la sentencia condenatoria, lo
que es especialmente importante para los
efectos de la reincidencia.
La redacción del art. 93 N°4 revela que el
indulto siempre afecta a un condenado, esto es,
para que pueda concederse un indulto no basta
con la simple comisión de los hechos punibles
como en la amnistía, sino que es preciso que
exista una sentencia condenatoria. De otra
manera no podría subsistir el carácter de
condenado “para los demás efectos”, como
señala el art. 93.
Esta situación es clara en lo que se refiere a los
indultos particulares que se conceden por
Decreto Presidencial, pero es dudosa respecto
de los indultos generales que se conceden por
Ley. No estableciendo la Constitución Política
ninguna regla especial sobre la naturaleza de
los indultos, una ley de indulto general podría
hacer una excepción a lo dispuesto en el Código
Penal, que no es más que una ley y disponer
que él, produjera efectos antes de existir
sentencia condenatoria. Refuerza esta idea dice
Etcheverry, el hecho que en el Código de
Procedimiento Penal, en su art. 433 N°6,
autoriza al reo a oponer como excepción de
previo y especial pronunciamiento, durante el
proceso, la existencia de un indulto que lo
beneficia.
Si el presidente de la República concede un
indulto antes de existir sentencia condenatoria,
Labatut estima que está violando el art. 73 de la
Constitución Política, pues ello importa negar a
los Tribunales de Justicia la facultad de conocer
de todos los asuntos criminales que se
promueven dentro de su territorio jurisdiccional
y el Presidente de la República, estaría
ejerciendo funciones judiciales avocándose a
causas pendientes. Etcheverry no participa de
tal opinión …. La Constitución política reserva a
los Tribunales de Justicia la facultad de juzgar,
condenando o absolviendo; otorga en cambio al
Poder Ejecutivo y Poder Legislativo, la facultad
de perdonar que es diferente de aquella. De
otro modo habría que concluir que la Ley de
Amnistía o de Indulto General, sería
inconstitucional en caso de anticiparse a una
sentencia condenatoria.
Para estimar improcedente un indulto
presidencial concedido antes de la condena, es
suficiente atender al claro texto del art. 93 N°4
del Código Penal, según el cual el indulto, sólo
extingue la responsabilidad penal cuando se
dicta después de la sentencia y en
consecuencia, el Decreto resulta ineficaz frente
a la Ley cuando se opone a ella.
El indulto se tramita por medio de la autoridad
penitenciaria administrativa. En todo caso el
indulto se concibe como una “gracia”, esto es,
una facultad discrecional del poder Ejecutivo y
no como un derecho del penado.
La Prescripción:
La necesidad de considerar consolidados los
derechos y saneadas las situaciones anormales
cuando ha transcurrido un tiempo suficientemente
largo, ha llevado a contemplar la institución de la
prescripción en materia penal, tal como existe en
materia civil. Institución no fundamentada en una
idea estricta de justicia, sino más bien de paz
social, la prescripción resulta sin embargo,
imprescindible en la práctica.
La prescripción puede producirse por el transcurso
del tiempo después de cometido un delito y antes
de pronunciarse sentencia condenatoria; o bien,
después de la sentencia condenatoria y antes del
cumplimiento total de la condena. En el primer
caso se habla de prescripción de la acción penal,
(o del delito según algunos) y en el segundo, de
prescripción de la pena.
La mayor parte de las legislaciones contempla
ambas clases de prescripción y establece plazos
más prolongados para la prescripción de la pena
que de la acción penal. Nuestra ley sin embargo,
ha señalado plazos iguales.
2.Prescripción de la Pena:
Los plazos de prescripción de la pena
empiezan a contarse desde la fecha de la
sentencia de término o desde la fecha del
quebrantamiento de la condena, si ésta
hubiere comenzado a cumplirse.
La expresión “fecha de la sentencia de
término” debe entenderse en el sentido de
“fecha en que la sentencia de término
adquirió tal calidad”, esto es, desde que se
notificó la resolución que la mandó a
cumplir, según el art. 174 del C.P.C.,
aplicable al procedimiento penal, en virtud
del art. 43 del C.P.P.
Los plazos de prescripción son exactamente
los mismos que en la prescripción de la
acción penal.
No hay prescripciones especiales de corto
plazo para la pena.
Dada su naturaleza, la prescripción de la
pena no tiene suspensión, sino únicamente
interrupción, por la comisión de nuevo
crímen o simple delito, sin perjuicio de
empezar a correr nuevamente a partir de la
fecha de comisión de este último. Art.99.
E.