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Jürgen Kocka (2003)

PÉRDIDAS, GANANCIAS Y OPORTUNIDADES: LA HISTORIA SOCIAL HOY

Está muy difundida la impresión de que este no es un buen momento para ser un historiador social. Parece que la historia social ha
atravesado un largo período de descenso que comenzó a principios de los ’80 y que tal vez no haya tocado fondo todavía. Mientras
que hay pruebas abrumadoras que confirman la noción escéptica de una decadencia a largo plazo de la historia social, esta
caracterización sólo es verdadera a medias. Primero no hubo pérdidas, sino también ganancias. Segundo, un nuevo giro parece
inminente, el cual puede conducir a un renacimiento de la historia social aunque en una forma profundamente reestructurada.

La Historia Socio-Científica en Decadencia


La historia social pertenecía a aquellas sub-disciplinas que han ofrecido muchas oportunidades para la aplicación de métodos
analíticos. Los impulsos de las ciencias sociales vecinas desempeñaron un papel importante. En este sentido la historia socio-
científica fue siempre sólo una pequeña parte de la historia social. Aún así, en las décadas de los ’60 y ’70, la historia socio-
científica era un campo de experimento, entusiasmo e innovación, en el cual se comprendieron bien muchas cosas nuevas, se
criticaron antiguas leyendas y se presentaron hipótesis que cuestionaban ideas establecidas para hacer más investigación. La historia
socio-científica no ha desaparecido totalmente. Pero por lo general, lo atractivo de este tipo de investigación disminuyó. Por un
lado, la desilusión creció con la proporción asimétrica entre los esfuerzos invertidos y los resultados. Por otro lado, nuevos enfoques
narrativos cautivaron el campo. Más importante aún es el hecho de que los historiadores se volvieron a nuevos tipos de preguntas
que no pueden ser respondidas por la cuantificación, los métodos analíticos y el rigor científico.

Perdiendo la economía
Durante las últimas dos o tres décadas, la historia social no sólo se expandió y se diversificó, sino que también soltó sus lazos con la
historia económica al volverse más independiente y especializada o al moverse más cerca de la historia cultural. Esto fue parte de un
proceso de profesionalización y de la autonomía creciente de la historia social como una sub-disciplina. También fue una reacción a
la especialización y a la auto-referencialidad cada vez mayor de la economía. Como consecuencia, la historia social se emancipó de
los problemáticos paradigmas “materialistas”, a veces relacionados con los anticuados modelos de pensamiento de superestructura
de base.

Cambio de paradigma
El clima intelectual ha cambiado profundamente durante el último cuarto del siglo XX así como también el conjunto de
predisposiciones que influyen indirectamente en el estudio de la historia. La popularidad en descenso de las explicaciones socio-
económicas del cambio histórico y también el interés creciente en la cultura y las interpretaciones culturales tanto del presente como
del pasado son partes de este cambio. El impacto en la historia social ha sido diverso y no puede equilibrarse fácilmente con
respecto a las ganancias y las pérdidas. El lugar relativo de la historia social, en comparación con la historia cultural y política, ha
disminuido. Pero en sí misma, la historia social se ha vuelto más rica y sofisticada. La explicación se ha vuelto menos obvia, menos
evidente, menos deseable o menos manejable para muchos historiadores. La interpretación ha recobrado el lugar central.

Ganancias
Sería incorrecto poner demasiado énfasis en las pérdidas. Las ganancias han sido al menos tan importantes. Si se compara la historia
social de 1970 con la historia social del 2000, los cambios son muy alentadores. Los historiadores sociales aprendieron de los
desafíos; adoptaron e incorporaron lo que a ellos les pareció valido entre las sugerencias y las exigencias de aquellos que los
plantearon. Como consecuencia, la historia social cambió. Los historiadores sociales aprendieron a analizar las relaciones diversas
entre las diferentes dimensiones de la desigualdad social, especialmente la clase, el sexo y el origen étnico, pero también la edad.
Actualmente están más conscientes del carácter construido de sus objetos, construidos por los actos semánticos, sociales y políticos
de sus contemporáneos además de las categorías del investigador. La historia social se expandió totalmente y, al mismo tiempo, se
diversificó: en general hubo mucho enriquecimiento y mucho progreso. Las dos ganancias de la historia social: expansión interna,
enriquecimiento, diferenciación y a veces fragmentación; expansión externa, es decir, la entrada victoriosa de la historia social en la
historia general que, como consecuencia, ha sido profundamente reestructurada y hecha más socio-histórica. Los enfoques, los
puntos de vista, los temas y los resultados de los historiadores sociales fueron aceptados e incorporados por muchos otros
historiadores que n querían llamarse a si mismos historiadores sociales. La historia social se introdujo exitosamente en sus
oponentes.

Oportunidades actuales

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La heterogeneidad interna de la historia social ha crecido. Sus fronteras exteriores nunca fueron claramente trazadas. Se han vuelto
más borrosas durante las últimas décadas. El campo permanece dinámico, lleno de innovaciones y capaz de sorpresas. Al mismo
tiempo, los historiadores sociales continúan siendo caracterizados por convicciones y prácticas no compartidas por todos los
historiadores. Rechazan todas las formas de individualismo metodológico estricto. No están interesados en biografías individuales y
acontecimientos específicos, sino más bien en fenómenos colectivos.
Después del giro cultural, del giro lingüístico y del giro constructivista del pasado, un nuevo “giro social” es inminente. No será la
historia social de los años ’60 y ’70. Sino que más bien será una historia social después del giro lingüístico. Tendrá que incorporar
ingredientes de la historia cultural y política, analizar los fenómenos sociales como construidos, combinar la estructura, la agencia y
la percepción. Gran parte de la producción en historia social permanece estrechamente ligada con el paradigma histórico nacional.
Por otro lado, la búsqueda de enfoques transnacionales está creciendo rápidamente. La comparación puede ser una excelente manera
de trascender los límites de las fronteras nacionales. La comparación ha llevado a resultados sorprendentes, y sus posibilidades están
lejos de agotarse. Las redes y las relaciones se vuelven objetos de estudio, en vez de las entidades sociales como las sociedades o
grupos específicos dentro de sociedades específicas. Hasta ahora parece más fácil aplicar este enfoque al estudio histórico de las
percepciones e influencias mutuas, las culturas y las ideas que a las estructuras y los procesos sociales.

[Jürgen Kocka, “Losses, Gains and Opportunities: Social History Today”, en Journal of Social History, 37:1, 2003, pp. 22-28.
(Traducción de Cátedra)]

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