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EI Capitolio de Roma, La colina del Capitolio. que no formaba parte de la Roma primitiva, pronto se convirtio en el lugar mas importante del culto a los dioses. En el afio 509 a.C. se consagy6 el templo de Jupiter y en la cima norte, hoy ocupada por la iglesia de Santa Maria Aracoeli, se levanté el templo de Juno Moneta. En 1534 Miguel! Angel diseiié la plaza, a la que se accede por la gran escalinata y en la que, ademas de la estatua ecuestre de Marco Aurelio. se encuentran los palacios de los Conservadores y de los Senadores, ademas del Museo Capitolino, Es ana plaza meramente yepresentativa, de pura funcién simbélica, MORFOLOGIA URBANA El andlisis urbano E landlisis urbano es el método de investigacién de la morfologia de la ciudad. Su objetivo es epistemolé- gieo: establecer la relacién dialéctica entre las tipologias edificatorias y los espacios urbanos. E! resul- tado no puede ser mas satisfactorio. Gracias al conoci- miento de las formas urbanas se comprende el origen fun- cional y el valor de uso del disefio de las distintas partes de la ciudad. También cules son sus sucesivos estratos constructivos. No hay que olvidar que la ciudad es un pro- ceso continuo de crecimiento, transformacién, modifica- cién y cambio y que si es posible describir o caracterizar cada una de sus etapas, debe hacerse siempre teniendo en cuenta los condicionamientos de formacién y desarrollo de cada periodo de su existencia. La suma de aconteci- mientos arquitecténicos y espaciales de la ciudad, con sus distintos cambios conceptuales y formales, es, pues, el ob- jelo de un andlisis fenomenolégico de Jas formas urbanas. El analisis urbano comprende, ademas de las estructu- ras urbanas, producto de los modas de crecimiento y for- maci6n del tejido urbano, los sistemas compositivos que, combinados. forman la trama de la ciudad. A ello hay que afadir el paisaje urbano y la percepcion de la ciudad. Tanto el llamado arte urbano como las ultimas tendencias de construccién de la ciudad andloga o de la ciudad cons- truida, en oposicién a la ciudad disgregada del movi- 57 Barrio de Ja Baixa de ‘Lisboa, Segunda mitad del siglo xvi. Portugal. En 1755. un terremoto destruyé completamente la vieja ciudad de Lisboa. Ante la catastrofe, el mundo culto europeo se conmovia moralmente (Voltaire, Kant). Bajo el gobjerno de} marqués de Pombal, el ingeniero militar Manuel da Maia y el arquitecto Eugenio de Santos creayon la nueva ciudad que, con trazado ortogonal y una arquitectura estandarizada sustituyd la antigua poblacién de trama y caserio iregulares. Lisboa es un claro ejemplo del urbanismo de la Iluslacién. miente modemo, tienen su apoyo en el estudio de la mor- fologia urbana a través del andlisis espacial y constructivo de las tipologias de la ciudad tradicional. E] trazado La estructura fundamental de la ciudad es su trazado o la adicién de los sucesivos trazados que la constituyen. es decir, su tejido urbano. Desde su origen la ciudad ha generado un tipo de asentamiento fisico que implicd si- multaneamente una forma y una interpretacién de la ima- gen del mundo. Ya hemos visto anteriormente que existen dos formas esenciales de ciudad: la radioconcéntrica y la de cuadricula. Cada una adaptada a condicionamientos fi- sicos, funciones o destinos que pueden ser diferentes se- gun la civilizacién 0 época a 1a que pertenecen, pero con denominadores comunes que sobrepasan su forma o el contenido que se les ha querido atribuir —ciudad despé- tica y propia para el poder absoluto, concéntrica, bur- guesa e igualitaria en cuadricula— de ciudad espontanea o de ciudad creada ex-novo de acuerdo a la regularidad. El tejido urbano de una ciudad que es un resultado de sucesivos procesos histéricos puede ser apretado y denso o espaciado y ralo. También enmarafiado o claro. de tra- zado nacido segin las necesidades siguiendo las curvas de nivel del terreno o geométrico si ha sido creado por una mente matematica. Descartes pensaba que de esta manera debiera ordenarse toda ciudad. La organizacién del espacio urbano se refleja en el plano de la ciudad. cuya lectura nos muestra la forma, ex- tension y densidad del tejido urbano. Aparte de la disposi- cién general de la traza de la ciudad y de su perimetro. el tejide urbano tiene una trama mas o menos apretada se- gun sea su malla inicial o ta colmatacién que han sufrido a lo largo del tiempo sus espacios vacios. Todo tejido ur- hano esta estructurado por una red o trama urbana pri- maria, compuesta por las vias principales de circulacion y los edificios, espacios singulares y zonas verdes que com- ponen las partes de la ciudad. Muchas tramas primarias son indivisibles. Por ejemplo, el conjunto Palacio Real y Campo del Moro en Madrid, lo mismo que el parque del Retiro o el de la Ciudadela de Barcelona forman tramas urbanas primarias que dificilmente pueden partirse o seg- mentarse. Las tramas secundarias son aquellas que divi- den las primarias. Las calles transversales comprendidas entre las grandes arlerias de la red primaria forman una ved mas flexible y de menos importancia estructural. Por Ultimo la trama secundaria es también objeto de divisio- nes o subdivisiones. Los cailejones, pasajes abiertos o cu- biertos, calles de «sal si puedes, pasillos, patios vecinales, corvales, etc., constituyen una red menuda y de espacios semiptiblicos o privados que forman la microestructura urbana. La estructura urbana, con sus tres tramas, se super- pone a una serie de elementos naturales. topograficos y attificiales que determinan o distorsionan el desarrollo o el] crecimiento del tejido urbano. Una colina —el Pan de Aztcar de Rio de Janeiro— o un rio son impedimentos para la extensién de la ciudad. A veces se trata de barreras creadas por el hombre: las lineas férreas, las autopistas, un canal, una fabrica, un jardin, etc. Los grandes urbanis- tas han sido aquellos que han sabide sacar provecho de una dificultad. Miguel Angel, en la plaza del Capitolio en Roma; Martin de Aldehuela, con el puente de Ronda, o el autor del puente de Brooklin en Nueva York, con sus in- tervenciones, incrementaron la belleza de sus respectivas ciudades, La persistencia del plano Los elementos generadores de un plano, tanto los ma- teriales —particularidades de] lugar, topografia, clima, orientacién, etc.— como los intelectuales —sistema de ur- banismo— son los que se reflejan en el plano, producto del continuo proceso del desarrollo y del crecimiento ur- bano. Una ley que puede constatarse es la de la persisten- cia del plano primitivo de Ja ciudad. Pese a las modifica- ciones que una urbe sigue a la larga de los siglos, con la adicién o incluso supresién de na calle o varias calles, siempre resulta legible en el plane la estructura primige- nia. Aun cambiando la parcelacién para edificar —lo que se suele hacer por la agregacién o suma de varios peque- Reforma del centro de Florencia. 1885-1895. Italia. En el siglo xx domina el afan de mejora y saneamiento de las ciudades. En la zona del mercado Viejo de Florencia, corazn de la ciudad histérica, a la anterior planimetria ortogonal se superpuso el rigido trazado de calles mas anchas y rectilineas. Aunque se respetaron los grandes monumentos del pasado, iglesias y palacios, con la operacién se destruyd su entorno tradicional. Al sustituirse el antiguo caserio por una arquitectura ecléctica e historicista. que culming er la pomposa plaza Vittorio Emanuele, la ciudad se muté en decimondnica. 59 Catedral de San Pablo. 1670-1711. Londres. En 1666, un gran incendio destruyé por entero la City de Londres. E} arquitecto Sir Christopher Wren. al que se le rechazé su plano utopico para Ja reconstruccién de la ciudad, edificé la catedral de San Pablo. Este gran templo, aistado por todos sus lados y con su airosa cupula, es un monument excepcional. Nada lan vistoso se habia visto antes en Londres, que de esa forma adquiria la imagen de una capital moderna, fos soiares para formar uno mayor— persiste el trazado primitive. También cuando por el derribo de una o varias construcciones se forma en su lugar una plaza o una ca- lle, siempre queda la huella del trazado anterior. Walter Benjamin afirmaba que shabitay es dejar rastros». Nada mas cierto. En la ciudad las transformaciones ain mas radicales dificilmente rompen con la estructura general. La traza va formando estratos segun cambia el alzado de lo construido. Incluso cuando una intervencién a fondo en un barrio modifica radicalmente su trama, no hace mas que introducir un fragmento diferente del resto de la ciu- dad, que a manera de un remiendo borva sélo parcial- mente una zona, El plano general de la ciudad, con exclu- sién de este punto concreto, seguira denotando siempre por entero la estructura urbana de fa totalidad, Las tipologias arquitecténicas La nocién de tipologia arquitecténica es esencial para e] analisis urbano. Esquema de base. con caracler abs- tracto, constituye un instrumento indispensable para la clasificaci6n y el inventario de los edificios de la ciudad. El «tipo», entendido como un conjunto de caracteres orga- nizados en un todo, en el que se producen, a partir de un esquema inicial, una Serie de operaciones, combinacionés, crecimienlos y variantes, sirve para establecer el catalogo analitico de la arquitectura dentro de su contexte urbano. Los edificios no son entendidos sdlo por sus valores sin- gulares o estilisticos —caledral romanica 9 gédtica, palacio renacentista 0 barvoco, etc.— sino por su programa con- creto —Ayuntamiento, hospital. carcel, mercado, fabrica. etcétera— y sobre todo por la reilerada presencia de tos stipes consagrados» —las casas o «habilat— refrendados por el uso y el consenso social. El tejido urbano y las tipologias arquitecténicas estan estrechamente ligados. La relacion parcela construida y espacio urbano forma la trama, la organizacion primaria del tejido de la ciudad formalmente completa. Espacio construido y espacio vacio se entreveran y entrecruzan. Las tipologias veiterativamente establecen la homogenei- dad de! trazado. El tipo, que no se caracteriza fuera de su aplicacién concreta, es decir, del tejido construida, sélo al- canza su valor si esta inserto en el conjunto de la estruc- tura urbana. Los bloques de las manzanas de la ciudad tradicional o los edificios aislados de las modernas urbani- zaciones, con sus diferentes formas y escalas marcan las etapas del crecimiento de Ja ciudad. La estructura urbana, con sus tipologias arquitecténicas localizadas en el espa- cio tienen siempre una dimensién histérica. La construccién de la ciudad Las ciudades son levantadas trazo a trazo por los habi- tanles, los promotores, los contralislas o las autoridades. El hecho urbano es ante todo un hecho arquitectanico. La realidad material de una aglomeraci6n urbana se hace evidente con la agrupaci6n, en mayor o menor canlidad y volumen de construcciones, sean ya de caracter publico o de habitacion. Cuando los caminos se convierlen en calles flanqueadas por edificios comienza enlonces la ciudad. El continuo urbano ante todo consiste en un conjunto de ar- guitecturas dispuestas con un cierto orden, dejando entre ellas espacios libres para el trafico v los intercambios en- tre los ciudadanos. Las manzanas, islas o cuadras, ld Coliseo, Roma. Siglo 14.C. EI Coliseo o Anfiteatro Flavio 8 uno de los grandes monumentos de Roma. Sin duda, el mas imponente. Situado cerca de los des foros, su enorme masa se impone en todo su entomo. En el siglo xx, bajo el fascismo, Roma fue reformada de acuerdo a directrices grandilocuentes de yestaurar la antigua grandeza de los Césares. La Via del Imperio, ancha arteria que desde la plaza Venecia abre el eje de circulacién hacia el sur, ha creado una despejada perspectiva al Coliseo, verdadero hito arquilecténico de la Roma clasica. 61 Panordmica desde ef Piazzale Michelangelo. Florencia. Desde esta elevada plataforma se columbra la totalidad de Florencia con sus puentes sobre el Arno, sus monumentos y el fondo de las colinas de Fiesole. D, H. BURNHAM: Flatiron Building. 1902. Fotografia de Alfred Stieglitz, 1903. Nueva York. La avenida de Broadway forma una diagonal que yompe la cuadricula de Manhattan. En un bivio, este edificio, uno de los primeros rascacielos, siempre ha Mamado la alencién por su forma de quilla. Los neoyorquinos irénicamente le Vaman «la plancha* por su parecido a los utensilios de hierro usados en la época para planchar la ropa. Ha de sido objeto de aten Brandes fotégrafos. mismo que los edificios-bloque junto con los espacios de las calles y de las plazas constituyen los elementos prima- rios fundamentales que estructuran la ciudad. De la misma forma que las tipologias del habitat son el ammazén del tejido urbano, hay siempre uno o varios edi- ficios singulares, los monumentos representativos y sim- bélicos, que por su caracter y significacién se convierten en puntos de referencia, en centros de atraccién y lugares nodales de la ciudad. Emergiendo del caserio. son puntos permanentes de la memoria urbana, tanto por su forma como por el lugar que ocupan, La Giralda de Sevilla, la cu- pula de Santa Maria de Fiori en Florencia, la Torre Eiffel y el rascacielos del Times en Broadway (Nueva York) pue- den ser paradigmas de este tipo de construccién que so- brepasa los valores mismos de lo artistico y lo monumen- tal, Alberti, al decir que la cipula de Brunelleschi cubria toda la Toscana, estaba ya dando la clave de su papel no solo en la estructura de Florencia sino en todo e) territo- rio en la que esta enclavada. Las* siete maravillas del mundo, como el faro de Alejandria, tenian este valor nodal y simbolico para la estructura urbana. Aparte de estes edificios singulares hay Luda una serie que desempeiian, dentro del tejido urbano, los puntos fo- cales de la ciudad. Son los edificios a los que convergen las vias de mayor tréfago humano seguin la funcién de la ciudad: casas consistoriales, lonjas de comercio, bancos. santuarios, etc. En las ciudades modernas las estaciones de ferrocarril, aulobuses 0 los aeropuertos que unen la ciudad con el exterior, al estar colocadas en el limite o al exterior del centro urbano, con una fachada o una arqui- tectura significativa, desempefian el pape! que toman las puertas de las murallas en las antiguas ciudades. Lugares a los que Jas gentes Ilegan y de los que parten, como sefia- laba Unwin, las estaciones reclaman un amplio espacio abierto delante, calles laterales bien ordenadas y una grandeza digna de la ciudad. La estacién Termini de Roma, la de Francia en Barcelona o la de Atocha en Ma- dyid pueden darnos la medida exacta del papel urbano que desempenia un edificio de su tipo dentro de la trama urbana. Los espacios urbanos El espacio urbano es ef vacio que existe entre dos 0 varios edificios. Su forma depende de la colocacién o dis- posicién de dichos edificios. Espacio exterior, al aire libre o semiabierto en soportales, porches y galerias cubiertas, el espacio urbano puede ser publico. semipUblico o pri- vado, Comprendido o limitado por las construcciones ar quitectonicas, ese espacio puede adquirir valores estéticos sean ya por la forma geométrica de su planta, la belleza ar- quiteclonica de los edificios y el desarrollo mural que lo conforma o por la circulacién y tréfago que, en tanto que via de comunicacién, engendra. El arte urbano ha sido, y sigue siendo, tanto una prac- tica arquitecténica como una creacién de espacios. Las grandes creaciones histéricas son el producto de la unién de ambas acciones a las que debe afiadirse el tiempo, que va dejando el poso de sucesivas y a veces contradictorias acciones sobre el mismo lugar. Determinados nucleas de concentracién monumental, que emergen como unidades organicas en medio de zonas sin mayor relieve, son los que vertebran la ciudad y le confieren un sentido artistico. La plaza de) Campo en Siena o el Zocodover en Toledo. la primera caracterizada en una forma y la otra sin llegar a concluirse, marcan, sin embargo, el espiritu de dos ciuda- des histéricas, en las que !os repertorios formales de la ar- “ quitectura y del espacio urbano responden a determina- das formas culturales, La calle La calle es un elemento fundamental de! espacio ur- bano. Generador de la ciudad, cuando a un lado y a otro de un camino se forma una aglomeracién, es un eje de transito y comunicacién a la vez que de crecimiento lineal continuo del nucleo urbano. Carretera en los arrabales, se convierte en calle en el centro de la ciudad, a la que sirve de via de penetyacion. Historicamente hay calles que si- guen conservando su funcién original. La rue Saint-Jac- ques de Paris, al igual que las calles principales de las po- blaciones que jalonan el Camino de Santiago. recorve la ciudad en sa totalidad, estableciendo atin el eje norte-sur GUSTAVE EIFFEL: Torre Eiffel, 1887-1889, Paris. La verticalidad ha sido un distintivo de los edificios singulares en las ciudades de Occidente. En el siglo xix, los ascensores han hecho posible la subida sin cansancio a los rascacielos o a un monumento de la altura de fa Tone Eiffel. Levantada como simbolo del «siglo de la Industria y de la Ciencia», su cuspide se desting a ser faro y lugar de experiencias cientificas de meteorologia. de astronomia y lelegrafia Optica. Su historia posterior lo ha demostrado ampliamente. Su funcién sobrepasa lo meramente monumental. 63 Las Rambias, Barcelona. Su origen es geografico. Segtn el Diccionario de la Academia de la Lengua es el “lecho natural de las aguas pluviales cuando caen copiosamentes, Urbanizadas, son anchas arterias esenciales en las ciudades meditevraneas. R. WALKER: Regent Street. 1852, Litografia. Londres. La ciudad anglosajona de la época neoclasica con sus trazados de calles curvas muestra una flexibilidad yiaria y una elegancia arquitecténica verdaderarmente modélicas. 64 de la capital francesa. Las calles mayores espafiolas, que van de puerta a puerta de las desaparecidas murallas, son la espina dorsal del tejido urbano. En su marcha hacia el Oeste, los norteamericanos fueron creando ciudades que durante mucho tiempo no tuvieron mas que una calle, tal como ahora nos las presentan las peliculas de vaqueros. La parcelacién y divisidn con calles transversales de la calle principal son la matriz de una ciudad. La altura de los edificios que anquean una calle lo mismo que el an- cho de la calzada 0 arroyo, son esenciales a la hora de va- lorar su adecuacién como espacio urbano. La relacion de su dimensién respecto a la importancia de la ciudad es de- cisiva, De menor tvascendencia es la decoracién arquitec- tonica de sus frenies debido a que la vision lateral que produce toda calle hace que su categoria sdlo sea perci- bida de manera secundaria. Trazada segiin las épocas a es- cala del hombre, del carro, del caballo y de la carroza en el pasado y hoy del automévil la calle sixve sobre todo para el trafico y la circulacién de personas y vehiculos, Con arbo- les y aceras 0 carente de estos elementos, la calle es. ade- mas de un pasillo de circulacién, un lugar de paseo con tramos mas o menos frecuentados y con mayor o menor cantidad de establecimientos publicos, comercios, cafés. cines, etc. El nerviosismo del trafico rodado y del tréfago humano es uno de los mayores atractivos de las arterias de las grandes urbes, Existen diferentes tipos de calles. Hay calles ruidosas, animadas, calmadas. aburridas, miste- riosas, feas, miserables, etc. Segiin sea la zona urbana, la calle es siempre un espacio concreto, dotado de una vida propia. Su variedad, atraccién y rechazo pueden ser infini- tos. Alo largo del tiempo, el trazado de fa calle ha variado. Desde la Via Sacra de Babilonia hasta la Quinta Avenida de Nueva York, la calle rectilinea ha sido simbolo de mag- hificencia urbana. Alberti, que reservaba la linea recta para las avenidas principales «por las cuales el ejército puede marchar», preferia las calles sinuosas como trios. A las calles rectas —la de los Parieros en Arras (1392) 0 la Via Giulia de Roma (abierla a principios del sigio xvi por e] Papa Julio Il), hay que oponer las de los burgos medie- vales que seguian los caminos para les pastos (Santillana del Mar}. Broadway, en Nueva York, sigue todavia el camino que aLravesaba toda la isla de Manhattan. En el si- glo XIX, aparte de los Crescenés ingleses y los bulevares construidos sobre los paseos de ronda de las murallas —en Espafia las Cavas baja o alta— apenas se trazan calles cur- vas. Los problemas de comunicacidn entre las diferentes partes de la ciudad y sobre todo la lucha contra las barri- cadas levé a Haussmann a abrir anchas avenidas en las que, con dos cafones en cada extremo, se podia dominar a densas masas populares de los viejos barrios. perfecta- menle trangulados por la nueva red de modernas calles. La preocupacion por el trafico motorizado Ilevd, en el si- glo xx, a querer eliminar, por medio de calles a varios nive- les, la calle tradicional. Las vias rapidas norteamericanas han roto el lejida urhano que ha funcionado durante si- glos. Le Corbusier, parlidario del trazado viario recto —slas calles sinugsas son las sendas de los burres de cargao— al separar da unidad de habitacion» de las arle- rias con transite rodado, ha sido el mayor enemigo de la calle lal como ha existido durante siglos. Plaza Navona, Roma. Antiguo circo romano de Domiciano (86 d.C.) la Plaza Navona, en el centro mas trecuentado de Roma. adquirié en el harroca su fisionomia actual. La ctipula de la iglesia de Santa Inés de Boromini y el obelisco de la Fuente de los Rios. de Bernini, senalan los puntes tocales de este yasto espacio oblongo, muy apto para el paseo y las fiestas publicas ~Lornens, cucarias, cabal gatas, mascaras, etc. Desde mediados del siglo xvi hasta finates del xx en los sdbados y domingos del mes de agosto se tnundaba de agua formando un lago vara recreo y diversién popular y también para refrescar e. lomdo ambiente estival. Plaza Real o de Ios Vosgos. 1605. Paris. De planta cuadrada, cerrada en tres frentes de edificios iguales y porticados, con su creacién transformé un terreno abandonado en un lugar elegante, apto para fiestas suntuosas. Con una estatua ecuestre de] monarca en su centro es el modelo de las plazas reales francesas de la época clasica. JULES HARDOUIN-MANSART: Plaza Vendéme o antigua Plaza de Louis-le-Grand, Hacia 1670. Paris. Obra maestra, esta Plaza Real, que en su origen tenia una estatua ecuestre de Luis XIV, es de planta octogonal o, mejor dicho, un rectangulo con los rincones en chaflin y abierta en su ee longitudinal, En su centro se levanta hoy la columna Vendome dedicada a Napoleén J. La plaza La plaza es una agrupacién de edificios dispuestos en torno a un espacio libre. De planta irregular o regular —trapezoidal, cuadrada, circular, poligonal o triangular— la plaza es un espacio urbane mas complejo que la calle. Su alzado puede ser de arquitectura heterogénea o uni- forme. A las plazas se accede por calles que pueden llegar a ellas de diferentes maneras —por su centro, en sus an- gulos, etc.— en disposicién simétrica o de forma irregular. Hay plazas en las que las calles se abren entre los bloques de las fachadas y hay otras cerradas en las que se entra mediante arcos o pasajes cubiertos. Una distincién esencial es la que existe entre la plaza y la encrucijada. De la primera se podrian dar mil ejemplos como la Plaza Vendéme (Paris), la Gran Plaza (Bruselas), la Plaza Mayor de Salamanca o la Plaza Real de Barce- lona. Espacies remansados, al margen de las grandes vias de circulacién. son lugares de reunién y estar. Las encru- cijadas, con un espacio similar al de la plaza, son ante todo un nudo de comunicaciones dentro del tejido ur bano. En ellas, todo es movimiento. A manera de discos giratorios. las encrucijadas sirven para distribuir en varias direcciones el trafico de una zona urbana. La Plaza de la Estrella de Paris, Trafalgar Square en Londres, la Plaza de Catalufia en Barcelona o la Puerta del Sol en Madrid se- rian unos de los ejemplos mas llamativos. En el siglo XL preocupades sélo por la circulacién, los urbanistas dej. ron de lado las verdaderas plazas para trazar Gnicamente encrucijadas y glorietas circulares. Sitte, contrario a este abuso urbano, afirmaba que el hombre moderno, por su culpa, padecia la angustia de una nueva enfermedad: la agorafobia. Se ha discutido si ha sido la plaza, antes que la calle, el primer espacio inventado por el hombre. Ortega y Gasset ha resumido esta idea: la urbis, la polis empieza siendo un vacio: el forum, el dgora y todo el resto es un pretexto para proteger este vacio, para delimitar su contorno», En el urbanismo hispanoamericano, ei trazado de la ciudad comienza con la plaza, a partir de la cual se disponen las calles proporcionadas a su tamario. La plaza en Hispano- américa es siempre el punto central, el punto de referen- cia espacial, coma ocurre en las ciudades maritimas, en Tas que la plaza se silGa al borde del mar. Por el contraria, las plazas mayores espaiiolas, hoy en el centro del casco histérico, fueron en un principio esplanadas extramuros en la entrada principal de la ciudad. Convertidas en el co- razon de ella, Jas plazas mayores son el espacio mas presti- giado y significativo de la poblacin, El espacio calmado y solemne de una plaza se presta muy bien para la reunién de las multitudes. Aparte de ser- vir para mercados, las plazas, desde su origen, han sido el escenario de fiestas y manifestaciones colectivas. Al igual que los claustros de los monasterios y los patios de las mezquitas, han servido también de lugar de culto, El valor simbélico y la memoria de la ciudad se concentra siempre en la plaza. La de San Pedro del Vaticano, la Plaza Roja de Mosc, la de Jas Tres Culturas de México, o la de la Casa Blanca de Washington nos dan la medida de sus signitica~ ciones respectivas. Zonas verdes La ciudad no es una montafia de piedras y ladrillos. El hombre que ha creado la organizacién artificial del espa- cio urbano ha querido siempre compensar su exceso an- Hinatural con otro artificio. Los parques, los jardines ¥ zo- nas verdes de las ciudades son como una segunda naturaleza, una ficcién de lo espontineo, un lujo de la cultura. Como muy bien sefala Henri Lefévye, «no hay ciudad, no hay ningtin espacio urbano sin jardin, sin par- que, sin simulacién de la naturaleza, sin laberintos, sin evocacion del océano o del bosque, sin arboles atormenta- dos hasta adquirir formas extrafias, humanas e inhuma- nasv. El paso de ta necesidad a la posibilidad, la alternativa entre Ja higiene y el placer, el dominio de la «patria artifi- cial, del tervitorio imaginario del paisaje junto al domici- lio estable son como reminiscencias dei némada conver- tido en sedentario, el recuerdo del paraiso perdido, el Sueiio arcaico de una edad de oro asequible a todos los ciudadanos. JUAN GOMEZ DE MORA: Plaza Mayor. 1620, Madrid. Reformas en 1672 y 1790. Construida en lo que habia sido plaza del Arrabal, fuera de las murallas, su espacio responde al protetipo espanol de Plaza Mayor regular. firea abierta entre e] Madrid medieval y el barroco, fue durante los siglos xvi -y xv un gran teatro al aire libre, el escenario de la ciudad. Plaza Dauphine. 1607. Paris. Situada en un extreme de la isla de Ja ciudad, sobre una platatorma artificial, junto al puente Nuevo, es un tridngulo isdsceles de casas umiormes. La estatua del rey se colocaria fuera de su area frente a su vértice. Al ser demolido el lado de la base, se rompié la figura antes cerrada. TU PE IAA CELA Se oF Vista aérea del Palacio de Versalles. Pequefio pabellén de caza de Luis XIII. Versalles se convirtié en un gran palacio, (ruto de las sucesivas ampliaciones de Luis XIV y Sus sucesores. Con sus ejes monumentales, las distintas alas del palacio y sus jardines forman un conjunto dulico luego imitado por las demas corles europeas. Anejas a la residencia real crecieron las dependencias militares y demas servicios de una ciudad de trazado regular. 68 Alamedas. paseos con arboles frondosos, parques y jar- dines pertenecen a los espacios pitblicos. Los jardines y los huertos de antiguas casas, més o menos nobles. con- venlos y edificios civiles, colegios, asilos, etc., con los pa- tios y las terrazas ajardinadas pertenecen al area de lo pri- vado o semiprivado. En las ciudades del antiguo régimen habia gran numero de jardines o huerlos privados. Un ejemplo es la casa de Lope de Vega en Madrid, Hasta el si- glo xvi, Barcelona fue reputada por los pensiles particu- lares. Fue en el siglo XIX cuando los anliguos parques reales, antes de uso exclusivo de los monarcas y sus corte- sanos, se hicieron publicos. También cuando se crearon nuevos jardines de Jactura y estilo diferentes, desde los botanicos hasta los mas exdticos, asimismo cuando se plantaron arboles en las aceras de las calles. Haussmann, en sus Memorias, se enorgullecia de su labor arborizadora en Paris. Con ta ciudad lineal y Ja ciudad-jardin se quiso cambiar radicalmente la ciudad, devolviéndole el verde primigenio de la naturaleza. En el siglo xx, el sueno se realiza en parte en las zonas residenciales. Lejos del cen- tro de los negocios y de la zona de fas fabricas, se constru- yen los barrios de habilacién, que rodeados de césped quedan ocultos por el arbolado.

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