EI Capitolio de Roma,
La colina del Capitolio. que
no formaba parte de la Roma
primitiva, pronto se convirtio
en el lugar mas importante
del culto a los dioses. En el
afio 509 a.C. se consagy6 el
templo de Jupiter y en la
cima norte, hoy ocupada por
la iglesia de Santa Maria
Aracoeli, se levanté el templo
de Juno Moneta. En 1534
Miguel! Angel diseiié la plaza,
a la que se accede por la gran
escalinata y en la que,
ademas de la estatua ecuestre
de Marco Aurelio. se
encuentran los palacios de
los Conservadores y de los
Senadores, ademas del Museo
Capitolino, Es ana plaza
meramente yepresentativa,
de pura funcién simbélica,
MORFOLOGIA URBANA
El andlisis urbano
E landlisis urbano es el método de investigacién de la
morfologia de la ciudad. Su objetivo es epistemolé-
gieo: establecer la relacién dialéctica entre las
tipologias edificatorias y los espacios urbanos. E! resul-
tado no puede ser mas satisfactorio. Gracias al conoci-
miento de las formas urbanas se comprende el origen fun-
cional y el valor de uso del disefio de las distintas partes
de la ciudad. También cules son sus sucesivos estratos
constructivos. No hay que olvidar que la ciudad es un pro-
ceso continuo de crecimiento, transformacién, modifica-
cién y cambio y que si es posible describir o caracterizar
cada una de sus etapas, debe hacerse siempre teniendo en
cuenta los condicionamientos de formacién y desarrollo
de cada periodo de su existencia. La suma de aconteci-
mientos arquitecténicos y espaciales de la ciudad, con sus
distintos cambios conceptuales y formales, es, pues, el ob-
jelo de un andlisis fenomenolégico de Jas formas urbanas.
El analisis urbano comprende, ademas de las estructu-
ras urbanas, producto de los modas de crecimiento y for-
maci6n del tejido urbano, los sistemas compositivos que,
combinados. forman la trama de la ciudad. A ello hay que
afadir el paisaje urbano y la percepcion de la ciudad.
Tanto el llamado arte urbano como las ultimas tendencias
de construccién de la ciudad andloga o de la ciudad cons-
truida, en oposicién a la ciudad disgregada del movi-
57Barrio de Ja Baixa de
‘Lisboa, Segunda mitad del
siglo xvi. Portugal.
En 1755. un terremoto
destruyé completamente la
vieja ciudad de Lisboa. Ante
la catastrofe, el mundo culto
europeo se conmovia
moralmente (Voltaire, Kant).
Bajo el gobjerno de} marqués
de Pombal, el ingeniero
militar Manuel da Maia y el
arquitecto Eugenio de Santos
creayon la nueva ciudad que,
con trazado ortogonal y una
arquitectura estandarizada
sustituyd la antigua
poblacién de trama y caserio
iregulares. Lisboa es un
claro ejemplo del urbanismo
de la Iluslacién.
miente modemo, tienen su apoyo en el estudio de la mor-
fologia urbana a través del andlisis espacial y constructivo
de las tipologias de la ciudad tradicional.
E] trazado
La estructura fundamental de la ciudad es su trazado
o la adicién de los sucesivos trazados que la constituyen.
es decir, su tejido urbano. Desde su origen la ciudad ha
generado un tipo de asentamiento fisico que implicd si-
multaneamente una forma y una interpretacién de la ima-
gen del mundo. Ya hemos visto anteriormente que existen
dos formas esenciales de ciudad: la radioconcéntrica y la
de cuadricula. Cada una adaptada a condicionamientos fi-
sicos, funciones o destinos que pueden ser diferentes se-
gun la civilizacién 0 época a 1a que pertenecen, pero con
denominadores comunes que sobrepasan su forma o el
contenido que se les ha querido atribuir —ciudad despé-
tica y propia para el poder absoluto, concéntrica, bur-
guesa e igualitaria en cuadricula— de ciudad espontanea
o de ciudad creada ex-novo de acuerdo a la regularidad.
El tejido urbano de una ciudad que es un resultado de
sucesivos procesos histéricos puede ser apretado y denso
o espaciado y ralo. También enmarafiado o claro. de tra-
zado nacido segin las necesidades siguiendo las curvas
de nivel del terreno o geométrico si ha sido creado por
una mente matematica. Descartes pensaba que de esta
manera debiera ordenarse toda ciudad.
La organizacién del espacio urbano se refleja en el
plano de la ciudad. cuya lectura nos muestra la forma, ex-
tension y densidad del tejido urbano. Aparte de la disposi-
cién general de la traza de la ciudad y de su perimetro. el
tejide urbano tiene una trama mas o menos apretada se-
gun sea su malla inicial o ta colmatacién que han sufrido
a lo largo del tiempo sus espacios vacios. Todo tejido ur-
hano esta estructurado por una red o trama urbana pri-
maria, compuesta por las vias principales de circulacion y
los edificios, espacios singulares y zonas verdes que com-
ponen las partes de la ciudad. Muchas tramas primarias
son indivisibles. Por ejemplo, el conjunto Palacio Real y
Campo del Moro en Madrid, lo mismo que el parque del
Retiro o el de la Ciudadela de Barcelona forman tramas
urbanas primarias que dificilmente pueden partirse o seg-
mentarse. Las tramas secundarias son aquellas que divi-
den las primarias. Las calles transversales comprendidas
entre las grandes arlerias de la red primaria forman una
ved mas flexible y de menos importancia estructural. Por
Ultimo la trama secundaria es también objeto de divisio-
nes o subdivisiones. Los cailejones, pasajes abiertos o cu-biertos, calles de «sal si puedes, pasillos, patios vecinales,
corvales, etc., constituyen una red menuda y de espacios
semiptiblicos o privados que forman la microestructura
urbana.
La estructura urbana, con sus tres tramas, se super-
pone a una serie de elementos naturales. topograficos y
attificiales que determinan o distorsionan el desarrollo o
el] crecimiento del tejido urbano. Una colina —el Pan de
Aztcar de Rio de Janeiro— o un rio son impedimentos
para la extensién de la ciudad. A veces se trata de barreras
creadas por el hombre: las lineas férreas, las autopistas,
un canal, una fabrica, un jardin, etc. Los grandes urbanis-
tas han sido aquellos que han sabide sacar provecho de
una dificultad. Miguel Angel, en la plaza del Capitolio en
Roma; Martin de Aldehuela, con el puente de Ronda, o el
autor del puente de Brooklin en Nueva York, con sus in-
tervenciones, incrementaron la belleza de sus respectivas
ciudades,
La persistencia del plano
Los elementos generadores de un plano, tanto los ma-
teriales —particularidades de] lugar, topografia, clima,
orientacién, etc.— como los intelectuales —sistema de ur-
banismo— son los que se reflejan en el plano, producto
del continuo proceso del desarrollo y del crecimiento ur-
bano. Una ley que puede constatarse es la de la persisten-
cia del plano primitivo de Ja ciudad. Pese a las modifica-
ciones que una urbe sigue a la larga de los siglos, con la
adicién o incluso supresién de na calle o varias calles,
siempre resulta legible en el plane la estructura primige-
nia. Aun cambiando la parcelacién para edificar —lo que
se suele hacer por la agregacién o suma de varios peque-
Reforma del centro de
Florencia. 1885-1895.
Italia.
En el siglo xx domina el afan
de mejora y saneamiento de
las ciudades. En la zona del
mercado Viejo de Florencia,
corazn de la ciudad
histérica, a la anterior
planimetria ortogonal se
superpuso el rigido trazado
de calles mas anchas y
rectilineas. Aunque se
respetaron los grandes
monumentos del pasado,
iglesias y palacios, con la
operacién se destruyd su
entorno tradicional. Al
sustituirse el antiguo caserio
por una arquitectura
ecléctica e historicista. que
culming er la pomposa plaza
Vittorio Emanuele, la ciudad
se muté en decimondnica.
59Catedral de San Pablo.
1670-1711. Londres.
En 1666, un gran incendio
destruyé por entero la City
de Londres. E} arquitecto Sir
Christopher Wren. al que se
le rechazé su plano utopico
para Ja reconstruccién de la
ciudad, edificé la catedral de
San Pablo. Este gran templo,
aistado por todos sus lados y
con su airosa cupula, es un
monument excepcional.
Nada lan vistoso se habia
visto antes en Londres, que
de esa forma adquiria la
imagen de una capital
moderna,
fos soiares para formar uno mayor— persiste el trazado
primitive. También cuando por el derribo de una o varias
construcciones se forma en su lugar una plaza o una ca-
lle, siempre queda la huella del trazado anterior. Walter
Benjamin afirmaba que shabitay es dejar rastros». Nada
mas cierto. En la ciudad las transformaciones ain mas
radicales dificilmente rompen con la estructura general.
La traza va formando estratos segun cambia el alzado de
lo construido. Incluso cuando una intervencién a fondo
en un barrio modifica radicalmente su trama, no hace mas
que introducir un fragmento diferente del resto de la ciu-
dad, que a manera de un remiendo borva sélo parcial-
mente una zona, El plano general de la ciudad, con exclu-
sién de este punto concreto, seguira denotando siempre
por entero la estructura urbana de fa totalidad,
Las tipologias arquitecténicas
La nocién de tipologia arquitecténica es esencial para
e] analisis urbano. Esquema de base. con caracler abs-
tracto, constituye un instrumento indispensable para la
clasificaci6n y el inventario de los edificios de la ciudad.
El «tipo», entendido como un conjunto de caracteres orga-
nizados en un todo, en el que se producen, a partir de un
esquema inicial, una Serie de operaciones, combinacionés,
crecimienlos y variantes, sirve para establecer el catalogo
analitico de la arquitectura dentro de su contexte urbano.
Los edificios no son entendidos sdlo por sus valores sin-gulares o estilisticos —caledral romanica 9 gédtica, palacio
renacentista 0 barvoco, etc.— sino por su programa con-
creto —Ayuntamiento, hospital. carcel, mercado, fabrica.
etcétera— y sobre todo por la reilerada presencia de tos
stipes consagrados» —las casas o «habilat— refrendados
por el uso y el consenso social.
El tejido urbano y las tipologias arquitecténicas estan
estrechamente ligados. La relacion parcela construida y
espacio urbano forma la trama, la organizacion primaria
del tejido de la ciudad formalmente completa. Espacio
construido y espacio vacio se entreveran y entrecruzan.
Las tipologias veiterativamente establecen la homogenei-
dad de! trazado. El tipo, que no se caracteriza fuera de su
aplicacién concreta, es decir, del tejido construida, sélo al-
canza su valor si esta inserto en el conjunto de la estruc-
tura urbana. Los bloques de las manzanas de la ciudad
tradicional o los edificios aislados de las modernas urbani-
zaciones, con sus diferentes formas y escalas marcan las
etapas del crecimiento de Ja ciudad. La estructura urbana,
con sus tipologias arquitecténicas localizadas en el espa-
cio tienen siempre una dimensién histérica.
La construccién de la ciudad
Las ciudades son levantadas trazo a trazo por los habi-
tanles, los promotores, los contralislas o las autoridades.
El hecho urbano es ante todo un hecho arquitectanico.
La realidad material de una aglomeraci6n urbana se hace
evidente con la agrupaci6n, en mayor o menor canlidad y
volumen de construcciones, sean ya de caracter publico o
de habitacion. Cuando los caminos se convierlen en calles
flanqueadas por edificios comienza enlonces la ciudad. El
continuo urbano ante todo consiste en un conjunto de ar-
guitecturas dispuestas con un cierto orden, dejando entre
ellas espacios libres para el trafico v los intercambios en-
tre los ciudadanos. Las manzanas, islas o cuadras, ld
Coliseo, Roma.
Siglo 14.C.
EI Coliseo o Anfiteatro Flavio
8 uno de los grandes
monumentos de Roma. Sin
duda, el mas imponente.
Situado cerca de los des
foros, su enorme masa se
impone en todo su entomo.
En el siglo xx, bajo el
fascismo, Roma fue reformada
de acuerdo a directrices
grandilocuentes de yestaurar
la antigua grandeza de los
Césares. La Via del Imperio,
ancha arteria que desde la
plaza Venecia abre el eje de
circulacién hacia el sur, ha
creado una despejada
perspectiva al Coliseo,
verdadero hito arquilecténico
de la Roma clasica.
61Panordmica desde ef
Piazzale Michelangelo.
Florencia.
Desde esta elevada plataforma
se columbra la totalidad de
Florencia con sus puentes
sobre el Arno, sus
monumentos y el fondo de
las colinas de Fiesole.
D, H. BURNHAM: Flatiron
Building. 1902. Fotografia
de Alfred Stieglitz, 1903.
Nueva York.
La avenida de Broadway
forma una diagonal que
yompe la cuadricula de
Manhattan. En un bivio, este
edificio, uno de los primeros
rascacielos, siempre ha
Mamado la alencién por su
forma de quilla. Los
neoyorquinos irénicamente le
Vaman «la plancha* por su
parecido a los utensilios de
hierro usados en la época
para planchar la ropa. Ha
de
sido objeto de aten
Brandes fotégrafos.
mismo que los edificios-bloque junto con los espacios de
las calles y de las plazas constituyen los elementos prima-
rios fundamentales que estructuran la ciudad.
De la misma forma que las tipologias del habitat son el
ammazén del tejido urbano, hay siempre uno o varios edi-
ficios singulares, los monumentos representativos y sim-
bélicos, que por su caracter y significacién se convierten
en puntos de referencia, en centros de atraccién y lugares
nodales de la ciudad. Emergiendo del caserio. son puntos
permanentes de la memoria urbana, tanto por su forma
como por el lugar que ocupan, La Giralda de Sevilla, la cu-
pula de Santa Maria de Fiori en Florencia, la Torre Eiffel y
el rascacielos del Times en Broadway (Nueva York) pue-
den ser paradigmas de este tipo de construccién que so-
brepasa los valores mismos de lo artistico y lo monumen-
tal, Alberti, al decir que la cipula de Brunelleschi cubria
toda la Toscana, estaba ya dando la clave de su papel no
solo en la estructura de Florencia sino en todo e) territo-
rio en la que esta enclavada. Las* siete maravillas del
mundo, como el faro de Alejandria, tenian este valor nodal
y simbolico para la estructura urbana.
Aparte de estes edificios singulares hay Luda una serie
que desempeiian, dentro del tejido urbano, los puntos fo-
cales de la ciudad. Son los edificios a los que convergen
las vias de mayor tréfago humano seguin la funcién de la
ciudad: casas consistoriales, lonjas de comercio, bancos.
santuarios, etc. En las ciudades modernas las estaciones
de ferrocarril, aulobuses 0 los aeropuertos que unen la
ciudad con el exterior, al estar colocadas en el limite o al
exterior del centro urbano, con una fachada o una arqui-
tectura significativa, desempefian el pape! que toman las
puertas de las murallas en las antiguas ciudades. Lugares
a los que Jas gentes Ilegan y de los que parten, como sefia-
laba Unwin, las estaciones reclaman un amplio espacio
abierto delante, calles laterales bien ordenadas y unagrandeza digna de la ciudad. La estacién Termini de
Roma, la de Francia en Barcelona o la de Atocha en Ma-
dyid pueden darnos la medida exacta del papel urbano
que desempenia un edificio de su tipo dentro de la trama
urbana.
Los espacios urbanos
El espacio urbano es ef vacio que existe entre dos 0
varios edificios. Su forma depende de la colocacién o dis-
posicién de dichos edificios. Espacio exterior, al aire libre
o semiabierto en soportales, porches y galerias cubiertas,
el espacio urbano puede ser publico. semipUblico o pri-
vado, Comprendido o limitado por las construcciones ar
quitectonicas, ese espacio puede adquirir valores estéticos
sean ya por la forma geométrica de su planta, la belleza ar-
quiteclonica de los edificios y el desarrollo mural que lo
conforma o por la circulacién y tréfago que, en tanto que
via de comunicacién, engendra.
El arte urbano ha sido, y sigue siendo, tanto una prac-
tica arquitecténica como una creacién de espacios. Las
grandes creaciones histéricas son el producto de la unién
de ambas acciones a las que debe afiadirse el tiempo, que
va dejando el poso de sucesivas y a veces contradictorias
acciones sobre el mismo lugar. Determinados nucleas de
concentracién monumental, que emergen como unidades
organicas en medio de zonas sin mayor relieve, son los
que vertebran la ciudad y le confieren un sentido artistico.
La plaza de) Campo en Siena o el Zocodover en Toledo. la
primera caracterizada en una forma y la otra sin llegar a
concluirse, marcan, sin embargo, el espiritu de dos ciuda-
des histéricas, en las que !os repertorios formales de la ar-
“ quitectura y del espacio urbano responden a determina-
das formas culturales,
La calle
La calle es un elemento fundamental de! espacio ur-
bano. Generador de la ciudad, cuando a un lado y a otro
de un camino se forma una aglomeracién, es un eje de
transito y comunicacién a la vez que de crecimiento lineal
continuo del nucleo urbano. Carretera en los arrabales, se
convierte en calle en el centro de la ciudad, a la que sirve
de via de penetyacion. Historicamente hay calles que si-
guen conservando su funcién original. La rue Saint-Jac-
ques de Paris, al igual que las calles principales de las po-
blaciones que jalonan el Camino de Santiago. recorve la
ciudad en sa totalidad, estableciendo atin el eje norte-sur
GUSTAVE EIFFEL:
Torre Eiffel, 1887-1889,
Paris.
La verticalidad ha sido un
distintivo de los edificios
singulares en las ciudades de
Occidente. En el siglo xix, los
ascensores han hecho posible
la subida sin cansancio a los
rascacielos o a un
monumento de la altura de fa
Tone Eiffel. Levantada como
simbolo del «siglo de la
Industria y de la Ciencia», su
cuspide se desting a ser faro
y lugar de experiencias
cientificas de meteorologia.
de astronomia y lelegrafia
Optica. Su historia posterior
lo ha demostrado
ampliamente. Su funcién
sobrepasa lo meramente
monumental.
63Las Rambias, Barcelona.
Su origen es geografico.
Segtn el Diccionario de la
Academia de la Lengua es el
“lecho natural de las aguas
pluviales cuando caen
copiosamentes, Urbanizadas,
son anchas arterias
esenciales en las ciudades
meditevraneas.
R. WALKER: Regent Street.
1852, Litografia. Londres.
La ciudad anglosajona de la
época neoclasica con sus
trazados de calles curvas
muestra una flexibilidad
yiaria y una elegancia
arquitecténica
verdaderarmente modélicas.
64
de la capital francesa. Las calles mayores espafiolas, que
van de puerta a puerta de las desaparecidas murallas, son
la espina dorsal del tejido urbano. En su marcha hacia el
Oeste, los norteamericanos fueron creando ciudades que
durante mucho tiempo no tuvieron mas que una calle, tal
como ahora nos las presentan las peliculas de vaqueros.
La parcelacién y divisidn con calles transversales de la
calle principal son la matriz de una ciudad. La altura de
los edificios que anquean una calle lo mismo que el an-
cho de la calzada 0 arroyo, son esenciales a la hora de va-
lorar su adecuacién como espacio urbano. La relacion de
su dimensién respecto a la importancia de la ciudad es de-
cisiva, De menor tvascendencia es la decoracién arquitec-
tonica de sus frenies debido a que la vision lateral que
produce toda calle hace que su categoria sdlo sea perci-
bida de manera secundaria. Trazada segiin las épocas a es-
cala del hombre, del carro, del caballo y de la carroza en el
pasado y hoy del automévil la calle sixve sobre todo para el
trafico y la circulacién de personas y vehiculos, Con arbo-
les y aceras 0 carente de estos elementos, la calle es. ade-
mas de un pasillo de circulacién, un lugar de paseo con
tramos mas o menos frecuentados y con mayor o menor
cantidad de establecimientos publicos, comercios, cafés.
cines, etc. El nerviosismo del trafico rodado y del tréfago
humano es uno de los mayores atractivos de las arterias
de las grandes urbes, Existen diferentes tipos de calles.
Hay calles ruidosas, animadas, calmadas. aburridas, miste-
riosas, feas, miserables, etc. Segiin sea la zona urbana, la
calle es siempre un espacio concreto, dotado de una vida
propia. Su variedad, atraccién y rechazo pueden ser infini-
tos. Alo largo del tiempo, el trazado de fa calle ha variado.
Desde la Via Sacra de Babilonia hasta la Quinta Avenida
de Nueva York, la calle rectilinea ha sido simbolo de mag-
hificencia urbana. Alberti, que reservaba la linea recta
para las avenidas principales «por las cuales el ejércitopuede marchar», preferia las calles sinuosas como trios.
A las calles rectas —la de los Parieros en Arras (1392) 0 la
Via Giulia de Roma (abierla a principios del sigio xvi por
e] Papa Julio Il), hay que oponer las de los burgos medie-
vales que seguian los caminos para les pastos (Santillana
del Mar}. Broadway, en Nueva York, sigue todavia el
camino que aLravesaba toda la isla de Manhattan. En el si-
glo XIX, aparte de los Crescenés ingleses y los bulevares
construidos sobre los paseos de ronda de las murallas —en
Espafia las Cavas baja o alta— apenas se trazan calles cur-
vas. Los problemas de comunicacidn entre las diferentes
partes de la ciudad y sobre todo la lucha contra las barri-
cadas levé a Haussmann a abrir anchas avenidas en las
que, con dos cafones en cada extremo, se podia dominar
a densas masas populares de los viejos barrios. perfecta-
menle trangulados por la nueva red de modernas calles.
La preocupacion por el trafico motorizado Ilevd, en el si-
glo xx, a querer eliminar, por medio de calles a varios nive-
les, la calle tradicional. Las vias rapidas norteamericanas
han roto el lejida urhano que ha funcionado durante si-
glos. Le Corbusier, parlidario del trazado viario recto
—slas calles sinugsas son las sendas de los burres de
cargao— al separar da unidad de habitacion» de las arle-
rias con transite rodado, ha sido el mayor enemigo de la
calle lal como ha existido durante siglos.
Plaza Navona, Roma.
Antiguo circo romano de
Domiciano (86 d.C.) la Plaza
Navona, en el centro mas
trecuentado de Roma.
adquirié en el harroca su
fisionomia actual. La ctipula
de la iglesia de Santa Inés de
Boromini y el obelisco de la
Fuente de los Rios. de
Bernini, senalan los puntes
tocales de este yasto espacio
oblongo, muy apto para el
paseo y las fiestas publicas
~Lornens, cucarias,
cabal gatas, mascaras, etc.
Desde mediados del siglo xvi
hasta finates del xx en los
sdbados y domingos del mes
de agosto se tnundaba de
agua formando un lago vara
recreo y diversién popular y
también para refrescar e.
lomdo ambiente estival.Plaza Real o de Ios Vosgos.
1605. Paris.
De planta cuadrada, cerrada
en tres frentes de edificios
iguales y porticados, con su
creacién transformé un
terreno abandonado en un
lugar elegante, apto para
fiestas suntuosas. Con una
estatua ecuestre de] monarca
en su centro es el modelo de
las plazas reales francesas de
la época clasica.
JULES
HARDOUIN-MANSART: Plaza
Vendéme o antigua Plaza de
Louis-le-Grand, Hacia 1670.
Paris.
Obra maestra, esta Plaza
Real, que en su origen tenia
una estatua ecuestre de
Luis XIV, es de planta
octogonal o, mejor dicho, un
rectangulo con los rincones
en chaflin y abierta en su ee
longitudinal, En su centro se
levanta hoy la columna
Vendome dedicada a
Napoleén J.
La plaza
La plaza es una agrupacién de edificios dispuestos en
torno a un espacio libre. De planta irregular o regular
—trapezoidal, cuadrada, circular, poligonal o triangular—
la plaza es un espacio urbane mas complejo que la calle.
Su alzado puede ser de arquitectura heterogénea o uni-
forme. A las plazas se accede por calles que pueden llegar
a ellas de diferentes maneras —por su centro, en sus an-
gulos, etc.— en disposicién simétrica o de forma irregular.
Hay plazas en las que las calles se abren entre los bloques
de las fachadas y hay otras cerradas en las que se entra
mediante arcos o pasajes cubiertos.
Una distincién esencial es la que existe entre la plaza y
la encrucijada. De la primera se podrian dar mil ejemplos
como la Plaza Vendéme (Paris), la Gran Plaza (Bruselas),
la Plaza Mayor de Salamanca o la Plaza Real de Barce-
lona. Espacies remansados, al margen de las grandes vias
de circulacién. son lugares de reunién y estar. Las encru-
cijadas, con un espacio similar al de la plaza, son ante
todo un nudo de comunicaciones dentro del tejido ur
bano. En ellas, todo es movimiento. A manera de discos
giratorios. las encrucijadas sirven para distribuir en varias
direcciones el trafico de una zona urbana. La Plaza de la
Estrella de Paris, Trafalgar Square en Londres, la Plaza de
Catalufia en Barcelona o la Puerta del Sol en Madrid se-
rian unos de los ejemplos mas llamativos. En el siglo XL
preocupades sélo por la circulacién, los urbanistas dej.
ron de lado las verdaderas plazas para trazar Gnicamente
encrucijadas y glorietas circulares. Sitte, contrario a este
abuso urbano, afirmaba que el hombre moderno, por su
culpa, padecia la angustia de una nueva enfermedad: la
agorafobia.
Se ha discutido si ha sido la plaza, antes que la calle, el
primer espacio inventado por el hombre. Ortega y Gasset
ha resumido esta idea: la urbis, la polis empieza siendo
un vacio: el forum, el dgora y todo el resto es un pretexto
para proteger este vacio, para delimitar su contorno», En
el urbanismo hispanoamericano, ei trazado de la ciudad
comienza con la plaza, a partir de la cual se disponen las
calles proporcionadas a su tamario. La plaza en Hispano-
américa es siempre el punto central, el punto de referen-
cia espacial, coma ocurre en las ciudades maritimas, en
Tas que la plaza se silGa al borde del mar. Por el contraria,
las plazas mayores espaiiolas, hoy en el centro del casco
histérico, fueron en un principio esplanadas extramuros
en la entrada principal de la ciudad. Convertidas en el co-
razon de ella, Jas plazas mayores son el espacio mas presti-
giado y significativo de la poblacin,El espacio calmado y solemne de una plaza se presta
muy bien para la reunién de las multitudes. Aparte de ser-
vir para mercados, las plazas, desde su origen, han sido el
escenario de fiestas y manifestaciones colectivas. Al igual
que los claustros de los monasterios y los patios de las
mezquitas, han servido también de lugar de culto, El valor
simbélico y la memoria de la ciudad se concentra siempre
en la plaza. La de San Pedro del Vaticano, la Plaza Roja de
Mosc, la de Jas Tres Culturas de México, o la de la Casa
Blanca de Washington nos dan la medida de sus signitica~
ciones respectivas.
Zonas verdes
La ciudad no es una montafia de piedras y ladrillos. El
hombre que ha creado la organizacién artificial del espa-
cio urbano ha querido siempre compensar su exceso an-
Hinatural con otro artificio. Los parques, los jardines ¥ zo-
nas verdes de las ciudades son como una segunda
naturaleza, una ficcién de lo espontineo, un lujo de la
cultura. Como muy bien sefala Henri Lefévye, «no hay
ciudad, no hay ningtin espacio urbano sin jardin, sin par-
que, sin simulacién de la naturaleza, sin laberintos, sin
evocacion del océano o del bosque, sin arboles atormenta-
dos hasta adquirir formas extrafias, humanas e inhuma-
nasv. El paso de ta necesidad a la posibilidad, la alternativa
entre Ja higiene y el placer, el dominio de la «patria artifi-
cial, del tervitorio imaginario del paisaje junto al domici-
lio estable son como reminiscencias dei némada conver-
tido en sedentario, el recuerdo del paraiso perdido, el
Sueiio arcaico de una edad de oro asequible a todos los
ciudadanos.
JUAN GOMEZ DE MORA:
Plaza Mayor. 1620, Madrid.
Reformas en 1672 y 1790.
Construida en lo que habia
sido plaza del Arrabal, fuera
de las murallas, su espacio
responde al protetipo espanol
de Plaza Mayor regular. firea
abierta entre e] Madrid
medieval y el barroco, fue
durante los siglos xvi -y xv
un gran teatro al aire libre, el
escenario de la ciudad.
Plaza Dauphine. 1607.
Paris.
Situada en un extreme de la
isla de Ja ciudad, sobre una
platatorma artificial, junto al
puente Nuevo, es un
tridngulo isdsceles de casas
umiormes. La estatua del rey
se colocaria fuera de su area
frente a su vértice. Al ser
demolido el lado de la base,
se rompié la figura antes
cerrada.
TU PE IAA
CELA Se
oFVista aérea del Palacio de
Versalles.
Pequefio pabellén de caza de
Luis XIII. Versalles se
convirtié en un gran palacio,
(ruto de las sucesivas
ampliaciones de Luis XIV y
Sus sucesores. Con sus ejes
monumentales, las distintas
alas del palacio y sus jardines
forman un conjunto dulico
luego imitado por las demas
corles europeas. Anejas a la
residencia real crecieron las
dependencias militares y
demas servicios de una
ciudad de trazado regular.
68
Alamedas. paseos con arboles frondosos, parques y jar-
dines pertenecen a los espacios pitblicos. Los jardines y
los huertos de antiguas casas, més o menos nobles. con-
venlos y edificios civiles, colegios, asilos, etc., con los pa-
tios y las terrazas ajardinadas pertenecen al area de lo pri-
vado o semiprivado. En las ciudades del antiguo régimen
habia gran numero de jardines o huerlos privados. Un
ejemplo es la casa de Lope de Vega en Madrid, Hasta el si-
glo xvi, Barcelona fue reputada por los pensiles particu-
lares. Fue en el siglo XIX cuando los anliguos parques
reales, antes de uso exclusivo de los monarcas y sus corte-
sanos, se hicieron publicos. También cuando se crearon
nuevos jardines de Jactura y estilo diferentes, desde los
botanicos hasta los mas exdticos, asimismo cuando se
plantaron arboles en las aceras de las calles. Haussmann,
en sus Memorias, se enorgullecia de su labor arborizadora
en Paris. Con ta ciudad lineal y Ja ciudad-jardin se quiso
cambiar radicalmente la ciudad, devolviéndole el verde
primigenio de la naturaleza. En el siglo xx, el sueno se
realiza en parte en las zonas residenciales. Lejos del cen-
tro de los negocios y de la zona de fas fabricas, se constru-
yen los barrios de habilacién, que rodeados de césped
quedan ocultos por el arbolado.