Professional Documents
Culture Documents
tempranos de Hegel
Exposició n e interpretació n
1
CASSIUS
Tell me, good Brutus, can you see your face?
BRUTUS
No, Cassius; for the eye sees not itself,
But by reflection, by some other things.
Introducción
La síntesis filosófica, entendida como la técnica de presentar un discurso
filosófico que potencialmente puede ocupar muchísimas páginas y tomos en el
espacio reducido de unas cuantas hojas impresas, puede recibir varios juicios
dependiendo del objetivo que el sintetizador tenga para realizar esa tarea (o, en
todo caso, de la necesidad que tenga de satisfacer un criterio impuesto
externamente a su labor). Uno de estos objetivos puede ser buscar
comprender, desde una técnica hermenéutica ahistórica, con un punto de vista
sub aeterno, los argumentos y los conceptos que un texto considerado como
filosófico pueda ofrecer para demostrar o ilustrar una faceta del rango de
pensamientos o experiencias humanas asequibles a cualquier ser humano que
se enfrente al texto mismo o a una situación reflexiva análoga a la que dio
origen al texto. Desde este punto de vista, que podríamos llamar el
argumentativo sub aeterno, desecha todo contexto externo al texto: se enfrenta
a él interpretándolo desde los esquemas conceptuales y vivenciales de su
tiempo, levantando lo más posible la conciencia de que esa interpretación se
realiza en dos tiempos históricos diferentes. Esa conciencia es eliminada a
favor del presupuesto de que la comprensión racional intersubjetiva (entre el
sujeto interpretativo y el sujeto interpretado, es decir, el texto) es posible desde
sus propios términos: los conceptos y las mentes racionales trascienden su
ámbito histórico para hablar de temas que, si bien pueden no ser en acto
universales, sí pueden resultar serlo potencialmente. Asimismo, desde otro
punto de vista empero muy cercano, la lectura de un texto argumentativamente
sub aeterno puede tener el objetivo de servir de inspiración para una reflexión
potencial, que puede o no repetir los mismos argumentos que el texto presenta:
la utilidad del texto es como la que el agua tiene hacia las plantas, que si bien
permite y potencia su crecimiento, no forma parte de ellas y es posteriormente
desechada. Desde estos puntos de vista, modos de lectura u objetivos de la
síntesis de un texto filosófico dan a ella toda su aprobación, pues es mejor
poder comprender y comprehender un discurso de veinte páginas en una sola
página, o poder entender un argumento cualquiera en un día que pasar toda
una vida estudiando los libros que desarrollan innecesariamente a ese
argumento, haciéndole difícil a la memoria del lector o del intérprete la
2
retención de las partes importantes del discurso en cuestión, y atrasando la
conclusión de un argumento que posiblemente sería más completo por
concreto en su forma sintetizada que en su posiblemente pretensiosa
extensión. Naturalmente, este punto de vista favorece, o mejor dicho, necesita
de la voz personal del lector: al final, como la planta, es el lector lo que importa
y no las influencias.
3
se llama objetividad (que no es sino convertir al autor biográfico en un objeto de
estudio entre otros, como si fuera un objeto de la naturaleza, un objeto cuya
existencia fuera necesaria y causal) sobre lo denominado subjetividad
particular, es decir, la voz del lector.
Creemos, pues, que estas son las dos maneras principales de tratar a
las síntesis filosóficas. ¿Qué tiene que ver esto con un trabajo sobre Hegel (o
sobre cualquier “autor”? Tiene que ver con la justificación, más auto- que nada,
para elaborar este trabajo con las características del segundo punto de vista: a
saber, el de una lectura asociativa biográfica, así como para poder referirme a
algunas dificultades que ese método presenta a la situación en que estas letras
están siendo escritas. La primera y la más importante es la parcialidad, tomada
como la imposibilidad o la impertinencia (no pertinencia, entiéndase) de abarcar
“lo general” de un pensamiento desde su punto de vista biográfico, por razones
de falta (completa ausencia) de erudición: como ya apuntamos, este punto de
vista detesta, por decir lo menos, el que un rompecabezas “autor” sea
presentado por partes sin hacer referencia explícita a las demás. Sin embargo,
el que la situación mnémica en que estas letras fueron escritas no provea, para
empezar, ni las piezas desarmadas del rompecabezas completo, obliga a que
sólo unas cuantas puedan ser presentadas; unidas o no, pero definitivamente
parciales.
Ahora bien, los demás problemas no interesan a esta exposición por ser
de carácter aún más biográfico. Pero el primer problema obliga a declarar lo
que seguirá: una exposición parcial sobre el autor Hegel que gira en torno al
tema del amor. Y el tema mismo permite la parcialidad: el Hegel joven es quien
se preocupa más por el tema del amor, mientras que el Hegel maduro lo
considera sólo superficialmente o a lo mucho secundariamente. Por tanto, la
exposición que seguirá sobre la filosofía “completa” del autor Hegel tratará
solamente del Hegel temprano: las sutilidades y minuciosidades del sistema
maduro significarían más piezas de rompecabezas inconexas.
En todo caso, enfrentarse a Hegel como autor completo sería una tarea,
por decir lo menos, espeluznante y terrible por su magnitud textual. Es algo
que, por respeto al “autor” Hegel y por respeto al objetivo asociativo biográfico,
preferimos omitir. Mejor dicho, seccionar. Y ya dijimos cómo se hará.
4
recortada. O por decirlo de otra manera: nadie sabe lo que dijo (escribió) el
auctor Hegel.
Por tal motivo, biográfico a todas luces, es por el que presentaremos una
parte de ese autor, con el objetivo, naturalmente, de poder dilucidar un
fragmento del autor Hegel, abriendo las puertas al mismo tiempo a las
oscuridades y a las escabrosidades del Hegel restante.
5
la filosofía madura de Hegel fue intentar rehabilitar la autoridad de la razón
frente a todas las críticas hacia la Aufklärung que aparecieron en la década de
1790. El logro más grande de Hegel, por tanto, fue sintetizar la Aufklärung con
algunas de las corrientes del romanticismo, creando un nacionalismo
romantizado o un romanticismo racionalizado.
6
humana, sólo puede llevar al ateísmo y al fatalismo. Por tanto, Jacobi enfrentó
a la Ilustración con un dramático dilema: o bien un ateísmo racional y fatalista o
un salto de fe irracional. Hegel consideraba a esta crítica hacia el racionalismo
de la religión una crítica más importante que la de Kant 2. El propósito principal
de la filosofía de Hegel fue encontrar un camino medio entre los contrarios del
dilema de Jacobi.
La unidad de la vida
7
la tradición intelectual alemana de los tiempos de Hegel, especialmente en la
tradición protestante, formulada expresamente como “¿Cuál es la vocación del
hombre?” Die Bestimmung des Menschen fue una de las preocupaciones
principales de la tradición intelectual alemana, tanto así, que una de las obras
de Fichte recibe ese título. Con el renacimiento de la educación clásica en la
Alemania de mediados del siglo XVIII, esta pregunta recibió un nuevo aliento
vital. Fue una pregunta importante para los Frühromantiker, especialmente para
Friedrich Schlegel, Schleiermacher y para Hegel mismo.
3
Timeo, 30d-31a
8
El reto de la división
Cada ideal de unidad parecía ser socavado por algún aspecto de la vida
moderna. El ideal de unidad con sí mismo estaba amenazador por la creciente
división del trabajo, la necesidad de cada individuo de especializarse y
dedicarse a una tarea estrecha. Entre más se hiciera racional y eficiente la
producción, más necesitaría el hombre cultivar habilidades y talentos
específicos. En lugar de realizar todas sus potencialidades, la gente sólo
desarrolla un lado angosto de sí mismos. Por supuesto, la antigüedad no se
preocupaba por esa división del trabajo por apoyarse sobre la institución de la
esclavitud; pero esa institución no podía ser apoyada en la modernidad. El
problema para Hegel y los románticos jóvenes era cómo lograr el ideal clásico
de la excelencia sin la institución clásica de la esclavitud.
9
y Kant, que el mundo no está dividido en sujeto y objeto, mente y cuerpo, el yo
y el otro. El joven Hegel creía que combatir el dualismo y mostrar la posibilidad
de la completitud era la tarea de un campo especial de la filosofía: la
metafísica.
10
independientes. El Selbst no ama al otro si intenta dominarlo o subordinarlo a
sí.
11
leído como un signo con significado específico. Cualquiera que sea el contexto
original del uso que Hegel dio al término, su introducción probaría ser más
tarde un punto decisivo para toda su filosofía. Cuando Hegel escribe después
sobre el espíritu siempre tendrá la estructura y el desarrollo que le otorgó una
vez a la experiencia del amor.
Conclusiones
En estas conclusiones, haremos caso de lo que dijimos en la
introducción sobre el objetivo argumentativo: habiendo absorbido el agua como
las plantas, ahora el agua tiene que evaporarse. Para decirlo en palabras
menos pretenciosas, quiero decir que ya no hablaremos de Hegel, sino de lo
que obtuvimos, como influencia, de lo consultado en el autor Hegel. Por
supuesto, no pretendemos afirmar que lo que diremos sea algo valioso, ni
siquiera algo justificable como argumento: es justificable como necesidad vital y
como elección personal. Es justificable como amor.
Un amor formal
12
juego mismo4. Esto quiere decir entonces que las reglas no son el juego ni
viceversa: sin embargo, ambos se solicitan entre sí para mantenerse siendo;
las reglas, vacías y formales, solicitan que el juego cuya estructura delimitan
exista en realidad, mientras que el juego no puede desarrollarse en su
concreción con contenido sin una forma determinada que lo oriente sobre qué
tiene que realizar con su contenido. Esto mismo puede decirse de la dialéctica
– es decir, que la dialéctica misma es dialéctica. Si por un lado es el proceso
con contenido que el mundo reporta a cada paso de su desarrollo, por otro lado
también establece la forma en que cualquier evento intramundano,
comprensible, racional, podría tomar en un objeto considerado como un para-sí
(como un objeto que cambia y permanece siendo el mismo). Es decir: la
realidad tiene una lógica que es ella misma. Pero no hay que identificar a
plenitud los extremos: cada uno es la antípoda del otro, pero no podrían ser
tales antípodas sin el otro. Esto enseña una cosa más: la dialéctica no permite
ver a los extremos como absolutos, pues ellos mismos, dentro de su concepto
(dentro de su devenir y su finitud) hacen referencia necesaria al concepto
antonímico. Los absolutos no existen sino como absolutos de referencia (es
decir, lo absoluto es la referencia, pero no los términos: lo absoluto es la forma
y no el contenido)
Dijimos anteriormente que el amor no era una simple forma, sino que era
una experiencia vital y un proceso. Aplicando la misma dialéctica al amor (el
amor del amor, por decirlo de otra manera), podemos decir que es las dos
cosas: es una forma y un proceso con contenido. Una forma, digamos, no
puede ser forma no asignada, forma sin contenido; asimismo, un contenido
(todo contenido) tiene una forma determinada, que le permite ser de la manera
que es y que le permite llegar a ser lo que pueda llegar a ser. Hasta la nada
tiene forma, al ser la nada de algo con otra forma: es la antípoda del algo.
13
contenido: el amor del amor, si se entendiera como una mera forma absoluta
sin referencia a ningún contenido actual o potencial, sería una quimera, un
autoengaño por parte del amante. Sería, en todo caso, un absurdo, como
querer que la ley de gravitación universal se aplique al estudio de las órbitas de
los planetas pero no al estudio de la caída de los cuerpos. El amor sin el amor,
el amor absoluto sin amor concreto, sería a su vez un absurdo.
14
las responsabilidades que tenemos con la naturaleza, por ignorar que se tratan
de responsabilidades que tenemos con nosotros mismos. La inconsecuencia y
la hipocresía son los productos de un amor autoengañado. Y las
consecuencias prácticas son bastante evidentes. Podría aumentarse aún más
este diagnóstico con la concepción que tenemos de la naturaleza cuando
sucede un fenómeno natural catastrófico; pero sus consecuencias serían
análogas a las presentadas en este anterior caso – inconsecuencia e
hipocresía.
15
ser humano: pero como eso no es posible, lo único que sucede es, como lo
llamamos antes, un autoengaño. Es querer detener el proceso amoroso y
transformarlo (deformarlo) en algo que no es: es querer reemplazar a la piedra
por un vaso con agua y decir que son lo mismo.
Por tanto, las diferencias son esenciales para una unidad amorosa real:
un amor comienza por la maravilla ante el otro, y así debe permanecer, como
una maravilla de lo otro.
16
intenciones) reprocha a Brutus el que no pueda ver sus propias virtudes, el que
se juzgue de poca valía, el que esté “with himself at war”. Esto implica, en todo
caso, alguna de estas dos posibilidades: o bien Brutus no exterioriza sus
virtudes, por lo que él (al juzgar que esas virtudes son lo mejor que podría
hacer un hombre y que él, al guardárselas, no sea reconocido como virtuoso)
se deprime y se devalúa a sí mismo, o bien que los demás no exteriorizan su
admiración por sus virtudes. Esta es, por supuesto, una cuestión moral: el amor
implica la consecuencia: el amor a las virtudes implica exteriorizar la virtud
personal y reconocer la virtud ajena. En una sociedad cuyas virtudes giran
alrededor del reconocimiento, la falta de éste implica la falla de la dialéctica, la
enajenación de la moral: exteriorizo mi moral, pero no interiorizo la moral de los
demás, lo que no me permite exteriorizar mi reconocimiento hacia esa mora
ajena. En una sociedad que pretende ser justa (es decir, que pretende ser
amorosa, cumplir con la dialéctica del reconocimiento mutuo) “ it is very much
lamented, Brutus,/ That you have no such mirrors as will turn/ Your hidden
worthiness into your eye,/ That you might see your shadow”. La falta de
reconocimiento implica la falta de exteriorización, por lo que también se implica
la falta de la interiorización: el individuo se siente absolutamente incompleto,
absolutamente desesperanzado de poder encontrar la completitud. Todo
esfuerzo se considera vano, porque todo amor se considera vano. El amor, en
palabras sencillas, debe ser correspondido para poder existir.
17
Bibliografía
Textos de Hegel
Textos secundarios
18