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"LA FLECHA DE PLOMO.

EROS Y PODER EN LA PAREJA"

Nancy Sarquis

Nancy Sarquis es licenciada en Educación, tiene un Posgrado


en Psicología y una experiencia docente de 25 años en la
Universidad de Carabobo, Venezuela. Trabajó en el área de
Educación Preescolar y Especial formando docentes para esas
especialidades. Atiende consulta privada, es miembro de la
Asociación Venezolana de Psicología Analítica (AVPA) y
miembro individual de la International Association for
Analytical Psychology (IAAP). Este documento corresponde a
la charla dictada por la autora el 10 de febrero de 2007 en
Bogotá. Su e-mail es: nubagua@cantv.net

¿Qué es esto que me invita a vivir,


Que me da la ilusión?
¿Qué será esa fuerza que a todos nos
une de dos en dos?
¿Será la fuerza del corazón?
No puedo dormir
robas mi tranquilidad
alguien ha bordado tu cuerpo
con hilos de mi ansiedad

Alejandro Sanz

"Los Amantes", de Magritte


Cuando llegó a mis manos por primera vez la imagen
de Magritte titulada: “Los amantes”, me impactó
tanto, que me inspiró el siguiente escrito:

“Te beso y me besas ¿Quién eres?


No te descubras
Tengo miedo de las serpientes de amanecer repentino
Que me pueden herir.
Por favor: consérvate velado
No te descubras..!!

Como psicoterapeutas, nuestra cotidianidad, se ve


impregnada en el día a día, del sufrimiento que
conlleva el mantener o no, una relación de pareja; se
nos habla tanto de la alegría como del dolor que
produce el contacto con un “otro” a quien se le
atribuye el poder de hacernos sentir diferentes. Temas
como: la soledad, los celos, el desamor, la
triangulación, la manipulación, el sometimiento, la
envidia, la soberbia, el orgullo; por solo hablar de
algunos, son movilizados cuando ese “otro” entra en
nuestra dimensión por primera vez. Al principio sólo
percibimos una parte de su totalidad, un sentimiento
de vulnerabilidad se aloja en ese momento, con una
gran carga de incertidumbre donde las proyecciones
asumen el mando de nuestra psique y la irracionalidad
se hace presente para hablarnos de la constelización
de un complejo; estamos “enamorados”, como bien
decía Carotenuto (2002):

“La dimensión amorosa con su disruptiva carga


trasgresora, baja los niveles de defensa de nuestra
conciencia”.

Cuando se inicia una relación sentimos una profunda


conexión, una nueva energía nos atrapa, el otro
representa para nosotros un ser especial y las frases
que oímos usualmente en consulta son: “esta persona
es diferente”, “nunca nadie me hizo sentir así antes”,
etc…. En el correr de los años, estos verbatum son
sustituidos por:”Esta persona no fue de quien me
enamoré” “El o ella no era así”, “ya no me hace sentir
igual”, “perdí la ilusión”.
Pudiésemos preguntarnos: ¿qué ha sucedido, que ha
podido transformar todo un mundo mágico de
ilusiones, en algo distante, frío y sin eros?; ¿cómo se
ha dado este proceso? Observamos después de muchos
años una relación más parecida a una hermandad,
compañerismo, solidaridad pero también:
competitividad, costumbre y luchas de poder.

Cuando estamos enamorados sentimos un sentimiento


de plenitud y de renovada ilusión, pero también de
inseguridad y ansiedad. Todo enamoramiento es
narcisista porque estamos inmersos en la grandiosidad
de las proyecciones y presentimos que de un momento
a otro, estas se desvanecerán. Cuando enfrentamos el
día a día y develamos la “otredad” de la pareja,
tenemos que empezar a lidiar con los aspectos
sombríos que se presentan en cualquier relación, así
las energías de Eros son capaces de aplastar el espíritu
humano con la misma fuerza con la cual lo elevan.

Hollis ( 1993), expresa que cuando lo abrasivo


desgasta la vida cotidiana, las esperanzas que hemos
puesto en la relación y las proyecciones que tenemos
que retirar, se experimentan como una pérdida de
significado. Eros el dios garante comprometido de la
conexión, es la fuerza primordial responsable de que
Cielo y Tierra se unieran para crear la vida, luego
posteriormente, Eros como hijo de Afrodita, se nos
manifiesta como un daimon, un espíritu, un ángel.
Muchas veces, bajo una apariencia niño inocente”,
muestra, que su fuerza es capaz de producir, si se le
antoja, crueles heridas. El amor, en consecuencia,
mueve una serie de sentimientos que nos sorprenden,
cuando se patentiza su lado oscuro y entonces, vemos
como nuestra vida ordenada y en calma se ve sacudida
por sentimientos de celos, melancolía, soledad,
pérdida de identidad, lo que vivimos como una pérdida
de piso.

Esto le dice el oráculo de Apolo al padre de Psique.

“Sobre un roca de la montaña, instala… un tálamo


fúnebre y en él a tu hija ataviada con ricas galas. No
esperes un yerno de estirpe mortal, sino un monstruo
cruel con la ferocidad de una víbora, un monstruo que
tiene alas y vuela por el éter, que siembra desazón en
todas partes, que lo destruye todo metódicamente a
sangre y fuego, ante quien tiembla el mismo
Júpiter…..”

Me pregunto ¿No es acaso el mismo Eros que expresa


la conexión con las formas supremas del espíritu, el
que también se expresa con un poder absoluto,
ejerciendo el sometimiento de Psique porque se rehusó
a seguir sus mandatos? El mito de Eros y Psique ha
sido, como sabemos, objeto de valiosas
interpretaciones. En lo particular , quisiera centrarme
en las dos caras que nos muestra Eros para
visualizarlo, no sólo desde su lado luminoso, sino
también a través de sus manifestaciones más oscuras
porque, ¿acaso no pasamos nuestra vida cotidiana, de
una dimensión lineal y limitada donde nos sentimos
seguros de nosotros mismos a otra dimensión
atemporal, donde nos sentimos impotentes contra
unas fuerzas que nos desafían y hacen que nuestros
instintos se expresen de manera irracional?

Una vez que pasamos la fase de enamoramiento la


pareja pudiera tener varias opciones: una de ellas es
quedarse detenido en el ideal etéreo de los primeros
momentos tratando de mantener una relación
simbiótica, o por el contrario, asumir la propia vida que
implica el crecimiento personal individual que le exige
a cada quién el proceso de individuación. Si elige la
primera opción se está aferrando a una seguridad
ficticia y probablemente no sólo bloquee su propio
desarrollo sino que quiera mantener una relación,
donde someta al otro miembro de la pareja e impida su
posibilidad de crecimiento individual, estamos
entonces ante una manifestación de un juego de poder
que se ejerce a través de la autoridad, la manipulación,
los mandatos; queriendo así, imponer al otro, nuestra
manera de pensar y percibir el mundo. El poder es
entonces:
“un sentimiento, una actitud y una conducta que
aparecen en el campo intrapsíquico y relacional en
distintas situaciones, constituyéndose en un elemento
que suele incidir disfuncionalmente en las relaciones
intra e interpersonales” (Población2005 )
Por supuesto, hay diferentes niveles, que van desde
hacer valer nuestros propios criterios hasta el
sometimiento del compañero porque nos sentimos
poseedores de la verdad. La idea de poder está
estrechamente ligada a la idea de Dios, dice
Carotenuto, en el sentido que divinizamos nuestra
propia imagen perdiendo la perspectiva crítica de
nosotros mismos y sintiéndonos omnipotentes.

Ante la incapacidad de Eco, de pronunciar palabras


propias, ésta se ve obligada a convertirse en un espejo
sonoro de Narciso, es sólo una voz que repite, repite
y… repite. En Narciso, el arquetipo de la alteridad no
está presente, no hay un “Tu”, él no permite que un
“otro” entre en su espacio: “Moriré antes de que te
adueñes de mí” dice Narciso a Eco, él sólo conecta la
emoción cuando puede ver su relejo en el agua.

Cuando el otro no entra en nuestro espacio, decimos


que hay una circularidad narcisista. Todo Narciso
necesita una Eco, también nos preguntamos: ¿Qué es
lo que se mueve psíquicamente en una pareja
conformada de esta manera? Ante el rechazo o la
exclusión por parte del objeto amoroso hablamos de
una “herida narcisista” porque lo sentimos y vivimos la
amarga descalificación, el descrédito y el desprecio de
nuestra propia presencia y esencia

A Eco, el amor se le adhiere a las entrañas y de ella


sólo quedaron la voz y los huesos que finalmente
terminan por convertirse en piedra…Muchas veces
oímos en consulta: “siento que me han quitado, la
ternura, la capacidad de reír, que nunca más volveré
amar”..estoy desgarrado…” Eco, termina convertida en
piedra. Es una imagen que habla por si sola.

Cotidianamente vienen a nuestra consulta “parejas


rivales” donde la competitividad y la necesidad de
control es lo que prevalece en la relación, aquí el lado
oscuro de Eros está asociado al poder. Los problemas
de celos y triangulación se repiten una y otra vez. Zeus
y Hera son los representantes mitológicos detrás de
toda esta dinámica. Ellos se humillan y se vengan
reiterativamente. ¿Qué pasa con estas parejas que a
pesar de tener este tipo de vivencias, continúan
unidas? La razón de esto quizás estaría en que es muy
duro sentir el vacío de la soledad y asumir la propia
vida, pensamos que es un reto inalcanzable, y es sólo
través de discusiones y peleas como recibimos la
cercanía del otro. Es preferible ser tomado en cuenta
aunque sea a través de la crítica, que asumir la
existencia diferenciada e independiente de nuestro
compañero.

Jung (1990), nos dice que en toda relación de pareja


hay alguien que contiene y el otro es contenido,
estableciéndose lazos de dependencia mutua. El que
es contenido, sólo se siente seguro bajo la relación del
matrimonio; mientras que el que contiene busca
unificarse a sí mismo. A través de una imagen gráfica,
puede apreciarse muy bien este modo de
funcionamiento. Mientras uno de los miembros de la
pareja siente un cuarto muy pequeño que no le
permite suficiente espacio para desarrollarse, el otro
siente demasiado espacio, con muchos cuartos, de
manera que éste, no sabe realmente donde se
encuentra su ubicación.

La conexión de Eros no tiene nada que ver con lo


racional. Sabemos que el
disparaba dos tipos de flechas: las doradas y de
plumas de paloma que, cuando se clavan en el corazón,
lo inflaman de amor y, las flechas de plomo y plumas
de Búho, cuyo poder es hacer caer a los amantes en el
desamor y la indiferencia. Estas son caras de Eros que
con toda seguridad nos resultan familiares, ¿quién no
ha estado enamorado? ¿quién no ha vivido las
amarguras de la indiferencia y el desamor?. Eros, el
divino Eros, nos conecta pero también allí están sus
flechas de plomo y de plumas de Búho que producen
distanciamiento y desapego, lo que nos habla de lo
arquetipal del amor y del desamor.

“Un eros inconsciente siempre se expresa como ansias


de poder” Jung (1990)

Si Eros es descalificado se venga sin piedad. Así,


muchas veces entramos en la dimensión amorosa sin
darnos cuenta, Eros nos ha lanzado una de sus flechas.
Cuando Apolo descalifica a Eros, éste decide lanzarle
una flecha dorada para inundarlo de amor por Dafne,
mientras que ella recibe la flecha de plomo, de esta
manera, en ambos se producen sentimientos
contrarios: el la ama y ella lo rechaza, así cuando Apolo
logra al fin tenerla en brazos, ésta se le convierte en
laurel y a él no le queda más alternativa que tomar
algunas hojas de la planta y coronarse para sublimar a
través de su racionalidad.

Muchas veces nos preguntamos: ¿Que pasa con el otro


que no quiere hacerse responsable de su propia vida y
prefiere dejarse moldear estableciendo una relación de
dependencia? Es que acaso no hay un camino propio,
una ilusión personal, una fantasía o un espacio que nos
pertenezca?

El efecto Pigmalión lo podemos observar a veces en los


verbatum de algunos pacientes: “ella es así, pero con
el tiempo puedo moldearla”, “el dejará el vicio una vez
que nos casemos” o “el amor lo transforma todo”

Pigmalión buscaba la mujer perfecta y en vista de no


conseguirla, termina por hacer una hermosa escultura
de la cual se enamora y le pide a Afrodita que le dé
vida. A pesar de que se observa un principio creativo
generador de vida, nos encontramos con una dinámica
del poder, donde prevalece la necesidad de dominar y
convertir la estatua petrificada en la mujer ideal con la
cual soñaba para sí. En el día a día, a veces
permanecemos con la esperanza de que nuestra
pareja, siga el camino que le hemos trazado, el tiempo
se encarga de demostrar que era solo una ilusión y
después de muchos intentos por tratar de moldearla,
la realidad se encarga de ubicarnos. En Pigmalión se
observa el dolor de no poder tener a la amada y el
reconocimiento de su limitación, humildemente suplica
ayuda divina y Afrodita se conduele de él para
concederle su deseo., ahora la estatua adquiere vida
propia….y ya sabemos lo que significa tener vida
propia….

El tema que me ha correspondido desarrollar es


sumamente complejo para el escaso tiempo disponible,
fueron abordados algunos puntos que tienen que ver
con la temática, hemos hablado de algunos elementos
arquetipales y hemos tipificado a través de ellos
algunas situaciones ejemplificando la dinámica de eros
y poder en la pareja. También hay motivaciones que
están más relacionadas con la historia personal .Como
bien dice Jung (1990):

“Las motivaciones inconscientes son de naturaleza


personal y general, Primero que todo, existen los
motivos que derivan de las influencias parentales, la
relación del joven con su madre y la de la muchacha
con su padre, los cuales son un factor determinante en
este aspecto. Es la fuerza de los lazos que se han
establecido con los padres, lo que inconscientemente
influye en la escogencia del marido o de la esposa bien
sea positiva o negativamente”

La conexión con un otro puede ir desde una conexión


de dos Egos, a nivel consciente donde no hay alianzas
amorosas, sino acuerdos y contratos. O también, una
conexión desde el anima (parte femenina inconsciente
del hombre ) con el animus ( parte masculina
inconsciente de la mujer) donde la relación es
totalmente inconsciente. Quizás pudiésemos hablar
aquí de “rapto psíquico”. O, como lo indican las flechas
diagonales la conexión del ego de una con la parte
contrasexual del otro, ejemplificado a través del amor
romántico y por último, las flechas verticales que
representan la conexión con nosotros mismos, lo que
nos invita a asumir la responsabilidad de nuestro
propio bienestar psíquico y donde la pareja sólo sería
el compañero de camino que juega un rol de apoyo y
compañía.

Quisiera finalizar diciendo que las relaciones reales


emergen cuando hay un reconocimiento de la
presencia y la imagen de otro, al cual se le respeta su
proceso individual y con el cual se quiere compartir el
camino de la vida, pero también hay una necesidad de
reflexionar sobre nuestra propia existencia y el sentido
de la misma, para no traicionarnos y diluirnos en el
compañero por muy amado que éste sea. En la vida de
pareja cada día es un nuevo amanecer que nos invita a
recrear la vida cotidiana.
Después de esta reflexión, cambio la imagen de
Magritte por una de la pintora Nicoletta Tomas , veo en
ella la imagen de la integración y me inspira el
siguiente escrito:

Por el momento, estoy en paz


He transitado el camino.
He ido recogiendo
una a una, mis propias piezas.
Ya no le temo a las serpientes
de amanecer repentino,
es más, las llevo conmigo
Me he tropezado mil veces,
he sido herida con tus dos flechas
he añorado tu presencia y
me he cuestionado mi abandono.
Descubrí que hay un TU
esperando ser reconocido, pero
también hay un YO
que aún sigue recogiendo sus propias piezas….

BIBLIOGRAFÍA

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Publications U.S.A.

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