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Nanomateriales.

El término nanomateriales engloba todos aquellos materiales desarrollados


con al menos una dimensión en la escala nanométrica.
Cuando esta longitud es, además, del orden o menor que alguna longitud
física crítica, tal como la longitud de Fermi del electrón, la longitud de un
monodominio magnético, etc., aparecen propiedades nuevas que permiten
el desarrollo de materiales y dispositivos con funcionalidades y
características completamente nuevas.
En este área, por lo tanto, se incluyen agregados atómicos (clusters) y
partículas de hasta 100 nm de diámetro, fibras con diámetros inferiores a
100 nm, láminas delgadas de espesor inferior a 100 nm, nanoporos y
materiales compuestos conteniendo alguno de estos elementos.
La composición del material puede ser cualquiera, si bien las más
importantes son silicatos, carburos, nitruros, óxidos, boruros, seleniuros,
teluros, sulfuros, haluros, aleaciones metálicas, intermetálicos, metales,
polímeros orgánicos y materiales compuestos.

Los nanomateriales pueden ser subdivididos en nanopartículas, nanocapas


y nanocompuestos. El enfoque de los nanomateriales es una aproximación
desde abajo hacia arriba a las estructuras y efectos funcionales de forma
que la construcción de bloques de materiales son diseñados y ensamblados
de forma controlada.

Un aspecto singular de los nanomateriales es que presentan una superficie


muy elevada respecto a su volumen, lo que se traduce en una mayor
reactividad para su aplicación en campos como adsorción o catálisis.
Algunas de estas propiedades se relacionan directamente con las
interacciones superficiales entre nanopartículas (dureza o temperatura de
fusión) pero las propiedades electrónicas están controladas por los
denominados "efectos de confinamiento cuántico". Este efecto no entra en
juego al pasar de micro a macro dimensiones. Sin embargo, se convierte en
dominante cuando el rango de tamaño nanómetro es alcanzado.

Existe un buen número de evidencias experimentales que desmienten la


creencia intuitiva de que las propiedades de los sólidos no varían cuando se
dividen en partes más pequeñas indefinidamente. De hecho, la definición
tradicional de molécula, “parte mas pequeña de una sustancia que conserva
sus propiedades”, está en desacuerdo con un buen numero de resultados
experimentales.
Un ejemplo de ello sería el oro, conocido desde la antigüedad por sus
buenas propiedades metálicas e inercia química, pierde su carácter metálico
a medida que su tamaño se reduce hasta el nanómetro, a la vez que deja de
ser inerte para transformarse en un excelente catalizador. También cambia
su color, sus propiedades magnéticas e incluso su punto de fusión.
Hoy disponemos de técnicas de síntesis que nos permiten preparar
nanomateriales con gran precisión y por lo tanto controlar sus propiedades
a voluntad. Esta capacidad de conferir nuevas propiedades a viejos
materiales es la base de la nanotecnología, y la que ha hecho posible su
aplicación en campos tan diversos como la electrónica, el magnetismo, los
protectores solares, la biomedicina, las células de combustible, la catálisis,
la óptica y en dispositivos de memoria.

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