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Abusos sexuales a menores

La Dra. María Pérez Conchillo es directora del Servicio de atención psicológica a


menores víctimas de abusos sexuales y a menores perpetradores de la Consellería de
Bienestar social concertado con el Instituto Espill.

Este texto es una adaptación de un capítulo del libro Sexo a la fuerza, escrito por Maria
Pérez Conchillo y Juan José Borrás y publicado por Ediciones Aguilar en 1996

Llamamos abusos sexuales a los actos sexuales realizados con menores de edad Estas
prácticas se realizan desde una posición de poder o autoridad sobre el niño, mediante
halagos, engaños, amenazas o chantaje. Los contactos mantenidos pueden oscilar desde
tocamientos a violación, y las personas que los realizan pueden ser desconocidos o
familiares.
Los menores, muchas veces, tiene miedo de contar lo ocurrido, sobre todo si el
abusador es una persona cercana a él.

La ONU, en su Convención sobre los Derechos del Niño, hace referencia a los abusos
sexuales a menores, comprometiendo a sus estados miembro en la lucha contra estas
agresiones. Nuestro país ratificó esta Convención sobre los Derechos del Niño en el año
1990.

El abuso sexual y la explotación sexual infantil son un problema en todos los países y
abarcan todas las clases sociales. Cualquier niña o niño, sin distinción de edad, sexo o
condición socioeconómica puede ser víctima.
Según datos del Ministerio de Asuntos Sociales se estima que en España el 23% de las
niñas y el 15% de los niños han sufrido algún tipo de abusos sexuales. En cuanto a las
denuncias que se plantean se infiere que sólo un 10% de los casos son denunciados.
La figura del adulto como referencia de protección y cuidado se transforma, en estos
casos, en figura amenazante. Máxime cuando en la mayoría de los casos el abuso es
intra familiar

¿Quién abusa de los niños?


No existe una tipología del agresor sexual que lo delate. Los ogros, las brujas, los muy
feos y desaliñados son los "malos de los cuentos", pero en la realidad el agresor puede
parecerse al príncipe azul o al dulce abuelito. Muchos de los agresores son personas
integradas socialmente, sin ninguna cuenta pendiente con la justicia y que su única
desviación de la norma social es el impulso irrefrenable a tener contactos sexuales con
niñas y/o niños.

¿Cómo podemos evitar el abuso sexual en los niños?


Está comprobado que la mejor manera de evitar este problema es a través de una buena
comunicación con los hijos y las hijas, con una adecuada educación sexual desde
temprana edad. Que las niñas tengan en sus padres sus mejores interlocutores y que
tengan un conocimiento realista y amplio de las relaciones humanas, incluida la
sexualidad, es una estimable dotación que puede serles muy útil en su relación con los
demás.

Algunas recomendaciones que podemos sugerir para que las relaciones entre padres e
hijos fluyan de la mejor manera y para que los padres aprendan a dar respuesta a las
demandas de sus hijas e hijas son las siguientes:

• Hable con sus hijos todos los días y dedique tiempo para escucharlos y
observarlos. Anímenlos a que compartan con ustedes sus ansiedades y
problemas.
• Es muy importante estimular al niño para que nos hable de sus experiencias
cotidianas, de sus amigos y de las personas mayores.
• El diálogo con los niños no puede ser un interrogatorio policial, buscando
situaciones para criticar las actuaciones del niño y sus relaciones, sino un canal
abierto donde el niño pueda encontrar un referente amigable que le inspire
seguridad y confianza.
• Tenemos que ser muy cuidadosos con las confidencias que nos hacen las niñas,
si vamos contando sus "secretos" alegremente, conseguiremos que la niña se
encierre en sí mismo y no vuelva a confiar en nosotros.
• Si no hacemos caso de los pequeños problemas que los niños nos cuentan,
seguro que no vendrán a nosotros espontáneamente cuando éstos sean más
graves. Tenemos que mantener abiertos los canales de comunicación si
queremos que ésta sea fluida.
• Trate de no dejar a sus hijos solos, déjelos con alguien de su confianza.
Es muy importante tomar en consideración los miedos de las niñas y sus
cambios de humor.
• Debemos prestar atención si el niño nos dice que no quiere estar con alguien y
preguntarle por qué, aunque ese alguien sea un familiar muy próximo o un buen
amigo, aunque podamos pensar que el niño simplemente esta enfadado o no se
llevan bien, vale la pena prestar atención, preguntar al niño y estar atento a la
evolución de esa relación.
• Educar a las niñas y niños para que sean capaces de decir no y evitar situaciones
de sumisión sexual.
• La asertividad es una habilidad que debemos fomentar en los niños. La niña que
desarrolla estrategias de afrontamiento y sabe "pedir" y "negar", no es una
víctima indefensa frente al ofensor sexual.
• Siempre que nuestras hijas vengan a casa con dinero o con regalos, hay que
preguntar de dónde los ha sacado y por qué se los dieron; hay que seguir la pista
a estos hechos. No debemos creernos que se los ha dado un amigo o se los ha
prestado, si no tenemos la comprobación.
• Si lo cree oportuno, puede decirles que algunos adultos pueden tratar de hacerles
daño o forzarlos a hacer cosas que los niños no quieren; pero no los asuste hable,
en general como si contara un cuento.

¿Qué hacer cuando un niño le dice que ha sido víctima de un abuso sexual?
Siempre debemos hacer caso a una niña o un niño cuando nos habla de una situación de
abuso sexual. Los niños tienen mucha fantasía pero es muy probable que si describe con
detalle una relación sexual, ésta sea verídica. Crea lo que le dice, ellos rara vez mienten
sobre estos temas.
En ningún caso y bajo ningún concepto, podemos hacer al niño responsable del abuso
sexual.

• Alabe a la niña por decirle la verdad de lo que pasó.


• Apoye a la niña, generalmente él siente mucha angustia por creer que ha sido
culpable o cómplice del incidente.
• Si usted esta horrorizado no lo demuestre, ni grite, ni amenace, ni haga una
tragedia; es muy importante demostrar serenidad. Cuanto más revuelo haga, más
se verá afectada la niña.
• Tampoco se trata de ir difundiéndolo entre parientes y amigos, debe tratarse con
la mayor delicadeza, forma parte de la intimidad del niño y tenemos que ser
respetuosos con sus sentimientos, especialmente si nos lo ha contado como un
secreto.
• Pida ayuda a los profesionales para que pueda ayudar a la familia y a la niña a
tratar ese problema.
• Y Por último, piense que denunciar el hecho puede ayudar a qué éste no vuelva
ocurrir.

¿Qué hacer ante la sospecha?.


Nos podemos encontrar con la sospecha de que algo raro esta pasando. Notamos
cambios de humor, la niña o el niño están raros, ya no responden con entusiasmo a
nuestras caricias, sino que claramente desvían la cara ante un beso. Parece que la
proximidad física los incomoda. Están rebeldes, huidizos.

¿Qué podemos hacer si tenemos la sospecha de que la niña puede estar siendo
sexualmente maltratado?. Seguidamente se enumeran algunos síntomas que nos
pueden ayudar a conocer mejor lo que esta pasando.

Si usted cree que su hijo ha sufrido abusos sexuales pero no le dice nada
Observe síntomas físicos y de comportamiento como:

• Cambios extremos en el comportamiento, como pérdida del apetito o llanto con


mucha frecuencia.
• Pesadillas, miedo a la oscuridad. Las pesadillas se pueden dar ocasionalmente en
muchos niños y el miedo a la oscuridad también es frecuente; pero cuando éste
se hace muy intenso y las pesadillas son persistentes, puede ser una llamada de
atención del grado de angustia de la niña que necesariamente no tiene que
relacionarse con abusos sexuales, pero que vale la pena explorar.
• Retrocesos en el comportamiento. Como empezar de nuevo a orinarse en la
cama, chuparse el dedo; en resumen, adopta comportamientos de niños de menor
edad.
• La expresión de algunos aspectos de las actividades sexuales mantenidas en
dibujos, juegos o fantasías.
• Rechaza con mucha vehemencia ir a la escuela.
• Miedo a una persona, o a ser dejado en cierto lugar.
• Interés exagerado o conocimiento detallado sobre actividades sexuales.
• Agresividad poco común.
• Autoagresiones o accidentes frecuentes. Conducta suicida.
• Ropa interior rota, manchada o anormalmente sucia.
• Sangrado de la vagina o el recto, dolor, picor o inflamación de los genitales.
Infección genital.

En cualquiera de estos casos hable con su hija intente comprender cuál es la causa del
problema. Si éste persiste acuda a un psicólogo especialista en estos temas que le
ayudará a explorar las causas del malestar del niño y a averiguar si existen abusos
sexuales orientando a la familia en el caso de que éstos se produzcan.
Cuidado con alarmar, tenemos que ser muy cautos en nuestras manifestaciones, ya que
también podemos considerar una agresión fomentar en el niño sentimientos de alarma y
miedos innecesarios a los adultos y a los desconocidos. Nuestros mensajes no pueden
ser gratuitamente alarmistas, fomentando el retraimiento y el temor. Los niños y niñas
tienen que comprender la desconfianza y también, y muy especialmente, ser capaz de
mostrar confianza y apego con sus semejantes.

¿Cómo se descubren los abusos?

• A través de la narración espontánea de la niña o del niño, especialmente a un


amigo o amiga de su confianza.
• Por las alteraciones psicológicas o cambios de conducta significativos.
• En la evaluación de signos y síntomas físicos como hematomas, embarazos no
deseados, enfermedades de transmisión sexual, molestias en los genitales.
• Cuando se investiga otro tipo de maltrato.
• Por las sospechas de padres, familiares, educadores u otros adultos.
• A consecuencia de las investigaciones de redes de prostitución y pornografía.
• Como consecuencia del descubrimiento del funcionamiento coercitivo de sectas.

La prevención de los abusos sexuales, responsabilidad de todos.


Acabar con los abusos sexuales es responsabilidad de todos. Conseguir sistemas de
detección serios y eficaces que permitan la atención preventiva sobre estos casos son los
objetivos que tenemos que promover. Apoyemos programas de prevención en la
comunidad y en el sistema escolar como mejor medida para acabar con esta lacra social.
No vale escandalizarnos por estas cosas. Hay que situarlas en su justo lugar. No
magnificarlas, pero darles su importancia. Recordemos que negar la evidencia va
siempre en contra de la víctima. En casos como éstos, en los que nos resulta incómodo
reconocer la existencia de estas conductas, tenemos que ser responsables y darnos
cuenta que para nada sirve la política del avestruz. Esconder la cabeza no va a terminar
con estas prácticas. Los datos están aquí, hemos tenido ocasión de repasarlos. Los
abusos sexuales a los niños se dan en nuestra sociedad, a veces en la propia familia y
tenemos que hacerles frente.
Pero mucho cuidado con que esto suponga satanizar la sexualidad, como
frecuentemente se hace con cualquier excusa. Prevenir contra los abusos no es prevenir
contra el disfrute y el placer sexual. La sexualidad no es mala. Las prácticas sexuales
coercitivas son las negativas.

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