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doble y de la fantasía del travestido co- hemencia al examen de la ficción y al ginación y la investigación científica
mo emblemas del discurso literario: “El espectáculo del diálogo entre lo real y marchan al unísono en la conjetura so-
travestismo, tal y como lo practica la no- lo representado. En Barroco, Sarduy da re un barroco actual. La conclusión ex-
vela de Donoso, sería la metáfora me- con un espejo perfecto para proyectar tenderá el problema más allá del terreno
jor de lo que es la escritura: lo que la en el tiempo sus propias preocupacio- de la estética: “¿Qué significa hoy en día
Manuela nos hace ver no es una mujer nes e interpretar, por reflexión, el pre- una práctica del barroco? ,¿Cuál es su
bajo la apariencia de la cual se escon- sente. El libro marca, ademas, la apa- sentido profundo? ¿Se trata de un deseo
dería un hombre, una máscara cosméti- rición de una coordenada que desde de oscuridad, de una exquisitez? Me
ca que, al caer dejara al descubierto una entonces acompaña sus especulaciones arriesgo a sostener lo contrario: ser ba-
barba, un rostro ajado y duro, sino el be- teóricas: la ciencia. Así, los conocimien- rroco hoy significa amenazar, juzgar y
cho mismo del travestismo (262). Por tos de las cosmologías antiguas y de la parodiar la economía burguesa, basada
su parte, los cubos de Larry Bel1 susci- astronomía moderna se suceden en el en la administración tacana de los bie-
tan, dentro de la misma línea de pensa- análisis de lo que el cubano llama las “re- nes, en su centro y fundamento mismo:
miento, una breve nota que destaca el tombées” de los modelos científicos en el espacio de los signos, el lenguaje,
ascenso del utensilio corriente o simple- la producción simbólica y que corres- soporte simbólico de la sociedad, garan-
mente accesorio al plano principal de la ponde, grosso modo, a la interacción en- tía de su funcionamiento, de su comu-
experiencia artística: “Si el arte de Larry tre las formas de lo imaginario propia a nicación” (p.209).
Bell nos desorienta al principio es por- la episteme de una época. En realidad, Ocho años mas tarde, La simulción
que de un modo irreversible y por su el objetivo que se persigue a través de reanuda la discusión en torno al arte
propia literalidad termina con todos los la noción es neutralizar, de entrada, cual- neobarroco con un capítulo brillante
prejuicios de trascendencia. En él, y a quier idea de fuente o influencia, de cau- que Sarduy concibe a manera de un in-
partir de un lugar privilegiado para ello, sa O factor, pues las correlaciones que tercambio silencioso entre Rubens y Bo-
es decir, un cuerpo, la escultura, se des- se establecen en Barroco deben ser en- tero. Sin embargo, el nuevo ensayo esta
truye la noción de arte como una refe- tendidas al margen de toda pauta deter- dedicado, básicamente, a un esfuerzo
rencia a algo que no es su propio físico: minista. Entre el círculo de Galileo y la por llevar hasta sus últimas consecuen-
es precisamente el soporte, el andamia- organización circular de la composición cias la reflexión sobre los mecanismos
je, lo que constituye la obra” (p. 308). en Rafael se esboza, a lo sumo, un jue- de la representación iniciada, de la mano
A lo largo de Escrito sobre un cuer- go de espejos en torno a una geometría de Derrida, en Escrito sobre un cuerpo.
po, el envés de esta estética sediciosa, simbólica; entre la elipse de Kepler y las Un conjunto de fenómenos heterogé-
inclinada a los juegos de la ilusión y la elipsis gongorinas apenas queda sugeri- neos -el travestismo, el trompe -l ‘oeil,
alteridad, esta constituido por un recha- da la comunidad de un doble centro la anamorfosis, el tatuaje, etc.- sirven
zo global ante cualquier forma de rea- imaginario en el espacio astronómico y de soporte a una tematización ágil y pe-
lismo -verdadero signo de los tiempos. discursivo. De ahí que resulte absurdo netrante que trata de poner al descubier-
Tal parti -pris no exige mayor diluci- acusar a Sarduy de una interpretación to la falla dentro del sistema y busca
dación. Mágico o socialista, el realismo delirante que supondría que Ucello apli- demostrar la ausencia de un vínculo
representa justamente aquello que los có las tesis de Copérnico o que Caravag- efectivo de prioridad y subordinación
ensayos tratan de poner en entredicho: gio inspiró los descubrimientos de entre el modelo y la copia, el original y
el “mito enraizado en el saber aristoté- Kepler. Este otro equívoco, que pesa so- la reproducción, la idea y la apariencia.
lico, logocéntrico, en el saber del ori- bre el ensayo desde hace ya mucho Ciertamente, Sarduy vuelve a la fuente
gen de un algo primitivo y verdadero tiempo, no hace justicia a la lectura mu- platónica de la mímesis y desarrolla el
que el autor llevaría al blanco de la pá- cho más sutil que nos propone Barro- ensayo como una subversión gradual del
gina” (p.262).Con insistencia, los ata- co. En ella, el paralelismo entre los principio dualista. La relación es ataca-
ques se repetirán. Podemos encontrarlos modelos científicos y los diseños artís- da desde distintos ángulos y con armas
en una inteligente respuesta a los detrac- ticos apunta a una concordancia esen- diversas: el lenguaje del mimetismo ani-
tores de Lezama Lima (pp.277 - 278) o en cial de ambos modos de representación mal, interpretado a través de la “ley de
un fragmento dedicado a la poética de dentro de la cámara de ecos que forja disfrazamiento puro” que formula el
la transgresión de Bataille (p.238). Pero la episteme en un momento dado. biólogo H.B. Cott, es aplicado ingenio-
lo importante, en lo que toca a la evo- Siguiendo esta intuición fundamental, samente al gesto del travestido, con re-
lución posterior de Sarduy, es que esta la segunda parte del libro está consagra- sultados tan divertidos como inquietan-
posición refractaria al realismo, conju- da a un intento por definir la existencia tes; la anamorfosis, enfocada desde el
gada con una mirada atenta a las fronte- de un arte barroco contemporáneo a punto de vista de su recepción, pone de
ras de la mfmesis, pone ya la sensibilidad partir de las retombées eventuales de la relieve, en su ambigüedad consubstan-
y el pensamiento del ensayista en el ca- teoría de la relatividad, del Big-Bang o cial, la existencia de un juego con la
mino del Barroco. del Steady-State. Para Sarduy, cada una perspectiva del espectador que desvir-
En efecto, digamos que el encuentro de ellas engendra una descripción dife- túa la transparencia representativa al im-
era casi inevitable. Más allá de la influen- rente del universo que quizá se refleje pedir una lectura unívoca del cuadro y
cia de Góngora y de Lezama Lima, lo en la dispersión del punto de vista den- del modelo. Pero es incuestionablemen-
propicia una perspectiva idónea y el tro de la novela o la plástica, o que tal te alrededor del trompe-l ‘oeil como se
hecho indiscutible de que ningún otro vez imite en secreto la estructura formal elabora el razonamiento más atrevido y
período se ha entregado con tanta ve- de ciertas obras recientes, pues la ima- estimulante. Por una parte, la práctica
ilustra a la perfección el principio mis- ción estética poniendo en tela de juicio y en La simulación, desde las primeras
mo de la simulación: “mientras mas anó- su propia definición como arte. Desde páginas, se nos habla de esa “vacuidad
nimo en su ejecución, mientras menos la iterrogantee, Sarduy ve en ellas un ca- germinadora cuya metáfora y simulación
exhiba o denuncie el trazo, la factura so límite que quizá ejemplifica el paso es la realidad visible” (p.60). Por lo de-
-el trabajo- más eficaz es el trom- de una estética institucional de la repre- más, Sarduy lo advierte con toda clari-
pe-l‘oeil” (p.75); por otra, la disección sentación a una estética contingente de dad: “A partir de esta nada y en función
del artificio óptico facilita el salto deci- la presencia. Pues, como enseña Good- de ella, más presente cuanto más inten-
sivo que, por medio del hiperrealismo, man, ante el objeto que se ofrece a la sas son las imitaciones, mas logrados los
subvierte el sistema: “La definición del contemplación no cabe ya preguntarse camuflajes, más exactas las analogías y
trompe-loeil como pura simulación ¿qué es arte?, sino tan sólo ¿cuándo usurpaciones del modelo, deben de leer-
circense de la realidad, como doblaje fa- es arte? se los fenómenos que aquí enumeramos,
laz pero verosímil de lo visible, encuen- Ahora bien, este largo periplo que cul- los cuales, a su vez, no son más que la
tra en los escultores del hiperrealismo mina con el topos de la disolución del teatralidad y saturación máxima, vistos
americano tal destreza que a veces el arte o, al menos, de cierta idea del arte, desde la vacuidad inicial, de todos los
modelo puede pasar por una reconsti- no se reduce a un recorrido puramente otros” (p.61).
tución ineficaz aunque minuciosa de intelectual o estético. La impugnación Nueva inestabilidad hace aún más
ese ‘original’ que es la copia, la obra” del sistema representativo por medio de explícita esta “otra” magnitud de los en-
(p.78). Aún mas: “combinando el trom- un grupo de obras que revelan su con- sayos -que es, al fin y al cabo, la “mis-
pe - l’oeil con su modelo, o más bien, dición de “imitación de nada” es, en el ma”. A la luz de los desarrollos más
confrontando en un mismo plano de fondo, un modo de sugerir o de dejar recientes de la teoría del Big - Bang, rea-
realidad el objeto y su simulacro, como entrever, con una metáfora, “la imita- parece el intento de dar una base espi-
dos versiones de una misma entidad (el ción de la Nada” que el budismo y el temológica al ejercicio de un barroco
adicto a estas imposturas), puede crear taoísmo postulan como principio crea- contemporáneo y vuelve la intuición de
como un trompe-l‘oéil al cuadrado, un dor. Hay que decir que resulta imposi- un pacto privilegiado entre arte y cien-
goce mayor en el manejo de las imita- ble entender a cabalidad la démarche sin cia que se expresaría ahora bajo la forma
ciones, otro disfrute en ese juego sin fin tener en cuenta tal dimensión: la onto- de “una expansión irregular cuyo prin-
del doble, en que ninguna de las versio- logía oriental sustenta y trasciende los cipio se ha perdido y cuya ley es infor-
nes es detentora de la precedencia o de ensayos de Sarduy, esbozando una me- mulable” (p.41). Pero lo interesante es
la substancia, en que no hay jerarquía ditación callada sobre el vacío y la muer- que, para llegar a esta nueva versión de
de lo verosímil, es decir, prioridad on- te. Es por ello por lo que calificar de la esfera de Pascal, se someten las dis-
tológica” (p.79). “esteta” de “formalista” al cubano cons- tintas maquetas del universo que propo-
Otros autores y otras obras dan un tituye algo más que un equívoco: un ne la astronomía actual a un examen de
contenido diferente al vértigo subversi- falseamiento. Ya en Escrito sobre un sus cualidades retóricas. Buscando más
vo: Tadeusz Kantor y el Nuevo tratado cuerpo y en Barroco la neutralidad del la sorpresa que la certidumbre, el autor
de maniquíes, Veruschka y el Mimi- sunyatu aflora tras el proyecto crítico las despoja paulatinamente de su preten-
kry-Dress-Art, Broglia y sus autorre-
tratos. Sarduy explora con ellos las mo-
dalidades de un arte que escapa a la
conformidad habitual de la analogía y
abre una vía distinta a la creación. La in-
dagación alcanza su cenit cuando el en-
sayista, ante las muñecas de Martha
Kuhn- Weber, nos proyecta de lleno
dentro de la crisis de la estética contem-
poránea: “¿Qué justifica que un objeto,
un producto manual pueda en cierto
momento reivindicar la categoría de ‘ob-
jeto de arte’ o asumir su impostura y ser-
vir así de base a un discurso crítico..?”
(p.115). Sin transición, la pregunta con-
duce directamente a la desintegración de
los criterios tradicionales de valoración,
fundados de un modo u otro en la es-
trategia mimética, y a la generalización
evidente de la experiencia artística fue-
ra de los espacios reconocidos. Y es que,
como tantos otros trabajos de la plásti-
ca hoy, las muñecas de Kuhn-Weber
plantean abiertamente la paradoja de Armando Salas Portugal
una práctica que sólo accede a la condi-
sión a la verdad hasta transformarlas en co remite, en última instancia, a “la fluo- ello radica sin duda uno de los aportes
asombrosas construcciones imaginarias, rescencia del vacío” que funda la refle- mayores del cubano a una tradición de-
en mitos elementales de nuevas cosmo- xión de Sarduy en el tiempo. Y, como masiado inclinada a la interpretación
gonías. De ahí que el capítulo final se la vacuidad budista, el volumen repre- dogmática de métodos y doctrinas. Ade-
abra como una constelación de fragmen- senta, ante todo, una experiencia de li- más, su gesto saludable de soberanía -e
tos donde la observación científica se bertad: el itinerario diverso y vivaz de incluso de desenfado- garantiza hoy la
une a las tradiciones genesiacas tibeta- un escritor que ha sabido asociar, con plena vigencia de esta recopilación que
nas o preislámicas para repetir en coro amplitud, algunos de los paradigmas cla- viene a darle el lugar que merece entre
la pregunta por un origen incierto. ves del conocimiento contemporáneo a las voces mas singulares del ensayismo
Así, más allá de la crítica o de la esté- la trama de un pensamiento propio. En hispanoamericano.
tica, Ensayos generales sobre el Barro-