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GUSTAVO GUERRERO

ENSAYOS GENERALES SOBRE EL BARROCO


De SEVERO SARDUY
Por GUSTAVO GUERRERO
l Fondo de Cultura Económica, Colección Tierra Firme, Buenos Aires, 1987, 323 pp.

AY QUE COMENZAR con una ce-


H lebración. En efecto, sólo cabe
aplaudir la acertada iniciativa de sacar a
Barthes; no es menos evidente que su
pensamiento comparte una serie de tó-
picos con las tesis de Tel Que1 y, en lí-
plástica de objetos y al fenómeno del
travestismo, que se manifiesta desde
muy temprano en los ensayos de Escri-
la luz esta recopilación de la obra críti- neas generales, con lo que fue el espíritu to sobre un cuerpo, obedece justamen-
ca de Severo Sarduy. Gracias a-ella, el de la época -citemos, entre otros, la te al impacto de la ruptura con la rela-
Fondo de Cultura Económica viene a lle- fascinación por la experiencia de los lí- ción valorativa y jerárquica implícita en
nar un vacío manifiesto entre nosotros, mites en Sade y Bataille, el interés por la idea de mímesis y en su doble lingüís-
pues no es un secreto que, en los últi- el psicoanálisis lacaniano y la lingüísti- tico: la articulación de la pareja signifi-
mos anos, resultaba practicamente im- ca de Saussure, y la crítica de la historia cante/significado. Huelga decir que los
posible tratar de hacerse de un ejemplar y de la noción de sujeto como últimos trabajos de Derrida tienen un peso de-
de Escrito sobre un cuerpo (1969), Ba- refugios de un humanismo trascenden- cisivo en la concepción y la difusión del
rroco (1974 o La simulacón (1982). Las tal. Ahora bien, en el fondo, esto no bas- problema. Pero Sarduy, sin caer en la
ediciones originales, agotadas o mal dis- ta para calificar de “estructuralista” al imitación servil de tantos epígonos, sa-
tribuidas, habían quedado en pocas ma- cubano. Y es que, al releer hoy sus en- brá adaptar el pensamiento del filósofo
nos y no circulaban ya. Ensayos gene- sayos, no encontramos por ninguna par- a las obras que analiza. En su caso, De-
rales sobre el Barroco vuelve a poner te las notas primordiales que caracteri- rrida hará surgir la inquietud, no el dis-
los tres títulos a disposición oportuna- zaron a la corriente en el terreno de la curso; despertará la mirada, no el
mente. Ademas, nos depara una sorpre- exégesis artística y literaria: a saber, el discurrir. Ante Góngora, por ejemplo,
sa: el inédito Nueva inestabilidad que imperio de los modelos lingüísticos, la el cubano se detiene en la composición
completa el panorama de la producción construcción afanosa de sistemas inter- de la metáfora y subraya cómo la poéti-
de Sarduy en el género. pretativos y la consecuente codificación ca barroca abre “(la) falla entre los dos
Como toda recopilación ulterior, el de los datos. Tampoco hallaremos las polos del signo” (p.273); pero, de segui-
volumen invita, por esencia, a una lec- derivaciones alternas: aquellos ejercicios da, acude a Lacan y a la lectura de Las
tura global y retrospectiva de los libros solitarios del inmanentismo textual o el Meninas para elaborar una interpreta-
reunidos. La trayectoria del autor en el terrorismo metodológico de las famosas ción sumamente original de las Soleda-
campo del ensayo, enfocada desde esta lecturas exhaustivas. ¿En qué estriba en- des. Asimismo, de las figuras de Lezama
perspectiva de conjunto, aparece aho- tonces el “estructuralismo” de Sarduy? Lima retiene que “el apoderamiento
ra bajo una luz muy distinta que quizá Al fin y al cabo, en muy poca cosa. de la realidad, la voraz captación de la
permita despejar algunos equívocos. El Digamos que un puñado de autores y imagen opera por duplicación, por es-
primero de ellos -y, sin duda, el más temas comunes, en el empleo esporádi- pejeo. Doble virtual que irá asediando,
arraigado- es aquel que consiste en to- co de un vocabulario especializado, en sitiando al original, minándolo desde su
mar a Sarduy por un crítico estructura- dos o tres esquemas simplificados y, so- imitación, desde su parodia, hasta su-
lista. Su origen se remonta a la publi- bre todo, en el principio de interpretar plantarlo” (p. 277). Sin embargo, la ob-
cación de Escrito sobre un cuerpo en un texto por sí mismo, sin recurrir a la servación es tan sólo el prefacio de un
pleno auge de la tendencia y desde en- gimnasia grosera de la psicocrítica o al formidable homenaje al maestro, que se
tonces no ha cesado de generalizarse a reflejo reduccionista de la sociología despliega como una fiesta de fragmen-
tal punto que ya constituye un auténti- literaria. tos autógenos y halógenos, y en el cual
co lugar común en los comentarios so- A decir verdad, si hubiera que asignar- participan, entre otros, textos de Octa-
bre la obra del cubano. Lo cierto es que, le un punto de partida a la reflexión de vio Paz, Michel Butor, Mario Vargas Llo-
a más de dos décadas del célebre núme- Sarduy, no cabría situarlo dentro del es- sa y Cintio Vittier.
ro ocho de Communications, difícil- tructuralismo propiamente dicho. Ten- La plastica de objetos y la novelística
mente podemos seguirle aplicando dríamos que buscarlo más bien en uno hispanoamericana del momento dan pie
semejante etiqueta. Un deslinde se im- de sus límites: la crisis del movimiento a varios comentarios en los que se deja
pone: es innegable que Sarduy partici- que se origina en la crítica del concep- sentir también la entonación personal
pa de la mouvance del estructuralismo to de signo y que desemboca en una es- que adquiere un motivo de raigambre
francés a fines de los anos sesenta y peculación mucho mas amplia sobre el derridiana. A propósito de Zona Sagra-
que muchos de sus ensayos llevan infu- estatuto de la representación. Así, la da y El lugar sin límites, Sarduy articu-
sa la huella de las enseñanzas de Roland atención acordada a la metáfora, a la la su inquisición alrededor del tema del

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ENSAYOS GENERALES SOBRE EL BARROCO

doble y de la fantasía del travestido co- hemencia al examen de la ficción y al ginación y la investigación científica
mo emblemas del discurso literario: “El espectáculo del diálogo entre lo real y marchan al unísono en la conjetura so-
travestismo, tal y como lo practica la no- lo representado. En Barroco, Sarduy da re un barroco actual. La conclusión ex-
vela de Donoso, sería la metáfora me- con un espejo perfecto para proyectar tenderá el problema más allá del terreno
jor de lo que es la escritura: lo que la en el tiempo sus propias preocupacio- de la estética: “¿Qué significa hoy en día
Manuela nos hace ver no es una mujer nes e interpretar, por reflexión, el pre- una práctica del barroco? ,¿Cuál es su
bajo la apariencia de la cual se escon- sente. El libro marca, ademas, la apa- sentido profundo? ¿Se trata de un deseo
dería un hombre, una máscara cosméti- rición de una coordenada que desde de oscuridad, de una exquisitez? Me
ca que, al caer dejara al descubierto una entonces acompaña sus especulaciones arriesgo a sostener lo contrario: ser ba-
barba, un rostro ajado y duro, sino el be- teóricas: la ciencia. Así, los conocimien- rroco hoy significa amenazar, juzgar y
cho mismo del travestismo (262). Por tos de las cosmologías antiguas y de la parodiar la economía burguesa, basada
su parte, los cubos de Larry Bel1 susci- astronomía moderna se suceden en el en la administración tacana de los bie-
tan, dentro de la misma línea de pensa- análisis de lo que el cubano llama las “re- nes, en su centro y fundamento mismo:
miento, una breve nota que destaca el tombées” de los modelos científicos en el espacio de los signos, el lenguaje,
ascenso del utensilio corriente o simple- la producción simbólica y que corres- soporte simbólico de la sociedad, garan-
mente accesorio al plano principal de la ponde, grosso modo, a la interacción en- tía de su funcionamiento, de su comu-
experiencia artística: “Si el arte de Larry tre las formas de lo imaginario propia a nicación” (p.209).
Bell nos desorienta al principio es por- la episteme de una época. En realidad, Ocho años mas tarde, La simulción
que de un modo irreversible y por su el objetivo que se persigue a través de reanuda la discusión en torno al arte
propia literalidad termina con todos los la noción es neutralizar, de entrada, cual- neobarroco con un capítulo brillante
prejuicios de trascendencia. En él, y a quier idea de fuente o influencia, de cau- que Sarduy concibe a manera de un in-
partir de un lugar privilegiado para ello, sa O factor, pues las correlaciones que tercambio silencioso entre Rubens y Bo-
es decir, un cuerpo, la escultura, se des- se establecen en Barroco deben ser en- tero. Sin embargo, el nuevo ensayo esta
truye la noción de arte como una refe- tendidas al margen de toda pauta deter- dedicado, básicamente, a un esfuerzo
rencia a algo que no es su propio físico: minista. Entre el círculo de Galileo y la por llevar hasta sus últimas consecuen-
es precisamente el soporte, el andamia- organización circular de la composición cias la reflexión sobre los mecanismos
je, lo que constituye la obra” (p. 308). en Rafael se esboza, a lo sumo, un jue- de la representación iniciada, de la mano
A lo largo de Escrito sobre un cuer- go de espejos en torno a una geometría de Derrida, en Escrito sobre un cuerpo.
po, el envés de esta estética sediciosa, simbólica; entre la elipse de Kepler y las Un conjunto de fenómenos heterogé-
inclinada a los juegos de la ilusión y la elipsis gongorinas apenas queda sugeri- neos -el travestismo, el trompe -l ‘oeil,
alteridad, esta constituido por un recha- da la comunidad de un doble centro la anamorfosis, el tatuaje, etc.- sirven
zo global ante cualquier forma de rea- imaginario en el espacio astronómico y de soporte a una tematización ágil y pe-
lismo -verdadero signo de los tiempos. discursivo. De ahí que resulte absurdo netrante que trata de poner al descubier-
Tal parti -pris no exige mayor diluci- acusar a Sarduy de una interpretación to la falla dentro del sistema y busca
dación. Mágico o socialista, el realismo delirante que supondría que Ucello apli- demostrar la ausencia de un vínculo
representa justamente aquello que los có las tesis de Copérnico o que Caravag- efectivo de prioridad y subordinación
ensayos tratan de poner en entredicho: gio inspiró los descubrimientos de entre el modelo y la copia, el original y
el “mito enraizado en el saber aristoté- Kepler. Este otro equívoco, que pesa so- la reproducción, la idea y la apariencia.
lico, logocéntrico, en el saber del ori- bre el ensayo desde hace ya mucho Ciertamente, Sarduy vuelve a la fuente
gen de un algo primitivo y verdadero tiempo, no hace justicia a la lectura mu- platónica de la mímesis y desarrolla el
que el autor llevaría al blanco de la pá- cho más sutil que nos propone Barro- ensayo como una subversión gradual del
gina” (p.262).Con insistencia, los ata- co. En ella, el paralelismo entre los principio dualista. La relación es ataca-
ques se repetirán. Podemos encontrarlos modelos científicos y los diseños artís- da desde distintos ángulos y con armas
en una inteligente respuesta a los detrac- ticos apunta a una concordancia esen- diversas: el lenguaje del mimetismo ani-
tores de Lezama Lima (pp.277 - 278) o en cial de ambos modos de representación mal, interpretado a través de la “ley de
un fragmento dedicado a la poética de dentro de la cámara de ecos que forja disfrazamiento puro” que formula el
la transgresión de Bataille (p.238). Pero la episteme en un momento dado. biólogo H.B. Cott, es aplicado ingenio-
lo importante, en lo que toca a la evo- Siguiendo esta intuición fundamental, samente al gesto del travestido, con re-
lución posterior de Sarduy, es que esta la segunda parte del libro está consagra- sultados tan divertidos como inquietan-
posición refractaria al realismo, conju- da a un intento por definir la existencia tes; la anamorfosis, enfocada desde el
gada con una mirada atenta a las fronte- de un arte barroco contemporáneo a punto de vista de su recepción, pone de
ras de la mfmesis, pone ya la sensibilidad partir de las retombées eventuales de la relieve, en su ambigüedad consubstan-
y el pensamiento del ensayista en el ca- teoría de la relatividad, del Big-Bang o cial, la existencia de un juego con la
mino del Barroco. del Steady-State. Para Sarduy, cada una perspectiva del espectador que desvir-
En efecto, digamos que el encuentro de ellas engendra una descripción dife- túa la transparencia representativa al im-
era casi inevitable. Más allá de la influen- rente del universo que quizá se refleje pedir una lectura unívoca del cuadro y
cia de Góngora y de Lezama Lima, lo en la dispersión del punto de vista den- del modelo. Pero es incuestionablemen-
propicia una perspectiva idónea y el tro de la novela o la plástica, o que tal te alrededor del trompe-l ‘oeil como se
hecho indiscutible de que ningún otro vez imite en secreto la estructura formal elabora el razonamiento más atrevido y
período se ha entregado con tanta ve- de ciertas obras recientes, pues la ima- estimulante. Por una parte, la práctica

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ilustra a la perfección el principio mis- ción estética poniendo en tela de juicio y en La simulación, desde las primeras
mo de la simulación: “mientras mas anó- su propia definición como arte. Desde páginas, se nos habla de esa “vacuidad
nimo en su ejecución, mientras menos la iterrogantee, Sarduy ve en ellas un ca- germinadora cuya metáfora y simulación
exhiba o denuncie el trazo, la factura so límite que quizá ejemplifica el paso es la realidad visible” (p.60). Por lo de-
-el trabajo- más eficaz es el trom- de una estética institucional de la repre- más, Sarduy lo advierte con toda clari-
pe-l‘oeil” (p.75); por otra, la disección sentación a una estética contingente de dad: “A partir de esta nada y en función
del artificio óptico facilita el salto deci- la presencia. Pues, como enseña Good- de ella, más presente cuanto más inten-
sivo que, por medio del hiperrealismo, man, ante el objeto que se ofrece a la sas son las imitaciones, mas logrados los
subvierte el sistema: “La definición del contemplación no cabe ya preguntarse camuflajes, más exactas las analogías y
trompe-loeil como pura simulación ¿qué es arte?, sino tan sólo ¿cuándo usurpaciones del modelo, deben de leer-
circense de la realidad, como doblaje fa- es arte? se los fenómenos que aquí enumeramos,
laz pero verosímil de lo visible, encuen- Ahora bien, este largo periplo que cul- los cuales, a su vez, no son más que la
tra en los escultores del hiperrealismo mina con el topos de la disolución del teatralidad y saturación máxima, vistos
americano tal destreza que a veces el arte o, al menos, de cierta idea del arte, desde la vacuidad inicial, de todos los
modelo puede pasar por una reconsti- no se reduce a un recorrido puramente otros” (p.61).
tución ineficaz aunque minuciosa de intelectual o estético. La impugnación Nueva inestabilidad hace aún más
ese ‘original’ que es la copia, la obra” del sistema representativo por medio de explícita esta “otra” magnitud de los en-
(p.78). Aún mas: “combinando el trom- un grupo de obras que revelan su con- sayos -que es, al fin y al cabo, la “mis-
pe - l’oeil con su modelo, o más bien, dición de “imitación de nada” es, en el ma”. A la luz de los desarrollos más
confrontando en un mismo plano de fondo, un modo de sugerir o de dejar recientes de la teoría del Big - Bang, rea-
realidad el objeto y su simulacro, como entrever, con una metáfora, “la imita- parece el intento de dar una base espi-
dos versiones de una misma entidad (el ción de la Nada” que el budismo y el temológica al ejercicio de un barroco
adicto a estas imposturas), puede crear taoísmo postulan como principio crea- contemporáneo y vuelve la intuición de
como un trompe-l‘oéil al cuadrado, un dor. Hay que decir que resulta imposi- un pacto privilegiado entre arte y cien-
goce mayor en el manejo de las imita- ble entender a cabalidad la démarche sin cia que se expresaría ahora bajo la forma
ciones, otro disfrute en ese juego sin fin tener en cuenta tal dimensión: la onto- de “una expansión irregular cuyo prin-
del doble, en que ninguna de las versio- logía oriental sustenta y trasciende los cipio se ha perdido y cuya ley es infor-
nes es detentora de la precedencia o de ensayos de Sarduy, esbozando una me- mulable” (p.41). Pero lo interesante es
la substancia, en que no hay jerarquía ditación callada sobre el vacío y la muer- que, para llegar a esta nueva versión de
de lo verosímil, es decir, prioridad on- te. Es por ello por lo que calificar de la esfera de Pascal, se someten las dis-
tológica” (p.79). “esteta” de “formalista” al cubano cons- tintas maquetas del universo que propo-
Otros autores y otras obras dan un tituye algo más que un equívoco: un ne la astronomía actual a un examen de
contenido diferente al vértigo subversi- falseamiento. Ya en Escrito sobre un sus cualidades retóricas. Buscando más
vo: Tadeusz Kantor y el Nuevo tratado cuerpo y en Barroco la neutralidad del la sorpresa que la certidumbre, el autor
de maniquíes, Veruschka y el Mimi- sunyatu aflora tras el proyecto crítico las despoja paulatinamente de su preten-
kry-Dress-Art, Broglia y sus autorre-
tratos. Sarduy explora con ellos las mo-
dalidades de un arte que escapa a la
conformidad habitual de la analogía y
abre una vía distinta a la creación. La in-
dagación alcanza su cenit cuando el en-
sayista, ante las muñecas de Martha
Kuhn- Weber, nos proyecta de lleno
dentro de la crisis de la estética contem-
poránea: “¿Qué justifica que un objeto,
un producto manual pueda en cierto
momento reivindicar la categoría de ‘ob-
jeto de arte’ o asumir su impostura y ser-
vir así de base a un discurso crítico..?”
(p.115). Sin transición, la pregunta con-
duce directamente a la desintegración de
los criterios tradicionales de valoración,
fundados de un modo u otro en la es-
trategia mimética, y a la generalización
evidente de la experiencia artística fue-
ra de los espacios reconocidos. Y es que,
como tantos otros trabajos de la plásti-
ca hoy, las muñecas de Kuhn-Weber
plantean abiertamente la paradoja de Armando Salas Portugal
una práctica que sólo accede a la condi-

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ENSAYOS GENERALES SOBRE EL BARROCO

sión a la verdad hasta transformarlas en co remite, en última instancia, a “la fluo- ello radica sin duda uno de los aportes
asombrosas construcciones imaginarias, rescencia del vacío” que funda la refle- mayores del cubano a una tradición de-
en mitos elementales de nuevas cosmo- xión de Sarduy en el tiempo. Y, como masiado inclinada a la interpretación
gonías. De ahí que el capítulo final se la vacuidad budista, el volumen repre- dogmática de métodos y doctrinas. Ade-
abra como una constelación de fragmen- senta, ante todo, una experiencia de li- más, su gesto saludable de soberanía -e
tos donde la observación científica se bertad: el itinerario diverso y vivaz de incluso de desenfado- garantiza hoy la
une a las tradiciones genesiacas tibeta- un escritor que ha sabido asociar, con plena vigencia de esta recopilación que
nas o preislámicas para repetir en coro amplitud, algunos de los paradigmas cla- viene a darle el lugar que merece entre
la pregunta por un origen incierto. ves del conocimiento contemporáneo a las voces mas singulares del ensayismo
Así, más allá de la crítica o de la esté- la trama de un pensamiento propio. En hispanoamericano.
tica, Ensayos generales sobre el Barro-

EL PABELLÓN DE LA LÍMPIDA SOLEDAD


De ADOLFO CASTAÑÓN
Por JOSÉ BALZA
l Ediciones del Equilibrista, México, 1988

B IEN PODEMOS ALTERAR las pala-


bras con que Adolfo Castañón con-
cluye su texto sobre el vendedor de vie-
fuerzas de la ironía (cuando se leen obras gencias y las disidencias. ¿NO hay en “El
ajenas). muro de la historia”, en “Acción de gra-
Adolfo Castañón, nacido en Ciudad cias” y “Contraseñas para un clásico”
jos libros: Nadie ignora que, al morir, los de México en 1952, ha sido traductor de las urticantes relaciones entre un indi-
obsesionados por los libros suben al cie- Jean - Jacques Rousseau (Ensayo sobre viduo y las convenciones de la escritu-
lo transformados en hombres virtuosos. el origen de las lenguas), de George ra o del acontecer, tal como pueden
Nunca ha sido fácil la virtud; pero sin Steiner (Después de babel. Aspectos del saltar, magnética y analíticamente ex-
duda quien dedica años y años a escri- lenguaje y la traducción), de Luis Pana- puestas en Cheque y carnaval? Por otra
bir libros, a editarlos (ajenos o propios), biére (Itinerario de una disidencia). parte, páginas como “Entre adiós y
a leer, a coleccionarlos y a vivir dentro Sus libros publicados son El reyezuelo adiós”, “Fábula del gato y el ratón”,
de prolijas bibliotecas, carece de tiem- (1984), textos poéticos de tono epigra- “Retrato de un desconocido” -que van
po para las burdas exigencias de lo co- mático; Cheque y carnaval, Glosas so- desde la expresión neutra hasta la exar-
mún, de la política, de la estulticia (otra bre el cultivo y la cultura en México cebación del habla inmediata: causando
forma de lo político): y hasta para prac- (1984), orquestado con citas y agudas así un efecto cómico o eruptivo- nos
ticar la perversión o hacer el daño que proposiciones acerca de las relaciones remiten involuntariamente a las remo-
los libros mismos suscitan y describen. entre el hombre de letras y el Estado; tas inquisiciones de El reyezuelo. Temas
Adolfo Castañón, con todas las cuali- texto que si bien está referido a México y tonos distintos, pero un mismo pris-
dades y defectos cotidianos que acom- retrata muy bien el fenómeno en otros ma tras la percepción.
pañan a cualquiera de nosotros hoy, países de América Latina y en España; Haber dicho lo anterior ya nos hace
corre el peligro, sin embargo, de subir Alfonso Reyes, caballero de la voz presentir que en El pabellón de la lím-
al cielo como un virtuoso. La causa: su errante (1988), absorbente, giratoria bio- pida soledad, a pesar de ser tan breve,
pasión literaria. Esa pasión, paradójica- grafía indirecta sobre la “voz y el alien- se acumulan o se asoman dos libros pa-
mente, pone en peligro su virtud como to” de una figura cardinal en la cultura ralelos, o tres como veremos en segui-
salvación: nada hay más oscuro, ambi- de nuestro siglo. da. Lo cual nos inclina a pensar que el
guo y hasta enceguecedoramente lumi- La hermosísima colección del “Equi- talento verbal de Castañón recoge en su
noso que el contacto con los libros. librista”, acaba de poner en circulación espíritu uno o más autores (él mismo)
Vivir dentro de ellos sirve simultánea- el último libro de Castañón, Elpabellón modulado con diversas voces.
mente para descargar en sus páginas de la límpida soledad. Absolutamente La tercera zona alterna y se difumina
(cuando se los escribe) viscosidades, diferente de su obra precedente, el vo- con el resto del volumen. Es aquella ha-
escepticismo, burlas y dolor, sin que lumen guarda no obstante las contrase- cia donde se incardinan textos donde
falten granos de ternura y esplendor; pe- ñas más inesperadas hacia aquellos tex- predomina la ficción. Un hombre aficio-
ro también para absorber los recóndi- tos. Tras su discreta carátula, estalla un nado de manera enfermiza a las ciencias
tos resortes del ingenio, las permeables vertiginoso coloquio entre las conver- ocultas aparece un día “espantosamente

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