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Estudios Atacameños EL

N° DOMINIO
29, pp. 41-66
INCA
(2005)
EN LA LOCALIDAD DE CASPANA: UN ACERCAMIENTO…

El dominio inca en la localidad de Caspana: Un acercamiento al


pensamiento político andino (río Loa, norte de Chile)1

Leonor Adán A.2 y Mauricio Uribe R.3

RESUMEN Introducción
Se presenta el registro arqueológico de cinco sitios tardíos
de la localidad de Caspana con el objeto de problematizar
La abundancia de restos incaicos –o asociados a
la naturaleza de la expansión incaica en las tierras altas su expansión– a lo largo de gran parte del territo-
del río Loa, Desierto de Atacama. Una primera sistemati- rio chileno ha convertido la problemática incaica
zación de estos yacimientos permite distinguir: a) asenta- en uno de los temas más atractivos para los estu-
mientos de la población local con una débil incorporación dios arqueológicos del país. Pese a lo anterior, tal
de elementos incaicos, como es el caso de los sitios Aldea
Talikuna y Estancia Mulorojte; b) instalaciones mineras, temática ha recibido una atención indirecta u oca-
agrícolas y/o ganaderas incas como los sitios Cerro Verde, sional, notándose una falta de continuidad en su
Incahuasi Inca y Vega Salada, y c) lugares compartidos tratamiento, lo cual ha contribuido a un escaso
donde se despliegan ambas identidades dentro de un con- aprovechamiento de las potencialidades que po-
texto fuertemente simbólico, correspondiente al Cemente-
rio de Los Abuelos. El análisis de la cultura material de
drían entregar esos restos materiales, así como la
estos sitios sugiere diferencias y similitudes significativas abundante historia documental y oral existente
que resultarían de una estrategia de dominio directo y pla- respecto al problema en el mundo andino. Esta
nificado sobre estos territorios por parte del Tawantinsuyu, ausencia de una línea temática de investigación
así como simbólicamente complejo y elaborado. se traduce en una mínima comprensión del im-
Palabras claves: dominio inca – Caspana – arqueología pacto del Tawantinsuyu en el país tal como obser-
del poder. van algunos colegas:

“Las noticias que hemos entregado en este recuen-


to, nos permiten evaluar cuán poco sabemos aún
ABSTRACT
de la ocupación incaica en la región y cuánto tra-
This paper presents the archaeological record for five late bajo básico es necesario desarrollar para contar
pre-Hispanic sites located in Caspana, in order to discuss con los datos que permitan comprender esta fase
Inca expansion in the upper river Loa basin (Atacama de la prehistoria regional y las distintas modali-
Desert). A first categorization of these sites enables to es-
tablish a distinction between: a) locals settlements with low dades de las estrategias de ocupación del espacio
presence of inca features –the case of Aldea Talikuna and por parte de los incas. Probablemente un progra-
Estancia Mulorojte; b) pure inca settlements, which include ma de largo alcance, en el que participen varios
Cerro Verde, Incahuasi Inca and Vega Salada –mineral, grupos de trabajo, con estrategias y técnicas de
agricultural and/or cattle sites, and c) shared settlements investigación que integren criterios metodológicos
where both identities are displayed in a symbolically laden
context –like Los Abuelos cemetery. Our analysis of the comunes, logren avances significativos en relación
material culture associated to these sites suggests a set of a este problema” (Castro 1992: 152).
significant differences and similarities that would be the
result of a direct and planned ruling strategy deployed by De tal modo, esta carencia plantea la necesidad
the Inca State through elaborately complex symbolical
means.
de efectuar reflexiones sistemáticas en torno a la
dinámica del encuentro entre grupos diferentes,
Key words: Inca rule – Caspana – archaeology of power. dentro del proceso expansivo de un Estado como
el Tawantinsuyu y con un referente espacial con-
Recibido: enero 2004. Manuscrito revisado aceptado: agosto 2004.
creto como en nuestro caso son las quebradas al-
tas del Loa Superior. Esto permitiría acceder a
1 Proyecto FONDECYT 1970528.
2 Dirección Museológica, Universidad Austral de Chile,
Valdivia. Museo Histórico de Valdivia Mauricio Van de 3 Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias So-
Maele, Los Laureles s/nº, Isla Teja, Valdivia, CHILE. Email: ciales, Universidad de Chile. Ignacio Carrera Pinto 1045,
ladan@uach.cl Ñuñoa. Santiago, CHILE. Email: mur@uchile.cl

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LEONOR ADAN A., MAURICIO URIBE R.

planos distintos de interpretación, desde los his- de Atacama (Pollard 1982 [1970]; Bittman et al.
tóricos culturales (etapas de la expansión) hasta 1978), y en períodos posteriores de Caspana mis-
otros más sustantivos (políticos y simbólicos). mo. Para la época en cuestión, en las mesetas altas
Nuestra opinión es que esta tarea es factible de se identificaron sitios habitacionales de planta cir-
ser desarrollada arqueológicamente con el apoyo cular y semihundidos o depresionados, cercanos a
y la complementariedad de los datos surgidos de cursos de agua permanente. Dos de ellos de mag-
una gran cantidad y variedad de documentos co- nitudes considerables son Turicuna e Incahuasi
loniales, y también por la valiosa historia oral Temprano. El patrón constructivo de estos sitios
existente en la región sobre el “Rey Inka”. los emparenta con sitios tempranos del Salar de
Atacama como aquellos de la quebrada de Tulan
El trabajo que se presenta a continuación se (Núñez 1981).
enmarca en este contexto y da cuenta de la formu-
lación del problema y los avances en la investiga- Otro tipo de sitios con ocupaciones asignables a
ción interdisciplinaria que hemos desarrollado.4 las Tradiciones Tempranas son los aleros asocia-
dos a manifestaciones de arte rupestre en las que-
Arqueología y prehistoria de la localidad de bradas (p.e., Las Oquedades, Doña Marta y El
Caspana Pescador).

La localidad de Caspana está ubicada a 85 km al Ambos tipos de sitios comparten materiales líticos
noreste de la ciudad de Calama, en la Provincia y alfareros, cuyas distribuciones particulares su-
de El Loa, II Región (22º 20’ Lat. Sur y 68º 14’ gieren una utilización diferencial del espacio en
Long. Oeste), emplazada a una altura de 3200 directa relación con las actividades desarrolladas
m.snm (Figura 1). La comunidad indígena de por grupos cazadores recolectores, integrados a
Caspana reconoce como límites territoriales los un circuito de transhumancia y con cierto grado
cerros de Tatio por el este, el río Salado por el de sedentarismo inicial o semisedentarismo
norte (límite con la localidad de Toconce), la con- (Carrasco 1996). Por su parte, la escasa cerámica
fluencia de los ríos Salado con el Caspana por el recuperada en estos sitios, si bien es asignable a
oeste (límite con la de Aiquina) y la localidad de la tradición negra pulida, los vincula más a épo-
Río Grande por el sur. cas formativas que al clásico Período Medio de
San Pedro de Atacama (Sinclaire et al. 2000).
Como resultado de investigaciones arqueológicas
realizadas en la localidad desde el año 1994, se En suma, la ocupación alfarera temprana de la lo-
definió una secuencia cronológica cultural con calidad de Caspana indica la presencia de grupos
especial énfasis en los períodos agroalfareros humanos de tradición cazadora recolectora, corres-
(Adán y Uribe 1995; Adán et al. 1995). Los re- pondientes al Período Arcaico Tardío y/o Formati-
sultados de esta secuencia nos permiten enfrentar vo Temprano, los cuales poseen una manera orga-
la problemática incaica con un conocimiento glo- nizada de procurarse refugio y mantienen amplios
bal de la historia cultural de Caspana. circuitos de movilidad que los vincula al Comple-
jo Chiu Chiu y a los desarrollos del Salar de
En este cuadro se distingue un primer período que Atacama, zonas a las que no sólo están accediendo
hemos llamado de las Tradiciones Tempranas, por el material artefactual, sino también por la ubi-
caracterizado por una débil ocupación de la loca- cación de los yacimientos (Carrasco 1996). Por otra
lidad, comparada con lo que ocurre contemporá- parte, algunas de las dataciones obtenidas para es-
neamente en el Loa Medio y en la cuenca del Salar tas ocupaciones, por ejemplo, 565±150 DC en el
sitio Incahuasi Temprano (UCTL 727), señalan una
persistencia de estas tradiciones en las tierras altas
4 El equipo de investigación estuvo conformado por los del Loa, mientras en su curso medio y en San Pe-
arqueólogos Victoria Castro, Varinia Varela, Patricia Ayala, dro de Atacama se desarrollan complejas forma-
Carlos Carrasco y Flora Vilches, y por la etnohistoriadora
Viviana Manríquez. Además, se consultó la opinión de es-
ciones sociales agroalfareras en lo que se conoce
pecialistas, como Joyce Strange, en antropología física; del como Período Medio atacameño. La permanencia
geólogo Alejandro Díaz, sobre minería y geología, y del de estas tradiciones se debe, seguramente, a las
agrónomo Marcelo Gamboa, para los sistemas agronómicos condiciones ecológicas de la localidad de Caspana,
y recursos hídricos. donde se requiere de especializados conocimientos

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Figura 1. Mapa de la región atacameña y principales localidades mencionadas en el texto.

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para el desarrollo de la agricultura, actividad pro- organizaciones bastante complejas, sin duda,
ductiva fundamental de las sociedades del Período constituyeron un polo de atracción para el
Medio. Tawantinsuyu, el cual hace evidente su presen-
cia en el Período Tardío. En Caspana se regis-
Durante el Período Intermedio Tardío parece tran diferentes modalidades materiales de pene-
revertirse la situación anterior, intensificándose la tración incaica que seguramente coinciden con
dinámica de las tierras altas del territorio en cues- estrategias de dominio diversas. La primera de
tión. Paralelo a una mayor intensidad de la ocu- estas modalidades resulta exclusivamente incaica,
pación, en Caspana se observa una diversificación por cuanto emplaza sus asentamientos en las in-
de los espacios utilizados y de los tipos de asenta- mediaciones de zonas productivas en términos
mientos. Se registra una importante concentración de explotación minera y agroganadera. En dichos
poblacional en la Aldea Talikuna de la quebrada sitios (p.e., Cerro Verde, Incahuasi Inca y Vega
homónima con fechas absolutas que van desde el Salada) se encuentran rasgos arquitectónicos al-
1100 DC hasta el 1450 DC, un uso estanciero de tamente diagnósticos de su estilo (plataforma o
diferentes sectores asociados a extensos campos ushnu, canchas o rectángulos perimetrales com-
de cultivo y/o pastoreo como es el caso de la Es- puestos –conocidos como RPC–, bodegas y si-
tancia Mulorojte y cementerios aglutinados así los o collca), asociados a manifestaciones de arte
como dispersos. El Cementerio de Los Abuelos rupestre, muchas veces también asignables al
constituye una importante expresión de la ocupa- horizonte incaico. Paralelamente, se evidencia la
ción de la quebrada de Caspana que, con proba- influencia incaica en los asentamientos locales
bilidad, se relacionó a un asentamiento previo con una intensa ocupación previa como en el caso
donde actualmente se levanta el Pueblo Viejo de de la Aldea Talikuna, donde encontramos cerá-
la comunidad, de origen colonial. En definitiva, mica y algunos elementos arquitectónicos de esta
se ocupan las quebradas y todos los cursos de agua filiación, obteniéndose fechas cercanas al 1450
dulce permanente, el área de Cablor y las mese- DC en torreones tipo chullpa. Por último, la ex-
tas altas en general, puesto que se desarrolla una pansión también se registra en el Cementerio de
intensa actividad agrícola, complementada con el Los Abuelos debido a la existencia de áreas aco-
tradicional pastoreo. tadas de sepulturas con ofrendas de cerámica y
metal que, a diferencia de los asentamientos lo-
Esta vez, la alfarería presente en los asentamientos cales, se ajustan completamente a los cánones
indica la existencia de una fuerte esfera de cusqueños.
interacción Loa-San Pedro que se mantiene en
estrecho vínculo con los desarrollos vecinos en el Por último, la localidad cuenta con ocupaciones
Altiplano Meridional y el Noroeste Argentino. arqueológicas hasta el Período Colonial Tempra-
no, cuando se usan levemente algunos asenta-
Como ya lo hemos propuesto (Adán y Uribe 1995; mientos previos como lo consignan otras fechas
Uribe y Adán 1995), estamos ante la presencia de obtenidas para los sitios Aldea Talikuna y Es-
sociedades complejas que conocen en profundi- tancia Chita. Durante estos momentos, se apre-
dad el medio que ocupan y poseen las tecnolo- cia un debilitamiento de los núcleos de la pobla-
gías apropiadas para su aprovechamiento. El re- ción prehispánica con la consiguiente atomiza-
gistro material indica sociedades que comparten ción de los sistemas estancieros. Sin duda, tal
un sustrato común territorialmente muy extendi- situación constituye un modo de vida que es pau-
do, con mayor o menor cercanía a algunos cen- latinamente desintegrado, el cual finalmente se
tros que han sido considerados focos de gravita- traduce en las reducciones conocidas como “Pue-
ción cultural. Caspana, en este sentido, participa blos de Indios”, tal como ha quedado indicado
de una tradición de tierras altas donde se funde lo en la documentación colonial de la localidad. En
altiplánico y lo propiamente “atacameño”, permi- ella se reconocen sólo dos poblaciones impor-
tiéndole a su desarrollo alcanzar en este período tantes en la zona de estudio, correspondientes a
el mayor éxito, lo que resulta del todo evidente los pueblos de Aiquina y Caspana, las cuales se
en el vecino y monumental Pucara de Turi. encontraban representadas por un mismo curaca
o autoridad indígena hacia 1622 (Manríquez
Estos territorios que, como hemos dicho, están 1999-2000).
siendo intensamente ocupados por sociedades con

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EL DOMINIO INCA EN LA LOCALIDAD DE CASPANA: UN ACERCAMIENTO…

El problema incaico en el Norte Grande de sugiere igualmente una reconsideración de la po-


Chile sición del Horizonte Incaico y los desarrollos lo-
cales en los cuadros cronológicos (Períodos In-
Los diversos trabajos arqueológicos e históricos termedio Tardío y Tardío), viéndolos no de mane-
referidos a la problemática incaica en el actual ra secuencial sino sincrónica. Este último aserto
territorio chileno expresan un modelo escasamen- integró al discurso sobre el Período Tardío la ne-
te discutido que estigmatiza a la región compren- cesaria complejidad de la dinámica social en te-
dida entre Arica y el río Cachapoal como un área rritorios multiétnicos y, por ende, una crítica a la
marginal de la expansión y dominio del excesiva simplificación de las secuencias
Tawantinsuyu. La presencia del Imperio, de acuer- cronológicas vigentes.
do a estas interpretaciones, estaría generalmente
mediada por otras poblaciones. El origen de esta Además del trabajo de Llagostera, algunos enfo-
concepción se encuentra en los inicios de la ar- ques sintéticos de interés para abordar el tema en
queología como disciplina científica en nuestro la localidad de estudio son los trabajos de Núñez
país y marcarán decididamente las posteriores re- y Dillehay (1995), así como la perspectiva histó-
flexiones en torno a esta temática (Uribe 1999). rica propuesta por Silva (1985). De acuerdo al
modelo de movilidad giratoria (Núñez y Dillehay
Es responsabilidad del historiador Barros Arana, 1995), la expansión del Tawantinsuyu haría uso
a través de su Historia de Chile, haber difundido de la eficiente red de relaciones sociales, comple-
la idea que el Imperio incaico habría introducido mentariedad económica y tráfico de caravanas
la civilización a estos territorios donde no habita- existentes entre los señoríos de tierras altas y ba-
rían más que una serie de poblaciones primitivas jas, administrando inicialmente los ejes altiplá-
y bárbaras (Latcham 1928). Desde la arqueolo- nicos de mayor prestigio, ejerciendo un dominio
gía, los trabajos pioneros de Latcham discuten la “oblicuo” sobre los señoríos altiplánicos perifé-
tesis de Barros Arana, sosteniendo, por el contra- ricos y propiamente transpuneños a través de los
rio, la existencia de importantes desarrollos cul- anteriores. Los incas optimizarían la explotación
turales locales y minimizando el impacto que ori- de recursos utilizados o desconocidos por las po-
ginalmente se le atribuía al Tawantinsuyu. La pro- blaciones locales y fomentarían el movimiento de
funda herencia de Latcham en la disciplina influ- bienes como una manera de integrar a éstas a su
ye en la sucesiva producción en torno a este pro- sistema.
blema desde los trabajos de Mostny (1949, 1971)
hasta nuestros días, popularizando esta pobre ima- Por otra parte, la síntesis general propuesta por
gen relativa a la influencia incaica en nuestro te- Silva (1985) alude a la cronología de la expan-
rritorio. Se suma a lo anterior una visión errónea sión incaica en territorio chileno sugiriendo tres
que utiliza como referente a los Andes Centrales, momentos, ocurriendo la incorporación del área
cuyas características como el monumentalismo de que nos incumbe en el segundo de ellos, corres-
sus desarrollos culturales, opacan a los de más al pondiente al gobierno de Topa Inca Yupanque. En
sur (C. González 1996; Uribe 1999). Es en este relación a la modalidad de incorporación de los
marco, entonces, en el cual se elabora la literatu- territorios al Imperio, este historiador se apoya en
ra especializada sobre el problema. la tesis de Llagostera para explicar la presencia
incaica en el área de los valles tarapaqueños, mien-
En la década de 1970, la tesis de Llagostera (1976) tras que para la zona atacameña sugiere una im-
marca un hito fundamental al evaluar la expan- posición por la fuerza que implicaría una conquista
sión incaica para la vertiente occidental de los militar. Por otro lado, la presencia de arquitectura
Andes Meridionales, presentando una visión inte- diagnóstica y otros artefactos han sido utilizados
gral y aplicando los postulados sobre el control sistemáticamente para definir la presencia incaica.
vertical de un máximo de pisos ecológicos de En este sentido, la síntesis desarrollada por Raffino
Murra (1975) a la zona referida. De este modo, el (1981), quien a partir de un análisis exhaustivo
dominio incaico utilizaría una infraestructura del registro arqueológico define los rasgos
archipielágica, representada por señoríos como los infraestructurales de primer, segundo y tercer or-
aymara, ya establecida antes del Imperio, donde den, y los rasgos mobiliares que se presentan en
algunas islas seguramente cobrarían más impor- diferentes combinaciones en los asentamientos
tancia que otras. Dentro de este marco, Llagostera bajo la esfera del Tawantinsuyu descritos en su

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trabajo, constituye un aporte básico que ofrece la Para esta misma zona, la cuenca del río Loa con-
posibilidad de hacer comparaciones, y es de gran tiene una importante serie de registros de
utilidad para la investigación en terreno. En otro asentamientos del Tawantinsuyu, mencionados en
plano, sostiene que aquí es “relevante la recu- la literatura especializada de diferentes épocas,
rrencia, cuali y cuantitativa entre las pruebas ar- notándose su presencia en casi todos los tramos,
queológicas, específicamente de la infraestructu- así como en las subregiones Río San Pedro y Río
ra imperial, y los vestigios de explotaciones mi- Salado (Castro 1992). En esta última, los trabajos
neras” (Raffino 1981: 248). Tal situación es del iniciados en el Pucara de Turi han dado lugar a
todo compatible con el registro arqueológico de diversos trabajos que abordan el tema de la ocu-
la localidad de Caspana, donde tres de las instala- pación incaica en las tierras altas del Loa, de los
ciones reconocidas como incaicas se encuentran cuales sólo mencionaremos algunos como ejem-
directamente asociadas a fuentes de extracción de plos interesantes.
minerales.
Aldunate (1993) ha postulado tres fases arqueo-
De este modo, los modelos de complementariedad lógicas que sistematizan la constante ocupación
ecológica vertical, de caravanas comerciales, la del asentamiento durante el Período Intermedio
fuerza militar o la acumulación de metales, han Tardío. De acuerdo a ello, la Fase Turi 2 (1350-
sido los argumentos más populares que se han 1550 DC) daría cuenta del “contacto entre la Fase
esgrimido para tratar el problema del Inka en Turi 1 y la Tradición Altiplánica o Fase Toconce,
Chile, en especial, del Norte Grande. Así, por que en esta época habría ocupado la zona de que-
ejemplo, la presencia del Tawantinsuyu en la sie- bradas intermedias de la cuenca del río Salado.
rra de Arica se evalúa acogiendo los postulados Durante esta misma fase se advierte claramente
de Llagostera (1976), afirmándose que el norte la presencia del Tawantinsuyu, llegada temprana-
de Chile sería incanizado vía poblaciones mente a través de la Tradición Altiplánica
altiplánicas (Muñoz y Chacama 1993). Los (Aldunate 1993: 61). Por su parte, Cornejo (1995)
asentamientos bajo la esfera de dominio del ofrece una síntesis interpretativa, integrando toda
Tawantinsuyu, en gran parte concentrados en la la región del Loa Superior y el problema de la
sierra, permitirían, por lo tanto, ejercer el control relación entre lo local y lo foráneo. Plantea una
sobre importantes recursos económicos locales, el ocupación del espacio por parte de los incas, di-
movimiento de bienes, como también controlar las ferente a la de la población local y a la del
rutas del tráfico costa-altiplano. Tawantinsuyu en otras regiones, determinada por
los intereses estatales en este sector: por un lado,
Más al sur, en los oasis de San Pedro de Atacama, el aprovechamiento de los recursos mineros y, por
la presencia incaica ha sido tratada por numero- otro, el control de la ruta hacia el sur. En esta
sos investigadores a lo largo del tiempo (Latcham región y obedeciendo a una clara planificación, la
1928; Mostny 1971; L. Núñez 1992; P. Núñez ocupación incaica tomaría la forma de una delga-
1993). Según Núñez (1992), el dominio incaico da línea cubriendo un área sobre los 3000 m.snm
de este territorio se habría hecho efectivo durante en un eje norte-sur, por lo cual quedarían bajo su
la Fase Solor con un carácter oblicuo, por cuanto esfera una porción de sitios sobre los márgenes
no llegarían directamente desde el Cusco, sino del río Loa, y otra en puntos estratégicos de las
desde sus centros administrativos del altiplano: “No quebradas altas tributarias del mismo. Además,
ejercen un dominio militar y cultural directo, ya señala que no sería necesaria una presencia masi-
que no se aprecian conflictos militares ni la impo- va de población para sostener la ocupación del
sición de un modelo cultural” (Núñez 1992: 73). espacio, lo que evidentemente requeriría de otros
En este sentido, la ocupación incaica enfatizaría mecanismos de dominación entre los que se pri-
una estrategia política más que cultural, fundamen- vilegia la arquitectura como una señal de apro-
tándose en alianzas con las autoridades atacameñas. piación del espacio local.
El interés del Imperio, para este investigador, lo
constituiría el tráfico interregional hacia los cen- En esta dirección, la presencia de arquitectura
tros administrativos del altiplano, donde la pro- incaica en el Pucara de Turi ha permitido a Ga-
ducción aumenta en escala, optimizando la gene- llardo y colaboradores (1995) profundizar sobre
ración de excedentes y la circulación de bienes la naturaleza del dominio incaico sobre las pobla-
para la reproducción del Estado cusqueño. ciones locales de la región. Consideran la presen-

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EL DOMINIO INCA EN LA LOCALIDAD DE CASPANA: UN ACERCAMIENTO…

cia de su arquitectura como expresión política, en ciones del Desierto y Altiplánica (Schiappacasse
cuanto se entiende que el asentamiento exhibe: et al. 1989). Son de distinta envergadura, se en-
cuentran dentro de la gradiente altitudinal por
“un amplio conjunto de diferencias constructivas sobre los 3000 m.snm, asociados a la explotación
y estilísticas –locales y foráneas– que suponemos de sus recursos agrícolas y ganaderos. En ellos
son la expresión de una tensión social, de una apenas se registran algunos fragmentos cerámicos
interrelación cultural que manifiesta el ejercicio y ciertos rasgos arquitectónicos asignables al
de un poder de dominación por parte del Inka” Horizonte Incaico.
(Gallardo et al. 1995: 151).
2) Por otra parte, sitios con una indiscutible ar-
Basándose en el registro arqueológico y en infor- quitectura incaica, alejados de los poblados loca-
mación etnohistórica, identifican un conjunto de les y en directa asociación con espacios de explo-
relaciones que manifestarían decisiones cultura- tación minera y agrícola. La alfarería exhibe com-
les, organizando una trama espacial de actos ponentes heterogéneos donde se combinan cerá-
significantes para la estrategia de apropiación mica local, foránea y propiamente incaica (Yavi,
incaica. Según los autores, la arquitectura incaica Gentilar y otros), se reconocen manifestaciones
presente en el pucara sugiere que: de arte rupestre de camélidos lineales rígidos y
están conectados por un Camino del Inka, com-
“tal acto material representaba una apropiación puesto por redes viales en un eje norte-sur y otras
del espacio a resguardo de un concepto menores en sentido este-oeste.
fundacional de causalidad andino (tecci), una
categoría cuya expresión arqueológica tendría 3) Finalmente, sitios donde se expresan abierta-
relación con la presencia de cimientos en los re- mente elementos locales, foráneos e incaicos den-
cintos incaicos o callancahuasi. Este conjunto de tro de un contexto cerrado, pero “trascendente”
evidencias indicaría que el Inka materializa su como es el funerario. Este es el caso del Cemen-
poder de dominación edificando sobre un espa- terio de Los Abuelos donde las ofrendas de cier-
cio construido, estableciendo un nuevo orden al tas tumbas, entre otros artefactos, presentan cerá-
amparo de un acto de refundación cultural que mica local, de influencia altiplánica, inca local,
ideológicamente enmarca al “otro” dentro de su inca foránea y/o quizás cusqueña. Lo anterior
propia historia. definiría a este espacio como un lugar privilegia-
do de encuentro de distintas manifestaciones cul-
[El Inka] establece una vecindad con lo local, pero turales, dando cuenta de una situación donde se
al mismo tiempo despliega un conjunto de dife- acepta la expresión de las diferencias.
rencias que imponen una distancia respecto al
entorno material que le rodea [...] para legitimar Los asentamientos de la población local
su dominio en lo social el Inka debe establecer
una hegemonía sobre lo sagrado, sobre aquellos El primero de éstos es la Aldea Talikuna5 que se
espacios destinados al ritual por los habitantes ubica sobre el talud de la ladera sur de la quebra-
del pucara” (Gallardo et al. 1995: 169). da homónima, al nororiente del río Caspana, en
las coordenadas geográficas 22º 19’ Lat. Sur y 68º
Caspana en la esfera del Tawantinsuyu 12’ Long. Oeste. Los fechados absolutos que he-
mos obtenido indican que se encuentra ocupado
Las investigaciones en Caspana nos permitieron durante los períodos Intermedio Tardío y Tardío:
distinguir una distribución diferencial de los ya- 1305 DC (UCTL 723; 690±70 AP), 1465 DC
cimientos arqueológicos del Período Tardío (Fi- (UCTL 724; 530±60 AP) y 1608 DC (UCTL 722;
gura 2). Estas, en un primer momento, nos pre- 835±90 AP).
sentaron las siguientes categorías de sitios, gra-
cias a las cuales comenzamos nuestra reflexión En términos generales, este asentamiento se ha
sobre la ocupación incaica y cuya caracterización descrito como una aldea en ladera (ver plano en
profundizamos en esta ocasión:
5 Previo a nuestros trabajos, este asentamiento ha sido estu-
1) Sitios definibles como aldeas de la población diado por diversos investigadores, entre los cuales destacan
local, los cuales combinan elementos de las tradi- Le Paige (1958), Núñez (1965) y Barón (1979).

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LEONOR ADAN A., MAURICIO URIBE R.

Figura 2. Mapa de la localidad de Caspana con los sitios mencionados en el texto.

Adán 1999: Fig. 2) compuesta por tres sectores longitudinales y transversales que dan cuenta de
edificados (Le Paige 1958; Adán et al. 1995; Adán un importante conocimiento agrohidraúlico. Inme-
1999; Ayala 2000a, y 2000b). En su parte inferior diatamente sobre dicho sector, se ubica el área
se distingue un sector agrícola, caracterizado por residencial, separada de la agrícola por el canal
un complejo sistema de terrazas de cultivo o an- principal que corre bajo las primeras estructuras.
denes, que se extiende ampliamente mucho más En una primera observación, destacamos la exis-
allá, aguas arriba y abajo, de la aldea. Este siste- tencia de conjuntos arquitectónicos de planta rec-
ma se encuentra cruzado por una serie de canales tangular, los cuales podrían corresponder a espa-

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EL DOMINIO INCA EN LA LOCALIDAD DE CASPANA: UN ACERCAMIENTO…

Figura 3. Estructura tipo chullpa.

cios domésticos, y un segundo tipo de estructuras predomina la planta rectangular y subrectangular,


de patrón constructivo tipo chullpa (Figura 3), de trazado irregular. Las superficies oscilan entre
usadas como adoratorios, bodegas e incluso se- los 1.69 m2 hasta los 88.66 m2, concentrándose
pulturas (Aldunate y Castro 1981; Ayala 2000a y entre los 7.50 m2 y los 38 m2. Funcionalmente,
2000b).6 Por último, en la parte más alta se iden- estas construcciones corresponderían, entre otros,
tificaron construcciones parecidas a éstas, pero a recintos habitacionales, espacios entre-recintos,
adosadas a grandes bloques rocosos del mismo aterrazamientos, bodegas, estructuras tipo chullpa
modo que en el Cementerio de Los Abuelos, las y corrales. En cuanto al problema incaico, algu-
cuales corresponderían a enterramientos y tam- nos rasgos arquitectónicos de interés son las
bién a bodegas. hornacinas, puertas con dintel de piedra, escale-
ras, poyos y lajas alineadas enterradas a modo de
Hoy sabemos que Talikuna se compone de 151 cajas. Sin embargo, destaca la ausencia de muro
estructuras arquitectónicas pircadas, en las que perimetral (Adán 1999).

Al igual que en otros asentamientos contemporá-


6 El registro de este tipo de estructuras efectuado por Ayala
neos de la localidad, así como de la mayor parte
(2000a y 2000b) indicó que se trataría de 18 estructuras del mundo andino, en Talikuna, a diferencia de la
con una altura promedio de 90 a 185 cm, con plantas de arquitectura incaica, se nota un crecimiento es-
forma circular, elipsoidal y rectangular, algunas de estas pontáneo, sin una planificación inicial total, como
últimas dobles. Respecto del emplantillado se logra me- hoy se ocupan los poblados locales (Agurto 1987).
diante el uso de piedras planas, redondeadas, o bien, usan- No obstante, lo anterior no significa que no exis-
do la roca madre como piso. Los vanos presentan diferen-
tes orientaciones aunque predominan aquellas cuyas aber-
tan conocimientos especializados comprometidos
turas miran al sureste. en su construcción. Como hemos señalado, el

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LEONOR ADAN A., MAURICIO URIBE R.

hacer habitable esta quebrada y, en general, las servicio de alimentos sólidos y líquidos (Uribe y
quebradas altas de la región, requiere de conoci- Carrasco 1999). El resto del material cerámico se
mientos y tecnologías adecuadas que en algunos distribuye dentro de una gran variedad tipológica
instantes debió demandar especialistas. Talikuna, que, si bien puede analogarse a los tipos anterio-
en definitiva, se trata de un sitio de dimensiones res en términos morfofuncionales, tienen conno-
regulares formado por cinco conglomerados ar- taciones temporales, culturales y simbólicas par-
quitectónicos, compuestos a su vez por diversas ticulares. En el rango 5-10% se encuentran los
unidades domésticas, lo que es necesario percibir tipos Turi Rojo Burdo y Rojo Revestido Alisado
desde una perspectiva diacrónica (Adán 1999). del componente Loa-San Pedro. En cambio, en el
rango 0-5% aparece una mayor variedad tipológica
En una primera etapa,7 se excavaron seis estruc- donde se reconocen los tipos Hedionda, Yavi y
turas de planta rectangular y tres recintos subcir- expresiones locales del componente altiplánico, el
culares o de patrón constructivo tipo chullpa. Este resto de la cerámica Loa-San Pedro como los ti-
material nos aportó una primera impresión a la pos Turi Gris Alisado, Dupont, Turi Rojo Pulido,
distribución de la alfarería (Ayala 2000a). Una San Pedro Rojo Violáceo y el inca local Turi Rojo
aproximación general al material recuperado in- Revestido Exterior-Negro Alisado Interior y, por
dicó un claro predominio del tipo Turi Rojo Ali- último, aquellos del componente protoetnográfico
sado y su variante funcional Gris Alisado, pues de Turi y Lasana (Uribe y Carrasco 1999).
juntos representan un 67% de la muestra. Les si-
guen en proporción los platos o escudillas del tipo Prácticamente no se detectó material lítico en su-
Aiquina con el 15.5% y las Dupont con un 5%. perficie, excepto por restos de mineral de cobre y
Bajo este porcentaje aparecen el tipo Turi Rojo una importante cantidad y variedad de artefactos
Burdo y el Café Alisado bordeando el 1%, los de molienda (p.e., manos, morteros, tacitas), que
tipos altiplánicos como Hedionda, Yavi u otros no por su considerable envergadura aún se encuentran
sobrepasan el 0.5%, como tampoco los Revesti- in situ y no han sido analizados con rigurosidad.
dos Rojos de Turi.8
Por otra parte, en el poblado se registraron seis
Posteriormente, en una segunda temporada, se paneles o unidades de relevamiento de arte rupes-
realizó un muestreo al azar de un 20% de las uni- tre. Ellos se ubican al interior de la parte central
dades del sitio seleccionándose 17 estructuras, las de la aldea y corresponden a grabados realizados
que fueron recolectadas en superficie. El compor- en bloques menores de piedra que forman parte
tamiento tipológico confirma y enriquece los re- de los muros de algunos recintos y, en el menor
sultados que obtuvimos con anterioridad. En de los casos, sobre rocas móviles hoy emplazadas
Talikuna se encuentran representados 19 grupos en algunas vías de circulación. Los grabados
cerámicos que nos permiten afirmar un predomi- corresponden a representaciones en su mayoría
nio casi exclusivo del componente alfarero Loa- ejecutadas por percusión y sustracción profunda
San Pedro (Figura 4), con vasijas de tamaño con- del soporte rocoso. En uno de los bloques se re-
siderable y formas restringidas simples como com- conoció una horadación muy profunda con aguje-
plejas, pertenecientes al tipo Turi Rojo Alisado ros más pequeños a su alrededor, dispuestos de
(sobre el 33% de la muestra)9, acompañadas por manera no aleatoria. Los paneles restantes pre-
piezas más pequeñas y no restringidas del tipo sentan líneas verticales o ligeramente curvas de
Aiquina (sobre el 23%). Por lo tanto, las princi- surco delgado y hondo (Vilches y Uribe 1999).
pales funciones representadas en el sitio son de Este arte rupestre de Talikuna, bastante escaso, se
carácter doméstico, relacionadas directamente con asemeja a algunas variedades definidas para el
la preparación, conservación, almacenamiento y Pucara de Turi y a algunas otras variantes del
mismo que fueron sistematizadas con posteriori-
dad (Gallardo y Vilches 1995).10
7 Proyecto FONDECYT 1940097.
8 La tipología cerámica que se utiliza en este trabajo tiene
como base los trabajos de Varela (1992) en el Pucara de
Turi. Para mayores antecedentes vea Varela y colaborado- 10 La ausencia de correlatos iconográficos para estas figuras,
res (1993). fue la razón por la que ellos se marginaron de la tipología
9 En este grupo cerámico se reconocen cuencos o fuentes, confeccionada para el Pucara de Turi (Gallardo y Vilches
jarros, ollas y, especialmente, cántaros. 1995).

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EL DOMINIO INCA EN LA LOCALIDAD DE CASPANA: UN ACERCAMIENTO…

Figura 4. Componente cerámico Loa-San Pedro.

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LEONOR ADAN A., MAURICIO URIBE R.

Un segundo asentamiento de esta primera catego- Al igual que Talikuna, Mulorojte se encuentra edi-
ría de sitios (ocupaciones locales con tenue pre- ficado sobre un gran sistema de aterrazamientos
sencia de materiales diagnósticos del Tawantin- en el cual se observan estructuras de planta rec-
suyu) es la Estancia Mulorojte. Ella corresponde tangular, de tamaños variables y muros de hilada
a otro sitio en ladera (ver plano en Adán 1999: simple. Además, también hay algunas construccio-
Fig. 3), formado por conjuntos aglutinados de 66 nes de planta subcircular que, arquitectónicamente,
estructuras arquitectónicas, pero de una enverga- evocan a las estructuras tipo chullpa. El espacio se
dura menor a la de Talikuna, lo que nos sugiere organiza en tres sectores (Adán 1999). El primero
una densidad ocupacional también menor, con de ellos, corresponde al sector bajo, cortado en la
probabilidad estacional, como ocurre en las es- actualidad por un camino de vehículos. En él do-
tancias actuales. La única datación es de 1240 DC minan las estructuras de grandes dimensiones a
(UCTL 725; 755±80 AP), confirmando su ocupa- modo de corrales con recintos menores adosados
ción durante el Intermedio Tardío y su pertenen- que, en algunos casos, parecen ser habitaciones
cia a las poblaciones locales de esa época. y, en otros, “chiqueros”.12 Algunos rasgos tardíos
interesantes en la parte baja del asentamiento,
El yacimiento se ubica en los faldeos nororientales son una habitación con hornacina, otras con po-
de los Morros de Cablor, en las coordenadas geo- yos, “cajitas” en los pisos y, aunque predomi-
gráficas 22º 23’ Lat. Sur y 68º 9’ Long. Oeste, nantemente simples y rústicos, algunos muros
aprovechando un pequeño anfiteatro donde se ori- dobles. Tal como se observa la organización de
gina la quebrada de Mulorojte y a una altura de este sector hoy en día, el sitio parece ser la ex-
3800 m.snm. A 3 km se encuentran las vegas del presión de diversos eventos constructivos con
Cablor, a una distancia similar las vegas de Chita sucesivas modificaciones en sus edificaciones. El
y la laguna de Coyer, correspondiente al princi- segundo sector se encuentra sobre el anterior, for-
pal tributario del río Caspana. Por lo tanto, el lu- mado por cuatro niveles de aterrazamiento don-
gar en que se construyó Mulorojte se asocia a de también se observa el patrón que asocia un
espacios de importancia para la ganadería de al- recinto de pequeñas dimensiones de planta
tura, producto de su potencial forrajero que hasta subrectangular con una estructura mucho mayor
hoy mantiene sistemas estancieros; pero, además, e irregular a modo de corral. Sin duda, es la con-
susceptibles de ser explotados estacionalmente en tinuación del sector bajo, formando otra unidad
términos agrícolas (p.e., papa y quinoa). En este de manera muy parecida al sistema constructivo
sentido, hemos sugerido que la Estancia Mulorojte de las estancias actuales.
se relaciona con actividades de pastoreo, conside-
rando su cercanía a las vegas, y a alguna agricul- Por último, hemos reconocido un sector oriental
tura de secano, a juzgar por los fragmentos de alto bastante confuso, formado por un conjunto
pala y morteros encontrados en superficie. Cerca- de edificaciones que escapan a los recintos que
no al sitio se han identificado campos pircados hemos definido más arriba, pudiéndose reconocer
que podrían haber sido usados como corrales o sólo un pequeño conjunto de estructuras tipo
trampas para animales y también para algún cul- chullpa en la cima, y varios aterrazamientos en
tivo resistente a la altura que no requiriera de rie- distintas partes.
go artificial. También es sugerente pensar en la
asociación del sitio con los Morros de Cablor en En relación a la alfarería, las primeras excava-
cuanto cerros tutelares o divinidades locales, tal ciones practicadas en los tres sectores del sitio
cual son reconocidos por la comunidad indígena indican, en términos generales, un predominio del
en la actualidad, pues el yacimiento constituye una tipo Turi Rojo Alisado con un 42%, seguido por
suerte de parada obligada en el ascenso a su cima, un 14.8% de escudillas Aiquina y luego de las
donde se realizan ceremonias vinculadas al agua ollas Turi Gris Alisado con un 11.6%. Por su par-
y la tierra.11 te, el tipo Dupont sólo implica un 3.6% de la
muestra, mientras la cerámica altiplánica y los

11 Una de las actuales rutas de ascenso a la cima del Cablor, 12 Con el término “chiquero” se designan pequeñas estructu-
de acuerdo a información etnográfica recabada en la locali- ras adosadas a corrales mayores, cuya finalidad es servir de
dad de Caspana, es por este sector. refugio a hembras parturientas y a los animalitos pequeños.

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EL DOMINIO INCA EN LA LOCALIDAD DE CASPANA: UN ACERCAMIENTO…

revestidos rojos obtuvieron porcentajes menores bles al Horizonte Incaico, bastante recurrentes en
al 1%. Sin embargo, es considerable la represen- las estructuras tipo chullpa, aún no valoradas en
tación que tiene el tipo Turi Rojo Revestido Exte- relación a su información sobre el período en cues-
rior-Negro Alisado Interior (alrededor del 8.5%), tión.
confirmándonos que el asentamiento fue parte del
Tawantinsuyu, debido a las formas “aribaloides” Las instalaciones incaicas
de esta cerámica y un fechado de 1650 DC del
Pucara de Turi (Varela et al. 1993). Por su parte, En el segundo conjunto de sitios estudiados, se
la recolección superficial de un 20% de las es- encuentran Cerro Verde, Incahuasi Inca y Vega
tructuras del sitio reafirma esta situación, pues se Salada, los cuales comparten con los anteriores la
observa el predominio del componente Loa-San presencia de alfarería local, no obstante, se dife-
Pedro. En particular, otra vez se identificó la pre- rencian radicalmente por presentar una construc-
sencia de los tipos Turi Rojo Alisado, Rojo Bur- ción del espacio propia del Tawantinsuyu.
do, Aiquina, Turi Gris Alisado, Dupont, Turi Rojo
Revestido Pulido, Rojo Revestido Exterior, San El yacimiento de Cerro Verde se localiza en una
Pedro Rojo Violáceo y Rojo Revestido Exterior- explanada del cerro homónimo, ubicado en la
Negro Alisado Interior, pero, en esta ocasión, no confluencia de los ríos Curte y Caspana, a una
se registraron ejemplares altiplánicos del suroeste altura de 3140 m.snm y en las coordenadas geo-
boliviano ni de la puna argentina; en cambio, sí gráficas 22º 18’ Lat. Sur y 68º 14’ Long. Oeste.13
fragmentos cerámicos del componente temprano,
formados por tipos característicos del Formativo Se trata de un asentamiento que comprende tres
Tardío de la zona (Sinclaire et al. 2000). sectores de edificación (ver plano en Adán 1999:
Fig. 4), en los que se distinguen 55 estructuras
Por su parte, el material lítico de Mulorojte indi- organizadas en un trazado ortogonal, mayoritaria-
ca que las categorías de artefactos más represen- mente de planta rectangular, cuyas superficies se
tadas aquí son las lascas secundarias, sin retoque, concentran entre los 3.96 m2 y 26.98 m2. El pri-
las palas líticas y las lascas primarias. En su con- mero de estos tres sectores se define como alto,
junto, éstas denotan una tendencia a las activida- pues se localiza sobre un promontorio rocoso don-
des de talla de carácter secundario, sin dejar de de se levanta una construcción piramidal de pie-
considerar las posibles labores agrícolas donde dra canteada o ushnu, asociado a un recinto
pudieron funcionar las palas (Uribe y Carrasco habitacional amurallado. El ushnu presenta dos
1999). Las materias primas más populares son, niveles superpuestos, posee pequeñas escaleras en
respectivamente, el basalto y la andesita, parte del dos de sus costados; se utilizó argamasa en su
primero correspondiente a manifestaciones tem- construcción y, como otras estructuras del sitio,
pranas, previas a la ocupación del Intermedio Tar- se enlució con barro (Figura 5).
dío, como también lo sugiere la alfarería.
El recinto habitacional, por su parte, es de planta
A diferencia de Talikuna, no se registró arte ru- rectangular, con doble muro y subdivisiones en
pestre en la Estancia Mulorojte ni en sus inme- su interior. Sus paramentos también poseían el
diaciones. característico revoque de barro. El segundo sec-
tor, 20 m más abajo del anterior, comprende un
En suma, los dos sitios descritos indican una sistema de rectángulos perimetrales compuestos
modalidad característica de las poblaciones loca- (RPC), es decir, recintos rectangulares que for-
les del Período Intermedio Tardío por ocupar man un patio central dentro de un esquema de
complementariamente diferentes espacios ecoló- patrón en “U”. El primer conjunto al que se acce-
gicos, con asentamientos de una complejidad ar- de tiene muros simples de laja. Unos 40 m más
quitectónica funcional a las actividades domésti- arriba de este conjunto, hay estructuras en forma
cas tradicionales (habitacional, agrícola, ganade- de “L”, de doble muro con relleno de piedrecillas
ra), y un registro alfarero que les otorga una iden-
tidad propia, pero no exenta de importantes rela-
ciones interculturales. Igualmente, en ambos ca- 13 Debido al sistemático saqueo del sitio, no hemos realizado
sos es evidente el componente tardío a través de dataciones hasta no contar con contextos más seguros que
escasos pero diagnósticos tipos alfareros asigna- los superficiales.

53
LEONOR ADAN A., MAURICIO URIBE R.

Unos 150 m al sur del sector oriental de Cerro


Verde se han registrado manifestaciones de arte
rupestre, configurándose éste en otra de las prin-
cipales características del lugar. Ellas se localizan
en un pequeño afloramiento rocoso aislado, que
alberga tres paneles con representaciones de
camélidos lineales rígidos, grabados en su totali-
dad, análogos a los tipos definidos para Turi (Ga-
llardo y Vilches 1995), los cuales fueron construi-
dos con líneas simples y/o por raspados de super-
ficies mayores (Vilches y Uribe 1999). Algunos
de éstos, no obstante, presentan pintura ocre re-
Figura 5. Ushnu de Cerro Verde. llenando áreas raspadas y están acompañados de
otras figuras donde se distinguen un círculo y
cuadrúpedos de cuerpo relleno o lineal no deter-
y bastante derrumbadas (Castro 1992). Finalmen- minados (Vilches y Uribe 1999). Aproximadamen-
te, al oriente del sector recién mencionado, fuera te 50 m al sur de dichos paneles, se ubica un pi-
de los muros que delimitan lo que parece ser la que minero con una serie de socavones (sitio 02-
parte central, se ubica un conjunto de 15 recintos CAS/CUR-12).14 En uno de ellos, se registró una
de planta rectangular donde también se distinguen pintura que corresponde a una cruz concéntrica
algunos RPC. En esta área, Silva (1979 Ms) re- ejecutada en tres colores, blanco, negro y rojo, y
gistró evidencias de fogones y gran cantidad de un camélido más bien rígido en pintura blanca.
huesos calcinados, fragmentos de cerámica y un Bajo la capa de hollín que cubre las paredes de
mortero, lo que sugiere una ocupación más per- este socavón se distinguen restos de más pinturas,
manente que la de otros sectores. pero cuyas formas son indeterminables. Siguiendo
hacia el sur, en la confluencia de una quebrada seca
Cerro Verde, a diferencia de los asentamientos con el río Curte, se ubica el sitio El Mirador con
locales mencionados, fue construido en un lugar estructuras de características habitacionales, de
plano, por lo cual no fue difícil reproducir el tra- planta rectangular y algunas estructuras de patrón
zado ortogonal que caracteriza a las edificaciones constructivo tipo chullpa. Aquí se registraron cua-
incaicas (Adán 1999). Además de ser plano, éste tro paneles, tres de los cuales repiten la presencia
es un terreno lo suficientemente alto como para de camélidos lineales rígidos de cuerpo raspado y
observar desde aquí el entorno que le rodea, como en un caso pintado de color rojo. Por último, en la
la vega del Pucara de Turi y los cerros y volcanes ladera este de la quebrada seca al oriente de Cerro
próximos y, por otra parte, también para ser visto Verde (sitio 02-CAS/CUR-11) existen tres paneles
desde distancias lejanas. Todo esto sumado a las ejecutados en la pared rocosa, en los cuales se
características de los muros, las formas de plan- observan superposiciones estilísticas que combi-
tas y la disposición de los espacios entre-recintos nan diseños geométricos, camélidos naturalistas
nos enfrenta a una concepción muy distinta a la de grandes dimensiones y pequeños camélidos
preexistente. Por todo ello, su construcción evi- rígidos (Adán 1996 Ms).
dencia la participación de especialistas que cono-
cen a cabalidad la arquitectura e ingeniería pro- El análisis de la escasa alfarería que se logró re-
pias del Tawantinsuyu, cuya organización ilustra colectar en Cerro Verde mantiene un predominio
lo que Agurto (1987) ha llamado urbanismo pla- del componente Loa-San Pedro, representado por
nificado. Esto, sin duda, se relaciona con la ubi- los tipos Turi Rojo Alisado, Rojo Burdo, Aiquina,
cación del sitio funcionalmente asociado a áreas
de explotación de mineral de cobre y a los espa-
14 La identificación del sitio incluye un primer código que
cios agrícolas de Caspana, pese a que en lo inme-
representa a la región administrativa del país; el segundo a
diato no se encuentran terrazas de cultivo. Por
la localidad, en este caso Caspana; el tercer código, la de-
último, es también relevante su conexión con uno nominación del sector donde se encuentra el sitio como las
de los principales ramales del camino imperial o quebradas y, el último, corresponde a un número correlati-
inkañam, el cual a su vez lo hace con el Pucara vo de los sitios identificados de norte a sur y de oeste a
de Turi e Incahuasi Inca (Varela 1999). este dentro del área prospectada (Adán 1996 Ms).

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EL DOMINIO INCA EN LA LOCALIDAD DE CASPANA: UN ACERCAMIENTO…

Figura 6. Componente cerámico incaico.

Turi Gris Alisado, Rojo Revestido Pulido y Rojo Una característica importante de destacar en rela-
Revestido Exterior (Uribe y Carrasco 1999). Ade- ción a esta primera instalación incaica es que
más, se registraron claros ejemplos locales del Cerro Verde se emplaza en un área que, a juzgar
componente incaico, correspondientes a los pla- por manifestaciones de arte rupestre y algunos
tos con adornos ornitomorfos del tipo Turi Rojo restos superficiales aislados, fue ocupada previa-
Revestido Pulido Ambas Caras y los jarros mente por grupos humanos asignables a las tradi-
“aribaloides” Rojo Revestido Exterior-Negro Ali- ciones tempranas. Esta situación es recurrente en
sado Interior, a los que se une el tipo Yavi del el resto los asentamientos con impronta incaica.
componente altiplánico que también nos parece
una expresión incanizada, pero del Noroeste Ar- La segunda instalación del Tawantinsuyu en la
gentino (Figura 6). Por último, se encuentra pre- localidad corresponde al sitio que denominamos
sente el componente protoetnográfico a través de Incahuasi Inca, localizado en la quebrada
cerámica de pasta con mica. homónima, al suroeste de Caspana, específica-

55
LEONOR ADAN A., MAURICIO URIBE R.

mente en el tramo conocido como Laguna Verde.


Este ha sido fechado en 1445 DC (UCTL 718;
550±50 AP) y en 1480 DC (UCTL 719; 515±50),
demostrando absoluta coincidencia con su asig-
nación cultural y cronológica.

La ocupación tardía de la quebrada está documen-


tada además por la presencia de complejos agrí-
colas diversos, compuestos por terrazas de culti-
vo en el talud, canchones planos y camellones o
rumimokos15 en el valle del río. En las cercanías
de los sistemas llamados rumimokos y sobre un
promontorio rocoso, se ubica un conjunto Figura 7. Collcas de Incahuasi Inca.
habitacional intermitentemente ocupado hasta hoy
para actividades mineras, cuya arquitectura sugiere
cierta correspondencia con los momentos estudia- irregular y subrectangular, probables recintos y/o
dos. Dicho conjunto se encuentra asociado a una aterrazamientos de carácter habitacional; otras de
mina de cobre, la cual se ha seguido explotando planta cuadrada similares a las chullpa y de plan-
en la actualidad. Por último, subiendo aguas arri- ta subrectangular adosadas al farellón asimilables
ba de la quebrada hasta el sitio en cuestión y a las trojas, con probabilidad, todas usadas como
adosadas al farellón rocoso de ésta, se despliega collca (Figura 7).
un número considerable de estructuras para alma-
cenaje. Debido a su completa semejanza formal De acuerdo a lo anterior, la forma dominante de
con construcciones de uso etnográfico bastante re- las construcciones es la irregular, seguida por las
ciente conocidas como trojas, son analogables a rectangulares y luego las subrectangulares con
las collca del Tawantinsuyu. superficies que abarcan entre los 1.36m2 y los
56.87 m2 (Adán 1999). La construcción de las
Un ramal del camino imperial une, por lo menos, collca del sitio, por su factura, técnicas y mate-
esta quebrada con la de Caspana a lo largo de un riales, evidentemente se relaciona con las demás
tramo aproximadamente de 8 km en línea recta trojas de la quebrada, por lo tanto, corresponden
(Varela 1999), lo cual se complementa muy bien al mismo momento constructivo, es decir, al Pe-
con datos etnográficos que informan de un cami- ríodo Tardío. Esto es interesante, porque sus ca-
no inca que desde Incahuasi se dirige al sur, pa- racterísticas arquitectónicas son diferentes a las
sando por Machuca y Río Grande, para después del resto de las estructuras del sitio (recintos y
llegar a San Pedro de Atacama. Sin duda, ésta terrazas), por lo cual su construcción debe obede-
sería la ruta del principal ramal del inkañam en la cer a una planificación mayor. En cambio, las res-
vertiente occidental de los Andes. tantes edificaciones se hicieron con técnicas y un
ordenamiento más espontáneo, repitiendo los pa-
Particularmente, la instalación Incahuasi Inca se trones de las aldeas locales, señalándonos que su
emplaza en el margen suroeste de la quebrada, población sería la responsable de ellas (Adán
donde se construyó aterrazando la pendiente na- 1999). Esto se traduce, al observar un plano del
tural del talud y creando un plano en el punto de sitio, en un asentamiento aglutinado y compacto
contacto de éste con el farellón rocoso (ver plano en el que, a primera vista, no se distinguen dife-
en Adán 1999: Fig. 5). Aquí se ubican 34 estruc- rentes sectores espaciados; sin embargo, es evi-
turas entre las que se distinguen unas de planta dente una organización del espacio que ubica las
collca en el centro-arriba, las estructuras tipo
chullpa en los extremos del mismo y los recintos/
aterrazamientos en el centro-abajo y desde donde
15 De acuerdo al trabajo realizado en Panire, estos camellones se tiene al alcance una visión bastante completa
pudieron construirse con el fin de conservar la humedad,
distribuir el agua para el riego y regular los factores térmi-
del valle.
cos; todo esto, con el propósito de asegurar las mejores
condiciones para el desarrollo de los cultivos en altura Otra importante característica de Incahuasi Inca,
(Alliende et al. 1993). es la presencia abundante de expresiones de arte

56
EL DOMINIO INCA EN LA LOCALIDAD DE CASPANA: UN ACERCAMIENTO…

rupestre. Estas representaciones, en su totalidad, mayoría de basalto, con pedúnculo enunciado y


corresponden a pictografías que se distribuyen en grande, aletas enunciadas y retoques bifaciales. Se
el farellón rocoso a lo largo de 5 m, pudiéndose agrega a lo anterior un raspador semilunar grande
distinguir hasta 15 paneles. En ellos se identifica- y dos lascas, con retoque facial y marginal doble,
ron tres estilos pictóricos regionales (Vilches y respectivamente, todo en la misma materia prima.
Uribe 1999), dando cuenta de diferentes momen- Lo anterior, por supuesto, tiene connotaciones cul-
tos ocupacionales. El primero de ellos hace uso turales tempranas previas al Intermedio Tardío e
del elemento “marco” realizado con líneas ondu- incluso precerámicas compartidas con el Loa Me-
ladas finas, dentro del cual se circunscribe una dio y el Salar de Atacama, lo que de nuevo estaría
escena, generalmente protagonizada por figuras sugiriendo que los incas se han asentado sobre los
antropomorfas. Estas pinturas guardan estrechas restos de poblaciones mucho más antiguas que las
semejanzas con diseños registrados en el sitio del momento estudiado.
Cueva Blanca, en la quebrada del Ojalar, a partir
de los cuales se ha podido establecer un estilo del En tanto, otra vez el material cerámico recupera-
mismo nombre que se data de manera indirecta do dio cuenta del predominio del componente Loa-
entre 0-500 DC (Gallardo 1999). El segundo esti- San Pedro debido a la presencia, como en el resto
lo del sitio estaría dado por pinturas blancas de de los sitios, de los tipos Turi Rojo Alisado, Rojo
seres antropomorfos de perfil portando “armas”, Burdo, Aiquina, Turi Gris Alisado, Rojo Revesti-
cuyas bocas con colmillos adquieren la forma de do Pulido y Rojo Revestido Exterior, los cuales
un pequeño rectángulo que sobresale del perfil del forman la esencia de la alfarería local del Inter-
rostro, producto de una proyección exagerada de medio Tardío, compuesta por cántaros, cuencos,
las mismas. Este rasgo se asemeja a aquellas re- platos y ollas. Además, se registran otros como
presentaciones de guerreros con máscara felínica, los tipos Dupont y San Pedro Rojo Violáceo, se-
propios de la Cultura Aguada del Período Medio guidos de manera bastante notoria por el compo-
del Noroeste Argentino (A. R. González 1972, nente altiplánico a través de tipos como Yavi en
1977). Por último, el tercer estilo observado com- sus distintas expresiones, confirmando relaciones
prende los camélidos lineales rígidos típicos del con el Noroeste Argentino durante esta época.
Tardío, que esta vez fueron pintados en tres colo- Junto con este último tipo se presenta un compo-
res diferentes: negro, rojo y blanco. Tales expre- nente incaico constituido por los tipos Turi Rojo
siones conviven e incluso se superponen en el Revestido Pulido Ambas Caras, Rojo Revestido
tiempo, debido a lo cual es posible detectar repre- Exterior-Negro Alisado Interior y la presencia de
sentantes de los tres grandes períodos agroalfareros: verdaderos aríbalos hechos con materias primas y
Temprano, Medio y Tardío (Vilches y Uribe 1999). técnicas propias de la cerámica del Loa (Uribe y
Un aspecto relevante del último de éstos, de inne- Carrasco 1999). Por otro lado, igualmente notoria
gable filiación incaica, es la localización de las fi- es la manifestación de un componente alfarero
guras al interior de las collca, siendo imposible temprano, pues se han identificado los tipos
verlos sino al interior de las mismas, y en las cua- Sequitor de la tradición negra pulida de San Pe-
les se ha utilizado la misma arcilla ocupada en la dro de Atacama, así como los tipos Loa Rojo Ali-
construcción de las bodegas. sado y Los Morros que han sido definidos en este
territorio (Sinclaire et al. 2000).
En relación al material lítico de superficie, se ob-
serva una depositación secundaria, derivada de de- Por último, Vega Salada, la tercera instalación
sechos de talla y de facto, correspondiente a mala- incaica en estudio, se localiza en la ladera sur de
quita y restos de palas líticas de andesita (Uribe y la quebrada del río Salado, en un sector aplanado
Carrasco 1999). Los desechos de talla están repre- y ancho del talud que ha permitido la formación
sentados, en particular, por lascas secundarias sin de una pequeña vega, gracias a afloramientos de
retoque, a pesar de lo cual no debe descartarse la manantiales, hoy superficialmente secos. El sitio
talla en el sitio, la que queda evidenciada por la se encuentra en las coordenadas geográficas 22º
presencia de las lascas secundarias y de una pala 18’ Lat. Sur y 68º 9’ Long. Oeste, 500 m aguas
reutilizada como yunque para percusión bipolar. Es arriba del centro minero de San Santiago explota-
importante señalar además, que en las andenerías, do en tiempos históricos, pero actualmente aban-
distantes unos 200 m de Incahuasi Inca, se reco- donado. Contamos con dos dataciones para él, una
lectaron 12 puntas de proyectil fracturadas, en su de 1590 DC (UCTL 720; 405±30 AP) y la otra de

57
LEONOR ADAN A., MAURICIO URIBE R.

1665 DC (UCTL 721; 330±40 AP), en principio, lar y vanos orientados al farellón, recordándonos
muy tardías para los efectos de esta investigación. las de Incahuasi Inca y los andenes contiguos, pues
No obstante, ello se debe a que las muestras fue- se han construido con la misma roca. Edificacio-
ron intencionalmente seleccionadas para documen- nes como éstas se repiten a manera de trojas por
tar los eventos más recientes de la localidad (ce- todo el nivel superior del sitio e incluso hasta el
rámica de pasta con mica). Con todo, su ocupa- extremo del sector oriental, donde se encuentra
ción en momentos tan tempranos del contacto his- otra estructura tipo chullpa sobre una enorme roca,
pano-indígena nos permite suponer que el lugar pero de planta más irregular, hecha con bolones y
también fue explotado por los incas como lo de- su vano orientado hacia la quebrada. Las trojas se
muestran los restos materiales presentes. construyen en este sector aprovechando las oque-
dades del farellón y son de menores dimensiones.
Lo anterior es coherente con el patrón de asenta-
miento que, en la práctica, es idéntico al de En definitiva, de nuevo nos encontramos frente a
Incahuasi Inca. De la misma manera que en éste, una organización del espacio que implica un cen-
entre la mina y el asentamiento se encuentra un tro con divisiones arriba-abajo, también presente
sistema de andenerías que se usó en forma agrí- en Cerro Verde, y dos extremos marcados por
cola. Aquí, sin embargo, se pueden distinguir con torreones. Pero, además, de la misma manera que
facilidad diferencias constructivas en cuanto ma- en aquel y en cierta medida en Incahuasi Inca, des-
teriales utilizados y el trabajo comprometido en taca la elección de un sector plano para la cons-
ellos, lo cual se traduce en dos sectores de ande- trucción del asentamiento. Por lo demás, en los tres
nes que suponemos tienen implicancias crono- casos, la localización indica que se desarrollaron
lógicas y culturales. El más cercano a la mina, actividades mineras, agrícolas y/o ganaderas.
exhibe terrazas de aspecto rústico hechas con pie-
dras redondeadas iguales al resto que se detecta Respecto a lo último, es interesante notar que la
en la localidad; en cambio, las próximas al sitio ocupación desarrollada en Vega Salada, en espe-
son de piedras angulares, por lo cual parecen más cial su explotación agrícola, no se encuentra co-
elaboradas. nectada con ningún otro asentamiento de la po-
blación local en la quebrada del río Salado. Estos
Pese a la inexistencia de collca a lo largo del todavía son inexistentes, al parecer, porque aquí
transecto mina-instalación, las demás caracterís- el agua es sumamente salobre. Lo anterior sugie-
ticas son casi las mismas que exhibe Incahuasi re que bajo la influencia del Imperio, en la loca-
Inca. Vega Salada se compone de estructuras lidad de Caspana como en otras partes del
pircadas dispuestas en dos niveles, uno sobre la Tawantinsuyu, se optimizan o generan nuevas tie-
meseta que se forma en el talud, y otro pegado al rras agrícolas, antes menospreciadas y subex-
farellón rocoso, además de tres sectores que se plotadas por la población local. En este caso, ad-
pueden reconocer en la meseta misma. En la par- quieren importancia los manantiales de Vega Sa-
te central de ésta se observan tres estructuras de lada que, aplicando conocimientos novedosos, se
planta rectangular, dos de ellas compartiendo un usaron para alimentar los canales de las terrazas,
muro de hilada simple, mientras que el tercer re- así como también pudieron introducirse especies
cinto es independiente y ejemplifica la presencia vegetales resistentes a la calidad del agua (Alvarez
incaica en el lugar. Este no se dispone siguiendo 1997). En suma, se intentaría potenciar al máxi-
el curso de la quebrada como aquellas, presenta mo la productividad de los espacios, por lo cual
muros de doble hilada, relleno y mortero de arga- las nuevas conquistas establecerían esta clase de
masa, tiene forma trapezoidal y un vano de acce- instalaciones para su control, pese a su alejamiento
so en el centro del muro orientado hacia el este. de la vía principal de la expansión, puesto que
Alrededor del conjunto se concentró toda la acti- Vega Salada se introduce hacia el oriente de di-
vidad, mientras que hacia ambos extremos se ob- cha ruta. Sin duda, su existencia también puede
servan construcciones más sencillas, irregulares y estar relacionada con la dinámica incaica y la
de grandes dimensiones a manera de corrales con población que habitaba el contiguo río Toconce
muy escasa depositación cultural. Hacia el extre- (Aldunate y Castro 1981).
mo o sector poniente, se levantan dos pequeñas
estructuras del tipo chullpa o torreón sobre un De acuerdo al material lítico presente en superfi-
promontorio rocoso, ambas de planta cuadrangu- cie, las materias primas son en su totalidad

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EL DOMINIO INCA EN LA LOCALIDAD DE CASPANA: UN ACERCAMIENTO…

alóctonas, salvo los trozos de malaquita y el mi- mente sobre ocupaciones muy antiguas, llegando
neral de cobre; en tanto, la producción de artefac- incluso a alterarlas con su presencia, la cual no es
tos está dirigida fundamentalmente a la actividad tan evidente en los sitios de la población local.
agrícola (Uribe y Carrasco 1999). Las categorías
y materias primas más representadas son los Cementerio de Los Abuelos: El espacio
microdesechos y las lascas primarias en andesita. compartido
Tal situación, junto con la frecuente presencia de
palas del mismo material y fragmentos de ellas, La tercera clase de yacimientos que hemos selec-
dan cuenta de un evidente y continuo reavivado cionado para realizar nuestra investigación corres-
de filos de los artefactos agrícolas. La cercanía ponde al sitio funerario conocido como el Cemen-
del complejo de andenes de cultivo con el sitio terio de los Abuelos, mencionado en la literatura
habitacional sugiere un continuo traslado de he- especializada por distintos autores (Le Paige 1958;
rramientas de un lugar a otro para su cuidado y Núñez 1965; Barón 1979).16
mantención. Tampoco se puede desestimar que
tales instrumentos hayan sido usados en labores El cementerio está constituido por más de 70 cons-
mineras, puesto que sólo se explotaron las vetas trucciones subcirculares de piedra (Figura 8), de
superficiales (Díaz 1998 Ms). no más de 1 m de altura, con vanos a la manera
de las torres que llamamos estructuras tipo
El material cerámico de superficie recuperado en chullpa, parecidas a las trojas o silos que se en-
Vega Salada presenta la más alta variabilidad cuentran en los farellones de las quebradas, así
tipológica de las instalaciones incaicas, aunque se como a las sepulturas en abrigos rocosos que se-
mantiene el predominio del componente local Loa- rían características de este territorio (Aldunate y
San Pedro (Uribe y Carrasco 1999). Se registra- Castro 1981). Particularmente, en este caso, la
ron los tipos Turi Rojo alisado, Rojo Burdo, mayor cantidad de tumbas se encuentran adosadas
Aiquina, Turi Gris Alisado, Rojo Revestido Puli- a grandes bloques desprendidos del farellón roco-
do y Rojo Revestido Exterior, a los que se unen so del cañón, pero también se observan varias otras
los platos Dupont del mismo componente y el ya levantadas de manera independiente, debido a lo
incanizado Rojo Revestido Exterior-Negro Alisa- cual se parecen aún más a las chullpa. Otras no
do Interior. Se aprecia, por otra parte, un claro presentan ningún tipo de estructura como parece
aumento del componente protoetnográfico, carac- ocurrir en la mayoría de las incaicas y las colo-
terística que comparte con el sitio Estancia niales tempranas. Podríamos decir que en su tota-
Mulorojte y que le imprime gran diversidad a su lidad son colectivas, en gran medida, porque el
material. En tanto, del componente altiplánico se sitio fue usado con el mismo propósito hasta los
distinguen los tipos Hedionda y Yavi, este último primeros momentos del dominio español (Barón
de época incaica. Por lo tanto, dicho componente 1979).
aparece compuesto por las manifestaciones loca-
les de la región y del Noroeste Argentino, de la El sitio se localiza en las mismas coordenadas del
misma manera que en el resto de los sitios estu- pueblo de Caspana y a una altura de 3260 m.snm.
diados. Se emplaza en la ladera noreste de la quebrada
donde posteriormente en épocas coloniales e his-
Por último, es igualmente destacable que la insta- tóricas se edifican el sector llamado Pueblo Vie-
lación fue construida sobre ocupaciones previas jo, la iglesia católica y el cementerio antiguo, fren-
al Intermedio Tardío como en los casos anterio-
res, asignables a las tradiciones culturales arcai-
cas o formativas tempranas. Esta situación quedó 16 Por el momento, nuestras apreciaciones del sitio derivan de
documentada a partir de la cerámica superficial y estas fuentes, debido al grado de alteración que presenta y
por el material recuperado en excavaciones don- a que, por respeto a la comunidad indígena, no hemos que-
de aparecieron fragmentos asignables a esos mo- rido desarrollar nuevos trabajos de terreno hasta que se
mentos, del mismo modo que por cierto material concluya el estudio de los materiales que ya se han recupe-
rado, como las colecciones Emil de Bruyne del Museo
lítico y arte rupestre de las cercanías (Uribe y Nacional de Historia Natural de Santiago y la obtenida por
Carrasco 1999; Vilches y Uribe 1999). En cual- Barón y Serracino, depositada en el Museo de Caspana.
quier caso, los asentamientos propiamente incaicos Por lo mismo, aún no contamos con fechados absolutos
muestran una tendencia a establecerse inmediata- para el sitio.

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LEONOR ADAN A., MAURICIO URIBE R.

Figura 8. Sepulturas asociadas a bloques rocosos.

te al pueblo actual. El estudio de los materiales formas como materias primas que tienden a man-
recuperados por otros investigadores nos sugie- tenerse incluso en la actualidad (p.e., pastas con
ren que el cementerio fue usado sólo a partir del mica; Uribe y Carrasco 1999).
Período Intermedio Tardío, sin embargo, desde ese
momento en adelante la actividad fue constante, Es posible distinguir que en ciertas tumbas, las
perdurando hasta las épocas coloniales mencio- ofrendas combinan piezas de cerámica local, de
nadas. A través de la cerámica, esto se traduce en tradición altiplánica, inca local, inca foránea
una secuencia que comprende: 1) el Intermedio (p.e., del Noroeste Argentino) y, con probabili-
Tardío inicial que se refleja en la considerable dad, hasta cusqueña. Lo anterior definiría a este
frecuencia del tipo Dupont; 2) el Intermedio Tar- espacio como el lugar privilegiado para el encuen-
dío clásico representado por el tipo Aiquina y tro y expresión de las distintas manifestaciones
ejemplares de tradición altiplánica meridional (tipo culturales que caracterizan el período, dando cuen-
Hedionda); 3) el Intermedio Tardío final en el cual ta de un contexto donde se aceptan las diferen-
aparecen expresiones locales altiplanizadas junto cias y se releva la diversidad. Esto también lo
a la alfarería tradicional; 4) el Período Tardío con sugiere, en el caso incaico, la presencia de otros
un destacable número de piezas inca locales, ade- materiales que se ajustan a los patrones estilísticos
más de aquellas del Noroeste Argentino, y 5) uno cusqueños, como, por ejemplo, la metalurgia aquí
Colonial Temprano que parece derivar no sólo del presente a través de alfileres o topus, entre otros.
contacto hispano-indígena, sino también del mo-
mento anterior, ya que a partir de aquella época La exposición del registro arqueológico que he-
la alfarería experimenta transformaciones tanto en mos realizado nos indica una concentración y

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EL DOMINIO INCA EN LA LOCALIDAD DE CASPANA: UN ACERCAMIENTO…

variedad de sitios, cerámica, arquitectónica y mirada desde la antropología política que tiende
vialmente conectados con el importante e impo- a reconocer tras las diversas formas de cultura ma-
nente Pucara de Turi (Aldunate 1993; Castro et terial del Tawantinsuyu, un comportamiento ideo-
al. 1993). Tal situación nos hace pensar en la exis- lógicamente consciente de su expansión. Por lo
tencia de un circuito de yacimientos cuya distri- tanto, creemos que las poblaciones del Período
bución espacial, así como su jerarquización fun- Intermedio Tardío de Caspana, como las del resto
cional y situación contextual, podrían dar respues- del curso superior del río Loa, estuvieron bajo el
tas sobre los intereses, pero principalmente sobre dominio incaico directo en cuanto un Estado que
las estrategias de ocupación y dominio de los es- decide estar e imponer presencia, utilizando diver-
pacios locales por parte del Tawantinsuyu. Sin sos mecanismos y, por consiguiente, diversas ex-
duda, un requisito importante fue el proceso de presiones que dan cuenta de una compleja situa-
negociación con las poblaciones de este territo- ción simbólica, política y culturalmente significa-
rio, el que no necesariamente pudo desenvolverse tiva para los diferentes actores de este proceso.
a través de la presencia violenta de numerosos
ejércitos. Más bien, parecen operar mecanismos Profundizar el conocimiento de las expresiones
políticos más sutiles, en conocimiento de estas materiales del encuentro entre la población local
poblaciones locales del mundo andino, que dis- e incas, incluida la negociación del dominio polí-
minuirían la violencia física y aumentarían la efi- tico entre ambas entidades, es una tarea por ha-
ciencia simbólica de los encuentros. Creemos que cer. No obstante, es consenso que este encuentro
un buen reflejo de ello sería la situación breve- implica poner en juego la particular concepción
mente descrita del Cementerio de Los Abuelos, de las relaciones sociales del mundo andino, in-
puesto que aquí se habrían enterrado varios de los serta dentro de una construcción cultural de la
protagonistas de este proceso, demostrando el realidad que se basa en un sistema de oposiciones
éxito del Tawantinsuyu en estas tierras. complementarias muchas veces extensivo a su
cultura material (Platt 1987; Cereceda 1990;
Comentarios y conclusiones Martínez 1995). Lo anterior, en una primera
aproximación a nuestro caso, se expresaría a tra-
En nuestra opinión y tal como lo señalábamos en vés de las clases de sitios arqueológicos que he-
la introducción, uno de los requerimientos funda- mos descrito in extenso, los cuales manifiestan una
mentales para desarrollar la problemática incaica oposición sugerente: sitios exclusivamente incaicos,
como una línea de investigación consolidada era con elementos locales, y sitios exclusivos de la
su tratamiento en sí misma, superando así el des- población local con intrusiones incaicas. En el
interés que ha recibido en el país. Al amparo de cercano e imponente Pucara de Turi este sistema
este requerimiento metodológico, una de las pre- de oposiciones se observa incluso al interior del
ocupaciones fundamentales de nuestro estudio, ha mismo asentamiento, generando principios de
sido recopilar la mayor cantidad de antecedentes exclusión e inclusión con relación a la cultura
arqueológicos de los sitios reconocidos como original que darían cuenta de las formas de apro-
incaicos o impactados por el Imperio, al mismo piación de este espacio y su control político-sim-
tiempo que comprender la historia cultural de bólico (Gallardo et al. 1995). Dicha situación
Caspana y la situación en que se encontraban sus puede ser ampliada a un nivel intersitios a juzgar
poblaciones al momento de incorporarse a éste. por el circuito de yacimientos localizados en Cas-
Este conjunto de antecedentes, referidos entre pana, como lo vislumbraron otros colegas desde
otros temas al emplazamiento de los yacimientos, una perspectiva aún más general que compromete
la caracterización de su arquitectura, la funciona- a toda la región (Cornejo 1995).
lidad de las estructuras y las características de la
depositación de determinados materiales cultura- Con un panorama como éste, el tema del encuen-
les, nos han permitido comenzar a delinear una tro y la negociación surge como uno de los más
interpretación propia sobre el dominio del Tawan- recurrentes y que, por lo tanto, habría que consi-
tinsuyu en las tierras altas del río Loa. derar al momento de adentrarse en el problema
(Martínez 1994). Más particularmente, gracias a
En este sentido, nuestra investigación se orientó a trabajos como los de Platt (1987), sabemos que
proponer un modelo alternativo acerca de la pre- las sociedades del Altiplano Meridional y
sencia incaica en estas latitudes, privilegiando una Circumpuna poseen un concepto de sociedad y

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LEONOR ADAN A., MAURICIO URIBE R.

relaciones humanas donde predominan los prin- bría alterado en forma explícita los sectores aso-
cipios de reciprocidad y redistribución para cons- ciados a la religiosidad local –por ejemplo, áreas
truir estrategias muy sutiles, pero al mismo tiem- de chullpa como ocurrió en el Pucara de Turi o el
po eficaces, de dominación y control social. En mismo Cementerio de Los Abuelos–, abarcando
ellas la reciprocidad no sólo opera a nivel econó- de esa manera todo el espectro de relaciones so-
mico, sino también a nivel social, político y reli- ciales, incluidas las sagradas. Por lo mismo, la
gioso posibilitando una gran efectividad de dichas transformación de tales espacios de las poblacio-
estrategias sin la necesidad de un Estado. Como nes locales parece ser uno de los recursos o ges-
señala el autor, por más asimétrica que fuese la tos más fuertes de su dominación, sobre todo por-
reciprocidad, estos grupos humanos impidieron que es allí donde finalmente se resuelve la reci-
internamente que se alterara el orden social y que procidad, entre las divinidades y el Inka, pues son
se transitara a una situación de jerarquización las que controlan el orden del cosmos (p.e., el
extrema que apoyara el surgimiento de dicha or- agua, los cultivos, el ganado). En este sentido, a
ganización sociopolítica, la cual por esta vía deri- través de la apropiación de los espacios sagrados
varía en la formación de las agrupaciones conoci- se percibe la legitimación de su poder, explicitando
das como federaciones aymara. con ello la naturaleza divina del Estado cusqueño.

Estas estrategias que impidieron el dominio polí- Con estas estrategias, el Tawantinsuyu parece ha-
tico total de un grupo sobre otro, permitiendo cier- ber “creado cultura” en los espacios de otros en
ta autonomía de los componentes de estas gran- favor de sí mismo, pero dejando también algunos
des alianzas interétnicas y de sus ayllo, formando relativamente “libres” para que los conquistados
sociedades segmentarias, fueron transformadas por desarrollaran la “autonomía” a la que estaban
el Estado incaico en mecanismos de dominación acostumbrados. De esta manera, se separaron es-
al ser utilizadas por éste de manera muy hábil, pacios de unos y otros como mencionan documen-
principalmente, a través de la redistribución, es tos coloniales e investigadores: Estado, iglesia y
decir, la imposición de su “generosidad”. El comunidad (Murra 1978). Entre los primeros, se
Tawantinsuyu haría uso de los principios de reci- encontrarían sitios como Cerro Verde, Incahuasi
procidad y redistribución, así como de todo su Inca y Vega Salada, mientras que pertenecientes a
potencial económico para poner en “deuda” a las los últimos serían Talikuna y Mulorojte, dejando
poblaciones locales que le interesó conquistar con vislumbrar que a pesar de no ocupar la totalidad
el objeto de acceder a sus espacios, recursos y de éstos, en ningún caso se marginan ni menos se
gentes. Seguramente, como su “dar” resultó mu- despreocupan de su control.
cho mayor al de los grupos dominados, a éstos
les fue imposible “devolver la mano”, quedando Las evidentes diferencias arquitectónicas entre los
indefinidamente endeudados, por lo tanto, en con- sitios, como la selección del lugar de los
diciones obligadas de aceptar cualquier “petición asentamientos, evidencia una forma de dominio
y ruego” del Inka. En este contexto, parece ser plástico que permite la aparición de espacios pri-
más importante la presencia directa en cuanto vativos de los incas y otros aparentemente libres
Estado y, por consiguiente, el poder simbólico re- de su materialidad. A pesar de eso, la depositación
presentado por éste y su materialidad frente a las cerámica en sectores acotados de las instalacio-
unidades sociales (Uribe 1996), más que la ac- nes indica la realización de actividades comuna-
ción mediatizada de otros grupos, sin perjuicio de les donde convergió la población local y, segura-
su ocurrencia.17 Al mismo tiempo, dentro de esta mente, donde se recrearon eventos y protocolos
práctica, su comportamiento en los poblados ha- rituales para ejercer el acto de reciprocidad. Por
otra parte, la presencia, a veces imperceptible, en
la misma depositación alfarera de los sitios, da
17 Una situación interesante al respecto, es la frecuente pre- cuenta de lo sutil del dominio que transparenta
sencia e importancia que adquieren los relatos referidos a un ejercicio de poder elaborado y eficiente.
la historia del “Rey Inka” en la memoria oral de los
caspaneños. La figura del Inka, además de representar va-
lores políticos durante las rebeliones indígenas del siglo Al amparo de estas ideas, sucintamente desarro-
XVIII y de ser reivindicada por estos movimientos socia- lladas, vemos ordenarse la evidencia material del
les, evoca un pasado glorioso, un pasado memorable (Cas- Tawantinsuyu en estas tierras, dándole coheren-
tro y Varela 2000). cia regional al comportamiento de los yacimien-

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EL DOMINIO INCA EN LA LOCALIDAD DE CASPANA: UN ACERCAMIENTO…

Figura 9. Pictografía asociada al Inka. Cueva del Diablo, Caspana.

tos donde se aprecia su impronta. Esta incluso terial que sean significativos para ambas partes
parece ser más fuerte y abundante que la pensada involucradas en este arreglo (Adán 1996).
hasta el momento para un área a primera vista tan
inhóspita y “pobre”, a juzgar por el gran desplie- Sin duda, el conjunto de sitios que se registraron
gue arquitectónico y un tenue, pero recurrente, re- en Caspana son de vital importancia para estudiar
pertorio cerámico. La presencia incaica se hace y poner a prueba estas ideas, pero también para
evidente en aldeas locales como Talikuna exclu- sistematizar otros registros e hipótesis relaciona-
sivamente a partir de la alfarería; en otras como dos con la expansión del Tawantinsuyu en la re-
el Pucara de Turi, además se llevan a cabo inter- gión y el resto del Norte Grande de Chile, intro-
venciones mayores como fue la construcción de duciéndonos en la comprensión de los principios
una callancahuasi o gran galpón de carácter cere- que modelaron dicho desplazamiento. Esto, por-
monial y civil; por último, en lugares como Cerro que son escasas las investigaciones actualizadas
Verde se edifica sobre un espacio nuevo e íntegra- directamente relacionadas con el tema, a pesar de
mente de acuerdo a los patrones cusqueños, levan- la abundante información arqueológica, etnohis-
tándose estructuras del más alto valor simbólico tórica y oral existente sobre el mismo. Más aún,
para el Inka como un ushnu. En este contexto, el que accedan a un plano distinto de análisis dentro
caso de la arquitectura –y el arte rupestre (Figu- de la interpretación arqueológica, más allá de las
ra 9)– es bastante elocuente para mostrar que la analogías entre explotación de riquezas minerales
intención de estas ocupaciones es denotar simbóli- y expansión (Silva 1985) o señoríos altiplánicos
ca y políticamente con elementos de la cultura ma- y dominio (Llagostera 1976). De esta manera,

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LEONOR ADAN A., MAURICIO URIBE R.

proponemos trasladar la discusión a un marco el tema, y descubrir los restos materiales que ha-
interpretativo que integre las asociaciones mate- brían acompañado o derivado de los mecanismos
riales mencionadas con la concepción planifica- políticos desplegados por el Inka, en su afán de
da, directa, diferencial y socialmente funcional del conquista de las tierras altas del río Loa.
dominio incaico, más de lo que hasta ahora ha
sido argumentado. Incluso, creemos que identifi- Agradecimientos Toda nuestra gratitud a la co-
cando los distintos comportamientos del material munidad indígena de Caspana por acostumbrarse
incaico en los sitios es posible establecer una a nuestras continuas visitas y aceptarnos; pero,
periodificación de la expansión, por lo menos a sobre todo, a Julián Colamar, gran atacameño, que
este territorio, distinguiendo etapas en dicho pro- en el año 1998 nos dejó para siempre. A todos los
ceso. En este sentido, los poblados locales deben que han participado en las distintas campañas que
contener las primeras muestras del encuentro, pues iniciamos a partir de 1994 en Caspana, financia-
aquí debieron desarrollarse las negociaciones don- dos por FONDECYT. Destacamos la constante
de el Inka desplegó toda su capacidad de “dar”. presencia de los colegas y amigos Patricia Ayala,
Carlos Carrasco, Viviana Manríquez, Pablo Mi-
En definitiva, los argumentos teóricos y empíri- randa y Varinia Varela, así como el apoyo incon-
cos que sustentan la comprensión de esta proble- dicional de Victoria Castro gracias a quien, en gran
mática se han convertido en el marco de referen- medida, debemos nuestra llegada a las tierras del
cia para profundizar de manera más detallada en Loa.

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