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Hechos 9:4-6
Muchas veces la gente tiene creencias, pero no fe. Tiene ideas, pero no fe. Y nos
preguntamos: «¿Por qué es difícil tener fe? La respuesta: “Es difícil tener fe porque
es difícil obedecer”.»
Empecemos por las cosas pequeñas para alcanzar las cosas grandes. Dones,
ministerios, tareas para Dios.
La pregunta que debe movilizar nuestra vida es: «“Señor, qué quieres que haga».
Dios tenía un propósito muy grande para Saulo, haciendo que este perdiera la vista,
y luego sanándolo para mostrarle su gloria. Hechos 9.8-10.
Podemos observar también como Ananías fue obediente al llamado de Jesús al
responder Heme aquí, Señor. Dios le dice a Ananías lo siguiente: Hechos 9:15-16
Hablando de él, pues somos sus testigos, pues le conocemos y hemos visto
sus maravillas.
Trabajando para él, pues somos sus colaboradores, sus siervos.
Viviendo para él pues por su sacrificio hemos sido redimidos.
Cuando Jesús estaba volviendo al Padre, nos dijo que recibiríamos poder para
trabajar para él. El Espíritu Santo es una promesa que implica una tarea a realizar.
Ser testigos. Para eso es el poder. Para predicar, para proclamar, para ser testigos
hasta lo último de la Tierra. Hechos 1.8
Disfrutar de una vida con propósito será una realidad únicamente cuando nuestra
mirada está puesta primeramente en Dios.
Vivamos la vida cristiana como debe ser vivida o dediquémonos a otra cosa.
Fuimos llamados a conocer a Dios, obedecerlo y trabajar para él.