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Aplicaciones clínicas: trastornos adictivos y control de

impulsos
Antonio Capafons Bonet

Las formas de usar la hipnosis en los tratamientos para las adicciones


y para controlar el impulso, especialmente para dejar el tabaco, son
muy variadas. Suelen incluir metáforas y visualizaciones para la auto-
consciencia, sugestiones aversivas, cambio de actitudes hacia el
cuerpo y la salud, incremento de la seguridad, auto-estima y control
personal, regresión y proyección en el tiempo, recreación de los
síntomas de abstinencia, recreación del propio impulso, etc., además
de lo habitual en los tratamientos cognitivo-comportamentales:
educación, reestructuración cognitiva, control del estímulo, relajación,
prevención de las recaídas, etc.

Es cierto que, dependiendo de cada escuela teórica, se enfatizan


procedimientos como la señalización digital para comunicarse con el
inconsciente, o el uso de la hipnosis como forma de auto-
conocimiento y exploración del inconsciente, o para la expresión de
emociones reprimidas, etc. No obstante, aquí sólo nos centraremos
en los aspectos sugestivos de la hipnosis, más que en sus supuestas
posibilidades de acceso a material inconsciente y del inconsciente,
por no decir de acceso al recuerdo de vidas pasadas.

Por otro lado, en la medida en que la hipnosis debe usarse como un


coadyuvante a otras intervenciones, para cada tipo de problema
destacamos los tratamientos que han mostrado eficacia para ese caso
en particular, resumimos los tratamientos estructurados que incluyan
hipnosis, si es que existen, y añadimos algunas sugestiones que
ejemplifiquen algunos de los elementos que se usan en tales
tratamientos. Recuérdese que si no se sabe cómo tratar un trastorno
sin hipnosis, nunca se debería intentar tratarlo con ella en exclusiva.

Consumo de tabaco

A pesar de no ser incluida en la reciente revisión de Gil Roales-Nieto


(2003), Lynn, Kirsch, Barabasz, Cardeña, y Patterson (2000)
concluyen que los tratamientos sobre la base de la hipnosis y
sugestión han mostrado ser superiores a los grupos de control de
lista de espera y de no tratamiento, y similares a otros tratamientos
alternativos. Aunque la evidencia no es consistente en cuanto a su
superioridad sobre los grupos placebo, sí que parece confirmarse que
la hipnosis aporta eficiencia (utilidad), aunque no esté demostrado
aun su cualidad como tratamiento específico. Las revisiones menos
exigentes, según Green y Lynn (2000) indican que la hipnosis
provoca las mayores tasas de abandono del tabaco, con porcentajes
en torno al 94%, pero a medida que los estudios incrementan los
controles (sobre todo en lo referido a medidas biológicas de la
abstinencia al tabaco), los resultados son menos halagüeños, con
tasas entre el 8 y 41% a los 6 meses.

Una de las más conocidas es la propuesta por Herbert Spiegel (1970


a y b), y publicada más recientemente en su libro escrito con su hijo
David (Spiegel & Spiegel, 1978). Su acercamiento se basa en el
cambio de actitudes hacia la salud y el propio cuerpo. En cinco
minutos toman unos datos básicos sobre la historia de tabaquismo
del cliente y las razones que le llevan a dejar de fumar, y en función
de la evaluación que hayan realizado sobre la personalidad del
cliente, según su peculiar clasificación (Apolíneos, Dionisíacos u
Odiseos), aplican su conocido método de auto-hipnosis por
enrollamiento ocular, y, bien a través de una grabación, o el
terapeuta directamente, se presentan al cliente unas sugestiones y
una serie de ejercicios a practicar diariamente. Posteriormente, se
presenta al cliente un resumen de lo que tiene que hacer y de las
ideas básicas que se le han transmitido, enfatizando que…

“El mayor error que puede cometer, es decirse a Ud. mismo que
no debe fumar. Eso es absolutamente erróneo. Es como decirse,
“no tiene que picarme la nariz”. ¿Qué ocurre si Ud. se concentra
en que no le pique la nariz?"

Los Spiegel indican que, para cada subtipo de su clasificación de la


personalidad del cliente, indicada líneas arriba, se deben añadir
algunas instrucciones, que obviamos por razones de espacio. El lector
interesado puede encontrarlas en la referencia citada, páginas 213-
214. Finalmente, para todos los tipos sugieren unas indicaciones
(fuera de auto-hipnosis y sin casete). Posteriormente, el terapeuta
modela el ejercicio para el paciente, y, luego, le enseña a cómo
camuflar la auto-hipnosis para que pueda practicarla en público, si
bien ciertamente, no es mucho el camuflaje que se puede obtener de
ese modo (cerrando los párpados primero y luego levantando los
ojos, llevando la mano que levita hacia la frente). A continuación
añaden:

“Haciendo el ejercicio básico camuflado cada dos horas Ud.


establece una señal personal entre su cuerpo y Ud., de modo
que siempre está atento a este compromiso de respeto hacia su
cuerpo. Cuando su mano busque un cigarro o se descubra a sí
mismo deseando fumar, admítalo. Pero, al mismo tiempo, haga
esto (acariciarse la ceja). Este gesto activa (los procesos de) la
última vez que Ud. hizo el ejercicio. Activa el tercer punto: debo
respeto y protección a mi cuerpo. Haciendo esto encierra de
nuevo el impulso de fumar dentro del impulso de respeto hacia
su cuerpo. Al reafirmar el respeto hacia su cuerpo, está
ignorando el impulso de fumar, más que luchar contra él.”

Tras relatar una metáfora para que el cliente comprenda que es


mejor dejar de luchar contra un impulso y tratar de ignorarlo, el
terapeuta le hace unas preguntas. En ese momento se permite al
cliente que pregunte lo que desee.

Dos investigaciones clínicas con bajo control metodológico (Spiegel,


1970b; Spiegel, Frischholz, Fleiss, & Spiegel, 1993) arrojan tasas de
abandono entre el 10 y 56%, con abstinencias (sin control
bioquímico) a los 6 meses entre el 20-30%, y los dos años del 23%.

Por otro lado, en España, Mendoza (2000), propone un tratamiento


con hipnosis basado en el de Bayot, Capafons y Amigó (1995) con
Terapia de Auto-Regulación Emocional, en el que se usa las técnicas
de hipnosis despierta propuestas por Capafons (1999). No sólo se
pretende que la persona deje el tabaco, sino que se reduzca al
mínimo el síndrome de abstinencia y las ganancias de peso asociadas
al abandono del mismo. En este sentido, la hipnosis se presenta como
una estrategia general para conseguir el auto-control de muy
diferentes tipos de respuestas, fomentando, con ello, la
generalización de respuestas. Este tratamiento multicomponente a
desarrollar en 6 sesiones de una hora, incluye:

1. Educación:
a. Explicación de los mitos sobre la hipnosis, y justificación
de la hipnosis despierta como forma eficaz de conseguir
abandonar el tabaco, lograr control sobre el síndrome de
abstinencia y de prevenir la ganancia de peso.
Presentación de la hipnosis desde una perspectiva
cognitivo-comportamental (Capafons, 2001), enfatizando
la colaboración necesaria de los clientes, y el
mantenimiento del control personal mientras se está
hipnotizado.
b. Beneficios positivos de abandonar el tabaco, sobre la
salud.
c. Reacciones esperables del síndrome de abstinencia y del
dejar de fumar (incremento pasajero del malestar, como
toser…).
2. Auto-Hipnosis Rápida (Capafons, 1998) para usar la hipnosis y
el recuerdo sensorial.
3. Auto-observación del consumo de cigarrillos, así como de los
cigarrillos deseados, pero no consumidos. Análisis funcional de
la conducta de fumar.
4. Control del estímulo: evitar almacenar tabaco, ahorro del
dinero que no usa en tabaco en una hucha bien visible.
5. Reducción gradual de la ingesta de nicotina.
6. Entrenamiento en manejo de emociones para enfatizar la
indiferencia hacia al tabaco. Sugestiones de aversión,
indiferencia, regresión de edad (para experimentar las
reacciones aversivas del primer cigarrillo consumido, y para
recordar emocionalmente cuando no se era fumador y, aun así,
se podía afrontar los problemas y disfrutar de la vida).
Proyección al futuro, para experimentar los beneficios de
abandonar el tabaco, situaciones de riesgo para fumar de
nuevo, etc.
7. Establecimiento de un día para dejar de fumar.
8. Ejercicios de aserción para declinar amablemente, pero con
contundencia, las invitaciones a fumar.
9. Prevención de las recaídas.

Una descripción detallada sesión por sesión puede encontrase en


Mendoza (2000). Aunque todavía no existe investigación suficiente
sobre este tratamiento, el resultado de la autora (N= 1, pero sin
control bioquímico) fue excelente, y los conseguidos con Terapia de
Auto-Regulación Emocional en el que se basa (Bayot, Capafons, &
Cardeña, 1997), también sin control bioquímico, indican abstinencias
del 38% a los 6 meses.

Lynn, Neufeld, Rhue, & Matorin (1993) y Green (1999) proponen


un tratamiento (workshop/taller) multicomponente de dos sesiones y
en grupo (entre 5 y 50 personas), en los que se incluyen los
siguientes elementos:

1. Hipnosis y auto-hipnosis, puesto que las revisiones parecen


indicar que es útil para los tratamientos de reducción del
tabaquismo, y se presenta como una forma de incrementar el
auto-control sobre el tabaquismo.
2. Habilidades comportamentales y congnitivas, en las que las
sugestiones adoptan la función de auto-verbalizaciones
positivas acerca del control sobre el tabaco y de la habilidad
para devenir en un “no-fumador”, y a las que se añaden
relajación controlada por señal (una variación del anclaje
“hipnótico” desarrollada por Cautela (1966)), control del
estímulo, y relajación en general.
3. Educación, en la que se presenta el consumo de cigarrillos
como una pauta aprendida de comportamientos (un hábito
psico-social), que puede ser desaprendida. Así mismo se
reconocen los efectos recompensantes del consumo de tabaco
sobre el fumador, para incrementar la credibilidad del
terapeuta, pero se enfatizan, al mismo tiempo, los efectos
perniciosos sobre la salud.
4. Incrementos de la motivación y auto-confianza, en la medida
en que son buenos predictores de abstinencia. Para fomentar
ambos aspectos usan la reducción gradual de nicotina
(reduciendo el número de cigarrillos y su nivel de nicotina) y
sugestiones referidas a sentimientos de control, dominio, y
sentimientos positivos de estar saludable y vivo. También
presentan el “edge” (filo), o conjunto de destrezas para romper
malos hábitos y afrontar el síndrome de abstinencia.
5. Percibirse como un “no fumador”, lo que supone crear una
especie de nueva identidad de la que desaparece el tabaco. En
este sentido se les ayuda a buscar otras recompensas
diferentes al tabaco y que sean saludables, además de analizar
lo que de positivo presenta el permanecer abstinente.
6. Prevención de las recaídas y mantenimiento de las ganancias,
analizando y anticipando las situaciones de riesgo para volver a
fumar, y las posibles alternativas de comportamiento ante ellas.
7. Minimización del incremento en el peso que se genera al dejar
de fumar: se trata de reducir el proveniente del consumo de
calorías, tratando de evitar ese incremento y de fomentar el
ejercicio físico suave.
8. Contratos y apoyo social: se insta a los participantes a firmar
un contrato en el que se comprometen a dejar de fumar en un
día determinado. Sus familiares son testigos de ese contrato, y
también se organizan parejas en el grupo para que puedan
darse apoyo fuera del ámbito familiar.

Los resultados obtenidos con este programa, según sus autores,


indican abstinencias entre el 29 y 39%, según distintos terapeutas, a
los 6 meses de seguimiento. Un 36 % de aquellas personas que
seguían fumando, indicaron que lo hacían considerablemente menos.

El uso de sugestiones aversivas tiene también su utilidad en el control


del consumo del tabaco. La principal aportación en este ámbito es la
denominada acentuación negativa de M. Eric Wright. En Hammond
(1990) se encuentran sus principales características:

“Las sugestiones ilustrativas siguientes y la interacción con un


paciente, muestran la técnica de Acentuación Negativa de
Wright. Su estilo a la hora de usar esta técnica se diferencia de
la mayoría de los usos de la imaginación aversiva en la medida
en que personaliza el proceso concentrándose en las
consecuencias naturales que son específicas del paciente.

Aunque este método es menos popular en la hipnoterapia de hoy


que en antaño, con ciertos pacientes difíciles, puede ser
beneficioso pedir al paciente que imagine consecuencias
específicas muy negativas. Por ejemplo tosiendo, esputando por
las mañanas, agujeros de quemaduras en la ropa, olor y
consecuencias sobre la salud. Es importante, según mi opinión,
que no se utilice esta técnica como estrategia central, sino que,
más bien, que se use en combinación con otras técnicas y
sugestiones. No obstante, cuando los pacientes tienen dificultad
para dejar completamente el tabaco cuando se les presentan
otras sugestiones, y, si durante la evaluación, se han identificado
muchas consecuencias negativas, se puede considerar esta
técnica junto a la exploración de las funciones subyacentes de
continuar el trastorno adictivo. Sin embargo, en esos casos,
parece prudente seguir el modelo de Wright de comprobar hasta
qué punto el paciente acepta esta aproximación a través de
señales ideomotoras, antes de proseguir con las sugestiones.
Obsérvese cuán respetuoso es el doctor Wright en el uso de los
métodos aversivos".

Algunos procedimientos hipnoterapéuticos que incluyen la


Acentuación Negativa no se limitan a las experiencias reales de la
vida del cliente. Se puede animar al cliente a que durante el trance
cree fantasías muy aversivas sobre los cigarrillos y el fumar, para
darles sugestiones posthipnóticas fuertes, que evoquen esas
fantasías aversivas, y sus molestias concomitantes psicosomáticas,
cada vez que tenga la tentación de fumar.

Alcoholismo

Según Nathan y Gorman (1998), en el caso de los trastornos por


consumo de alcohol varios estudios Tipo 1 (muy controlados) y sobre
todo Tipo 2 (como menos control, pero aún fiables), muestran que los
tratamientos cognitivo-comportamentales ayudan a los pacientes a
adaptarse a sus circunstancias vitales. Además, las características del
terapeuta pueden tener un impacto mayor sobre el resultado que el
tipo de tratamiento usado, y que los tratamientos de intensidad
menor durante un periodo más largo pueden ser una estrategia
eficaz. La medicación también es importante, pues nueve de trece
pruebas clínicas aleatorizadas fueron positivas, siendo la naltrexona
superior al placebo. La naltrexona es eficaz para prevenir recaídas.

En este mismo sentido, Secades y Fernández-Hermida (2003),


indican que los tratamientos eficaces para el alcoholismo son los
cognitivo-comportamentales, sobre todo cuando se les combina con
medicación como el Disulfiram y estrategias de terapia conductual de
familia y de pareja.

No obstante, se ha usado la hipnosis en algunas investigaciones como


adjunto a las intervenciones sobre alcoholismo. Alexander (1991)
recuerda que la hipnosis se usó al principio como una forma de
terapia aversiva, con sugestiones directas, pero poco eficaz a largo
plazo. Posteriormente Gabrynowicz (1977), utilizó la hipnosis para
aliviar la ansiedad y para fomentar estrategias de afrontamiento ante
los problemas cotidianos, sin que la persona recurriera al alcohol. Las
tasas de abstinencia fueron del 76%, pero Alexander (1991) indica
que esta tasa no es generalizable, ya que el estudio fue realizado con
pocos participantes y sin grupo de control. De hecho, otros estudios
mencionados por este autor, con mayores controles, no indican tales
tasas de éxito, sino que la hipnosis no aporta ningún beneficio cuando
se la usa para animar a los pacientes a que se adhieran al
tratamiento o como técnica aversiva. No obstante Alexander (1991)
indica que esos estudios también tienen fallos metodológicos, como
seguimientos breves. Según este autor, el desafío en el uso de la
hipnosis sería utilizar tratamientos que se centrasen en los resultados
a largo plazo, que usaran participantes con, al menos, un moderado
nivel de sugestionabilidad hipnótica, que se centraran en objetivos de
abstinencia realistas, en las ventajas de la abstinencia y cambio. En
este sentido conviene recordar que las estrategias de habilidades de
comunicación y aserción son muy eficaces en la lucha contra el
alcoholismo, y que la hipnosis se ha mostrado útil para incrementar
los resultados del entrenamiento en aserción, aunque sin pacientes
alcohólicos (Schoenberger, Kirsch, Gearan, Montgomery, &
Pastyrnak, 1997), y que la auto-hipnosis puede ser usada con una
técnica general de afrontamiento y de auto-control (Capafons, 1998;
2001).

En línea con lo anterior, Brown y Fromm (1987) proponen que el


tratamiento del alcoholismo y de la adicción a sustancias siga un
protocolo multimodal, similar al que se usa en tabaquismo y
sobrepeso. Lo primero es realizar una buena evaluación de la pauta y
curso del abuso de la sustancia, y presentar el tratamiento que use
hipnosis como un tratamiento en auto-control cognitivo. A
continuación, indican algunas variaciones que se han realizado desde
esta perspectiva “hipnocognitiva”: sensibilización encubierta, génesis
de actitudes positivas hacia las consecuencias positivas de cesar el
consumo de esa droga, hipnosis para explorar habilidades de
afrontamiento adecuadas, fortalecimiento del ego, y auto-estima,
etc.

También es importante, según estos autores, y siguiendo la


propuesta de Ludwig, Lyle y Miller (1964), la incorporación de la
influencia social, la presión de los compañeros, para prevenir
conducta antisocial o prevención de recaídas. Puede usarse juego de
roles o hipnodrama.

Manteniendo presente lo indicado anteriormente, presentamos, a


continuación, las ideas generales de Kroger y Fezler (1976) para el
tratamiento del alcoholismo con hipnosis y Modificación de Conducta,
pues son de los pocos que proporcionan sugestiones concretas y un
entramado más o menos complejo para tratar este problema. Para
Kroger y Fezler (1976), la clave para el éxito en el “condicionamiento
del reflejo” bajo hipnosis, sería insistir, en hipnosis, sobre los
siguientes puntos:
1. El efecto deteriorador del alcohol sobre la persona.
2. Condicionar repugnancia hacia las bebidas alcohólicas.
3. La habilidad del cliente para controlar su propio
comportamiento.
4. El establecimiento de las “necesidades” del síntoma por parte
del cliente. En este sentido, los “impulsos auto-destructivos”,
indican Kroger y Fezler (1976), pueden canalizarse hacia otras
salidas más saludables, como deporte, aficiones, etc.
Así pues, una vez el cliente haya experimentado hetero y auto-
hipnosis, se deben dar sugestiones fuertes, como las siguientes:
“Cada vez que incluso sólo piense en el alcohol, desarrollará un
malestar y sabor horribles hacia el alcohol, asociándola con los olores
y sabores más espantosos que Ud. haya experimentado nunca. Una
vez Ud. se lo haya dicho una y otra vez, realmente empezará a creer
en un alcohol con olor y sabor asquerosos.”

A medida que se alargan los periodos de abstinencia, se alargan


también las sesiones con esas sugestiones.

Por otro lado, Kroger y Fezler (1976) mencionan procedimientos


propuestos por otros autores, como la sustitución de síntomas de
Wolberg (1948): “Cada vez que ansíe una bebida, Ud. buscará una
barrita de cereales, lo que le provocará una sensación agradable y de
relajación”; y otros procedimientos.

También puede hacerse tratamiento grupal, en el que además de


hipnosis, se usan discusión libre, expresión de sentimientos,
reeducación, reafirmación, apoyo social fuerte, y explicaciones
minuciosas de los problemas que suelen aparecer. En estas sesiones
grupales se trabaja especialmente el que los alcohólicos reconozcan
las racionalizaciones que usan para justificar su hábito de beber.
También deben reconocer que la falta de honestidad con ellos mismos
y los demás, la omnipotencia, impulsividad, culpa e incapacidad para
establecer relaciones duraderas están relacionados con su
alcoholismo. Además, indican los autores, debe ponerse sobre el
tapete la forma en que se desplazan las tensiones, el auto-abuso, el
esfuerzo por la perfección, y la necesidad de manipular a los demás.
Todo ello en una atmósfera permisiva, para resolver esas
necesidades, culpa, ansiedad, inseguridad y miedo. También se hace
uso de sugestiones post-hipnóticas y del uso del condicionamiento en
imaginación.

A pesar de lo minucioso de la descripción del Kroger y Fezler (1976)


del tratamiento del alcoholismo usando la hipnosis (difícil de
encontrar en la literatura sobre la hipnosis), recordamos que las
investigaciones recientes enfatizan no tanto la terapia aversiva, sino
el desarrollo de técnicas de comunicación, además de que la
investigación aún no ha ratificado la bondad de añadir la hipnosis a
estas intervenciones. No obstante, el acercamiento de Kroger y Fezler
sobre el uso de la hipnosis, fue pionero en la medida en que la
concibieron como un coadyuvante a la Modificación de Conducta, por
lo que usan los tratamientos que en los 70 parecían eficaces. En la
actualidad, la tarea del terapeuta que use la hipnosis es aplicarla bajo
esa perspectiva, incluyéndola en tratamientos actualizados y que ya
hayan mostrado eficacia, tal y como Kroger y Fezler trataron de hacer
en su momento.

Otras ideas acerca del uso de las sugestiones hipnóticas mucho


menos elaboradas las encontramos en Odessky (1991), quien
propone la siguiente sugestión:

“Desde hoy comenzará a sentir repulsión por el alcohol. Desde hoy


entiende que el alcohol destruye su cuerpo, especialmente su sistema
nervioso. Desde hoy siente que el alcohol le hace sentir mareado, con
nausea, débil, y le hace vomitar. El alcohol, incluso su olor, le
molesta. Ha decidido dejar de beber licores fuertes. Lo puede hacer y
puede adherirse a ello. Todos los problemas que ha tenido y que
tiene son el resultado de beber. Desde hoy dejará de beber bebidas
fuertes, y día a día se sentirá mejor y mejor”
El mismo autor recuerda que el tratamiento del alcoholismo debe ser
largo y con seguimientos prolongados. Por ello, sería necesario
adjuntar la hipnosis a un tipo de intervención que ya haya mostrado
eficacia, tal y como ya se ha comentado.

Meyers (1990) es otro de los pocos autores que proporciona


sugestiones para usar específicamente con los alcohólicos,
fundamentalmente indirectas y de corte ericksoniano. Para reducir la
resistencia, se les puede decir, según este autor: “Incluso si no
desean dejar de beber, Uds. tienen muchas cosas mejores que darse
unos a otros.”

Se asume que, si se colocan puntos suspensivos entre “Incluso si no


desean” y “dejar de beber”, y se enfatiza esta última frase, se está
dando una orden directa, disimulada por la frase indirecta de “dejar
de beber”. En inglés tiene sentido (stop drinking), pero en castellano
implica cometer un error en el lenguaje, ya que “dejar de beber” no
es imperativo, cuya forma sería: “dejad de beber”. Habría, pues, que
construir otra expresión basada en esta idea. Por otro lado este
autor, propone diversas metáforas y ejercicios para fomentar la
aceptación de los distintos elementos habituales en el alcoholismo.
En cuanto al tratamiento de la adicción a sustancias, la hipnosis,
como adjunto puede ser útil. Brown y Fromm (1987) sugieren que la
hipnosis y la auto-hipnosis podrían ayudar, como coadyuvantes de la
medicación, a combatir los síntomas del síndrome de abstinencia, por
ejemplo, a través de la relajación profunda.

Tratamiento de la obesidad y el impulso a comer

El uso de la hipnosis como coadyuvante en el tratamiento cognitivo-


comportamental de la obesidad ha mostrado incrementar su eficacia,
especialmente en el mantenimiento a largo plazo de las ganancias
terapéuticas (Kirsch, Montgomery, & Sapirstein, 1995; Schoenberger,
2000). Habitualmente, los tratamientos para la obesidad y el
sobrepeso que incorporan la hipnosis, suelen incluir un elemento de
educación sobre los modelos de obesidad y la importancia del
ejercicio y de las calorías de los distintos tipos de alimento, auto-
observación y auto-registro, establecimiento de metas realistas y
graduales, relajación, solución de problemas, auto-verbalizaciones,
control del estímulo, incremento del ejercicio físico, prevención de las
recaídas, contratos conductuales, etc. (Casas & Capafons, 1996;
Capafons, Casas, & Amigó, 1997). Tratamientos similares son lo que
se han mostrado eficaces en el caso del Trastorno por Atracón
(Saldaña, 1998; 2003).

La hipnosis y auto-hipnosis suelen adjuntarse a estos tratamientos,


poniendo en marcha sugestiones (hipnóticas y post-hipnóticas)
relacionadas con distorsión del tiempo, para que los periodos entre
comidas pasen más deprisa, y los de comida, sean más lentos;
sugestiones aversivas, de rápido llenado (saciedad), de proyección y
regresión en el tiempo, para comer más despacio, de analgesia del
estómago, de relajación, de atracción por la comida sana y de
indiferencia por la menos sana y más calórica, de fortalecimiento del
ego y mejora de la auto-estima, etc. (Casas & Capafons, 1996;
Brown & Fromm, 1987).

Green (1999), adapta el programa de reducción del tabaquismo de


Lynn et al. (1993) al caso de la obesidad, e incluye los siguientes
elementos:
1. Educación del cliente.
2. Evaluación de la motivación para perder peso, apoyo social,
reestructuración de los impulsos a comer (el “edge”, o
motivación del cliente, sus conocimientos colectivos, destrezas
y deseo de aplicar los principios del programa, auto-hipnosis
incluida) y razones para perder peso.
3. Auto-refuerzo y manejo de contingencias.
4. Auto-observación.
5. Incremento del ejercicio.
6. Hipnosis.
7. Prevención de recaídas.
En lo referido a la hipnosis, se adapta el procedimiento de Lynn et al
(1993) a las necesidades de la obesidad, por ejemplo, pidiendo al
cliente que, bajo hipnosis, visualizara en la pizarra las razones para
comer menos, y a sí mismo pesando 6 kilogramos menos, sintiéndose
fuerte, refrescado, y contento por tener ese cuerpo, o que
“saboreara” las emociones positivas asociadas con al consecución de
sus objetivo de reducción de peso.

Teniendo en cuenta que habitualmente, tal y como hemos indicado,


los tratamientos de la obesidad y del trastorno de atracón suelen ser
multicomponente, añadimos algunas sugestiones que suelen usarse
en estos casos.

Sugestiones de Alman y Lambrau (1992), usando la auto-hipnosis,


para la reducción del impulso de comer y el sobrepeso:
“Aquí tiene algunas sugestiones específicas. Adáptelas usando sus
propias palabras. Pueden usarse con otras sugestiones o imágenes
que Ud. prefiera usar. Tal y como verá, cada una de ellas pueden
adaptarse a su situación. Ud. tiene la responsabilidad por haber
ganado peso extra; responsabilícese y trabaje para liberarse de él.
1. Mi apetito será menor que antes y lo saciaré
fácilmente.
2. Experimentaré todo el placer y satisfacción
necesarias para mi bienestar físico y mental, incluso de
las porciones más pequeñas que me sirva.
3. Comeré mientras tenga hambre. (I can take as long
as I wish to eat).
4. Sé y soy consciente de que los alimentos más
nutritivos y menos calóricos son los que realmente
prefiero comer.
5. Puedo darme cuenta de que hay actividades que
son mejores, más sanas y más satisfactorias que las de
comer entre comidas.
6. En cualquier momento puedo cerrar mis ojos y
visualizar qué aspecto tendré cuando alcance el peso que
deseo tener.
7. A medida que me acerque a la talla y al peso que
deseo tener, me sentiré más relajado, con más aplomo,
más auto-afirmado y confiado.
8. El deseo de comer puede reemplazarse por el
sentimiento de orgullo de mi nueva habilidad para comer
más sano y perder peso.
9. A medida que pierda peso me resultará más sencillo
de lo que pensaba mantener mi nueva imagen. Mis
nuevos hábitos serán sencillos de mantener porque son
mis propios hábitos, los he creado por mí mismo.
Además se proponen pautas generales para cambiar la alimentación,
en función de sugestiones específicas.
Por otro lado, y en consonancia con la adquisición de hábitos
alimentarios adecuados, un aspecto importante para el control del
impulso y de dichos hábitos, es el incremento de la seguridad
personal, el bienestar, así como una auto-estima elevada. Hammond
(1990) recoge un buen ejemplo de sugestiones positivas para el
bienestar propuesto por S. C. Wilson & T.X. Barber.

Finalmente, recoge una miscelánea de sugestiones para el control del


peso, provenientes de Kroger y Fezler (Hammond, 1990):

· Coma como un gourmet: si Ud. realmente quiere perder


peso, moverá el alimento desde la punta de la lengua hasta
la parte de atrás, y de un lado a otro dentro de la boca para
sacarle el último gramo de satisfacción y "el mayor
kilometraje" a cada bocado y cada mordisco que dé. Si hace
esto, satisfará antes a las miles de células del gusto que están
en la lengua (hay un centro del apetito localizado en el
hipotálamo) y, como resultado de ello, necesitará menos
comida y la ingesta de calorías se reducirá
inconmensurablemente.

· Piense en delgado: en segundo lugar, Ud. "pensará en


delgado". Es decir, tendrá en su mente la imagen prominente
del aspecto que tenía cuando era delgado. Quizá tenga una
foto de cuando era delgado. Si es así, colóquela en un lugar
bien visible para que le recuerde el aspecto que una vez tuvo.
Hay una base considerable para esta sugestión. Seguro que
Ud. se ha percatado de que si una mujer imagina o piensa
que está embarazada, su cuerpo desarrollará el contorno de
una mujer embarazada; sus pechos aumentarán, y puede que
en muchos casos incluso deje de menstruar. Puede que en
algún momento Ud. experimentara un enorme alboroto
interno personal y que no engordara a pesar de que comía en
exceso ¿No es posible que un amante frustrado pueda morirse
de pena por no tener a su amado?

· Condicionamiento aversivo: en tercer lugar, puede que le


gustase pensar en el olor más horrible, nauseabundo y
repugnante que haya experimentado en su vida. Quizá el olor
asqueroso de los huevos podridos. En adelante, cada vez que
desee comer algo que no esté en su dieta pueda asociar
inmediatamente este olor desagradable con esa comida.
También podría gustarle pensar en el sabor más horroroso y
molesto que haya probado en su vida. Este sabor también
puede ligarse a los alimentos grasosos, incluso cuando sólo
piense en ellos.

· Motívese a Ud. mismo: finalmente, recuerde que no puede


forzarse a perder peso. Cuanto con más fuerza lo intente,
menos posibilidades tendrá de alcanzar sus objetivos. Por lo
tanto, relájese, y no fuerce las cosas. La siguiente sugestión
es para motivarle ¿Podría comprar el vestido más bonito que
Ud. pueda permitirse? Cuélguelo en su habitación donde lo
pueda ver cada mañana e imagínese que se lo podrá poner en
muy poco tiempo. Puede especular cuán poco será. Pero lo
importante es que ese vestido debe ser, como mínimo, dos o
tres tallas menos, que la suya.

· Sugestiones para la anestesia de guante: "La anestesia de


guante" es otro dinamismo valioso para el control del apetito.
Es extremadamente útil para reducir las contracciones de
hambre. El paciente coloca la mano "entumecida" sobre el
epigastrio. Esta técnica se ha empleado en odontología, para
el alivio del dolor en cáncer, en cirugía, obstetricia... Tras
experimentar la anestesia de guante, el paciente se convence
de que el entumecimiento de la mejilla es genuino. Esta
sugestión se da de la siguiente manera: "Cada vez que sienta
el comienzo del hambre, puede detenerlo colocando la mano
anestesiada sobre la boca del estómago para controlar los
dolores del hambre...”.

Onicofagia

A la hora de aplicar las sugestiones hipnóticas para el tratamiento de


la onicofagia y otros “hábitos nerviosos” conviene estructurar un
programa similar al desarrollado por Azrin y Nunn (1987),
procedimiento que alcanza la clasificación de probablemente eficaz,
según Chambless et al. (1996). Los pasos son los siguientes:

1. Auto-registros diarios antes y durante la intervención, para


tomar conciencia del hábito (cómo, dónde, cuántas veces se
realiza, cuáles son los movimientos asociados, etc.).
2. Implicar a las personas de confianza para que avisen al cliente
cuándo le vean realizar el hábito, si no se ha dado cuenta de
que lo está realizando.
3. Puesta en marcha de la respuesta de relajación (respiración
profunda y postura relajada) en aquellas situaciones en las que
la realización del hábito se relaciona con estados de
nerviosismo.
4. Establecer reacciones de competencia (respuestas
incompatibles con el hábito) más adecuadas para cada situación
en la que el cliente realiza el hábito.
5. Ensayar las reacciones de competencia todos los días durante 5
minutos (durante la primera semana).
6. Puesta en práctica de las reacciones de competencia. El cliente
no debe olvidar limarse las uñas que presenten irregularidades
y ponerse crema hidratante en las manos para no tener
“pielecitas”. Esto debe realizarlo todas las noches.
7. Cuando las uñas crezcan el cliente debe mostrar a los demás su
mejoría, y debe, también solicitar refuerzos por su esfuerzo.

Teniendo en cuenta lo anterior, a continuación recogemos algunas


sugestiones usadas para la reducción de la onicofagia propuestas por
Waxman en Hammond (1990):

“Uno de los factores más importantes para lograra éxito con un


tratamiento, es fortalecer el deseo del paciente y su motivación para
detener el hábito. Esto es tan necesario para un niño como para un
adolescente, o un adulto. Primero se puede hacer en estado de
vigilia, y posteriormente repetirlo en hipnosis. Una vez más, cuanto
más profundo es el trance es más probable que el tratamiento sea
más rápido y eficaz.

El procedimiento parece ser especialmente eficaz cuando el paciente


es una mujer:
“A medida que creces... cada vez te haces más y más atractiva. No
desearás que tu aspecto se deteriore por unas manos feas. Unas
manos bonitas y unas uñas cuidadas te harán aún más atractiva... y
desearás realizar no importa qué esfuerzo, para dejar de morderte
las uñas y de estropearlas. Con mi ayuda... podrás abandonar tu
onicofagia... y pronto comenzarán a crecer.”
Comience el tratamiento con la rutina de fortalecimiento del ego,
y, posteriormente, proceda de la siguiente forma:
“A medida que consigas templar tus nervios... día a día te
sentirás más calmada y más relajada... y, por lo tanto, no
tendrás ninguna razón para morderte las uñas.
No querrás morderlas nunca más... dejarás de morderlas.
Cada vez que comiences a morderlas sin darte cuenta de
qué estás haciendo... en el momento en que tus dedos
toquen tu boca... te darás cuenta inmediatamente de lo
que estás haciendo... y podrás detenerlo... antes de que te
haga ningún daño.
De ahora en adelante... dejarás de morderte las uñas...
comenzarán a crecer... y te sentirás orgullosa de tus
manos.”
Las sugestiones directas, fuertes y autoritarias en hipnosis suelen
tener éxito a la hora de detener el hábito. Siempre que se pueda
obtener un trance profundo, la prohibición se mostrará mucho
más eficaz diciéndole al paciente que experimentará una fuerte
sensación de sabor desagradable cuando ponga sus dedos en la
boca:
“Cada vez que comience a morderse las uñas... en el
momento en el que ponga sus dedos en la boca... notará
un sabor horrible, amargo y asqueroso. Cada vez será más
fuerte y más asqueroso... de tal forma que usted sentirá
ganas de vomitar."
El condicionar de este modo una sensación de náusea al hábito,
puede ser de una gran ayuda para generar un control. De todas
formas, cuando se usa este método particular, se necesitarán de
sesiones bastante frecuentes, e incluso cuando las uñas
comiencen a crecer puede que se necesite reforzar las
sugestiones una vez cada quince días, durante un tiempo.

Un método alternativo consiste en permitir que el paciente se


muerda una o dos uñas, mientras deja que las otras crezcan.
Una vez que esto ha tenido éxito, es sorprendente lo frecuente y
rápidamente que se abandona todo el hábito.

Una vez que el paciente realmente ha dejado de morderse las


uñas, tras una o dos sesiones, puede limpiarse (picking) las uñas
como un hábito sustitutorio. Esto se da más a menudo en adultos
y adolescentes, que en niños. No es difícil tratarlo, puesto que la
inclusión de sugestiones específicas que lo prohíban también
provocarán su desaparición.

Tricotilomanía

Al igual que en la onicofagia, en el caso de la tricotilomanía también


conviene seguir pasos relacionados con auto-observación, reacciones
de competencia y control del estímulo. A la hora de añadir
sugestiones, es importante recordar lo que proponen Azrin y Nunn
(1987):

Sugerencias para el control del estímulo:


• No tocarse el pelo, excepto cuando se esté peinando.
• Mantenerse alejado/a del espejo; no mirarse el pelo.
• Llevar vendas en los dedos utilizados para arrancarse el
pelo.
• Llevar cubiertas de goma en los dedos utilizados para
tirarse del pelo.
• Comer pipas no peladas en las situaciones de alto riesgo.
• Cubrirse el pelo en situaciones de alto riesgo.
• Echarse algo en el pelo (laca, gomina).
• Hacer algo con los dedos (pintar, cortar, cultivar).
• Estar con gente.
• Levantarse y ponerse en movimiento, salir a dar un
paseo, tener algo para beber.
• Cambiar de situación.
• Hacer ejercicio de forma regular.
• Ir a la biblioteca y estudiar (en el caso de estudiantes).
• Lavarse el pelo con más frecuencia.
• Llevar guantes.
• Tener las manos ocupadas: se pueden usar agujas de
bordar, videojuegos, canicas, etc.

Sobre la reacción de competencia:

1. Señales de alarma que indican que se debe realizar la reacción


de competencia:
 Cada vez que se dé cuenta de que practica el hábito,
debe hacerse lo más pronto posible, tanto si es al
comienzo, como si lleva unos segundos realizándolo.
 Cada vez que se dé cuenta de que realiza los
movimientos previos asociados al hábito.
 En las situaciones en las que habitualmente se muerde
las uñas.
 Cuando sienta un fuerte impulso de realizar el hábito,
esté en la situación en la que esté.

2. Usar un espejo para practicar:

Debe parecer natural cuando realice la reacción de


competencia, por eso debe saber cómo se le percibe cuando la
realiza, y para ello nada mejor que mirarse en el espejo
mientras la practica. Si le parece que queda raro o poco
natural, se debe cambiar la forma de realizarla y practicarla
hasta que salga natural.

3. Duración de la reacción de competencia:

Debe realizarse durante 3 minutos, pero sin mirar un reloj,


simplemente calculando el tiempo. Mirar el reloj distrae de
otras actividades que se puedan estar realizando.
Generalmente, el impulso de realizar el hábito desaparecerá
después de tres minutos, pero si no es así, debe seguirse
realizando la reacción de competencia tres minutos más, o
continuar hasta que el impulso haya desaparecido.
Oakley (1998) propone un tratamiento bifactorial basado en la
utilización de técnicas terapéuticas como el destapar (uncovering) y
estado del ego (ego-state), junto a un tratamiento comportamental
más directo encaminado a eliminar la conducta problema. Respecto
de este último, Oakley (1998) pide al cliente que identifique
pensamientos, tanto negativos como positivos, acerca del hábito. A
continuación, estando la persona hipnotizada, le pide que efectúe el
movimiento de llevar el brazo hacia la cabeza y de empezar a
estirarse y enredar el pelo. En ese momento, pide al cliente que
piense en los pensamientos negativos, y le da sugestiones directas de
catalepsia, para que no pueda mover la mano. Cuando el paciente
experimenta la inmovilidad de la mano, le pide que lleve el brazo a la
posición original y que piense y experimente los pensamientos
positivos que había asociado. Este ejercicio se repite para ambas
manos. Además se le proporciona una cinta al cliente para que
practique esos ejercicios, y se le enseña auto-hipnosis para que
pueda seguir la secuencia hipnosis-catalepsia.

Sugestiones para la tricotilomanía:

. Sugestiones de Barabasz (en Hammond 1990): “Será


extremadamente consciente de lo que está haciendo, cada vez que
ponga su mano sobre la cabeza, por lo que todo será cosa suya, Ud.
tendrá el poder, el control, nadie más, ningún hábito le controla.
Ud. puede estirarse el pelo si lo desea o puede elegir controlar el
hábito”.

. Sugestiones para incrementar la conciencia de los comportamientos


que preceden al estirar el pelo (Galki, en Hammond 1990): “Sea
consciente inmediatamente de cuando está a punto de estirar su
pelo. Note cómo sus dedos atrapan un mechón de pelo... note la
textura, la suavidad y sedosidad del pelo que ha atrapado con sus
dedos... cuando se dé cuenta de que ha subido su brazo y que sus
dedos han atrapado un mechón de pelo, otro sentimiento
interesante puede ocurrir: el mero hecho de tocar su pelo en esas
circunstancias puede funcionar como un disparador para que su
pelo sea muy sensible, tan sensible, como cuando el sol le ha
quemado la piel, y salta de dolor si alguien le toca la zona
quemada... [los pacientes pueden ser sólo mínimamente
conscientes de la molestia.] Al darse cuenta de cuáles son sus
comportamientos al estirase el pelo, inmediatamente aparecerán
otros, como dejar tranquilo su pelo, la relajación,... inhalar...
dejando que vuelvan todas sus sensaciones normales. No sentirá de
nuevo ninguna necesidad repentina de satisfacer impulso alguno de
estirarse el pelo.

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