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DISEÑO CURRICULAR II

DIEZ IDEAS PARA LA ACCIÓN:

1. En primer lugar quiero hacerme eco de la clásica distinción entre alumnos


“buenos” de bachillerato y alumnos “malos” de formación profesional. Gracias a la
nueva Ley (que, a pesar de sus numerosos errores, en este sentido no se ha
equivocado) y gracias al propio avance en la mentalidad social, esta diferencia se va
rompiendo. Es cierto que todavía no ha desaparecido pero los logros son
destacables y el principal es la fusión en un mismo edificio físico de centros de
bachillerato y de centros de formación profesional. Dada esta reseña quiero destacar
mi primera idea para la acción: el profesor de secundaria no debe influir en la
decisión del alumno en tomar un camino u otro. Tampoco debe desvincularse pero la
decisión final es del alumno. Solo si el profesor se ve capaz de evaluar las virtudes
del alumno entonces puede advertirle acerca de que profesión es mas acorde con
sus puntos fuertes y en que medida le va a costar titularse en una profesión u otra.
Para inclinarse por la F.P. o por el bachillerato para una posterior carrera
universitaria no hace falta realizar ningún test de inteligencia porque la diferencia
principal no está hay. La diferencia está en la actitud del alumno. ¿Qué le gusta
mas? Sentarse a estudiar, o por el contrario, mostrarse activo, haciendo cosas
prácticas... A partir de ahí el profesor podrá decirle: “eres paciente y te pasas el día
leyendo: no tendrías problemas en una carrera universitaria” o “te gusta indagar y
construir pero apenas te sientas delante de un libro porque te aburre, te gusta
aprender las cosas viendo, observando, practicando.., posiblemente te encuentres
mas a gusto haciendo un módulo profesional” o “ eres bueno estudiando y además
tienes una mentalidad práctica: elige lo que mas te guste”.
2. En consonancia con la idea que he indicado arriba de que el profesor evalúe a
los alumnos, quiero establecer un límite a esa libertad. Muchas veces, el profesor, a
principio de curso, parte con ciertas expectativas respecto a determinados alumnos
o respecto de uno solo. Cree que sabe como son, y eso, sin conocerlos, es muy
difícil y peligroso. Cuando en el punto anterior he hablado de que el profesor advierta
al alumno sobre sus cualidades me refería al momento en que el profesor es ya
conocedor del alumno por el tiempo que ha pasado junto a él y ha podido ir
haciéndose una idea aproximada acerca de su comportamiento, aptitudes,
actitudes... En el caso que aquí menciono me refiero a la evaluación a priori del
alumno. Por ello, un segundo punto para la acción es la no evaluación apriorística
del alumnado, o, en cualquier caso, la evaluación positiva de dichos alumnos.
3. Ha quedado ya desfasada la idea de la educación como una clase magistral
en la que el profesor habla y los alumnos escuchan. Ya queda lejos, pero todavía
quedan vestigios, de aquellos profesores que solo se veían como meros
comunicadores. Hoy el profesor es comunicador y especialista en su materia, pero
también es educador, y creo que, entre las nuevas generaciones de profesores esta
idea es unánimemente aceptada. Al alumno no le hace falta tener a un erudito en la
materia, le basta con una persona que sepa lo básico pero que, además sepa
explicar. Y será mucho mejor educador si además se preocupa por sus problemas.
4. La idea de tutor es algo que se está imponiendo no solo en la educación
obligatoria sino que llega ya hasta los estudios superiores. Un profesor que además
de su labor se encarga de ser receptor de la marcha y de la inquietudes y problemas
de un grupo de alumnos es una cuestión muy importante para la nueva conciencia
de educación de hoy en día. Ahora bien, la labor del tutor no debe ser una labor
aislada. El tutor debe trabajar esta cuestión día a día, el alumno debe sentirse
vinculado al tutor para que de esta manera el alumno confíe en él a la hora de
mostrar sus problemas, cosa que de otro modo no haría.
5. Una idea latente en los anteriores puntos es la de la misión de la Educación
Secundaria. La ESO no es solo la preparación para el bachillerato, tampoco es la
preparación para la formación profesional. La ESO es la preparación de personas
capaces, de personas con la formación necesaria para tener que decir algo por esta
sociedad. Por ello, la quinta idea para la acción en el aula es conseguir que los
alumnos no solo aprendan datos como meras computadoras. Lo importante es que
aprendan de esos datos y que de ellos saquen aptitudes positivas para la vida en
una sociedad pluralista y de libertades. La labor del profesor no debe ser que
aprendan todo acerca de la Guerra Civil sino que aprendan las consecuencias que
provoca el extremismo y la intolerancia.
6. Y como lo importante no es la cantidad de conocimientos sino la calidad de lo
aprendido, el profesor se debe hacer eco de la diversidad del aula. Debe adaptar la

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materia a la capacidad que haya en el aula siempre que todos ellos consigan
aprender los objetivos básicos. Atención, con ello no quiero decir que se descuiden
los contenidos puesto que la sociedad necesita de personas competentes pero si
quiero señalar que lo importante es que si hay alumnos que no son capaces de
llegar a un determinado nivel, el profesor debe adaptar su proyecto curricular a lo
que hay.
7. Con lo expuesto pudiera parecer que opto por una educación blanda. Vuelvo
a repetir que esa no es la solución porque antes de acudir a la diversidad hay que
obligar al alumno a que se preocupe y trabaje duro. Si a pesar de hacerlo no
consigue llegar a este punto habrá que rebajar la “dosis”. La misión de la ESO
hemos dicho que es crear personas capaces y forman parte de esa definición el
compromiso y el esfuerzo. Es por ello, que quizá, si queremos compromiso por parte
del alumno, lo que haya que hacer es cambiar la forma de trabajo del profesor. Se
puede trabajar y comprometer a los alumnos ofreciéndoles la posibilidad de que
sean ellos mismos los que propongan y planifiquen las actividades. De este modo
les vamos a inculcar disciplina y trabajo duro a la vez que compromiso. Una
enseñanza con contenidos funcionales y unida a la propia iniciativa de los alumnos
es, a mi juicio, la mejor enseñanza a los jóvenes. Evidentemente no se puede
radicalizar así la enseñanza. Todos sabemos que son muy importantes ciertos
conocimientos teóricos que no se pueden obviar a pesar de trabajar de esta forma.
8. Defecto de muchos profesores y que a mi juicio debe ser eliminado es el de
no indicar claramente cuales son los puntos importantes, que es lo relevante del
tema explicado. Si queremos que haya una convergencia entre lo que quieren los
alumnos y desea el profesor deben quedar bien delimitadas las cinco, seis o diez
ideas mas importantes del tema explicado. Así, el alumno sabrá donde quiere ir el
profesor. Del mismo modo, el profesor cuando dé esta relación de ideas habrá
tenido en cuenta con anterioridad cuales han sido los aspectos en los que el
alumnado ha estado mas atento e interesado. Destacando sus preferencias, el
alumno por reflejo va a estudiar también las preferencias del profesor que no le han
sido tan interesantes pero que, por utilidad para comprender lo que el ha estimado
interesante, le van a resultar interesantes.
9. Es la evaluación de lo aprendido el momento mas difícil en todo alumno. A
todos nos ha ocurrido que aun sabiendo mucho de un tema el profesor nos ha
suspendido sin saber muy bien por qué. Quizás un mal día, una mala exposición de

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las ideas... Jugárselo todo a una carta es lo mas deprimente para un alumno. Si bien
esto puede ser válido en los estudios superiores, en la ESO, con alumnos en periodo
de maduración y con muchos conflictos psicológicos puede resultar una bomba de
relojería. Por ello, indico como octavo punto para la acción la evaluación continua
entendida no solo como varios exámenes escritos al trimestre sino evaluando otros
conceptos: trabajos, preguntas en clase, comportamiento, aptitud receptiva o no...
10. En resumen, y como complemento a todo lo dicho, hay que tener en cuenta
que, a pesar de estar ante lo que conocemos como la “educación comprensiva”
muchas veces la solución no va a estar en actuar bajo esas directrices. Si una vez
utilizadas no son resolutivas en modo alguno habrá que acudir a otras formas mas
restrictivas o sancionadoras. Sabemos que el adolescente es una persona que
experimenta ex novo una serie de cambios muy importantes en su vida y que eso le
puede llevar a ciertas actuaciones un tanto irracionales, pero habrá otras
actuaciones que nada tengan que ver con sus problemas adolescentes (o incluso
teniendo) y entonces habrá que atajarlos de otro modo. Lo único que quiero señalar
aquí es que todo tiene un límite y en consecuencia la formación de personas
capaces no solo se debe realizar con el instrumento de la comprensión. En otras
ocasiones serán necesarios instrumentos como la rectitud y la disciplina o, incluso,
la coerción o la sanción. De acuerdo que serán utilizados en último extremo pero
utilizados si realmente llega a ser necesario. Solo así, a mi modo de ver, tendremos
personas capaces que no es sino lo que pretende la educación secundaria.

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