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La exigida reacción jurisdiccional frente a las ilegítimas


condiciones de detención en la Provincia de Buenos Aires .

“El torturador es un funcionario. El dictador es un


funcionario. Burócratas armados que pierden su empleo si
no cumplen con eficiencia su tarea. Eso, y nada mas que
eso. No son monstruos extraordinarios. No vamos a
regalarles esa grandeza”
(Eduardo Galeano, “Días y noches de amor y de guerra)

I. INTRODUCCION. II. CONDICIONES DE DETENCION VERIFICADAS. LA PROGRESIVA


DEGRADACIÓN DESDE LA LEGALIDAD FORMAL A LA ILEGITIMIDAD MATERIAL. III.
CAUSAS QUE HAN CONFIGURADO LA SITUACION VIGENTE. IV. INTERVENCION
JUDICIAL: UN REMEDIO TRANSITORIO AL CONFLICTO. A. LA DETERMINACION DE LOS
CONCEPTOS REGULADOS EN LAS NORMAS JERÁRQUICAS. B. EL ACCESO AL SISTEMA
JUDICIAL DE LOS SUJETOS SELECCIONADOS. C. EL EJERCICIO DEL PODER DIRECTO DE
LOS OPERADORES JUDICIALES. V. CONCLUSIONES

I. INTRODUCCION.
El presente trabajo pretende, en primer término describir la actual situación con que se
cumple en la Provincia de Buenos Aires la privación de la libertad teóricamente legitimada
por una previa decisión jurisdiccional, realidad social que si bien resulta harto conocida no
deja de ser soslayada por determinados operadores del sistema; en segundo término,
analizar las causas que han llevado a la situación actual con que se cumple el encierro, en
la convicción que conocer la génesis de la progresiva deslegitimación permitirá elaborar las
propuestas de reforma; y a partir del panorama fáctico que se habrá de graficar, enunciar
las obligadas respuestas que deben brindarse desde la Jurisdicción para paliar, al menos
temporalmente, las degradantes prácticas carcelarias. Al señalar que las acciones
judiciales siempre han de resultar soluciones parciales, partimos de la base que el conflicto
que nos ocupa, reconoce múltiples causas y su solución definitiva en modo alguno transita
por una única vía. La elaboración de un programa de política criminal transformador, la
reestructuración de las políticas de seguridad, la democratización de la administración de

El presente trabajo es una actualización ampliada del que fuera publicado bajo el mismo título en
www.derechopenalonline.com.ar.-
justicia, la efectiva búsqueda de alternativas a la prisión y la minimización del
encarcelamiento preventivo, resultan los pilares sobre los que habrá de erigirse la definitiva
reforma del sistema. Lamentablemente el discurso del poder se aparta de las soluciones
coyunturales: la importación de las más autoritarias consignas disfrazadas de teorías
–“tolerancia cero” es el ejemplo cabal de ello- y la restricción del beneficio de la
excarcelación, mediante la redacción de un absurdo catálogo de supuestos que pretenden
reducir el ámbito de la decisión judicial, estableciendo parámetros abstractos y antojadizos
tendientes a denegar la libertad, constituyen el marco ideológico sobre el que interactúa el
programa político. Más allá del sombrío panorama que se presenta, los jueces deben
cobrar conciencia que poseen las herramientas para hacer cesar las situaciones de
ilegalidad y que es su deber1 atender a los reclamos dirigidos en ese sentido. Tomaremos
como base de éste trabajo algunos pronunciamientos judiciales que han surgido en la
Provincia de Buenos Aires en éste último período como una especie de paradigma sobre el
cual debe trazarse el camino a seguir.

II. CONDICIONES DE DETENCION VERIFICADAS. LA PROGRESIVA


DEGRADACION DESDE LA LEGALIDAD FORMAL A LA ILEGITIMIDAD
MATERIAL.
En el marco de actuaciones judiciales iniciadas a partir de la interposición de distintos
Habeas Corpus correctivos, se ha logrado comprobar mediante la propia inspección ocular
de los Magistrados a los sitios donde se cumple la detención de los sujetos pasivos del
proceso penal, que aquélla detención que inicialmente se ajustaba a los recaudos formales
que habilitaban la medida, en la práctica se encontraba privada de legalidad debido a las
degradantes condiciones en que se cumplía el encarcelamiento.
En la Provincia de Buenos Aires se ha comprobado un notable incremento de la población
privada de libertad, colapsando la capacidad de las cárceles, circunstancia que determinó
que el gobierno utilizara instalaciones policiales como lugares de detención.
Las estadísticas elaboradas por la Defensoría de Casación Penal al 5 de abril de 2002
establecieron que el cupo legal en Unidades Carcelarias era de 13.332 personas,
existiendo a la fecha consignada 17.383 detenidos alojados en dependencias del Servicio
Penitenciario Bonaerense, lo que implicaba una superpoblación de 4.051 reclusos; por su

1
El fallo 14450/3 de la Sala III de la Cámara Penal de San Isidro, que será materia de análisis en
éste trabajo, inicia su decisión en los siguientes términos: "Autos y Vistos: Los deberes de éste
Tribunal respecto de las condiciones en que se desarrolla la detención de..." (rta. el 31 de mayo de
2000, publicada en NDP 1999/B pag. 589 y sttes").-
parte, con un cupo de 3.110 personas en Seccionales Policiales, se verificó la presencia de
6.888 detenidos en Comisarías, lo que significa una superpoblación de 3.778 internos .
Asimismo, se documenta un crecimiento en la superpoblación en los últimos dos años –
desde mayo 2000 al 5 de abril de 2002- de 4.145 reclusos en Unidades Carcelarias y de
4.788 detenidos en Seccionales Policiales, esto es un incremento de 300 detenidos por
mes; proyectando esa cifra, se estima un exceso de 2500 detenidos más para fin del año
20022 .
La situación es especialmente grave en el ámbito de las Seccionales Policiales. La
ausencia de infraestructura edilicia para alojar detenidos y la carencia de preparación de
los funcionarios de policía para la custodia de detenidos, ha implicado una multiplicación
de los motines y fugas en dichas dependencias3 .
En el Habeas Corpus presentado en forma conjunta por los Defensores Oficiales del
Departamento Judicial de Mar del Plata contra la Comisaría Primera de aquélla ciudad, la
Justicia de Garantías comprobó las arbitrarias condiciones de encierro4: durante los meses
de abril y mayo del año 2000 la superpoblación resultó del 100%, con la consiguiente
insuficiencia de espacio, verificándose que en todos los calabozos existentes, los internos
dormían en el piso sin colchones, situación agravada por las filtraciones que padecía dicho
sector a través de la loza y de las claraboyas, lo que determinaba que el suelo se
encontrara completamente mojado. Los calabozos contaban únicamente con la provisión
de agua fría, la que por cierto resultaba provista de modo poco generoso, si se repara en
que en uno de los calabozos el caño de alimentación del baño se encontraba roto, lo que

2
Resolución del 5 de abril de 2002, a la que es factible acceder desde www.defensapública.org.ar .
Por su parte, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) ha elaborado idénticas estadísticas,
sin perjuicio de destacar que “las plazas de las dependencias policiales no son tomadas aquí, dado
que las comisarías no son lugares de cumplimiento ni de prisión preventiva ni de condena. La
presencia de personas detenidas en dependencias policiales es claramente ilegal y por tanto no
pueden considerarse, bajo ningún aspecto, asimilables a plazas carcelarias” (ver al respecto
www.cels.org.ar).-
3
Diario Hoy (La Plata) del 10.11.02: “el hecho mas violento de éste año tuvo lugar el viernes
[8.11.02] en horas de la tarde, cuando se amotinaron 49 internos de la Comisaría Octava. Fueron
dos horas de extrema tensión que dejó como saldo tres heridos de arma blanca. En tanto, en la
madrugada del jueves, 9 de los 22 detenidos de la Comisaría Tercera de Berisso escaparon por un
pequeño túnel que realizaron debajo de un camastro. La seccional tiene sólo capacidad para tres
detenidos, cuenta con tres celdas de 1,50 por 3 metros, unidas por un pasillo de unos 70
centímetros de ancho. El pasado 7 de octubre, seis detenidos se escaparon de la Comisaría de
Magdalena tras realizar un boquete en el techo de la celda. La seccional tiene capacidad para 8
presos pero alojaba a 19. En la madrugada del 15 de marzo, once detenidos escaparon de la
comisaría Tercera de Ensenada. Los presos habían cavado dos boquetes en una pared y, antes de
huir, dejaron atados a otros seis internos que se negaron a plegarse. En la seccional, con capacidad
para alojar a 6 detenidos, había 17 personas hacinadas”.
4
c. 6418 del Juzgado de Garantías nro. 1 Mar del Plata "González Julio Cesar y otros s/ Habeas
Corpus".
provocaba mas filtraciones y la inutilización del servicio. En la dependencia policial,
ubicada en el centro mismo de la ciudad, se constató que en dos calabozos
originariamente previstos para contraventores - construidos en el año 1901, sin catres ni
cerramiento exterior -, permanecían alojadas dos personas, las que llevaban mas de un
mes durmiendo en el suelo, prácticamente al aire libre. Finalmente, en la inspección al
organismo de seguridad se comprobó que la instalación eléctrica de los recintos era de
220volts, con cableado a la vista y al alcance de los detenidos, lo que implicaba un grave
riesgo para la salud de los internos.
La Sala III de la Cámara de Apelación y Garantías de San Isidro, constató que en la
Comisaría Primera de dicha localidad, 22 detenidos vivían en condiciones de insalubridad y
hacinamiento: en los calabozos la ausencia de luz natural era total, la iluminación artificial
escasa y existía una falta absoluta de ventilación. Los veintidós internos compartían un
total de 74,5metros cuadrados, lo que implicaba una distribución de 1,5 a 1,9 metro
cuadrado para cada uno. Además existían sólo dos baños - sin agua caliente para el aseo
personal- a los que no se podía acceder por la noche; la ausencia absoluta de muebles en
las celdas conllevaba que los detenidos tuvieran que comer sentados en el piso5 .
Durante el mes de febrero de 2001, se comprobó el arbitrario agravamiento de las
condiciones de detención de los reclusos alojados en la Comisaría Segunda de La Plata: la
cantidad de alojados triplicaba el cupo máximo, permaneciendo los mismos en espacios
físicos sin ventilación, sin iluminación natural, sin posibilidad de movilidad corporal, con
cables eléctricos aéreos a la vista, sin patios internos ni espacio físico para que los
detenidos pudieran dormir por la noche en forma simultánea 6.
En el mes de marzo del mismo año, la Justicia de Garantías de La Matanza verificó la
situación de hacinamiento que padecían los detenidos ubicados en la Seccional 5ta de
González Catan: la capacidad de alojamiento resultaba ser de 20 personas, cuando en la
dependencia existían 52 detenidos7 .
Se verificó en el Destacamento Femenino de Mar del Plata que en pleno invierno del año
dos mil, las detenidas carecían de calefacción, alegándose desde las autoridades
problemas en la instalación eléctrica8.

5
Diario Pagina 12 del 27.4.00.
6
Habeas Corpus interpuesto por el Dr. Omar Ozafrain, registrado bajo el nro.de legajo 57/2001 del,
Juzgado Correccional 2 de La Plata, resuelto el 17 de febrero de 2001 (registro 226).-
7
Habeas Corpus presentado por la Dra. Mariana Iacona, registrado bajo el nro. 2431 del Juzgado
de Garantías nro. 1 de La Matanza, resuelto el 6.3.01.-
8
C. 12.300 del Juzgado de Garantías nro. 2 "Detenidas en Destacamento Femenino Mar del Plata
s/ Habeas Corpus correctivo".
En cuanto a la alimentación de los internos, el Ministerio Público de la Defensa detectó, a
través de las Áreas de Ejecución, serias dificultades para el suministro de alimentos
básicos a los detenidos en cárceles y comisarías9 . En la Seccional Segunda de Punta Lara
se corroboraron "gravísimos problemas de hacinamiento e inconvenientes en la
distribución y calidad de la comida"10.
En lo relativo a la salud, durante su visita a la Comisaría de Don Torcuato, los Jueces de
la Sala I de la Cámara de Apelación y Garantías de San Isidro encontraron a los detenidos
con sarna, piojos y hongos, detectándose que un detenido que tenía tuberculosis estaba
viviendo con el resto de la población sin recibir medicamentos ni atención médica11. La
Defensoría de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, ha dado cuenta de la
necesidad de dar cumplimiento a las obligaciones que impone la Ley de Salud Pública
(n°23.978) con relación al S.I.D.A.12 .
El mismo órgano, denuncia las serias dificultades y en algunos casos absoluta
imposibilidad para brindar el legal tratamiento a las personas privadas de libertad para
lograr su adecuada “reforma y readaptación social”, conforme el programa normativo que
establecen los Tratados Internacionales13. Se suma a ello, la ausencia de asistencia y
tratamiento posterior a la liberación, serio déficit para la reinserción social del liberado14 .
Además el agravamiento en las condiciones de detención se traslada a los familiares de
los encarcelados, quiénes deben soportar prácticas vejatorias para poder concretar una
mínima visita a los aprehendidos. En la Seccional 2da de Mar del Plata, el ‘trámite’ que
debía sortearse para que la esposa de un detenido pudiera mantener un contacto familiar
fue descripto ante las autoridades judiciales en los siguientes términos: “...en la segunda
visita, una policía petisita de pelito corto que está ahí, me dijeron que es la Jefa de
Requisas Femeninas, me hizo entrar a una habitación en la cual me hicieron desvestir,
después me hicieron agachar y poner en cuatro patas para revisarme los órganos genitales
y ésta mujer con los guantes que tenía puestos me tocó en la vagina. Yo le dije que no me
tocara y ella me contestó que tenía que revisarme. Después me hizo saltar agachada

9
Resolución de la Defensoría Oficial de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires de 5 de
abril de 2000. Ver www.defensapública.org.ar
10
Diario Clarin del 27.4.00.
11
Diario Clarin del 31.5.00.
12
resolución de fecha 5 de abril de 2002. Ver www.defensapública.org.ar
13
resolución de fecha 5 de abril de 2002. Ver www.defensapública.org.ar
14
resolución de fecha 5 de abril de 2002 (en www.defensapública.org.ar )
desnuda, no se por que motivo, pero me parece denigrante. Recién después me
permitieron tener la visita”15 .
A éste panorama patético debe agregarse un problema aún más grave, que si bien escapa
al objeto de éste informe, no puede ser soslayado. Un informe del Centro de Estudios
Legales y Sociales ha dado cuenta que en el primer semestre del año dos mil, uno de cada
cinco detenidos fue golpeado en comisarías por la policía de la Provincia16 .Otro
relevamiento realizado por la Asesoría de Menores de San Isidro consignó que los
apremios ilegales a menores se duplicaron en los primeros siete meses del año dos mil 17,
al punto que una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos
Aires expresó su "honda preocupación por las torturas, tratos crueles, inhumanos y
degradantes que personal de la policía aplica en forma rutinaria a los chicos detenidos" 18.
Una mirada sobre los centros de detención que dependen del Servicio Penitenciario de la
Provincia de Buenos Aires exhibe un idéntico microcosmos, caracterizado por la aplicación
sistemática de mecanismos de violencia institucional19 y la carencia en las instalaciones
hospitalarias de los mínimos recaudos de salubridad e higiene 20.

15
declaración inserta a fs. 32 de “Morales A. y otros s/ Habeas Corpus contra la Comisaria Segunda
de Mar del Plata”, registrado bajo el nro. 7828 del Juzgado de Garantías nro. 1 de Mar del Plata.
16
ver www.cels.org.ar y diario Pagina 12 del 23.8.00. La estadística indica que sólo en la zona norte
del conurbano bonaerense se registraron durante el año 2000 mas de 280 denuncias por malos
tratos a detenidos (diario Clarín del 22.4.01).
17
Diario Clarin del 31.8.00
18
Diarios Pagina 12 del 30.8.00 y Clarin del 31.8.00.
19
Ha consignado la Sala III de la Cámara Penal de San Isidro: “La sistematicidad con que, prima
facie, hemos calificado el accionar de la Administración Penitenciaria en el interior de la Unidad N°
29 queda expuesta por: 1) la frecuencia de índole calendaria con que los actos de golpiza y en
general de violencia institucional prohibida y descripta, se habrían practicado; 2) la rutina
preparatoria del sujeto pasivo para la golpiza o la violencia que se describe en cada uno de los
relatos de los amparados; 3) su ejercicio en el lugar de la cárcel que carece de cámaras de circuito
cerrado y filmación; 4) por la repetición metodológica de la aplicación del sufrimiento (golpiza en
montonera de plurales personas mientras insultan y amenazan; sumersión forzada de la cabeza en
agua; aplicación de descargas eléctricas; golpes en la planta de los pies). El peligro inminente y
permanente de que los actos denunciados y que analizamos en la presente afecten a cualquiera de
las personas encarceladas en la Unidad viene dado fundamentalmente por el hecho de que los
denunciantes exponen que en los mismos habrían participado en forma directa los oficiales
superiores que ejercen la jefatura del penal. Al converger entonces la sistematicidad y el peligro
inminente y permanente para la vida e integridad física de las personas alojadas en la Unidad N° 29
bajo su actual administración, se plasma un estado de apariencia intensa de la existencia de un
régimen de violencia ilegal que aparejaría, prima facie, un agravamiento ilegítimo y arbitrario de las
condiciones de encarcelamiento de todos los internos”. (Sala III, Exma. Cámara de Apelación y
Garantías, acción de Habeas Corpus registrada bajo el N° 16.765/III, y acumuladas N° 16.732/III
“Ezequiel Víctor s/ Habeas Corpus”, 16.766/III “Verdún Leonardo s/ Habeas Corpus”, 16.767/III
“Lobos Cortez Barreiro Raúl y otros s/ Habeas Corpus”, rta. 16.11.01)
20
ver fallo 14450/3 de la Sala III de la Cámara Penal de San Isidro, rto. el 31 de mayo de 2000,
publicado en NDP 1999/B p. 589 ss.-
En éste contexto, la por sí denigrante atmósfera carcelaria se transforma en un escenario
propicio para la erupción de la violencia contenida.
Ante un panorama como el descripto, la conclusión que se formula resulta demoledora: el
encarcelamiento que originariamente podía encontrarse justificado técnicamente mediante
una decisión judicial en el marco de un proceso penal, se ha convertido en una detención
ilegítima por la realidad carcelaria. Existe entonces una progresiva degradación desde la
legitimidad formal a la ilegalidad material .

III. CAUSAS QUE HAN CONFIGURADO LA SITUACION VIGENTE.


Un informe del Centro de Estudios Legales y Sociales atribuye a cuatro causas el aumento
desproporcionado e irrazonable de detenidos en la Provincia de Buenos Aires21:
1. Ley de excarcelaciones. La legislatura bonaerense aprobó en marzo de 2000 la
ley 12.405 que reformó el Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires,
estableciendo la denegación automática de la excarcelación en el caso de delitos que se
cometan en las siguientes circunstancias: con pluralidad de intervinientes y en forma
organizada; con intervención de uno o mas menores de edad; delitos cometidos en forma
reiterada; por quién estuviere gozando de libertad provisoria anterior; con el uso de armas
de fuego; con el uso de armas de cualquier clase, cuando la pena del delito imputado sea
mayor de tres años de prisión o reclusión; robo simple con violencia en las personas;
homicidios culposos cometidos con vehículos automotores y el imputado se diera a la fuga.
La cuestionable reforma del régimen de excarcelaciones22, llevó a juristas de la talla de
Leopoldo Schiffrin a anticipar: "la libertad provisoria de los imputados quedó reducida al
mínimo. Nadie nos dice donde van a poner a los presos, cuando sabemos que las cárceles
de la provincia están desbordadas. Las atribuciones policiales pueden derivar en apremios
ilegales y torturas. Parece la ley de un gobierno de facto y abre el camino al
autoritarismo"23. Lamentablemente el pronóstico no pudo ser mas acertado.
2. Ataque a las normas que establecen plazos máximos para la duración de la
prisión preventiva. Ante la ineficacia de la política de seguridad y de prevención del delito,
el Poder Ejecutivo decidió acusar al Poder Judicial del aumento de las infracciones. El
21
www.cels.org.ar
22
Han dicho Falcone y Madina al respecto: “resulta evidente que el legislador provincial se ha
excedido en sus atribuciones y se ha creído con derecho a establecer verdaderas medidas de
seguridad disimuladas por medio de la prisión preventiva. Ello así, en tanto ha divorciado el instituto
de la prisión preventiva de la punibilidad con que se castiga el delito y de la peligrosidad procesal. El
retroceso en esta materia es por demás notorio” (Falcone Roberto y Madina, Marcelo “El nuevo
Proceso Penal en la Provincia de Buenos Aires”, pp 312 ss, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2000).
23
Diario Clarin del 19.2.00
gobernador señaló la aplicación de la ley 24390 denominada “ley del dos por uno” como
una de las causas del aumento de los ilícitos. La norma fue derogada en su artículo
respectivo.
3. Egresos transitorios. En el marco de la intervención política en el ámbito judicial
con el falso argumento de preservar la seguridad ciudadana, se reformó el régimen de
ejecución penal prohibiendo para condenados por determinados delitos, las salidas
transitorias de readaptación (ley 12.543). Los egresos transitorios fueron limitados de dos
maneras: se reglamentó el concepto de “circunstancias de excepción” que permiten estas
salidas, reconociéndose solamente los casos de fallecimiento o enfermedad grave
incurable de un familiar o enfermedad del propio detenido que merezca atención externa; y
se denegó la posibilidad de salidas a las personas condenadas por homicidio agravado,
delitos contra la integridad sexual en su formas agravadas, violación seguida de muerte,
tortura seguida de muerte, homicidio en ocasión de robo, incendio seguido de muerte. De
ésta manera se recortaron las atribuciones de los magistrados, que anteriormente
valoraban las circunstancias de excepción en cada caso particular 24.

24
Ley 12.256 de Ejecución Penal Bonaerense. Art. 23. -(Texto Ley 12.543) “Egresos transitorios. El
egreso transitorio de los detenidos, por circunstancias de excepción, será dispuesto por los jefes de
las dependencias que los alberguen, previa aprobación del Juez de Ejecución o Juez competente.
Se entenderán por circunstancias de excepción: 1. El fallecimiento o enfermedad grave incurable en
período terminal de un familiar consanguíneo de hasta segundo grado o por afinidad matrimonial o
relación de hecho. 2. Necesidad de externación por enfermedad o grave afección a la salud que no
pueda ser atendida dentro del Instituto.”
Art. 100-. (Texto Ley 12.543) “El Juez de Ejecución o Juez competente autorizará el ingreso al
régimen abierto y las salidas transitorias de los condenados previo el asesoramiento de la Junta de
Selección, en base a la evaluación criminológica favorable. Este asesoramiento no podrá ser suplido
por ningún otro equipo interdisciplinario ni grupo de admisión y seguimiento del establecimiento en
que se encuentran alojados.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo que antecede, no podrá otorgarse el beneficio del ingreso
al régimen abierto y las salidas transitorias a aquellos condenados por los siguientes delitos:
Homicidio agravado (artículo 80 Código Penal). Delitos contra la integridad sexual, en sus formas
agravadas (artículo 119, párrafo 4, incisos a),b),c),d),e) y f) del Código Penal. Violación seguida de
muerte (artículo 124 del Código Penal). Privación ilegal de la libertad coactiva seguida de muerte
( artículo 142 bis, último párrafo del Código Penal). Tortura seguida de muerte (artículo 144 tercero,
inciso 2) del Código Penal). Homicidio en ocasión de robo (artículo 165 del Código Penal). Incendio
y otros estragos seguidos de muerte (artículo 186 inciso 5) del Código Penal.).
Del mismo modo los condenados por alguno de los delitos reseñados precedentemente, no podrán
obtener los beneficios de la libertad asistida, prisión discontinua o semidetención, salidas transitorias
y salidas a prueba detallados en los artículos 104, 123, 146 y 160, respectivamente, de la presente
Ley. El único beneficio que podrán obtener los condenados por los delitos reseñados en los incisos
1) a 7) del presente artículo y en los últimos seis (6) meses de su condena previos al otorgamiento
de la libertad condicional si correspondiere, es el de salidas transitorias a razón de un (1) día por
cada año de prisión cumplida en los cuales haya efectivamente trabajo o estudiado, siempre que se
cumplimenten las condiciones establecidas en el primer párrafo del presente artículo. Para obtener
este beneficio mediante el estudio, en sus diferentes modalidades el condenado deberá aprobar las
evaluaciones a las que será sometido y demás condiciones imperantes en los artículos 31 a 33 de
esta Ley. A los fines enunciados anteriormente, se considerará trabajo realizado a la labor
4. Avances sobre la independencia del Poder Judicial. El estudio del CELS hace
hincapié en la embestida efectuada durante los años 2000-01 desde el Ejecutivo Provincial
contra la independencia del Poder Judicial, concretada a través del discurso político y las
acciones judiciales25 .
Por nuestra parte, entendemos que otros factores deben agregarse a los ya expuestos. La
ausencia de implementación en la Provincia de los Juzgados de Ejecución Penal, a cuatro
años de funcionamiento del nuevo Código Procesal Penal, ha impedido una
especialización de los operadores judiciales en la temática de la juridización de la pena,
uno de los puntales de la reforma procesal, y un mayor control sobre el cumplimiento de
las garantías de las personas privadas de libertad . Por otra parte, la valoración acrítica por
las agencias judiciales de los informes emitidos por la Junta de Selección del Servicio
Penitenciario Bonaerense, especialmente cuando se funda en criterios vinculados a la
personalidad del condenado (falta de arrepentimiento, falta de conciencia crítica sobre su
pasado, falta de contención familiar, falta de trabajo, etc) vulnera la garantía de
jurisdiccionalidad en la ejecución de la pena26.

efectivamente prestada por el condenado bajo la dirección y control del Servicio Penitenciario de
acuerdo a lo establecido en los artículos 34 a 39 de la presente. Este beneficio no es acumulable,
cuando el trabajo y el estudio se realicen simultáneamente”.
25
En el ámbito de las declaraciones de prensa del Gobernador Ruckauf, cabe traer a colación las
siguientes expresiones: “En un paso mas en su avanzada para lograr la derogación de la ley del
´dos por uno´, el gobernador Ruckauf le dio instrucciones al ministro de Justicia bonaerense , para
que analice la posibilidad de pedir el juicio político de los magistrados que irrazonablemente dejen
en libertad a un asesino cuando no corresponda...Casanovas aseguró que esto ‘no significa una
intromisión’ del Ejecutivo sobre el Judicial, ya que no se puede impedir que se realicen ‘críticas a la
doctrina que se aplica’ para dejar en libertad a personas condenadas” (El Día, 26.10.2000); “El
gobernador ratificó que pedirá jury de enjuiciamiento para cada uno de los jueces que aparezca en
las actitudes que hemos visto últimamente, que permiten libertades con aplicaciones muy laxas del
sistema penal argentino y provincial, que ya de por sí es demasiado suave. También volvió a pedir a
la Legislatura bonaerense que ‘vote de una vez por todas las reformas a la ley de Ejecución Penal
para que no salgan los asesinos antes’” (Diario El Dia, 1.11.2000). Como respuesta: “Las
acusaciones lanzadas por el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf contra los jueces de la Sala IV
que habilitaron la salida transitoria de S.R. cayeron como una bomba sobre el Poder Judicial. La
respuesta no se hizo esperar. Ayer, la Suprema Corte bonaerense intimó a Ruckauf a que en el
´término de 24 horas´ presentara pruebas sobre las ‘presuntas irregularidades’ en la Justicia. Al
mismo tiempo, la Cámara de Apelaciones y Garantías en pleno –integrada entre otras por la Sala
IV– redactó un acuerdo extraordinario presentado ante el órgano máximo de la Justicia platense, en
términos durísimos contra el Poder Ejecutivo. También el Consejo Directivo del Colegio de
Magistrados de La Plata apuntó sus cañones contra el gobernador por medio de una solicitada en la
que expresaba su ‘más profundo repudio’ por lo que consideró ‘una inadmisible intromisión en la
órbita del Poder Judicial” (Diario Página 12, 9.3.2000). En el plano de las acciones judiciales
concretas, el informe del CELS da cuenta que a pedido de un senador del partido oficialista se inició
un expediente en la Procuración de la Corte, destinado a investigar la conducta de dos jueces
penales que habían aplicado la ley de manera distinta a la propuesta por el Poder Ejecutivo; y que el
Senado de la Provincia aprobó un pedido de informes sobre la actuación de una Cámara de
Apelaciones [Sala III San Isidro]. Ver al respecto www.cels.org.ar .
IV. INTERVENCION JUDICIAL: UN REMEDIO TRANSITORIO AL CONFLICTO.
La ilegitimidad de una prisión cumplida en las condiciones revisadas, se infiere del cotejo
de los mandatos que informan nuestra legislación positiva y en las normas internacionales
de Derechos Humanos incorporadas a nuestro ordenamiento (art. 75 inc. 22 CN).
En el marco constitucional, la Declaración Universal de Derechos Humanos establece en
su art. 5to que "Nadie será sometido a torturas, ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes"27 .
Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos señala en su artículo
10: "1. Toda persona privada de libertad será tratada humanamente y con el respeto
debido a la dignidad inherente al ser humano. 2. a) Los procesados estarán separados de
los condenados, salvo en circunstancias excepcionales, y serán sometidos a un
tratamiento distinto, adecuado a su condición de personas no condenadas; b) Los
menores procesados estarán separados de los adultos y deberán ser llevados ante los
tribunales de justicia con la mayor celeridad posible para su enjuiciamiento. 3. El régimen
penitenciario consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial será la reforma y la
readaptación social de los penados. Los menores delincuentes estarán separados de los
adultos y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su edad y condición jurídica."28 .
26
Apunta Bombini: “se advierte con preocupación que una decisión trascendental como es la
vinculada al ingreso y a la reubicación del procesado en cualquiera de las modalidades de
asistencia mencionadas se deje en manos de la Jefatura del Servicio Penitenciario (art. 70 y 28, 29).
Ello -en modo alguno se subsana con la comunicación al Juez competente del movimiento y
distribución de los procesados- y compromete seriamente la garantía de estricta jurisdiccionalidad.
Por tanto, concluyo que por su naturaleza la decisión debe ser tomada por la autoridad judicial, pero
además no en función de la valoración de informes de conducta -absolutamente subjetivos- sino
frente a la constatación fehaciente de indicadores fácticos de tipo objetivo que permitan afirmar la
existencia de problemas de convivencia y los riesgos que ello conlleva (art.69)” (Bombini, Gabriel
“Balances y perspectivas de la ejecución de la pena privativa de la libertad en la Provincia de
Buenos Aires” en www.derechopenalonline.com.ar )
27
Afirma Zaffaroni que en América Latina se pretende minimizar la importancia del derecho
internacional de los derechos humanos, por parte de cierto sector doctrinario, que se resiste a
incorporar su normativa a la elaboración dogmática. Agrega el autor “la minimización del derecho
internacional de los derechos humanos pierde de vista su general sentido histórico, reducido a un
puro juego normativo, afirmando que la Declaración Universal es una mera expresión de deseos de
contenido ético y no jurídico. Esta curiosa tesis, nunca sostenida seriamente en el campo jurídico,
pasa por alto que si el resto del derecho no sirve para preservar los contenidos de esa declaración,
no es útil al ser humano y queda reducido a un mero ejercicio del poder al servicio de los sectores
hegemónicos, o sea que, desligitimando todo el derecho como mero ejercicio del poder, se legitima
cualquier violencia que se le oponga”. (Zaffaroni, Eugenio Raúl “Derecho Penal. Parte General”, pp.
197 ss, Ediar, Buenos Aires 2000).-
28
En el punto 5to de la observación general sobre la aplicación de éste artículo, se indica: "se invita
a los Estados Partes a indicar en sus informes si aplican las normas pertinentes de las Naciones
Unidas relativas al tratamiento de los detenidos, es decir, las Reglas mínimas para el tratamiento de
los reclusos (1957), el Conjunto de Principios para la Protección de Todas las Personas Sometidas
a Cualquier Forma de Detención o Prisión (1988), el Código de conducta para funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley (1978) y los Principios de ética médica aplicables a la función del
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, prescribe en su art.
XXV que "todo individuo que haya sido privado de su libertad...tiene derecho también a un
tratamiento humano durante la privación de su libertad" .
El art. 5to de la Convención Americana de Derechos Humanos establece en lo conducente:
“1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral. 2.
Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente
al ser humano. [...] 4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en
circunstancias excepcionales y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición
de personas no condenadas. [...] 6. Las penas privativas de libertad tendrán como finalidad
esencial la reforma y la readaptación social de los condenados”.
En el derecho positivo interno, resultan de aplicación el art. 18 CN y el 30 de la
Constitución de la Provincia de Buenos Aires. La primera de las normas citadas, verdadera
declaración de principios en materia de garantías individuales, establece que "...las
cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos,
detenidas en ellas...". Por su parte la disposición provincial, establece: "las prisiones son
hechas para seguridad y no para mortificación de los detenidos. Las penitenciarías serán
reglamentadas de manera que constituyan centros de trabajo y moralización. Todo rigor
innecesario hace responsable a las autoridades que lo ejerzan".
Sin embargo las normas citadas no han dado solución al conflicto. Son múltiples los
factores que inciden para que no se cumplan los mandatos legales. Por un lado, pareciera
que determinados operadores de las agencias penales no se percatan del colapso del
sistema, tal vez por falta de control de la situación que padecen diariamente los sujetos
encarcelados. Por otra parte, coincidimos con la opinión de Marcos Salt en cuanto a la
conveniencia de elaborar estándares de condiciones carcelarias que le den un sentido
concreto a las garantías constitucionales, fijando el nivel mínimo de requisitos de encierro
carcelario que el Estado debe brindar, de modo de limitar el arbitrio judicial y evitar que la
detención devenga ilegítima29 .

personal de salud, especialmente los médicos, en la protección de personas presas y detenidas


contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (1982)".

29
Salt, Marcos "Los derechos fundamentales de los reclusos" con Iñaki Rivera Beiras, pp. 178 y ss,
Editores Del Puerto, 1999; "El derecho a condiciones carcelarias dignas y un fallo ejemplar", NDP
1999/B.
Se plantean entonces tres cuestiones a dirimir: en primer lugar, elaborar un programa que
brinde precisión a los preceptos constitucionales; en segundo término, analizar el
mecanismo para garantizar el efectivo acceso a la justicia de los reclusos, no ya desde el
aspecto vinculado a su situación procesal sino en la órbita del control por los operadores
judiciales de la situación carcelaria; y finalmente, describir las respuestas que puedan
darse desde la jurisdicción ante la comprobación de condiciones carcelarias ilegítimas.

A. La determinación de los conceptos regulados en las normas jerárquicas.


Con relación a la cuestión asociada a la imprecisión de los textos legales, nos parecen
apropiadas las palabras con las que culmina Bombini su investigación sobre Poder Judicial
y Cárceles en nuestro país, remarcando que resulta fundamental proporcionar a los
operadores jurídicos las herramientas que les permitan asegurar el cumplimiento de los
derechos de las personas privadas de libertad, para permitirles ejercitar con mayor eficacia
su derecho de resistencia30. La Cámara de Apelación y Garantías Penal de San Isidro ha
sostenido al respecto que "la parquedad de la ley de ejecución tanto respecto de la
definición de las características precisas que debe observar el encarcelamiento legítimo de
una persona, como respecto de las consecuencias específicas de su infracción, no puede
erigirse en un enigma irresoluble que, so color de silencio legal, impida, en definitiva, todo
contralor eficaz de los derechos de las personas detenidas"31 .
En éste plano, nos parece que el problema puede ser en parte superado cotejando la
interpretación que le ha dado el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos y especialmente la Corte Interamericana de
Derechos Humanos –conjuntamente con la Comisión Interamericana- a las garantías
enunciadas.
Desde ésta óptica, adquiere relevancia precisar el alcance que debe darse a la noción de
tortura del artículo 1ero de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes y determinar qué implica un trato inhumano o degradante
durante el período de detención.
La Convención Interamericana contra la Tortura define la tortura en su artículo 2, como
“todo acto realizado intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o
sufrimientos físicos o mentales, con fines de investigación criminal, como medio
intimidatorio, como castigo personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier

30
Bombini, Gabriel "Poder Judicial y Cárceles en la Argentina", Ad-Hoc, 2000
31
Habeas Corpus interpuesto a favor de L.A.Araya Vallejos y otros, resuelto con fecha 20 de febrero
de 2001 por la Sala III de la Exma. Cámara de Apelación y Garantías de San Isidro (causa 15.601)
otro fin. Se entenderá también como tortura la aplicación sobre una persona de métodos
tendientes a anular la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o mental,
aunque no causen dolor físico o angustia psíquica. No estarán comprendidos en el
concepto de tortura las penas o sufrimientos físicos o mentales que sean únicamente
consecuencia de medidas legales o inherentes a éstas, siempre que no incluyan la
realización de los actos o la aplicación de los métodos a que se refiere el presente
artículo”.
Sin embargo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha señalado recientemente que
ciertos actos que fueron calificados en el pasado como tratos inhumanos o degradantes,
no como torturas, podrían ser calificados en el futuro de una manera diferente, es decir,
como torturas, dado que a las crecientes exigencias de protección de los derechos y de las
libertades fundamentales, debe corresponder una mayor firmeza al enfrentar las
infracciones a los valores básicos de las sociedades democráticas 32.
Tanto la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes como la Convención Interamericana sobre el mismo tema, contempla la
posibilidad que la tortura no sólo sea cometida mediante el ejercicio de la violencia física,
sino también a través de actos que produzcan en la víctima un sufrimiento físico, psíquico
o moral agudo.
La jurisprudencia internacional ha ido desarrollando la noción de tortura psicológica33 . El
Tribunal Europeo ha estimado que debe tomarse en cuenta, a efectos de determinar si se
ha violado el artículo 3ero de la Convención Europea de Derechos Humanos, no sólo el
sufrimiento físico sino también la angustia moral34 . El Comité de Derechos Humanos de
Naciones Unidas ha calificado la amenaza de hacer sufrir a una persona una grave lesión
35
física como “tortura psicológica” . La Corte Interamericana sostuvo que “la infracción del
derecho a la integridad física y psíquica de las personas es una clase de violación que
32
TEDH, Mahmut Kaya vs Turkey, rta. 28 de mayo de 2000, para. 117. En igual sentido, el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos ha señalado, refiriéndose al artículo 3ero de la Convención
Europea de Derechos Humanos que el mismo “prohibe en términos absolutos la tortura y las penas
o tratos inhumanos o degradantes, cualesquiera que sean los actos de la víctima. El artículo 3 no
prevé ninguna excepción, en lo cual contrasta con la mayoría de los preceptos de la Convención [...]
y [...] no admite derogación ni siquiera en el caso de un peligro público que amenace a la vida de la
nación” (TEDH, Irlanda vs. Reino Unido, rta. 18 de enero de 1978, Series A Vol. 25, para 163). El
mencionado Tribunal ha precisado que dicha prohibición rige aún en las circunstancias más difíciles
para el Esado, tales como las que se configuran bajo la agresión del terrorismo y el crimen
organizado a gran escala. (Cfr. TEDH, Labita vs. Italia, rta. 6 de abril de 2000, para 119; Selmouni
vs Francia, rta. 28 de july de 1999, para. 95; Chahal vs. Reino Unido, rta. 15 de noviembre de 1996,
Reportes 1996-V, paras. 79 y 80; Tomasi vs. Francia, rta. 27 de agosto de 1992, Series A. Vol. 241-
A, para 115).
33
Corte IDH, Cantoral Benavidez. Sentencia del 18 de agosto de 2000. Serie C nro. 69, parr. 102.
34
TEDH, Soering v. United Kingdom, rta. 7 de julio de 1989, Series A Vo. 161, para. 110 y 111.
tiene diversas connotaciones de grado y que abarca desde la tortura hasta otro tipo de
vejámenes o tratos crueles, inhumanos o degradantes cuyas secuelas físicas y psíquicas
varían de intensidad según los factores endógenos y exógenos. [...] El carácter degradante
se expresa en un sentimiento de miedo, ansia e inferioridad con el fin de humillar, degradar
y de romper la resistencia física y moral de la víctima. [...]Todo uso de la fuerza que no
sea estrictamente necesario por el propio comportamiento de la persona detenida
constituye un atentado a la dignidad humana en violación del artículo 5 de la Convención
Americana. Las necesidades de investigación y las dificultades innegables del combate al
terrorismo no deben acarrear restricciones a la protección de la integridad física de la
persona” 36.
De modo tal que los límites entre la noción tradicional de tortura y el concepto de tratos
inhumanos y degradantes han sido progresivamente estrechados por los tribunales
internacionales.
Mas allá de lo expuesto, interesa ahora examinar que situaciones concretas han sido
catalogadas bajo la denominación de tratos crueles, inhumanos o degradantes por la
jurisprudencia en la materia.
En éste sentido, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha sostenido que la
detención de un preso con otras personas, en condiciones que representan un peligro serio
para su salud, constituye una violación del art. 7 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos37 . Señaló también que se violó el artículo 10.1 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos en el caso de un detenido que permaneció recluido en una
cárcel donde se hacinaban treinta personas en cada celda, los que estaban expuestos al
38
frío y al viento y utilizaban colchones y mantas empapadas de orines . Y afirmó que no
facilitar la comida necesaria y las instalaciones de esparcimiento adecuadas implica una
violación al art. 10 del PIDCP39.
Desde sus primeras sentencias, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
sostenido que “el aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva a los que se ve
sometida la víctima representan, por sí mismos, formas de tratamiento cruel e inhumano,

35
Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos. Miguel Angel Estrella vs. Uruguay, No. 74/1980
de 29 de marzo de 1983, párrs 8.6 y 10.
36
Corte IDH, Loayza Tamayo. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C, No 33, párr 57-8
37
Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, Moriana Hernández Valentini de Bazzano c.
Uruguay, No 5/1977 del 15 de agosto de 1979, párrs. 9 y 10.
38
Caso Griffin v Spain (493/1992).
39
Caso Kelly v Jamaica (253/1987) .
lesivas a la integridad psíquica y moral de la persona y del derecho de todo detenido al
respeto debido a la dignidad inherente al ser humano”40 .
En el caso Suarez Rosero, la Corte sostuvo que el aislamiento del mundo exterior produce
en cualquier persona sufrimientos morales y perturbaciones psíquicas, la coloca en una
situación de particular vulnerabilidad y acrecienta el riesgo de agresión y arbitrariedad en
las cárceles41.
En Cantoral Benavides, la Corte Interamericana consideró que la detención bajo un
aislamiento riguroso, hacinado con otros presos en una celda pequeña, sin ventilación ni
luz natural, con acceso extremadamente restringido a las visitas y deficiente atención
médica implicaban una violación a los artículos 5.1 y 5.2 de la Convención Americana42 .
En Hilaire, Constantine, Benjamin y otros, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos indicó que en su detención previa al juicio, los detenidos padecieron los efectos
de un grave congestionamiento carcelario, por lo que se veían obligadas a dormir de pie o
sentadas. Además, las celdas carecían de un sistema higiénico adecuado, de luz natural y
de ventilación suficiente, con el agravante de que permanecían confinadas en ellas por
veintitrés o más horas al día. Por su parte, en la reciente sentencia dictada en el caso
citado, la Corte Interamericana consideró que las precitadas condiciones de detención
constituyen tratos crueles, inhumanos o degradantes, ya que los accionantes se
encontraban viviendo en situaciones que afectaban su integridad física y psíquica43 .
La cuestión de las requisas a familiares de detenidos durante las visitas a los centros de
detención ha sido abordada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en un
caso que tenía a nuestro país como Estado demandado y cuyo antecedente fáctico resulta
equiparable al panorama descripto en la Provincia de Buenos Aires44. La Comisión

40
Corte IDH, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales. Sentencia de 15 de marzo de 1989. Serie C No. 6,
párr. 136; Caso Godínez Cruz. Sentencia de 20 de enero de 1989. Serie C No. 5, párr. 140 y Caso
Velásquez Rodríguez. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4, párr. 134
41
Corte IDH, Caso Suarez Rosero. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C No. 35, párr 90.
42
Corte IDH, Caso Cantoral Benavides. Sentencia del 18.8.00. Serie C nro. 69, párrs. 85, 104/6.
Benavides permaneció mantenido en condiciones de incomunicación durante los primeros ocho
días de su detención (párr. 63.e), recordando la Corte que la incomunicación debe ser excepcional y
que su uso durante la detención puede constituir un acto contrario a la dignidad humana.
43
Corte IDH, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros. Sentencia del 21 de junio de 2002, párrs
154 y 169. Para arribar a su decisión, la Corte valoró especialmente la prueba pericial producida por
los peritajes de Vivien Stern y Andrew Coyle, quiénes dictaminaron que la combinación de todos
estos aspectos de un tratamiento carcelario aplicado rutinariamente por largos períodos de tiempo a
los prisioneros, constituye un trato cruel, inhumano o degradante que viola el artículo 5.2 de la
Convención Americana de Derechos Humanos.
44
Informe 38/96 Comisión Interamericana de Derechos Humanos , aprobado por la Comisión el 15
de octubre de 1996. El texto del informe puede consultarse en Nueva Doctrina Penal 1997/A, pags.
459 y sttes, con comentario de Marcos Salt.
concluyó que para establecer la legitimidad de una revisión o inspección vaginal, en un
caso en particular, es necesario que se verifiquen estos requisitos: tiene que ser
absolutamente necesaria para lograr el objetivo legítimo específico; no debe existir medida
alternativa alguna; debería en principio ser autorizada por orden judicial y debe ser
realizada únicamente por profesionales de la salud. Señaló la Comisión que otros
procedimientos menos restrictivos, como la inspección de los internos en sus celdas, o
después de una visita de contacto personal y la sustitución del registro manual por
sensores no intensivos u otras técnicas no táctiles apropiadas, constituyen medios más
razonables y eficientes para garantizar la seguridad interna sin vulnerar los arts. 5, 11 y 17
de la Convención Americana de Derechos Humanos45 .

B. El acceso al sistema judicial de los sujetos seleccionados .


El presente tópico debe partir de una premisa básica: exigir de los órganos jurisdiccionales
el control periódico y regular de los lugares donde se cumple el encarcelamiento preventivo
o la sanción punitiva. Es oportuno traer a colación lo dispuesto en el Código de Conducta
para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, adoptado por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en su resolución 34/169 del 17 de diciembre de 1979 que en su
artículo primero establece "los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley cumplirán
en todo momento los deberes que les impone la ley, sirviendo a su comunidad y
protegiendo a todas las personas contra actos ilegales, en consonancia con el alto grado
de responsabilidad exigido en su profesión"46 ; el segundo artículo del código establece que
"en el desempeño de sus tareas, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley
respetarán y protegerán la dignidad humana y mantendrán y defenderán los derechos
humanos de todas las personas" .
A efectos de hacer operativas dichas exigencias, la Suprema Corte de Justicia de Buenos
Aires, mediante Acuerdo 3028 del 27 de febrero 2002 , extendió la obligación surgida en el
Acuerdo 2061 de los Presidentes de las Cámaras de Apelación y Garantías de realizar

45
Destaca Salt que en el momento en que se pronunció la Comisión, la ley 24.660 –que
contemplaba la sustitución del registro manual por sensores no intensivos- no había sido aún
sancionada, pese a lo cual el Estado argentino incluyó en uno de sus descargos, el texto del
proyecto enviado al parlamento por el Poder Ejecutivo. La Comisión reconoció al avance argentino
los avances en su legislación, pero consideró que el nuevo texto normativo no cumple con todas las
exigencias en la materia.
46
El comentario del artículo incluido en el código señala "la expresión `funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley' incluye a todos los agentes de la ley, ya sean nombrados o elegidos, que
ejercen funciones de policía, especialmente las facultades de arresto o detención".
visitas trimestrales a las Unidades Carcelarias con asistencia de jueces y funcionarios del
fuero, también a las Seccionales Policiales.
Por su parte, el art. 65 de la Ley 12.061 del Ministerio Público de la Provincia de Buenos
Aires impone a los Fiscales la obligación de constituirse en el lugar de alojamiento de los
detenidos en caso de sospecharse alguna irregularidad, donde controlará las condiciones
físicas del imputado, y de ser necesario dispondrá su asistencia; las condiciones del lugar
de detención, disponiendo lo que corresponda cuando éstas no sean adecuadas; el
cumplimiento estricto de todos los derechos y garantías del imputado. Por su parte, el
Procurador General ante la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires con
fecha 19 de marzo de 2002 dictó la resolución 064/02 por medio de la cual se impone a los
miembros del Ministerio Público la realización de visitas a establecimientos carcelarios y
comisarías, debiendo elevar informes quincenales y mensuales.
Además del compromiso que deben tomar para sí los operadores del sistema de velar por
el cumplimiento de la ley, y de actuar oficiosamente ante una acción irregular, la vía legal
que le asiste a los reclusos es la del Habeas Corpus correctivo, prevista en el art. 405 del
Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires. La utilización de éste remedio por
parte de los propios detenidos, implica relevar a los internos de cualquier tipo de formalidad
en la interposición de ésta vía de excepción, de modo que toda manifestación de las
personas encarceladas que implique una denuncia de agravamiento en las condiciones de
detención, debe significar el inicio del trámite del Habeas Corpus, sin perjuicio del eventual
traslado que se pueda conferir a la Defensa para delinear técnicamente el contenido de la
pretensión47. En concordancia con lo expuesto, se ha sostenido que “mal podría
entenderse que para amparar a un encarcelado de peligros graves para su vida o
integridad, debiera seguirse un proceso de averiguación y prueba como el que exige el
ordenamiento procesal para autorizar el ejercicio de una imputación y el emprendimiento
de una persecución penal contra una persona, toda vez que el Habeas Corpus no tiene por
objeto la persecución penal, sino el resguardo de los derechos inalienables de la persona,

47
Principio 32 del Conjunto de Principios para la protección de todas las personas sometidas a
cualquier forma de detención o prisión, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas
en su resolución 42/173 del 9 de diciembre de 1988 “1. La persona detenida o su abogado tendrá
derecho a interponer en cualquier momento una acción, con arreglo al derecho interno, ante un juez
u otra autoridad a fin de impugnar la legalidad de su detención y si ésta no fuera legal, obtener su
inmediata liberación. 2. El procedimiento previsto en el párrafo 1 del presente principio, será sencillo
y expedito y no entrañará costo alguno para el detenido, si éste careciere de medios suficientes. La
autoridad que haya procedido a la detención llevará sin demora injustificada al detenido ante la
autoridad encargada del examen del caso”.
por lo que su operatividad no depende del perfeccionamiento de los extremos exigidos por
la persecución penal”48 .

C. El ejercicio del poder directo de los operadores judiciales.


Finalmente, arribamos al momento de la acción judicial, entendida ésta como la puesta en
funcionamiento de los mecanismos legales para asegurar el cumplimiento de la ley.
Coincidimos con Salt en cuanto a que el objeto primario perseguido con el Habeas Corpus
correctivo no es la libertad del interno sino la modificación de las condiciones de
agravamiento del encierro que lo tornan ilegítimo, de manera que si un encarcelado
formula su reclamo por no recibir la alimentación adecuada, la solución resultará arbitrar
los medios para que se suministre al detenido la alimentación necesaria49.
Ha constituido un hito en materia del compromiso jurisdiccional respecto a las condiciones
en que debe cumplirse la detención, la sentencia de la Sala III de la Cámara Penal de San
Isidro del 31 de mayo de 200050. En ese brillante decisorio se mencionan a las Reglas
Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de las Naciones Unidas como una guía en la
aplicación del derecho interno51 ; se destacan algunas pautas del Reglamento de Detenidos
en la Provincia de Buenos Aires - especialmente en lo que concierne a las medidas que
deben cumplir los calabozos-52, como documento de valor prescriptivo que establece un
mínimo imposible de transgredir por cualquier otro tipo de encierro; y se subraya la Ley de

48
Sala III, Exma. Cámara de Apelación y Garantías, acción de Habeas Corpus registrada bajo el N°
16.765/III, y acumuladas N° 16.732/III “Ezequiel Víctor s/ Habeas Corpus”, 16.766/III “Verdún
Leonardo s/ Habeas Corpus”, 16.767/III “Lobos Cortez Barreiro Raúl y otros s/ Habeas Corpus”, rta.
16.11.01
49
Salt, Marcos "Los derechos fundamentales de los reclusos" con Iñaki Rivera Beiras, pag. 287 y
sttes, Editores Del Puerto, 1999. En el Habeas Corpus registrado bajo el nro. 2431 del Juzgado de
Garantías 1 de La Matanza, rto. el 6.3.01, se dispone en su punto II oficiar al Titular de la Jefatura
Departamental de Seguridad La Matanza “haciéndole saber que deberá disponer lo necesario para
brindarle alimentación adecuada y provisión de agua caliente a los detenidos alojados de la referida
Seccional, como asimismo la adecuada limpieza de instalaciones y calabozos en forma regular”.
50
fallo 14450/3 de la Sala III de la Cámara Penal de San Isidro, rto. el 31 de mayo de 2000,
publicada en NDP 1999/B pag. 589 y sttes.-
51
adoptadas en el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente, las Reglas 9 a 20 resultan un minucioso catálogo de los recaudos que
deben cumplir los locales donde se alojen reclusos.
52
Art. 26: “Los calabozos a que hace referencia esta Reglamentación deberán poseer las siguientes
condiciones mínimas de construcción y seguridad: a) celdas individuales: 2,80mts de largo por
2,00mts. de ancho por 2,50mts de alto. Poseerá una tarima y elementos indispensables sanitarios.
b) celdas comunes: 4,80mts de largo por 4,80mts de ancho por 2,50mts de alto. Poseerá las tarimas
que permita el espacio, pudiéndose utilizar superpuestas y artefactos sanitarios; c) su construcción
deberá ofrecer las máximas condiciones de seguridad, empleándose medios que imposibiliten toda
violencia mientas que sus cerraduras deberán ajustarse al sistema de cerrojo con candados o
similares que brinden igual seguridad; d) toda celda deberá luz solar y ventilación directa;
mensualmente se procederá a su desinfección”.
Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad 24.660 como de un alto valor orientador
atendiendo a sus específicas regulaciones sobre aspectos vinculados al conflicto.
Asimismo, se han adoptado mecanismos que procuran controlar el estado de salud de los
internos y evitar la aplicación de tormentos por parte de las fuerzas de seguridad: “dado
que el principal riesgo a que se ven sometidos los internos consiste en la posibilidad de
sufrir algún menoscabo en su integridad física, creo debido establecer sobre el Sr. Jefe del
Servicio Penitenciario Provincial la obligación de hacer examinar médicamente los internos
en el momento inmediato a su reintegro a una dependencia a su cargo, por un profesional
que no dependa de esa institución. Asimismo, deberá también el Sr. Jefe del Servicio
Penitenciario Provincial disponer lo necesario a fin de que exámenes médicos quincenales,
practicados por galenos ajenos al SPPBA, sean remitidos a los Magistrados a disposición
de los cuales se encuentran detenidos los nombrados” 53.
Con relación a la reforma operada en el régimen de excarcelaciones, han mediado
diversas resoluciones declarando la inconstitucionalidad de las causales restrictivas
introducidas en el art. 171 del ordenamiento adjetivo54 o prescindiendo de su aplicación
sobre la base de normas internacionales y de derecho penal sustantivo. La Justicia de
Garantías de San Martín sostuvo: “el art. 171 inc. ‘F’ del CPP –según ley 12.405- que
establece que no será excarcelable el delito cometido con violencia en las personas en el
caso de robo simple, lejos de reglamentar el instituto de la excarcelación previsto sin
distinción de delitos por el art. 21 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, lo
cercena oponiéndose frontalmente a las normas constitucionales (...) implica imponer
prisión preventiva a quién tiene razonables expectativas de una pena en suspenso,
decretándose una tutela desproporcionada al valor cautelado, dándose el verdadero
absurdo de que mientras el sujeto fue inocente debió estar preso, para recuperar su
libertad al ser declarado culpable” 55 .
La cuestión de las requisas íntimas a familiares de detenidos fue abordada en todos sus
controvertidos aspectos en el Habeas Corpus 7828 del Juzgado de Garantías nro. 1 de

53
Habeas Corpus interpuesto a favor de L.A.Araya Vallejos y otros, resuelto con fecha 20 de febrero
de 2001 por la Sala III de la Exma. Cámara de Apelación y Garantías de San Isidro (causa 15.601)
54
En éste punto, tiene dicho la CSJN que la limitación de la libertad personal durante el proceso
motivada en el reproche o la repulsa social de ciertas conductas –por mas aberrantes que puedan
ser-, como remedio tendiente a combatir el auge de determinada delincuencia ante la necesidad
mayor protección a determinados bienes jurídicos, importa alterar arbitrariamente los ámbitos
propios de las distintas esferas constitucionales para el ejercicio de prerrogativas legisferantes y
desvirtúa la naturaleza cautelar de la prisión preventiva al convertirla en una verdadera pena
anticipada” (CSJN, in re “Nápoli, Erika” LL 26 de abril de 1999)
55
c. “Sacco, Sergio y otro” Juzgado de Garantías nro. 2, San Martín, rta. 24.3.00, LL BsAs, abril de
2000, pp375 ss.
Mar del Plata. En la decisión judicial, se determinó que las requisas íntimas que se
realizaban en el ámbito de la Seccional Segunda de esa ciudad no resultaban legales, en
la medida que no se apoyaban en norma o reglamentación administrativa alguna, además
de no respetar el principio de excepcionalidad, como consecuencia de practicarse de modo
general sin que exista una sospecha previa sobre las personas que sufrían la intrusión,
fundada en hechos objetivos que permitieran sustentar razones de seguridad. Además se
destacó que no se había intentado poner en marcha un método alternativo menos gravoso,
ni tampoco se demostró que dichas variables resultaran de imposible ejecución. De éste
modo se resolvió: “disponer el cese de las requisas vaginales efectuadas sobre las visitas
de los detenidos alojados en la seccional segunda, dispuestas por su titular, haciéndole
saber que en caso de resultar necesaria por razones de seguridad, deberá fundar la
misma, con comunicación al Juez de la causa o de Garantías en turno y deberá ser
practicada por profesionales de la salud”.56
Con relación a la superpoblación de las estructuras carcelarias, las soluciones que se
proponen al gravísimo problema del hacinamiento en la Provincia de Buenos Aires,
podemos agruparlas en dos grupos: materiales y procesales.
En el primer campo, la medidas que debe adoptar la Judicatura resultan las siguientes:
1. Limitación del cupo de reclusos. Se entiende ésta decisión como la fijación de
una cantidad máxima de personas a alojar por calabozo o pabellón penitenciario o bien
por dependencia policial o unidad carcelaria. En el curso de una acción de amparo iniciada
por el propio Ministerio Público Fiscal, el Poder Judicial ordenó la clausura del calabozo 1
de la Seccional Tercera de Mar del Plata, así como "Hacer saber al Comisario Titular de la
Seccional 3era que en el remanente calabozo 2 no podrán en lo sucesivo ser alojadas mas
de ocho personas privadas de libertad por el motivo que fuere" 57. Las decisiones de limitar
el cupo de internos resultan de utilidad para preservar la legitimidad del encierro en el
centro de alojamiento que se beneficia con la resolución. Nuevamente: son decisiones de
emergencia que no solucionan la cuestión de fondo. El problema radica en que
habitualmente los detenidos son entonces trasladados a otros centros carcelarios que se
encontraban en una situación algo mas aliviada en cuanto a su capacidad, pero que al

56
“Morales A. y otros s/ Habeas Corpus contra la Comisaria Segunda de Mar del Plata”. Registrado
bajo el nro. 7828 del Juzgado de Garantías nro. 1 de Mar del Plata. En la resolución del Habeas
Corpus se sostiene: “el mantenimiento de dichas prácticas vejatorias implican indirectamente un
agravamiento ilegítimo de las condiciones en que se cumple la detención, habida cuenta que de no
tolerar las mismas las visitas, se privaría a los aprehendidos del contacto familiar”.-
57
"Unidad Fiscal de Juicio contra Gobierno de la Provincia de Buenos Aires s/ amparo", causa 692
del Tribunal en lo Criminal nro. 3 de Mar del Plata, rta. el 3 de abril de 2001.
recibir los nuevos internos ve desbordado sus controles. En éste punto, la verdadera
discusión radica en determinar si se quiere más cárceles o menos presos. Por lo pronto,
una opción válida sería el método del “numerus clausus”, esto es la de establecer una
cantidad predeterminada de personas para alojar en cada unidad penitenciaria. Slokar
destaca que si una unidad penitenciaria fue proyectada para la convivencia de quinientos
presos, solamente pueden alojarse de modo efectivo esa cantidad de personas. Cuando se
llega al número quinientos uno, se debe escoger entre los internos más próximos a la
obtención de cumplimiento de la pena para generar una vacante con su soltura mediante la
condición de determinadas reglas o, caso contrario, impedir el ingreso de un nuevo
detenido58 .
2. Traslado de internos. La medida tiende al descongestionamiento de los centros
de detención que sufran la mayor superpoblación carcelaria, con el objeto de distribuir
equitativamente a los reclusos por los diversos organismos. Desde ésta óptica se ha
dispuesto “Hacer lugar a la petición de Habeas Corpus...y ordenar el urgente traslado de
detenidos al Servicio Penitenciario Provincial hasta normalizar la capacidad de alojamiento
de la Seccional Matanza 5ta `González Catan´ (arts. 415 y cttes CPP)” 59; en igual sentido se
ha resuelto “1. Ordenar el cese de la detención de los internos....en la Unidad Penal nro. 1
del Servicio Penitenciario Bonaerense. 2. Disponer que todo traslado de los internos
nombrados desde su actual lugar de alojamiento a otro establecimiento deberá contar con

58
Slokar, Alejandro “Indice para una progresión garantista y reductora de la praxis carcelaria”, en
Revist Garantías, n° 2, www.defensapublica.org.ar . En relación al sistema de condenados en “lista
de espera” instaurado en Noruega, ver Christie, Nils “La industria del control del delito”, editores del
Puerto, pp 43 ss, Buenos Aires, 1993. Sobre el punto, el autor afirma “reconocer la cola es
reconocer que los que están parados en la hilera no son peligrosos, no son monstruos. Van a la
cárcel –eventualmente- no por la seguridad de la población sino por otras razones.(...)Otra
consecuencia de la cola es el efecto inhibitorio que tiene sobre las autoridades. La policía sabe que
no hay lugar en las cárceles y se controla. Los jueces saben. En los que se consideran casos serios,
esto no impide el uso del encarcelamiento. Pero una vez más, la mayoría de los casos no son
serios. La pregunta lógica siguiente es ¿por qué no construir más cárceles o por lo menos ampliar la
capacidad de las que ya existen?. La mayoría de los presos en Noruega tiene “habitación privada”,
es decir hay una y sólo una persona en cada celda. Hay excepciones: celdas más grandes
construidas para varios reclusos, pero no son muchas. Si ubicáramos a dos personas en cada
celda, la mayor parte de la lista de espera desaparecería en uns pocos años- cuando las
autoridades se dieron cuenta de esto, decidieron que varias celdas individuales pasarían a ser
dobles.una coalición de dos fuerzas ha bloqueado hasta ahora esta posibilidad. En primer lugar, los
guardias. El movimiento sindical es muy fuerte; están agremiados y tienen bastante peso político.
Además, vigilan sus propias condiciones detrabajo. Se oponen firmemente a que las cárceles
funcionen por encima de su capacidad (....)Las autoridades sanitarias también protestaron contra
este deterioro de las condiciones de vida de los presos” (pp.44/5, op. cit.)
59
Habeas Corpus registrado bajo el nro. 2431 del Juzgado de Garantías 1 de La Matanza, rto. el
6.3.01.
la autorización previa de éste Tribunal para su realización” 60 . Se ha destacado la
relevancia que importa el control por el Poder Judicial de todo traslado de detenidos
dispuesto por la autoridad administrativa: “Una interpretación armónica de ésta cláusula
(arts. 73 y 98 de la Ley de Ejecución Penal Bonaerense 12.256) frente a la garantía de la
jurisdicción indica sin hesitación que la comunicación que la ley prevé debe ser previa, al
menos, en aquéllos supuestos en los que, como en el caso, la eventualidad de un traslado
supone la posibilidad inminente de una lesión a las garantías mínimas de alojamiento. Por
ello impondré como último requisito junto a los demás señalados, que todo traslado de los
Sres....deberá contar con la conformidad previa del tribunal a disposición del cual se
encuentre detenido”61 . De todos modos, el traslado de internos debe efectuarse sólo
mediando una decisión del Poder Judicial y analizando la situación de cada caso en
particular, por cuanto la indiscriminada derivación de reclusos puede implicar un
agravamiento en las condiciones de su detención, ante la imposibilidad de recibir visitas de
sus familiares, máxime teniendo en cuenta la supresión de los pasajes oficiales en el
ámbito de la Defensa Pública62 .
3. Orden de mejora. La misma comprende la decisión jurisdiccional que imponga a
la administración carcelaria la obligación de adecuar los recintos destinados al alojamiento
de internos a los efectos de brindar los servicios esenciales a las personas que allí se
recluyan. El Tribunal Oral Criminal 3 de Mar del Plata dispuso "Hacer saber al Comisario
titular de la Seccional Tercera que la misma deberá ser provista en forma inmediata de
equipos extintores de incendio , conforme las normas de seguridad vigentes en la
Provincia de Buenos Aires"63.La Justicia Correccional de La Plata ordenó "clausurar el
sector de calabozos de la Seccional Segunda de La Plata, hasta tanto se realicen las
refacciones y ampliaciones necesarias en relación a la ventilación, iluminación, baños,
locutorio, etc, en la medida impuesta por el art. 26 del Reglamento de Detenidos aprobado
por resolución del señor Jefe de Policía nro. 036/381/77" 64.
4. Clausura de calabozos o pabellones. Esta disposición tiene por objeto impedir
cualquier tipo de alojamiento de personas en los lugares no aptos para cumplir con los
60
fallo 14450/3 de la Sala III de la Cámara Penal de San Isidro, rto. el 31 de mayo de 2000,
publicada en NDP 1999/B pag. 589 y sttes
61
. Habeas Corpus interpuesto a favor de L.A.Araya Vallejos y otros, resuelto con fecha 20 de
febrero de 2001 por la Sala III de la Exma. Cámara de Apelación y Garantías de San Isidro (causa
15.601)
62
sobre la supresión de pasajes oficiales, www.defensapública.org.ar
63
"Unidad Fiscal de Juicio contra Gobierno de la Provincia de Buenos Aires s/ amparo", causa 692
del Tribunal en lo Criminal nro. 3 de Mar del Plata, rta. el 3 de abril de 2001.
64
Habeas Corpus interpuesto por el Dr. Omar Ozafrain, registrado bajo el nro.de legajo 57/2001 del,
Juzgado Correccional 2 de La Plata, resuelto el 17 de febrero de 2001 (registro 226).-
recaudos legales. En ésta línea argumental, se ha resuelto “Hacer lugar al Habeas corpus
presentado por los Sres. Defensores Oficiales y disponer la clausura del sector de
calabozos de la Comisaría Primera de ésta ciudad hasta tanto se efectúen las
reparaciones necesarias para el alojamiento de personas detenidas dentro de la capacidad
65
habilitada y en condiciones dignas”.
5. Veda de alojamiento. La medida se dirige a la prohibición absoluta para recibir
personas privadas de su libertad en los centros de detención que deslegitimen el
encarcelamiento66.
Dentro de las variables procesales, las alternativas a la prisión deslegitimada por las
condiciones de agravamiento que implica el encierro deben encontrarse en el
ordenamiento adjetivo de la Provincia de Buenos Aires. El art. 163 del CPP Buenos Aires
menciona como medidas alternativas al encarcelamiento a la detención domiciliaria, con el
control que se establezca67; las salidas diarias o periódicas, bajo la responsabilidad de una
persona o institución y finalmente, el ingreso en una institución educadora o terapéutica.
Sin perjuicio que todas éstas variantes resultan válidas al sólo efecto de hacer cesar un
encierro ilegítimo, y descomprimir una situación caótica como la que hoy se presenta, nos
parece que la opción de las salidas transitorias debe ser dispuesta en los casos de
alojamiento de internos en Unidades Carcelarias, por cuanto en el estado en que se
encuentran a la fecha las comisarías provinciales, dicha medida multiplicaría los conflictos
ya existentes.
Ahora bien, descartadas las alternativas materiales y procesales ya enunciadas, en el
primer caso por no existir lugares de encierro digno y en el segundo supuesto por no
resultar viables las alternativas expuestas, la única solución para hacer cesar el
agravamiento en las condiciones de detención resulta la libertad del recluso, decisión que
la jurisdicción no sólo está facultada a adoptar, sino obligada a ordenar68.

65
Habeas Corpus registrado bajo el nro. 2418 del Juzgado de Garantías nro. 1 de Mar del Plata, rto.
02.06.00
66
En el ya mencionado Habeas Corpus interpuesto a favor de L.A.Araya Vallejos y otros, resuelto
con fecha 20 de febrero de 2001 por la Sala III de la Exma. Cámara de Apelación y Garantías de
San Isidro (causa 15.601), se dispuso como medida cautelar ante la interposición del Habeas
Corpus la Veda de Alojamiento en las Seccionales de la localidad de Pilar, decisión que fue
mantenida en la sentencia definitiva.
67
Informa la Defensoría de Casación Penal, que alrededor de 50 personas que ya obtuvieron una
decisión favorable de libertad bajo control por monitoreo electrónico, están aguardando el suministro
del sistema, recomendando para que resulte equitativo éste método, que se respete el orden de
espera en la concesión del mismo (www.defensapública.org.ar) .
68
Salt, Marcos "Los derechos fundamentales de los reclusos" con Iñaki Rivera Beiras, pag. 287 y
sttes, Editores Del Puerto, 1999.
4. CONCLUSION.
A lo largo de éste breve trabajo hemos pretendido remarcar la progresiva deslegitimación
de la prisión en la Provincia de Buenos Aires, entendida ésta como un proceso de
degradación desde la legalidad formal o procesal a la ilegitimidad material. El panorama
mediante el cual se cumple la detención en la Provincia de Buenos Aires resulta
desalentador, con una irreversible tendencia al agravamiento. Las soluciones coyunturales
no se vislumbran siquiera a largo plazo: los discursos de emergencia desplazan cualquier
debate profundo que pueda atacar desde su raíz la génesis del problema. El
desconocimiento de las garantías individuales de los internos por parte del Estado, exalta
hasta el extremo la intrínseca violencia que genera el marco carcelario. Los centros de
detención resultan actualmente un foco de permanente conflictividad social; únicamente el
azar ha favorecido la ausencia de mayores sucesos trágicos en un medio apto para su
multiplicación69. Pero todo pende de un hilo.
Debe tenerse en cuenta, la presunción establecida por el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos al considerar responsable al Estado por los malos tratos que exhibe una persona
que ha estado bajo la custodia de agentes estatales, si las autoridades son incapaces de
demostrar que estos agentes no incurrieron en tales conductas70 .

69
Es oportuno en éste punto, traer como referencia la opinión de la Comisión Europea de Derechos
Humanos en el Caso Carandirú (informe n°34/00, caso 11.921. de fecha 13 abril de 2000). Los
hechos son los siguientes:el 2 de octubre de 1992 en la Casa de Detención (Carandirú) en la ciudad
de São Paulo, 111 prisioneros (entre ellos 84 personas procesadas sin condena) fueron muertos en
el marco del sofocamiento de un motín de prisioneros, acciones presuntamente cometidas por la
Policía Militar de São Paulo. Lo destacable del caso, por su analogía con la situación carcelaria en
la Provincia de Buenos Aires, es que el Pabellón de la Prisión Carandirú donde ocurrió el motín,
albergaba en septiembre de 1992 más del doble de internos que su capacidad permitía, los que
estaban recluidos en un promedio de ocho por celda, en condiciones de hacinamiento, sin espacio
físico para actividades de esparcimiento o trabajo, comprobando la Comisión en su visita in loco que
apenas había lugar para que estuvieran parados o sentados uno contra el otro. La Comisión sostuvo
que ese hacinamiento facilitaba las fricciones entre internos y de ellos con la guardia, que podían
fácilmente escalar en actos de amotinamiento general y la consiguiente reacción descontrolada de
los agentes de Estado frente a las condiciones de violencia reinantes. La masacre de Carandirú del
2 de octubre de 1992 y sus antecedentes y secuelas inmediatas fueron analizadas también en
relación con la obligación del Estado de organizar todo el aparato gubernamental y en general,
todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder publico de manera
que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos (Corte I.D.H.
Caso Velásquez Rodríguez, Sentencia sobre Méritos, párrafos 166-68) . La Comisión concluyó que
ni el Estado de São Paulo ni la República Federativa del Brasil habían tomado con anterioridad al
motín, ni durante ni con posterioridad, las medidas para organizar su aparato gubernamental para
evitar estas tragedias. El paralelo con la situación reinante en nuestro medio es inevitable.
70
TEDH, Aksoy vs. Turquía, rta. 18 de diciembre de 1996, Reports of Judgements and Decisiones
1996-VI, p. 2278 § 61 ; Ribitsch v. Austria, rta. 4 de diciembre de 1995, Serie A, no 336, p. 26 y ss
§34; Tomasi v. Francia, rta. 27 de agosto de 1992, Serie A nro. 241-A, pp.4041 §108-111
La Corte Interamericana ha manifestado que toda persona privada de libertad tiene
derecho a vivir en condiciones de detención compatibles con su dignidad personal y el
Estado debe garantizarle el derecho a la vida y a la integridad personal. En consecuencia,
el Estado, como responsable de los establecimientos de detención, es el garante de estos
derechos de los detenidos71 .
En éste contexto, la intervención del Poder Judicial como garante del cumplimiento de la
ley deviene imprescindible, aún cuando ello implique un remedio transitorio al conflicto
carcelario. En palabras de Juan Méndez, “ante un incumplimiento del Estado de una
obligación internacional es a la justicia a quien corresponderá arbitrar los medios para
garantizar el goce del derecho, tanto porque en derecho interno el Poder Judicial es el
garante final de los derechos de las personas, como porque es al estamento judicial al que
compete la responsabilidad por la incorporación de las normas internacionales al derecho
interno”72.
El compromiso con la función pública exige un permanente control de los lugares
destinados al alojamiento de los reclusos. La jurisdicción debe velar para que las garantías
insertas en los textos constitucionales y en los tratados incorporados a la Ley Suprema no
se constituyan en los renombrados derechos de los ciudadanos de segunda categoría.
Desde ésta óptica, la única opción viable es el estricto cumplimiento de la ley con el
consiguiente cese de las condiciones ilegítimas de detención. Hasta que ello no suceda,
todos quiénes desatiendan su obligación de modificar el carácter cíclico del agobio y la
opresión carcelaria, resultan responsables por lo que suceda detrás de esas paredes.

Juan F. Tapia

71
CIDH, Caso Durand y Ugarte. Sentencia de 16 de agosto de 2000. Serie C No. 68, párr. 78 y Caso
Neira Alegría. Sentencia de 19 enero de 1995. Serie C, No. 20, párr. 65
72
Méndez, Juan “Derecho a la verdad frente a las graves violaciones a los derechos humanos”, p.
532. en AA.VV., La aplicación de los tratados sobre derechos humanos por los tribunales locales,
Ed. Del Puerto, Buenos Aires, 1997.-

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