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EL ABUSO SEXUAL INFANTIL Y LA


MALA PRAXIS PSIQUIÁTRICO-PSICOLÓGICA

Por Humberto Álvaro de Gregorio Bustamante

SUMARIO: I. Introducción. II. Abuso: Etimología. II.1. Abuso sexual. II.2. Abuso sexual infantil: Definición. II.2.1.
Texto legal. III. Análisis del A.S.I.. III.1. Doctrinas sobre abuso sexual. III.1.1. Tesis Subjetivista. III.1.2. Tesis
Objetivista. IV. Definiciones ultra y contra legem de A.S.I.. V. Muñecos sexuados. Terapias iatrogénicas. V.1.
Definiciones. VI. Síndrome de Summit. VII. Conclusiones.

I. INTRODUCCIÓN

En este trabajo, se aborda el espinoso y complejo tema del abuso sexual infantil (A.S.I.) y su
relación con la mala praxis psiquiátrico-psicológica. En la primera parte se analizan el texto legal, la
doctrina y la jurisprudencia, comparándolos con algunas definiciones, marco teórico y conceptos de
los profesionales de la salud mental.

Los vertiginosos avances tecno-científicos de la medicina y las ciencias afines a ella, generan
nuevos conflictos medico-legales. En este contexto, muchas técnicas usadas por psiquiatras y
psicólogos para "diagnosticar" y tratar A.S.I., provocan en niños no abusados (o presuntamente
abusados), enfermedades iatrogénicas y hasta los mismos cuadros y síntomas que ellos sostienen son
"característicos del abuso".

Resumiendo, estas técnicas, criterios diagnósticos y tratamientos, son peligrosos para la


salud de los niños y su correcto desarrollo bio-psico-social. Afectan también el interés superior del
niño al inducir a menores no abusados sexualmente, a creer que sí lo fueron, mediante la co-
construcción de memorias sobreinscriptas o pseudomemorias.

Asimismo, sus recomendaciones de cesar el contacto paterno/materno-filial, causan


verdaderas parentectomías, porque muchas veces los progenitores son injustamente excluidos del
hogar conyugal, produciendo en los niños distrés, angustia, depresión, Síndrome de Alienación
Parental, la creencia errónea de que no los quieren más y los abandonaron, etc.. Concluyendo, muchas
veces psiquiatras y psicólogos, -aún involuntariamente-, generan una verdadera criminogénesis de
falsos A.S.I. y sus nefastas consecuencias.

II. ABUSO: Etimología

El vocablo abuso deriva del latín abusus, significando ab: contra, y usus: uso. En su
acepción general significa el "aprovechamiento de una situación en contra de una persona o de una
cosa"1. Es o implica todo exceso en el uso. Jurídicamente, se entiende por abuso el hecho de usar de
un poder, de una facultad, de un derecho, o de una situación especial, más allá de lo que resulta lícito,
con fines distintos de los autorizados por el ordenamiento legal, al salirse de los límites impuestos por
la justicia, la equidad, la ley y la razón2. Algunos lo interpretan como injuria, o malos tratos3,
sosteniéndose también que abusar es sinónimo de violar o maltratar4.

II.1. ABUSO SEXUAL

El abuso sexual, es definido como atentado al pudor5, como estupro, violentar sexualmente o
un exceso sexual6. Asimismo se ha dicho que el abuso deshonesto es el abuso carnal 7 pero sin
cópula o coito, es decir, sin penetración del miembro viril, y sin consentimiento de la víctima o, -
existiendo éste- se presume que no se dio, cuando la víctima es menor de trece años.

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II.2. ABUSO SEXUAL INFANTIL. Definición

Definir algo siempre es problemático, y genera inagotables controversias científicas. Es más


difícil aún, cuando se trata de establecer que es y en que consiste el abuso sexual infantil. Es que bajo
esta denominación, suelen comprenderse un conjunto de conductas y comportamientos variados,
heterogéneos y hasta muchas veces extralegales y/o contra la ley. Al realizarse pericias y entrevistas
psiquiátrico-psicológicas, el problema se acentúa aún más porque hay grandes diferencias entre la
Ciencia Jurídica, la especialidad de la Medicina llamada Psiquiatría y la Psicología. En éste punto,
nos interesa destacar que las figuras o tipos penales difieren sustancialmente con el marco teórico y
los conceptos de los profesionales de la salud mental.

Formuladas las aclaraciones pertinentes, definimos al Abuso Sexual infantil, como un delito
donde el/la victimario/a, adulto satisface sus impulsos o deseos sexuales, con un niño de cualquier
sexo aprovechándose de las debilidades, ignorancia o inexperiencia del menor, mediando engaño,
violencia, amenaza, abuso coactivo, intimidatorio o una relación de dependencia, con falta de
consentimiento de la víctima por su sola condición de niño, afectándose su reserva y/o integridad
sexual, implicando -o no-, para éste una experiencia traumática, que puede perjudicar su desarrollo
evolutivo normal y que además, está previsto y reprimido en el Código Penal. Debe disculparse la
extensa definición y –tal vez- cierta redundancia, por buscar mayor precisión y evitar discusiones
estériles, muchas veces causadas por el uso de terminología distinta. Asimismo, al abuse of children
se lo traduce como abuso deshonesto de menores8, sosteniéndose también que en el A.S.I., se abusa
de las necesidades, debilidades, ignorancia, y /o las pasiones de un menor9.

II.2.1. TEXTO LEGAL

Expresada nuestra definición, conviene analizar detalladamente lo que constituye abuso


sexual, en el texto del artículo 119 del Código Penal de la Nación Argentina, según ley 25.087 que
dice:

• "Será reprimido con reclusión o prisión de 6 meses a 4 años el que abusare sexualmente
de persona de uno u otro sexo cuando ésta fuere menor de trece años o cuando mediare violencia,
amenaza, abuso coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad o de poder,
o aprovechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido consentir libremente la
acción.

La pena será de 4 a 10 años de reclusión o prisión cuando el abuso por su duración o


circunstancias de su realización, hubiere configurado un sometimiento sexual gravemente
ultrajante para la víctima.

La pena será de 6 a 15 años de reclusión o prisión cuando mediando las circunstancias


del primer párrafo hubiere acceso carnal por cualquier vía.

En los supuestos de los dos párrafos anteriores, la pena será de 8 a 20 años de reclusión o
prisión sí:

a) resultare un grave daño en la salud física o mental de la víctima;

b) el hecho fuere cometido por ascendiente, descendiente, afín en línea recta, hermano,
tutor, curador, ministro de algún culto reconocido o no, encargado de la educación o de la guarda;

c) el autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmisión


sexual grave, y hubiere existido peligro de contagio;

d) el hecho fuere cometido por dos o más personas, o con armas;

e) el hecho fuere cometido por personal perteneciente a las fuerzas policiales o de


seguridad, en ocasión de sus funciones;

f) el hecho fuere cometido contra un menor de 18 años, aprovechando la situación de


convivencia preexistente con el mismo;

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En el supuesto del primer párrafo, la pena será de 3 a 10 años de reclusión o prisión si


concurren las circunstancias de los incs. a), b), d), e) o f).”

III. ANALISIS DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL

Ya hemos citado el texto de la ley que todos debemos conocer, observar y respetar, aún
estando en desacuerdo. Podemos apreciar nítidamente que el abuso sexual previsto y reprimido en el
art. 119, primer párrafo del Código Penal, según ley 25.087, pune las mismas conductas que la figura
de abuso deshonesto, contemplada en el ex artículo 127 de ése mismo cuerpo normativo. Esto ha sido
reconocido por el propio diputado Cafferata Nores en forma expresa, al decir que la figura básica es
la del abuso deshonesto10.

Es decir que la denominación jurídica, "abuso sexual simple", introducida por ley Nº 25.087
como figura básica de abuso sexual, reemplaza a la del abuso deshonesto, prevista y reprimida en el
derogado art. 127 del Código Penal. Así, queda claro que la reforma, modificó la denominación
jurídica del tipo penal, ampliando también los factores que anulan el libre consentimiento de la
persona, más allá de la fuerza física y la intimidación, incluyendo supuestos coactivos o
intimidatorios de abuso de poder o autoridad, e incorporando otras relaciones de jerarquía. Asimismo,
elevó de 12 a 13 años la edad de la víctima. De la nueva ley surge claramente que debe haber falta de
consentimiento de la víctima, y que se agregaron la coacción, el abuso de poder y la amenaza, que no
figuraban en el Cód. Penal. La nueva denominación se refiere a la "integridad, privacidad e identidad"
de las personas11 y, más específicamente a la autodeterminación sexual (como lo expresa el Código
Penal alemán de 1976) y a la libertad sexual (Código Penal de España del año 1995), entendida como
la parte de la libertad relacionada con el ejercicio de la propia sexualidad, de relaciones sexuales
consensuadas, libres, conscientes y a la disposición del propio cuerpo12.

Retomando el tema de la definición, un autor dice que el abuso deshonesto, es un delito "que
consiste en la comisión de actos libidinosos que no vayan dirigidos a la conjunción carnal" 13. Para
mejor ilustración, como libidinoso debe entenderse todo acto objetivamente impúdico que afecte las
partes pudendas de la víctima, aún cuando el agente activo no tuviere la finalidad de lograr una
satisfacción sexual (v.gr. al hacer una broma, o cuando la verdadera intención sea humillar al
ofendido).Pero hay actos que pueden resultar objetivamente impúdicos respecto de lo sexual -como
los besos o los abrazos-, en los cuales sólo se cometerá abuso sexual, si el autor actuó con ánimo
abusivo. Esto es, cuando ofendió el decoro o el pudor del agente pasivo, satisfaciendo sus deseos
lujuriosos14.

En el abuso deshonesto, se quebranta el derecho de disponibilidad carnal en su doble


aspecto: el de la libertad sexual y el de la libertad en las relaciones sexuales; además, si bien el
desmedro es a la persona física15, la agresión puede afectar el cuerpo y la psiquis del agente pasivo.
Finalmente, es bueno aclarar que el bien jurídico protegido es la reserva sexual de la víctima, aunque
la ley 25.087 se refiera a su integridad sexual.

III.1. DOCTRINAS SOBRE ABUSO SEXUAL

En el derecho penal hay dos doctrinas o tesis sobre lo que constituye verdaderamente el
abuso sexual. Ellas son:

III.1.1. TESIS SUBJETIVISTA

Para esta doctrina, derivada de su análoga italiana, el abuso sexual sólo se configura cuando
el autor o agente activo, tiene como finalidad, desahogar sus instintos sexuales, o su lujuria, sin ánimo
de consumar el acceso carnal16. De tal forma, los elementos que caracterizan al abuso sexual son dos:

a) Uno material-objetivo representado por la comisión de actos libidinosos, sin intención


de consumar el acceso o conjunción carnal, es decir sin ánimo de cópula;

b) Otro, el elemento subjetivo conformado por la voluntad (elemento volitivo) y


conciencia de la comisión del abuso, con caracteres libidinosos y sin proponerse -ni intentar- el
acceso carnal. Aquí, importa, -y mucho-, remarcar que ante la ausencia de pulsión erótica o

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libidinosa, no se configura el delito de abuso, aún cuando se atente contra la libertad sexual de la
víctima. Es que para los autores partidarios de ésta doctrina, el delito se consuma por la acción
tendiente a desahogar el apetito lujurioso, y sin él, los hechos son atípicos, no hay acción delictiva.

Autores como Aguirre Obarrio y Molinario sostuvieron, la necesidad de la presencia del


ánimo libidinoso, al tocar las partes pudendas del agente pasivo. Por ejemplo, todo hecho cuya
finalidad fuera solo ofender a la víctima del tocamiento, para "hacerle pasar vergüenza en público",
no configuraría abuso sexual sino el de una "injuria real"17.

III.1.2 TESIS OBJETIVISTA

Los partidarios de esta doctrina, afirman que "exigir que los actos de claro sentido sexual"
deban tener el elemento subjetivo, de la "finalidad libidinosa o sexual del autor", implica un criterio
restrictivo injustificado. Así Núñez afirmaba que el Código Penal, no exige como requisito del tipo, el
ánimo libidinoso del autor, porque lo que realmente se debe proteger es "el derecho a la libertad
corporal contra el ultraje", derivado de la "intromisión indebida" del delincuente18.

Todo hecho con finalidad libidinosa resulta abusivo, siempre y cuando se realice sin el libre
consentimiento de la víctima, porque conlleva un "significado impúdico subjetivo", a título de dolo;
que configura delito, cualquiera sea la parte pudenda del cuerpo en la que recaigan los tocamientos y
aunque el autor no logre satisfacción sexual19. El problema es que también resultan típicos, otros
hechos carentes de finalidad libidinosa como por ejemplo, ciertos actos médicos y paramédicos,
objetivamente impúdicos, al involucrar las zonas pudendas de la presunta víctima.

El problema límite, es saber si encuadran como abuso sexual, hechos y actos realizados para
burlarse de la víctima. Otro punto trascendental es determinar de que se es víctima, es decir, por que
delito o figura delictiva debe incriminarse al presunto autor. No cabe duda, que actos como los
descriptos, sólo serán típicos si conllevan el elemento subjetivo dolo, o sin él, cuando se toca una
zona púdica aún para hacer una broma. También se ha dicho que el acto es abusivo, cuando el
presunto autor tuvo la intención abusiva20, siendo este el límite del límite, y el extremo fáctico donde
más se debe respetar el principio de inocencia. Aquí, en materia probatoria, no puede admitirse una
derogación tácita de él. Esto último es así porque sabido es, que al momento de decidir y ante la duda,
la ley prefiere un presunto delincuente libre que un inocente encarcelado.

Resumiendo, lo que debemos tener en cuenta es que "el acto sea objetivamente abusivo, con
prescindencia del elemento subjetivo"21. Porque la finalidad de la ley es proteger la libertad corporal,
la reserva sexual y dignidad de la persona, aunque la denomine -impropiamente- "integridad
sexual". Protegerla de los ultrajes del victimario, sin analizar sus deseos. Concluyendo, según Donna
"puede constituir un abuso sexual cualquier acto con sentido objetivamente impúdico, con la única
limitación del acceso carnal y que la ofensa sea consciente”. También afirma este tratadista, que se
comete abuso sexual por toda acción realizada sobre el cuerpo de una persona, aun sin finalidad
sexual, si el autor tiene conocimiento de que lesiona su libertad sexual. Entendiendo que los actos
realizados con dolo, ( es decir, conociendo su objetividad sexual) configuran el tipo penal del abuso,
aún cuando carezca de ánimo libidinoso.

Coincidimos con el juez precitado, en que la ley 25.087 no dejó claro el tipo subjetivo del
delito. Tampoco realiza distinción alguna entre lo que constituye el dolo del autor y el elemento
subjetivo del tipo, que es el dolo y el ánimo libidinoso. En cualquier caso debe exigirse el dolo
expresado en la intención del abusador, de tocar la o las partes pudendas de la víctima22. Finalmente,
es bueno recordar a la hora de dictar sentencia, que "también hay denuncias falsas, que han sido
formuladas con reprochables propósitos" 23.

IV. DEFINICIONES ULTRA y CONTRA LEGEM de Abuso Sexual Infantil.

Un médico forense sostiene en su libro que "se usa esta denominación en forma genérica
implicando no sólo el abuso sexual tal cual está tipificado en el Código Penal, como una forma de
delito contra la "integridad sexual", sino que "consiste en la participación de un menor con un adulto
en cualquier tipo de actividad sexual"24. Sin embargo, el autor no define que debe entenderse por
"cualquier tipo de actividad sexual".

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También una psiquiatra infanto-juvenil y ex forense, tras afirmar que el Abuso Sexual
Infantil conforma una de las cuatro categorías de la violencia familiar, conjuntamente con el maltrato
emocional, el castigo corporal y el abandono físico, lo define como "la situación en que un adulto
utiliza su interrelación con un menor, con el objeto de obtener satisfacción de sus deseos o
necesidades sexuales". Finalmente agrega que "para el niño implica una experiencia de carácter
traumático que interfiere -de modo directo o potencial- en su desarrollo evolutivo normal"25.

Por su parte, una médica forense psiquiatra infanto-juvenil, afirma que el abuso sexual es "el
contacto genital entre un/una menor de edad (18 años o menos) y un adulto que la manipula, engaña o
fuerza a tener comportamientos sexuales. Agrega que se presume que el "consentimiento no existe o
no es válido cuando el menor de edad tiene 15 años o menos y la otra persona 19 años o más, o
cuando hay una diferencia de cinco años entre la persona mayor y la víctima".Entre otras
consideraciones sostiene que "La definición de Abuso Sexual Infantil también engloba
determinadas conductas o comportamientos sexuales en los que no media contacto físico alguno
entre el adulto y el menor de edad"26. Asimismo sostiene que "hay abuso sexual si un adulto duerme
en la misma cama (colecho) con el niño/a y uno o ambos experimentan estimulación sexual,
"conversaciones y miradas seductoras" con menores de 18 años, sean los padres u otras personas que
tienen poder sobre él, y cuando dicha charla viola fronteras generacionales o personales(...)27. Ha
dicho que "Aún en los casos en que no se reportó un forzamiento abierto, no es difícil ver los
elementos de coerción debidos a la diferencia de edad y autoridad" 28. Finalmente, ha publicado que
"Una conducta sexual con niños/as es totalmente inaceptable. Se considera provocativo que un
adulto hable siquiera a un niño/a sobre sexo(...)"29.

Otra definición de A.S.I indica que es la "implicación de niños y de adolescentes,


dependientes e inmaduros en cuanto a su desarrollo, en actividades sexuales que no comprenden
plenamente y para las cuales son incapaces de dar un consentimiento informado y que asimismo,
violan los tabúes sociales o los papeles"30. También se ha definido la victimización sexual como
"encuentros sexuales entre niños menores de 13 años y personas por lo menos cinco años mayores
que ellos y encuentros de niños mayores de trece a dieciséis con personas por lo menos diez años
mayores que aquellos"31.

También se sostiene que "Cualquier niño por debajo de la edad del consentimiento puede
considerarse como haber sido sexualmente explotado, cuando una persona sexualmente madura, por
designio o por descuido de sus responsabilidades sociales o específicas en relación con el niño, ha
participado o permitido su participación en cualquier acto de una naturaleza sexual que tenga el
propósito de conducir a la gratificación sexual de la persona sexualmente madura. Esta definición es
procedente aunque este acto contenga o no una coacción explícita por cualquier medio, aunque
comporte o no contacto físico o genital, sea o no iniciado por el niño, y aunque sea o no discernible el
efecto pernicioso en el corto plazo" 32.

También un autor, a pesar de reconocer que no existe una definición universal del abuso
sexual infantil, ha publicado recientemente que "Los abusos sexuales pueden consistir en coito,
contacto anal-genital, manoseos o un encuentro con un exhibicionista33.

Realmente sorprende el concepto de algunos profesionales forenses y otros de la salud


mental sobre que consideran abuso sexual, de sobremanera, porque al tratar el abuso deshonesto -
ahora figura básica de abuso sexual-, en nuestro país, tanto autores de gran prestigio y trayectoria,
como la jurisprudencia, históricamente sostuvieron que "El abuso exige tocamientos o contactos
corporales del autor o de un tercero con la víctima. El Código Penal no admite abuso deshonesto a
distancia ni de palabra"34.

Importante y frondosa jurisprudencia dijo reiteradamente que abusa en forma deshonesta “el
que ultrapasa los límites naturales de la pureza de las costumbres, vulnerando la rigidez de sus
principios con actos indecorosos impúdicos”. Así lo estableció la CNCrim.Corr., sala I, t. 1, pg. 10, f.
8; ídem sala VI, J.A. 1.986-II, síntesis in re “Rodríguez, Ángel R.”; publicado en J.A., 1.992-I,
síntesis, en la causa “Orellana, Néstor A.”; en igual sentido, sala IV, J.A., 1.993-IV, síntesis en autos
“Calvao Rodríguez, A. M.”; ídem sala VI, citada en J.A., 1.994-II, síntesis, en "Soria, J.C."; también
sala II, J.A., 1.994-II, síntesis in re “Vega, Osvaldo A.” y en L.L., 1.992-A, 393; en el mismo sentido
se pronunció la sala I en el caso “Orellana, H.”, publicada en J.A., 1.994-II, síntesis; también la sala
III, publicado en Jurisprudencia Argentina, tomo 1.994-II-síntesis y en La Ley 1.992-B-71, y L.L., Tº.
1.998-E-649 y ss., entre muchos más. En todos los casos mencionados, los actos impúdicos
consistieron en tocamientos materiales, jamás simples miradas, meras insinuaciones, actos a distancia

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o de palabra. Realmente cuesta apartarse de todo lo expuesto, para aceptar las conclusiones adoptadas
por los forenses precitados. Asimismo, en una sentencia se ha dicho que “La tenue entidad sexual de
los tocamientos -pocos y breves- y la discutible percepción libidinosa que de ellos tuvo el menor,
alejan la posibilidad de que sean considerados un aporte erótico exógeno o una estimulación capaz de
alterar el proceso de su maduración sexual y distorsionar el estadío evolutivo del proceso de
identificación sexual por el que naturalmente –en el caso- transitaba el menor en ese período de su
vida. Estas conclusiones, excluyen las figuras delictivas de corrupción de menor o de abuso
deshonesto”. Así se expresó el Tribunal Oral Criminal (TOC) Nº 7, el 29 de abril de 1.998, in re
V.C., fallo Nº 98.000.; L.L., t. 1.998-E-649. Finalmente, es bueno aclarar que en el último caso
citado, se trataba de un menor de 7 años de edad.

A la opinión tan particular y ultra legem de algunos profesionales de la salud mental, se


opone no sólo la ley, sino también doctrina y jurisprudencia unánime, conteste en sostener que no se
tipifica el abuso sexual por las palabras que pronuncien el autor y/o la víctima35. Posición que
compartimos, porque en realidad de verdad, el criterio legal indica que "abusa sexualmente el autor
que efectúa un contacto corporal que tenga significación sexual entre su cuerpo y el de la víctima o
mediante un instrumento, sea o no irrelevante"36. En otras palabras, el delito exige para su comisión,
que el agente activo realice actos corporales que impliquen tocamientos (...) a la víctima, sin
accederla carnalmente, incluyendo los actos realizados sobre el cuerpo de ella y los que ésta se ve
obligada a realizar en el cuerpo del victimario o de un tercero37.

Por lo tanto, entendemos que debe rechazarse de plano la pretendida comisión "por medio de
palabras o el accionar sexual del autor sobre su propio cuerpo aunque se haga presenciar por la
víctima"38, sin perjuicio de que tales hechos puedan encuadrar en otra figura penal (por ejemplo
la de exhibiciones obscenas prevista y reprimida en el art. 129 del C.P.). En este punto, para despejar
toda duda y resaltar aún más la actitud ultra legem -que va más allá de lo que pune la ley-, de algunos
peritos, "La simple contemplación de la víctima desnuda en contra de su voluntad", y los "actos
ejecutados sobre un cadáver", no constituyen abuso sexual39.

La cuestión se agrava notablemente, cuando la ciencia jurídica recurre a los profesionales de


la salud mental para que realicen pericias de tipo psiquiátrico-psicológicas. Los jueces rara vez exigen
a los profesionales que funden sus dictámenes, o que expliquen en que se basan. A su vez, ellos no
expresan cual es el fundamento científico de sus conclusiones40.

Finalmente, queremos destacar que no compartimos los tipos penales abiertos, por ser
conculcantes de la seguridad jurídica y violatorios del principio de defensa en juicio establecido en el
artículo 18 de nuestra Constitución Nacional.

V. MUÑECOS SEXUADOS. Terapias Iatrogénicas

Las muñecas anatómicas o anatómicamente correctas (que nosotros llamamos sexuadas) y


otras técnicas sugestivas usadas para evaluar la comisión de presuntos A.S.I., son muy controvertidas
y su mal uso generó un problema social de enormes dimensiones en los Estados Unidos y
actualmente en otros países, entre los que se encuentra el nuestro.

V.1. DEFINICIONES

Para una mejor comprensión, cabe decir que los muñecos sexuados poseen todos los órganos
genitales de los adultos (pene, vagina, vulva, mamas, testículos, etc, también ano y uretra), y los
caracteres sexuales secundarios (vello pubiano, barba, etc.). Con terapias iatrogénicas queremos
definir toda alteración del estado normal del paciente producida por el médico, psicólogo o cualquier
otro profesional de la salud en el ejercicio de su profesión. En el tema que abordamos, un ejemplo de
terapia iatrogénica es la derivación de niños no abusados o sin certeza de abuso sexual, a grupos de
niños victimizados, para “ayudarlos a revelar o develar” el presunto delito. Además, constituyen
terapia iatrogénica todo síntoma y cuadros causados al niño (ansiedad, depresión, fobias, otras,
incluido el Síndrome de Alienación Parental, al alejarlo de sus progenitores).

La triste realidad de muchos inocentes niños argentinos, indica que sin control judicial
alguno, ni consentimiento informado de sus padres, terapeutas los someten a prácticas con efectos
peligrosos para su salud psicofísica. Campbell41, Jones y muchos otros, han criticado duramente la

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iatrogenia, provocada por profesionales que usan muñecos sexuados y otros métodos, en sesiones de
terapia para niños que no se sabe si fueron abusados. No puede negarse más, que en la terapia
individual con muñecos sexuados, se da una psicopedagogía adaptativa donde el niño debe
adaptarse al rol que le asignan ciertos entrevistadores con expectativas de confirmar un abuso,
mediante preguntas directivas, conductivas, sugestivas y/o con respuestas sugeridas o inducidas. Así,
en casos de denuncias erróneas o por hechos falsos tiene que actuar como niño abusado sexualmente.
Por esto urge que los Estados adopten medidas para que el niño sea realmente escuchado en todas las
cuestiones relacionadas con él o que lo pueden afectar (art. 12 de la Convención sobre los Derechos
del niño). Ciertamente, en muchos casos el niño finalmente es oído, pero es tarde porque su discurso
ya ha sido contaminado.

Hace mucho tiempo que la Academia Americana de Psicólogos advirtió lo contraproducente


del uso de muñecos sexuados, para diagnosticar abuso sexual infantil42.También la Academia
Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescencia, sostuvo que su uso debía ser prudente, y sólo para
tratar casos con evidencia física o constatación de la Ciencia Jurídica43. Se demostró que ejercen un
efecto combinado de sugestión, distorsión y/o contaminación de los dichos y juegos infantiles.
Además, al no existir un protocolo científico válido y universal para el análisis de los juegos de niños
con ellos, cada entrevistador puede interpretarlos subjetiva y arbitrariamente en pro o en contra de la
ocurrencia del abuso. Esto genera graves peligros para la familia y la sociedad toda, porque muchas
veces la interpretación errónea del juego con muñecos sexuados, sustenta informes de falsos positivos
de A.S.I.. El error de muchos terapeutas, insta a formular denuncias penales erróneas contra personas
inocentes por hechos inexistentes, induciendo a creer la comisión de delitos contra la integridad
sexual de los niños, que verdaderamente no han sucedido44.

Asimismo, mucho tiempo atrás organismos internacionales como la Asociación Americana


de Psicólogos y la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescencia -entre otros-,
cuestionaron el uso de los muñecos sexuados en el ámbito forense, y la calificación del juego de los
niños con ellos como sexualizados. También impugnaron su categoría de evidencia diagnóstica de
Abuso Sexual Infantil. Ya no puede discutirse más, que los conocimientos sexuales de los niños
pueden originarse en otras fuentes, y no sólo por hechos de abuso contra su integridad sexual. En este
sentido, cabe resaltar que puede proveérselos la misma terapia, por la sexualidad explícita de los
muñecos anatómicos, por el interrogatorio sugestivo del entrevistador y/o, el entorno familiar, al creer
que los hechos abusivos ocurrieron. Años atrás, se explicó que no debe hacerse un diagnóstico de
abuso, basándose sólo en lo que el niño hace con las muñecas. Porque puede aprender sobre
actividades sexuales de otras formas y no sólo por haber sido abusado45. Puede adquirirlo mediante
juego sexual consensuado entre iguales, por haber visto pornografía o erotismo, contemplado alguna
relación sexual de sus padres u otras personas, haberlo aprendido en las clases de educación sexual,
etc.. También, recientemente un autor argentino destacó los graves peligros a que está expuesto un
chico, que navega por internet: la exposición a material pornográfico (sexo explícito, violencia
sexual, pedofilia, etc.) y el posible abuso físico a que pueden verse sometidos, porque a través del
"chateo" algún individuo, dedicado a la explotación sexual infantil, puede comunicarse con él y verlo
sin que lo sepan sus padres. Incluso, los reclutadores suelen hacerse pasar por niños en el chateo y
ganarse la confianza de los chicos, presentándoles material pornográfico infantil, convenciéndolos de
que no hay nada malo o ilegal en ver o participar en pornografía de esa clase 46.

En síntesis, si el niño en forma espontánea realiza juegos sexualizados con las muñecas
anatómicas, el entrevistador, debe preguntarle cual es el origen de sus conocimientos sexuales47.
Resulta prudente y fundamental, posponer toda entrevista y tratamiento psicológico, hasta que el
niño concurra a las evaluaciones forenses, que deben ser filmadas, como se hace en países con gran
experiencia en el tema.

Desde lo estrictamente victimológico, usar muñecos sexuados para diagnosis de A.S.I. en


niños abusados, implica revictimizarlos y, someter a niños no abusados al juego con ellos, implica su
victimización por el terapeuta, porque les enseña un conocimiento traumático sobre sexualidad, que
generalmente no tienen. No somos originales al decir que su empleo es "una forma de abuso
infantil"48. El uso de muñecos sexuados y otras técnicas no avaladas científicamente para validar
presuntos A.S.I., implica un alto riesgo para la salud psicofísica de los niños y su correcto desarrollo
bio-psico-social. Se llega con las técnicas descriptas, a la paradoja de producir lo que se quiere
averiguar si ocurrió. Es decir, que muchos "terapeutas" producen verdaderas criminogénesis de
A.S.I., abusándose de la inocencia de los niños, de la ignorancia de padres o tutores y de la confianza
depositada en ellos49. Los diagnósticos erróneos de abuso sexual, conllevan para los infantes
gravísimas consecuencias sociales como estigmatización, pérdida de algunas relaciones parentales

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(parentectomías), Síndrome de Alienación Parental (P.A.S.), sobreinscripción de falsas memorias -


que le hacen creer como cierta una victimización ficta-, y muchos perjuicios más. Aquí, y a los
efectos de la mala praxis de los profesionales de la salud mental, estamos persuadidos que nadie
consentiría el juego de los niños con muñecas sexuadas y/o su derivación a grupos de niños abusados,
si brindaran el debido consentimiento informado a los padres, e informaran a los jueces, fiscales y/o
asesores de menores, que sus técnicas pueden inducir a niños no abusados, a creer que sí lo fueron.
Además, es necesario tener presente que “su uso no es imprescindible”50, siendo también muy
importante, evitar el uso de los muñecos como método pedagógico, modo de entrenamiento,
dirección, conducción, o instrucción de los menores. Hasta el presente no hay evidencia alguna de
que el juego con ellos constituya test diagnóstico o sirva para validar el abuso sexual de niños51.

En muchos casos de mala praxis, los informes de psicólogos y psiquiatras afirman (contra
toda evidencia obrante en las causas) que en las entrevistas diagnósticas los niños reproducen
"escenas de alto contenido sexual" en las cuales, un muñeco hombre 'le pincha la cola' a otra muñeca
chiquita”. Basados en estos juegos, ciertos profesionales -errónea y enfáticamente-, infieren su abuso
sexual. Pero omiten otras explicaciones mucho más prudentes, reales y lógicas como recientes
intervenciones quirúrgicas, la aplicación de inyecciones, etc.52.

Brevitatis causae, su sesgo no les permite evaluar otras posibilidades alternativas a la


victimización. La discriminación sexual (tal vez de tipo inconsciente) se evidencia al no entrevistar al
padre acusado en casos de presuntos A.S.I. intrafamiliares. Son cuantiosas las veces en que
psicólogos y psiquiatras, prescriben tratamiento psicoterapéutico o se expiden sobre la persona y
personalidad de individuos, que nunca entrevistaron. Este hecho conculca gravemente el principio
constitucional de defensa en juicio y el principio procesal de bilateralidad o contradicción. Esto
resulta más grave, cuando el imputado/a del presunto A.S.I. es un progenitor del niño. Tal actitud, no
solo es imprudente, sino que viola expresamente lo normado por la ley 23.277/85 del Ejercicio de la
Psicología, cuyo artículo 7mo., inciso 1ro., dice que las conclusiones diagnósticas deben referirse a
“los estados psíquicos de las personas en consulta”. En otras palabras, muchos profesionales omiten
negligentemente entrevistar a ambos progenitores, tal como indican la buena praxis y los protocolos
de organismos internacionales especializados. Respecto de la entrevista con los padres, "la presencia
de ambos es imprescindible"53. No hacerlo, constituye claro acto discriminatorio, prohibido por ley
23.592. Además de conculcar los principios de igualdad, y no discriminación establecidos en nuestra
Constitución Nacional, y en tratados de Derechos Humanos, viola los principios de equidad,
imparcialidad y neutralidad. También, la hipótesis de no ocurrencia del abuso no sólo resulta lógica y
probable, sino que es más compatible con el principio in dubio pro reo, que dice “en caso de duda
deberá estarse siempre a lo que sea más favorable al imputado” (artículos 3 del C.P.P.N. y 1 del
C.P.P. de la Provincia de Bs. As.). Asimismo, conculca el principio de inocencia receptado en los
arts. 18 de la C.N. y 8.2 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos que en su parte
pertinente establece: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad”.

Como sostuvo un ex decano del Cuerpo Médico Forense, desgraciadamente en muchas


ocasiones estos "enfáticos dictámenes son los que sustentan numerosos fallos, causando graves daños
morales y económicos”54. Sucede que en no pocas ocasiones, psiquiatras y psicólogos "se lanzan al
fácil terreno de las especulaciones y las divagaciones que en lugar de ilustrar al Juez, llega a
confundirlo" 55. También incurren en "veleidades doctrinarias” y “divismo”, con “excesivo
aferramiento al propio juicio y desprecio por el de los otros"56. Al referirse a la discordia entre
Derecho y Psiquiatría, y su conflicto de perspectivas y valores, Cabello cita palabras de Hall, sobre la
Psiquiatría. Para la "justicia norteamericana los psiquiatras son muy malos",es una "disciplina
subalterna e infradotada". Habla del "lamentable concepto en que se encuentran los peritos psiquiatras
norteamericanos". Y a pesar de reconocer que "conocen mucho más que los profanos", prefiere la
intervención del jurado, pues "determina más acertadamente los hechos, por la razón fundamental que
los desórdenes mentales, a diferencia de las enfermedades físicas, implican criterios sociales". Los
psiquiatras "no alcanzan representatividad", no deciden en base a las pruebas aportadas, casi siempre
lo hacen "según su propia opinión sobre la materia". Les acredita "poca seguridad para ofrecer
pruebas convincentes". La "psiquiatría tiene que ver con datos empíricos altamente complejos e
impalpables(...), muchos de sus cultores se han aventurado por los ámbitos ilimitados de la filosofía y
la religión: no hay más que repasar los títulos de Freud y de Jung para convencerse de ello" 57.

Además, se debe comprender que psiquiatras y psicólogos trabajan con otras dimensiones
de verdad, netamente subjetivas y muchas veces inciertas. Que las realidades psíquicas de las
personas pueden ser deformadas o contaminadas, por los profesionales de la salud mental, cuando

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usan modalidades de entrevistas conductivas, inductivas y/o sugestivas como las padecidas por los
niños involucrados en los casos Mc Martín, Almiraunt Le Fave y Mitchell, entre muchos más. El
abuso sexual es "un hecho fáctico, objeto de la ciencia jurídica, que determinará con sus propios
métodos si se cometió –o no- el delito”58.Otra gran objeción es que sistemáticamente solicitan, la
suspensión de las visitas de los padres, para mayor elaboración de “hechos traumáticos“ aún inciertos,
lesionando el derecho del niño a mantener contacto con sus progenitores no convivientes,
favoreciendo la comisión del delito previsto y reprimido en el art. 72, inc. 3ro. del Cód. Penal.
Algunos profesionales, someten a niños -que aparentemente no padecen ningún trastorno-, a
tratamientos conjuntos con otros realmente abusados, que pueden incluso llegar a abusarlos
emocional y sexualmente. De esta forma no solo generan iatrogenia en los primeros, sino que se
instiga a las madres a formular denuncias penales erróneas contra los padres por hechos
inexistentes59. De todo lo precitado, las principales víctimas son los niños, verdaderos "huérfanos con
padres vivos"60, que muchas veces padecen las parentectomías por los graves errores y arbitrariedades
de psicólogos y psiquiatras, como también por el "Abuso de la denuncia de abuso"61, y/o por las
denuncias de hechos inexistentes de violencia familiar.

Sus errores de método, provocan recuerdos falsos en la memoria de los niños. Las
pseudomemorias co-construidas no permiten saber lo realmente sucedido. Así, infantes
experimentalmente engañados, creen realmente que vieron y vivieron hechos sugeridos, siendo
resistentes a la retroinformación negativa, resultando muy difícil o imposible restaurar la memoria
original.62. En el mismo sentido, un psiquiatra argentino, tras analizar varios casos, sostuvo que una
vez que el niño es inducido a realizar denuncias por hechos falsos de abuso, llega a un
convencimiento tal, "que luego es muy difícil de contrarrestar"63. Concluyendo, el daño psicológico
de la creencia en un falso abuso sexual, no es desdeñable64.

En nuestro país, la actual tendencia de creerle al niño y aceptar los informes de abuso
sexual como reales es tan grande, que no importa si los relatos son increíbles, si las denuncias se
hicieron para causar daño, obtener ventajas materiales y procesales, o son producto de semanas,
meses o años de "terapia". Desgraciadamente, la mayoría de nuestros servicios de justicia aceptan
como síntomas de abuso, trastornos producidos en las terapias iatrogénicas, ignorando sus efectos
perjudiciales para la salud de los niños y el valor justicia. Más allá de lo plausible de la actitud tuitiva
de los legisladores, la realidad jurídica tribunalicia indica que el sistema legal tradicional, se está
abandonando por medidas cautelares, precautorias y/o autosatisfactivas, que los jueces otorgan sin el
debido criterio restrictivo. Se fundan en la acreditación del peligro en la demora65, en la verosimilitud
del derecho invocado66, y en la especial valoración dada a la prueba de presunciones en los delitos
contra la integridad sexual. "Sin embargo, cuando la verdad es afectada como en estos casos, el
sistema no protege, realmente daña al niño inocente y a su familia.."67. Otra importante cuestión vista
en la práctica, es la enorme diferencia en la teleología (finalidad), de la ciencia jurídica y la de los
profesionales de la salud mental, especialmente de los psicólogos que cumplen el rol terapéutico. El
sistema legal debe basarse en el principio de inocencia, pero más que una presunción debe plasmarse
un verdadero estado de inocencia. Sin embargo, los servicios de justicia no se han percatado de que
los profesionales de la salud mental que asumen un rol terapéutico, no son neutrales ni imparciales,
porque para realizar terapias a los niños, obligadamente deben creer en el abuso, con lo cual
desconocen los más elementales principios legales. El psicólogo no debe tratar terapéuticamente al
niño por los efectos de una presunta victimización sexual, sino existen evidencias. Jurisprudencia, de
la Corte Suprema del Estado de Montana sostiene que generalmente el terapeuta está predispuesto a
confirmar lo que la madre o el niño le han dicho. Lógicamente, la naturaleza de la terapia, tiene un
impacto negativo sobre la credibilidad del testimonio infantil y del terapista. Aunque esto último no
sucede todavía en nuestro país, salvo muy raras excepciones.

Para la concreción del derecho y el valor justicia, se debe lograr que en las entrevistas y
pericias psiquiátrico-psicológicas los entrevistadores, asuman una postura objetiva, imparcial, neutra,
sin prejuicios, tanto externa como internamente. No deben partir del paradigma de creerle al niño
apriorísticamente. El profesional correcto no le cree ni descree, sólo lo evalúa dejando que se exprese
con libertad; y sin formularle preguntas capciosas, sugestivas o inductivas. Este tema fue (y continúa
siendo) de fundamental importancia porque muchos profesionales, procedieron y proceden con la
creencia a priori de la ocurrencia del A.S.I., incurriendo en el denominado "sesgo del entrevistador",
realizando sobreinterpretaciones -siempre en dirección sexual-, de los dichos y juegos de los menores.
Creerle a priori al niño, implica validar sistemáticamente la comisión del abuso y conculcar el debido
proceso legal. Además usan técnicas dañinas para niños no abusados o que todavía no se sabe si
realmente lo han sido. También, entrevistan a los niños demasiadas veces. Ceci & Bruck, entre
muchos autores más y casi todos los protocolos de las Asociaciones Americana de Psicólogos y la de

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Psiquiatría Infantil y Adolescencia, ya hace bastante, recomendaron que en las investigaciones


criminales por presuntos abusos sexuales de niños, todas las entrevistas sean filmadas para prevenir
que el propio sesgo del entrevistador y/o terapeuta contamine los dichos infantiles y elaboren
informes parciales. Concluyen que esto es fundamental para aumentar la confiabilidad de los
testimonios en sede judicial.

En los EE.UU., la Corte y los jurados pueden avalar lo sostenido por la mayoría científica, y
rechazar lo diagnosticado por los profesionales de la salud mental, dándole muy poco o casi ningún
valor probatorio, al testimonio de estos68. En los países experimentados en el tema, los jueces saben
bien que no deben considerar como probatorio de A.S.I., todo el material de las entrevistas y terapias
psicológicas. Al juez prudente no le puede constar en modo alguno, que porcentaje del material
logrado en ellas es resultado de la actitud de los terapeutas, de su influencia sobre los niños, y cuanto
no. La parcialidad del entrevistador también se evidencia cuando introduce el tema del abuso, sin que
el niño lo mencione espontáneamente. El material así logrado, debe ser desechado sin más “por la
sencilla razón de que no tiene valor probatorio alguno". Lamentablemente, en nuestro país hay una
gran confusión sobre el diagnóstico, con resultados penosos por lo injustas y a veces osadas
conclusiones extraídas de un material, "que no cumple los requisitos de tal”69. Concluyendo, tal
"diagnóstico" carece de toda validez científica. Por su parte la jurisprudencia indica que algunas
Cortes americanas desestimaron los informes de los peritos, basados en los juegos de los niños con
los muñecos sexuados (Vgr. "in re" Amber de 1.987 y en la causa Jennifer de 1.988, entre muchos
más). Otros tribunales, los tomaron como ciertos (por ejemplo, en autos D.A.M. vs. G.A.M., del año
1.985, en Christine C. de 1.987, en la causa J.K. de 1.987 y en Rine Smith).

Pero recientemente, eminentes académicos en A.S.I., hicieron significativas revisiones sobre


los diagnósticos de los profesionales de la salud mental, realizados con uso de muñecos
sexuados70,,.concluyendo que no constituye evidencia científica, ni válida de la ocurrencia de A.S.I.,
el juego sexualizado de los niños con ellos. Tal diagnóstico, no satisface los criterios de
admisibilidad científica71. Estos estudios72 revelan que las muñecas anatómicas no sirven para
diagnosticar A.S.I., no agregan nada a la investigación y realmente pueden distorsionar la veracidad
de los dichos infantiles; problemas que se agravan con niños menores de cinco años73. Lo precitado es
de fundamental importancia, porque tales testimonios son la principal (y generalmente la única),
prueba incriminante directa, en los presuntos delitos contra su integridad sexual. En Argentina,
respecto de las pericias de los profesionales de la salud mental, se ha dicho: “Resulta indudable que
en determinadas ocasiones los informes psiquiátricos [psicológicos] no suministran construcciones
firmes e incontrovertibles, idóneas para arribar a conclusiones asertivas y unánimes. Las
discrepancias nacen de la propia psiquiatría [psicología], de quienes la profesan, de la imprecisión y
el subjetivismo de sus diagnósticos. También de la disparidad terminológica que desorienta al
magistrado. Sabemos de estas fallas”74. A lo que cabe agregar en el caso de los psicólogos la gran
diversidad de escuelas.

El riesgo grave, inminente, que corren los niños no abusados, al derivárselos a una terapia
conjunta con los realmente victimizados, es la exposición a un material sexual explícito, de
sexualidad perversa. Se los inicia en temas de sexualidad como conocimiento de los órganos sexuales
adultos, brindándosele información no adecuada para su edad, que generalmente el niño no tiene.
Esto produce una sobreestimulación de su curiosidad sexual. Importantes estudios destacaron el
efecto nocivo de la exposición de los niños no abusados a los muñecos sexuados75. En efecto, luego
de una exposición a ellos, muchos de los niños de 3 a 4 años, están más interesados en la sexualidad,
y sus comportamientos empiezan a focalizarse en lo sexual 76. Mucho más peligrosa aún es la
derivación a grupos de niños abusados, cuando todavía el juez no ha dictado sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada, lo cual constituye un claro prejuicio del profesional psiquiatra o psicólogo,
un grave desconocimiento de las normas procesales, y arrogarse facultades judiciales.

En los EE.UU., cuando las notas de la terapia se revisaron por pedido de las cortes o los
jurados, emergió un desafortunado y frecuente patrón: los niños tenían pocos o ningún síntoma de
trastornos emocionales, antes de revelar el presunto abuso sexual, o brindar un testimonio ambiguo,
insuficiente para confirmar la ocurrencia del A.S.I.. Semanas o meses después de su derivación a
"terapia", para una supuesta protección y para que "surja nueva información", revelación o develaciòn
tardía del abuso, exhibieron varios signos de trastornos emocionales, siendo el más frecuente la
ansiedad. ¿De dónde surgen estos síntomas; emergen en el curso de la terapia?. Goodman y Jones
entre otros, estudiaron los componentes y fuentes de daño iatrogénico, concluyendo que los
producían:

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- el excesivo celo de los terapeutas,


- las entrevistas numerosas y repetidas;
- los entrevistadores múltiples;
- el trabajo de revelación;
- los exámenes físicos reiterados;
- la declinación del nivel de vida de los niños y su familia;
- las innecesarias restricciones de las visitas de los padres al niño;
- Otros.

Resumiendo, los estudios evidenciaron que los trastornos invocados para sustentar
denuncias e informes de abuso, pudieron originarse en el contexto de la terapia o durante la
investigación, y que los síntomas, emergieron luego de las sospechas iniciales de las presuntas
victimizaciones, y/o después de que los niños ingresaron en tales “terapias”77. Además, reconocen
múltiples etiologías, es decir, pluricausalidad, orígenes diversos. En síntesis, no deben realizarse
sesiones de juegos infantiles con muñecas sexuadas, ni derivar sistemáticamente chicos a terapia con
niños abusados. Estudios e investigaciones evidencian que no constituyen siempre un proceso
benigno, que son altamente sugestivas, favoreciendo el diagnóstico de falsos abusos, por el uso de
técnicas que incluyen:

-Demasiadas entrevistas de investigación;


-hora de juego con muñecos sexuados o niños abusados;
-discusiones repetitivas sobre el abuso;
-otras.

A técnicas peligrosas y altamente sugestivas, se somete a los menores, sin fundamento en


evidencias empíricas indudables, que corroboren la ocurrencia del A.S.I.. Sus efectos iatrogénicos
tornan imposible distinguir niños victimizados, de los no abusados. Bajo estas circunstancias, los
menores son incapaces de reconocer los eventos realmente ocurridos, de otros, sobre los que
discutieron con sus terapeutas, pero que no sucedieron. Luego de un prolongado tiempo de terapia en
el cual se les habla sobre la ocurrencia del abuso, y se los alentó a pensar en situaciones abusivas, una
gran proporción de niños pequeños, vio afectada su capacidad de distinguir entre lo que les contaron
o preguntaron y lo realmente acaecido. Estas distorsiones hacen que el niño crea en un abuso no
sucedido. Además, este peligro se agrava, con el uso de técnicas como la inducción de estereotipos,
reforzar el fantaseo, fomento de la auto confianza, y las interpretaciones simbólicas del juego en
forma extensiva78. Es bueno aclarar que no cuestionamos las técnicas en sí mismas, sino sus efectos
potencialmente dañinos para la salud mental de los niños, especialmente "cuando son aplicadas en
niños sin certeza de haber sido abusados”79. Los estudios sobre memorias falsas generadas en las
terapias de menores, demostraron que es posible alterar los recuerdos80. Este es otro de los graves
problemas de las cuestionadas "terapias" psicológicas. La mayoría se producen en el campo de la
psicología forense experimental. Con frecuencia surgen dudas, sobre si el abuso ocurrió, o fue
inducido en los niños por la sugestión -intencional o accidental-, de un adulto81.

Ahora podremos valorar con criterio más objetivo si se indujeron recuerdos falsos en un
niño, o en un adulto. Son cada vez más numerosos, los problemas de sugestión infantil por
interrogatorios mal realizados, tanto por familiares del niño, como por los profesionales que obtienen
las declaraciones. No pocas veces los psicólogos incurren en el “sesgo del entrevistador”82
persiguiendo ciegamente la hipótesis única de que el abuso sexual se produjo, y que para demostrarlo
es lícito y necesario, entrevistar al niño con tono acusador, formulándole una y otra vez preguntas
sugestivas, sin escuchar sus respuestas. Así se crean en él pseudomemorias con hechos inexistentes.
Todo esto se sabe en países más experimentados que el nuestro, desde aproximadamente 10 años,
permaneciendo oculto en Argentina, por la ignorancia de los profesionales de la salud mental y/o de
los servicios de justicia, así como también por la omisión deliberada de autores y profesionales
tendenciosos.

Instamos a una profunda reflexión a los profesionales que evalúan presuntos A.S.I., para que
refuercen su prudencia, e informen a los jueces las graves limitaciones del conocimiento psiquiátrico-
psicológico, ya destacadas reiteradamente por prestigiosos autores nacionales e internacionales de
dilatada trayectoria. Tienen que aclarar esto en sus informes, porque hasta el presente, las
evaluaciones psicológicas no pueden determinar, si la presunta víctima fue abusada. En realidad, el
uso indiscriminado del término validación, introdujo falsas expectativas de que los psicólogos son
capaces de establecer si un niño fue abusado sexualmente83. Los profesionales que trabajamos con y
en los servicios de justicia, no debemos olvidar que “nada en psicología da seguridad absoluta”, que

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no es una ciencia exacta sino “humana”, mezcla incluso de arte y de ciencia”. Que el “auténtico
psicólogo algunas veces no puede ni siquiera reflejamente demostrarse a sí mismo, porque cree que la
actuación de una persona se debe a esto mejor que a aquello”84. En síntesis, es necesario que muchos
profesionales de la salud mental (no todos) se despojen de la egorragia, o divismo y de su actitud de
querer explicar todo, apelando a falacias, o a verdaderos argumentos sofistas.

Otros puntos a tener en cuenta son:

• Que una evaluación diagnóstica del estado psicológico de un niño, no debe confundirse
o usarse como evidencia del abuso sexual.

• El celoso uso forense de técnicas clínicamente relevantes, pero sin valor diagnóstico ni
científico, o aceptación universal, no debe considerarse como probatorio del abuso sexual infantil;

• Muchos psicólogos que expiden testimonios como “expertos” en los casos de presuntos
A.S.I., no pocas veces conculcan normas procesales y guías, confundiendo una mera opinión clínica,
con hechos científicos, usurpando el rol del investigador, o actuando como si fueran abogados del
niño85.

VI. SÍNDROME DE SUMMIT

Desde el inicio, en los EE.UU. el síndrome de Acomodación (creado por el Dr. Roland
Summit) fue resistido e impugnado como "test de abuso" y evidencia probatoria de la comisión de
A.S.I.. Cuesta creer, que todavía la mayoría de los psicólogos y psiquiatras de Argentina, lo usen sin
destacar o advertir a las autoridades judiciales sus graves limitaciones técnicas. La bibliografía más
reciente, sostiene que hasta el momento no se pudieron identificar científicamente, reacciones
“típicas” de los niños abusados, que permitan diferenciarlos confiablemente, de los no victimizados.
Frondosa bibliografía sostiene su invalidez diagnóstica y de la jurisprudencia surge que muchos fallos
judiciales impugnaron, el testimonio de los peritos basado en este síndrome. Por su parte,
organizaciones internacionales como la Asociación Americana de Psicólogos y la Asociación
Americana de Psicólogos Forenses, entre otras, alertan a los jueces sobre el “mal uso de los
síndromes de abuso” 86, o listas de “signos y síntomas de abuso”87.

Desgraciadamente todavía en Argentina muchos profesionales que atestiguan en casos de


presuntos A.S.I., siguen aplicando los criterios de Summit o modelos teóricos basados en él, usando
listas de comportamientos sin validación empírica ni medición psicométrica alguna, que según ellos
evidencian el abuso. Estos profesionales usan tales conceptos clínicos, como “argumentos para los
litigios”, en connivencia con denuncias por hechos falsos de A.S.I.88. Sus graves limitaciones, ya
fueron señaladas por el propio Summit en 1992. Es sólo una opinión clínica, no constituye un
instrumento científico. La “relación causa-efecto entre los factores (cinco categorías) con el problema
a dilucidar no es clara” 89. Hace muchos años, se alertó que toda “evidencia" basada en él, para
diagnosticar o validar A.S.I. "no cumple los criterios de confiabilidad técnica”90. Aún más, la
confiabilidad del Síndrome de Summit y sus cinco categorías fue cuestionada91 por la falta de
sustento empírico, y capacidad para poder discriminar entre niños victimizados y no abusados92.
Muchos psiquiatras y psicólogos, aunque no lo dicen expresamente, lo usan para "diagnosticar"
A.S.I., basándose en sus fases de retractación, negación y/o revelación tardía93. Numerosos estudios
empíricos demostraron su invalidez diagnóstica -al igual que sus derivados o variaciones- y que su
uso “actualmente es obsoleto"94, por carecer de especificidad. Tales síntomas, los presentan también
niños no abusados 95. Las Cortes de U.S.A., no admiten más pericias o diagnósticos basados en él. Por
eso no se empleó en los últimos años y, -aún más-, clara muestra de su inutilidad, es la exclusión del
Manual de los Trastornos Mentales (DSM IV)96. Campbell es contundente: el Síndrome de Summit
no debe ser considerado como probatorio de Abuso sexual infantil. Asignarle valor diagnóstico de
A.S.I., es erróneo. La revisión de los 5 conceptos de Summit, evidencia que son vagos, indefinidos y
originan gran variedad de opiniones subjetivas97. Tampoco es fiable para extraer indicadores de
Abuso sexual, al igual que el modelo traumagénico de Finkelhor.

Respecto de este síndrome y sus fases, los jueces, fiscales y defensores, deben contrastar
lógicamente las siguientes hipótesis:

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a) Si el niño presuntamente abusado sostiene haber sido objeto de delitos contra su


integridad sexual, los peritos psiquiatras y psicólogos, probablemente informarán que fue abusado;

b) Si el niño niega la comisión del abuso, peritos de la salud mental -que utilicen en
forma errónea el Síndrome de Summit o sus derivados-, inferirán, que está atravesando las fases de
negación, retractación y/o revelación tardía del abuso. Vale la pena recalcar esto: cuando los niños
no acusan porque “no saben”, no sucedió, “no quieren hablar”, o “no recuerdan”, muchos psicólogos
y algunos psiquiatras sostendrán que se trata de una “retractación típica”; que niegan, el abuso porque
atraviesan las fases de negación, retractación, o revelación tardía. Así, aluden -aunque no lo digan- a
algunas categorías del Síndrome de Acomodación de Summit.

Concluyendo, es necesario que los servicios de justicia se den cuenta que con estas
valoraciones el imputado siempre será penalmente responsable. Es decir, que la defensa se halla ante
una prueba diabólica, donde su defendido siempre puede ser declarado culpable, lo acuse (o no) el
testimonio del niño.

Además, se sabe que los niños, pueden ser inducidos a relatar falsos testimonios de abuso
sexual, de violencia familiar o de cualquier otra índole porque (como los adultos y aún más), suelen
ser confundidos por preguntas falaces, capciosas, sugestivas o tendenciosas. Es relativamente fácil
llevar a un niño de 4 años a brindar detalles de relaciones sexuales que desconocía. Así se ha
demostrado en muchos leading cases de EE.UU. ventilados hace ya bastante años. Sucede en nuestro
país, que se realizan pericias psiquiátrico-psicológicas altamente subjetivas, mientras que la teleología
de la ciencia jurídica es la objetividad. Así, al tratar el tema de la discordia entre Derecho y
Psiquiatría y su conflicto de perspectivas y valores, Cabello se hizo eco de las palabras de Hall quien
destacó que el Derecho usa métodos objetivos para clarificar y comprobar el testimonio de los
expertos, que no están conformes con que se controlen sus diagnósticos, y mucho menos que se los
critique99. Por eso, es indispensable que los abogados presencien las pericias y entrevistas realizadas
por los profesionales de la salud mental y que tales “pruebas irreproducibles” sean filmadas y
grabadas. Todo eso, favorecerá una mejor defensa en juicio y correcto debido proceso legal adjetivo,
pero -fundamentalmente- una mejor protección del superior interés de los niños. Es imprescindible,
que los jueces exijan a los peritos detallen que hechos científicos y técnicos avalan sus pericias,
informes y/o dictámenes; cuales son sus limitaciones, márgenes de error, grado de certeza y
confiabilidad. Especialmente por su carácter eminentemente subjetivo. La naturaleza de las
cuestiones planteadas y los bienes jurídicos en juego (libertad de las personas, derechos y garantías
constitucionales de los niños, patrimonio, etc.), requieren el máximo compromiso del Estado. Ante
este marco, urge extremar el garantismo judicial en la producción de las pruebas, en las entrevistas
psiquiátrico-psicológicas. Una de las mejores soluciones es presenciarlas desde la cámara de Gesell y
filmarlas.

Nuestra realidad - desde 1995 a esta parte - fue bien sintetizada por un juez de familia:
Ocurre muchas veces, que detrás de las denuncias de Abuso deshonesto, Violencia Familiar y otras,
se ocultan y “enmascaran pretensiones ajenas como perseguir un divorcio, un desalojo, un régimen de
visitas, etc.” 100. Por eso lo primero que debe hacerse es averiguar si las denuncias por abuso sexual,
violencia familiar, abuso emocional, malos tratos, etc., se basan en hechos ciertos, o simplemente se
busca aprovechar la especial protección que las leyes 24.417 en Capital Federal, 12.569 en la
provincia de Buenos Aires y el "Abuso de la denuncia de abuso" confieren a los denunciantes. El
mismo magistrado, en las Jornadas "La Familia ante los enigmas del siglo XXI", realizadas en la
Pontificia Universidad Católica Argentina, organizadas por la Corporación de Abogados Católicos,
los días 5 /6 de septiembre del 2.001, reconoció -como casi todos los autores-, la carencia en el país
de estadísticas. Luego admitió que las obrantes desde el año 1995 al presente, evidencian que el 44%
de las denuncias por violencia familiar resultaron ser falsas (nosotros preferimos decir denuncias
verdaderas por hechos falsos). También se conculca flagrantemente el superior interés del niño101 si
en las entrevistas y pericias es inducido a creer que fue violado o abusado, cuando los hechos
criminales no sucedieron. Igualmente, cuando el “juego diagnóstico” con los muñecos sexuados y el
convivir con niños realmente abusados le provee conocimientos de sexualidad perversa. Así se lo
victimiza o revictimiza, según haya sido abusado o no. Esto reactualiza las palabras de Jung: “el
maravilloso desarrollo de la ciencia y de la técnica es correspondido a su vez, por una aterradora
falta de sabiduría y de introspección”102.

En el tema del abuso sexual infantil, en La Argentina de los últimos años, los servicios de
justicia padecen procesos de siquiatrización y psicologización, cargado de verdades impalpables,
siquiatrismos y sicologismos. Ante esto, es bueno tener siempre presente que es muy arriesgado y

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poco aconsejable, basar los juicios acerca del modo de ser de las personas en observaciones
exclusivamente psiquiátrico-psicológicas, ya que la personalidad humana es imposible de precisar. La
ignorancia que todavía impera sobre los conocimientos respecto de las verdaderas causas de
enfermedades y rasgos de la personalidad, hace que todas las categorías nosológicas (de
conocimiento) de la psiquiatría y los planos estructurales del temperamento se resientan aún de una
inevitable imprecisión103. Lo mismo es aplicable a la psicología. También se sostuvo que el
desprestigio que padece la Psiquiatría en EE.UU, se origina en el campo del Psicoanálisis; porque
bajo una fachada científica imponente este se ubica muy cerca de la frenología y del magnetismo
animal de otras épocas104. Ellis, destacó que tanto y tan flagrantes han sido el teorizar y las prácticas
anticientíficas de los psicoanalistas de los últimos cincuenta años, que muchos de ellos se han
desilusionado bastante al respecto, llegando a considerar ciencia y análisis como antitéticos.

En otro orden de ideas, respecto de la mala praxis de los profesionales de la salud mental,
debe tenerse presente que:

a) El daño psicopatológico producido por las terapias iatrogénicas implica la "génesis de


patología mental no preexistente, o el agravamiento de una enfermedad mental preexistente,
exacerbada por el hecho lesivo"105. En este último caso, entrevistadores y terapistas producirán un
agravamiento, una magnificación por concausa, existiendo daño objetivo respecto del acto
profesional, y subjetivo por el sufrimiento padecido, que es propio en cada individuo.

b) El psicólogo estadounidense Ceci, realizó un estudio para determinar la capacidad de los


expertos de distinguir los relatos verdaderos de abuso sexual infantil de los falsos. Para ello, filmó un
video con relatos de varias decenas de niños que contaban historias verdaderas y falsas de A.S.I..
Luego recorrió los centros especializados más importantes de muchos países, mostrando el video.
Consultó miles de expertos entre los que había jueces, psiquiatras, psicólogos, peritos forenses, y
otros. Concluyendo, el número de aciertos entre historias reales y falsas fue casi del 50%, es decir que
"si hubieran dicho exactamente lo contrario, lo mismo hubiera dado"106. Hasta la propia experta
inglesa Danya Glaser, "se equivocó sistemáticamente, no pudiéndolos distinguir" en el video de Ceci.
Pero, al menos tuvo suma honestidad y humildad al reconocerlo en Argentina en su conferencia en el
Hospital de Clínicas José de San Martín, realizada el 6 de agosto de 1.999.

c) No ayuda al niño creerle a priori su relato de abuso sexual o hechos de violencia familiar.
Tampoco es cierto que no creerles implica victimizarlos. En realidad de verdad, el niño no abusado
pero inducido a creer un abuso sexual no acaecido, o una violencia familiar inexistente, estará
condenado de por vida según el discurso de muchos psicólogos y psiquiatras. Es que ya adulto será
fuertemente sospechado de abusador sexual hasta de sus propios hijos o de ejercer violencia familiar,
porque "hay que indagar en los padres, antecedentes personales de maltrato en su niñez"107. Dado que
es indicador de abuso o maltrato que el padre haya sido maltratado o abusado siendo niño108.
Entonces "Hay factores que incrementan el riesgo de que una persona ejerza la violencia. Por ejemplo
el hecho de que ella misma haya sido víctima de la violencia, sobre todo en la infancia(...). Por eso
tienden a reproducir aquellos modelos que padecieron. Los estudios realizados con violadores
compulsivos revelan que en un altísimo porcentaje de casos han sido violados o abusados
sexualmente en su infancia"109. El perpetrador de abuso infantil "casi siempre ha sido abusado a su
vez durante su niñez..." 110. Es posible que la víctima de un asalto sexual invierta los roles y busque la
"...descarga en otro menor. A partir de este tipo de reacciones es que se instaura un círculo vicioso y
es factible predecir que dicho menor será un futuro abusador sexual"111. Si esto es así, el niño abusado
o maltratado llevará una triste y pesada carga social: el estigma-estereotipo de futuro violento y/o
abusador sexual.

d) Los niños son muy sugestionables. Cuanto más pequeños mayor es su tendencia a creer
las sugerencias de los adultos como reales, máxime cuando representan una figura de autoridad. Claro
ejemplo de ello es el experimento de Lepore y Cesco de 1.994, que brevemente expondremos. A un
grupo de niños de entre 3 y 6 años, se les dijo que los visitaría Sam Stone "el torpe". Un mes antes de
la visita, la maestra les va contando historias. Que estuvo en su casa, le pidió prestado una muñeca
Barbie, que tropezó y se cayó, rompiéndole el brazo a la muñeca. Deslizó el comentario: "¡Siempre el
mismo torpe, siempre accidentándose y rompiendo las cosas!". El día de la visita Sam Stone estuvo
sólo 2 minutos y con sus manos detrás de la espalda. Al día siguiente a los niños se les mostró un
libro roto y un osito sucio. Al preguntarles como pasó eso, muy pocos dijeron que fue Sam, pero una
cuarta parte de los niños dijo que quizás hubiera sido él. Durante diez semanas seguidas se les sugirió
falsamente que Sam "habría ensuciado el osito a propósito o sin querer" o "habrá sido por torpe o
porque estaba con bronca". Al preguntárseles nuevamente como había sucedido, el 72 % de los más

14
15

chicos dijo que Sam Stone era el culpable. Al preguntar quienes habían visto hacerlo, el 44% lo
aseguró y de éste grupo, un 22% insistió, aún cuando se los contradijo. Entre los niños mayores del
grupo, un 11% insistió que lo habían visto con sus propios ojos. Pero lo más sorprendente fue la
enorme cantidad de detalles brindados, para confirmar lo que dijeron haber visto. Algunos
sostuvieron que antes de la visita lo vieron comprar helados de chocolate, ensuciarse sus manos con
helado, manchar al osito y luego lavarse las manos. Aún más, uno aseguró que después de todo eso,
se dirigió a su casa y rompió muchos objetos rotos de su habitación. A un grupo similar al que no se
le hicieron comentarios ni sugestivos ni reiterados, al preguntársele si Sam Stone habría hecho los
daños, la inmensa mayoría de menores dijo que no. El 10% de los más chicos dijo que podría haber
sido él, y de ellos, sólo el 5% insistió cuando se les contradijo. Estudios similares, confirmaron que
los niños pueden hacer relatos falsos, introducidos con diversos procedimientos por una figura de
autoridad. Los creen y relatan como reales porque fueron construidos y después almacenados en sus
memorias como hechos reales. No mienten porque están absolutamente convencidos que es cierto lo
que afirman. Quien no sepa que existe el adulto condicionante creerá que la historia de los niños es
real.

d) Algunas prácticas como las mencionadas, constituyen un verdadero "filicidio psíquico".


Los filicidas, y sus intervenciones, afectan el vínculo paterno/ materno-filial, "con su corolario de
abandono o alejamiento de uno de los padres"112 y en algunos casos de ambos. Las Instituciones
filicidas, favorecen el abandono y la negligencia repercutiendo negativamente en el bienestar de los
niños112.

Sintetizando, el daño psicopatológico generado a un niño al hacerle creer un abuso sexual


ficto, con más los daños por separarlo de uno de sus progenitores (en los casos de presuntos A.S.I.
intrafamiliares que luego devienen inexistentes), debe entenderse como parte del daño integral a la
persona humana. Este daño, no podrá repararse cambiando piezas como en una máquina, ante su
deterioro o pérdida. Configura en ese niño un daño irreparable, en una identidad única, propia e
imposible de compartir con otras. Se genera así la obligación de resarcir. Tal daño no debe resarcirse
con el daño físico, ni con el moral, sino como un plus autónomo y de gran perjuicio, que traerá graves
consecuencias futuras en la salud psicofísica y en su correcto desarrollo bio-psico-social.

En el final del artículo sobre “A.S.I., Abuso de la inocencia”, en un deslumbrante


movimiento del psicoanálisis contra sí mismo, su autora concluye que la verdadera “perversión radica
en trabajar” evaluando niños con muñecos sexuados, en un momento en que “reniegan de la
diferencia sexual”, y que lo verdaderamente “traumático es someterlos a un tratamiento obligado y
pedagógico”114 con ellos.

Para finalizar, la frase de Freud “No importa como ocurrieron los hechos en realidad, sino
como los vemos hoy”, a los operadores de la Justicia y el Derecho debe hacernos reflexionar, porque
nuestra finalidad, es saber como ocurrieron los hechos en realidad, al momento del presunto injusto,
ilícito, delito u omisión de hacer -y no- como se ven hoy, a través de testigos post facto como los
profesionales de la salud mental. También debemos recordar -porque es fundamental-, que al hombre
se lo juzga no por lo que es, sino por lo que hizo115 u omitió hacer. Tampoco debe juzgárselo (y
mucho menos condenárselo) por lo que potencialmente podría llegar a hacer. Decimos esto, porque
“resulta muy común leer teorizadas pericias en las que el único ausente es el hecho incriminado”116 u
omitido.

VII. CONCLUSIONES

1) Es altamente preocupante, el notable incremento de las denuncias por falsos hechos de


Abuso Sexual Infantil y Violencia Familiar.

2) Existe una diferencia sideral entre lo normado por la ley, el marco teórico y el
discurso psiquiátrico-psicológico, respecto de que es el abuso sexual infantil. Urge unificar criterios,
para no seguir afectando la seguridad jurídica.

3) Consideramos imprescindible, la presencia del abogado defensor y los consultores


técnicos de parte, al realizarse las entrevistas y pericias psiquiátrico-psicológicas. Debe incluirse
expresamente en los códigos de procedimientos, la obligatoriedad de filmar tales pericias, bajo pena
de insanable nulidad, y eliminar todo obstáculo procesal que impida el libre acceso a ellas y su

15
16

filmación. Ello aportará mayor transparencia en los procesos, y un mejor control de las garantías
constitucionales.

4) Los profesionales de la salud mental someten a los niños a entrevistas, y/o terapias
iatrogénicas (entre ellas con muñecos sexuados y niños abusados), sin pedir el debido consentimiento
informado a padres o tutores, ni avisar a autoridad judicial alguna. Tampoco explican los riesgos y
peligros de tales "métodos diagnósticos" o “terapias”. Por eso, Jueces, fiscales y/o asesores de
menores, deben exigirle a los peritos psicólogos y psiquiatras, que especifiquen las limitaciones
técnicas y márgenes de error de sus pericias.

5) Debe protegerse a los niños de las horribles prácticas con muñecos sexuados, de la
inclusión de niños que no se sabe si han sido abusados en grupos de niños victimizados y otras
técnicas iatrogénicas carentes de aceptación universal y validez científica, que pueden afectar su salud
psicofísica. Las entrevistas repetidas con uso de esos muñecos y el empleo de preguntas inductivas,
conductivas, etc. sugestionan al niño, influyéndolo en sus esquemas de acción, haciendo que acepte la
idea del abuso, y/o la autoría de una persona determinada.

6) Un Estado responsable, autocrítico y garantista, debe prohibir terminantemente lo


precitado, estableciendo graves penas para los infractores. También fomentar políticas de control
sobre las prácticas de los profesionales de la salud mental que entrevisten y/o asistan a niños
presuntas víctimas de delitos contra su integridad sexual.

7) Las instituciones públicas, privadas y sus profesionales, también generan violencia


familiar y verdaderos filicidios psíquicos, al favorecer -muchas veces injustificadamente- la privación
del vínculo paterno/ materno-filial, causándole grave daño a los menores.

8) La construcción de listas de "síntomas o signos de abuso sexual infantil", (que también


se presentan en niños no victimizados, o reconocen múltiples causas) y que hace bastante tiempo
dejaron de usarse en otros países; está dañando la credibilidad de los psicólogos y psiquiatras como
testigos expertos.

9) El particular accionar y los métodos de entrevistadores y terapeutas en las pericias y


entrevistas psiquiátrico-psicológicas de niños, muchas veces viola el principio de defensa en juicio, al
no observar normas de forma, pudiendo conducir a la nulidad procesal. Además conculcan el
bienestar, los derechos y garantías, tanto de los presuntos niños abusados, como de los imputados
inocentes y sus familias.

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CITAS BIBLIOGRÁFICAS

1 ENCICLOPEDIA JURÍDICA OMEBA, tomo I A, ed. Bibliográfica Argentina. También


en MACHADO SCHIAFFINO, Diccionario Jurídico Polilingüe, ed. La Rocca, 1.996, pg. 4.

2 ENCICLOPEDIA JURÍDICA OMEBA, tomo I A, ed. Bibliográfica Argentina.

3 CABANELLAS DE LAS CUEVAS, Guillermo, "Diccionario Jurídico", t. 1, ed. Heliasta,


Barcelona, España, 1.998, p. 21.

4 Cfr. MAZUCCO - MARANGHELO, Diccionario bilingüe de terminología jurídica, 3ra.


ed. ampliada y revisada, ed. Abeledo-Perrot, 1.998, pg. 429.

5 CAMMISA-TEIXEDO-SANCHEZ, Diccionario bilingüe de terminología jurídica, ed.


Abeledo-Perrot, 1.996, pág. 14.

6 Gran diccionario MICHAELLS, Biblioteca Internacional, PEREIRA, Helena- SIGNER,


Rena, 1.992, pg. 5.

7 MAZUCCO - MARANGHELO, obra citada, pg. 429.

16
17

8 CABANELLAS DE LAS CUEVAS, op. Cit., t. 1, ed. Heliasta, España, 1.998, p. 21.

9 Cf. WALCH, Olivier, Dictionnaire Juridique, 4ta. edición, ed. L.G. D.J., 1.998.

10 CAFFERATA NORES, José Ignacio, "Antecedentes parlamentarios", pg. 1.614.

11 ARAMBURU, Guillermo, presidente de la comisión de Legislación penal En el mismo


sentido REINALDI, Víctor F.; NÚÑEZ, R.C.,,"Manual de Derecho Penal. Parte especial", 2da. ed.
actualizada, ed. Lerner, 1.999, pg. 104.

12 REINALDI, V., Los delitos sexuales en el código Penal Argentino, Lerner, 1.999, pg. 32.

13 MACHADO SCHIAFFINO, Diccionario Jurídico Polilingüe, ed. La Rocca, 1.996, pg. 5.

14 Cf. NUÑEZ, op. cit. pg. 312; SOLER, o. c. p. 324; DONNA, Edgardo A. "Delitos contra
la integridad sexual", ed. Rubinzal-Culzoni, año 2.000, pág. 21, entre muchos otros.

15 ENCICLOPEDIA JURÍDICA OMEBA, tomo I A, ed. Bibliográfica Argentina.

16 FONTÁN BALESTRA, Carlos, Tratado de Derecho Penal, Abeledo-Perrot, 1.969, Tº V,


pág. 121.

17 MOLINARIO, Alberto, "Los delitos", texto actualizado por AGUIRRE OBARRIO,


Eduardo, ed. Tea, 1.996, Tº I, pg. 435; citado por DONNA, op. cit., p. 20.

18 NÚÑEZ, ob. cit., pg. 309; DONNA, o. c., pág. 20, entre otros.

19 En el mismo sentido CARRARA, Francesco "Programa de Derecho Criminal. Parte


especial", 3ª edición, ed. Temis, Bogotá-Colombia, 1.972, ps. 1.544 y 1.548; también DONNA, o. c.,
pg. 21.

20 NÚÑEZ, Ricardo, ob. cit., tº IV, pg. 312. DONNA, E. A., ob. cit., pg. 21.

21 DONNA, o. c., p. 21.

22 ídem, p. 22.

23 REINALDI, V.F., op. Cit., p. 53.

24 Cfr. PATITÓ, José A., "Medicina Legal", ed. Centro Norte, marzo de 2.000, pg. 387. La
negrita, cursiva y el subrayado nos pertenece.

25 ROMANO, Esther, "Abuso sexual infantil y violencia familiar", 1.986; "Maltrato y


violencia infanto-juvenil. Aspectos Jurídicos, Pediátricos, Psicológicos y sociales", ed. Nuevo
Pensamiento Jurídico, p. 173.

26 Cf. BERLINERBLAU, Virginia, "Violencia familiar y abuso sexual", ed. Universidad,


1.998, pg. 190. La negrita, cursiva y subrayado nos pertenece.

27 ídem, ps. 190/191. El interpolado entre paréntesis, la cursiva y el subrayado nos


pertenecen.

28 Aut. y ob. cit., pág. 196.

29 ídem, pg. 195. La cursiva, la negrita y el subrayado es nuestro.

30 KEMPE Ruth y Henry C., "Niños maltratados", ed. Morata, Madrid-España, 1.979.

31 FINKELHOR, David, "Sexually Victimized Children", N. York, Free Press, 1.979, trad.:
"El Abuso Sexual al Menor", ed. Pax, México, 1.980. El autor es profesor del Departamento de
Sociología en la Universidad de New Hampshire.

32 SCOSAC: "Definition of Child Sexual Abuse. Standing Committee of Sexually Abused


Children". Trad.: Definición de abuso sexual infantil. Posición del Comité de A.S.I., London, 1.984.

33 CAPOLUPO, R.E., "Ladrones de inocencia", ediciones Campomanes, 2.001, pág. 56.

34 NUÑEZ, Ricardo C. "Manual de Derecho Penal", parte especial, ed. Lerner, 1.988, pg.
142. El subrayado, la negrita y la cursiva nos pertenecen.

35 También puede verse DONNÁ, ob. cit., p. 18.

17
18

36 REINALDI, V.F., o.c., pg. 38. Además, cita éste autor que el Cód. Penal Paraguayo
(vigente desde 1.998), en su art. 128, inc. 3º dice que "A los efectos de esta ley se entenderán como
actos sexuales, sólo aquellos que, respecto del bien jurídico protegido, sean manifiestamente relevantes".

37 Cf. SOLER, S. Derecho Penal Argentino, Tº III, ed. Tea, pg. 298; NUÑEZ, R.C., Tratado
de Derecho Penal, Tº III, vol. II, ed. Lerner, 1.977, pg. 310; FONTÁN BALESTRA, C., "Tratado de
Derecho Penal", ed. Abeledo-Perrot, 1.980, t. V, p. 157, entre muchos otros. La cursiva y el subrayado
son nuestros.

38 Ver CLEMENTE, José L. "Abusos sexuales", ed. Lerner, 2ª edición, mayo de 2.000, pg.
27. La Cursiva y el subrayado nos pertenecen.

39 Ver CLEMENTE, op. . cit., pg. 27; en igual sentido NUÑEZ, ob. cit., pg. 310; SOLER,
S., op. cit., p. 298; CREUS, Carlos, "Derecho Penal", ed. Astrea, Tº I, pg. 231; FONTÁN BALESTRA,
op. cit., p. 157; LAJE ANAYA, Justo, "Notas al Código Penal Argentino", ed. Lerner Cba., 1.995/96,
pág. 390.

40 de GREGORIO BUSTAMANTE, Alvaro-PEDROSA de ALVAREZ, Susana, conferencia


"Denuncias erróneas o falsas de abuso sexual infantil. Aspectos psicológicos y forenses"; 16/8/ 2.000.

41 CAMPBELL, Terence, médico psiquiatra especialista en temas forenses, clínica de niños


y familia. Autor de numerosas obras, libros y artículos publicados por la Asoc. de Psicólogos Forenses
Americanos, la Asoc. Am. de Psiq. Infantil y Adolesc., entre muchas instituciones de prestigio
internacional.

42 Ver " El perito experto en los casos de abuso sexual infantil...", p. 270; también MELTON
& LIMBER, "Changes in Family Law and family Life", Trad.: "Cambios en el Derecho de Familia y
vida familiar", American Psychologist, vol.44, nº 8, págs. 1213-1216; asimismo puede verse
"Psychological Science and the use of Anatomically detailed Dolls in Child sexual Abuse Assesments",
Trad.: "La ciencia Psicológica y los detalles del uso de los muñecos anatómicos en niños abusados",
publicado en el Psychological Bulletin, 1.995, vol.118, nº 2, ps.199-222.

43 Cfr. los "Parámetros de medición para evaluaciones forenses específicas", expedidos por
la American Academy of Child and Adolescent en el Forum Anual de 1995; también ver el Journal of
American Academy Child and Adolesc. Psychiatry, 36:3, March 1997.

44 Cf. de GREGORIO BUSTAMANTE, Alvaro-PEDROSA de ALVAREZ, Susana,


conferencia "Denuncias erróneas o falsas de abuso sexual infantil..." realizada el 16 de agosto del 2.000;
XII Congreso Latinoamericano, IV Iberoamericano de Derecho Penal y Criminología, La Plata,
septiembre del 2.000, libro de ponencias págs. 177/182; también en la jornada "La obstrucción del
vínculo con los hijos...", 20 /9/ 2.000, efectuada en el Auditorio de la Honorable Cámara de Diputados
de la Nación.

45 FALLER, Katheleen C., "Guidelines for fettermining the likehood child sexual abuse
ocurred", Trad.: "Guías para determinar la ocurrencia de abuso sexual infantil", Ph. D., 1.998, pg. 7.

46 CAPOLUPO, Enrique Rodolfo, ob. citada, pg. 153.

47 Autora y obra cit., pg. 7.

48 Cf. NAUMANN, 1.985, obra citada, 1.998.

49 de GREGORIO BUSTAMANTE-PEDROSA de ALVAREZ, obras citadas.

50 BERLINERBLAU, Virginia, ob. Cit., p. 209.

51 "El perito experto en los casos de abuso sexual infantil..." , 1998, pp. 270.

52 de GREGORIO BUSTAMANTE, Alvaro, opus citatis.

53 Ver B.M.L. SIQUIER de OCAMPO, GARCÍA ARZENO y otra; "Las técnicas


proyectivas y el proceso psicodiagnóstico", pg. 28.

54 CABELLO, Vicente P. " Psiquiatría forense en el derecho penal. Doctrina. Jurisprudencia.


Pericias"; Tomo I. Ed. Hammurabi, 1981, p.64. También en la edición actualizada, año 2.000, p. 62.

55 VALLEJO NAGERA, Simposio de Psiquiatría Forense, en CABELLO, op. cit., p. 64.

56 Idem.

18
19

57 CABELLO, op. Cit., ps. 76/77.

58 PEDROSA de ALVAREZ, Susana, "Denuncias erróneas o falsas de abuso sexual infantil.


Aspectos psicológicos y forenses"; 16 de agosto del 2.000.

59 Cf. de GREGORIO BUSTAMANTE - PEDROSA de ALVAREZ, ob. Cit..

60 GRANDOLI, Mariano, E.D., Tº 30, pg. 857, también citado por CAMPS, Carlos y
NOLFI, Luis, en " El Ministerio Público y la efectividad del derecho de los menores cuyos padres están
separados a mantener contacto con ambos progenitores", J. A. Tº 1- 2.001, pg. 655.

61 CARDENAS, Eduardo J., "El abuso de la denuncia de abuso", La Ley, ejemplar del
15/9/2.000, año XLIV, Nº 178, ps. 1 a 3.

62 Ver “El perito experto en los casos de abuso sexual infantil...”, p. 251.

63 PADILLA, Eduardo J., articulo inédito sobre la "Ponderación de los relatos de Abuso
Sexual Infantil", citado por CÁRDENAS, Eduardo J., op. Cit., p. 2.

64 Cf."“El perito experto en los casos de abuso sexual infantil...", pg. 251.

65 perículum in mora.

66 fumus bonus iuris.

67 Obra citada, pg. 1.

68 Ver "El perito experto...". American Psychological Asoc.1998, p. 271.

69 PADILLA, Eduardo J., “A propósito de los relatos de abuso Sexual Infantil”, 9/1.999,
revisado y ampliado en enero de 2.000; Fundación Familia y Comunidad. Médico psiquiatra miembro
Honorario de la Asociación Argentina de Victimología; miembro de la International Society, for the
Prevention of Child Abuse and Neglect; miembro de la British Association for the Study of Child abuse
and Neglect; miembro asesor de la sociedad Argentina de Terapia Familiar; presidente de la Fundación
Familia y Comunidad.

70 CECI, S. & BRUCK, M. , 1.995, KOOCHER & col., 1.995.

71 Ver "El perito... ". American Psychological Association, D.C., 1998, pp. 200.

72 CECI, Stephen, 1.994; WOLFNER & FAUST, 1.993.

73 Cfr. CECI, Stephen, 1.994; WOLFNER & FAUST, 1.993. Obra citada., 1998, p. 110.

74 CABELLO, ob. Cit., pg. 61. El interpolado entre corchetes nos pertenece.

75 Cfr. BOAT, EVERSON & HOLLAND, 1.990, "Child Abuse & Neglect", Trad.: "Abuso
Sexual y Negligencia", vol. 18, nro. 2, 1.994, pp. 139 -154. "Exploration of anatomical dolls for non
refferred preschool. I-aged Children comparison by age, gender, race, and socioeconomic status". En
síntesis, también CAMPBELL y muchos otros, han criticado las terapias iatrogénicas de los
profesionales que usan muñecos sexuados, en sesiones de “terapia” infantil, para niños sin certeza de ser
abusados.

76 Ver " El perito experto en los casos de abuso sexual infantil. Qué puede y debe decir el
testigo experto en la Corte". American Psychological Association, D.C., 1998, pp. 256; de GREGORIO
BUSTAMANTE - PEDROSA de ALVAREZ, obras citadas.

77 Ver " El perito...", Am. Psychological Association , D.C., 1998, pp. 112.

78 Vid. " El perito... ". American Psychological Association , D.C., 1998, pp. 112.

79 ídem.

80 DIGÉS Margarita, “los falsos recuerdos Sugestión y memoria", ed. Paidós, 1997.

81 DIGÉS, Margarita y ALONSO-QUECUTY, 1993.

82 Cf. BRUCK, Maggie & CECI, Stephen, 1.997.

83 Cf. Sullivan, 1.989, Fisher, 1.995.

19
20

84 IZQUIERDO, Luis, "Psicología de Profundidad y Psicoterapia" ed. Depalma, Bs. As.,


1.973, pg. 133. Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad central de Madrid, Mass Comunications
en Lovaína y Doktor Psychologie universidad de Salzburgo, graduado con la máxima calificación,
recibió su formación de psicólogo terapeuta en Alemania,(Universidad de Bonn. Especializado en
Psicología de profundidad y psicología religiosa.

85 Ver "El perito experto en los casos de abuso sexual infantil...", p.178.

86 Cfr. SUMMIT, Roland, op. Cit., 1.992.

87 SGROI, "El perito...", ps. 191, 200, 252, 253 y otras; cursiva y subrayado nos pertenecen.

88 "El perito experto en los casos de Abuso sexual Infantil...", pg. 164; de GREGORIO
BUSTAMANTE, Álvaro, obras citadas.

89 SUMMIT, 1992, p.157.

90 Cf. "El perito experto en los casos de abuso sexual infantil..", p. 164.

91 MYERS & col., 1989. "El perito...", p.164; LEVY, 1989;

92 MELTON & LIMBER, 1989.

93 de GREGORIO BUSTAMANTE, Alvaro, obras citadas.

94 Ver " El perito experto...", p. 8.

95 ídem, p.119.

96 Ver "El perito...", pp. 223, 3ra. ed. revisada por la Academia Americana de Psiquiatría.

97 CAMPBELL, Terence W., American Journal of Forensic Psychology, vol.15, number 1,


1997, pp. 5-6. Publicado por el American College of Forensic Psychology; Campbell, es psicóloga
forense y presentó su trabajo en el 12th Annual Simposium of the American College of Forensic
psychologie, 1996.

98 HALL, Jerónimo, Criminología, Depalma, Bs. As., 1.963, p. 24; CABELLO, o. c., p. 77.

99 CABELLO, ob. Cit, pg. 77.

100 Cf. AON, Lucas C., “Violencia Familiar y Abuso sexual”, ed. Universidad, 1998, p. 82.

101 Receptado en los arts. 3 de la ley 23.849, 9.3, 20.1, 21, 37 inc. c) de la Convención sobre
los Derechos del Niño, y en los principios 2 y 7, 2do. Párrafo de la Declaración de los Derechos del
niño, proclamada en 1.959 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

102 JUNG, Karl Gustav, en “Psychologie und Religion, rascher verlag”, Zurich, 1962, pág.
22; hay edición española de Ed. Paidós.

103 PINILLOS, o. c., p. 208; el interpolado entre paréntesis nos pertenece.

104 HALL, Jerónimo, op. Cit., pg. 24, citado por CABELLO, Vicente P., ob. Cit., pg. 77.

105 BASILE, Alejandro A., "Lesiones. Aspectos médico-legales", ed. Universidad, pág. 251.

106 CECI, Stephen & BRUCK, Maggie "Peligro en la Corte", 1.995; PADILLA "A propósito
de los relatos de abuso sexual infantil", pg. 9; CARDENAS, E. J., obra cit., pág. 2.

107 SADOCK-KAPLAN, "Manual de Psiquiatría de urgencias", ed. Médica Panamericana,


1.996, pg. 74.

108 PATITÓ, o.c., pg. 387.

109 CORSI, Jorge, Diario Clarín, 11/2/1.996, pg. 20.

110 CLARÍN.com "Chicos acosados en la red", 20/6/2.001, sección opinión.

20
21

111 ROMANO, Esther, "Maltrato y violencia intanto-juvenil...", p. 179.

112 CASTEX, Mariano N., disertación en el XII Congreso Latinoamericano, IV


Iberoamericano de Derecho Penal y Criminología, La Plata, 7 de septiembre del año 2.000.

113 RASCOVSKI, Arnaldo, " El filicidio", ed. Zlotopioro-SACIF, 1.973, pg. 279.

114 Ver "Dilema para psicoanalistas: las consultas por abuso sexual de niños en las
Instituciones de salud", publicado en "Violencia Familiar y abuso sexual", ed. Universidad, ps. 279/80.

115 CABELLO, Vicente P., obra citada, 1.981, pg. 73 y edición 2.000, pg. 70.

116 ïdem. También en CABELLO, "Psiquiatría forense en el Derecho Penal", Hammurabi,


año 2.000, Tº 1, pg. 70.

Dr. Alvaro de Gregorio Bustamante


Derechos de autor reservados.

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