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Para qué la lectura de la Biblia

Sustancia Sutil
¿Para qué hacer una ‘iniciación a la lectura de la Biblia’?
1. Al comenzar este curso teológico que pretende ser una introducción a la la
Biblia”, surge inevitablemente una pregunta: ¿Por qué nosotr@s debemos leer la
Biblia? ¿En virtud de qué razón o principio se vuelve razonable leer la Biblia?
Incluso, ¿qué provecho puede tener para nosotros, que estudiamos diferentes
carreras, lejanas al mundo y al universo bíblicos, la lectura de esta literatura
antigua y extraña? Si descontamos las motivaciones, legítimas, que puedan tener
los creyentes, judíos y cristianos, para leer su libro sagrado, ¿cuáles motivaciones
hacen válida y provechosa esta lectura para el resto de los estudiantes?
2. En diversos diálogos con los alumnos sobre el tema, han surgido al menos siete
razones, que expongo a continuación:
a. Desde un punto de vista puramente pragmático, estamos en una Universidad
Católica y en ella existe la exigencia, para todos l@s alumn@s, de cursar un
curso teológico durante la carrera. Este curso forma parte de la malla mínima
de los propios estudios. Se trata de una obligación conocida universalmente
(obligación para algun@s discutible, pero al menos transparente: se conoce
desde el ingreso, al que nadie ha sido obligado). Ocurre que la Facultad de
Teología ofrece alrededor de treinta cursos al semestre, para facilitar a los
alumnos el cumplimiento de este curso mínimo (el equivalente sería que la
misma Facultad ofreciera unas treinta secciones del mismo curso, sólo que
aquí, aparte del profesor, se puede elegir también una materia diferente).
Ocurre también que este curso en particular tiene un horario y se imparte en
un lugar que resulta cómodo para quien lo inscribe. Y que con eso basta. Los
cursos teológicos tienen, además, la fama de no ser muy demandantes y de
ayudar a subir el promedio (esta fama es variable, cuentan de algunos en los
cuales, incluso, es necesario asistir a clases y estudiar, como si
sorprendentemente el profesor creyese que sus alumn@s son inteligentes y no
tont@s).
b. La Biblia es una obra literaria interesante, de un grupo semita sur-occidental,
que nos permite entrar en el universo simbólico de un pueblo determinado de
la antigüedad. En otras palabras, vale la pena como puede ser interesante
conocer el Corán o las obras de Homero, Buda, etc. Algo así como por ‘cultura
general’. Aquí podemos valorar la Biblia desde el punto de vista puramente
literario e histórico.
c. Relacionado con lo anterior, se puede pensar: es valioso abordar el objeto
propuesto, la Biblia, desde la perspectiva de las ciencias de la religión y las
religiones comparadas. Se puede pensar, tal vez como una idea preconcebida,
que dentro del temario se analizará la experiencia religiosa universal,
particularmente la de los pueblos bíblicos, y sus mediaciones históricas,
sociológicas, psicológicas, etc. Y que se hará más de alguna comparación con
otras experiencias religiosas. Un conocimiento como éste es siempre útil.
d. Se trata, la Biblia, de una obra que ha tenido gran influencia en nuestra propia
cultura, heredera, en parte, de la tradición llamada ‘judeo-cristiana’. El estudio
La lectura de la Biblia: ¿Por qué leer la Biblia? 2
de la Biblia nos permitiría conocer mejor nuestro propio sistema de valores, el
origen de algunas de nuestras instituciones actuales, su sentido inicial, su
evolución, etc. A través del estudio de la Biblia podríamos dar algún paso en el
conocimiento de nosotros mismos, de nuestra historia y cultura, de nuestra
sociedad, mediante el estudio de nuestras propias raíces.
e. Para otros, creyentes judíos y cristianos, en la Biblia está la verdad revelada
por Dios a la Humanidad, verdad en la que creen como sobrenatural y
vinculante (para los judíos esto es válido sólo para la TNK, la llamada ‘Biblia
Hebrea’, parte mayoritaria y fundamental del Antiguo Testamento de los
católicos). Iniciar y/o profundizar su estudio sistemático es una tarea
necesaria, no sólo para conocer los contenidos de esa revelación, sino para
conocer también el modo correcto de actuar en conformidad con ella.
f. Relacionada estrechamente con la anterior, se da la siguiente razón: en el
contexto cultural en el cual nos movemos, el pluralismo existente respecto de
la fe, la religión, la moral hace necesario fortalecer la propia formación, de
manera de estar preparad@s para responder a los cuestionamientos que se
vayan presentando. En otras palabras, se ve la necesidad de, por así decirlo,
‘blindar’ la fe con respuestas para todo, particularmente para las prácticas que
se realizan sin saber su origen ni su sentido.
g. Para esos mismos creyentes, judíos y cristianos, la Biblia constituye un
testimonio de la automanifestación divina y todas las personas, sin distinción
de credos, deberían buscar en ella las respuestas a todas sus preguntas, en
virtud de que, lo que hay que saber para vivir esta vida, Dios lo ha puesto allí
por escrito. Esta verdad revelada sería pertinente no sólo para los creyentes,
sino para todos, pues para ‘salvarse’, quien no cree debería dar el paso de
aceptar esta revelación divina y regirse por ella. En otras palabras, en la Biblia
están las ‘reglas de vida’ dadas por Dios a las que tod@s deben someterse, si
quieren ser aprobad@s por ese mismo Dios. Sería una especie de ‘carta de
navegación universal’ que en algún momento de la historia se hizo accesible a
la Humanidad (esto se puede percibir, por ejemplo, en el discurso de algunos
cuando esgrimen una determinada interpretación de la ‘ley natural’ como la
voz inmediata de Dios, creador y rector del universo, a través de la doctrina de
la Iglesia Católica según es enseñada por el magisterio de los obispos).
3. Como profesor de este teológico reconozco que la primera razón (“las cosas
aburridas hay que procurar hacerlas lo antes posible)”, ese nivel (mínimo) de
motivación (“es obligación en general hacer un ramo teológico y, en particular,
éste resulta suficientemente cómodo”), es legítimo y que no es posible exigir
más, como comienzo. La dificultad que me surge es que yo mismo no creo en esa
razón como motivación suficiente para mí: para estudiar el tema, programar y
ofrecer un curso sobre el argumento planteado. Si en la Biblia hay algo de
verdad, ésta no se impone desde la autoridad, de manera extrínseca: no pretendo
imponer la ‘verdad’ oficial de esta universidad1 o de la Iglesia Católica, la ‘verdad
1
Advierto de inmediato que, contra lo que han expresado algunos alumnos, no existe
una tal “verdad oficial” de la universidad respecto a cuestiones teológicas en todo lo
que va más allá de lo universalmente creído por los cristiano-católicos como dogmas,
que no son infinitos. Lo demás es objeto de reflexión y elaboración permanente. Para
comprobarlo bastaría asistir a dos o tres cursos en nuestra Facultad de Teología o leer
La lectura de la Biblia: ¿Por qué leer la Biblia? 3
verdadera’, a nadie. Si la Biblia tiene algún valor, como cualquier verdad, el valor
se descubre por la pertinencia o la significatividad de esa verdad para la vida.
Como señala la misma Biblia, ‘la verdad les hará libres’ (Juan 8,32). En otras
palabras, si la Biblia es verdadera, según sus propios criterios, el criterio de
verificación o falsación del grado de veracidad de su contenido estará en su
capacidad de liberar, de ayudar a crecer en la calidad de sujeto de las propias
acciones y decisiones, y resultará falsa si lo que hace es quitar esa libertad, esa
disponibilidad sobre la propia vida. Esto mismo se ha dicho en teología cuando se
sostiene que en la Biblia está la Palabra de Dios para nuestra salvación (y aquí
salvación se puede entender como posibilidad de vivir desde ahora una vida con
sentido, de comenzar en esta vida a vivir la vida plena que Dios promete a los
suyos, que son –somos– toda la Humanidad) (cf. CONCILIO VATICANO II, Constitución
Dei Verbum, sobre la Divina Revelación, 11).
4. ¿Es posible que la Biblia ‘mienta’? Según la fe cristiana, la Biblia no se equivoca
en lo que se refiere a la fe y la salvación (ya tendremos la posibilidad de explicar
el significado de esa afirmación). Pero, según la misma Biblia, es posible que el
diablo cite la Escritura para su propio provecho (cf. Mt 4,1-11; Lc 4,1-13). En otras
palabras, que se puede invocar a Dios para dañar la vida, la libertad, la dignidad
de las personas. Por lo tanto, no basta el uso un texto verdadero para asegurar la
verdad de su uso, sino que es necesario usarlo según la finalidad del mismo. Esto
hace doblemente importante el estudio de la Biblia, una iniciación a su lectura, a
su sentido.
5. Con lo dicho recién ya va quedando claro que, desde el punto de vista de la
misma “Escritura Santa”, lo importante y fundamental no es la simple lectura de
la Biblia, sino la búsqueda del sentido de la vida. Éste es el desafío mayor de toda
persona, de cada hombre y cada mujer. La Biblia tendrá valor en la medida en
que sea una ayuda para enfrentar esta tarea. Si una persona logra abstraerse de
la marcha habitual de las cosas, del ruido de lo cotidiano, una y otra vez se le
presentarán las mismas preguntas, siempre respondidas, siempre por responder:
6. ¿Quién soy yo en verdad?, ¿qué hago en el mundo?, ¿qué sentido tiene mi vida,
y la de los demás?, ¿qué relación existe entre mi existencia y la de los que me
rodean?, ¿a quiénes puedo y debo considerar prójimos, próximos, los “míos”?,
¿con quiénes y según qué criterios soy parte de un mismo “nosotros”?, ¿de
quiénes no tengo obligación de hacerme cargo?, ¿qué papel juegan los demás y
el mundo entero en mi vida?, ¿qué papel juego yo en la vida de los demás y en
la marcha del mundo?, ¿qué rumbo tomar aquí y ahora?, ¿qué estoy sintiendo
ahora?, ¿qué valor dar a las emociones que experimento?, ¿de acuerdo a qué
valores debo tomar mis decisiones, de manera de no tener que lamentar sus
costos más adelante?, ¿qué significado tiene el pasado, vivido, actuado,
padecido, en el presente que vivo ahora?, ¿qué sentido tendrán al final de mi
vida?, ¿estoy en el lugar correcto?, ¿estoy haciendo lo correcto?, ¿qué es la
verdad?, ¿el bien?, ¿la belleza?, etc.
7. Estas son las preguntas básicas, que definen la existencia de cada uno de
nosotros. Plantearse estar preguntas es algo propio y específico del ser humano.
Y es también algo inevitable, si queremos ser verdaderamente humanos. Los
animales, las plantas, no sabemos que se las planteen. Actúan por instinto y eso
escritos de sus profesores.
La lectura de la Biblia: ¿Por qué leer la Biblia? 4
les alcanza, su sistema endocrino, su sistema nervioso, les da respuestas
adecuadas a cada ocasión. Buscan el placer y evitan el dolor 2.
8. Nosotros, en cambio, nacemos carentes de seguridad y de identidad.
Dependemos, en un comienzo de modo casi absoluto, de los demás, del cuidado,
las atenciones, la entrega de quienes nos rodean. Sin esa seguridad, nacida de la
conciencia (al menos implícita) de pertenecer a alguien, no surge en nosotros la
identidad, no se desarrolla esa capacidad de ser sujeto de acciones con
significado humano, de preguntarnos por la vida ni ‘quién soy’. Sin esta identidad
dinámica, siempre en formación, no llegamos a ser protagonistas de la propia
vida, de la propia biografía. Esta identidad se construye a lo largo del tiempo, a
partir de lo que vamos viviendo y del significado que damos a los diversos
acontecimientos de la vida.
9. A partir de todo lo experimentado, vamos construyendo lo que algunos han
llamado un ‘sistema de significado’, una percepción unitaria del conjunto
multiforme de la realidad. De ese ‘sistema’ surge la actitud fundamental frente a
la realidad, en torno a la cual se desarrolla la personalidad, se integra la
diversidad de lo real. A través de este ‘sistema de significado’ elaboramos una
suerte de ‘mapa del mundo’, gracias al cual podemos juzgar el pasado, decidir
sobre el futuro, y así afirmarnos de una determinada manera en el presente
(entendido como el punto de equilibrio inestable entre el pasado, leído de una
determinada manera, y el porvenir, hacia el cual se camina de un modo también
determinado). La elaboración de este sistema es para cada persona la tarea
fundamental de la vida, la necesidad existencial más importante.
10. Este sistema, o mapa, es dinámico: siempre estamos reformulando lo que nos
pasó (su significado), lo que queremos que nos pase, y con ello, la propia
identidad. Por lo tanto, es un proceso (de adquisición progresiva de identidad a
partir de las experiencias) y al mismo tiempo un hecho (es decir, el fruto de ese
mismo proceso).
11. Los filósofos del lenguaje señalan que éste (el lenguaje y, podemos asimilarle en
este caso, el ‘sistema de significado’) no sólo cumple las funciones de descripción
y expresión, sino que también genera la realidad y constituye a la persona en lo
que ella es. En otras palabras, con el lenguaje ciertamente describimos los
fenómenos exteriores, damos cuenta de la realidad, ponemos nombre a las cosas,
las reconocemos llamándolas con las palabras adecuadas y con esas palabras
también podemos compartir con otros nuestras apreciaciones. Además, con el
lenguaje nos expresamos, es decir, damos a conocer nuestro mundo interior. Con
todo, estas funciones no agotan lo que el lenguaje es capaz de hacer. Porque al
describir o expresar, hacemos juicios sobre la realidad que, de alguna manera,
crean esa misma realidad. Qué quiere decir esto: de todo lo observable, interna o
2
Existe en griego una distinción que puede ayudar a entender este punto. Por una
parte está la vida biológica, expresada con el sustantivo biós, propia de los animales y
el Hombre (lo que en metafísica se llama ‘alma sensitiva’), y está también la vida
humana, podemos decir también biográfica, expresada con el sustantivo zoé. La vida
como zoé tiene que ver con la libertad, la calidad de la vida, con su sentido, el
protagonismo respecto de las propias decisiones, y sólo se refiere a algo propio y
exclusivo del ser humano (que en metafísica se llama ‘alma racional’, que incluye
como parte de sí el alma sensitiva).
La lectura de la Biblia: ¿Por qué leer la Biblia? 5
externamente, nos detenemos en ciertos aspectos que consideramos más
significativos, y ya al hablar ‘sobre’ la realidad presente, pasada o futura, estamos
interpretándola, juzgando sobre ella desde unos parámetros determinados. Y, en
seguida, tomamos decisiones sobre nuestro curso de acción a partir de esas
interpretaciones. Esas decisiones afectan la visión que tenemos de lo que hemos
sido, lo que somos, lo que seremos, y afectan también la realidad externa a
nosotros. Por eso podemos decir que el sistema de significado, como expresión
concreta del resultado al que hemos podido llegar con el lenguaje, nos genera,
porque es decisivo en la elección del rumbo de la propia vida, del desarrollo de la
propia identidad, con las consecuencias que ello traerá para cada uno y para
todos.
12. Puede darse, y es muy común, que uno no se detenga a reflexionar sobre las
preguntas planteadas anteriormente. En otras palabras, que se viva simplemente
la vida, sin hacer el esfuerzo de explicitar el significado de las cosas, el lugar de sí
en el mundo, el valor de lo vivido y lo esperado. Pero la ausencia de una
tematización del ‘sistema’, de una explicitación del ‘mapa’ personal del mundo,
los valores, etc. no es sinónimo de que éstos no existan. Es más: puede darse la
paradoja de que un cierto sistema declarado, explicitado, no se vea reflejado en
las decisiones, las acciones de la persona que lo manifiesta, su biografía. Es
decir, que el sujeto de la acción proponga un discurso determinado sobre el
mundo, sobre los demás, sobre sí, un cierto ‘mapa’, que luego no se verifique en
la manera de actuar. En este caso, habrá que dar prioridad a la observación de
las acciones de esa persona para conocer quién es de hecho el sujeto de tales
acciones, y de tal discurso. Todos, en la práctica, tenemos alguna actitud básica,
práctica o existencial, que se deriva de una relación con algún absoluto (afirmado
o negado), con alguna visión ética de la existencia (una valoración de las cosas
como mejores o peores). A partir de esa visión objetiva y última y de la decisión
fundamental que nace de ella, se conforma la vida de esa persona.
13. Ahora volvemos a la Biblia: de qué puede servir su lectura y estudio en este
contexto. Me parece que al menos hay dos puntos de vista, no incompatibles,
que justifican su lectura. Hemos dicho que la tarea fundamental de la vida es
hacernos cada vez más libres, más disponibles, más plenamente sujetos de
nuestras propias acciones, protagonistas de la biografía personal. También que
para ello es necesario constituir, aunque sea atemáticamente (de manera
implícita, no consciente) un ‘sistema de significado’ que dé respuesta a las
preguntas sobre el sentido de la vida que constantemente nos vemos obligados a
enfrentar. Entonces, resulta que la Biblia nos ofrece un gran ‘sistema’, que
recoge el fruto de la vida, el recuerdo, la reflexión, la acción de un pueblo en su
búsqueda de sentido. Para quien tiene fe (algo que no es obligatorio para el
curso), en la Biblia está el mejor mapa de sentido que podamos encontrar. Y,
para quien no tiene fe (situación que no es incompatible con la materia que
trataremos), existe un mapa de sentido importante, en la medida en que ha
marcado nuestra cultura, la marcha del mundo, la vida de muchas personas (es
decir, ha generado acción y, con ella, realidad), mapa que puede ser estudiado,
evaluado, juzgado, y aceptado o rechazado por cada uno de nosotros.
14. Y, conectado con este último punto, una razón mínima para la lectura de la Biblia,
incluso desde fuera de la fe religiosa, puede ser el que nos obligue, nos ayude al
La lectura de la Biblia: ¿Por qué leer la Biblia? 6
menos, a explicitar, tematizar, objetivar, el ‘mapa’ interno con el cual, de hecho,
vivimos. Así sería posible hacernos más dueños de nosotros mismos. Mientras
más integración exista de la totalidad de lo vivido, padecido, hecho, proyectado,
en un mapa o sistema que lo reúna, más realización experimentamos, más
libertad poseemos, más dueños somos de nuestras acciones. En este sentido,
muy amplio, la lectura de la Biblia como expresión de un determinado sistema
puede sernos muy beneficiosa al ayudarnos a explicitar el propio sistema, es
decir, aquello que resulta determinante a la hora de forjar nuestra identidad.
15. Una última cosa. Una “Iniciación a la lectura de la Biblia” tiene, a mi parecer,
fundamentalmente dos planteos posibles. Por una parte, presentar la Biblia, sus
partes, el proceso de su formación, su contexto geográfico, social, histórico. Esta
mirada, exterior, se limita, según entiendo, a entregar información sobre ella,
como se podría hacer con otro objeto de estudio. Por otra, y es el enfoque del
curso, se puede buscar también iniciar a la lectura de la Biblia con una
perspectiva y un método diferentes. En lugar de quedarse en lo de fuera, se
pretende ir descubriendo hilos internos de la misma Escritura Cristiana, claves
para su lectura y para la lectura de la vida, de manera de ir explicitando la
imagen de Dios, del Hombre, del mundo que en ella aparecen, el valor de las
cosas, la evolución que van experimentando estas imágenes, la relevancia que
pueden tener hoy para quienes nos damos la tarea, creyentes o no, de
aclarárnoslas para vivir en este mundo. Es verdad que se trata de un enfoque
que puede mover a una toma de posición frente a lo que se proponga, a descartar
prejuicios, a reformular creencias o increencias, a re-elaborar cosas dadas por
sabidas y descontadas, a confirmar nociones e ideas ya formuladas. Evitar esta
tarea es propio de niñ@s, abordarla, en cambio, propio de personas adultas.
16. Aclarada, muy someramente, la pertinencia del objeto del curso, entremos ahora
en materia.

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