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Manual de guerrilla de la comunicación

We have declared ourselves to be the famous and fabulous foreranners of


communication guerilla because we desire fame, money and beautiful lovers.

Advertencia a las lectoras

Lo que se intenta con este libro es algo paradójico. Aquí se presentará de


manera muy seria la teoría gris de una praxis que no solamente pretende ser
subversiva, sino también placentera y divertida. Las autoras están hasta las
narices de la práctica exclusiva de escribir octavillas insípidas y del
dogmatismo (extendido también entre los autónomos) de la izquierda que a lo
sumo nos permite reírnos del cabaret político. En lo demás hay que demostrar
siempre que llevamos a cuestas todo el dolor y toda la injusticia del mundo.
Queremos huir de la práctica política que mide su propia importancia por el
grado de abstracción o por el gesto de seriedad de sus resoluciones. Puede
que esta imagen sea injusta o exagerada. Pero ya nos conocemos: la mala
conciencia que nos invade cuando, en vez de currarnos por fin aquel texto
teórico sobre la tergiversación, nos pasamos dos noches bailando; la moral del
trabajo que nos obliga a permanecer pálidas ante el monitor (por mucho que
nos guste escribir), en vez de tomar el sol --a pesar del agujero en la capa de
ozono-- en la piscina; la escrupulosidad con la cual revisamos unas
expresiones para comprobar si se atienen a la línea políticamente correcta.
Todo eso nos es muy familiar.

“No hay una vida correcta en lo falso”. No obstante, a muchas nos gustaría vivir
una vida no supeditada a los conceptos de competencia y de rendimiento y
que, además, resulte atractiva. La guerrilla de la comunicación tal vez podría
ser un medio para tal praxis.

Un exceso de análisis y estructuración, de conceptualización y delimitación de


diferentes principios, métodos y técnicas puede restarle encanto hasta a la más
bonita de las acciones. Precisamente por esta razón, nos contamos muchas
historias de acontecimientos sin despiezarlas para no convertirlas en teoría
seca e indigesta. Sin embargo, sería igualmente fatal ver en las concepciones
teóricas que aquí se proponen un manual de reglas a seguir, y encerrar así la
propia práctica en un corsé que ya no deje lugar a deseos, placeres y
diversiones incontroladas. Y aunque no haya unanimidad acerca de las
valoraciones o los ejemplos propuestos, este libro se propone a la lectora como
caja de herramientas que ofrece palabras, metáforas e imágenes y que anima
a reflexionar sobre posibilidades similares en la propia práctica. Hacer eso en sí
mismo ya contribuye a desarrollar la práctica propia. Y ésta es también la mejor
contribución que se puede hacer a una futura teoría de la subversión.

Sobre la guerrilla de la comunicación

«¿Acaso la mejor subversión no es la de alterar los códigos en vez de destruirlos?


Roland Barthes
La política radical de izquierdas y la crítica de la sociedad tienen fama de
querer realizar su deseo de una política emancipatoria ante todo por medio del
esclarecimiento racional y la proclamación de una verdad única. Las autoras de
los textos aquí recopilados no disponen de una verdad tal que se podría
inscribir en sus banderas y con la cual podrían machacar a las demás gentes
de izquierda o a los no creyentes.

Con el concepto de guerrilla de la comunicación invitan a experimentar otras


formas de hacer política que --a pesar de pertenecer ya desde hace tiempo a la
práctica de los grupos de izquierdas-- muy a menudo han sido subvaloradas
como bromitas poco serias al margen del verdadero trabajo político. Este
Manual de guerrilla de la comunicación aborda estas formas de práctica política
subversiva, sus condiciones, posibilidades y límites.

Las autoras no van a reproducir aquí las controvertidas discusiones que se han
producido una y otra vez por diferencias en la manera de pensar, por el
enfrentamiento entre conceptos marxistas y anarquistas, entre conceptos
económicos tradicionales y de teoría discursiva, entre la crítica del
eurocentrismo y la preservación en unos valores universales. Por el momento,
han acordado ubicarse conjuntamente en el lugar poco seguro de la crítica de
la situación actual. A raíz de las dudas siempre presentes y conscientes del
condicionamiento histórico de nuestros propios proyectos políticos
tradicionales, hemos sentido la necesidad de desarrollar prácticas políticas que
correspondan, por un lado, a la situación actual pero que, por otro lado, no
renuncien de forma irreflexiva a planteamientos básicos de la izquierda no
dogmática de los años 70 y 80.

Aparte de nuestra postura irreconciliable con las formas de producción


capitalista, con las estructuras de poder y las formas de socialización que
desprecian al ser humano, teníamos y tenemos otro punto de partida en
común: el descontento con una práctica política de la izquierda radical que
anda dando tumbos entre la militancia estricta, la política realista pragmática y
la pura crítica ideológica. El malestar frente a estas formas tradicionales de
política de izquierdas, que parecen ser excluyentes, ha aumentado en una fase
histórica donde se oyen todas partes quejas sobre la crisis de la política de
izquierdas y donde se manifiestan claramente los puntos débiles y los
problemas de sus conceptos políticos y sus formas de actuación. Partiendo de
dicha situación, las autoras de este libro discuten caminos y condiciones para
una práctica que ya no (mal)entiende “la militancia” en un sentido militar, pero
que tampoco quiere entrar en la alternativa falsa de la “pura crítica ideológica” o
de la “política realista pragmática”.

Si nos centramos en el ámbito intermedio entre la política esclarecedora y la


intervención simbólico-cultural y si atacamos las formas de política de
izquierdas que se visten a menudo con una seriedad casi protestante,
queremos que se entienda esta crítica como una crítica solidaria y dirigida
también a nosotros mismos. En un ambiente social que no ha cambiado a favor
nuestro desde los años 70 --más bien al contrario-- nos gustaría contribuir a
una ampliación de las formas de hacer política de izquierdas. Va en aumento el
peligro de que la utopía de una sociedad diferente no sólo será desechada por
ilusoria, sino que ni siquiera podrá ser ya pensada.

La guerrilla de la comunicación ni facilita una concepción teórica impermeable


ni unas reglas fijas y exactas para el desarrollo concreto de una práctica
política. Esta concepción surgió de la exigencia de unir en la reflexión nuestras
distintas prácticas políticas y nuestra teoría de la crítica social, de
interrelacionarlas y de hacer que los dos procedimientos se estimularan
mutuamente, en vez de servirse de uno sólo con el fin de atacar al otro. En el
tiempo que estuvimos escribiendo nuestras propias reflexiones y las ideas y
acciones de otros, se desarrollaron nuevas ideas para propias acciones y
campos de intervención que por su parte dieron pie al desarrollo de palabras,
conceptos y teorías.

La concepción de la guerrilla de la comunicación forma parte de un proceso


donde se critican las relaciones sociales de dominio como, por ejemplo, el
nuevo y el viejo nacionalismo, el sexismo/patriarcado, el racismo y las formas
de producción capitalista vinculadas con éstos; analiza la normalización de
tales relaciones de dominio a nivel de los discursos sociales y de las formas de
> gramática cultural y formula propuestas de cómo poder cuestionarlas.

La guerrilla de la comunicación quiere socavar la normalidad y la pretendida


naturalidad del orden imperante. Su posible subversividad consiste, por de
pronto, en el intento de cuestionar la legitimidad del poder abriendo de esta
manera otra vez el espacio para utopías. Su proyecto es la crítica de la no-
cuestionabilidad de lo existente. Dicha subversividad pretende transformar los
discursos cerrados en situaciones abiertas, cuestionando la normalidad
mediante un inesperado factor de confusión. Cada acción mirada por sí misma
constituye sólo una forma momentánea y aislada de transgresión. Pero a
medida en que los grupos políticos van abriendo espacios en vez de cerrarlos o
fijarlos, se crean posibilidades para visiones y pequeñas anticipaciones de una
alternativa a la sociedad actual. En estos momentos de repente es posible que
los sujetos actúen de otra manera que de costumbre, que desarrollen prácticas
cuya experimentación les haga cambiar no sólo lo que dicen, sino también lo
que hacen.

En la búsqueda de tales formas de intervención, las autoras se han dejado


inspirar por personas, grupos y movimientos que han reflexionado sobre la
relación entre poder, lenguaje y subversión, entre arte, técnica y política. En el
imaginario árbol genealógico de lo que en este libro se considera guerrilla de la
comunicación, se encuentran unos antecedentes tan diversos como la
Internacional Situacionista, el movimiento del 77 de Italia, la Comuna I de la
República Federal de Alemania, los yippies, los culture jammers y los billboard
bandits de EEUU o los psicogeógrafos de Francia, Italia e Inglaterra. El análisis
de dichos grupos, de sus formas de acción y de sus posiciones políticas no
sólo ha influido en la práctica de las autoras, ampliándola de múltiples
maneras, sino que también nos ha llevado a nuevas reflexiones teóricas. El
resultado de esto es la teorización de principios, métodos y técnicas de la
“guerrilla de la comunicación” en este manual que no pretende canonizar la
forma correcta de una determinada práctica, sino que pretende constituir una
defensa de la guerrilla de la comunicación como forma de enfrentamiento
político.

El concepto de guerrilla de la comunicación no sustituye en ningún caso la


discusión sobre contenidos y formas de organización, ni acciones antifascistas,
ni programas teóricos, ni nuestros propios medios de comunicación. Tampoco
está en contradicción con una política de la contrainformación. Este concepto,
no obstante, parte de la idea de que unos contenidos políticos no se aceptan
exclusivamente por su veracidad y verdad, sino que una política radical de
izquierdas siempre ha de tener en cuenta las condiciones de la recepción
política. Cuando el esclarecimiento no dé resultado, la guerrilla de la
comunicación puede ser una táctica más efectiva; pero allá donde exista un
grupo receptivo con el que queramos trabajar o mucha presión social hay que
utilizar el esclarecimiento y la información, y a menudo las dos se solapan y se
complementan.

La guerrilla de la comunicación es democrática en cuanto que confronta a las


ciudadanas no sólo con algunas proclamas, sino que recoge las
contradicciones y las experiencias de sus propias vidas e invita a reflexionar y
actuar de otra manera a partir de ellas. Unas acciones concretas pueden hacer
tambalear el consenso hegemónico por unos instantes y dividir la opinión
pública burguesa en constelaciones cambiantes, no siempre previsibles, de
personas atacadas, participantes y espectadoras. Mientras que las personas
atacadas se ven confrontadas con unas formas de resistencia que las llevan a
situaciones inesperadas y poco controlables, para las participantes
involuntarias, las espectadoras y las indiferentes se manifiesta --en el mejor de
los casos-- una práctica social que no tienen que entender como un ataque
frontal a su propia identidad, sino como una oferta placentera que les abre
nuevos horizontes de reflexión. En este caso no hace falta definir exactamente
quién es el que actúa y qué proclamas y conceptos se encuentran detrás de
cada una de las acciones: la crítica resulta de la propia situación.

Las autoras se han decidido por el concepto de guerrilla de la comunicación


porque todos los conceptos y todas las formas de acción que resumen se
refieren a procesos de comunicación social: a la comunicación entre medios y
consumidoras de medios, a la comunicación en el espacio público o social, así
como a la comunicación entre instituciones sociales e individuos. La
comunicación abarca mucho más de lo que hace suponer la generalizada
visión tecnicista: no se limita a los medios de comunicación de masas (mass-
media) o a medios técnicos de comunicación como el fax, el móvil, el
ordenador y el modem. Estos chismes que pueden ser útiles están, sin
embargo, enormemente sobrevalorados.

Al menos igual de importante que los medios técnicos de comunicación son las
formas cotidianas de comunicación “cara a cara” y las estructuras sociales de
comunicación en las cuales se producen y reproducen continuamente las
relaciones de poder. Actuar de forma diferente de lo previsto dentro de estas
estructuras de poder de la comunicación social, sustraerse a determinadas
formas de comunicación y de “diálogo”, puede constituir una crítica clara y
eficaz de estas estructuras de poder aparentemente normales. En algunas
situaciones, el intercambio aparentemente razonable de argumentos puede ser
expresión de aceptación de dichas estructuras: al articular una crítica dentro del
margen de las estructuras de comunicación preestablecidas sólo se ayuda a
estabilizar y legitimar, precisamente, las estructuras que se quiere criticar. Lo
importante, pues, no sólo es lo que se critica, sino también el “cómo” de la
crítica.

En nuestra decisión a favor del concepto de guerrilla de la comunicación ha


influido --aunque no nos guste admitirlo-- un cierto romanticismo revolucionario.
A pesar de ello, la metáfora de la guerrilla resulta ciertamente apropiada para
este proyecto, ya que la guerrilla no opera desde una posición visible como un
ejército oficial, sino desde las sendas accidentadas y perdidas, alejadas de las
grandes rutas. La guerrilla no necesita de muchas personas, aunque sí que
depende de la complicidad o, por lo menos, de la tolerancia de la población. Su
táctica se basa en el conocimiento del terreno. Actúa de manera local y en
momentos puntuales. Las guerrillas actúan desde la clandestinidad y para
evitar su captura se trasladan de sitio. No se presentan a la lucha abierta,
puesto que tendrían pocas posibilidades contra la superioridad de las tropas
“ordinarias”. Transmitido al proceso de comunicación, eso significa que se
escapan del margen preestablecido de estructuras de argumentación y tienen
sus propias ideas de lo que conviene y no conviene. Cuando la guerrilla vence,
deja de ser guerrilla, es decir, en ese momento deja de ser transmitible la
metáfora, ya que el concepto de “guerrilla de la comunicación” no sirve para
vencer en un sentido militar, para preparar el camino a una utopía clara y
unívoca en el sentido del Estado perfecto o del no-Estado.

Umberto Eco utilizó ya la metáfora de la “guerrilla” cuando hablaba de unos


intentos de crítica de los dicursos dominantes no basados en la argumentación
y la agitación. De manera parecida a su “guerrilla semiológica”, la “guerrilla de
la comunicación” representa una utilización e interpretación discordante y
disidente de los signos. El concepto de “guerrilla de los medios”, en cambio,
nos aleja bastante de lo que nosotros pretendemos hacer. Bien al contrario de
la obsesión generalizada por los media, el concepto de guerrilla de la
comunicación no se refiere solamente a la comunicación mediática, sino
también a la comunicación e interacción “cara a cara” en distintos foros de
comunicación.

En los ambientes culturales y políticos tanto dominantes como subculturales se


encuentra siempre a gente que tenía o tiene en mente cosas parecidas a las de
la guerrilla de la comunicación. Las autoras del presente libro se dejaron influir
por la forma de actuar de la “Spassguerrila” (= guerrilla divertida) sin optar por
este nombre, ya que la guerrilla divertida va unida de modo inseparable a una
determinada constelación histórica y a determinadas personas; y con la actual
tendencia al “hay que divertirse, ya que es lo único que no nos queda”, este
nombre sólo conduciría a malentendidos. La idea asociada a este concepto de
que la diversión en sí ya es subversiva, a las autoras les parece bastante
cuestionable. Esta idea de la diversión se encuentra también en los “pranks” (=
picardías, bromas) de los pranksters que actúan principalmente en el contexto
artístico de Estados Unidos, y en la “anarchic buffoonery” de Gran Bretaña. Las
autoras, no obstante, tampoco claman por una lectura contraria, o sea, una
lectura que afirme que la diversión no pinta nada en una política de izquierdas
porque lo convierte todo en apolítico y arbitrario.

Expresiones como “cultural terrorism” o “artistic terrorism” (Kono Matsu)


trabajan con la paradoja que resulta de la combinación de un campo de acción
como el “arte” y la “cultura” con el concepto de “terrorismo”. Mientras que los
medios de comunicación italianos en seguida hicieron suya la idea del
omnipresente “terrorista culturale Luther Blisset” sin relacionarla
paranoicamente con bombas y ametralladoras, este concepto evocaría en la
República Federal de Alemania todavía asociaciones con los años 70.

En USA y en Canadá se habla últimamente mucho del concepto de “culture


jamming” que quizás podría traducirse por “interferencia cultural”. La expresión
“Jam their lines” (“¡Interferid sus líneas!”) ilustra bien de lo que se trata. Las
acciones del “culture jamming” se realizan a veces también bajo el nombre de
“monkey wrenching” (monkey wrench = llave inglesa). Este nombre se remonta
a la novela homónima de sabotaje ecológico de Edward Abbey y apunta
claramente en dirección a actos de sabotaje que a veces se unen con
intervenciones de la guerrilla de la comunicación, pero que no forma parte del
centro de reflexiones de este libro.

Mientras que la militancia militar y el sabotaje apuntan a una interrupción del


canal de comunicación, la guerrilla de la comunicación entiende las formas
mismas de la comunicación como prácticas de dominio. Utiliza las estructuras
del poder tergiversando y apropiándose de sus signos y códigos.

Aunque aquí se separa la guerrilla de la comunicación de actos de sabotaje


(daños materiales) o de una política emancipatoria de contrainformación,
somos conscientes del papel que ambos juegan de una u otra manera en
muchas de las acciones que vamos a describir. A menudo es la situación
concreta la que acabará determinando cuál de las formas de acción les parece
más idónea a las activistas; y normalmente serán ellas mismas las que lo
decidan.

El Manual de la guerrilla de la comunicación no puede ni debe ser tomado


como un libro de recetas. Para favorecer distintas lecturas de los textos, hemos
elegido una configuración en forma de collage. De este modo el libro puede ser
usado al mismo tiempo como una suerte de enciclopedia para determinados
temas y planteamientos y como proveedor de ideas para acciones políticas.
Las palabras señaladas con un > remiten a una explicación más detallada en
otra parte del libro. En la bibliografía sólo salen libros y artículos que nos
parecían interesantes desde nuestro punto de vista. Una bibliografía más
amplia así como algunas contribuciones que no hemos podido incluir en este
libro pueden encontrarse en nuestra página de Internet (ver listado al final del
libro). Nuestra intención es convertir esta página en un archivo de la guerrilla de
la comunicación.

La lectora se encontrará con tres clases de textos, a los que corresponderán


diferentes tipos de letra.
En el texto central encontrará las descripciones de los principios, métodos,
técnicas y herramientas comunicativas de la guerrilla de la comunicación, así
como textos que intentan situarla teóricamente y que discuten su importancia
en referencia a una práctica emancipatoria y de cambio social.

En el texto superior se describen prácticas, corrientes y grupos que desde su


teoría y práctica tienen alguna afinidad con la guerrilla de la comunicación.
Claro está que estas descripciones cortas no pueden hacer justicia a toda la
complejidad de dichos grupos. Algunos grupos, por ejemplo, nos parecían
sugerentes por sus métodos, pero no coinciden en absoluto con las
convicciones de las autoras. Hemos aceptado esta contradicción. En todo caso
resulta más productivo dejarse inspirar por ellos y > apropiarse de lo que nos
pueda servir, en vez de insistir siempre en sus divergencias respecto a la línea
correcta.

Y es por eso que en la parte inferior de las páginas hemos incluido textos
elegidos para divertir y sorprender, a la vez, a las lectoras. Este manual no está
completo y por eso rogamos a todas las que echen algo de menos que nos
remitan a nuestra dirección electrónica sus comentarios, aportaciones,
descripciones y desacuerdos (las descripciones de acciones, a poder ser,
como archivos añadidos) para que siga creciendo el archivo de la guerrilla de
la comunicación.

autonome a.f.r.i.k.a.-gruppe, luther blissett, sonja brünzels

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