La investigación en educación en ciencias está entendida como la
producción de conocimientos resultante de la búsqueda de respuestas a preguntas sobre enseñanza, aprendizaje, currículum y contexto educativo en ciencias, así como sobre el profesorado de ciencias y su formación permanente, dentro de un cuadro epistemológico, teórico y metodológico consistente y coherente. Sin embargo, dicho texto se ocupará sólo del dominio metodológico de esa investigación y en ese dominio se enfocará particularmente la metodología cualitativa.
PARADIGMAS CLÁSICOS
Paradigma Cualitativo Paradigma Cuantitativo
Buscan la comprensión del fenómeno Procuran explicar causas de cambios en
social según la perspectiva de los hechos sociales, principalmente a través actores a través de participación en sus de medición objetiva y análisis vidas (Firestone, 87). Enfocan cuantitativo (Firestone, 87). Enfocan significados y experiencias; acción en comportamientos de grupos o vez de comportamiento. (Eisner, 81). individuos. (Eisner, 81). Buscan la Procuran las explicaciones predicción y control de eventos, interpretativas; heurísticas en vez de algoritmos, verdades, universales algoritmos; universales concretas abstractos a los que se llega a través de alcanzadas a través del estudio generalizaciones estadísticas de detallado de un caso y de la muestras para poblaciones. (Erickson, comparación con otros estudiados con igual detalle. (Erickson, 86). La investigación cualitativa es llamada también naturalista porque no involucra manipulación de variables, ni tratamiento experimental (es el estudio del fenómeno en su acontecer natural); fenomenológica porque enfatiza los aspectos subjetivos del comportamiento humano, el mundo del sujeto, sus experiencias cotidianas, sus interacciones sociales y los significados que da a esas experiencias e interacciones; interaccionista simbólica porque toma como presupuesto que la experiencia humana es mediada por la interpretación, la cual no se da de forma autónoma sino que en la medida que el individuo interactúa con otro, es por medio de interacciones sociales es como van siendo construidas las interpretaciones, los significados, la visión de realidad del sujeto. (André, 1998, p. 17-18).
Marco epistemológico
El enfoque cualitativo de investigación es, por su propia naturaleza,
dialéctico y sistémico. Estos dos presupuestos, epistemológico y ontológico, conviene hacerlos explícitos, en todo proyecto o desarrollo de investigación, por medio de un breve "marco epistemológico", para evitar los frecuentes malentendidos en los evaluadores de los mismos. Este "marco" se apoyaría básicamente en las ideas expuestas en obras anteriores nuestras (1997b, 1999a, 2004a). Una epistemología de fondo es absolutamente necesaria, ya que es la que le da sentido a la metodología y a las técnicas que se utilicen, como, igualmente, a las reglas de interpretación que se usen. La teoría del conocimiento o filosofía de la ciencia en que se apoya la metodología cualitativa, rechaza el "modelo especular" (positivista), que considera al sujeto conocedor como un espejo y esencialmente pasivo, al estilo de una cámara fotográfica. Acepta, en cambio, el "modelo dialéctico", considerando que el conocimiento es el resultado de una dialéctica entre el sujeto (sus intereses, valores, creencias, etc.) y el objeto de estudio. No existirían, por consiguiente, conocimientos estrictamente "objetivos". El objeto, a su vez, especialmente en el área de las ciencias humanas, es visto y evaluado (opción o supuesto ontológico) por el alto nivel de complejidad estructural o sistémica, producida por el conjunto de variables biopsicosociales que lo constituyen. En general, se considera que toda realidad, desde el átomo hasta la galaxia (von Bertalanffy, 1981), está configurada por sistemas de muy alto nivel de complejidad, donde cada parte interactúa con todas las demás y con "el todo" (p. 47). Estas dos ideas conceptualizadoras (lo dialéctico y lo sistémico) cambiarán la mayoría de los conceptos metodológicos que se apliquen. En efecto, la mayoría de los evaluadores de proyectos o investigaciones cualitativos, suelen hacerlo desde el marco epistemológico del "modelo especular" (científico-positivista), razón por la cual la evaluación falla por la base. La etnografía
La etnografía es una metodología, una herramienta para estudiar y
comprender una cultura, la manera de vida de un grupo de personas, es decir, sus ideas, creencias, valores y presupuestos, sus comportamientos y las cosas que hacen. (Ogbu et al., 1988, p. 48). En otras palabras, la etnografía es un intento de describir una cultura (André, 1998, p. 19). La investigación etnográfica consta esencialmente de una descripción de eventos que ocurren en el cotidiano de la vida de un grupo con especial atención a las estructuras sociales y conductas de individuos respecto a su status de pertenencia o membresía al grupo, y una interpretación lo que significa todo eso para la cultura del grupo. (Taft, 1988, p. 71). En la etnografía el investigador participa, lo más que puede, de la vida normal del grupo investigado, de la cultura investigada. La investigación es conducida en el escenario natural de los eventos, en el contexto en el cual ocurren los acontecimientos, a través de observación participativa. Para llegar a una comprensión descriptiva contextualizada de la cultura, el investigador tiene que meterse en dicha cultura, aprender el “lenguaje nativo”, como dijo el célebre antropólogo Malinowski, interactuar con los miembros de esa cultura, desarrollar una comprensión empática de la vida de las personas tal como ellas la perciben, así como una perspectiva holística del grupo. Todo eso, por cierto, implica un largo “tiempo de residencia” en esa cultura. Es decir, el investigador debe permanecer “inmerso” en la cultura investigada durante un periodo de tiempo “suficientemente grande” para, de acuerdo con Malinowski, contextualizar los datos en un “account” holístico y coherente y describir “la vida tal como es vivida” (Ogbu et al., 1988, p. 50). El investigador etnográfico tiene, consecuentemente, un doble papel: participante y observador. Por un lado, él tiene que envolverse con el grupo, “culturarse” a ello. Por otro lado, debe ser capaz de observar, interpretar, discernir, desarrollar perspectiva holística. Siendo al mismo tiempo observadores y participantes, los investigadores etnográficos no son desprendidos del fenómeno de interés; ellos influencian sus datos y son influenciados por éstos en todas las etapas de observación, interpretación y descripción (Taft, 1988, p. 72). La gran ventaja de ser observador participante parece ser al mismo tiempo la principal dificultad que debe enfrentar el investigador participante. Al mismo tiempo que intenta “pertenecer” a la cultura investigada, él o ella debe también ser capaz de “mirarla desde fuera”, interpretarla, describirla.
La observación participativa es la principal técnica de investigación
etnográfica. Sin embargo, las entrevistas son también muy utilizadas. Los datos generados por esas dos técnicas son frecuentemente complementados por otros como documentos, narrativas, historias de vida, artefactos, diagramas, producidos por en el grupo investigado. En general, el investigador etnográfico busca recoger toda la información que puede, no sólo a través de observación participativa y entrevistas, para interpretarla inductivamente y construir una realidad social que es su comprensión descriptiva contextualizada de la cultura investigada. La metodología etnográfica es cualitativa y holística, haciendo uso de la intuición, empatía y otras habilidades del investigador para interpretar descriptivamente una cultura. Su interés está en descubrir (en el sentido de construir una descripción comprensiva contextualizada) y no en verificar. Sin embargo, eso no implica no tener ninguna hipótesis o teoría inicial. El investigador etnográfico no empieza un trabajo de campo “sin tener nada en la cabeza”. Eso no existe. Él o ella siempre tendrán conocimientos teóricos previos que de alguna manera van a orientar sus pasos iniciales, pero no deben tener hipótesis y teorías que serán verificadas o rechazadas en el estudio. Es decir, el investigador etnográfico no debe tener ideas preconcebidas, tal como ha recomendado Malinowski (apud Taft, 1988, p. 74).
Las hipótesis son formuladas recursivamente durante el proceso,
durante el desarrollo de la investigación. Gradualmente puede emerger una base teórica para comprensión de los procesos grupales. Esa base teórica es conocida como teoría fundamentada, es decir, fundamentada en el propio proceso de investigación (ibid.), o fundamentada en los datos. Dicha teoría que fue desarrollada de manera inductiva probablemente generará hipótesis útiles para guiar, inicialmente, nuevas observaciones participativas.
La estrategia. Propuestas metodológicas
La observación participante implica un arte (servir para ello, tener
cualidades personales) y una técnica (saber hacerlo). Partimos de la necesidad de crear un clima entre el observador y el grupo que permita la comunicación espontánea y auténtica, la presencia y la participación en todas las facetas de la vida ordinaria y extraordinaria del grupo, y desde este clima, recoger los datos. Para sintetizar la descripción del procedimiento, propondré una serie de recomendaciones prácticas que en su mayor parte están basadas en la propia experiencia del autor, a la que añadiré las edificantes enseñanzas que al iniciarme recibí del antropólogo Rafael Briones, así como de las propuestas de los manuales de Taylor-Bogdan, Guasch, Maestre y otros que cito ahora para no tener que hacerlo reiteradamente a lo largo del texto.
La preparación del Campo
Llamaremos “campo” (reminiscencia de cuando las investigaciones se realizaban en sociedades primitivas) o “escenario” al emplazamiento donde el investigador se va a situar como observador, que puede ser una comunidad (una aldea o pueblo, un barrio, un centro de salud, la sala de un hospital, etc.) o un grupo (los ancianos de una residencia, un colectivo profesional, los alumnos de un colegio, etc.). Esta etapa preparatoria puede dilatarse en el tiempo, ya que entrar en el campo requiere diligencia y paciencia, depende de la accesibilidad, del nivel de conocimiento del campo y del grado de participación del observador.
En este sentido hay que distinguir dos situaciones:
a) La del observador participante en su sentido clásico, en la que no tiene por qué existir una relación o un conocimiento previo del observador sobre el escenario. La mayoría de las recomendaciones que siguen parten de este supuesto. b) La del participante observador, que se da en escenarios con participación profesional del investigador. En este caso el observador tiene que aprender a situar su visión de la realidad en el mismo plano que las demás posibles (cuanto más cercano se está a algo más difícil es desarrollar la perspectiva crítica). Los objetivos
En las investigaciones cualitativas se fijan unos objetivos a lograr:
Algunos son más bien, generales y otros específicos, pero todos deben ser relevantes para las personas interesadas en la investigación. A veces, es preferible fijar sólo objetivos generales y determinar los 131 específicos durante la marcha, para no buscar metas que quizá resulten triviales o imposibles. El objetivo puede ser muy preciso, como por ejemplo, clarificar tal o cual fenómeno o área problemática, aun cuando sus problemas específicos o dificultades propias estén todavía muy enredados y sólo se puedan plantear o formular expresamente cuando la investigación esté más adelantada. Estos objetivos determinarán, en parte, las estrategias y procedimientos metodológicos. No obstante, tampoco los objetivos serán intocables. También aquí, al buscar objetivos relevantes, se sigue el famoso principio de "Los tres príncipes de Serendip": "si estás buscando una cosa buena y encuentras otra mejor, deja la primera por la segunda".
La orientación metodológica cualitativa no suele partir del
planteamiento de un problema específico, sino de un área problemática más amplia en la cual puede haber muchos problemas entrelazados que no se vislumbrarán hasta que no haya sido suficientemente avanzada la investigación. Por esto, en general, el partir de un problema cierra el posible horizonte que tienen las realidades complejas, como son las realidades humanas. Esto, de ninguna manera quiere decir que, en un caso específico, no sea útil o conveniente partir de un problema concreto, si eso es particularmente lo que se desea investigar.