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Facultad de Psicología
Dufour (2007) apunta algunos acontecimientos que pueden dar señal de la presencia de la
posmodernidad en algunas ciudades, entre otros nombra la explosión de la delincuencia
en fracciones no desdeñables de la población joven, nueva violencia y nuevas formas de
sacrificio, así mismo es claro en señalar que no todo el mundo es posmoderno ya que
quedan vastas zonas modernas e incluso quedan zonas premodernas.
Siguiendo las ideas del filósofo francés pues no nos podemos azotar de que TODO el
mundo es posmoderno porque hay zonas que no lo son, esto aún y cuando vivimos en un
sistema capitalista, a donde quiero llegar para no divagar con otras ideas es que México ya
es un país posmoderno, no sé si debemos de aplaudirlo o no, no sé qué tan bueno sea
para algunos ser un país tercer mundista pero eso sí, posmoderno. Y es que las nuevas
formas de violencia ya han emergido en nuestro país, las nuevas formas de sacrificio
también tienen presencia y el alcance de la delincuencia en la población joven también
pasa lista de asistencia, logrando así una desarticulación social y el rompimiento del ya
fracturado tejido social por la historia de nuestro país.
Así es, la violencia en nuestro país pareciera ser sólo una manera de disfrute por el acto, la
relación con el otro está mediada por la plusvalía, me sirves en cuento más me puedas
servir como víctima, el goce por matar se ve desde el momento de grabar sus grandes
hazañas y en donde los nuevos sacrificios son ofrecidos a ellos mismo como señal de
grandeza, en el mejor de los casos la colectividad tiene presencia cuando ese sacrificio se
hace a nombre del grupo delictivo al cual yo sujeto pertenezco. La violencia se trasformo,
ya no es el clásico ojo por ojo en donde por cuestiones de “negocios” ajustábamos
cuentas de manera distinta a la permitida en el contrato social, ahora sólo se trata de
saciar esa pasión, pasión que probablemente fue construida a raíz del consumo
desmedido de violencia en los últimos años.
Hay días en los que me despierto y me dan ganas de continuar dormido, esa violencia ha
rebasado limites, se cree que el arte puede ser una expresión para la construcción de un
nuevo mundo, ya que a través de la sublimación de la pasión puede existir ese contacto
con el otro, ese lazo social, pero también se ha visto afectado el arte por la violencia: la
muerte del hijo del poeta Sicilia, Juan Francisco; o los chicos que se encontraban en el
Café Iguana de Monterrey, por citar algunos.
Pareciera ahora que la violencia también encuentra cabida en el arte, al menos
violentamente se quiere abrir el camino, no en la acción de eliminación del prójimo, sino
más bien cuando al matar, al ejecutar se dan el tiempo de acomodar los cuerpos, las
extremidades, los restos de la víctima como si se tratara de una cuestión de estética,
como si dijeran “así se verá más bonito en tu fotografía”, y claro lleva la intensión de
comunicar algo a alguien, pero lo hace desde la trasgresión, ¿es acaso ahora la violencia
una nueva forma de expresión artísticas que encuentra cabida dentro del performance?.
Cornelius Castoriadis (1986) nos dice que el caos es creación, la verdad, esperaría que de
corazón que del caos que hay en nuestro país se pueda crear un nuevo mundo, no sé si
uno mejor, pero si uno nuevo en donde la nueva forma se base en una institución de amor
por el prójimo, en donde tengamos tan siquiera el chance de vernos como semejantes, al
final del día la sociedad se autocrea, y es aquí en donde tal vez encuentro esperanza en las
palabras de Castoriadis, una esperanza de un mundo en donde la forma de lazo social
desarticulado que tenemos ahora cambie, ya hay quienes están haciendo este trabajo, ya
hay quienes están analizando la situación de nuestro país y proponiendo nuevas formas
¿nosotros hasta cuando seremos parte de ello?.
Bibliografía:
Dufour, Dany-Robet (2007). El arte de reducir cabezas. Ed. Grupo Editorial Planeta, S. A. y
Ediciones Paidós SAICF. Buenos Aires, Argentina.