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Guía de Contenidos 8º Básico

Aprendizajes esperados
 Distinguir los diferentes tipos de narrador que puede presentar un
cuento.
 Distinguir diferentes tipos de cuentos, según el mundo que presentan:
realista, fantástico o maravilloso.
 Distinguir diferentes formas de narrar una historia
 Comprender cuentos según un modelo de análisis literario.
 Reconocer los distintos mensajes que comunica una imagen.
 Reescribir y crear cuentos.

Contexto Histórico y Literatura

Las obras literarias no son objetos aislados del momento histórico en


que se producen. Estas son influidas por hechos y circunstancias de la vida
de los autores, así como por las condiciones políticas, sociales y económicas
imperantes, además de las tendencias culturales, artísticas y filosóficas de
su época. Todos estos elementos conforman el contexto de producción de
una obra.

El contexto de producción de una obra se puede notar en muchas


dimensiones de una obra literaria: el lenguaje utilizado, las ideas
expresadas, las descripciones de personajes, objetos o ambientes, etc.

Sin embargo, la literatura no es un mero reflejo de su contexto de


producción. Por el contrario, en la creación literaria suele plantearse una
relación de ruptura, de trasgresión, de transformación o de innovación
respecto de su momento histórico.

Dentro de los géneros literarios podemos encontrar formas


específicas de abordar la época en que son creadas. Son los llamados
“géneros literarios históricos”. Por ejemplo: En la Edad Media aparece una
forma específica de relato “enxiemplo” o “cuento moral”, que da cuenta de la
importancia de lo religioso propio de dicha época. Un representante de
dicho género es Don Juan Manuel con su obra “El libro de los ejemplos del
Conde Lucanor” en 1335. Se trata de una colección de cuentos que un criado
le relata a su señor para ejemplificar las actitudes morales que se deben
adoptar frente a los problemas y las condiciones de la vida en las que hay
que tomar decisiones.

Género Narrativo

Los tres grandes géneros literarios: Narrativo, lírico y dramático son


las formas fundamentales y permanentes en la literatura que es posible
encontrar a lo largo de la historia.

Las obras pertenecientes al género narrativo se caracterizan porque


su finalidad es narrar, es decir, contar o referirse a sucesos Ficticios. En
ese sentido, el género narrativo muestra un predominio de la función
referencial del lenguaje. El mundo de una obra narrativa es ficticio, en la
medida en que es creado por el lenguaje y existe solo a partir del texto que
lo presenta

 Elementos constitutivos de las obras narrativas

1. Narrador: es aquel que cuenta o relata la historia.


Existen diversos tipos de narrador, dependiendo del grado de
acercamiento con el relato. Es importante NO confundir al
NARRADOR con su AUTOR. El autor es la persona real –un escritor
o una escritora-que crea la obra. El narrador, en cambio, es un ser
ficticio, inventado por el autor para contar la historia.

Los distintos tipos de narrador

El narrador de un cuento puede mostrar distintos grados de


acercamiento o participación en la historia contada. Esto se puede
apreciar a través de la persona gramatical que este adopta para
narrar (primera, segunda o tercera)

Según el grado de conocimiento de la historia el narrador puede ser:


 Narrador Homodiegético: Es aquel que forma parte de la
historia e interviene en los sucesos narrados. Puede ser
protagonista, testigo o personaje.
 Narrador Protagonista: Corresponde al personaje central,
quien nos relata su propia historia, lo que le ocurre, lo que hace
y lo que siente.
 Narrador Testigo: es un personaje espectador, que solo
cuenta la historia en la que participa o interviene desde su
punto de vista.

 Narrador Heterodiegético: Es aquel que no forma parte del


acontecer, por lo general, utiliza la tercera persona gramatical.
Se caracteriza por poseer mayor objetividad y distancia
respecto de los hechos narrados.

 Narrador Omnisciente: Conoce toda la historia y nos cuenta lo


que ocurre a los personajes, tanto en su exterior (Qué hacen y
dicen), como en su interior (qué piensan, sienten o desean).
Puede incluso conocer el futuro, es decir, saber cómo termina
el relato y lo que sucederá.
 Narrador de conocimiento relativo: Conoce la historia
solamente desde su punto de vista. En ese sentido puede
contar solo lo que ocurre exteriormente a los personajes, pero
no su interior. Tampoco sabe lo que pasará más adelante.

2. Personajes: Son seres ficticios, creador por el autor, que


intervienen en la historia contada, viviendo los sucesos que
ocurren en ella. Dependiendo del grado de participación que tienen
en la narración, encontramos personajes principales y
secundarios.
3. Lugar: Es el o los entornos donde transcurren los sucesos
narrados y se desarrolla la historia (por ejemplo: una habitación,
una ciudad, un bosque, etc.)
4. Tiempo: Es la duración de la historia contada: unas horas, un día,
varios meses o años. También se refiere a la época o momento
histórico en el que ocurren los sucesos.
5. Argumento: Es el asunto o materia del que trata una obra.

Todos estos elementos conforman el “Mundo Narrativo” que la


obra literaria presenta al lector u oyente. Hay narraciones que
crean un mundo muy parecido al de nuestra existencia cotidiana,
refiriéndose a personajes, acciones y ambientes que podrían
ocurrir en realidad. En otros casos, lo narrado adquiere un
carácter fantástico, maravilloso o sobrenatural, presentando
situaciones que solo podemos imaginar.

Los distintos tipos de mundo narrativos.

El mundo narrativo de los cuentos difiere según su mayor o


menor semejanza con el mundo cotidiano real. Así, podemos
distinguir narraciones “realistas”, cuando estas buscan que el
lector reconozca en el mundo ficticio condiciones muy similares a
las que se dan en el mundo real.

Por otro lado, existen narraciones “fantásticas”, en las cuales,


aunque funcionan en general condiciones similares a los del mundo
real, se introducen en forma repentina e inexplicable elementos de
orden sobrenatural, o bien ocurren sucesos que no se ajustan a la
lógica del sentido común.

Finalmente, podemos reconocer narraciones “maravillosas”, que


presentan mundo en los cuales aparecen como normales elementos
totalmente ajenos a la realidad, como la magia, divinidades,
personificaciones de elementos del mundo inanimado, poderes
sobrenaturales, etc.

Las distintas formas de contar una historia

Aunque un relato siempre tiene un principio, un desarrollo y un


fin, existen diversas maneras de ordenar estas partes y construir
la narración. Puede ocurrir en forma lineal o cronológica, es decir,
de principio a fin, siguiendo el orden lógico y natural de los
sucesos. Sin embargo, una narración también puede tener un
comienzo in media res, o sea, partir en un punto intermedio de la
historia, para luego retroceder en el tiempo hasta la situación
inicial. Se habla de un comienzo in extrema res, cuando el relato
se inicia con la situación final y después retrocede hasta el inicio,
de modo de conocer su desarrollo.
Una narración puede presentar también pequeños retrocesos
temporales que interrumpen el orden cronológico. Estos se
denominan flash back cuando son breves (por ejemplo: cuando un
personaje recuerda algo). Si los retrocesos son más extensos,
abarcando una serie de sucesos pasados, estos se llaman racconto.
 El cuento

El cuento es un tipo de texto que pertenece al género literario


narrativo. Otros textos propios de este género son la novela, la leyenda y la
fábula.
El cuento se caracteriza, en términos generales, por ser un relato
de extensión breve, en el cual se narra una historia ficticia, que presenta
un número reducido de personajes y un argumento poco desarrollado, que
se encamina rápidamente desde la situación inicial al clímax, y luego al
desenlace final.

Los cuentos constituyen una de las formas más antiguas de


expresión literaria y aparecen muy tempranamente en casi todas las
culturas conocidas. Inicialmente fueron transmitidos oralmente, vinculados
así estrechamente a los mitos y leyendas. Muchas de estas historias,
conocidas como cuentos populares, fueron recogidas en otros textos
literarios escritos, a manera de narraciones intercaladas.

Guía de Aplicación

I.- De los siguientes cuentos:

Describe con minuciosidad el mundo que lo rodea, y el elemento predilecto


es la descripción de la naturaleza o de los personajes, valiéndose de la
observación directa de la realidad.

Cuento Realista

Del Libro "Los Cuentos


de mis hijos"
de Horacio Quiroga

El Tigre

Nunca vimos en los animales de casa orgullo mayor que el que sintió nuestra gata cuando le
dimos a amamantar una tigrecita recién nacida.
La olfateó largos minutos por todas partes hasta volverla de vientre; y por más largo rato
aún, la lamió, la alisó y la peinó sin parar mientes en el ronquido de la fierecilla, que,
comparado con la queja maullante de los otros gatitos, semejaba un trueno.

Desde ese instante y durante los nueve días en que la gata amamantó a la fiera, no tuvo
ojos más que para aquella espléndida y robusta hija llovida del cielo.

Todo el campo mamario pertenecía de hecho y derecho a la roncante princesa. A uno y otro
lado de sus tensas patas, opuestas como vallas infranqueables, los gatitos legítimos aullaban
de hambre.

La tigre Abrió, por fin. Los ojos y, desde ese momento, entró a nuestro cuidado. Pero, qué
cuidado! Mamaderas entiabas, dosificadas y vigiladas con atención extrema; imposibilidad
para incorporarnos libremente, pues la tigrecilla estaba siempre entre nuestros pies.
Noches en vela, más tarde, para atender los dolores de vientre de nuestra pupila, que se
revolcaba con atroces calambres y sacudía las patas con una violencia que parecía iba a
romperlas. Y, al final, sus largos quejidos de extenuación, absolutamente humanos. Y los
paños calientes, y aquellos minutos de mirada atónita y velada por el aplastamiento, durante
los cuales no nos reconocía.

No es de extrañar, así, que la salvaje criatura sintiera por nosotros toda la predilección
que un animal siente por lo único que desde nacer se vio a su lado.
Nos seguía por los caminos, ente los perros y un coatí, ocupando siempre el centro de la
calle.

Caminaba con la cabeza Baja, sin parecer ver a nadie, y menos todavía a los peones,
estupefactos ante su presencia bien insólita en una carretera pública.

Y mientras los perros y el coatí se revolvían por las profundas cunetas del camino, ella, la
real fiera de dos meses, seguía gravemente a tres metros detrás de nosotros, con su gran
lazo celeste al cuello y sus ojos del mismo color.

Con los animalitos de presa se suscita, tarde o temprano, el problema de la alimentación con
carne viva. Nuestro problema, retardado por una constante vigilancia, estalló un día,
llevándose la vida de nuestra predilecta con él.

La joven tigre no comía sino carne cocida. Jamás había probado otra cosa. Aún más;
desdeñaba la carne cruda, según lo verificamos una y otra vez. Nunca le notamos interés
alguno por las ratas del campo que de noche cruzaban el patio y, menos aún, por las gallinas,
rodeadas entonces de pollos.

Una gallina nuestra, gran preferida de la casa, criada al lado de las tazas de café con leche,
sacó en esos días pollitos. Como madre, era aquella gallina única; no perdía jamás un pollo. La
casa, pues, estaba de parabienes.

Un mediodía de ésos, oímos en el patio los estertores de agonía de nuestra gallina,


exactamente como si la estrangularan. Salté afuera y vi a nuestra tigre, erizada y
espumando sangre por la boca, prendida con garras y dientes del cuello de la gallina.
Más nervioso de lo que yo hubiera querido estar, cogí a la fierecilla por el cuello y la arrojé
rodando por el piso de arena del patio y sin intención de hacerle daño.

Pero no tuve suerte. En un costado del mismo patio, entre dos palmeras, había ese día una
piedra. Jamás había estado allí. Era en casa un rígido dogma el que no hubiera nunca piedras
en el patio. Girando sobre sí misma, nuestra tigre alcanzó hasta la piedra y golpeó contra
ella la cabeza. La fatalidad procede a veces así.

Dos horas después nuestra pupila moría. No fue esa tarde un día feliz para nosotros.

Cuatro años más tarde, hallé entre los bambúes de casa, pero no en el suelo, sino a varios
metros de altura, mi cuchillo de monte con que mis chicos habían cavado la fosa para la
tigresita y que ellos habían olvidado de recoger después del entierro.

Había quedado, sin duda, sujeto entre los gajos nacientes de algún pequeño bambú. Y, con
su crecimiento de cuatro años, la caña había arrastrado mi cuchillo hasta allá

Cuento Fantástico

Continuidad de los parques (Julio Cortázar)

Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó


por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la
finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de
los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su
apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías,
volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el
parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a
la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de
intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el
terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria
retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas;
la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi
perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y
sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el
terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de
la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer
bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva
de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y
adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la
cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba
el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama.
Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él
rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de
una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y
senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo
latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las
páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba
decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo
del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban
abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir.
Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir
de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido.
El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una
mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.

Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los


esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir
por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un
instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez,
parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma
malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no
debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y
no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la
sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer:
primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada.
En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la
segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz
de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la
cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela

II. Describe los elementos fantásticos presentes en el cuento “continuidad


de los Parques”
III. De ambos cuentos identifica el narrador. Fundamenta tu respuesta.

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