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Denzin, Norman (1989) Interpretive Biography. Newbury Park: Sage Publications.

El texto de Norman Denzin se concentra en discutir el problema de cómo se escriben y se leen los
relatos biográficos. Sitúa la discusión en una perspectiva teórica y epistemológica, y no busca
concentrarse en los aspectos técnicos de “cómo se hace”.

Parte de la distinción entre dos posiciones enfrentadas respecto a las biografías: una corriente
proviene de Weber y sus reflexiones sobre el sentido, lo que Derridá denomina la metafísica de
la presencia, que supone que “real, concrete, subjects live lives with meaning and these meanings
have a concrete presence in the lives of these people” (13-14). Esta suposición apunta a la
existencia de una posible conexión entre el fuero interior de los sujetos y los métodos de
indagación. En tal sentido, los planteamientos fenomenológicos de Schultz apuntan a esta tarea,
suponiendo que la palabra es una ventana para acceder al sentido.

La posición de Derridá y los posestructuralistas desafía esta metafísica de la presencia, y señala


que es imposible acceder de manera clara a la vida interior de las personas, en la medida en que
todo medio de conocimiento está inevitablemente filtrado por el lenguaje, los signos y los
procesos de significación. En la medida en que el lenguaje es inestable, y está en continuo flujo y
transformación, es imposible determinar de manera transparente y estable cosas como las
intenciones o los significados. Denzin procura en el texto reconciliar la metafísica de la presencia
con el problema de la representación, argumentando que la sociología y la antropología
interpretativa estudian gente real que tienen experiencias de vida reales en el mundo social.

Presupuestos de los métodos biográficos

Cuando nos enfrentamos a un relato biográfico, asumimos la existencia de una serie de factores
que dan forma a nuestra manera de comprenderlo:

1. La existencia de otros: todo relato biográfico supone la existencia de una audiencia o de


un autor que se dirige a otros.
2. Influencia del género y la clase social: Los relatos biográficos son documentos que
reflejan la posición social e ideológica del protagonista / autor.
3. Raíces familiares: todo relato biográfico sienta sus orígenes en una familia real,
imaginaria o anhelada.
4. Puntos de comienzo y fin: Todo relato biográfico supone la existencia de comienzos y
finales, usualmente relacionados con la familia. Esta es una imposición del género
narrativo de ficción que se hace presente en los relatos biográficos.
5. Autoridad: Todo relato biográfico supone la existencia de un autor que se sustrae de la
experiencia relatada. Aún si se trata de una autobiografía, el mismo protagonista hace un
“paréntesis” y asume una posición de observador de sí mismo.
6. Marcadores objetivos: Todo relato biográfico incluye marcadores que refieren el relato a
lugares, momento, personas reales, que ayudan a hacer verosímil la narración.
7. Personas reales con vidas reales: El relato supone que se habla de gente real y sus
experiencias reales.
8. Puntos de giro decisivos: encrucijadas vitales, momentos de decisión o epifanías en las
que la vida cobra sentido o cambia de sentido.
9. Lo que se relata es real y no una ficción: El último presupuesto implica que lo que narra
una biografía se refiere a cosas que no han sido inventadas.

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Denzin, Norman (1989) Interpretive Biography. Newbury Park: Sage Publications.

Sobre los puntos 7, 8 y 9, Denzin se remite a las críticas posestructuralistas, que señalan cómo los
textos son un universo independiente del mundo que representan, y que no pueden asumirse ellos
mismos como verdad absoluta. Todo texto construye las condiciones en las cuales declara su
propia verdad, y en esa medida sería un error pensar que el relato biográficos habla de “la
verdad” sobre algo externo a él mismo.

Para explicar lo referente a la existencia de “personas reales”, Denzin retoma la discusión de


Ricoeur sobre el pronombre “yo”. El pronombre yo es un cascarón vacío que no adquiere sentido
sino en un contexto narrativo o de alocución discursiva; no existe un “yo” independiente de
alguien que se declare “yo”. En el relato el pronombre yo tiene dos orientaciones: una hacia
adentro del relato, situando a un narrador, o un protagonista dentro del discurso narrativo, y otra
hacia afuera, como referente respecto al cual se elabora el discurso. No obstante, el texto no
“atrapa” la realidad ni es en sí mismo “verdadero”, ya que él es un universo que ante todo
interpreta aquello a lo que él se refiere.

Sobre la presuposición de verdad a la que se refiere todo relato biográfico, Denzin precisa la
existencia de varios criterios de verdad: sinceridad, verdad subjetiva, verdad histórica, y verdad
de la ficción (o verosimilitud).

No obstante, estos estándares van más allá de esos tipos de verdad. El problema involucra asuntos
que deben diferenciarse, tales como los hechos, las vivencias (facticities) y las ficciones:

Hechos: son eventos que se cree han ocurrido o que ocurrirán.


Vivencias (facticities): son la manera como los hechos son experimentados por individuos en
situación de interacción.
Ficción: Narrativa (relato o historia) que da cuenta de hachos y vivencias reales o imaginadas.
Verdad: Declaraciones que son congruentes con hechos y vivencias conocidas y comprendidas
colectivamente dentro de una comunidad de mentes (23).
Realidad: objetos, cualidades, o eventos hacia los que la verdad está orientada.

Dentro de esta perspectiva, toda autobiografía es una ficción (toda representación es una ficción),
en la medida en que es una narrativa. Como toda forma de escritura, se trata de una forma
literaria incompleta y no arbitraria, en la medida en que los documentos sobre los que se basa no
son arbitrarios.

El punto central de esta perspectiva es que “if an author thinks something existed and belives in
its existence, its effects are real” (25).

Estos puntos plantean una serie de implicaciones para el uso de los enfoques biográficos en
ciencias sociales:

1. El investigador debe aprender a conectar las experiencias biográficas significativas con la


sociedad y la cultura de la que hacen parte.
2. La fuente más importante para acceder a los significados de estas experiencias son las
personas que las vivieron.

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Denzin, Norman (1989) Interpretive Biography. Newbury Park: Sage Publications.

3. Las preocupaciones por el método, la validez, confiabilidad, posibilidad de generalización


de los hallazgos y la relevancia teórica de los métodos biográficos deben dejarse a un lado
y se be privilegiar el significado y la interpretación.
4. Quien quiera utilizar los métodos biográficos debe aprender a utilizar las estrategias y
técnicas propias de la interpretación y la crítica literaria. Esto implica estar abierto a
utilizar las propuestas del estructuralismo y el postestructuralismo, que implica
perspectivas como la hermenéutica, la semiótica, la teoría feminista y los estudios
culturales y el marxismo, la teoría social posmoderna y el deconstruccionismo.

Los presupuestos de los métodos biográficos, finalmente, apuntan al problema de situar e


interpretar al sujeto en los materiales biográficos.

Aclaración de términos

Existen enfoques objetivistas, que suponen la existencia de un universo externo al sujeto, que
puede conocerse sin conocer la experiencia subjetiva. Los enfoques subjetivos argumentan la
necesidad de conocer la dimensión interior de las personas, y los interaccionistas suponen que la
realidad se produce en las relaciones sociales, e indagan allí. Los métodos biográficos se sitúan
en una perspectiva interpretativa que se centra en la mirada subjetiva e interactiva.

La interpretación de los significados genera las condiciones para la comprensión, que supone la
habilidad para dar cuenta del sentido de la experiencia de otros individuos. La comprensión es un
proceso intersubjetivo y emocional, orientado a las emociones compartidas y al entendimiento
cognitivo (28).

En esta perspectiva, existe una dimensión fenomenológica de la experiencia, referida a la


conciencia subjetiva, y otra interactiva, que sitúa a las personas en el mundo de los demás.
Basado en esta distinción, Denzin entra a diferenciar y definir varios términos importantes para
su propuesta: vida, persona, sí mismo, experiencia, expresión; biografía, autobiografía, biografía
etnográfica, historia de caso, estudio de caso (ver pp. 28-34).

Denzin señala la existencia de cuatro formas de comprender las biografías:


1. Como ficciones, en la medida en que son formas sociológicas y literarias que crean
imágenes particulares de sujetos en momentos históricos particulares (es el enfoque de
Denzin).
2. La biografía como un género, estilo o forma que busca “canonizar” el texto que construye
como un documento-monumento; también se lo denomina enfoque genérico. Se trata de la
mirada menos autocrítica. Tiene como problemas: no cuestiona el carácter socialmente
construido del texto; congela las instancias de la biografía en el género; confía en que el
testimonio representa la realidad, y en esa medida puede ser diferenciado de la ficción;
reproduce la temporalidad lineal occidental; al confiar en las pautas de la presentación
genérica “natural” desconoce que el género se produce en la escritura, y desconoce las
condiciones de su propia producción; finalmente, desconoce que los sujetos son
producidos por ideologías específicas, en momentos históricos específicos.
3. En la tercera perspectiva, la biografía se ve como una estructura trascendental que se
mueve con las fluctuaciones históricas. El autor está obligado a ceñirse a unas reglas de

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composición, que son fieles a las reglas que rigen al individuo, para generar un texto
coherente respecto a un individuo particular. Esta perspectiva tampoco cuestiona el
género y asume sus principales presupuestos como “dados por hecho”, y no cuestiona su
condición ideológica.
4. La biografía sociológica es el cuarto modelo, en la que sociólogos escriben sobre las vidas
de otros o de sí mismos. Esta modalidad se refiere a la experiencia de científicos sociales,
y reifica el concepto del individuo; así perpetúa la ilusión de que los hechos sociológicos
tienen una preexistencia “real” y están alejados de la ficción y la narrativa literaria.

En la p. 41 Denzin aclara su idea de lo que es una ficción: es un relato construido a partir de


eventos reales o imaginarios. Siempre un relato es una ficción, en este sentido, tiene un comienzo
un desarrollo y un final, y está organizado por un argumento o línea narrativa que existe de
manera independiente al autor o narrador.

Finalmente, Denzin retoma las ideas de Derridá de escritura, diferencia y presencia. La


escritura es siempre un acto de diferenciación en la medida en que todo texto logra ser
identificado sólo en la medida en que se diferencia de otros textos. Los significados de todo texto
son redactados “como si” tuvieran centro, aunque sus sentidos nunca son únicos y definitivos.
Esta ilusión de unicidad y centralidad se debe a lo que Derridá denomina la metafísica de la
presencia: los textos occidentales se redactan presumiendo la existencia de sujetos reales que
pueden ser redituados en el texto. Esto genera textos logocéntricos, y centrados en sujetos.

El sesgo logocéntrico supone la existencia de formas correctas de pensar, y clasifica lo que


observa en función de oposiciones y jerarquías. Estas suposiciones centran el texto, le dan
coherencia y lo organizan.

Las biografías son escritas como si tuvieran un centro, y en esa medida sitúan al sujeto en su
centro. Adicionalmente, buscan situar a los sujetos como presencias materiales, al utilizar las
marcas objetivas: actividades cotidianas, trabajo, lugares. En esta medida, las biografías utilizan
el mundo social para situar a los sujetos, pero no se refieren a la sociedad.

Los sujetos de las autobiografías siempre son “intencionales”, y desconocen que la presencia de
los sujetos y sus intenciones se construyen en el texto. No obstante, se desdibuja el ejercicio de
diferenciación, silenciamiento y quedan únicamente los rastros de esa construcción, bajo la
apariencia de un relato coherente.

Como conclusión del capítulo, Denzin propone repensar los relatos biográficos como relatos no
centrados en las vidas de los sujetos, sino más bien procurar una construcción de versiones, sin
significados fijos.

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Pautas para la interpretación

El enfoque objetivo juzga su trabajo en términos de normas de validez, confiabilidad, verdad,


falsedad, sesgos, datos, hipótesis, teoría, representatividad de los casos, y posibilidad de
generalización. El enfoque interpretativo deja a un lado estos criterios, y apuesta por trabajar con
un marco literario y de ficción (49).

El enfoque clásico, “naturalista”

De acuerdo con el enfoque clásico, o de “historia natural”, hay nueve pasos para hacer una
investigación con enfoque biográfico:
1. Seleccionar unas hipótesis y problemas, y formular categorías de operacionalización
tentativas.
2. Recolectar y grabar los eventos y experiencias del sujeto relacionados con el problema de
investigación.
3. Triangular los eventos de acuerdo con puntos de vista y fuentes, para identificar
contradicciones, irregularidades y discontinuidades.
4. Identificar las interpretaciones del sujeto sobre los acontecimientos, en su orden
cronológico o “natural”.
5. Analizar los reportes en términos de su validez interna y externa, y la crítica interna y
externa.
6. Definir la validez del material, y establecer prioridades en las fuentes para probar las
hipótesis.
7. Probar las hipótesis buscando evidencias negativas.
8. Elaborar una primera versión del material y remitirlo al sujeto para recibir sus reacciones.
9. Reelaborar el reporte de forma cronológica, a la luz de las reacciones del sujeto.

Este enfoque supone la existencia de materiales verificables; la realidad de la vida del sujeto está
en la convergencia entre los documentos recolectados. Se trata de un proyecto logocéntrico; dice
poco acerca del vacío que separa las experiencias de sus formas de representación. A pesar de
tratarse de la creación de un género de escritura, no se ve cómo las convenciones que crea el
género en realidad producen el objeto que pretenden analizar. También ponen al sociólogo contra
el sujeto, al volverlo un objeto de estudio. Finalmente, el enfoque de los estudios clásicos de la
escuela de Chicago “el campesino polaco” y “The Jack-roller”, buscan identificar tipos de
personalidad, lo que en realidad proyecta los ideales de personalidad que la sociología identifica,
y no a lo sujetos con los que trabaja.

Hermenéutica objetiva y biografía narrativa (54-55)

Este enfoque supone los siguientes pasos:


1. La información sociológicamente relevante se extrae del relato del sujeto.
2. Se construye un transcurso típico de la vida del sujeto, e hipótesis acerca de las
motivaciones de la acción de un sujeto “típico” de las condiciones sociales del
entrevistado.
3. Esta estructura de motivaciones se confronta con la información dada por el entrevistado.
4. Las desviaciones del caso estudiado respecto del modelo son utilizadas para construir el
reporte del caso individual.

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Denzin, Norman (1989) Interpretive Biography. Newbury Park: Sage Publications.

Este modelo tiene la clara influencia de Schultz y Weber, a través de la metodología del tipo-
ideal.

Este enfoque mantiene un compromiso con los modelos positivistas y los criterios de validez,
confiabilidad y posibilidad de generalización de los hallazgos. La biografía es utilizada como
una herramienta para responder preguntas sociológicas ya establecidas.

No obstante, hay algunas innovaciones, provenientes de la etnometodología: el criterio de


verdad se reemplaza por el de autenticidad; la objetividad se refiere a las condiciones
externas del mundo del sujeto que no pueden ser cambiadas por él; la validez de los hallazgos
y el análisis es entendida como la capacidad del investigador para explicar cómo son
producidas las declaraciones del sujeto, para lo que requiere conocer el contexto general de su
vida, y no solamente su testimonio.

Estrategias interpretativas (56-57)

En este enfoque se procede así:

1. Se identifican experiencias objetivas en la vida del sujeto, que usualmente están unidas al
ciclo de vida (infancia, juventud, adultez, vejez), y a eventos concretos del ciclo de vida
(matrimonio, grado).
2. Se recopila información contextual concreta a través de narrativas de los sujetos, a través
de estímulos que el entrevistador introduce.
3. Se le pide al entrevistado que teorice acerca de los eventos narrados, es decir, que evalúe,
y explique lo que contó.
4. El investigador identifica segmentos narrativos y categorías dentro del material. Se
identifican patrones de sentido y experiencia.
5. Se reconstruye la biografía individual, identificando los factores estructurales objetivos
que la enmarcan.
6. Se redacta una abstracción analítica del caso, concentrada en: el proceso estructural en la
vida del sujeto; las diferentes teorías relacionadas con las experiencias de vida; las
características generales y particulares de esa vida.
7. Se trabaja en un segundo caso, al cual se le aplica el mismo esquema de análisis.
8. Se comparan los casos para formular generalizaciones teóricas, las cuales pueden
concentrarse en cosas como: la identificación de modelos de carrera; procesos
estructurales en el ciclo de vida; modelos de mundos sociales; modelos relacionales de la
biografía; modelos de historia natural del ciclo de vida.

Este enfoque busca conciliar el modelo clásico objetivista con los aportes del interaccionismo
simbólico y el análisis narrativo. Tiene las virtudes de reconocer el carácter interactivo y
contextual de la producción de la información para el estudio. Adicionalmente, busca identificar
diversos significados en la historia, a través de un ir y venir constante. Su objetivo general es
consecuente con los de la teoría fundamentada.

Tiene dos problemas: a pesar de su énfasis en el sentido, reduce la experiencia humana a datos, a
la manera de los enfoques clásicos. Permanece implícita la suposición de que el relato “captura”
la vida sobre la que se indaga. Otro problema es la suposición de la existencia de una biografía

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Denzin, Norman (1989) Interpretive Biography. Newbury Park: Sage Publications.

lineal y secuencial. Finalmente, si bien este enfoque se concentra en el significado, no logra


explicar cómo se produce el significado en el texto que produce el autor, y reduce el sentido de la
vida de los sujetos a aquel que el investigador está generando.

Formatos interpretativos

Denzin identifica tres tipos de formatos en los que son presentados los trabajos con enfoque
biográfico:

1. Desde el punto de vista del sujeto (i.e. el estilo de Oscar Lewis). En este formato se
convierte la vida en un documento-monumento, y priman la voz y las interpretaciones de
los sujetos.
2. Autobiografías producidas por los sujetos, sobre las cuales se hace análisis antropológico
y sociológico. Se basa en la existencia cultural del género biográfico, y pone a los sujetos
a producir el texto, a través de concursos (pp. 59-61) o biografías construidas
colectivamente como el caso de la investigación de grupos narrativos (pp. 63-64).
3. El enfoque de construcción de sentido de una vida individual no suele ser utilizado por
sociólogos y antropólogos; en este formato el autor procura darle sentido a la vida de
alguien, a través de la construcción las experiencias de vida. Esta perspectiva es sobre la
que se basa Denzin para proponer su método.

La ilusión biográfica

Denzin retoma la discusión de Bourdieu acerca de la ilusión biográfica, y señala sus


coincidencias con dicha crítica. No obstante, disiente en la concepción fundamental de Bourdieu
de las vidas de las personas como datos objetivos; es decir, como diría otro autor, en la propuesta
de Bourdieu hay implícita una “ilusión objetivista”, que descuida la comprensión del sentido que
las personas dan a sus actos, ya que enfatiza en las estructuras que hacen posible la vida
individual. Dice que lo importante en el enfoque biográfico no es establecer la objetividad de las
vidas individuales, sino saber cómo los individuos le dan coherencia a sus propias vidas cuando
escriben o hablan para construir su autobiografía (62).

Retoma el artículo de David Plath “Making Experience Come Out Right: Culture as Biography”
(publicado en Central Isuess in Anthropology). Plath señala que los sentidos autobiográficos son
fundamentalmente inestables y se realizan únicamente a través del tiempo y la temporalidad. Esto
implica que el sí-mismo implícito en las biografías es una producción temporal, y no una ilusión
biográfica; el sí-mismo es una producción biográfica, y las personas lo que crean al hablar de sus
vidas son “artefactos culturales” y no ilusiones. Los sujetos se crean y recrean en el proceso de
narrar su vida.

Construyendo el sentido de la vida individual

Denzin comienza a discutir aquí su propuesta. Se concentra en la identificación de momentos


centrales o eventos que operan como “pivotes” que le dan centralidad y sentido a la vida de los
individuos. A partir del análisis de Sartre de la vida de Flaubert, señala cómo puede ser
interpretado el sentido de una vida individual, a partir de la identificación de los momentos pivote
(epifanías, encrucijadas vitales, momentos de giro).

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Denzin al discutir su método en una investigación sobre Alcohólicos Anónimos en USA, dice
que su método apeló a una adaptación del método propuesto por Paul Thompson sobre la historia
oral:

1. Recopiló historias de vida de individuos que eran viejos miembros de AA.


2. Recopiló relatos orales de experiencias individuales de los sujetos, tales como recaídas,
experiencias de tratamiento, matrimonios y divorcios, primeras llegadas a AA.
3. Hizo una construcción cruzada, a través de reportes interpretativos, de la manera como
llegaron a ser miembros de AA y a recuperarse del alcoholismo.

La intención no era descubrir los significados “reales” ni descubrir el “alcohólico real”, sino
comprender cómo se representaban los alcohólicos a sí mismos y entre ellos.

Sí-mismo, relatos y experiencias

Denzin inicia este capítulo señalando que su propuesta es redefinir los métodos biográficos como
el estudio, uso y recolección de documentos de vida que describen momentos de giro en la vida
de los individuos (69). El capítulo se concentra en mostrar una manera de estudiar esos
momentos de giro, partiendo de la convicción de que únicamente pueden ser capturadas las
representaciones de la experiencia, y no las vidas ni las experiencias.

No obstante, su propuesta busca acercarse lo más posible a las experiencias de las personas, ya
que “el uso y el valor de los métodos biográficos radica en la habilidad de quien lo usa para
capturar, probar e interpretar experiencias problemáticas comprensibles. Si esto no puede
hacerse, si las representaciones de los sujetos de sus experiencias vividas, que se expresan en
relatos, no logran ser capturadas, entonces el método terminará produciendo el tipo de
documentos que he criticado… Es necesario permanecer lo más cerca que sea posible a las
experiencias reales.” (69).

Epifanías

Denzin define las epifanías como momentos interactivos y experiencias que dejan marcas en las
vidas de las personas. En estas epifanías se expresa el carácter personal, suelen ser momentos de
crisis, y “alteran las estructuras fundamentales de sentido en la vida personal” (70).

Algunas de estas epifanías se encuentran ritualizadas (como en los ritos de paso), otras están
rutinizadas (como cuando hay un maltrato físico o psicológico constante), y otras son
completamente emergentes y desestructuradas. No obstante, el sentido de estas epifanías siempre
se construye retrospectivamente, como experiencias recordadas y revividas en los relatos
personales.

Existen cuatro formas de las epifanías:

1. La epifanía mayor, consistente en momentos problemáticos de las relaciones o la vida


personal, y toca todas las dimensiones de la vida.

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2. Los eventos representativos o acumulativos, denominados epifanías acumulativas,


consistentes en reacciones a experiencias repetidas a lo largo de un periodo extenso de
tiempo.
3. La epifanía menor, que es la representación simbólica de una epifanía mayor.
4. Episodios que cobran sentido al ser revividos como experiencia en el relato. Estas son las
epifanías revividas.

Al discutir el ejemplo del relato de Bill el alcohólico, narrando frente a un grupo de ayuda de AA,
Denzin señala varios elementos teóricos y metodológicos de su método:

1. La narración de Bill es un relato que, como todo relato, permanece dentro de la lógica de
la idexicalidad de todo relato. Es decir, hay una serie de relatos no contados, y
significados no explícitos, cuya conexión interna con el relato de Bill permite darle
sentido. Es una manera de “intertextualidad” implícita. El sentido del relato está
contextualizado dentro de otro(s) relato(s) más extensos que Bill está narrando. Su relato
está situado en el contexto de interacción del grupo de ayuda de AA, y constituye un acto
preformativo dentro de una actividad de grupo.
2. No hay versiones absolutas y acabadas de ningún relato; sólo hay múltiples versiones de
experiencias personales que pueden ser compartidas y comprendidas (supone que hay
experiencias personales que no pueden ser compartidas y comprendidas por otros).
3. Cuando se busca estandarizar el sentido de las experiencias e identificar patrones
generales, siempre nos enfrentamos al problema de la despersonalización de la
experiencia, y a la condición indexical e interpretativa de todo relato. Estas prácticas
generalizadoras no garantizan exactitud, verdad u objetividad.
4. Una historia siempre se encuentra inmersa dentro de otras historias, y lo que se puede
relatar es siempre fragmentario. Nunca hay fronteras absolutas entre una historia y otra
(es la idea de las historias enmarcadas de las Mil y una Noches).
5. Todo relato apela a las estructuras narrativas de la cultura en la que se produce. La
estructura fundamental de los relatos occidentales se compone de un paso de la inocencia
a la caída, y luego a la redención final.

Ningún relato es exclusivamente una producción individual. Se trata más bien de una producción
cultural mediada por un individuo. Para comprender las vidas individuales, las epifanías, y las
experiencias personales, es necesario penetrar en las estructuras que proveen “los lenguajes,
emociones, ideologías, conocimientos “dados por hecho” y experiencias compartidas a partir de
las cuales fluyen los relatos” (73).

Uno de los problemas del método interpretativo es que toda interpretación está siempre sesgada.
Con mucha frecuencia, quien relata invisibiliza y/o desconoce aquellos factores que condicionan
su interpretación. Adicionalmente, las personas suelen presentar los acontecimientos relatados
como si ellos hubieran sido actores decisivos y/o como actores racionales, desconociendo las
condiciones que hicieron posibles sus experiencias.

Sobre el problema de las historias falsas o verdaderas, Denzin señala que es muy difícil
establecer la veracidad de todos los hechos narrados, debido al carácter interpretativo de los
mismos. Una de las tareas del investigador en el método biográfico es establecer los criterios de
verdad propios de los grupos y personas que son entrevistadas. Dado que no existe un criterio

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universal de verdad, entones es fundamental construir esos criterios como parte de la


investigación, y no presuponer su existencia a priori o imponer una lógica de verdad externa
(como la objetividad). Señala entonces que hay cuatro puntos a los que se debe atender:

1. Los relatos siempre tienen múltiples versiones, y nunca tienen comienzos y finales claros;
2. Los relatos están anclados en grupos o sectores culturales en los cuales existen
convenciones propias sobre la verdad;
3. Los relatos narrados no son nunca exactamente iguales a los relatos escuchados;
4. Los relatos siempre están perfilados por fuerzas ideológicas que presionan a las personas
a establecer su individualidad (y un control de sí mismos) en los relatos que construyen.
(p.77).

Conclusión

El texto de Denzin culmina señalando que todo relato sobre una vida es una especie de
“pentimento”, es decir una composición de imágenes referidas a una mente que piensa. Se trata
de múltiples imágenes que no contienen en sí mismas ninguna “verdad”.

Todo relato apunta hacia fuera, desde el sujeto que narra, hacia un adentro, que el grupo en el
cual adquiere sentido lo narrado. Todo relato, en el sentido de Deridá es la creación de
diferencias, oposiciones y presencias que nos permiten mantener la ilusión de que hemos
capturado la experiencia “real” de personas” reales”. De hecho, los textos crean a las personas
sobre las que hablan, así como quienes hablan se producen a sí mismos al embarcarse en la
empresa de narrar sus vidas.

Denzin señala entonces que como escritores, y dada la importancia de la textualidad en los
métodos interpretativos, debemos volvernos sensibles a las estrategias de escritura que
utilizamos. Como lectores, debemos aprender a confiar o desconfiar de las vidas que leemos, ya
que no hay garantías de la existencia de personas reales en los textos leídos (82).

Finalmente cierra con un comentario ético: nuestra responsabilidad principal al usa métodos
biográficos es con las personas, no con los proyectos o la disciplina. Cuando las personas nos
confían sus relatos de vida, hay una promesa implícita del investigador de proteger aquello que
ha recibido como algo compartido. Esos relatos hablan de la manera como personas particulares
logran sobrellevar las presiones estructurales que nos someten a todos. Si pretendemos haber
comprendido cuando no hemos comprendido, o le imponemos un sentido a algo que no tiene tal
sentido, estamos cayendo en una práctica cultural tan represiva como las prácticas más represivas
de algunos regímenes políticos (83).

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Denzin, Norman (1989) Interpretive Biography. Newbury Park: Sage Publications.

Sobre las epifanías puede ampliarse el tema en el siguiente libro (se encuentra en la Biblioteca de
Administración, Universidad de los Andes):

Clasificacion Local: 301.018 D259


Autor Personal: Denzin, Norman K.
Titulo: Interpretive interactionism / Norman K. Denzin.
Datos Publicacion: Newbury Park, Calif. : Sage Publications, c1989.

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